• "𝑴𝒂𝒈𝒊𝒂 𝒃𝒍𝒂𝒏𝒄𝒂, 𝒎𝒂𝒈𝒊𝒂 𝒏𝒆𝒈𝒓𝒂"
    Fandom Original
    Categoría Fantasía

    ㅤㅤㅤㅤ𝚂𝚃𝙰𝚁𝚃𝙴𝚁
    ㅤㅤㅤㅤ┗━━━✦ para Shawn Woodrow



    Qué. Puta. Locura.
    Qué puta locura. ¿Cómo se había desmadrado tanto su dia? ¿Acaso había habido señales que no había sido capaz de ver? Vale, quizás el momento de tirarse el café por encima de la camiseta y el golpe contra la puerta que le habían hecho ver las estrellas eran señales suficientes… Señales de su mala suerte. Pero no eran señales sobrenaturales. Eran… cosas que podían pasarle a cualquiera de las personas de esa puta ciudad. Seguro que había gente con peor suerte en la cotidianeidad de su vida. Pero aquel día… Aquel día, Dominique se había llevado la palma.

    Había entrado a trabajar como cualquier otro día. Había aceptado un café de Shawn, como cualquier otro día… Había fantaseado con él. Como cualquier otro día… ¿Y luego? Había tenido una cita perfecta con él. Una cita con el tio más guapo, más sexy y más irremediablemente atractivo de la ciudad, del país, y del planeta. Vale, eso había sido raro.

    Muy raro.

    Pero creíble. Un momento de película romántica. ¿Es que una chica no podía tener un momento asi alguna vez en su vida? Entraba dentro de las posibilidades… Y entonces, el puñetero ciclope. No tenía ningún sentido.

    -Espera, espera… Nena, ¿de qué hablas? -preguntó su abuela al otro lado de la línea telefónica con tono preocupado.

    Obviamente, nada más entrar por la puerta de casa había ido directa a llamar por teléfono a su abuela mientras se quitaba la ropa llena de humo, polvo y… los estragos de una noche perfecta arruinada.

    -Puedo repetirlo de forma más lenta, abuela… Pero no va a quedarte más claro… Un puñetero cíclope en la librería… He tenido que prender fuego al local, asi que… supongo que me he quedado sin trabajo…- resopló- Si hubieras visto la cara de Natalie… Estaba alucinando…

    Su abuela guardó silencio un momento.

    -Eso es secundario, Dominique… Lo que tenemos que preguntarnos es… ¿Cómo llegó ese cíclope hasta la tienda? ¿Qué hace un cíclope en una librería perdida en medio del maldito Chicago?

    Dominique suspiró y asintió, aunque sabia que su abuela no podía verla.

    -¿Lo vio alguien más? -preguntó su abuela seguidamente.

    -Ah… Bu-bueno… Es que no estaba sola. Sali con… Shawn. Te hablé de Shawn, el dueño de la tienda de motos. Nos fuimos con su moto, Natalie me llamó cabreadísima… Y cuando llegamos él me estaba ayudando a recoger y de pronto apareció aquella enorme mole. Shawn flipaba en colores…

    Su abuela, que ya se esperaba lo que Dominique iba a decir, atajó.

    -Dime que no…

    -Tuve que decírselo, abuela.

    Casi podía ver cómo se le fruncían las cajas tras sus gafas.

    -Ay, Dominique… ¿Qué voy a hacer contigo…?

    La joven suspiró.

    -Lo siento, ¿vale? Me puse nerviosa. No sabia qué decir…

    La mujer, al otro lado de la línea dejó ir el aire rápidamente por la nariz.

    -Bueno, a lo hecho, pecho… Ahora tenemos que averiguar cómo llegó ese bicho hasta Chicago…

    >> Y así pasó Dominique los siguientes cuatro días. Cuando no estaba con su abuela revisando sus miles de tomos de brujería antigua, estaba en su piso haciendo mapas y tratando de adivinar cómo había entrado ese ser. No había ningún acceso físico para que entrara. Así que, había entrado por un portal… Pero, ¿Quién había creado aquel portal?

    Probablemente hubiera llegado a la conclusión si su mente no hubiera estado dispersa y pensativa. Bueno, dispersa no… Porque cuando no pensaba en ese puto ciclope su mente se ponía a pensar en Shawn. En que no la había vuelto a llamar, en que debería de estar alucinando y en que, seguramente, no querría saber nada más de ella. Y no podía culparle, sinceramente.

    Aquella tarde acababa de llegar a su apartamento desde casa de su abuela con media docena de libros sobre criaturas mágicas cargadas entre los brazos. Mientras tanto su abuela estaba creando un hechizo de rastreo con los restos mortales del ciclope que Dominique había extraído de lo que quedaba de la librería en una incursión nocturna. Si encontraban el rastro mágico, encontrarían al creador del portal. Dejó los tomos sobre la mesa del salón y acudió a su dormitorio en busca de algo más cómodo que ponerse cuando, de repente, escuchó el claxon de un vehículo bajo su ventana. Reconocía ese sonido.

    Así que, como era de esperar, casi se cayó de bruces contra el suelo en plena carrera al tropezar con una de las estanterías del dormitorio al tratar de alcanzar la ventana. La abrió y se asomó sintiendo su corazón rebotar en el pecho.

    Shawn.

    Dominique esbozó una enorme sonrisa al verlo ahí de pie frente a su moto aparcada. Menos de dos minutos después, dado que había bajado casi a saltos aquella escalera, ya salía por la puerta del portal para llegar hasta Shawn.

    -Pensaba que no querías verme. Por eso no… por eso no te llamé. No queria agobiarte… Imaginaba que tendrías mucho en lo que pensar… -dijo la rubia cobijándose dentro de su fina chaqueta- Por favor, dime que no vas a llamar al Área 51…


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D #StarterRol
    ㅤ ㅤㅤㅤㅤ𝚂𝚃𝙰𝚁𝚃𝙴𝚁 ㅤㅤㅤㅤ┗━━━✦ para [WdrShwn] Qué. Puta. Locura. Qué puta locura. ¿Cómo se había desmadrado tanto su dia? ¿Acaso había habido señales que no había sido capaz de ver? Vale, quizás el momento de tirarse el café por encima de la camiseta y el golpe contra la puerta que le habían hecho ver las estrellas eran señales suficientes… Señales de su mala suerte. Pero no eran señales sobrenaturales. Eran… cosas que podían pasarle a cualquiera de las personas de esa puta ciudad. Seguro que había gente con peor suerte en la cotidianeidad de su vida. Pero aquel día… Aquel día, Dominique se había llevado la palma. Había entrado a trabajar como cualquier otro día. Había aceptado un café de Shawn, como cualquier otro día… Había fantaseado con él. Como cualquier otro día… ¿Y luego? Había tenido una cita perfecta con él. Una cita con el tio más guapo, más sexy y más irremediablemente atractivo de la ciudad, del país, y del planeta. Vale, eso había sido raro. Muy raro. Pero creíble. Un momento de película romántica. ¿Es que una chica no podía tener un momento asi alguna vez en su vida? Entraba dentro de las posibilidades… Y entonces, el puñetero ciclope. No tenía ningún sentido. -Espera, espera… Nena, ¿de qué hablas? -preguntó su abuela al otro lado de la línea telefónica con tono preocupado. Obviamente, nada más entrar por la puerta de casa había ido directa a llamar por teléfono a su abuela mientras se quitaba la ropa llena de humo, polvo y… los estragos de una noche perfecta arruinada. -Puedo repetirlo de forma más lenta, abuela… Pero no va a quedarte más claro… Un puñetero cíclope en la librería… He tenido que prender fuego al local, asi que… supongo que me he quedado sin trabajo…- resopló- Si hubieras visto la cara de Natalie… Estaba alucinando… Su abuela guardó silencio un momento. -Eso es secundario, Dominique… Lo que tenemos que preguntarnos es… ¿Cómo llegó ese cíclope hasta la tienda? ¿Qué hace un cíclope en una librería perdida en medio del maldito Chicago? Dominique suspiró y asintió, aunque sabia que su abuela no podía verla. -¿Lo vio alguien más? -preguntó su abuela seguidamente. -Ah… Bu-bueno… Es que no estaba sola. Sali con… Shawn. Te hablé de Shawn, el dueño de la tienda de motos. Nos fuimos con su moto, Natalie me llamó cabreadísima… Y cuando llegamos él me estaba ayudando a recoger y de pronto apareció aquella enorme mole. Shawn flipaba en colores… Su abuela, que ya se esperaba lo que Dominique iba a decir, atajó. -Dime que no… -Tuve que decírselo, abuela. Casi podía ver cómo se le fruncían las cajas tras sus gafas. -Ay, Dominique… ¿Qué voy a hacer contigo…? La joven suspiró. -Lo siento, ¿vale? Me puse nerviosa. No sabia qué decir… La mujer, al otro lado de la línea dejó ir el aire rápidamente por la nariz. -Bueno, a lo hecho, pecho… Ahora tenemos que averiguar cómo llegó ese bicho hasta Chicago… >> Y así pasó Dominique los siguientes cuatro días. Cuando no estaba con su abuela revisando sus miles de tomos de brujería antigua, estaba en su piso haciendo mapas y tratando de adivinar cómo había entrado ese ser. No había ningún acceso físico para que entrara. Así que, había entrado por un portal… Pero, ¿Quién había creado aquel portal? Probablemente hubiera llegado a la conclusión si su mente no hubiera estado dispersa y pensativa. Bueno, dispersa no… Porque cuando no pensaba en ese puto ciclope su mente se ponía a pensar en Shawn. En que no la había vuelto a llamar, en que debería de estar alucinando y en que, seguramente, no querría saber nada más de ella. Y no podía culparle, sinceramente. Aquella tarde acababa de llegar a su apartamento desde casa de su abuela con media docena de libros sobre criaturas mágicas cargadas entre los brazos. Mientras tanto su abuela estaba creando un hechizo de rastreo con los restos mortales del ciclope que Dominique había extraído de lo que quedaba de la librería en una incursión nocturna. Si encontraban el rastro mágico, encontrarían al creador del portal. Dejó los tomos sobre la mesa del salón y acudió a su dormitorio en busca de algo más cómodo que ponerse cuando, de repente, escuchó el claxon de un vehículo bajo su ventana. Reconocía ese sonido. Así que, como era de esperar, casi se cayó de bruces contra el suelo en plena carrera al tropezar con una de las estanterías del dormitorio al tratar de alcanzar la ventana. La abrió y se asomó sintiendo su corazón rebotar en el pecho. Shawn. Dominique esbozó una enorme sonrisa al verlo ahí de pie frente a su moto aparcada. Menos de dos minutos después, dado que había bajado casi a saltos aquella escalera, ya salía por la puerta del portal para llegar hasta Shawn. -Pensaba que no querías verme. Por eso no… por eso no te llamé. No queria agobiarte… Imaginaba que tendrías mucho en lo que pensar… -dijo la rubia cobijándose dentro de su fina chaqueta- Por favor, dime que no vas a llamar al Área 51… #Personajes3D #3D #Comunidad3D #StarterRol
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  • — Igual pensabas que me había olvidado, pero de eso nada, guapa.

    Shawn se planta frente a 𝐃O𝑀I𝑁I𝑄U𝐸 𝐋A𝐹A𝑌E𝑇T𝐸 con un paquete enorme, una caja, y un carrito de libros.

    —Feliz cumpleaños, Dominique. El carrito no es un regalo, simplemente te lo debia. Por lo demás espero que te guste, y haber acertado con la talla
    — Igual pensabas que me había olvidado, pero de eso nada, guapa. Shawn se planta frente a [d0minique] con un paquete enorme, una caja, y un carrito de libros. —Feliz cumpleaños, Dominique. El carrito no es un regalo, simplemente te lo debia. Por lo demás espero que te guste, y haber acertado con la talla
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  • ¡Hoy celebramos un cumpleaños en FicRol!
    Shawn Woodrow está de celebración, así que… ¡que lluevan las felicitaciones!

    Un año más de historias, tramas y momentazos por vivir.
    Si le conoces, pásate a dejarle unas palabras. Y si no, ¡quizá sea un buen momento para hacerlo!

    ¡Feliz vuelta al sol, Shawn!


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    🎉 ¡Hoy celebramos un cumpleaños en FicRol! 🎉 ✨ [WdrShwn] está de celebración, así que… ¡que lluevan las felicitaciones! 🎂 Un año más de historias, tramas y momentazos por vivir. 💬 Si le conoces, pásate a dejarle unas palabras. Y si no, ¡quizá sea un buen momento para hacerlo! ¡Feliz vuelta al sol, Shawn! 🌟 #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • Es bastante tarde como para cocinar, o incluso estar despierto, al menos alguien que como él se levantaban incluso antes de que amaneciera.
    Pero la parte buena de no dormir demasiado era que podia estar a la una de la mañana trasteando por la cocina.



    #3D #Comunidad3D #Personajes3D #Shawn
    Es bastante tarde como para cocinar, o incluso estar despierto, al menos alguien que como él se levantaban incluso antes de que amaneciera. Pero la parte buena de no dormir demasiado era que podia estar a la una de la mañana trasteando por la cocina. #3D #Comunidad3D #Personajes3D #Shawn
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  • El joven Shawn os desea, feliz #SeductiveSunday




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    El joven Shawn os desea, feliz #SeductiveSunday #3D #Comunidad3D #Personajes3D
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  • ㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝚂𝚃𝙰𝚁𝚃𝙴𝚁 𝚙𝚊𝚛𝚊
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ⚆ Shawn Woodrow



    ㅤㅤㅤㅤ La luz de la mañana ya se filtraba entre las cortinas entreabiertas de la habitación de Dominique. El reloj digital en su mesita de noche parpadeaba en números rojos, anunciando la llegada implacable de las 7:45 AM. Dom, con el cabello alborotado y una expresión de pánico en el rostro, se revolvió en su cama, ajena al zumbido insistente de su teléfono móvil.

    -¡Oh, no, no, no! -exclamó Dom, como si hubiera sido sacudida repentinamente por una descarga eléctrica. Se levantó de un salto, pero sus pies tropezaron con las sábanas revueltas, amenazando con enviarla al suelo en un desordenado montón de extremidades. Con un esfuerzo titánico, logró estabilizarse y se precipitó hacia el baño, ignorando por completo su aspecto desaliñado en el proceso.

    -Mierda, mierda, mierda- murmuraba entre dientes mientras se cepillaba los dientes con una ferocidad frenética, como si pudiera ahuyentar la tardanza con cada cerda del cepillo. El sonido del agua corriendo y el cepillo golpeando el lavabo crearon una cacofonía caótica en el pequeño espacio.

    Después de una carrera frenética por su rutina de la mañana, que incluía una ducha express y una peinada con los dedos, Dom emergió del baño como una fuerza de la naturaleza en busca de ropa. Se enfundó en lo primero que encontró en su armario, sin importarle si combinaba o no, mientras su mente repetía un mantra constante de preocupación por el tiempo perdido.

    -¡Espero que haya café! ¡Dios, necesito café!- exclamó Dom con desesperación mientras se abalanzaba hacia la cocina, donde la cafetera goteaba con impaciencia. La adrenalina fluía por sus venas mientras luchaba por mantener el control sobre las cosas, aunque fuera solo sobre el café.

    Con un suspiro de alivio al sentir el líquido oscuro correr por su garganta, Dominique revisó el reloj de la cocina y se maldijo a sí misma por su constante retraso. "¿Por qué siempre hago esto? ¡Siempre llego tarde!", se lamentó con frustración, aunque sabía que lamentarse no cambiaría su situación.

    Con un último sorbo de café y un vistazo rápido a su desordenado apartamento, Dom se lanzó hacia la puerta con su bolso colgando descuidadamente de su hombro.

    -¡Adiós, desorden! ¡Hola, bronca por llegar tarde! - exclamó con un toque de humor mientras cerraba la puerta tras de sí con un portazo- Natalie me va a matar… -canturreaba mientras corría a toda velocidad por la acera.

    Natalie habia entrado a trabajar en la librería solo unas semanas antes que ella pero, a todas luces -y debido a la torpeza innata de Dom- prácticamente y a todas luces la rubia iba a ser inminentemente ascendida al codiciando puesto de encargada. Aquello no era un problema para la morena, la verdad era que Dom nunca se vería encargándose de una librería, estaba segura de que no seria capaz de sacar ese lugar adelante y que confundiría sus proveedores y acabaría buscando sitio donde guardar cincuenta kilos de carne de ternera en lugar de los libros que tendría que haber pedido. Casi era un alivio saber que ni siquiera estaba considerada como opción para un puesto de tal responsabilidad.

    ¿La putada? Natalie habia tenido que abrir sola la tienda, con todo lo que eso conllevaba. La limpieza y orden, colocar el pedido que estaba a punto de llegar y… preparar la charla literaria que se llevaría a cabo ese fin de semana. No es que la librería fuera enorme, pero lo cierto era que iba a requerir cierta organización. Puede que Dom no fuera una ayuda en ese caso, pero no podía dejar que Natalie se comiera sola el marrón.

    Como cada mañana pasó por delante de la furgoneta ambulante de la cafetería de Jerry, y como cada mañana pidió un expreso doble para llevar. Quizás no habia sido una buena idea comprarlo aquella mañana, pues cuando teléfono empezó a sonar en su bolso y, en vista de que a la carrera y sujetando su vaso de café no iba a poder contestar, Dom volteo su muñeca para ojear rápidamente en su smartwatch la identidad de la persona que la estaba llamando. Era su abuela, a la que tendría que haber llamado el día anterior ya que habia sido su cumpleaños y se le habia olvidado. Puñeta.

    -¡Coño! -exclamó en mitad de la calle cuando el café ardiente quemó la piel de su pecho y empapó su camiseta- Mecaguen… -comentó llevándose dos dedos a la prenda para intentar separarla de su cuerpo.

    No tenia tiempo que perder, no podía volver a casa y parar en una tienda a comprarse otra de urgencia la retrasaría mucho más. No queria ni imaginarse la cara de mosqueo de Natalie cuando llegara.

    Corrió calle arriba esquivando como pudo peatones y a un par de ciclistas mosqueados por tener a una morena despeinada ocupando su única via por donde circular en toda la calle.

    -¡Perdóóóóóón! -exclamó cuando uno de esos ciclistas la llamó “gilipollas” desde la distancia. No tenia tiempo para pararse, no ahora que ya solo unos cuantos metros la separaban de la puerta de la tienda. Con suerte habría alguna camiseta en el vestuario, y si no suya, de la propia Natalie… Y pronto podría quitarse esa prenda completamente empapada en café. Solo esperaba que nadie la viera de esa guisa. No a esas horas de la mañana.

    El sonido de una moto aparcando en la acera llamó su atención, sobre todo al darse cuenta de que el motorista era el dueño de la tienda de artículos para motoristas que dirigía y llevaba el perfecto, guapo, divertido y sobre todo, sexy, Shawn Woodrow. El tio, literalmente, más bueno de toda la ciudad.

    -Joder…- masculló entre dientes intentando que la tierra la tragara y hacerse invisible en aquel momento.

    El rubio, varios años mayor que ella -aunque la verdad era que tratándose de él, la morena no le haría ascos a nada y dejaría que le hiciera un par de favores, hay que ser honestas- se quitó el casco y le dedicó una de esas sonrisas que quitaban el hipo.

    Se giro cuando él la llamó, aunque sin detenerse en su avance.

    -Llego tarde… Luego te veo…- le dijo con una brillante sonrisa y sus mejillas completamente ruborizadas esperando que Shawn no hubiera visto la enorme mancha de café que ella habia intentado cubrir a duras penas con su chaqueta. Se despidió de él con su mano diestra y, estaba a punto de girarse cuando impactó directamente con una pantalla de cristal.

    La pantalla de cristal de la puerta roja de la librería donde ella trabajaba y la cual acababa de comerse entera.

    -¡Coño, Dom! -escuchó la voz de Natalie, pero la verdad era que debido al impacto y a las lagrimas en sus ojos a causa de aquel soberano topetazo era incapaz de pronunciar palabra, solo podía llevarse la mano a la nariz rezando por no habérsela roto- ¿Estás… bien? -preguntó su compañera de trabajo al ver la guisa con la que habia aparecido en la librería- Sabes que el café se bebe, ¿no?

    #Starter #RolPrivado #Partner #MagicWorld #OC
    ㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝚂𝚃𝙰𝚁𝚃𝙴𝚁 𝚙𝚊𝚛𝚊 ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ⚆ [WdrShwn] ㅤ ㅤ ㅤㅤㅤㅤ La luz de la mañana ya se filtraba entre las cortinas entreabiertas de la habitación de Dominique. El reloj digital en su mesita de noche parpadeaba en números rojos, anunciando la llegada implacable de las 7:45 AM. Dom, con el cabello alborotado y una expresión de pánico en el rostro, se revolvió en su cama, ajena al zumbido insistente de su teléfono móvil. -¡Oh, no, no, no! -exclamó Dom, como si hubiera sido sacudida repentinamente por una descarga eléctrica. Se levantó de un salto, pero sus pies tropezaron con las sábanas revueltas, amenazando con enviarla al suelo en un desordenado montón de extremidades. Con un esfuerzo titánico, logró estabilizarse y se precipitó hacia el baño, ignorando por completo su aspecto desaliñado en el proceso. -Mierda, mierda, mierda- murmuraba entre dientes mientras se cepillaba los dientes con una ferocidad frenética, como si pudiera ahuyentar la tardanza con cada cerda del cepillo. El sonido del agua corriendo y el cepillo golpeando el lavabo crearon una cacofonía caótica en el pequeño espacio. Después de una carrera frenética por su rutina de la mañana, que incluía una ducha express y una peinada con los dedos, Dom emergió del baño como una fuerza de la naturaleza en busca de ropa. Se enfundó en lo primero que encontró en su armario, sin importarle si combinaba o no, mientras su mente repetía un mantra constante de preocupación por el tiempo perdido. -¡Espero que haya café! ¡Dios, necesito café!- exclamó Dom con desesperación mientras se abalanzaba hacia la cocina, donde la cafetera goteaba con impaciencia. La adrenalina fluía por sus venas mientras luchaba por mantener el control sobre las cosas, aunque fuera solo sobre el café. Con un suspiro de alivio al sentir el líquido oscuro correr por su garganta, Dominique revisó el reloj de la cocina y se maldijo a sí misma por su constante retraso. "¿Por qué siempre hago esto? ¡Siempre llego tarde!", se lamentó con frustración, aunque sabía que lamentarse no cambiaría su situación. Con un último sorbo de café y un vistazo rápido a su desordenado apartamento, Dom se lanzó hacia la puerta con su bolso colgando descuidadamente de su hombro. -¡Adiós, desorden! ¡Hola, bronca por llegar tarde! - exclamó con un toque de humor mientras cerraba la puerta tras de sí con un portazo- Natalie me va a matar… -canturreaba mientras corría a toda velocidad por la acera. Natalie habia entrado a trabajar en la librería solo unas semanas antes que ella pero, a todas luces -y debido a la torpeza innata de Dom- prácticamente y a todas luces la rubia iba a ser inminentemente ascendida al codiciando puesto de encargada. Aquello no era un problema para la morena, la verdad era que Dom nunca se vería encargándose de una librería, estaba segura de que no seria capaz de sacar ese lugar adelante y que confundiría sus proveedores y acabaría buscando sitio donde guardar cincuenta kilos de carne de ternera en lugar de los libros que tendría que haber pedido. Casi era un alivio saber que ni siquiera estaba considerada como opción para un puesto de tal responsabilidad. ¿La putada? Natalie habia tenido que abrir sola la tienda, con todo lo que eso conllevaba. La limpieza y orden, colocar el pedido que estaba a punto de llegar y… preparar la charla literaria que se llevaría a cabo ese fin de semana. No es que la librería fuera enorme, pero lo cierto era que iba a requerir cierta organización. Puede que Dom no fuera una ayuda en ese caso, pero no podía dejar que Natalie se comiera sola el marrón. Como cada mañana pasó por delante de la furgoneta ambulante de la cafetería de Jerry, y como cada mañana pidió un expreso doble para llevar. Quizás no habia sido una buena idea comprarlo aquella mañana, pues cuando teléfono empezó a sonar en su bolso y, en vista de que a la carrera y sujetando su vaso de café no iba a poder contestar, Dom volteo su muñeca para ojear rápidamente en su smartwatch la identidad de la persona que la estaba llamando. Era su abuela, a la que tendría que haber llamado el día anterior ya que habia sido su cumpleaños y se le habia olvidado. Puñeta. -¡Coño! -exclamó en mitad de la calle cuando el café ardiente quemó la piel de su pecho y empapó su camiseta- Mecaguen… -comentó llevándose dos dedos a la prenda para intentar separarla de su cuerpo. No tenia tiempo que perder, no podía volver a casa y parar en una tienda a comprarse otra de urgencia la retrasaría mucho más. No queria ni imaginarse la cara de mosqueo de Natalie cuando llegara. Corrió calle arriba esquivando como pudo peatones y a un par de ciclistas mosqueados por tener a una morena despeinada ocupando su única via por donde circular en toda la calle. -¡Perdóóóóóón! -exclamó cuando uno de esos ciclistas la llamó “gilipollas” desde la distancia. No tenia tiempo para pararse, no ahora que ya solo unos cuantos metros la separaban de la puerta de la tienda. Con suerte habría alguna camiseta en el vestuario, y si no suya, de la propia Natalie… Y pronto podría quitarse esa prenda completamente empapada en café. Solo esperaba que nadie la viera de esa guisa. No a esas horas de la mañana. El sonido de una moto aparcando en la acera llamó su atención, sobre todo al darse cuenta de que el motorista era el dueño de la tienda de artículos para motoristas que dirigía y llevaba el perfecto, guapo, divertido y sobre todo, sexy, Shawn Woodrow. El tio, literalmente, más bueno de toda la ciudad. -Joder…- masculló entre dientes intentando que la tierra la tragara y hacerse invisible en aquel momento. El rubio, varios años mayor que ella -aunque la verdad era que tratándose de él, la morena no le haría ascos a nada y dejaría que le hiciera un par de favores, hay que ser honestas- se quitó el casco y le dedicó una de esas sonrisas que quitaban el hipo. Se giro cuando él la llamó, aunque sin detenerse en su avance. -Llego tarde… Luego te veo…- le dijo con una brillante sonrisa y sus mejillas completamente ruborizadas esperando que Shawn no hubiera visto la enorme mancha de café que ella habia intentado cubrir a duras penas con su chaqueta. Se despidió de él con su mano diestra y, estaba a punto de girarse cuando impactó directamente con una pantalla de cristal. La pantalla de cristal de la puerta roja de la librería donde ella trabajaba y la cual acababa de comerse entera. -¡Coño, Dom! -escuchó la voz de Natalie, pero la verdad era que debido al impacto y a las lagrimas en sus ojos a causa de aquel soberano topetazo era incapaz de pronunciar palabra, solo podía llevarse la mano a la nariz rezando por no habérsela roto- ¿Estás… bien? -preguntó su compañera de trabajo al ver la guisa con la que habia aparecido en la librería- Sabes que el café se bebe, ¿no? #Starter #RolPrivado #Partner #MagicWorld #OC
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