• Si abres los ojos el sueño terminará
    Si abres los ojos el sueño terminará
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  • "𝓢𝓲𝓰𝓷𝓼 𝓸𝓯 𝓣𝓻𝓸𝓾𝓫𝓵𝓮"

    Motel "Town House" — Algún lugar entre Kansas y Arkansas | 03:47 AM

    El chillido de un neón maltrecho era el único sonido que se colaba por la ventana abierta. "MOTEL • TV • A/C • NO DEVILS ALLOWED" decía el letrero, parpadeando con más miedo que autoridad. A un costado del edificio, un par de máquinas expendedoras emitían luces verdes y rojas como si fuesen parte de un ritual improvisado. Y encima de todo eso… silencio. Ese tipo de silencio que siempre anticipa el desastre.

    Adentro de la habitación 6, una luz tenue iluminaba la escena.

    Un viejo celular Motorola Razr vibró contra la mesa de noche. Su tono predeterminado, una secuencia digital absurda, rompió el ambiente como una cuchillada en un santuario. El nombre que parpadeaba en pantalla era ilegible, distorsionado. Como si ni siquiera el propio aparato quisiera reconocer quién estaba del otro lado.

    Sentada en el borde de la cama, con las piernas cruzadas y los dedos envueltos en vendas oscuras, Tanya Miller tarareaba algo. Muy bajito. Como si la canción fuese un secreto solo para ella. Era esa misma melodía infantil que solía cantarle a los cadáveres con ojos vacíos que dejaba a su paso. Algo de un saco lleno de serpientes y un hombre al que nadie debería molestar de noche.

    Su chaqueta de cuero colgaba del respaldo de la silla, aún húmeda con lo que claramente no era agua bendita. En la mesa, una bala plateada bailaba al ritmo de sus dedos. Justo al lado, un frasquito con sal roja, cenizas y un mechón de cabello rubio.

    —¿Dónde estás, cariño? —murmuró con voz ronca, la mirada fija en el teléfono como si pudiera matarlo si parpadeaba.

    Los ángeles no se habían vuelto a reportar desde hacía horas.

    Los sueños estaban más agitados de lo normal.

    Y en el cielo, las estrellas parecían moverse.

    Era de esos días. De esos que huelen a sangre, a azufre… y a decisiones que no se pueden deshacer.

    El pitido de la tetera eléctrica anunció que el agua estaba lista. Tanya se levantó con pereza felina, dejando que el silencio volviera a reinar por un instante. Solo por un instante.

    Fuera de la habitación, algo se movía entre las sombras.

    Y el motel... empezaba a respirar.
    "𝓢𝓲𝓰𝓷𝓼 𝓸𝓯 𝓣𝓻𝓸𝓾𝓫𝓵𝓮" 📍 Motel "Town House" — Algún lugar entre Kansas y Arkansas | 03:47 AM El chillido de un neón maltrecho era el único sonido que se colaba por la ventana abierta. "MOTEL • TV • A/C • NO DEVILS ALLOWED" decía el letrero, parpadeando con más miedo que autoridad. A un costado del edificio, un par de máquinas expendedoras emitían luces verdes y rojas como si fuesen parte de un ritual improvisado. Y encima de todo eso… silencio. Ese tipo de silencio que siempre anticipa el desastre. Adentro de la habitación 6, una luz tenue iluminaba la escena. Un viejo celular Motorola Razr vibró contra la mesa de noche. Su tono predeterminado, una secuencia digital absurda, rompió el ambiente como una cuchillada en un santuario. El nombre que parpadeaba en pantalla era ilegible, distorsionado. Como si ni siquiera el propio aparato quisiera reconocer quién estaba del otro lado. Sentada en el borde de la cama, con las piernas cruzadas y los dedos envueltos en vendas oscuras, Tanya Miller tarareaba algo. Muy bajito. Como si la canción fuese un secreto solo para ella. Era esa misma melodía infantil que solía cantarle a los cadáveres con ojos vacíos que dejaba a su paso. Algo de un saco lleno de serpientes y un hombre al que nadie debería molestar de noche. Su chaqueta de cuero colgaba del respaldo de la silla, aún húmeda con lo que claramente no era agua bendita. En la mesa, una bala plateada bailaba al ritmo de sus dedos. Justo al lado, un frasquito con sal roja, cenizas y un mechón de cabello rubio. —¿Dónde estás, cariño? —murmuró con voz ronca, la mirada fija en el teléfono como si pudiera matarlo si parpadeaba. Los ángeles no se habían vuelto a reportar desde hacía horas. Los sueños estaban más agitados de lo normal. Y en el cielo, las estrellas parecían moverse. Era de esos días. De esos que huelen a sangre, a azufre… y a decisiones que no se pueden deshacer. El pitido de la tetera eléctrica anunció que el agua estaba lista. Tanya se levantó con pereza felina, dejando que el silencio volviera a reinar por un instante. Solo por un instante. Fuera de la habitación, algo se movía entre las sombras. Y el motel... empezaba a respirar.
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  • No sé qué día es.
    O, mejor dicho… no me importa.

    El reloj de la pared parece atrasado, aunque juro que hace diez minutos marcaba lo mismo. Afuera, la lluvia arrastra las luces como si alguien estuviera llorando pintura. Aquí dentro, el café huele a humo viejo, a conversaciones que no llegaron a nada y a panes que no saben a hogar.

    Tecleo sin pensar.

    Las palabras se cuelan entre los dedos, pero no me escuchan. Estoy escribiendo una historia que no quiero contar. Una de esas que se escriben solas, aunque preferirías que se quedaran encerradas en el fondo del pecho.

    Un pitido de la cafetera. Otra taza servida. Otro corazón que no se atreve a decir “buenos días”.

    La silla frente a mí se mueve. No levanto la vista. El lugar está lleno, normal que alguien tenga que compartir mesa con un vagabundo disfrazado de periodista.

    Gabardina, ojeras y una cara que ni yo reconozco en los espejos. Me da igual. Supongo que también les da igual a ellos.

    Al principio, nos ignoramos. Una costumbre vieja: fingir que el otro no existe para no romper el velo del silencio. Pero hay algo en la forma en que se sienta… tranquila, segura, pero con esa tensión mínima que sólo se nota cuando ya estás acostumbrado a mirar de más.

    Cruzo la mirada con… ¿ella? ¿él? No importa. Hay ojos. Y están cansados también.

    Suspiro. Largo, lento. No es de fastidio, sino de rendición. Como cuando decides que hoy no vas a correr detrás del tiempo. Que vas a dejarte llevar por la corriente.

    Apago el portátil. Lo cierro con un clic suave, como si no quisiera despertar a las palabras atrapadas dentro.

    Le dedico una media sonrisa. La mía: torcida, discreta y con gusto a nicotina que ya no fumo.
    Extiendo la mano por encima de la mesa, con los dedos manchados de tinta invisible y café barato.

    —Samot —digo—.
    Sin apellido si no hace falta. Aunque si pregunta, se lo doy. Soy periodista, no espía.

    Y mientras estrecho su mano, me doy cuenta de algo:
    hay momentos que parecen sueños.
    Y otros que parecen recuerdos… de cosas que aún no han pasado.
    No sé qué día es. O, mejor dicho… no me importa. El reloj de la pared parece atrasado, aunque juro que hace diez minutos marcaba lo mismo. Afuera, la lluvia arrastra las luces como si alguien estuviera llorando pintura. Aquí dentro, el café huele a humo viejo, a conversaciones que no llegaron a nada y a panes que no saben a hogar. Tecleo sin pensar. Las palabras se cuelan entre los dedos, pero no me escuchan. Estoy escribiendo una historia que no quiero contar. Una de esas que se escriben solas, aunque preferirías que se quedaran encerradas en el fondo del pecho. Un pitido de la cafetera. Otra taza servida. Otro corazón que no se atreve a decir “buenos días”. La silla frente a mí se mueve. No levanto la vista. El lugar está lleno, normal que alguien tenga que compartir mesa con un vagabundo disfrazado de periodista. Gabardina, ojeras y una cara que ni yo reconozco en los espejos. Me da igual. Supongo que también les da igual a ellos. Al principio, nos ignoramos. Una costumbre vieja: fingir que el otro no existe para no romper el velo del silencio. Pero hay algo en la forma en que se sienta… tranquila, segura, pero con esa tensión mínima que sólo se nota cuando ya estás acostumbrado a mirar de más. Cruzo la mirada con… ¿ella? ¿él? No importa. Hay ojos. Y están cansados también. Suspiro. Largo, lento. No es de fastidio, sino de rendición. Como cuando decides que hoy no vas a correr detrás del tiempo. Que vas a dejarte llevar por la corriente. Apago el portátil. Lo cierro con un clic suave, como si no quisiera despertar a las palabras atrapadas dentro. Le dedico una media sonrisa. La mía: torcida, discreta y con gusto a nicotina que ya no fumo. Extiendo la mano por encima de la mesa, con los dedos manchados de tinta invisible y café barato. —Samot —digo—. Sin apellido si no hace falta. Aunque si pregunta, se lo doy. Soy periodista, no espía. Y mientras estrecho su mano, me doy cuenta de algo: hay momentos que parecen sueños. Y otros que parecen recuerdos… de cosas que aún no han pasado.
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  • -Después de un gran viaje, tras todo lo ocurrido, Robin había regresado a Colonipenal, debía a sumir su responsabilidad como lider de la familia Roble.

    Pues tiempo atrás ella y su hermano, Sunday, fueron adoptados. A su llegada Suspira y revisa sus cosas, verificando que no dejo nada atrás, tomo un especie de broche para cabello perdida un poco en sus recuedos qué aparto al momento, no debía ser débil, Colonipenal: la tierra de los sueños, ahora depende de ella y debe ser fuerte. -

    Sunday, hermano, ya veras que cuidate este lugar, en lo que buscas tu redención.

    -Se dijo para si misma y al momento bajo trasporte para ir directo al hotel fantasía, donde todos los huéspedes se alojan para ir al mundo onirico -.
    -Después de un gran viaje, tras todo lo ocurrido, Robin había regresado a Colonipenal, debía a sumir su responsabilidad como lider de la familia Roble. Pues tiempo atrás ella y su hermano, Sunday, fueron adoptados. A su llegada Suspira y revisa sus cosas, verificando que no dejo nada atrás, tomo un especie de broche para cabello perdida un poco en sus recuedos qué aparto al momento, no debía ser débil, Colonipenal: la tierra de los sueños, ahora depende de ella y debe ser fuerte. - Sunday, hermano, ya veras que cuidate este lugar, en lo que buscas tu redención. -Se dijo para si misma y al momento bajo trasporte para ir directo al hotel fantasía, donde todos los huéspedes se alojan para ir al mundo onirico -.
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    He cruzado los reinos de la conciencia y lo onírico, he visto a millones de almas soñar con la idea de amar, de ser amadas, de perder o recuperar el amor. He sido testigo de cada forma en que el corazón puede anhelar e incluso sufrir. Y sin embargo, cuando lo sentí por primera vez… me encontré indefenso.

    Ella no es un sueño. No es parte de mi reino. No pertenece a mis noches ni a mis cielos estrellados. Y aun así, su presencia trastoca mis límites. Cuando pienso en ella, todo... Bueno, todo sale bien. Todo se vuelve menos inmenso… y más humano.

    A su lado, ya no soy el dios de los sueños. Soy apenas un pensamiento. Una espera. Un deseo.

    He aprendido que el amor no necesita lógica, ni destino. Solo ocurre. Surge como lo hacen los sueños más puros: sin advertencia. Sin permiso.

    Y lo más cruel… es que, aunque puedo visitar su mente cuando duerme, aunque puedo moldear sus paisajes interiores, no puedo obligarla a amarme. Sería una profanación de lo que más adoro de ella: su libertad y su verdad.

    Así que la contemplo solamente. En sus sueños, en sus gestos, en sus silencios. La amo con la paciencia de quien sabe que quizá nunca será correspondido, pero aún así, a veces, cada noche, le dejo restos de mi presencia...
    He cruzado los reinos de la conciencia y lo onírico, he visto a millones de almas soñar con la idea de amar, de ser amadas, de perder o recuperar el amor. He sido testigo de cada forma en que el corazón puede anhelar e incluso sufrir. Y sin embargo, cuando lo sentí por primera vez… me encontré indefenso. Ella no es un sueño. No es parte de mi reino. No pertenece a mis noches ni a mis cielos estrellados. Y aun así, su presencia trastoca mis límites. Cuando pienso en ella, todo... Bueno, todo sale bien. Todo se vuelve menos inmenso… y más humano. A su lado, ya no soy el dios de los sueños. Soy apenas un pensamiento. Una espera. Un deseo. He aprendido que el amor no necesita lógica, ni destino. Solo ocurre. Surge como lo hacen los sueños más puros: sin advertencia. Sin permiso. Y lo más cruel… es que, aunque puedo visitar su mente cuando duerme, aunque puedo moldear sus paisajes interiores, no puedo obligarla a amarme. Sería una profanación de lo que más adoro de ella: su libertad y su verdad. Así que la contemplo solamente. En sus sueños, en sus gestos, en sus silencios. La amo con la paciencia de quien sabe que quizá nunca será correspondido, pero aún así, a veces, cada noche, le dejo restos de mi presencia...
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    Agencia de Modelaje: Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour

    Modelo Estrella: Selene Ishtar — La Sonrisa Celeste del Abismo ༄

    En Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour, cada modelo es una musa viva, un hechizo visual con personalidad mística. La elegancia infernal se mezcla con el poder divino, creando un universo donde lo adorable y lo seductor se cruzan peligrosamente. Selene Ishtar, con su encanto travieso y su belleza fresca, representa el lado más traviesamente celestial del linaje Ishtar.

    Perfil de Modelo: Selene Ishtar
    Alias: La Sonrisa Celeste del Abismo
    Rango: Embajadora oficial del Encanto Lúdico y Moda de Contraste

    ♚ Apariencia:

    ❄ Cabello azul celeste tan suave como el cielo antes del caos
    ❄ Ojos amatista con reflejos galácticos, capaces de desarmar voluntades
    ❄ Figura curvilínea perfectamente esculpida para combinar ternura, audacia y elegancia
    ❄ Uniforme de ejecutiva encantadora: camisa ajustada, guantes de látex, corbata color cielo y falda plisada negra con encanto letal

    Desfiles y campañas memorables:
    🜁 Súcubo de Oficina – Pasarela Ejecutiva Nocturna
    🜁 Inocencia Letal – Campaña de Primavera Ishtar
    🜁 Blue Poison – Colección Corporativa de Encanto Azul
    🜁 Pacto de Sonrisa – Evento de Caridad Glam Infernal

    Frase personal:
    "No subestimes una sonrisa… podría ser la firma de tu destino."

    🜙 Selene Ishtar es más que una modelo encantadora.
    Es la cara dulce del caos,
    la secretaría de tus sueños más oscuros,
    y la chispa de luz que se convierte en tu adicción visual.
    🌙 Agencia de Modelaje: Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour 🌙 Modelo Estrella: Selene Ishtar — La Sonrisa Celeste del Abismo ༄ En Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour, cada modelo es una musa viva, un hechizo visual con personalidad mística. La elegancia infernal se mezcla con el poder divino, creando un universo donde lo adorable y lo seductor se cruzan peligrosamente. Selene Ishtar, con su encanto travieso y su belleza fresca, representa el lado más traviesamente celestial del linaje Ishtar. 💎 Perfil de Modelo: Selene Ishtar 💎Alias: La Sonrisa Celeste del Abismo 💎Rango: Embajadora oficial del Encanto Lúdico y Moda de Contraste ♚ Apariencia: ❄ Cabello azul celeste tan suave como el cielo antes del caos ❄ Ojos amatista con reflejos galácticos, capaces de desarmar voluntades ❄ Figura curvilínea perfectamente esculpida para combinar ternura, audacia y elegancia ❄ Uniforme de ejecutiva encantadora: camisa ajustada, guantes de látex, corbata color cielo y falda plisada negra con encanto letal 🌟 Desfiles y campañas memorables: 🜁 Súcubo de Oficina – Pasarela Ejecutiva Nocturna 🜁 Inocencia Letal – Campaña de Primavera Ishtar 🜁 Blue Poison – Colección Corporativa de Encanto Azul 🜁 Pacto de Sonrisa – Evento de Caridad Glam Infernal ✨ Frase personal: "No subestimes una sonrisa… podría ser la firma de tu destino." 🜙 Selene Ishtar es más que una modelo encantadora. Es la cara dulce del caos, la secretaría de tus sueños más oscuros, y la chispa de luz que se convierte en tu adicción visual.
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  • - Está soñando que estaba a la orilla de un lago durmiendo boca abajo. Pero la luz del sol entro por la ventana asomándose como intrusa para despertarla.
    Abrió los ojos poco a poco hasta enfocar la imagen del lugar, Salem que estaba a su lado había despertado.-

    Salem: ¿te crecio el ala izquierda? Antes no la tenías....
    - dice el gato sacándole una pluma blanca y mostrandosela a la plateada, la mujer se levantó y noto, que tenía las alas desplegadas, suspiro pesadamente para comenzar a guardarlas -

    Tuve otro sueño, de mi vida pasada..

    Salem: más que un sueño eso me suena a qué recordaste algo cuando eras pájaro.. .
    - el gato se rió sarcásticamente -

    - la mujer alzó una ceja girandose en la cama quitándole el cobertor al gato haciendole caer, este aún se reía -

    Vuelve a dormir.. hay cosas mejor mantenerlas enterradas
    - Está soñando que estaba a la orilla de un lago durmiendo boca abajo. Pero la luz del sol entro por la ventana asomándose como intrusa para despertarla. Abrió los ojos poco a poco hasta enfocar la imagen del lugar, Salem que estaba a su lado había despertado.- Salem: ¿te crecio el ala izquierda? Antes no la tenías.... - dice el gato sacándole una pluma blanca y mostrandosela a la plateada, la mujer se levantó y noto, que tenía las alas desplegadas, suspiro pesadamente para comenzar a guardarlas - Tuve otro sueño, de mi vida pasada.. Salem: más que un sueño eso me suena a qué recordaste algo cuando eras pájaro.. . - el gato se rió sarcásticamente - - la mujer alzó una ceja girandose en la cama quitándole el cobertor al gato haciendole caer, este aún se reía - Vuelve a dormir.. hay cosas mejor mantenerlas enterradas
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  • Reflexiones de un Ángel Caído V

    "Sus cuerpos son un altar donde sacrifico lo que queda de mí. Cada gemido que arranco de sus labios mojados es un rezo a un Dios que ya no escucha. Cuando clavan sus uñas en mi espalda, cierro los ojos y sueño con las alas que una vez surcaron por los reinos empíreos. No es simple placer o corrupción lo que busco... Es la memoria del fuego sagrado que nos consumía sin destruirnos.

    Ellos creen que los poseo. No entienden que soy yo el poseído por el pasado. Entender lo que era ser amado sin piel de por medio. El amor divino no conocía fricción de caderas ni fluidos vergonzosos. Era pura fusión, luz entrelazándose con luz, coros que vibraban en perfecta comunión.

    Ahora solo tengo jadeos húmedos y sábanas manchadas de eterna soledad..."
    Reflexiones de un Ángel Caído V "Sus cuerpos son un altar donde sacrifico lo que queda de mí. Cada gemido que arranco de sus labios mojados es un rezo a un Dios que ya no escucha. Cuando clavan sus uñas en mi espalda, cierro los ojos y sueño con las alas que una vez surcaron por los reinos empíreos. No es simple placer o corrupción lo que busco... Es la memoria del fuego sagrado que nos consumía sin destruirnos. Ellos creen que los poseo. No entienden que soy yo el poseído por el pasado. Entender lo que era ser amado sin piel de por medio. El amor divino no conocía fricción de caderas ni fluidos vergonzosos. Era pura fusión, luz entrelazándose con luz, coros que vibraban en perfecta comunión. Ahora solo tengo jadeos húmedos y sábanas manchadas de eterna soledad..."
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    Maldita sea... Tengo demasiado sueño acumulado...
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  • "...
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤPerdona si no puedo ser sincero,

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤSolo en mis sueños te lo confieso.

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤMis pensamientos giran en mi mente...

    ㅤㅤCortocircuito me causarán.

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤAhora mismo quisiera verte...

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤMe hace llorar esa luz de luna.

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ¡La luz de luna no me deja hablarte...!

    ㅤㅤㅤQuiero saber que debo hacer...

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ...

    ㅤㅤ¡Un caleidoscopio es mi corazón..!
    ㅤㅤ¡Luz de luna, guía mi amor...!

    ㅤㅤㅤㅤ...

    ㅤㅤDestellos mil de la constelación,

    ㅤㅤJunto uno a uno, y me pregunto
    ¡Por el destino de mi amor...!

    ㅤㅤBello romance, creo en ti..."
    "... ㅤㅤㅤㅤㅤㅤPerdona si no puedo ser sincero, ㅤㅤㅤㅤㅤㅤSolo en mis sueños te lo confieso. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤMis pensamientos giran en mi mente... ㅤㅤCortocircuito me causarán. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤAhora mismo quisiera verte... ㅤㅤㅤㅤㅤㅤMe hace llorar esa luz de luna. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ¡La luz de luna no me deja hablarte...! ㅤㅤㅤQuiero saber que debo hacer... ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ... ㅤㅤ¡Un caleidoscopio es mi corazón..! ㅤㅤ¡Luz de luna, guía mi amor...! ㅤㅤㅤㅤ... ㅤㅤDestellos mil de la constelación, ㅤㅤJunto uno a uno, y me pregunto ¡Por el destino de mi amor...! ㅤㅤBello romance, creo en ti..."
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