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    //sigo sin inspiración aún así no olvidó que debo mil roles....
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  • "Todos eventualmente terminarán mal cuando la infestación los toca, sin excepciones."

    Reflexiona luego de cumplir su palabra, luego de darle el beneficio de la duda, solo 48 horas de vida para aquella criatura, donde pudo conocer el mundo lejos de cualquier posible contagio.

    Le presentó a su Vulpafila, quien milagrosamente no se comporto agresivamente con esa niña como en otros casos, Chroma se mantenía en silencio y vigilante mientras con la ayuda de un cefalón, le explica lo que aquella niña infestada veía a través de sus ojos.

    La infestación le curo de una enfermedad terminal pero seguía dentro de ella, una amenaza silenciosa disfrazada bajo el rostro de una criatura inocente, el cielo ,la noche, las estrellas, las plantas y lo que era estar bajo el sol bajo un cuerpo sano.

    "Descansa en paz."

    Chroma se pone de pie luego de ofrecer una respetuosa reverencia hacia la tumba, de las pocas veces que con el Warframe otorgo una muerte rápida, precisa e indolora con su parazón luego de las 48 horas más paternales que ha tenido en su vida.

    "Tarde o temprano la infestación terminaría con ella." Intenta justificar sus actos, luego de sentir un pequeño remordimiento

    "Es mejor que muriera sabiendo que nunca lastimo a nadie mientras seguía consciente."
    Hasta le cuesta desplasarze con soltura con el cuerpo de Chroma.

    "NIña valiente" Dentro de la capsula de transferencia Hayden conserva el dibujo en crayolas de Chroma, el vulpafila y la infestadas en un picnic.

    Hayden decide apagar a Chroma, ambos necesitaban descansar.
    "Todos eventualmente terminarán mal cuando la infestación los toca, sin excepciones." Reflexiona luego de cumplir su palabra, luego de darle el beneficio de la duda, solo 48 horas de vida para aquella criatura, donde pudo conocer el mundo lejos de cualquier posible contagio. Le presentó a su Vulpafila, quien milagrosamente no se comporto agresivamente con esa niña como en otros casos, Chroma se mantenía en silencio y vigilante mientras con la ayuda de un cefalón, le explica lo que aquella niña infestada veía a través de sus ojos. La infestación le curo de una enfermedad terminal pero seguía dentro de ella, una amenaza silenciosa disfrazada bajo el rostro de una criatura inocente, el cielo ,la noche, las estrellas, las plantas y lo que era estar bajo el sol bajo un cuerpo sano. "Descansa en paz." Chroma se pone de pie luego de ofrecer una respetuosa reverencia hacia la tumba, de las pocas veces que con el Warframe otorgo una muerte rápida, precisa e indolora con su parazón luego de las 48 horas más paternales que ha tenido en su vida. "Tarde o temprano la infestación terminaría con ella." Intenta justificar sus actos, luego de sentir un pequeño remordimiento "Es mejor que muriera sabiendo que nunca lastimo a nadie mientras seguía consciente." Hasta le cuesta desplasarze con soltura con el cuerpo de Chroma. "NIña valiente" Dentro de la capsula de transferencia Hayden conserva el dibujo en crayolas de Chroma, el vulpafila y la infestadas en un picnic. Hayden decide apagar a Chroma, ambos necesitaban descansar.
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  • La campanilla de la puerta tintineó suavemente cuando Kaelith entró en la cafetería-bar de su hermano, un lugar elegante y cálido, donde las luces bajas acariciaban los muebles de madera oscura y los cristales brillaban con reflejos ámbar. Noah había tenido que ausentarse por una reunión importante, y por primera vez en semanas, Kaelith se veía obligado a encargarse de atender el lugar personalmente.

    Respiró hondo, ajustando la chaqueta de su traje oscuro y dejando que la calma que siempre emanaba fluyera. Su cabello blanco caía ligeramente sobre sus hombros mientras sus ojos plateados recorrían el espacio, evaluando cada detalle con precisión. No necesitaba instrucciones: la disposición de las mesas, los copas en la barra, incluso los gestos de los clientes eran notas en la sinfonía que él controlaba con naturalidad.

    —Bienvenidos —dijo con voz profunda, medida, mientras un cliente se acercaba al mostrador—. ¿Desean algo en especial?

    Su presencia era suficiente para que las conversaciones bajaran unos tonos y todos los presentes sintieran, aunque fuera subconscientemente, que estaban bajo su control. Kaelith movía cada taza y plato con delicadeza, sirviendo cafés y cocteles como si fueran rituales de precisión. No era un simple acto de cortesía; cada movimiento mostraba su disciplina, su atención al detalle y, en cierto modo, su autoridad innata.

    Mientras equilibraba una bandeja con varios cafés, notó un pequeño destello en la esquina del bar: Kurogane, su lobo espiritual, apenas visible, observando con sus ojos azul eléctrico cualquier indicio de problemas. Kaelith sonrió apenas perceptiblemente; la presencia del espíritu le daba seguridad y un recordatorio de que, aunque pareciera todo control y calma, siempre estaba listo para lo inesperado.

    —Aquí tienen —anunció, dejando las bebidas frente a los clientes con un gesto preciso, casi ceremonial—. Que disfruten.

    A medida que el flujo de personas continuaba, Kaelith caminaba entre las mesas con pasos medidos, corrigiendo un detalle en una servilleta, ajustando un asiento, asegurándose de que todo fuera perfecto. Para él, atender el bar no era simplemente una tarea; era un juego de estrategia, observación y control, y lo hacía sin esfuerzo, aunque la gente solo viera un hombre elegante sirviendo cafés.

    Cuando una bandeja se le resbaló casi imperceptiblemente, Kaelith reaccionó con rapidez sobrehumana, atrapándola antes de que cayera. Nadie notó el instante, salvo Kurogane, que emitió un leve gruñido de aprobación, invisible para los demás. Sonrió internamente. Incluso en tareas mundanas, su instinto de lobo y su naturaleza híbrida se mostraban sutilmente, como un recordatorio de que no era solo un empresario o un hermano: era Kaelith Veiryth, Alfa, híbrido, protector.

    Mientras servía un último café a una pareja sentada junto a la ventana, pensó en Noah. “Hoy será un buen día… aunque no me gusta estar lejos del control total de mi mundo, al menos aquí todo está bajo mi supervisión.” Su mirada plateada recorrió la barra y, por un instante, sus ojos se encontraron con Kurogane. Un vínculo silencioso, una promesa tácita: cuidaría este lugar, este mundo, mientras fuera necesario, con la misma fiereza con la que protegería a su hermano o a cualquier aliado.
    La campanilla de la puerta tintineó suavemente cuando Kaelith entró en la cafetería-bar de su hermano, un lugar elegante y cálido, donde las luces bajas acariciaban los muebles de madera oscura y los cristales brillaban con reflejos ámbar. Noah había tenido que ausentarse por una reunión importante, y por primera vez en semanas, Kaelith se veía obligado a encargarse de atender el lugar personalmente. Respiró hondo, ajustando la chaqueta de su traje oscuro y dejando que la calma que siempre emanaba fluyera. Su cabello blanco caía ligeramente sobre sus hombros mientras sus ojos plateados recorrían el espacio, evaluando cada detalle con precisión. No necesitaba instrucciones: la disposición de las mesas, los copas en la barra, incluso los gestos de los clientes eran notas en la sinfonía que él controlaba con naturalidad. —Bienvenidos —dijo con voz profunda, medida, mientras un cliente se acercaba al mostrador—. ¿Desean algo en especial? Su presencia era suficiente para que las conversaciones bajaran unos tonos y todos los presentes sintieran, aunque fuera subconscientemente, que estaban bajo su control. Kaelith movía cada taza y plato con delicadeza, sirviendo cafés y cocteles como si fueran rituales de precisión. No era un simple acto de cortesía; cada movimiento mostraba su disciplina, su atención al detalle y, en cierto modo, su autoridad innata. Mientras equilibraba una bandeja con varios cafés, notó un pequeño destello en la esquina del bar: Kurogane, su lobo espiritual, apenas visible, observando con sus ojos azul eléctrico cualquier indicio de problemas. Kaelith sonrió apenas perceptiblemente; la presencia del espíritu le daba seguridad y un recordatorio de que, aunque pareciera todo control y calma, siempre estaba listo para lo inesperado. —Aquí tienen —anunció, dejando las bebidas frente a los clientes con un gesto preciso, casi ceremonial—. Que disfruten. A medida que el flujo de personas continuaba, Kaelith caminaba entre las mesas con pasos medidos, corrigiendo un detalle en una servilleta, ajustando un asiento, asegurándose de que todo fuera perfecto. Para él, atender el bar no era simplemente una tarea; era un juego de estrategia, observación y control, y lo hacía sin esfuerzo, aunque la gente solo viera un hombre elegante sirviendo cafés. Cuando una bandeja se le resbaló casi imperceptiblemente, Kaelith reaccionó con rapidez sobrehumana, atrapándola antes de que cayera. Nadie notó el instante, salvo Kurogane, que emitió un leve gruñido de aprobación, invisible para los demás. Sonrió internamente. Incluso en tareas mundanas, su instinto de lobo y su naturaleza híbrida se mostraban sutilmente, como un recordatorio de que no era solo un empresario o un hermano: era Kaelith Veiryth, Alfa, híbrido, protector. Mientras servía un último café a una pareja sentada junto a la ventana, pensó en Noah. “Hoy será un buen día… aunque no me gusta estar lejos del control total de mi mundo, al menos aquí todo está bajo mi supervisión.” Su mirada plateada recorrió la barra y, por un instante, sus ojos se encontraron con Kurogane. Un vínculo silencioso, una promesa tácita: cuidaría este lugar, este mundo, mientras fuera necesario, con la misma fiereza con la que protegería a su hermano o a cualquier aliado.
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  • 𖤐 Presentación de Kurogane

    A la sombra de Kaelith Veiryth siempre está Kurogane, su lobo espiritual y compañero inseparable. No es solo un guardián; es una extensión viva del poder híbrido de Kaelith, nacido junto a él y vinculado a su alma desde el primer instante.

    De pelaje plateado con destellos oscuros que recorren su lomo y patas, Kurogane posee ojos azul eléctrico que brillan en la noche como dos faros sobrenaturales. Su presencia impone respeto y una sensación de vigilancia constante; aunque se mantenga quieto o en reposo, siempre percibe el peligro antes que cualquier otro.

    Kurogane puede manifestarse a voluntad en tamaño y fuerza, alternando entre un lobo de tamaño medio y un colosal espíritu protector que refleja la esencia de Kaelith. Sus movimientos son silenciosos, casi etéreos, y su lealtad hacia su Alfa es absoluta. En batalla o en momentos de peligro, Kurogane actúa con instinto y precisión, siendo tanto escudo como espada.

    Más allá de la protección, Kurogane también es compañero emocional. Con Kaelith comparte un vínculo que trasciende palabras: emociones, intenciones y alertas se transmiten sin necesidad de hablar, creando una sincronía perfecta entre humano y espíritu. Su existencia es un recordatorio de que Kaelith no camina solo, incluso cuando decide adentrarse en la soledad de la noche o los caminos más peligrosos.

    Kurogane no es visible para cualquiera; solo aquellos sensibles a lo sobrenatural pueden percibir su forma. Para los demás, es un aura de poder y misterio que acompaña a Kaelith, aunque nadie pueda nombrarlo ni tocarlo.

    En esencia, Kurogane representa la parte más salvaje y pura de Kaelith, su instinto protector, su poder latente y la conexión profunda con su naturaleza híbrida. Mientras Kaelith camine entre luces y sombras, Kurogane siempre estará a su lado, firme, silencioso y listo para actuar.
    𖤐 Presentación de Kurogane A la sombra de Kaelith Veiryth siempre está Kurogane, su lobo espiritual y compañero inseparable. No es solo un guardián; es una extensión viva del poder híbrido de Kaelith, nacido junto a él y vinculado a su alma desde el primer instante. De pelaje plateado con destellos oscuros que recorren su lomo y patas, Kurogane posee ojos azul eléctrico que brillan en la noche como dos faros sobrenaturales. Su presencia impone respeto y una sensación de vigilancia constante; aunque se mantenga quieto o en reposo, siempre percibe el peligro antes que cualquier otro. Kurogane puede manifestarse a voluntad en tamaño y fuerza, alternando entre un lobo de tamaño medio y un colosal espíritu protector que refleja la esencia de Kaelith. Sus movimientos son silenciosos, casi etéreos, y su lealtad hacia su Alfa es absoluta. En batalla o en momentos de peligro, Kurogane actúa con instinto y precisión, siendo tanto escudo como espada. Más allá de la protección, Kurogane también es compañero emocional. Con Kaelith comparte un vínculo que trasciende palabras: emociones, intenciones y alertas se transmiten sin necesidad de hablar, creando una sincronía perfecta entre humano y espíritu. Su existencia es un recordatorio de que Kaelith no camina solo, incluso cuando decide adentrarse en la soledad de la noche o los caminos más peligrosos. Kurogane no es visible para cualquiera; solo aquellos sensibles a lo sobrenatural pueden percibir su forma. Para los demás, es un aura de poder y misterio que acompaña a Kaelith, aunque nadie pueda nombrarlo ni tocarlo. En esencia, Kurogane representa la parte más salvaje y pura de Kaelith, su instinto protector, su poder latente y la conexión profunda con su naturaleza híbrida. Mientras Kaelith camine entre luces y sombras, Kurogane siempre estará a su lado, firme, silencioso y listo para actuar.
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  • Por mucho tiempo he visto a los seres de este mundo caer con la misma piedra, una y otra vez. Repetidamente. Sin descanso. Los mismos errores.

    ¿Porqué?. Es tan simple culpar a los demás de nuestros errores. Es tan fácil cargarle el peso muerto de nuestras decisiones a los demas. Es tan sencillo ser la víctima cuando ponemos el pie para que otros tropiecen.

    Y lo más irónico es que siguen sin aprender absolutamente nada. Siempre serán prisioneros de sus necesidades y miedos, sin importar cuantas veces quieran redimirse.

    No encontrarán el perdón porque jamás serán capaces de cambiar el pasado y mucho menos de enfrentar el presente.

    Bien. Viene llegando la hora de mover las cartas y de encontrar a mi nieta, me viene haciendo falta un recipiente nuevo que este poco a poco se desmorona.
    Por mucho tiempo he visto a los seres de este mundo caer con la misma piedra, una y otra vez. Repetidamente. Sin descanso. Los mismos errores. ¿Porqué?. Es tan simple culpar a los demás de nuestros errores. Es tan fácil cargarle el peso muerto de nuestras decisiones a los demas. Es tan sencillo ser la víctima cuando ponemos el pie para que otros tropiecen. Y lo más irónico es que siguen sin aprender absolutamente nada. Siempre serán prisioneros de sus necesidades y miedos, sin importar cuantas veces quieran redimirse. No encontrarán el perdón porque jamás serán capaces de cambiar el pasado y mucho menos de enfrentar el presente. Bien. Viene llegando la hora de mover las cartas y de encontrar a mi nieta, me viene haciendo falta un recipiente nuevo que este poco a poco se desmorona.
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  • —Lo que más anhelas está tan solo a un deseo de distancia... Y sin embargo te paraliza el miedo a la magia y sus hermosas consecuencias
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    // Hola, gente hermosa. Les hablo fuera del personaje de Evangeline para decirles que lamento si me demoro en contestar; he tenido días difíciles y he estado ocupada. No entraré en detalles, pero sí quiero darles mis más sinceras disculpas. Puedo tardar en responder, pero siempre responderé cualquier rol que tenga pendiente, así que espero que no les moleste.

    Por cierto, me adapto a cualquier rol por si acaso. Fuera del lore de Evangeline, puedo participar en cualquier otro rol y estaré encantada de seguir cualquier cosa que me propongan.

    Eso es todo, mi gente linda. Los quiero mucho, ¡muak muak! ᯓᡣ𐭩
    // Hola, gente hermosa. Les hablo fuera del personaje de Evangeline para decirles que lamento si me demoro en contestar; he tenido días difíciles y he estado ocupada. No entraré en detalles, pero sí quiero darles mis más sinceras disculpas. Puedo tardar en responder, pero siempre responderé cualquier rol que tenga pendiente, así que espero que no les moleste. Por cierto, me adapto a cualquier rol por si acaso. Fuera del lore de Evangeline, puedo participar en cualquier otro rol y estaré encantada de seguir cualquier cosa que me propongan. Eso es todo, mi gente linda. Los quiero mucho, ¡muak muak! ᯓᡣ𐭩
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  • Hoy, mientras el hilo que sostenía entre mis dedos vibraba con una extraña tensión, mis ojos se posaron en una pareja que pasaba frente a mí. A simple vista parecían dichosos, dos almas enlazadas en la ilusión de compartir un mismo destino. Ella sonreía como quien ha encontrado un refugio eterno, y su mirada irradiaba la ceguera dulce de quien cree que no hay sombra en el camino.

    Él, en cambio, era un tejido distinto: lo sentía en la quietud de sus pasos, en la forma en que guardaba secretos entre la comisura de sus labios. Permanecía a su lado, sí, pero no por convicción, sino por la comodidad de un lugar donde podía esconderse, como si el afecto fuese solo un abrigo prestado.

    Ella no lo percibía; sus ojos, llenos de una devoción insensata, ignoraban el peso de aquella verdad que se gestaba en silencio. Yo lo veía con claridad: la armonía que mostraban no era más que un hilo a punto de desgarrarse. Y cuando la ruptura llegara —porque era inevitable—, la herida que se abriría en ella sería más profunda que cualquier corte mío. Lo supe: ese final estaba ya escrito, y no habría fuerza en su espíritu para soportarlo.
    Hoy, mientras el hilo que sostenía entre mis dedos vibraba con una extraña tensión, mis ojos se posaron en una pareja que pasaba frente a mí. A simple vista parecían dichosos, dos almas enlazadas en la ilusión de compartir un mismo destino. Ella sonreía como quien ha encontrado un refugio eterno, y su mirada irradiaba la ceguera dulce de quien cree que no hay sombra en el camino. Él, en cambio, era un tejido distinto: lo sentía en la quietud de sus pasos, en la forma en que guardaba secretos entre la comisura de sus labios. Permanecía a su lado, sí, pero no por convicción, sino por la comodidad de un lugar donde podía esconderse, como si el afecto fuese solo un abrigo prestado. Ella no lo percibía; sus ojos, llenos de una devoción insensata, ignoraban el peso de aquella verdad que se gestaba en silencio. Yo lo veía con claridad: la armonía que mostraban no era más que un hilo a punto de desgarrarse. Y cuando la ruptura llegara —porque era inevitable—, la herida que se abriría en ella sería más profunda que cualquier corte mío. Lo supe: ese final estaba ya escrito, y no habría fuerza en su espíritu para soportarlo.
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  • - Lo siento amigo pero si tratabas de imitarme, fallaste. Yo no tengo ojos rojos ni uñas de tigresa, Faker....

    Sonic sin miedo a una muerte segura...
    - Lo siento amigo pero si tratabas de imitarme, fallaste. Yo no tengo ojos rojos ni uñas de tigresa, Faker.... Sonic sin miedo a una muerte segura...
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  • Un verdadero caballero acepta su error, lo encara, se adueña de ello y mejora con acciones.

    Si vas a poner a alguien de culpable, mira bien tu reflejo caballero de Boreas.

    Un verdadero hombre no juega con el corazón de una dama, mucho menos varias.
    Un verdadero caballero se saca el corazón por su dama y defiende su honor.

    Me tiene sin cuidado si soy el villano.
    Prefiero serlo, que ver a mi aliada sufrir por un escurridizo reptil.
    Un verdadero caballero acepta su error, lo encara, se adueña de ello y mejora con acciones. Si vas a poner a alguien de culpable, mira bien tu reflejo caballero de Boreas. Un verdadero hombre no juega con el corazón de una dama, mucho menos varias. Un verdadero caballero se saca el corazón por su dama y defiende su honor. Me tiene sin cuidado si soy el villano. Prefiero serlo, que ver a mi aliada sufrir por un escurridizo reptil.
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