• (Mira por la ventana, con la luz de la luna reflejándose en sus ojos rojos)
    — La noche… siempre tan honesta.
    (Pausa breve)
    — Es el único momento en que el mundo se calla... y yo puedo escucharme sin interrupciones.
    (Cruza los brazos suavemente)
    — En la oscuridad no finjo, no sonrío por cortesía. Solo soy. Y eso... basta.
    (Mira por la ventana, con la luz de la luna reflejándose en sus ojos rojos) — La noche… siempre tan honesta. (Pausa breve) — Es el único momento en que el mundo se calla... y yo puedo escucharme sin interrupciones. (Cruza los brazos suavemente) — En la oscuridad no finjo, no sonrío por cortesía. Solo soy. Y eso... basta.
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  • Ocasionalmente me quedo mirando al vacío, pero no estoy mirando el presente.
    Estoy mirando a Jan gritar sin mandíbula. A Elias con la mirada fija, como si todavía siguiera vivo o a Richard decir como un mantra "Dios nos abandonó" Mientras sangre negra sale de entre su uniforme.

    Los veo caer una y otra vez, cada vez que cierro los ojos. Cada vez que alguien en la calle levanta la voz.
    Cada vez que huelo el metal quemado o siento temblar el suelo.

    No puedo explicarlo. No quiero explicarlo.
    Sólo sé que, cuando me quedo quieto… la guerra regresa.
    Mis muertos me miran desde la sombra de cada pared blanca.

    Dormir no es descansar.
    Es una lucha.

    Mi cuerpo se olvida de respirar. Me despierto jadeante, con el corazón como un martillo contra mi fragil cuerpo.
    Sueño que estoy bajo de la tierra en las trincheras de vez en cuando. De vez en cuando, hay fuego.
    Y de vez en cuando, cuando finalmente logro dormir, un condenado ruido lo arruina todo:
    una moto, un grito, un portazo… y vuelvo a ese lugar. Al frente. Al caos.

    Me cuesta salir de ahí.

    Los perros me ponen tenso.
    No los odio… pero no puedo evitarlo. Sus ladridos me atraviesan como un disparo,
    hay algo en su mirada —cuando fijan los ojos, cuando corren sin aviso—
    me recuerda a cosas que preferiría enterrar.

    No le cuento esto a nadie.
    No quiero lástima.
    Solo… a veces, me gustaría poder dormir sin luchar.
    Sin sobresaltos.
    Sin fantasmas.
    Sin el miedo de no despertar… o peor, de despertar en el infierno de nuevo.
    Ocasionalmente me quedo mirando al vacío, pero no estoy mirando el presente. Estoy mirando a Jan gritar sin mandíbula. A Elias con la mirada fija, como si todavía siguiera vivo o a Richard decir como un mantra "Dios nos abandonó" Mientras sangre negra sale de entre su uniforme. Los veo caer una y otra vez, cada vez que cierro los ojos. Cada vez que alguien en la calle levanta la voz. Cada vez que huelo el metal quemado o siento temblar el suelo. No puedo explicarlo. No quiero explicarlo. Sólo sé que, cuando me quedo quieto… la guerra regresa. Mis muertos me miran desde la sombra de cada pared blanca. Dormir no es descansar. Es una lucha. Mi cuerpo se olvida de respirar. Me despierto jadeante, con el corazón como un martillo contra mi fragil cuerpo. Sueño que estoy bajo de la tierra en las trincheras de vez en cuando. De vez en cuando, hay fuego. Y de vez en cuando, cuando finalmente logro dormir, un condenado ruido lo arruina todo: una moto, un grito, un portazo… y vuelvo a ese lugar. Al frente. Al caos. Me cuesta salir de ahí. Los perros me ponen tenso. No los odio… pero no puedo evitarlo. Sus ladridos me atraviesan como un disparo, hay algo en su mirada —cuando fijan los ojos, cuando corren sin aviso— me recuerda a cosas que preferiría enterrar. No le cuento esto a nadie. No quiero lástima. Solo… a veces, me gustaría poder dormir sin luchar. Sin sobresaltos. Sin fantasmas. Sin el miedo de no despertar… o peor, de despertar en el infierno de nuevo.
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  • Dicen que la noche es para descansar, yo digo que es para robar radios sin que te vean
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  • ────╮
    ────𓉑 𝐍𝐄𝐖 غٹؚ   
    ㅤㅤ ⎯꯭ㅤ ㅤ𝕴𝗻𝗳𝗲𝗿𝗻𝗼ㅤ 𓈒𓆰𓆪
    ───────────────


    Los demonios no tomaban la apariencia humana de una forma gratuita, con ello conllevaba sufrimiento momentáneo y prolongado, ya que era como estar naciendo de nuevo. Así que muchos demonios se quedaban con esa apariencia por un largo tiempo y sólo cuando era necesario, volvían a su físico demoníaco natural, pero con el mismo procedimiento.

    En su transformación experimentó como un fuego consumía su esencia demoníaca hasta los cimientos, no era sólo el calor, ni el dolor, sino una sensación visceral de desgarro auténtico, como ser arrancado de su naturaleza original. Sus poderes y toda su energía caótica siendo oprimida y disminuida dentro de una nueva piel; débil y frágil. Junto a un vacío momentáneo en el que no reconocía quién o qué era, si un demonio, si un humano o solamente cenizas, como algo indefinido.

    Ya no estaban sus alas y no podía sacarlas a su voluntad a menos que se hiciera fuerte con éste nuevo cuerpo. Seguía teniendo sus poderes, pero en menor cantidad. Antes era invencible, podía durar en una batalla con otros seres infernales a la vez, ahora debía ser consciente de que no era tan fuerte y que cualquier ataque podría debilitarlo por días.

    Era el demonio Belial, señor del Caos y del engaño. La última vez que estuvo consciente de sus actos fue durante la Peste negra, durante los campos de Concentración, durante muchos tiempos caóticos, siempre estuvo presente, ahora se había reducido a un simple mortal con algunas habilidades extras. Su orgullo estaba jodidamente herido, pero no podía rebelarse y tampoco lo veía necesario. Quería descubrir porqué había sido enviado al mundo humano en ese tiempo y quizás un poco más que eso.
    ────╮ ────𓉑 𝐍𝐄𝐖 غٹؚ    ㅤㅤ ⎯꯭ㅤ ㅤ𝕴𝗻𝗳𝗲𝗿𝗻𝗼ㅤ 𓈒𓆰𓆪 ─────────────── Los demonios no tomaban la apariencia humana de una forma gratuita, con ello conllevaba sufrimiento momentáneo y prolongado, ya que era como estar naciendo de nuevo. Así que muchos demonios se quedaban con esa apariencia por un largo tiempo y sólo cuando era necesario, volvían a su físico demoníaco natural, pero con el mismo procedimiento. En su transformación experimentó como un fuego consumía su esencia demoníaca hasta los cimientos, no era sólo el calor, ni el dolor, sino una sensación visceral de desgarro auténtico, como ser arrancado de su naturaleza original. Sus poderes y toda su energía caótica siendo oprimida y disminuida dentro de una nueva piel; débil y frágil. Junto a un vacío momentáneo en el que no reconocía quién o qué era, si un demonio, si un humano o solamente cenizas, como algo indefinido. Ya no estaban sus alas y no podía sacarlas a su voluntad a menos que se hiciera fuerte con éste nuevo cuerpo. Seguía teniendo sus poderes, pero en menor cantidad. Antes era invencible, podía durar en una batalla con otros seres infernales a la vez, ahora debía ser consciente de que no era tan fuerte y que cualquier ataque podría debilitarlo por días. Era el demonio Belial, señor del Caos y del engaño. La última vez que estuvo consciente de sus actos fue durante la Peste negra, durante los campos de Concentración, durante muchos tiempos caóticos, siempre estuvo presente, ahora se había reducido a un simple mortal con algunas habilidades extras. Su orgullo estaba jodidamente herido, pero no podía rebelarse y tampoco lo veía necesario. Quería descubrir porqué había sido enviado al mundo humano en ese tiempo y quizás un poco más que eso.
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  • — 250 años que mi esposa dejó este mundo. Y sin embargo, nunca he dejado de buscarla, se que volverás aunque pasen otros 250 años más.
    — 250 años que mi esposa dejó este mundo. Y sin embargo, nunca he dejado de buscarla, se que volverás aunque pasen otros 250 años más.
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  • El umbral del placer...
    Categoría Original
    Christopher Baudelair

    La neblina acariciaba los adoquines mojados por la reciente lluvia. Sibiu, con su aire medieval y sus techos puntiagudos, parecía sumida en un sueño extraño, donde el tiempo no corría igual. En medio de esa quietud etérea, un afiche húmedo se deslizó con el viento y cayó justo frente a los pies de Lia.

    Era negro, con detalles en rojo carmesí y una tipografía elegante. En el centro, una silueta masculina envuelta en sombras.

    “SE BUSCA MUSA.
    Ministry Nightclub – Contratación inmediata.
    Belleza, oscuridad y deseo… sin límites.”

    La imagen era sugerente, casi perturbadora. Lia dudó. ¿Publicidad barata… o algo más? Pero no pudo ignorar la sensación que le erizó la piel al tocar el papel...una especie de pulso, casi imperceptible, vibrando en el aire.

    Sin pensarlo demasiado, caminó hacia el paradero más cercano y tomó el primer taxi que se detuvo ante su señal. Una vez dentro, las luces de la ciudad pasaban como manchas de neón sobre los cristales empañados. Lia revisaba el afiche una y otra vez. Una parte de ella gritaba que todo aquello era una mala idea… pero otra, más profunda, más insistente, ansiaba descubrir qué la llamaba desde ese lugar.

    Mientras su mente divagaba, dando vueltas sobre lo mismo, la voz del conductor la sacó de su trance.

    —¿Ministry? Hmm… lugar raro. La gente entra con una cara… y sale con otra —comentó, en un tono ambiguo, como si escondiera un significado entre líneas. Lia no supo si se trataba de una advertencia, una anécdota o un simple comentario al aire.

    —¿Qué tipo de gente va ahí? —preguntó, sintiendo que cuanto más indagaba, más crecía dentro de ella esa urgencia incontrolable.

    —Gente con hambre… pero no de comida —fue lo último que dijo el conductor antes de subir el volumen de la radio, como si quisiera cerrar el tema, o evitar decir algo de lo que pudiera arrepentirse.

    Veinte minutos después…
    https://www.youtube.com/watch?v=OlUGhOmIpOA

    El club se alzaba como una iglesia profana en medio de los edificios apagados. Columnas góticas, vitrales rojos iluminados desde dentro y un portón de hierro forjado le daban un aspecto imponente y algo inquietante.

    Cuando las puertas se abrieron, una explosión de luces intermitentes, perfumes embriagantes y música industrial la envolvió de inmediato. El aire olía a flores marchitas, cuero y humo dulce. Un portero vestido como un sacerdote del inframundo la dejó pasar sin hacer preguntas, como si ya estuvieran esperándola.

    Dentro, los cuerpos se movían como mareas humanas, entrelazados en deseo, música y delirio. Era un espectáculo entre lo tribal y lo divino, una danza donde no existía el tiempo ni la culpa. Y entonces lo vio...

    Al fondo, en un balcón alto de hierro negro, una figura observaba todo. Un hombre imponente, elegante, intocable. Vestido con la precisión de un noble en medio del pecado.

    Sus ojos grises recorrían el lugar con calma depredadora… hasta que se cruzaron con los de Lia. Fue solo un instante, pero suficiente, para que un escalofrío recorriera su espina dorsal, haciéndola temblar. Sin darse cuenta, arrugó el afiche entre sus dedos.
    [frost_topaz_hare_445] La neblina acariciaba los adoquines mojados por la reciente lluvia. Sibiu, con su aire medieval y sus techos puntiagudos, parecía sumida en un sueño extraño, donde el tiempo no corría igual. En medio de esa quietud etérea, un afiche húmedo se deslizó con el viento y cayó justo frente a los pies de Lia. Era negro, con detalles en rojo carmesí y una tipografía elegante. En el centro, una silueta masculina envuelta en sombras. “SE BUSCA MUSA. Ministry Nightclub – Contratación inmediata. Belleza, oscuridad y deseo… sin límites.” La imagen era sugerente, casi perturbadora. Lia dudó. ¿Publicidad barata… o algo más? Pero no pudo ignorar la sensación que le erizó la piel al tocar el papel...una especie de pulso, casi imperceptible, vibrando en el aire. Sin pensarlo demasiado, caminó hacia el paradero más cercano y tomó el primer taxi que se detuvo ante su señal. Una vez dentro, las luces de la ciudad pasaban como manchas de neón sobre los cristales empañados. Lia revisaba el afiche una y otra vez. Una parte de ella gritaba que todo aquello era una mala idea… pero otra, más profunda, más insistente, ansiaba descubrir qué la llamaba desde ese lugar. Mientras su mente divagaba, dando vueltas sobre lo mismo, la voz del conductor la sacó de su trance. —¿Ministry? Hmm… lugar raro. La gente entra con una cara… y sale con otra —comentó, en un tono ambiguo, como si escondiera un significado entre líneas. Lia no supo si se trataba de una advertencia, una anécdota o un simple comentario al aire. —¿Qué tipo de gente va ahí? —preguntó, sintiendo que cuanto más indagaba, más crecía dentro de ella esa urgencia incontrolable. —Gente con hambre… pero no de comida —fue lo último que dijo el conductor antes de subir el volumen de la radio, como si quisiera cerrar el tema, o evitar decir algo de lo que pudiera arrepentirse. Veinte minutos después… https://www.youtube.com/watch?v=OlUGhOmIpOA El club se alzaba como una iglesia profana en medio de los edificios apagados. Columnas góticas, vitrales rojos iluminados desde dentro y un portón de hierro forjado le daban un aspecto imponente y algo inquietante. Cuando las puertas se abrieron, una explosión de luces intermitentes, perfumes embriagantes y música industrial la envolvió de inmediato. El aire olía a flores marchitas, cuero y humo dulce. Un portero vestido como un sacerdote del inframundo la dejó pasar sin hacer preguntas, como si ya estuvieran esperándola. Dentro, los cuerpos se movían como mareas humanas, entrelazados en deseo, música y delirio. Era un espectáculo entre lo tribal y lo divino, una danza donde no existía el tiempo ni la culpa. Y entonces lo vio... Al fondo, en un balcón alto de hierro negro, una figura observaba todo. Un hombre imponente, elegante, intocable. Vestido con la precisión de un noble en medio del pecado. Sus ojos grises recorrían el lugar con calma depredadora… hasta que se cruzaron con los de Lia. Fue solo un instante, pero suficiente, para que un escalofrío recorriera su espina dorsal, haciéndola temblar. Sin darse cuenta, arrugó el afiche entre sus dedos.
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    Grupal
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    Cualquier línea
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  • Nose si con corbata o sin ella ya vere
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  • Bueno, el clima se ha puesto bastante agradable...
    Ni tan calor ni tan frío... Aunque sinceramente prefiero mas el frío que el calor..

    *Comentó mientras paseaba por el parque, el sol tocaba su piel cosa que no le molestaba. *
    Bueno, el clima se ha puesto bastante agradable... Ni tan calor ni tan frío... Aunque sinceramente prefiero mas el frío que el calor.. *Comentó mientras paseaba por el parque, el sol tocaba su piel cosa que no le molestaba. *
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  • Los domingos son para estar sin hacer nada, debería ir pensando en vivir sola y no en casa de padre.
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  • Suspira otra vez y se pone de pie, con la espalda adolorida, luego de un intento más que termina en fracaso, su transferencia no está funcionando, no logra tomar el cuerpo de Chroma, solo a 2 metros de él, aun yace como una estatua sin vida, de pie con la vista hacia el vacío.

    Luego contempla sus propias manos, las cicatrices no se han ido y se fija en las manos de Chroma, posee las mismas heridas en la palma de sus manos, es demasiado extraño, le cuesta mucho formar sus puños porque nuevamente el dolor visita su mente.

    - Creo que aun no puedo volver a mi Warframe.
    Suspira otra vez y se pone de pie, con la espalda adolorida, luego de un intento más que termina en fracaso, su transferencia no está funcionando, no logra tomar el cuerpo de Chroma, solo a 2 metros de él, aun yace como una estatua sin vida, de pie con la vista hacia el vacío. Luego contempla sus propias manos, las cicatrices no se han ido y se fija en las manos de Chroma, posee las mismas heridas en la palma de sus manos, es demasiado extraño, le cuesta mucho formar sus puños porque nuevamente el dolor visita su mente. - Creo que aun no puedo volver a mi Warframe.
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