• Claire no era la mejor en hacer regalos.
    Castiel no era el mejor en ningún tipo de convención social o sentimiento.
    Y la rubia todavía se sentía algo extraña en el tipo de relación, fuera cual fuera, que tenían entre ellos.
    Se juntaban el hambre con las ganas de comer.
    Aun así había visto aquellas velas en una tienda, juntas, y no sabia porque, o bueno, si, le había recordado a ellos. De modo que...

    — Feliz cumpleaños, Cass.
    Claire no era la mejor en hacer regalos. [FallenAngel18] no era el mejor en ningún tipo de convención social o sentimiento. Y la rubia todavía se sentía algo extraña en el tipo de relación, fuera cual fuera, que tenían entre ellos. Se juntaban el hambre con las ganas de comer. Aun así había visto aquellas velas en una tienda, juntas, y no sabia porque, o bueno, si, le había recordado a ellos. De modo que... — Feliz cumpleaños, Cass.
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  • 𝐋𝐚 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐌𝐮𝐦𝐲𝐨𝐮: 𝐞𝐥 "𝐒𝐢𝐧 𝐧𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞".

    Kurogiri Mumyou no siempre fue conocido por ese nombre. En su juventud, ingresó al Cuerpo de Exterminio con el entusiasmo de un guerrero convencido de que el sacrificio era un precio justo por la victoria. Tenía un escuadrón, camaradas con los que compartía entrenamientos, risas y el juramento de proteger la vida de los inocentes.

    Su primera misión importante los llevó a un pueblo montañoso, donde rumores hablaban de desapariciones nocturnas. El aire era espeso, y el silencio de la aldea, perturbador. Esa noche, la luna apenas iluminaba el sendero cuando el demonio apareció. Era más fuerte de lo que cualquier informe había advertido, un monstruo despiadado que parecía disfrutar prolongando el sufrimiento.

    La batalla fue rápida, brutal. Uno tras otro, sus compañeros fueron cayendo. El joven Kurogiri luchó con todas sus fuerzas, pero pronto comprendió que moriría igual que ellos. El instinto, o quizás el miedo, lo llevó a esconderse entre las sombras, aguardando un momento, una apertura. Allí, vio cómo sus amigos eran devorados, cómo gritaban sus nombres entre la oscuridad, rogando no ser olvidados.

    Cuando el demonio bajó la guardia, él emergió de su escondite. Con un golpe preciso, casi desesperado, logró herirlo lo suficiente para obligarlo a huir hacia la noche. Fue el único que quedó en pie.

    Al regresar, los superiores le preguntaron por lo sucedido. Le pidieron los nombres de los caídos, para registrar su sacrificio en los libros del Cuerpo. Fue entonces cuando ocurrió lo imperdonable: en medio de su trauma, de su dolor y de la adrenalina que aún le corría por las venas, Kurogiri no pudo recordar todos los nombres. Algunos se desvanecieron de su memoria como si nunca hubieran existido.

    Ese vacío lo destrozó más que la batalla misma. La idea de haber sobrevivido gracias al silencio, gracias a esconderse, mientras los demás murieron con dignidad… era un peso insoportable.

    Cuando le preguntaron por su propio nombre, respondió con voz quebrada:

    —Ellos murieron con nombre. Yo sigo vivo sin merecer el mío. Desde entonces, llámenme Mumyou… el que no merece ser recordado.

    Desde ese día, se convirtió en una figura sombría dentro del Cuerpo. Peleaba con fiereza, salvaba vidas, pero jamás buscó gloria. Rehuía los honores, las ceremonias, incluso los vínculos demasiado cercanos. Porque cada vez que alguien pronunciaba su nombre, él lo sentía vacío, un recordatorio de que estaba vivo gracias a las sombras y al olvido.

    El joven que una vez creyó en la justicia se transformó en el hombre que aprendió a vivir en silencio. Así nació Kurogiri Mumyou, el Pilar de la Sombra en ese entonces, marcado por la tragedia y por los nombres que no pudo recordar.
    𝐋𝐚 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐌𝐮𝐦𝐲𝐨𝐮: 𝐞𝐥 "𝐒𝐢𝐧 𝐧𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞". Kurogiri Mumyou no siempre fue conocido por ese nombre. En su juventud, ingresó al Cuerpo de Exterminio con el entusiasmo de un guerrero convencido de que el sacrificio era un precio justo por la victoria. Tenía un escuadrón, camaradas con los que compartía entrenamientos, risas y el juramento de proteger la vida de los inocentes. Su primera misión importante los llevó a un pueblo montañoso, donde rumores hablaban de desapariciones nocturnas. El aire era espeso, y el silencio de la aldea, perturbador. Esa noche, la luna apenas iluminaba el sendero cuando el demonio apareció. Era más fuerte de lo que cualquier informe había advertido, un monstruo despiadado que parecía disfrutar prolongando el sufrimiento. La batalla fue rápida, brutal. Uno tras otro, sus compañeros fueron cayendo. El joven Kurogiri luchó con todas sus fuerzas, pero pronto comprendió que moriría igual que ellos. El instinto, o quizás el miedo, lo llevó a esconderse entre las sombras, aguardando un momento, una apertura. Allí, vio cómo sus amigos eran devorados, cómo gritaban sus nombres entre la oscuridad, rogando no ser olvidados. Cuando el demonio bajó la guardia, él emergió de su escondite. Con un golpe preciso, casi desesperado, logró herirlo lo suficiente para obligarlo a huir hacia la noche. Fue el único que quedó en pie. Al regresar, los superiores le preguntaron por lo sucedido. Le pidieron los nombres de los caídos, para registrar su sacrificio en los libros del Cuerpo. Fue entonces cuando ocurrió lo imperdonable: en medio de su trauma, de su dolor y de la adrenalina que aún le corría por las venas, Kurogiri no pudo recordar todos los nombres. Algunos se desvanecieron de su memoria como si nunca hubieran existido. Ese vacío lo destrozó más que la batalla misma. La idea de haber sobrevivido gracias al silencio, gracias a esconderse, mientras los demás murieron con dignidad… era un peso insoportable. Cuando le preguntaron por su propio nombre, respondió con voz quebrada: —Ellos murieron con nombre. Yo sigo vivo sin merecer el mío. Desde entonces, llámenme Mumyou… el que no merece ser recordado. Desde ese día, se convirtió en una figura sombría dentro del Cuerpo. Peleaba con fiereza, salvaba vidas, pero jamás buscó gloria. Rehuía los honores, las ceremonias, incluso los vínculos demasiado cercanos. Porque cada vez que alguien pronunciaba su nombre, él lo sentía vacío, un recordatorio de que estaba vivo gracias a las sombras y al olvido. El joven que una vez creyó en la justicia se transformó en el hombre que aprendió a vivir en silencio. Así nació Kurogiri Mumyou, el Pilar de la Sombra en ese entonces, marcado por la tragedia y por los nombres que no pudo recordar.
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  • Acerca del contenido NSFW en la plataforma

    #Recordad

    Está permitido: El contenido erótico o de alto impacto está permitido en FicRol, siempre que se difumine la imagen antes de publicarla.

    Es obligatorio cambiar la privacidad de estas publicaciones a "Amigos" para mantener un entorno visualmente agradable.

    Restricciones: No se permite contenido NSFW en starters, artículos, clasificados, sagas, foros* o lugares de rol (salas de chat)*. (*Excluye subforos personalizados y lugares de rol con moderadores propios).

    Esta aclaración está reflejada en las normas de la plataforma que conviene revisar para una mejor convivencia: https://ficrol.com/static/guidelines
    🔞 Acerca del contenido NSFW en la plataforma 🔞 #Recordad ✅ Está permitido: El contenido erótico o de alto impacto está permitido en FicRol, siempre que se difumine la imagen antes de publicarla. 🚨 Es obligatorio cambiar la privacidad de estas publicaciones a "Amigos" para mantener un entorno visualmente agradable. 🚫 Restricciones: No se permite contenido NSFW en starters, artículos, clasificados, sagas, foros* o lugares de rol (salas de chat)*. (*Excluye subforos personalizados y lugares de rol con moderadores propios). Esta aclaración está reflejada en las normas de la plataforma que conviene revisar para una mejor convivencia: https://ficrol.com/static/guidelines
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Una vez termine de publicar la historia principal de Yukine y Lidica publicare una historia alterna donde los heroes han caido, pero de la oscuridad renace la esperanza:

    "El Legado

    Con el tiempo, Kael escribió un libro. No de hechizos. De memorias. Lo tituló “Crónicas del Olvido”, y en él narró la historia de Yukine y Lidica, de Sira, Tharos y Elen. No como héroes. Como personas que eligieron luchar cuando el mundo se rindió.

    El libro fue escondido en el Templo de la Luz Silente, junto al Amuleto. No para ser usado. Para ser recordado.

    Y cuando Kael desapareció, nadie lo buscó. Porque sabían que su historia… ya estaba completa."
    Una vez termine de publicar la historia principal de Yukine y Lidica publicare una historia alterna donde los heroes han caido, pero de la oscuridad renace la esperanza: "El Legado Con el tiempo, Kael escribió un libro. No de hechizos. De memorias. Lo tituló “Crónicas del Olvido”, y en él narró la historia de Yukine y Lidica, de Sira, Tharos y Elen. No como héroes. Como personas que eligieron luchar cuando el mundo se rindió. El libro fue escondido en el Templo de la Luz Silente, junto al Amuleto. No para ser usado. Para ser recordado. Y cuando Kael desapareció, nadie lo buscó. Porque sabían que su historia… ya estaba completa."
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  • {La mañana siguiente llegó con un dolor punzante que atravesaba la sien de Haku como si una espada estuviera hundida en su cráneo. Abrió los ojos lentamente, y lo primero que reconoció fue la sala de su hogar. Estaba en el suelo, con su cuerpo cansado, pero sana y salva en su hogar.
    No recordaba haber regresado. Lo último que tenía claro era el monstruo, el callejón, la magia consumiéndole cada fibra del cuerpo… y luego nada. Vacío.}

    {Intentó incorporarse, pero el mareo la obligó a quedarse recostada. Sentía sus músculos entumecidos, la garganta seca, y su magia… débil, apagada. Como si cada hechizo que había lanzado le hubiera drenado no solo energía, sino pedazos de sí misma. Siempre había sido así: desde pequeña, su poder no era un regalo sino una carga. Lo había descubierto en su infancia, ella sabía que su existencia era distinta. Mitad humana, mitad nekomata, jamás había pertenecido a ningún lado.}

    {Aquella noche en el callejón solo le había recordado lo frágil que era su límite. La magia que podía salvarla también era la misma que podía consumirla.}

    {Fue entonces cuando lo entendió. Si había despertado allí, a salvo, no era porque alguien más la hubiera llevado…
    Su espíritu híbrido. No la dejó morir. La rescató.}

    {El imponente caballo con cabeza de águila había sido quien la cargó, llevándola de regreso a su hogar.}

    {Haku ignoraba aún la verdad: no entendía por qué Puff había permanecido tanto tiempo ausente de su vida. Pero la razón era sencilla y cruel. Cuando un espíritu convive demasiado con un ser mortal—ya sea humano, nekomata o incluso una simple criatura del mundo terrenal—inevitablemente comienza a impregnarse de sus emociones. Lazos invisibles, frágiles y poderosos al mismo tiempo, nacen sin que nadie los desee. Y esos lazos, tan hermosos, son también cadenas que debilitan a un guardián.}

    {Puff lo sabía. Desde el principio comprendió que la pequeña nekomata jamás estaría a salvo, que su vida entera estaría marcada por la persecución de enemigos y el peligro. Si permanecía siempre a su lado, su fuerza iría debilitandose poco a poco, sofocada por los mismos sentimientos que lo ataban a ella. Por eso eligió apartarse, aunque su esencia anhelara vigilarla cada noche. Se alejó para no caer preso de esa fragilidad, para mantener intacto su poder. Porque llegado el día, cuando la muerte o la oscuridad se abalanzaran sobre Haku, él quería ser capaz de interponerse, incluso si eso significaba entregar su propia existencia.}

    {La distancia fue su sacrificio. Y en lo más profundo de su espíritu, Puff, podía llegar a amarla más de lo que un guardián debe amar a su protegida.}
    {La mañana siguiente llegó con un dolor punzante que atravesaba la sien de Haku como si una espada estuviera hundida en su cráneo. Abrió los ojos lentamente, y lo primero que reconoció fue la sala de su hogar. Estaba en el suelo, con su cuerpo cansado, pero sana y salva en su hogar. No recordaba haber regresado. Lo último que tenía claro era el monstruo, el callejón, la magia consumiéndole cada fibra del cuerpo… y luego nada. Vacío.} {Intentó incorporarse, pero el mareo la obligó a quedarse recostada. Sentía sus músculos entumecidos, la garganta seca, y su magia… débil, apagada. Como si cada hechizo que había lanzado le hubiera drenado no solo energía, sino pedazos de sí misma. Siempre había sido así: desde pequeña, su poder no era un regalo sino una carga. Lo había descubierto en su infancia, ella sabía que su existencia era distinta. Mitad humana, mitad nekomata, jamás había pertenecido a ningún lado.} {Aquella noche en el callejón solo le había recordado lo frágil que era su límite. La magia que podía salvarla también era la misma que podía consumirla.} {Fue entonces cuando lo entendió. Si había despertado allí, a salvo, no era porque alguien más la hubiera llevado… Su espíritu híbrido. No la dejó morir. La rescató.} {El imponente caballo con cabeza de águila había sido quien la cargó, llevándola de regreso a su hogar.} {Haku ignoraba aún la verdad: no entendía por qué Puff había permanecido tanto tiempo ausente de su vida. Pero la razón era sencilla y cruel. Cuando un espíritu convive demasiado con un ser mortal—ya sea humano, nekomata o incluso una simple criatura del mundo terrenal—inevitablemente comienza a impregnarse de sus emociones. Lazos invisibles, frágiles y poderosos al mismo tiempo, nacen sin que nadie los desee. Y esos lazos, tan hermosos, son también cadenas que debilitan a un guardián.} {Puff lo sabía. Desde el principio comprendió que la pequeña nekomata jamás estaría a salvo, que su vida entera estaría marcada por la persecución de enemigos y el peligro. Si permanecía siempre a su lado, su fuerza iría debilitandose poco a poco, sofocada por los mismos sentimientos que lo ataban a ella. Por eso eligió apartarse, aunque su esencia anhelara vigilarla cada noche. Se alejó para no caer preso de esa fragilidad, para mantener intacto su poder. Porque llegado el día, cuando la muerte o la oscuridad se abalanzaran sobre Haku, él quería ser capaz de interponerse, incluso si eso significaba entregar su propia existencia.} {La distancia fue su sacrificio. Y en lo más profundo de su espíritu, Puff, podía llegar a amarla más de lo que un guardián debe amar a su protegida.}
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    //Recordad que hoy cuando se suba el evento, serán enviadas las invitaciones. Sin embargo por ahora ando ausente por que es día de Storyboard.
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  • -Estando sola, se sentó frente a su ventana mirando la lluvia, el sonido del agua caer, ciertamente la hacían sentir bien, recordado lo que paso, sonrie un poco y comenzó a hacer dibujos en el cristal de la ventana empañada. -

    ....

    -Sea lo que sea que deseaba decir, se lo guardo para ella misma, no deseaba revelar lo que guardaba. -
    -Estando sola, se sentó frente a su ventana mirando la lluvia, el sonido del agua caer, ciertamente la hacían sentir bien, recordado lo que paso, sonrie un poco y comenzó a hacer dibujos en el cristal de la ventana empañada. - .... -Sea lo que sea que deseaba decir, se lo guardo para ella misma, no deseaba revelar lo que guardaba. -
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  • 𝗠𝗮𝗻𝗱𝗮𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗔𝗿𝗰𝗮𝗱𝗲𝘀 𝗦𝗮𝗯𝗯𝗼𝘁𝗵, 𝗚𝘂𝗮𝗿𝗱𝗶𝗮́𝗻 𝗱𝗲 𝗹𝗮𝘀 𝘁𝗿𝗲𝗰𝗲 𝗺𝘂𝗿𝗮𝗹𝗹𝗮𝘀.

    Escuchad, mortales y sabios por igual.
    No he extendido mis alas sobre estas tierras para regocijarme en la guerra, sino para preservarlas del caos que devora sin razón.
    Mis murallas no son cárceles, sino refugios; no son cadenas, sino cimientos de orden.

    La espada sin pensamiento es destrucción; la ambición sin límites es ruina.
    Recordad que la fuerza de un reino no se mide en su número de lanzas, sino en la sabiduría de sus cimientos.
    A quienes buscan erigir sobre arena, les advierto: el tiempo derrumba lo frágil.
    Mas quienes edifiquen sobre la ley, la disciplina y la unidad, hallarán mi sombra como escudo.

    Soy Arcades Sabboth, último de mi linaje en estas tierras.
    No busco vasallos, sino guardianes.
    No deseo adoración, sino entendimiento.
    Quien camine conmigo lo hará bajo el estandarte de la armonía;
    quien se alce contra mí, hallará que incluso la eternidad se estrella contra el muro de mi voluntad.
    𝗠𝗮𝗻𝗱𝗮𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗔𝗿𝗰𝗮𝗱𝗲𝘀 𝗦𝗮𝗯𝗯𝗼𝘁𝗵, 𝗚𝘂𝗮𝗿𝗱𝗶𝗮́𝗻 𝗱𝗲 𝗹𝗮𝘀 𝘁𝗿𝗲𝗰𝗲 𝗺𝘂𝗿𝗮𝗹𝗹𝗮𝘀. Escuchad, mortales y sabios por igual. No he extendido mis alas sobre estas tierras para regocijarme en la guerra, sino para preservarlas del caos que devora sin razón. Mis murallas no son cárceles, sino refugios; no son cadenas, sino cimientos de orden. La espada sin pensamiento es destrucción; la ambición sin límites es ruina. Recordad que la fuerza de un reino no se mide en su número de lanzas, sino en la sabiduría de sus cimientos. A quienes buscan erigir sobre arena, les advierto: el tiempo derrumba lo frágil. Mas quienes edifiquen sobre la ley, la disciplina y la unidad, hallarán mi sombra como escudo. Soy Arcades Sabboth, último de mi linaje en estas tierras. No busco vasallos, sino guardianes. No deseo adoración, sino entendimiento. Quien camine conmigo lo hará bajo el estandarte de la armonía; quien se alce contra mí, hallará que incluso la eternidad se estrella contra el muro de mi voluntad.
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  • No todo son llegadas… también toca decir adiós.
    Esta semana, varios personajes 3D han sido eliminados, bien por decisión propia de sus usuarios, bien por la inevitable inactividad que a veces nos aparta del camino.

    Aunque sus nombres ya no figuren en el directorio, las huellas que dejaron en las tramas y en quienes compartieron con ellos momentos, siguen aquí.

    Recordad que, en caso de necesitar tiempo, siempre existe la opción de activar hiatus, para que vuestros personajes puedan esperaros hasta el regreso.

    Que estas despedidas nos recuerden también lo valioso de cada encuentro y lo especial de seguir construyendo juntos esta comunidad.
    No todo son llegadas… también toca decir adiós. Esta semana, varios personajes 3D han sido eliminados, bien por decisión propia de sus usuarios, bien por la inevitable inactividad que a veces nos aparta del camino. Aunque sus nombres ya no figuren en el directorio, las huellas que dejaron en las tramas y en quienes compartieron con ellos momentos, siguen aquí. 💫 Recordad que, en caso de necesitar tiempo, siempre existe la opción de activar hiatus, para que vuestros personajes puedan esperaros hasta el regreso. Que estas despedidas nos recuerden también lo valioso de cada encuentro y lo especial de seguir construyendo juntos esta comunidad. 🤍
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  • Cualquier día puede ser un día especial.

    Hoy me he despertado como un día cualquiera, normal. Al alzar la mirada en pleno mediodía de un día de verano he podido ver perfectamente en el cielo la luna en fase de cuarto menguante. He recordado que la luna llena pasada fue la luna llena del esturión, la luna que más brilla de todo el año.

    ¿No es romántico pensar que, estemos donde estemos, si miramos al cielo podemos ver todos esa luna? Sea día o sea noche.

    Finaliza el periodo de máxima visibilidad de las perseidas y, aun así, aún podemos ver alguna estrella fugaz brillando persistente junto a la brillante luna, las más potentes y rezagadas… las más especiales.

    Y he pensado: ¿no es un hermoso día para nacer?
    Cualquier día puede ser un día especial. Hoy me he despertado como un día cualquiera, normal. Al alzar la mirada en pleno mediodía de un día de verano he podido ver perfectamente en el cielo la luna en fase de cuarto menguante. He recordado que la luna llena pasada fue la luna llena del esturión, la luna que más brilla de todo el año. ¿No es romántico pensar que, estemos donde estemos, si miramos al cielo podemos ver todos esa luna? Sea día o sea noche. Finaliza el periodo de máxima visibilidad de las perseidas y, aun así, aún podemos ver alguna estrella fugaz brillando persistente junto a la brillante luna, las más potentes y rezagadas… las más especiales. Y he pensado: ¿no es un hermoso día para nacer?
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