Subir aquella puta montaña fue lo que convirtió a Nesta, a las Valkyrias en lo que eran, unas guerreras tan poderosas como cualquier Ilyrio sobredimensionado.
Aquella noche Nesta tomó la cajita de música que Cassian le había regalado, aquella melodía le encantaba, le transportaba a un momento en el que el mundo se desvanecía y solo estaba ella y la música, solo ella y la música del silencio.
Nesta Archeron había sido tan cabezota de subir y bajar las interminables escaleras que llevaban a la Casa del Viento, había subido la puta montaña, había decapitado a un rey y había dominado uno de los Tesoros del Terror, había evitado que la muerte se llevase a su hermana, su sobrino y su cuñado, sin duda no había nada que Nesta Archeron no pudiera conseguir, y aquella noche se le había metido algo en la cabeza.
Salió de la Casa del Viento en dirección a un lago, un lago que resultaba que desde la perspectiva de aquellos que lo visitaban, se podían ver los tres picos de las tres montañas a la perfección, un lago de aguas tan hermosas que reflejaban cual espejo el cielo de Velaris.
Había conseguido ropa de baile, un maillot de mangas largas y translucidas, y una falda que llegaba a las rodillas, aquella falda también era translucida. había elegido el negro para el maillot, y el lavanda para la falda, a conjunto los zapatos de baile, los cuales disponían de un leve tacón, también eran de color negro y tenían un adorno, una flor de color lavanda en el broche de estos. Sin duda, Nesta Archeron, tenía estilo hasta para comprar ropa de entrenamiento.
Cuando llegó al lago, tras largos minutos caminando, dejó la cajita en el suelo, le dio cuerda y abrió la tapa de aquella cajita musical.
Cuando las primeras notas musicales se deslizaron por el aire y envolvieron a Nesta, esta hizo un elegante movimiento con la mano que indicaba que la danza comenzaría.
Así, a la luz del reflejo de las estrellas y al amparo de las tres montañas, Nesta no era más que un elegante cisne negro mostrando su hermoso y brillante plumaje.
Subir aquella puta montaña fue lo que convirtió a Nesta, a las Valkyrias en lo que eran, unas guerreras tan poderosas como cualquier Ilyrio sobredimensionado.
Aquella noche Nesta tomó la cajita de música que Cassian le había regalado, aquella melodía le encantaba, le transportaba a un momento en el que el mundo se desvanecía y solo estaba ella y la música, solo ella y la música del silencio.
Nesta Archeron había sido tan cabezota de subir y bajar las interminables escaleras que llevaban a la Casa del Viento, había subido la puta montaña, había decapitado a un rey y había dominado uno de los Tesoros del Terror, había evitado que la muerte se llevase a su hermana, su sobrino y su cuñado, sin duda no había nada que Nesta Archeron no pudiera conseguir, y aquella noche se le había metido algo en la cabeza.
Salió de la Casa del Viento en dirección a un lago, un lago que resultaba que desde la perspectiva de aquellos que lo visitaban, se podían ver los tres picos de las tres montañas a la perfección, un lago de aguas tan hermosas que reflejaban cual espejo el cielo de Velaris.
Había conseguido ropa de baile, un maillot de mangas largas y translucidas, y una falda que llegaba a las rodillas, aquella falda también era translucida. había elegido el negro para el maillot, y el lavanda para la falda, a conjunto los zapatos de baile, los cuales disponían de un leve tacón, también eran de color negro y tenían un adorno, una flor de color lavanda en el broche de estos. Sin duda, Nesta Archeron, tenía estilo hasta para comprar ropa de entrenamiento.
Cuando llegó al lago, tras largos minutos caminando, dejó la cajita en el suelo, le dio cuerda y abrió la tapa de aquella cajita musical.
Cuando las primeras notas musicales se deslizaron por el aire y envolvieron a Nesta, esta hizo un elegante movimiento con la mano que indicaba que la danza comenzaría.
Así, a la luz del reflejo de las estrellas y al amparo de las tres montañas, Nesta no era más que un elegante cisne negro mostrando su hermoso y brillante plumaje.
Ir al teatro para Sona era como... como una noche especial, como un momento en el que su alma se unía a la música, a la historia que se le ofrecía frente a sus ojos. Ir al teatro era como ir al templo para aquellos más religiosos.
Aquella noche Sona no interpretaba su música, no, iba de oyente, iba a deleitarse con los artistas que Demacia ofrecía, iba a aprender algo nuevo de los músicos novicios del lugar. Aquella noche se estrenaba "El espectro del teatro", un drama sobre un hombre que se obsesionaba con una actriz.
Sona estaba nerviosa por conocer qué se encontraría en aquella nueva obra, quería conocer los misterios de aquella novedosa historia.
Con cuidado y en silencio buscó el asiento que ponía en su boleto, estaba en un palco, arriba, frente al escenario, allí tendría mejor visión y mejor oído, además nadie le taparía, sobre todo por que era un palco privado, de alguna forma debería de aprovechar que ella también era artista en aquellas tierras.
Cuando todo se apago y el teatro entero se quedó a oscuras y en silencio un escalofrío le recorrió la espalda a Sona, ¿Nerviosismo? Tal vez. Inclinó su cuerpo hasta apoyarlo en la baranda, las primeras leves notas de música flotaron en el aire, y una gran lampara de araña, hecha con relucientes y brillantes cristales apareció en escena.
La obra, había empezado.
Los dedos de Sona se aferraron con fuerza a sus faldas, nerviosa por lo que se iba a encontrar, así como su corazón comenzó a latir con fuerza, tanta, que llegó a pensar que el palco de al lado podría oir sus latidos.
Se mordió el labio inferior justo cuando la lampara de araña simuló romperse y la música dio paso al primer acto.
Ir al teatro para Sona era como... como una noche especial, como un momento en el que su alma se unía a la música, a la historia que se le ofrecía frente a sus ojos. Ir al teatro era como ir al templo para aquellos más religiosos.
Aquella noche Sona no interpretaba su música, no, iba de oyente, iba a deleitarse con los artistas que Demacia ofrecía, iba a aprender algo nuevo de los músicos novicios del lugar. Aquella noche se estrenaba "El espectro del teatro", un drama sobre un hombre que se obsesionaba con una actriz.
Sona estaba nerviosa por conocer qué se encontraría en aquella nueva obra, quería conocer los misterios de aquella novedosa historia.
Con cuidado y en silencio buscó el asiento que ponía en su boleto, estaba en un palco, arriba, frente al escenario, allí tendría mejor visión y mejor oído, además nadie le taparía, sobre todo por que era un palco privado, de alguna forma debería de aprovechar que ella también era artista en aquellas tierras.
Cuando todo se apago y el teatro entero se quedó a oscuras y en silencio un escalofrío le recorrió la espalda a Sona, ¿Nerviosismo? Tal vez. Inclinó su cuerpo hasta apoyarlo en la baranda, las primeras leves notas de música flotaron en el aire, y una gran lampara de araña, hecha con relucientes y brillantes cristales apareció en escena.
La obra, había empezado.
Los dedos de Sona se aferraron con fuerza a sus faldas, nerviosa por lo que se iba a encontrar, así como su corazón comenzó a latir con fuerza, tanta, que llegó a pensar que el palco de al lado podría oir sus latidos.
Se mordió el labio inferior justo cuando la lampara de araña simuló romperse y la música dio paso al primer acto.
En la Alta Ciudad, se celebraba un gran baile de máscaras uno de los más lujosos que podías haberse celebrado en aquella época del año, no escatimaban los recursos de los magos que hacían que la temperatura del lugar fuera agradable, ni la música de los bardos, ni tampoco el espectáculo de los contorsionistas que llamaban la atención a los ojos de los invitados, tampoco se había escatimado en el dinero empleado en las bebidas que allí había, al menos una veintena de camareros se paseaban por el gran salón de baile con una bandeja de copas con diferentes licores; champange, licor de mandrágora, licor de moras, vodka, hidromiel, y demás. Menos aún se había escatimado en el dinero y esfuerzo invertido en la comida de la fiesta, pequeños canapés de ostras, pato laqueado, vieiras, bogavante, jamón, tartar de algún pescado, salmón, carnes rojas y poco hechas... aquel lugar era un estimulo entero para la vista, el gusto, el olfato y el oído pero... ¿Y el tacto?
La fiesta había empezado como de costumbre, música suave poco ritmica, musica con la que se podía conversar, los más extrovertidos eran capaces de hacer nacer una conversación de un suspiro, otros esperaban a que la música se animase para que alguien lo suficientemente valiente se animara a bailar con ellos.
Aquella noche Anraste portaba una máscara de lobo, de hecho, todos los presentes portaban una mascara, a la feérica mujer le pareció una costumbre tan curiosa como extraña.
El lobo que simbolizaba su máscara era de color negro, lo cual contrastaba con el vivo color otoñal de su cabello. Su vestido, aunque no le gustaba nada aquel tipo de prenda, era un elegante vestido negro que dibujaba a la perfección aquel aspecto de "lobo" de alguna forma, aunque dibujaba sus curvas de mujer fuerte, tenía ese aspecto salvaje de un lobo que está apunto de salir de caza.
La mano de Anraste se extendió hasta la copa que un camarero portaba en su bandeja, seguidamente se llevó la copa a la nariz para adivinar qué era aquel licor, no fue difícil con aquel aroma a miel y fruta fermentada, era hidromiel. Y a ella le encantaban las bebidas dulces.
En la Alta Ciudad, se celebraba un gran baile de máscaras uno de los más lujosos que podías haberse celebrado en aquella época del año, no escatimaban los recursos de los magos que hacían que la temperatura del lugar fuera agradable, ni la música de los bardos, ni tampoco el espectáculo de los contorsionistas que llamaban la atención a los ojos de los invitados, tampoco se había escatimado en el dinero empleado en las bebidas que allí había, al menos una veintena de camareros se paseaban por el gran salón de baile con una bandeja de copas con diferentes licores; champange, licor de mandrágora, licor de moras, vodka, hidromiel, y demás. Menos aún se había escatimado en el dinero y esfuerzo invertido en la comida de la fiesta, pequeños canapés de ostras, pato laqueado, vieiras, bogavante, jamón, tartar de algún pescado, salmón, carnes rojas y poco hechas... aquel lugar era un estimulo entero para la vista, el gusto, el olfato y el oído pero... ¿Y el tacto?
La fiesta había empezado como de costumbre, música suave poco ritmica, musica con la que se podía conversar, los más extrovertidos eran capaces de hacer nacer una conversación de un suspiro, otros esperaban a que la música se animase para que alguien lo suficientemente valiente se animara a bailar con ellos.
Aquella noche Anraste portaba una máscara de lobo, de hecho, todos los presentes portaban una mascara, a la feérica mujer le pareció una costumbre tan curiosa como extraña.
El lobo que simbolizaba su máscara era de color negro, lo cual contrastaba con el vivo color otoñal de su cabello. Su vestido, aunque no le gustaba nada aquel tipo de prenda, era un elegante vestido negro que dibujaba a la perfección aquel aspecto de "lobo" de alguna forma, aunque dibujaba sus curvas de mujer fuerte, tenía ese aspecto salvaje de un lobo que está apunto de salir de caza.
La mano de Anraste se extendió hasta la copa que un camarero portaba en su bandeja, seguidamente se llevó la copa a la nariz para adivinar qué era aquel licor, no fue difícil con aquel aroma a miel y fruta fermentada, era hidromiel. Y a ella le encantaban las bebidas dulces.
Elevado en su siniestra alborada, inclina su testa a los cielos. Se enamora de sus rostros. Y ahí en ese bosque de espadas y madera recia; esgrime un decorado de estelas, perfumadas por riscos de puentes caídos; allí decanta la espuma de la arena de sus playas.
Esas cardinales, esas de doncellez inevitable.
"¿Quién brinda por la esperanza de una voz que se consuela a sí misma con la tétrica música de grillos esbozados en mis labios? Los colmados por el coseno de la reina, elevan cumbres de bordados embelesos.
Muérdagos y mariposas son un sollozos de sus besos de lana de óxido; ya vasto, ya presente.
De almas calizas. Sutiles, como tú y como yo.
Arrepientete de ese río que escuda a los inviolados. Entre espasmos; ese que domina a la majestad de un mar embravecido".
Canta como si le faltara el aliento, y no hay alma que le escuche, no la hay, no hay ser que no sea más hermosa que el mismísimo silencio.
Y en el silencio se esboza una balada de ídolos rotos; con los que hace el amor entre improperios. El circo calla al potro de la yesca y el fuego que quema a las almas de sus nocturnas aladas.
Y susurra; y ese ser declara entre sollozos de piedra.
"No basta el desastre de la naturaleza;: de rasgos de sesgos inviolables, para batir el duelo de un corazón espinado que clama a gritos por un héroe de máscara y sellos en los brazos.
Prudente en el hoy, en el ayer y en la mañana".
"Un Rey de reyes".
Elevado en su siniestra alborada, inclina su testa a los cielos. Se enamora de sus rostros. Y ahí en ese bosque de espadas y madera recia; esgrime un decorado de estelas, perfumadas por riscos de puentes caídos; allí decanta la espuma de la arena de sus playas.
Esas cardinales, esas de doncellez inevitable.
"¿Quién brinda por la esperanza de una voz que se consuela a sí misma con la tétrica música de grillos esbozados en mis labios? Los colmados por el coseno de la reina, elevan cumbres de bordados embelesos.
Muérdagos y mariposas son un sollozos de sus besos de lana de óxido; ya vasto, ya presente.
De almas calizas. Sutiles, como tú y como yo.
Arrepientete de ese río que escuda a los inviolados. Entre espasmos; ese que domina a la majestad de un mar embravecido".
Canta como si le faltara el aliento, y no hay alma que le escuche, no la hay, no hay ser que no sea más hermosa que el mismísimo silencio.
Y en el silencio se esboza una balada de ídolos rotos; con los que hace el amor entre improperios. El circo calla al potro de la yesca y el fuego que quema a las almas de sus nocturnas aladas.
Y susurra; y ese ser declara entre sollozos de piedra.
"No basta el desastre de la naturaleza;: de rasgos de sesgos inviolables, para batir el duelo de un corazón espinado que clama a gritos por un héroe de máscara y sellos en los brazos.
Prudente en el hoy, en el ayer y en la mañana".
-Robin se prepara para iniciar con un concierto en Colonipenal, se estaba maquillando para ir al escenario pronto.
Desde que Dios desapareció, sus superiores se quedaron a cargo y como ella no es tan fuerte como ellos, decidió ir a cada planeta, llevado la armonía por su música.
Ese día, llego a un planeta un tanto caótico y peligroso.
Aunque arriesgue su vida en ello, desearía que ya todos estén en la armonía. -
-Robin se prepara para iniciar con un concierto en Colonipenal, se estaba maquillando para ir al escenario pronto.
Desde que Dios desapareció, sus superiores se quedaron a cargo y como ella no es tan fuerte como ellos, decidió ir a cada planeta, llevado la armonía por su música.
Ese día, llego a un planeta un tanto caótico y peligroso.
Aunque arriesgue su vida en ello, desearía que ya todos estén en la armonía. -
-VOX Overlord había preparado todo un sed el atuendo que me dió era algo incómodo Pero esperaba la señal las camarógrafos apuntaban en mi dirección tras recibir la indicación mis sombras enpiesan a tocar la música y Vox supervisada la transmisión -
-[VOX_Vees] había preparado todo un sed el atuendo que me dió era algo incómodo Pero esperaba la señal las camarógrafos apuntaban en mi dirección tras recibir la indicación mis sombras enpiesan a tocar la música y Vox supervisada la transmisión -
https://youtu.be/VkDYEl8qFao?si=mnFPXpyA7j6tzomu
Esta tarde trabajo para quienes no preguntan, solo ordenan.
La mafia coreana tiene a un rehén.
Y me han pedido abrir su memoria.
No es tortura.
Mi tarea es más silenciosa:
leer los temblores en su aura,
extraer lo que no dice su boca,
doblar el umbral entre lo consciente y lo oculto.
Le coloco el sello en el pecho.
Mis dedos trazan un canal entre sus emociones y el aire.
No lo toco con violencia.
Solo activo lo que duele.
El cliente observa en silencio.
El rehén tiembla.
Yo respiro.
Y dejo que Aegir susurre a través de mí.
No me enorgullece.
Pero esta ciudad es cara.
Y cuidar de mamá cuesta más de lo que la música puede pagar.
Cuando esto termine,
apagaré las velas.
Y nadie hablará de lo que pasó aquí.
📷 @blueveil_official
#TuesdayJob
Esta tarde trabajo para quienes no preguntan, solo ordenan.
La mafia coreana tiene a un rehén.
Y me han pedido abrir su memoria.
No es tortura.
Mi tarea es más silenciosa:
leer los temblores en su aura,
extraer lo que no dice su boca,
doblar el umbral entre lo consciente y lo oculto.
Le coloco el sello en el pecho.
Mis dedos trazan un canal entre sus emociones y el aire.
No lo toco con violencia.
Solo activo lo que duele.
El cliente observa en silencio.
El rehén tiembla.
Yo respiro.
Y dejo que Aegir susurre a través de mí.
No me enorgullece.
Pero esta ciudad es cara.
Y cuidar de mamá cuesta más de lo que la música puede pagar.
Cuando esto termine,
apagaré las velas.
Y nadie hablará de lo que pasó aquí.
#TrabajoParaSobrevivir
#FacilitadordeRituales
#RitualesClandestinos
#RehénSinVoz
#MafiaCoreana
#SensorialYSombrío