• *Despertando de mi largo sueño sin saber la hora que era ni en qué fecha estaba, bostezando rascándome el costado con los pelos revueltos y aun con la babilla en la boca de haber dormido tanto, me limpie la baba con la manga del pijama mientras me levantaba de la cama bostezando y dirigiéndome al salón cual zombie*

    - Espero que echen algo interesante… o me volveré a la cama… a saber de las cosas que me habré perdido…
    *Despertando de mi largo sueño sin saber la hora que era ni en qué fecha estaba, bostezando rascándome el costado con los pelos revueltos y aun con la babilla en la boca de haber dormido tanto, me limpie la baba con la manga del pijama mientras me levantaba de la cama bostezando y dirigiéndome al salón cual zombie* - Espero que echen algo interesante… o me volveré a la cama… a saber de las cosas que me habré perdido…
    Me gusta
    Me encocora
    4
    3 turnos 0 maullidos 520 vistas
  • Se merecía el golpe. Se amaban mutuamente, pero por reglas no pudieron estar juntos Nazuna y Yamori como novios y... 14 años y 100 probablemente... Nah, eso no importo en el anime ni manga, se comían

    — ¡¡Idiota!!, ¡¡Nazuna y yo tuvimos final happy!!
    Se merecía el golpe. Se amaban mutuamente, pero por reglas no pudieron estar juntos Nazuna y Yamori como novios y... 14 años y 100 probablemente... Nah, eso no importo en el anime ni manga, se comían — ¡¡Idiota!!, ¡¡Nazuna y yo tuvimos final happy!!
    Me gusta
    Me enjaja
    2
    0 turnos 0 maullidos 307 vistas
  • Lucia levantó la mirada del libro cuando escuchó la puerta de la tienda cerrarse. Era la hora de almorzar, pero algo en la manera en que Carmina entró le hizo sentir una preocupación silenciosa. Su nieta llevaba el cabello planchado, algo que solo hacía cuando estaba sumergida en pensamientos tristes.

    Dejó el libro a un lado, observándola en silencio mientras Carmina caminaba hacia la cocina, evitando el contacto visual. Lucia la conocía demasiado bien como para no darse cuenta de que algo la estaba consumiendo por dentro.

    —Carmina, ven, siéntate conmigo un momento —le pidió con voz suave, señalando el sofá.

    Carmina dudó por un instante, pero luego soltó un suspiro y se acercó al sofá, dejándose caer junto a su abuela. Durante unos segundos, solo miró sus manos, retorciendo un mechón de su cabello planchado.

    —¿Qué sucede, cariño? —le preguntó Lucia, sabiendo que su nieta necesitaba sacar lo que tenía dentro.

    Carmina jugueteó con su cabello, mirando hacia abajo. Cuando finalmente habló, su voz era baja y quebradiza.

    —No quiero parecerme a ella, abuela —susurró, y Lucia supo inmediatamente que hablaba de su madre.

    —Es como... —Carmina continuó, buscando las palabras—, a veces me miro en el espejo y veo algo que no quiero ver. Mi cabello... me recuerda a ella. No puedo evitarlo. Lo plancho porque así siento que lo estoy cambiando, pero ni así se siente bien. Me siento incómoda conmigo misma, como si no pudiera escapar de eso.

    Lucia escuchó con atención, apretando suavemente la mano de Carmina en señal de apoyo. Sabía que había mucho más detrás de esas palabras, y que su nieta necesitaba tiempo para decirlo todo.

    —Y... mis amigas del colegio… ya todas hicieron sus vidas. Apenas me hablan. Están estudiando, viajando, haciendo cosas... y yo estoy aquí, en la tienda, como si me hubiera quedado atrás. —Carmina apretó los labios, tratando de contener las lágrimas que ya estaban asomando—. Es como si todas me hubieran olvidado, como si no importara para nadie.

    Lucia sintió una punzada en el corazón. Sabía cuánto significaban esas amistades para Carmina, y verla tan aislada, tan sola, la llenaba de tristeza. Luego, una idea cruzó por su mente, una amiga de la que había escuchado hablar, pero no conocía mucho.

    —¿Y qué hay de Jade? —preguntó suavemente—. Sé que no la veo mucho por aquí, pero por lo que me has dicho, parece que es importante para ti. No sé mucho de ella, pero siempre hablas de lo que comparten. ¿No es ella parte de tu vida ahora?

    Carmina parpadeó, sorprendida por la mención de Jade. Bajó la mirada por un momento y suspiró.

    —Sí, Jade es... especial. Pero con ella tampoco puedo hablar de cómo me siento realmente. No sé por qué, abuela... simplemente siento que no puedo ser totalmente honesta. No quiero que piense que estoy rota o que algo está mal conmigo. Así que hablamos de cosas más superficiales, y aunque eso ayuda por un rato... no es lo que necesito.

    Lucia asintió, su expresión calmada mientras escuchaba a su nieta desahogarse.

    —Y lo peor es que no entiendo por qué todo me afecta tanto. Mi vida es buena, abuela. Tengo la tienda, te tengo a ti, tengo mi salud... pero aun así, todo se siente tan pesado. —Carmina comenzó a llorar otra vez, las lágrimas corriendo por sus mejillas mientras buscaba respuestas en la confusión que sentía—. No debería sentirme así, pero no puedo evitarlo. Me siento sola, como si todos se fueran, como si me quedara estancada mientras el resto sigue adelante.

    Lucia la observó con el corazón encogido. Sabía que los sentimientos de su nieta no siempre tenían una explicación simple o fácil, y que, a veces, la tristeza aparecía incluso en los momentos de mayor estabilidad.

    —Incluso el chico... —continuó Carmina, ahora con la voz más rota—. ¿Recuerdas al joven rubio del que te hablé? Él… me dijo algo muy raro. Dijo que me parecía a su mamá. Al principio no supe qué pensar, pero… de alguna manera, me dio ternura. Él hablaba de ella con tanto cariño, como si pensar en su madre le trajera paz. Y eso fue tan diferente a cómo me siento yo cuando pienso en la mía…

    Carmina se detuvo un momento, secándose las lágrimas con la manga de su blusa.

    —Pero hace mucho que no sé nada de él tampoco. Es como si, al igual que todos los demás, también se hubiera ido. —Al decirlo, su voz se quebró por completo, y Carmina se cubrió el rostro con las manos, soltando sollozos que llevaba demasiado tiempo conteniendo.

    Lucia, con ternura infinita, la atrajo hacia ella, abrazándola y acariciando su cabello con delicadeza. La sentía tan vulnerable, tan herida por todas esas pérdidas, tanto físicas como emocionales.

    —Es normal sentirte así, mi niña —murmuró Lucia con suavidad—. A veces las personas que amamos se alejan, y eso duele, pero no significa que lo que compartiste con ellos no sea valioso. Y aunque ahora te cueste verlo, eres mucho más que tus recuerdos o lo que otros te han dejado atrás.

    Carmina se hundió más en el abrazo, dejando que las palabras de su abuela la envolvieran. El dolor seguía ahí, como una sombra persistente, pero en ese momento, en los brazos de Lucia, encontró un poco de consuelo.
    Lucia levantó la mirada del libro cuando escuchó la puerta de la tienda cerrarse. Era la hora de almorzar, pero algo en la manera en que Carmina entró le hizo sentir una preocupación silenciosa. Su nieta llevaba el cabello planchado, algo que solo hacía cuando estaba sumergida en pensamientos tristes. Dejó el libro a un lado, observándola en silencio mientras Carmina caminaba hacia la cocina, evitando el contacto visual. Lucia la conocía demasiado bien como para no darse cuenta de que algo la estaba consumiendo por dentro. —Carmina, ven, siéntate conmigo un momento —le pidió con voz suave, señalando el sofá. Carmina dudó por un instante, pero luego soltó un suspiro y se acercó al sofá, dejándose caer junto a su abuela. Durante unos segundos, solo miró sus manos, retorciendo un mechón de su cabello planchado. —¿Qué sucede, cariño? —le preguntó Lucia, sabiendo que su nieta necesitaba sacar lo que tenía dentro. Carmina jugueteó con su cabello, mirando hacia abajo. Cuando finalmente habló, su voz era baja y quebradiza. —No quiero parecerme a ella, abuela —susurró, y Lucia supo inmediatamente que hablaba de su madre. —Es como... —Carmina continuó, buscando las palabras—, a veces me miro en el espejo y veo algo que no quiero ver. Mi cabello... me recuerda a ella. No puedo evitarlo. Lo plancho porque así siento que lo estoy cambiando, pero ni así se siente bien. Me siento incómoda conmigo misma, como si no pudiera escapar de eso. Lucia escuchó con atención, apretando suavemente la mano de Carmina en señal de apoyo. Sabía que había mucho más detrás de esas palabras, y que su nieta necesitaba tiempo para decirlo todo. —Y... mis amigas del colegio… ya todas hicieron sus vidas. Apenas me hablan. Están estudiando, viajando, haciendo cosas... y yo estoy aquí, en la tienda, como si me hubiera quedado atrás. —Carmina apretó los labios, tratando de contener las lágrimas que ya estaban asomando—. Es como si todas me hubieran olvidado, como si no importara para nadie. Lucia sintió una punzada en el corazón. Sabía cuánto significaban esas amistades para Carmina, y verla tan aislada, tan sola, la llenaba de tristeza. Luego, una idea cruzó por su mente, una amiga de la que había escuchado hablar, pero no conocía mucho. —¿Y qué hay de Jade? —preguntó suavemente—. Sé que no la veo mucho por aquí, pero por lo que me has dicho, parece que es importante para ti. No sé mucho de ella, pero siempre hablas de lo que comparten. ¿No es ella parte de tu vida ahora? Carmina parpadeó, sorprendida por la mención de Jade. Bajó la mirada por un momento y suspiró. —Sí, Jade es... especial. Pero con ella tampoco puedo hablar de cómo me siento realmente. No sé por qué, abuela... simplemente siento que no puedo ser totalmente honesta. No quiero que piense que estoy rota o que algo está mal conmigo. Así que hablamos de cosas más superficiales, y aunque eso ayuda por un rato... no es lo que necesito. Lucia asintió, su expresión calmada mientras escuchaba a su nieta desahogarse. —Y lo peor es que no entiendo por qué todo me afecta tanto. Mi vida es buena, abuela. Tengo la tienda, te tengo a ti, tengo mi salud... pero aun así, todo se siente tan pesado. —Carmina comenzó a llorar otra vez, las lágrimas corriendo por sus mejillas mientras buscaba respuestas en la confusión que sentía—. No debería sentirme así, pero no puedo evitarlo. Me siento sola, como si todos se fueran, como si me quedara estancada mientras el resto sigue adelante. Lucia la observó con el corazón encogido. Sabía que los sentimientos de su nieta no siempre tenían una explicación simple o fácil, y que, a veces, la tristeza aparecía incluso en los momentos de mayor estabilidad. —Incluso el chico... —continuó Carmina, ahora con la voz más rota—. ¿Recuerdas al joven rubio del que te hablé? Él… me dijo algo muy raro. Dijo que me parecía a su mamá. Al principio no supe qué pensar, pero… de alguna manera, me dio ternura. Él hablaba de ella con tanto cariño, como si pensar en su madre le trajera paz. Y eso fue tan diferente a cómo me siento yo cuando pienso en la mía… Carmina se detuvo un momento, secándose las lágrimas con la manga de su blusa. —Pero hace mucho que no sé nada de él tampoco. Es como si, al igual que todos los demás, también se hubiera ido. —Al decirlo, su voz se quebró por completo, y Carmina se cubrió el rostro con las manos, soltando sollozos que llevaba demasiado tiempo conteniendo. Lucia, con ternura infinita, la atrajo hacia ella, abrazándola y acariciando su cabello con delicadeza. La sentía tan vulnerable, tan herida por todas esas pérdidas, tanto físicas como emocionales. —Es normal sentirte así, mi niña —murmuró Lucia con suavidad—. A veces las personas que amamos se alejan, y eso duele, pero no significa que lo que compartiste con ellos no sea valioso. Y aunque ahora te cueste verlo, eres mucho más que tus recuerdos o lo que otros te han dejado atrás. Carmina se hundió más en el abrazo, dejando que las palabras de su abuela la envolvieran. El dolor seguía ahí, como una sombra persistente, pero en ese momento, en los brazos de Lucia, encontró un poco de consuelo.
    Me entristece
    Me shockea
    Me encocora
    8
    0 turnos 0 maullidos 549 vistas
  • Fue durante el último equinoccio de otoño que Tolek invocó las fuerzas del clan Chérnikov, una práctica que sólo es necesaria cuando se trata de hechizos poderosos. Su clan está muerto, pero sus fantasmas aún pueden caminar la tierra de los vivos y son especialmente poderosos durante estas épocas tan cercanas a la noche de los muertos.

    El brujo ha preparado un círculo de invocación en aquella zona más especial del bosque que custodia: el manantial. Allí, bajo la atenta mirada de una familia de curiosos kitsune, un par dríades y ninfas, y alguna que otra criatura peculiar más, el clan Chérnikov se reúne entorno a una hoguera mágica que arde con un fuego de color blanco poco común. El fantasma de los hombres más cercanos de su clan, quienes son su padre y los hermanos de su padre, rodean el fuego más de cerca que las mujeres, quienes mantienen un coro de protección e invocación alrededor.

    Es a su padre a quien Tolek ofrece un anillo dorado adornado con una tierna florecilla púrpura, que acaba de retirar de su dedo, antes despidiéndose de este con un beso. El hombre lo recibe con cuidado y recita las mismas palabras que las mujeres, uniéndose al coro por un momento, justo antes de lanzarlo a la hoguera.

    Las llamas se avivan y crecen tornándose doradas por un momento.

    Luego, el brujo ofrece un colgante que retira de su cuello y que despide del mismo modo, con un sentido beso, antes de ofrecérselo a su padre.

    Las llamas lo reciben con otra explosión de brillo dorado.
    El espectáculo de luces fascina a las criaturas que lo atestiguan, lejos de quemar a nadie ni de ponerles en riesgo.
    Por otro lado, el brujo ya es incapaz de contener las lágrimas que le ahogan los ojos.

    Lo siguiente es un anillo de plata rosa, una coronita que despide con una lágrima que cae sin querer, antes de ofrecerlo a su padre. El brujo se limpia los ojos con el revés de la manga justo a tiempo para ver la explosión de humo rosa que deja a todos ciegos alrededor, inundados, además, por un penetrante olor a chicle.

    Esta vez, todas los espectadores vivos tosen.

    Finalmente, el brujo se quita su característico abrigo de piel... pero le cuesta entregarlo. Antes, se abraza y aferra la prenda con un profundo cariño, y luego la deja ir con la vista otra vez empañada, pero le da igual. De todos modos, nadie ve nada por culpa de la nube rosa chicle, hasta que el siguiente estallido eleva las llamas a lo más alto y por encima de las copas de los árboles, lenguas de fuego de color negro que abrasan el aire circundante capaces de consumir todo a su alrededor. Pero el canto de las mujeres no es en vano, nada ni nadie se quema ni sufre.

    Y así, el brujo agacha la cabeza como si la nuca le pesara mucho más de la cuenta, un peso que pronto desaparece, sin embargo. Creyendo que todo ha terminado, el brujo se extraña al escuchar que el canto persiste, aunque ha cambiado de letra y ritmo, y que su padre aún espera frente a él.

    — No tengo nada más que entregar... —pronuncia Tolek.

    Su padre le mira el pecho.

    — No, la amatista se queda —declara el brujo, con voz tajante.

    Pero su padre aún le mira el pecho.
    Al parecer, lo que sea que esté sucediendo no tiene algo que ver con la amatista.

    Entonces, frente a los ojos del brujo, su padre parece cambiar de forma. Su rostro se desfigura, su cráneo queda expuesto, de su cabeza crecen grandes astas y su cabello se alarga en negras hebras. Su espalda se encorva, pero a la vez se estira dándole mucha más altura de la normal, sus manos se convierten en garras y sus piernas son las de una cabra. Y sin embargo, Tolek no muestra miedo, al contrario, se arrodilla al igual que lo hacen todos los demás de su clan alrededor, aunque con cierta dificultad debido a su cojera.

    El que se encuentra frente a él no es otra más que una de las formas que adopta el dios patrono de los Chérnikov, Weles. Y el que se presente en ese momento es un honor que toma por sorpresa al único que no lo esperaba, el brujo cojo.

    Weles, rodeado de un aura de misterio y quietud aterradora, extiende una mano para posarla sobre la cabeza del brujo cojo frente a él. Tolek siente la rugosa presión de los dedos del dios y sólo puede pensar en que ha venido a por su alma, al fin, como castigo por la ingratitud que acaba de cometer al sacrificar los recuerdos de sus seres queridos. Pero no puede estar más equivocado, el dios se muestra paciente al esperar un momento de travieso suspenso antes de obrar, y Tolek puede sentir como su pantorrilla izquierda se endurece y cruje como si estuviera hecha de madera, de raíces que se retuercen flexibles, pero a la vez rígidas bajo su piel. Y de pronto, como si al fin se deshiciera de una sanguijuela que llevara pegada a la pierna constantemente, el dolor desaparece.

    #ElBrujoCojo
    Fue durante el último equinoccio de otoño que Tolek invocó las fuerzas del clan Chérnikov, una práctica que sólo es necesaria cuando se trata de hechizos poderosos. Su clan está muerto, pero sus fantasmas aún pueden caminar la tierra de los vivos y son especialmente poderosos durante estas épocas tan cercanas a la noche de los muertos. El brujo ha preparado un círculo de invocación en aquella zona más especial del bosque que custodia: el manantial. Allí, bajo la atenta mirada de una familia de curiosos kitsune, un par dríades y ninfas, y alguna que otra criatura peculiar más, el clan Chérnikov se reúne entorno a una hoguera mágica que arde con un fuego de color blanco poco común. El fantasma de los hombres más cercanos de su clan, quienes son su padre y los hermanos de su padre, rodean el fuego más de cerca que las mujeres, quienes mantienen un coro de protección e invocación alrededor. Es a su padre a quien Tolek ofrece un anillo dorado adornado con una tierna florecilla púrpura, que acaba de retirar de su dedo, antes despidiéndose de este con un beso. El hombre lo recibe con cuidado y recita las mismas palabras que las mujeres, uniéndose al coro por un momento, justo antes de lanzarlo a la hoguera. Las llamas se avivan y crecen tornándose doradas por un momento. Luego, el brujo ofrece un colgante que retira de su cuello y que despide del mismo modo, con un sentido beso, antes de ofrecérselo a su padre. Las llamas lo reciben con otra explosión de brillo dorado. El espectáculo de luces fascina a las criaturas que lo atestiguan, lejos de quemar a nadie ni de ponerles en riesgo. Por otro lado, el brujo ya es incapaz de contener las lágrimas que le ahogan los ojos. Lo siguiente es un anillo de plata rosa, una coronita que despide con una lágrima que cae sin querer, antes de ofrecerlo a su padre. El brujo se limpia los ojos con el revés de la manga justo a tiempo para ver la explosión de humo rosa que deja a todos ciegos alrededor, inundados, además, por un penetrante olor a chicle. Esta vez, todas los espectadores vivos tosen. Finalmente, el brujo se quita su característico abrigo de piel... pero le cuesta entregarlo. Antes, se abraza y aferra la prenda con un profundo cariño, y luego la deja ir con la vista otra vez empañada, pero le da igual. De todos modos, nadie ve nada por culpa de la nube rosa chicle, hasta que el siguiente estallido eleva las llamas a lo más alto y por encima de las copas de los árboles, lenguas de fuego de color negro que abrasan el aire circundante capaces de consumir todo a su alrededor. Pero el canto de las mujeres no es en vano, nada ni nadie se quema ni sufre. Y así, el brujo agacha la cabeza como si la nuca le pesara mucho más de la cuenta, un peso que pronto desaparece, sin embargo. Creyendo que todo ha terminado, el brujo se extraña al escuchar que el canto persiste, aunque ha cambiado de letra y ritmo, y que su padre aún espera frente a él. — No tengo nada más que entregar... —pronuncia Tolek. Su padre le mira el pecho. — No, la amatista se queda —declara el brujo, con voz tajante. Pero su padre aún le mira el pecho. Al parecer, lo que sea que esté sucediendo no tiene algo que ver con la amatista. Entonces, frente a los ojos del brujo, su padre parece cambiar de forma. Su rostro se desfigura, su cráneo queda expuesto, de su cabeza crecen grandes astas y su cabello se alarga en negras hebras. Su espalda se encorva, pero a la vez se estira dándole mucha más altura de la normal, sus manos se convierten en garras y sus piernas son las de una cabra. Y sin embargo, Tolek no muestra miedo, al contrario, se arrodilla al igual que lo hacen todos los demás de su clan alrededor, aunque con cierta dificultad debido a su cojera. El que se encuentra frente a él no es otra más que una de las formas que adopta el dios patrono de los Chérnikov, Weles. Y el que se presente en ese momento es un honor que toma por sorpresa al único que no lo esperaba, el brujo cojo. Weles, rodeado de un aura de misterio y quietud aterradora, extiende una mano para posarla sobre la cabeza del brujo cojo frente a él. Tolek siente la rugosa presión de los dedos del dios y sólo puede pensar en que ha venido a por su alma, al fin, como castigo por la ingratitud que acaba de cometer al sacrificar los recuerdos de sus seres queridos. Pero no puede estar más equivocado, el dios se muestra paciente al esperar un momento de travieso suspenso antes de obrar, y Tolek puede sentir como su pantorrilla izquierda se endurece y cruje como si estuviera hecha de madera, de raíces que se retuercen flexibles, pero a la vez rígidas bajo su piel. Y de pronto, como si al fin se deshiciera de una sanguijuela que llevara pegada a la pierna constantemente, el dolor desaparece. #ElBrujoCojo
    Me encocora
    Me shockea
    Me endiabla
    5
    0 turnos 0 maullidos 684 vistas
  • When we first met
    Fandom OC, Siglo XVIII, Piratas.
    Categoría Romance
    South Street Seaport - Nueva York. 1685
    Starter para Skye Morrison

    Cada día más personas se amontonaban en los muelles del puerto sur de la ciudad, el lugar de oro para los mangantes y ladrones. La guerra hacía estragos al otro lado del charco y por si no era suficiente aún quedaban los piratas.

    El olor a pescado no era molestia para la joven pero sí para su acompañante que cubría con un pañuelo su nariz, en una expresión bastante molesta. No comprendía las ganas de la joven de pasear en un ambiente así y como no le repugnaba. La excusa de Maxine era evadirse del mismo aprovechando ese bullicio haciendo que su brazo se soltara y pudiera escapar de la presión que sentía junto a él.

    Lo consiguió, consiguió perderse entre la multitud sonriente por ello, disfrutando de esos minutos de paz y libertad hasta que diera con ella.
    South Street Seaport - Nueva York. 1685 Starter para [G0LDENSEA] Cada día más personas se amontonaban en los muelles del puerto sur de la ciudad, el lugar de oro para los mangantes y ladrones. La guerra hacía estragos al otro lado del charco y por si no era suficiente aún quedaban los piratas. El olor a pescado no era molestia para la joven pero sí para su acompañante que cubría con un pañuelo su nariz, en una expresión bastante molesta. No comprendía las ganas de la joven de pasear en un ambiente así y como no le repugnaba. La excusa de Maxine era evadirse del mismo aprovechando ese bullicio haciendo que su brazo se soltara y pudiera escapar de la presión que sentía junto a él. Lo consiguió, consiguió perderse entre la multitud sonriente por ello, disfrutando de esos minutos de paz y libertad hasta que diera con ella.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me encocora
    2
    90 turnos 1 maullido 1743 vistas
  • Siento algo apretada las mangas de este vestido.
    Siento algo apretada las mangas de este vestido.
    Me gusta
    Me encocora
    4
    0 turnos 0 maullidos 269 vistas
  • Día 1 Halloween #Inkfest

    Acaricia una pequeña estatua de un gato negro molesto, tenía los pelos de punta, la boca abierta y sus grandes ojos amarillos completamente abiertos.

    Sería algo muy lindo para decorar en mi nueva y temporal casa, me quedaría un poco de más tiempo solo para poder disfrutar de este mes. Una de las pocas cosas que ambas disfrutábamos era Halloween, la única festividad en la que no debía de escondernos del mundo. Un pequeño respiro de todo.

    Dejo la estatua sobre la estantería que estaba en la sala y me dirijo a la cocina. Abro el refri resiviendome de primeras una cabeza pálida y azul de un niño con los disparejos, la mandíbula abierta, con la boca llena de sangre seca, una broma de mal gusto que tenía hacia mis presas.

    Ignoro la cabeza y detrás de ella saco un toper pesado. Estaba ambrienta, y ¿Que mejor cosa que comer las tiernas costillas del niño?

    Los huesos flexibles y blando con la tierna carne juvenil, un auténtico mangar.

    Cierro la nevera y me ocupo en preparar adecuadamente la carne y los huesos, cuando en ese momento escucho algo caer en la sala.

    Le apagó a la estufa y voy a la sala para revisar lo que podría ser. No podían ser los originales residentes de la casa ya que no se encontraban pues vivos.

    Miro con cuidado en la sala y no logro notar nada extraño hasta que miro el librero y noto la ausencia del gato. Me agachó y busco la estatua pensando que se abría caído y lo más seguro roto al ser de porcelana.

    Pero nada. Qué extraño.

    Camino al rededor de la sala buscando la estatua pero sin tener éxito, a lo que suelto un suspiro.

    En eso logro ver algo moverse por el rabillo del ojo, a lo que volteo la cabeza de inmediato pero no había nada.

    Camino hasta donde había visto la sombre y por un instante logro ver un gato identico al que había puesto, antes de que esté corriera desapareciendo de mi vista.

    - ¿Pero que demonios? -

    Trepó sobre el sofá y veo al gato frente a mi que al verme bufa y sisea para después salir corriendo.
    Me quedo por un segundo atónita ¿Acaso la estatua abría cobrado vida? ¿Pero como o porqué?

    Sin tardar más tiempo me apresuró en correr tras el gato para atraparlo.

    Ya tendría tiempo para averiguar que era lo que estaba sucediendo. Corro por toda la casa intentando de apatraparle, pero era muy aguil y veloz lo que termino de que muchas cosas terminarán en el piso o los muebles volteados.

    Hasta que en un descuido del felino logro abalanzarme sobre el y atrapar volviendo a su estado de estatua.

    Me quedo preprelga por unos minutos mirando la estatua de gato ¿Cómo había cobrado vida? Después de un rato me rindo en encontrarle alguna lógica por lo que lo llevo de nuevo a donde lo había puesto en primer lugar, si volvía a cobrar vida dejaría que andará por la casa al fin y acabo solo era un gato.

    ¿Que podría salir mal?
    Día 1 Halloween #Inkfest Acaricia una pequeña estatua de un gato negro molesto, tenía los pelos de punta, la boca abierta y sus grandes ojos amarillos completamente abiertos. Sería algo muy lindo para decorar en mi nueva y temporal casa, me quedaría un poco de más tiempo solo para poder disfrutar de este mes. Una de las pocas cosas que ambas disfrutábamos era Halloween, la única festividad en la que no debía de escondernos del mundo. Un pequeño respiro de todo. Dejo la estatua sobre la estantería que estaba en la sala y me dirijo a la cocina. Abro el refri resiviendome de primeras una cabeza pálida y azul de un niño con los disparejos, la mandíbula abierta, con la boca llena de sangre seca, una broma de mal gusto que tenía hacia mis presas. Ignoro la cabeza y detrás de ella saco un toper pesado. Estaba ambrienta, y ¿Que mejor cosa que comer las tiernas costillas del niño? Los huesos flexibles y blando con la tierna carne juvenil, un auténtico mangar. Cierro la nevera y me ocupo en preparar adecuadamente la carne y los huesos, cuando en ese momento escucho algo caer en la sala. Le apagó a la estufa y voy a la sala para revisar lo que podría ser. No podían ser los originales residentes de la casa ya que no se encontraban pues vivos. Miro con cuidado en la sala y no logro notar nada extraño hasta que miro el librero y noto la ausencia del gato. Me agachó y busco la estatua pensando que se abría caído y lo más seguro roto al ser de porcelana. Pero nada. Qué extraño. Camino al rededor de la sala buscando la estatua pero sin tener éxito, a lo que suelto un suspiro. En eso logro ver algo moverse por el rabillo del ojo, a lo que volteo la cabeza de inmediato pero no había nada. Camino hasta donde había visto la sombre y por un instante logro ver un gato identico al que había puesto, antes de que esté corriera desapareciendo de mi vista. - ¿Pero que demonios? - Trepó sobre el sofá y veo al gato frente a mi que al verme bufa y sisea para después salir corriendo. Me quedo por un segundo atónita ¿Acaso la estatua abría cobrado vida? ¿Pero como o porqué? Sin tardar más tiempo me apresuró en correr tras el gato para atraparlo. Ya tendría tiempo para averiguar que era lo que estaba sucediendo. Corro por toda la casa intentando de apatraparle, pero era muy aguil y veloz lo que termino de que muchas cosas terminarán en el piso o los muebles volteados. Hasta que en un descuido del felino logro abalanzarme sobre el y atrapar volviendo a su estado de estatua. Me quedo preprelga por unos minutos mirando la estatua de gato ¿Cómo había cobrado vida? Después de un rato me rindo en encontrarle alguna lógica por lo que lo llevo de nuevo a donde lo había puesto en primer lugar, si volvía a cobrar vida dejaría que andará por la casa al fin y acabo solo era un gato. ¿Que podría salir mal?
    Me encocora
    Me gusta
    8
    0 turnos 0 maullidos 672 vistas
  • — Quizas tenga mas de 600 años, pero este tipo de cosas siempre me agradan, soy un fanático de este anime/manga, tanto que finalmente conseguí mi propio reloj de alquimista... ¡Hahahaha!

    "Don't forget Oct 3rd"

    #October3dr #Dontforget #FMA
    — Quizas tenga mas de 600 años, pero este tipo de cosas siempre me agradan, soy un fanático de este anime/manga, tanto que finalmente conseguí mi propio reloj de alquimista... ¡Hahahaha! "Don't forget Oct 3rd" #October3dr #Dontforget #FMA
    Me gusta
    Me encocora
    5
    2 turnos 0 maullidos 497 vistas
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    https://ficrol.com/pages/MangaAnimeyWaifu

    ¡Les invito a dar "me gusta"!
    https://ficrol.com/pages/MangaAnimeyWaifu ¡Les invito a dar "me gusta"!
    FICROL.COM
    Manga, Anime & Waifu
    Una especie de galería interactiva para compartir contenido sobre anime, manga y waifu
    0 comentarios 0 compartidos 377 vistas
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    https://ficrol.com/pages/MangaAnimeyWaifu

    ¡Les invito a dar "me gusta"!
    https://ficrol.com/pages/MangaAnimeyWaifu ¡Les invito a dar "me gusta"!
    FICROL.COM
    Manga, Anime & Waifu
    Una especie de galería interactiva para compartir contenido sobre anime, manga y waifu
    0 comentarios 0 compartidos 310 vistas
Ver más resultados
Patrocinados