• EL DESPERTAR
    Fandom Terror
    Categoría Terror
    *Recibí una notificación de que el viejo tío Adam había muerto, y como yo era su pariente más cercano recibí la noticia de que había heredado su casa y todas sus pertenencias en la lejana ciudad de Insmouth.
    Cuando era niña mi madre vivía ahí, pero sus padres decidieron irse y dejar al tío Adam solo. Mi madre tuvo su vida normal sin acordarse de él más que de vez en cuando, y ahora ella ya era de avanzada edad y con dificultades recordaba algo de ese pariente lejano, así que me correspondía a mí ir allá a arreglar los asuntos pendientes.
    Al planear la visita me encontré que era un pueblo remoto cerca de la costa, y pensaba que lo mejor sería vender las propiedades, porque mi vida estaba con mi amada a su lado, además que en pocos meses nos casariamos. Ella insistió en acompañarme, así que la visita se transformó en una pequeña excursión donde estaríamos a solas los dos, por lo que decidí que iría manejando por la carretera.
    Sin embargo, la carretera era vieja y se evidenciaba que casi nadie visitaba aquel lugar. Cerca de llegar, según el mapa, encontramos campos abandonados y vestigios de lo que habría sido una ciudad agrícola en otro tiempo, pero hoy ya un lugar olvidado. Había un hombre viejo que parecía un jornalero, al cuál decidí acercarme sin bajar del auto.*

    —Buen día, buen hombre.

    *Aquel hombre parecía demasiado viejo y cansado. Sería un crimen que un hombre así todavía tuviera que trabajar el campo, pero era el único que podía decirnos algo.*

    —¿Esta es la ciudad de Insmouth, verdad?

    *Me incomodaba un poco su forma de mirarnos, en especial a mi novia, pero cuando mencioné la ciudad el horror se dibujó en su cara.*

    —¿Vas a... Entrar a Insmouth? No hablas en serio, ¿O sí?
    —Pues... Un viejo familiar murió y recibí una notificación de que heredaría sus propiedades...

    *Entonces sacó una especie de pergamino de su bolso y me lo dió.*

    —La festividad de la diosa está cerca... No deberías ir ahora... Porque...

    *Su pánico se acentuó y yo comencé a sentir miedo también.*

    —¿Se encuentra bien?
    —Sh... Shub-Niggurath... Ellos van a... No!!!!?

    *Con una mueca de verdadero terror se dió la vuelta, y con una agilidad forzada emprendió la huida como si corriera por su vida.*

    —¡Espere!

    *Puse en marcha el auto, con intenciones de seguirlo, pero se metió entre la maleza bastante crecida y supe que era mejor entrar a la ciudad al fin.
    Mi cariño estaba tan desconcertada como yo.*

    —¿Qué es ese papel?

    *Dijo ella. Entonces abrí el pergamino y ambos lo miramos.*

    —¿Qué es esto?
    *Recibí una notificación de que el viejo tío Adam había muerto, y como yo era su pariente más cercano recibí la noticia de que había heredado su casa y todas sus pertenencias en la lejana ciudad de Insmouth. Cuando era niña mi madre vivía ahí, pero sus padres decidieron irse y dejar al tío Adam solo. Mi madre tuvo su vida normal sin acordarse de él más que de vez en cuando, y ahora ella ya era de avanzada edad y con dificultades recordaba algo de ese pariente lejano, así que me correspondía a mí ir allá a arreglar los asuntos pendientes. Al planear la visita me encontré que era un pueblo remoto cerca de la costa, y pensaba que lo mejor sería vender las propiedades, porque mi vida estaba con mi amada a su lado, además que en pocos meses nos casariamos. Ella insistió en acompañarme, así que la visita se transformó en una pequeña excursión donde estaríamos a solas los dos, por lo que decidí que iría manejando por la carretera. Sin embargo, la carretera era vieja y se evidenciaba que casi nadie visitaba aquel lugar. Cerca de llegar, según el mapa, encontramos campos abandonados y vestigios de lo que habría sido una ciudad agrícola en otro tiempo, pero hoy ya un lugar olvidado. Había un hombre viejo que parecía un jornalero, al cuál decidí acercarme sin bajar del auto.* —Buen día, buen hombre. *Aquel hombre parecía demasiado viejo y cansado. Sería un crimen que un hombre así todavía tuviera que trabajar el campo, pero era el único que podía decirnos algo.* —¿Esta es la ciudad de Insmouth, verdad? *Me incomodaba un poco su forma de mirarnos, en especial a mi novia, pero cuando mencioné la ciudad el horror se dibujó en su cara.* —¿Vas a... Entrar a Insmouth? No hablas en serio, ¿O sí? —Pues... Un viejo familiar murió y recibí una notificación de que heredaría sus propiedades... *Entonces sacó una especie de pergamino de su bolso y me lo dió.* —La festividad de la diosa está cerca... No deberías ir ahora... Porque... *Su pánico se acentuó y yo comencé a sentir miedo también.* —¿Se encuentra bien? —Sh... Shub-Niggurath... Ellos van a... No!!!!? *Con una mueca de verdadero terror se dió la vuelta, y con una agilidad forzada emprendió la huida como si corriera por su vida.* —¡Espere! *Puse en marcha el auto, con intenciones de seguirlo, pero se metió entre la maleza bastante crecida y supe que era mejor entrar a la ciudad al fin. Mi cariño estaba tan desconcertada como yo.* —¿Qué es ese papel? *Dijo ella. Entonces abrí el pergamino y ambos lo miramos.* —¿Qué es esto?
    Tipo
    Individual
    Líneas
    2
    Estado
    Disponible
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  • Capítulo II — La Furia Silenciosa de la Adolescente Maldita

    A los dieciséis años, Luna no era una adolescente común. Mientras otras chicas aprendían a maquillarse o soñaban con amores de verano, ella ya había fundado una empresa internacional:
    NoxTech International, una firma de inteligencia artificial, vigilancia, armamento tecnológico y comercio internacional.

    Su abuelo la ayudó a abrir las puertas, pero fue su mente —afilada como un cristal roto— la que selló contratos, aplastó competencia y estableció alianzas con gobiernos sin rostro.
    A ojos del mundo, era una prodigio callada, excéntrica, con una mirada que nadie podía sostener por mucho tiempo. Su empresa se convirtió en su escudo, pero también en su arma.

    Sin embargo, conforme crecía su imperio… crecía ella.

    La maldición de las Tres Caras ya no se ocultaba fácilmente.

    Fase Humana (La Más Frágil)
    Durante el día, Luna usaba su “máscara humana”:
    Cabello blanco como el invierno, ojos marrones que reflejaban demasiado, y una piel cubierta de tatuajes que se movían lentamente, como serpientes dormidas bajo su piel.
    Era en esta fase donde sentía hambre, cansancio, e incluso algo parecido a soledad. En la humanidad estaba su herencia más débil, pero también la más dolorosa.

    Era en esta forma donde soñaba con su madre, con su risa, con sus manos cubriéndola del frío. Donde aún recordaba el olor de la leña y el canto de las aves en las montañas.

    Pero en cada despertar… volvía la ira.

    Fase Celestial (La Memoria del Padre)
    Durante la noche, bajo la luz de la luna llena o cuando tocaba la electricidad con las manos, su cuerpo cambiaba. Su piel brillaba en tonos dorados y azulados, sus ojos se volvían plateados, y una voz surgía de su garganta que no parecía humana: la voz del dios olvidado.

    En esta fase, Luna tenía visiones. Veía los pasillos del Reino Celestial, las traiciones, los banquetes manchados de sangre, y el momento exacto en que los dioses decretaron la desaparición de su padre.

    La fase celestial le daba conocimiento, clarividencia, control sobre la energía y el metal.
    Pero le arrebataba su cuerpo durante horas. A veces despertaba en ciudades que no conocía, hablando lenguas muertas.

    Fase Demoníaca (El Legado de la Maldición)
    La peor parte. La cara que no controlaba.

    Aparecía cuando sentía miedo extremo, ira profunda o culpa. Su cuerpo se retorcía, sus huesos se alargaban, su rostro se dividía en fisuras, y dos cuernos oscuros emergían.
    Su voz se transformaba en un eco rasgado. Sus ojos se teñían de rojo con una pupila vertical, y su sombra se alargaba como si estuviera viva.

    En esa fase, Luna no pensaba… sobrevivía.

    En más de una ocasión, sus enemigos desaparecieron sin dejar rastro. Rumores en la red oscura hablaban de una "dama blanca" que aparecía cuando te atrevías a tocar lo prohibido.
    A veces, ella misma se encontraba con sangre en las manos, sin recordar cómo llegó ahí.

    La Adolescente que Nadie Puede Amar
    Mientras su nombre se volvía leyenda en el mundo corporativo, Luna no podía tener amigos, ni amantes, ni aliados verdaderos.
    Cada intento de acercarse a alguien terminaba en una tragedia: pesadillas, fiebre, locura… o muerte.

    Los dioses habían sido crueles.
    No le bastaba con que nadie la adorara.
    También la habían condenado a destruir todo lo que tocara.

    Por eso, cuando Luna cumplió 18 años, tomó una decisión que selló su destino:

    “Si no puedo ser amada… seré temida.
    Si mi nombre no puede ser una plegaria… que sea una maldición.”

    Desde entonces, Luna ha trabajado desde las sombras, construyendo su red global de influencia, infiltrando templos antiguos, destruyendo cultos secretos, y descubriendo los nombres verdaderos de los dioses que la maldijeron.

    Porque la hija del dios olvidado no ha olvidado nada.
    Y sabe que, algún día, las tres caras de su maldición…
    se convertirán en armas.
    Capítulo II — La Furia Silenciosa de la Adolescente Maldita A los dieciséis años, Luna no era una adolescente común. Mientras otras chicas aprendían a maquillarse o soñaban con amores de verano, ella ya había fundado una empresa internacional: NoxTech International, una firma de inteligencia artificial, vigilancia, armamento tecnológico y comercio internacional. Su abuelo la ayudó a abrir las puertas, pero fue su mente —afilada como un cristal roto— la que selló contratos, aplastó competencia y estableció alianzas con gobiernos sin rostro. A ojos del mundo, era una prodigio callada, excéntrica, con una mirada que nadie podía sostener por mucho tiempo. Su empresa se convirtió en su escudo, pero también en su arma. Sin embargo, conforme crecía su imperio… crecía ella. La maldición de las Tres Caras ya no se ocultaba fácilmente. 🔹 Fase Humana (La Más Frágil) Durante el día, Luna usaba su “máscara humana”: Cabello blanco como el invierno, ojos marrones que reflejaban demasiado, y una piel cubierta de tatuajes que se movían lentamente, como serpientes dormidas bajo su piel. Era en esta fase donde sentía hambre, cansancio, e incluso algo parecido a soledad. En la humanidad estaba su herencia más débil, pero también la más dolorosa. Era en esta forma donde soñaba con su madre, con su risa, con sus manos cubriéndola del frío. Donde aún recordaba el olor de la leña y el canto de las aves en las montañas. Pero en cada despertar… volvía la ira. 🔸 Fase Celestial (La Memoria del Padre) Durante la noche, bajo la luz de la luna llena o cuando tocaba la electricidad con las manos, su cuerpo cambiaba. Su piel brillaba en tonos dorados y azulados, sus ojos se volvían plateados, y una voz surgía de su garganta que no parecía humana: la voz del dios olvidado. En esta fase, Luna tenía visiones. Veía los pasillos del Reino Celestial, las traiciones, los banquetes manchados de sangre, y el momento exacto en que los dioses decretaron la desaparición de su padre. La fase celestial le daba conocimiento, clarividencia, control sobre la energía y el metal. Pero le arrebataba su cuerpo durante horas. A veces despertaba en ciudades que no conocía, hablando lenguas muertas. 🔥 Fase Demoníaca (El Legado de la Maldición) La peor parte. La cara que no controlaba. Aparecía cuando sentía miedo extremo, ira profunda o culpa. Su cuerpo se retorcía, sus huesos se alargaban, su rostro se dividía en fisuras, y dos cuernos oscuros emergían. Su voz se transformaba en un eco rasgado. Sus ojos se teñían de rojo con una pupila vertical, y su sombra se alargaba como si estuviera viva. En esa fase, Luna no pensaba… sobrevivía. En más de una ocasión, sus enemigos desaparecieron sin dejar rastro. Rumores en la red oscura hablaban de una "dama blanca" que aparecía cuando te atrevías a tocar lo prohibido. A veces, ella misma se encontraba con sangre en las manos, sin recordar cómo llegó ahí. 🌒 La Adolescente que Nadie Puede Amar Mientras su nombre se volvía leyenda en el mundo corporativo, Luna no podía tener amigos, ni amantes, ni aliados verdaderos. Cada intento de acercarse a alguien terminaba en una tragedia: pesadillas, fiebre, locura… o muerte. Los dioses habían sido crueles. No le bastaba con que nadie la adorara. También la habían condenado a destruir todo lo que tocara. Por eso, cuando Luna cumplió 18 años, tomó una decisión que selló su destino: “Si no puedo ser amada… seré temida. Si mi nombre no puede ser una plegaria… que sea una maldición.” Desde entonces, Luna ha trabajado desde las sombras, construyendo su red global de influencia, infiltrando templos antiguos, destruyendo cultos secretos, y descubriendo los nombres verdaderos de los dioses que la maldijeron. Porque la hija del dios olvidado no ha olvidado nada. Y sabe que, algún día, las tres caras de su maldición… se convertirán en armas.
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  • La Niñez Maldita de Luna

    Luna nació bajo el amparo de la luna llena, en lo profundo de un bosque donde el silencio era tan espeso como la niebla. Su madre, Elira, una humana con un corazón tan puro como el agua de manantial, se enamoró de un ser que no debía existir: Kaelthar, un dios olvidado por el tiempo, exiliado del panteón celestial por oponerse a la crueldad de sus iguales.

    Kaelthar amaba a Elira con una devoción que desafiaba la eternidad. Cuando Luna nació, el cielo tembló. Era una criatura imposible: hija de lo mortal y lo divino, portadora de un poder ancestral que podía desatar el fin o el renacer de los dioses antiguos. Por eso, al primer aliento de Luna, su existencia fue considerada una abominación.

    Sus padres huyeron. Se ocultaron en cuevas selladas por runas, en ciudades fantasmas y bajo el mar. Pero los dioses siempre encuentran lo que quieren destruir.

    Cuando Luna cumplió cinco años, los encontraron. El castigo fue cruel, inhumano:

    Elira fue devorada viva por una tribu de caníbales bendecidos por los dioses, obligando a Luna a oír sus gritos.

    Kaelthar fue reducido a polvo, su alma disuelta en el viento frente a los ojos de su hija.

    Luna fue atada a una roca, obligada a ver todo, sin poder cerrar los ojos por obra de una maldición.

    Los dioses no la mataron. La maldecían por existir. Le impusieron un castigo peor que la muerte:

    “Nunca serás adorada como tu padre. Tu nombre será sinónimo de temor. Llevarás tres caras, tres verdades:
    Una humana, para ser rechazada por los hombres.
    Una celestial, para recordar lo que jamás tendrás.
    Una demoníaca, para que hasta los monstruos huyan de ti.”

    Después de aquello, la dejaron sola. Fue su abuelo materno, un hombre duro como la piedra, el que la rescató. No sabía amar, pero sí enseñar. La entrenó en idiomas, tecnología, combate y negocios. Le enseñó a sobrevivir. Le enseñó que el mundo no es un lugar para los buenos, sino para los decididos.

    A los 16 años, Luna fundó su primera empresa: "NoxTech International", una corporación de tecnología y comercio global. En pocos años, superó fronteras y gobiernos. A sus espaldas, nadie sabía que las sombras la seguían.

    Aunque parecía humana, a veces su rostro cambiaba sin aviso:

    En la noche, su rostro celestial brillaba, con ojos plateados como estrellas, atrayendo sueños y visiones.

    En la furia o en el miedo, su rostro demoníaco emergía, con cuernos oscuros, piel de obsidiana y voz de ecos rotos.

    Solo en la rutina, entre computadoras y contratos, su rostro humano le permitía pasar desapercibida.

    Luna no tenía aliados, solo empleados, enemigos y secretos. Era rica, poderosa y hermosa, pero no podía tocar a nadie sin que su piel ardiera o sus ojos revelaran la verdad.

    Los dioses la miraban desde sus tronos con desprecio. Pero también con miedo. Porque sabían que la hija del dios olvidado… nunca olvidó lo que le hicieron.

    Y en su silencio, Luna prepara su venganza. No por adoración, ni por amor.
    Sino por justicia.

    La Niñez Maldita de Luna Luna nació bajo el amparo de la luna llena, en lo profundo de un bosque donde el silencio era tan espeso como la niebla. Su madre, Elira, una humana con un corazón tan puro como el agua de manantial, se enamoró de un ser que no debía existir: Kaelthar, un dios olvidado por el tiempo, exiliado del panteón celestial por oponerse a la crueldad de sus iguales. Kaelthar amaba a Elira con una devoción que desafiaba la eternidad. Cuando Luna nació, el cielo tembló. Era una criatura imposible: hija de lo mortal y lo divino, portadora de un poder ancestral que podía desatar el fin o el renacer de los dioses antiguos. Por eso, al primer aliento de Luna, su existencia fue considerada una abominación. Sus padres huyeron. Se ocultaron en cuevas selladas por runas, en ciudades fantasmas y bajo el mar. Pero los dioses siempre encuentran lo que quieren destruir. Cuando Luna cumplió cinco años, los encontraron. El castigo fue cruel, inhumano: Elira fue devorada viva por una tribu de caníbales bendecidos por los dioses, obligando a Luna a oír sus gritos. Kaelthar fue reducido a polvo, su alma disuelta en el viento frente a los ojos de su hija. Luna fue atada a una roca, obligada a ver todo, sin poder cerrar los ojos por obra de una maldición. Los dioses no la mataron. La maldecían por existir. Le impusieron un castigo peor que la muerte: “Nunca serás adorada como tu padre. Tu nombre será sinónimo de temor. Llevarás tres caras, tres verdades: Una humana, para ser rechazada por los hombres. Una celestial, para recordar lo que jamás tendrás. Una demoníaca, para que hasta los monstruos huyan de ti.” Después de aquello, la dejaron sola. Fue su abuelo materno, un hombre duro como la piedra, el que la rescató. No sabía amar, pero sí enseñar. La entrenó en idiomas, tecnología, combate y negocios. Le enseñó a sobrevivir. Le enseñó que el mundo no es un lugar para los buenos, sino para los decididos. A los 16 años, Luna fundó su primera empresa: "NoxTech International", una corporación de tecnología y comercio global. En pocos años, superó fronteras y gobiernos. A sus espaldas, nadie sabía que las sombras la seguían. Aunque parecía humana, a veces su rostro cambiaba sin aviso: En la noche, su rostro celestial brillaba, con ojos plateados como estrellas, atrayendo sueños y visiones. En la furia o en el miedo, su rostro demoníaco emergía, con cuernos oscuros, piel de obsidiana y voz de ecos rotos. Solo en la rutina, entre computadoras y contratos, su rostro humano le permitía pasar desapercibida. Luna no tenía aliados, solo empleados, enemigos y secretos. Era rica, poderosa y hermosa, pero no podía tocar a nadie sin que su piel ardiera o sus ojos revelaran la verdad. Los dioses la miraban desde sus tronos con desprecio. Pero también con miedo. Porque sabían que la hija del dios olvidado… nunca olvidó lo que le hicieron. Y en su silencio, Luna prepara su venganza. No por adoración, ni por amor. Sino por justicia.
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  • Este es mi Padre... él acababa de llegar al mundo humano y conoció a mi madre en ese momento.
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  • “Donde mueren las voces”

    Soundtrack: https://www.youtube.com/watch?v=QHnwDuzR1wg&list=RDQHnwDuzR1wg&start_radio=1

    Nysarra tenía nueve años y ojos demasiado cansados para su edad. No porque supiera mucho, sino porque veía más de lo que debía. Los otros niños en el campamento decían que estaba loca, que hablaba sola, que tenía pesadillas a gritos.
    Solo su hermano mayor, Elian, le creía.
    Elian le había dado un pequeño aparato de metal, como un walkie-talkie sin antena.
    —Si te pasa algo... algo de verdad, aprieta este botón. Yo vendré. Siempre — Y él lo hacía. Siempre.

    Pero la noche del tercer viernes, los muertos no susurraban... gritaban.

    Nysarra temblaba en su litera mientras las sombras se estiraban por las paredes. Aquello no era como los otros fantasmas. No se lamentaba ni pedía ayuda. Este ser quería algo. Sentía su hambre. Cuando vio cómo la forma oscura se materializaba frente a su cama, con ojos como carbones ardientes y dedos que goteaban sombra líquida, no pensó. Corrió. Descalza, con los pies helados, se internó en el bosque, tropezando con raíces y ramas. La criatura venía tras ella, siempre detrás, sin hacer ruido pero llenándolo todo. En medio de su huida, sus dedos se cerraron alrededor del aparato de Elian. Lo apretó.

    Y él vino.

    Apareció con linterna en mano, gritando su nombre entre la oscuridad.
    —¡Nia! ¿Dónde estás?- Ella corrió hacia su voz, pero el suelo era barro resbaloso y la orilla del río estaba cerca.

    Un mal paso.
    Un grito.
    Agua helada.

    El mundo giró. Nysarra apenas sabía flotar. Gritó. Tragó agua. Brazos fuertes la tomaron.

    Elian.

    Entre la corriente, logró empujarla hacia una rama. Ella se sostuvo, temblando, llorando.

    —¡Sube! —le gritó entre sollozos.
    —La rama no aguanta a los dos —respondió él. Le sonrió. Como siempre. Como si no tuviera miedo. Y se soltó.
    —¡¡Elian!!- Gritó Nyssa desesperada.
    —Te amo, Nia. Nunca olvides eso- Su cuerpo fue arrastrado por el agua. Nysarra bajó como pudo, rodando por barro, raíces, ramas. Sangraba, tenía raspones en el rostro y piernas, pero no se detuvo. Lo encontró flotando cerca de la orilla, inmóvil, con los ojos cerrados. Lo arrastró fuera del río, con manos temblorosas.
    —Vamos, Elian. Ya, despierta... -Le apretó el pecho. Le sopló aire. Lloró sobre él. Pero su hermano ya no estaba. El campamento despertó con su llanto. La encontraron abrazada al cuerpo. Y entonces comenzaron los murmullos.

    "Es su culpa."
    "Esa niña está maldita."
    "¿No decía que hablaba con los muertos?"

    Nyssara solo calló. Desde ese día evitaba hablar de Elian. No porque lo hubiera olvidado, sino porque pronunciar su nombre dolía más que el silencio. En sueños, él seguía apareciendo. Nunca hablaba. A veces estaba de pie bajo el agua, con la linterna encendida en la mano, aún goteando río. Otras, aparecía en la rama rota, justo antes de soltarse, con esa sonrisa suya que parecía perdonarlo todo. Y a veces… solo estaba allí, de pie junto a su cama, empapado y temblando, con los ojos llenos de amor y pena.

    El aparato que Elian le había dado aún descansaba bajo su almohada. Lo apretaba cada noche, sabiendo que no volvería a responder. Y sin embargo, parte de ella no dejaba de esperar. Dejó de llorar en voz alta. Se guardó el dolor como un secreto sucio, como si haber sobrevivido fuera un castigo que debía pagar en silencio.

    Dejó de ser la misma. La poca esperanza que alguna vez había habitado en su pecho se desvaneció. Ya no soñaba con días mejores, ni buscaba consuelo. Solo existía. Su familia también cambió. Su madre apenas la miraba, como si temiera lo que vería en sus ojos. Su padre hablaba con distancia, como si las palabras se volvieran espinas en su garganta. Nadie lo decía, pero todos la juzgaban. Como si su dolor fuera menos válido. Como si su existencia fuera una culpa.
    “Donde mueren las voces” Soundtrack: https://www.youtube.com/watch?v=QHnwDuzR1wg&list=RDQHnwDuzR1wg&start_radio=1 Nysarra tenía nueve años y ojos demasiado cansados para su edad. No porque supiera mucho, sino porque veía más de lo que debía. Los otros niños en el campamento decían que estaba loca, que hablaba sola, que tenía pesadillas a gritos. Solo su hermano mayor, Elian, le creía. Elian le había dado un pequeño aparato de metal, como un walkie-talkie sin antena. —Si te pasa algo... algo de verdad, aprieta este botón. Yo vendré. Siempre — Y él lo hacía. Siempre. Pero la noche del tercer viernes, los muertos no susurraban... gritaban. Nysarra temblaba en su litera mientras las sombras se estiraban por las paredes. Aquello no era como los otros fantasmas. No se lamentaba ni pedía ayuda. Este ser quería algo. Sentía su hambre. Cuando vio cómo la forma oscura se materializaba frente a su cama, con ojos como carbones ardientes y dedos que goteaban sombra líquida, no pensó. Corrió. Descalza, con los pies helados, se internó en el bosque, tropezando con raíces y ramas. La criatura venía tras ella, siempre detrás, sin hacer ruido pero llenándolo todo. En medio de su huida, sus dedos se cerraron alrededor del aparato de Elian. Lo apretó. Y él vino. Apareció con linterna en mano, gritando su nombre entre la oscuridad. —¡Nia! ¿Dónde estás?- Ella corrió hacia su voz, pero el suelo era barro resbaloso y la orilla del río estaba cerca. Un mal paso. Un grito. Agua helada. El mundo giró. Nysarra apenas sabía flotar. Gritó. Tragó agua. Brazos fuertes la tomaron. Elian. Entre la corriente, logró empujarla hacia una rama. Ella se sostuvo, temblando, llorando. —¡Sube! —le gritó entre sollozos. —La rama no aguanta a los dos —respondió él. Le sonrió. Como siempre. Como si no tuviera miedo. Y se soltó. —¡¡Elian!!- Gritó Nyssa desesperada. —Te amo, Nia. Nunca olvides eso- Su cuerpo fue arrastrado por el agua. Nysarra bajó como pudo, rodando por barro, raíces, ramas. Sangraba, tenía raspones en el rostro y piernas, pero no se detuvo. Lo encontró flotando cerca de la orilla, inmóvil, con los ojos cerrados. Lo arrastró fuera del río, con manos temblorosas. —Vamos, Elian. Ya, despierta... -Le apretó el pecho. Le sopló aire. Lloró sobre él. Pero su hermano ya no estaba. El campamento despertó con su llanto. La encontraron abrazada al cuerpo. Y entonces comenzaron los murmullos. "Es su culpa." "Esa niña está maldita." "¿No decía que hablaba con los muertos?" Nyssara solo calló. Desde ese día evitaba hablar de Elian. No porque lo hubiera olvidado, sino porque pronunciar su nombre dolía más que el silencio. En sueños, él seguía apareciendo. Nunca hablaba. A veces estaba de pie bajo el agua, con la linterna encendida en la mano, aún goteando río. Otras, aparecía en la rama rota, justo antes de soltarse, con esa sonrisa suya que parecía perdonarlo todo. Y a veces… solo estaba allí, de pie junto a su cama, empapado y temblando, con los ojos llenos de amor y pena. El aparato que Elian le había dado aún descansaba bajo su almohada. Lo apretaba cada noche, sabiendo que no volvería a responder. Y sin embargo, parte de ella no dejaba de esperar. Dejó de llorar en voz alta. Se guardó el dolor como un secreto sucio, como si haber sobrevivido fuera un castigo que debía pagar en silencio. Dejó de ser la misma. La poca esperanza que alguna vez había habitado en su pecho se desvaneció. Ya no soñaba con días mejores, ni buscaba consuelo. Solo existía. Su familia también cambió. Su madre apenas la miraba, como si temiera lo que vería en sus ojos. Su padre hablaba con distancia, como si las palabras se volvieran espinas en su garganta. Nadie lo decía, pero todos la juzgaban. Como si su dolor fuera menos válido. Como si su existencia fuera una culpa.
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  • —Mamá, no sé si puedes verme desde donde estás, pero quiero que sepas que pienso en ti todos los días. Me pregunto qué habrías hecho en mi lugar, qué decisiones habrías tomado. Me duele no haber podido conocerte mejor, no haber podido aprender de ti.

    Recuerdo las historias que me contaban sobre ti, sobre tu fuerza y tu determinación. Me gustaría haber podido verte en acción, haber podido aprender de ti cómo ser fuerte y valiente.

    Pero a pesar de no haber podido conocerte, siento que estás conmigo en espíritu. Siento que me guías y me proteges, que me das la fuerza para seguir adelante cuando todo parece imposible. —

    Había estado hablándole al retrato de su madre, como si esta pudiera escucharla. Alzó la cabeza con orgullo y sonrió antes de continuar con su plática

    —Mamá, te prometo que voy a hacer lo que es correcto, que voy a luchar por lo que es justo. Voy a hacer que estés orgullosa de mí, aunque sea desde donde estás.

    No sé qué futuro me espera, pero sé que voy a enfrentarlo con coraje y determinación. Voy a hacer que mi vida sea significativa, que sea un reflejo de la mujer fuerte y valiente que eras tú.

    Te amo y te extraño. Pero sé que estás conmigo en mi corazón y en mi espíritu. Gracias por ser mi madre, gracias por darme la vida y por enseñarme a vivirla con pasión y determinación.—
    —Mamá, no sé si puedes verme desde donde estás, pero quiero que sepas que pienso en ti todos los días. Me pregunto qué habrías hecho en mi lugar, qué decisiones habrías tomado. Me duele no haber podido conocerte mejor, no haber podido aprender de ti. Recuerdo las historias que me contaban sobre ti, sobre tu fuerza y tu determinación. Me gustaría haber podido verte en acción, haber podido aprender de ti cómo ser fuerte y valiente. Pero a pesar de no haber podido conocerte, siento que estás conmigo en espíritu. Siento que me guías y me proteges, que me das la fuerza para seguir adelante cuando todo parece imposible. — Había estado hablándole al retrato de su madre, como si esta pudiera escucharla. Alzó la cabeza con orgullo y sonrió antes de continuar con su plática —Mamá, te prometo que voy a hacer lo que es correcto, que voy a luchar por lo que es justo. Voy a hacer que estés orgullosa de mí, aunque sea desde donde estás. No sé qué futuro me espera, pero sé que voy a enfrentarlo con coraje y determinación. Voy a hacer que mi vida sea significativa, que sea un reflejo de la mujer fuerte y valiente que eras tú. Te amo y te extraño. Pero sé que estás conmigo en mi corazón y en mi espíritu. Gracias por ser mi madre, gracias por darme la vida y por enseñarme a vivirla con pasión y determinación.—
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    El Nacimiento del Oni Lunar y Las Cadenas del Equilibrio

    En un mundo donde la sangre determina el destino y las estrellas observan el alma, existe una joven marcada por 2 fuerzas ancestrales.

    Akane no es una elegida. Es una consecuencia.

    Heredera del caos de Jenifer y la realeza del Clan Ishtar a través de su madre Sasha.

    Esta forma no vino sola. Trajo consigo cadenas, grilletes invisibles que surgen como sombra del poder que aún no le pertenece. Cadenas que pesan más cuanto más se atreve. Cadenas que no atan, pero advierten: el equilibrio entre la destrucción y la belleza aún pende de un hilo.

    ""Cada relato está en la sección de comentarios de cada imagen""
    El Nacimiento del Oni Lunar y Las Cadenas del Equilibrio En un mundo donde la sangre determina el destino y las estrellas observan el alma, existe una joven marcada por 2 fuerzas ancestrales. Akane no es una elegida. Es una consecuencia. Heredera del caos de Jenifer y la realeza del Clan Ishtar a través de su madre Sasha. Esta forma no vino sola. Trajo consigo cadenas, grilletes invisibles que surgen como sombra del poder que aún no le pertenece. Cadenas que pesan más cuanto más se atreve. Cadenas que no atan, pero advierten: el equilibrio entre la destrucción y la belleza aún pende de un hilo. ""Cada relato está en la sección de comentarios de cada imagen""
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  • Una nueva y terrible realidad
    Fandom Harry Potter
    Categoría Drama
    ㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤ"...𝐞𝐬𝐭𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚... 𝐞𝐬 𝐝𝐮𝐫𝐚... 𝐞𝐬... 𝐭𝐞𝐫𝐫𝐢𝐛𝐥𝐞..."
    ㅤㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑
    ㅤㅤㅤㅤ ˹ Cameron Lee Keane

    ㅤLa visita a la celda de Alexander en Azkabán resultó de lo más estremecedora. Obviamente ni Cameron ni Violet esperaban que Alexander revelara su plan malvado y les ahorrara el esfuerzo de tener que resolver aquel entuerto. La parte buena era que, sin quererlo, Alexander había revelado más de lo que esperaba. Ahora sabían que realmente había un plan en marcha. Un plan para el que había formado y preparado a Brandon. Había colocado perfectamente sus peones… Y ahora se daba cuenta de que su arresto había estado perfectamente planeado y no era victoria de ellos, si no de Alexander.

    Por otro lado, ahora sabían que Brandon estaba trabajando con alguien más, con una chica. Una chica obscurial. Lo cual era realmente preocupante si tenían en cuenta los reportes de dias anteriores en los que un auror había rescatado a un monton de niños obscurial de un monasterio europeo. Un hechizo con poder de obscurial era el equivalente a una docena de bombas nucleares mágicas. Un poder capaz de hacer casi cualquier cosa… Y eso era lo que Violet y Cameron temían. Y ese temor y malestar no se separó de ellos aunque salieran de la prisión de Azkabán. Al contrario…

    La aparición en la isla de Jess, vieja amiga de Cameron, y de un tal Orión Pussett no hizo más que alimentar el mal presentimiento de Violet. Allí había demasiado en juego, tanto que no alcanzaban a ver el plan completo, ni siquiera… cuando -tras aparecer en la Mansión Barrow- los cuatro allí presentes fueron exponiendo los resultados de sus investigaciones personales. Había algo que no terminaban de ver…

    A pesar de saber que Brandon había manipulado a la chica, la tal Nora, para usar su poder de obscurial… A pesar de saber que Brandon había estado organizando el asesinato y secuestro de niños. A pesar de saber que Alexander tenia un as bajo la manga… No tenían ni idea de qué era lo que se proponía hacer. Por supuesto, intentaría joderles, como siempre que había aparecido en sus vidas.

    Y Violet sabia que, a pesar de haber creado un gran equipo improvisado con Orión y Jess, no podrían reventar el plan de Alexander. Porque ahora sabia que ese plan llevaba fraguándose en secreto mucho más tiempo del que hacia que ellos lo habían descubierto. Había tantos peones, tantos resquicios…

    Pero eso no frenaría a Violet… Sabía que no había posibilidad de resolver aquello, pero… quizás… Quizás había una oportunidad de ayudar a Orión a recuperar a su novia… Puede que consiguieran salvar a la chica a tiempo…

    Puede…

    >> Aquella sala estaba perfectamente preparada para aguantar cualquier clase de hechizo. Eso fue lo primero que comprobó Violet cuando, tras valerse de Orión, creó un portal que los llevase hasta Nora. Bendita magia Asgardiana… Loki había sido un cretino, pero su magia era eficaz.

    Las paredes de aquella sala parecían vibrar, conteniendo el poder de un hechizo que creaba un enorme efecto de atracción, un viento nacido de ninguna parte y, como epicentro… Brandon y Nora.

    Cameron fue el primero en advertir la esfera en la mano de Brandon, advirtiendo a voz en grito, intentando hacerse oír por encima del zumbido insoportable de aquel hechizo, a Violet y Orión.

    -¡Hay que coger esa esfera! -gritó Violet a Orión, quien era el más adelantado y el que, en realidad, parecía tener menor resistencia hacia aquel hechizo, como si la magia de Nora realmente no intentara dañarlo- ¡Coge la esfera!

    Orión seguía avanzando.

    -¡Se lo que tengo que hacer!

    -¡ROMPE LA ESFERA! -gritaron Violet y Cameron al unísono tapándose el rostro como podían de la luz cegadora que, de pronto pareció nacer desde la propia Nora. Orión llegó hasta su chica, pero desde donde estaban, Cameron y Violet no eran capaces de vislumbrar qué estaba ocurriendo. Y entonces… El ruido, las luces, el viento… todo pareció colapsar en una onda expansiva que lanzó a Violet y Cameron hacia atrás.

    Y todo se volvió oscuro.

    >> Una joven despertó sobresaltada en su cama. Su rostro estaba perlado en sudor, su respiración estaba agitada. Intentó tragar saliva, pero su garganta estaba seca, totalmente seca. Se llevó la mano al rostro y después al pecho intentando calmarse. Había tenido una pesadilla horrible… Hubiera preferido uno de sus “buenos sueños”. Desde que tenia uso de razón había tenido sueños en los que ella era… otra persona. Era alguien valiente, era alguien fuerte. Era fiera, era luchadora. Sueños en los que tenia una vida distinta… En los que ella era alguien y su nombre significaba… algo…

    Regresar a la realidad solía ser un evento frustrante cada amanecer, siempre queriendo rascar unos segundos más. Siempre queriendo quedarse un poco más en su mundo de sueños. Pero aquel día… realmente agradeció haber despertado.

    Echó una mirada hacia la ventana y se dio cuenta de que casi amanecía sobre las colinas nevadas que rodeaban Hogsmeade. Otro día empezaba…

    Se levantó de la cama sin demasiado entusiasmo y anduvo hasta el cuarto de baño donde se miró en el espejo. El reflejo de sus orbes color miel le devolvió la mirada. Seguía siendo ella. Nada había cambiado. Ni sus ojos, ni sus labios, ni la cicatriz espantosa que iba desde su oreja derecha hasta la comisura de sus labios.

    -Buenos dias…- se dijo Violet a sí misma.

    >> Una hora después exactamente, y tras intentar pasar desapercibida entre la patrulla de mortífagos que paseaba por Hogsmeade aquella mañana, la joven abría la puerta de la botica que regentaba en el pueblo. No era un gran reclamo para los chicos de Hogwarts que venían de excursión los fines de semana, pero… al menos le permitía tener un plato en la mesa cada día. Hace un año todo iba bien… O casi... A pesar de que Lord Voldemort reinaba en el mundo mágico con mano de hierro... A pesar de las desapariciones, de las muertes... Violet tenia todo hacía un año:

    Tenia un novio, tenia ahorros y tenía una tienda…

    Ahora tenía un exnovio que, celoso de su buen talante con los clientes le había golpeado y marcado de por vida en pleno rostro…. Un ex-novio que le había robado los ahorros y había condenado a Violet a vivir al día… cada día… Uno tras otro.

    El tintineo de la campanita al entrar fue tímido, y tras cerrar la puerta, Violet giró el cartel que decía “Estamos cerrados”, por el reverso que anunciaba “Estamos abiertos”. Totalmente convencional. Por un segundo su mirada reparó en la sortija en su dedo anular. Uno de los muchos misterios de su vida. Lo había tenido desde que nació… Puede que también lo tuviera en el orfanato… Le gustaba pensar que había pertenecido a su madre, un regalo de una persona que la quiso aunque tuviera que renunciar a ella…

    Sacudió la cabeza y, mientras se quitaba el abrigo, caminó hasta el mostrador donde tenía que poner a punto un par de cosas antes de que empezara el día… Como todos los días de su vida…


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D #Starter

    psd: [Mischief de waatsoned on DeviantArt]
    formato de texto: [WH0YAGONNACALL on X]

    ㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ"...𝐞𝐬𝐭𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚... 𝐞𝐬 𝐝𝐮𝐫𝐚... 𝐞𝐬... 𝐭𝐞𝐫𝐫𝐢𝐛𝐥𝐞..." ㅤㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 ㅤㅤㅤㅤ ˹ [xLKeane] ㅤLa visita a la celda de Alexander en Azkabán resultó de lo más estremecedora. Obviamente ni Cameron ni Violet esperaban que Alexander revelara su plan malvado y les ahorrara el esfuerzo de tener que resolver aquel entuerto. La parte buena era que, sin quererlo, Alexander había revelado más de lo que esperaba. Ahora sabían que realmente había un plan en marcha. Un plan para el que había formado y preparado a Brandon. Había colocado perfectamente sus peones… Y ahora se daba cuenta de que su arresto había estado perfectamente planeado y no era victoria de ellos, si no de Alexander. Por otro lado, ahora sabían que Brandon estaba trabajando con alguien más, con una chica. Una chica obscurial. Lo cual era realmente preocupante si tenían en cuenta los reportes de dias anteriores en los que un auror había rescatado a un monton de niños obscurial de un monasterio europeo. Un hechizo con poder de obscurial era el equivalente a una docena de bombas nucleares mágicas. Un poder capaz de hacer casi cualquier cosa… Y eso era lo que Violet y Cameron temían. Y ese temor y malestar no se separó de ellos aunque salieran de la prisión de Azkabán. Al contrario… La aparición en la isla de Jess, vieja amiga de Cameron, y de un tal Orión Pussett no hizo más que alimentar el mal presentimiento de Violet. Allí había demasiado en juego, tanto que no alcanzaban a ver el plan completo, ni siquiera… cuando -tras aparecer en la Mansión Barrow- los cuatro allí presentes fueron exponiendo los resultados de sus investigaciones personales. Había algo que no terminaban de ver… A pesar de saber que Brandon había manipulado a la chica, la tal Nora, para usar su poder de obscurial… A pesar de saber que Brandon había estado organizando el asesinato y secuestro de niños. A pesar de saber que Alexander tenia un as bajo la manga… No tenían ni idea de qué era lo que se proponía hacer. Por supuesto, intentaría joderles, como siempre que había aparecido en sus vidas. Y Violet sabia que, a pesar de haber creado un gran equipo improvisado con Orión y Jess, no podrían reventar el plan de Alexander. Porque ahora sabia que ese plan llevaba fraguándose en secreto mucho más tiempo del que hacia que ellos lo habían descubierto. Había tantos peones, tantos resquicios… Pero eso no frenaría a Violet… Sabía que no había posibilidad de resolver aquello, pero… quizás… Quizás había una oportunidad de ayudar a Orión a recuperar a su novia… Puede que consiguieran salvar a la chica a tiempo… Puede… >> Aquella sala estaba perfectamente preparada para aguantar cualquier clase de hechizo. Eso fue lo primero que comprobó Violet cuando, tras valerse de Orión, creó un portal que los llevase hasta Nora. Bendita magia Asgardiana… Loki había sido un cretino, pero su magia era eficaz. Las paredes de aquella sala parecían vibrar, conteniendo el poder de un hechizo que creaba un enorme efecto de atracción, un viento nacido de ninguna parte y, como epicentro… Brandon y Nora. Cameron fue el primero en advertir la esfera en la mano de Brandon, advirtiendo a voz en grito, intentando hacerse oír por encima del zumbido insoportable de aquel hechizo, a Violet y Orión. -¡Hay que coger esa esfera! -gritó Violet a Orión, quien era el más adelantado y el que, en realidad, parecía tener menor resistencia hacia aquel hechizo, como si la magia de Nora realmente no intentara dañarlo- ¡Coge la esfera! Orión seguía avanzando. -¡Se lo que tengo que hacer! -¡ROMPE LA ESFERA! -gritaron Violet y Cameron al unísono tapándose el rostro como podían de la luz cegadora que, de pronto pareció nacer desde la propia Nora. Orión llegó hasta su chica, pero desde donde estaban, Cameron y Violet no eran capaces de vislumbrar qué estaba ocurriendo. Y entonces… El ruido, las luces, el viento… todo pareció colapsar en una onda expansiva que lanzó a Violet y Cameron hacia atrás. Y todo se volvió oscuro. >> Una joven despertó sobresaltada en su cama. Su rostro estaba perlado en sudor, su respiración estaba agitada. Intentó tragar saliva, pero su garganta estaba seca, totalmente seca. Se llevó la mano al rostro y después al pecho intentando calmarse. Había tenido una pesadilla horrible… Hubiera preferido uno de sus “buenos sueños”. Desde que tenia uso de razón había tenido sueños en los que ella era… otra persona. Era alguien valiente, era alguien fuerte. Era fiera, era luchadora. Sueños en los que tenia una vida distinta… En los que ella era alguien y su nombre significaba… algo… Regresar a la realidad solía ser un evento frustrante cada amanecer, siempre queriendo rascar unos segundos más. Siempre queriendo quedarse un poco más en su mundo de sueños. Pero aquel día… realmente agradeció haber despertado. Echó una mirada hacia la ventana y se dio cuenta de que casi amanecía sobre las colinas nevadas que rodeaban Hogsmeade. Otro día empezaba… Se levantó de la cama sin demasiado entusiasmo y anduvo hasta el cuarto de baño donde se miró en el espejo. El reflejo de sus orbes color miel le devolvió la mirada. Seguía siendo ella. Nada había cambiado. Ni sus ojos, ni sus labios, ni la cicatriz espantosa que iba desde su oreja derecha hasta la comisura de sus labios. -Buenos dias…- se dijo Violet a sí misma. >> Una hora después exactamente, y tras intentar pasar desapercibida entre la patrulla de mortífagos que paseaba por Hogsmeade aquella mañana, la joven abría la puerta de la botica que regentaba en el pueblo. No era un gran reclamo para los chicos de Hogwarts que venían de excursión los fines de semana, pero… al menos le permitía tener un plato en la mesa cada día. Hace un año todo iba bien… O casi... A pesar de que Lord Voldemort reinaba en el mundo mágico con mano de hierro... A pesar de las desapariciones, de las muertes... Violet tenia todo hacía un año: Tenia un novio, tenia ahorros y tenía una tienda… Ahora tenía un exnovio que, celoso de su buen talante con los clientes le había golpeado y marcado de por vida en pleno rostro…. Un ex-novio que le había robado los ahorros y había condenado a Violet a vivir al día… cada día… Uno tras otro. El tintineo de la campanita al entrar fue tímido, y tras cerrar la puerta, Violet giró el cartel que decía “Estamos cerrados”, por el reverso que anunciaba “Estamos abiertos”. Totalmente convencional. Por un segundo su mirada reparó en la sortija en su dedo anular. Uno de los muchos misterios de su vida. Lo había tenido desde que nació… Puede que también lo tuviera en el orfanato… Le gustaba pensar que había pertenecido a su madre, un regalo de una persona que la quiso aunque tuviera que renunciar a ella… Sacudió la cabeza y, mientras se quitaba el abrigo, caminó hasta el mostrador donde tenía que poner a punto un par de cosas antes de que empezara el día… Como todos los días de su vida… #Personajes3D #3D #Comunidad3D #Starter psd: [Mischief de waatsoned on DeviantArt] formato de texto: [WH0YAGONNACALL on X]
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  • Mientras contemplaba la máscara arrugada entre sus dedos, el silencio se fusionaba con el distante murmullo de la ciudad. Mark sostenía aquella pieza desgastada de su uniforme con suavidad, como si la prenda llevase todo el peso de lo que había vivido. Finalmente, suspiró.

    —"Universos paralelos... qué mierda." —pensó, con una mezcla de resignación y desdén.

    —"¿En serio fue tan sencillo para ellos? Tomar el camino fácil, conquistar la Tierra y mandar sus vidas anteriores al carajo. —Su lengua chasqueó con un leve sonido de frustración mientras su mirada se perdía por unos breves instantes.

    Cerró los ojos y se inclinó hacia delante, dejando descansar los codos en sus rodillas mientras ocultaba el rostro entre sus antebrazos. Fragmentos de recuerdos invadieron su mente: deteniéndose a sí mismo en una versión alterna que arrasaba una prisión y juró hacerle la vida miserable; él mismo con un Velo ensangrentado, enfrentando y destruyendo superhéroes que luchaban por defender la Tierra. Pero entre esos pensamientos, una imagen se alzó más perturbadora que todas: una versión suya devorando los restos de otros Marks en una dimensión desierta. Levantó su rostro por unos segundos y parpadeó varias veces, volviendo a la realidad, pero sin dejar de hacerse preguntas.

    —¿Qué soy yo, entonces? —se cuestionó, mientras se puso a observar su reflejo distorsionado en los lentes de su mascara.

    —"¿Y si todos estamos destinados a convertirnos en algo así? ¿Y si yo también...?" —No terminó su pensamiento. Se detuvo apenas un momento para ordenar el caos en su mente. Cerró los ojos nuevamente, respiró profundo, y los abrió con una mirada distinta. Era más firme, más decidida; la chispa de vida había regresado con intensidad.

    —Puta madre, claro que no soy como ellos. —se colocó la máscara y se levantó. Su postura era sólida, fuerte, imperturbable.

    —No importa cuántas versiones de mí hayan perdido el rumbo. Esa no es mi historia. Si ellas no sobrevivieron y yo sí, es porque yo soy...

    Invencible.
    Mientras contemplaba la máscara arrugada entre sus dedos, el silencio se fusionaba con el distante murmullo de la ciudad. Mark sostenía aquella pieza desgastada de su uniforme con suavidad, como si la prenda llevase todo el peso de lo que había vivido. Finalmente, suspiró. —"Universos paralelos... qué mierda." —pensó, con una mezcla de resignación y desdén. —"¿En serio fue tan sencillo para ellos? Tomar el camino fácil, conquistar la Tierra y mandar sus vidas anteriores al carajo. —Su lengua chasqueó con un leve sonido de frustración mientras su mirada se perdía por unos breves instantes. Cerró los ojos y se inclinó hacia delante, dejando descansar los codos en sus rodillas mientras ocultaba el rostro entre sus antebrazos. Fragmentos de recuerdos invadieron su mente: deteniéndose a sí mismo en una versión alterna que arrasaba una prisión y juró hacerle la vida miserable; él mismo con un Velo ensangrentado, enfrentando y destruyendo superhéroes que luchaban por defender la Tierra. Pero entre esos pensamientos, una imagen se alzó más perturbadora que todas: una versión suya devorando los restos de otros Marks en una dimensión desierta. Levantó su rostro por unos segundos y parpadeó varias veces, volviendo a la realidad, pero sin dejar de hacerse preguntas. —¿Qué soy yo, entonces? —se cuestionó, mientras se puso a observar su reflejo distorsionado en los lentes de su mascara. —"¿Y si todos estamos destinados a convertirnos en algo así? ¿Y si yo también...?" —No terminó su pensamiento. Se detuvo apenas un momento para ordenar el caos en su mente. Cerró los ojos nuevamente, respiró profundo, y los abrió con una mirada distinta. Era más firme, más decidida; la chispa de vida había regresado con intensidad. —Puta madre, claro que no soy como ellos. —se colocó la máscara y se levantó. Su postura era sólida, fuerte, imperturbable. —No importa cuántas versiones de mí hayan perdido el rumbo. Esa no es mi historia. Si ellas no sobrevivieron y yo sí, es porque yo soy... Invencible.
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    Hilos de plata

    Akake despertó a medianoche con una idea en su mente, se había despedido de su transformación de pequeña goblina, pero ¿qué pasaría con su transformación de Ogresa demonio? ¿Acaso aun estaba ahi? ¿habría cambiado luego de dejar atrás su lado infantil con la goblina?

    Bajo de su cama y salió al patio trasero de su casa, se concentró. El recuerdo de la ogresa demonio estaba ahí, intacto en su mente: piel azul (como la de su madre Sasha), cabello como nieve caída, poder devastador corriendo por sus venas.

    Akane cerró los ojos y gritó en silencio, llamando a esa forma. Pero algo la bloqueaba, una barrera invisible. El poder estaba ahí. Lo sentía. Podía saborearlo. Y sin embargo, no se desataba.

    Su cuerpo tembló. No por debilidad, sino por algo más... el poder no era aun suficiente. Entonces ocurrió.

    Un calor le recorrió la espalda, seguido de un zumbido agudo detrás de sus ojos. El cambio no fue doloroso, fue hermoso y extraño. Su cabello cayó sobre sus hombros como seda nueva, ahora completamente blanco. Pero no un blanco apagado como la ceniza, sino luminoso, vibrante, como filamentos de plata encantada. Brillaba con su propio fulgor, reflejando luz incluso en la penumbra.

    Akane abrió los ojos. Respiró profundo. Algo era distinto. Su cuerpo se sentía más liviano, su pulso más feroz. Saltó hacia una rama cercana por instinto y la alcanzó con una gracia que antes le era ajena. Los movimientos eran fluidos, precisos. Sus sentidos afinados.

    "Esto no es lo que buscaba" -susurró- "pero es algo. Algo nuevo, algo diferente, hermoso."

    Y mientras la luna se ocultaba detrás de las nubes, Akane sonrió. No con triunfo, sino con una paciencia feroz. Esta evolución parcial no era un obstáculo. Era un preludio.
    Hilos de plata Akake despertó a medianoche con una idea en su mente, se había despedido de su transformación de pequeña goblina, pero ¿qué pasaría con su transformación de Ogresa demonio? ¿Acaso aun estaba ahi? ¿habría cambiado luego de dejar atrás su lado infantil con la goblina? Bajo de su cama y salió al patio trasero de su casa, se concentró. El recuerdo de la ogresa demonio estaba ahí, intacto en su mente: piel azul (como la de su madre Sasha), cabello como nieve caída, poder devastador corriendo por sus venas. Akane cerró los ojos y gritó en silencio, llamando a esa forma. Pero algo la bloqueaba, una barrera invisible. El poder estaba ahí. Lo sentía. Podía saborearlo. Y sin embargo, no se desataba. Su cuerpo tembló. No por debilidad, sino por algo más... el poder no era aun suficiente. Entonces ocurrió. Un calor le recorrió la espalda, seguido de un zumbido agudo detrás de sus ojos. El cambio no fue doloroso, fue hermoso y extraño. Su cabello cayó sobre sus hombros como seda nueva, ahora completamente blanco. Pero no un blanco apagado como la ceniza, sino luminoso, vibrante, como filamentos de plata encantada. Brillaba con su propio fulgor, reflejando luz incluso en la penumbra. Akane abrió los ojos. Respiró profundo. Algo era distinto. Su cuerpo se sentía más liviano, su pulso más feroz. Saltó hacia una rama cercana por instinto y la alcanzó con una gracia que antes le era ajena. Los movimientos eran fluidos, precisos. Sus sentidos afinados. "Esto no es lo que buscaba" -susurró- "pero es algo. Algo nuevo, algo diferente, hermoso." Y mientras la luna se ocultaba detrás de las nubes, Akane sonrió. No con triunfo, sino con una paciencia feroz. Esta evolución parcial no era un obstáculo. Era un preludio.
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