• ¿Un collar, un desayuno y un ramo de flores?
    ¡Es el mejor cumpleaños de toda mi vida!

    —Realmente, si, es el mejor cumpleaños de toda su vida—

    Sois los mejores, muchas gracias a Shawn Woodrow, Danny Bishop y a nuestra rolsage Caroline Forbes

    ¿Un collar, un desayuno y un ramo de flores? ¡Es el mejor cumpleaños de toda mi vida! —Realmente, si, es el mejor cumpleaños de toda su vida— Sois los mejores, muchas gracias a [Wdr3Shwn], [qtwarlock] y a nuestra rolsage [CarolineForbes]
    Me encocora
    2
    1 turno 0 maullidos 138 vistas
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Mientras recorro los ríos, los valles, los cielos, las nubes y los siete mares.

    Seguiré por ti esperando.

    ¡Mi vida no llores que te estoy mirando!
    Mientras recorro los ríos, los valles, los cielos, las nubes y los siete mares. Seguiré por ti esperando. ¡Mi vida no llores que te estoy mirando!
    Me shockea
    Me entristece
    2
    0 comentarios 0 compartidos 87 vistas
  • - Andrew habia salido a dar una vuelta, le hacia bien despejarse un poco su trabaja.

    - En esa vuelta encontro un puesto de flores y vio un ramo de sus flores favoritas, tulipanes... Siempre habia querido que alguien le regale un ramo de estos pero como a nadie le importaba pues nunca tuvo uno.

    - Mirando las flores se le vino ese recuerdo de como tanto queria esas flores, luego decidio comprarse el mismo ese ramo ¿Es bueno hacerse un detalle para el, no?
    - Andrew habia salido a dar una vuelta, le hacia bien despejarse un poco su trabaja. - En esa vuelta encontro un puesto de flores y vio un ramo de sus flores favoritas, tulipanes... Siempre habia querido que alguien le regale un ramo de estos pero como a nadie le importaba pues nunca tuvo uno. - Mirando las flores se le vino ese recuerdo de como tanto queria esas flores, luego decidio comprarse el mismo ese ramo ¿Es bueno hacerse un detalle para el, no?
    Me gusta
    Me encocora
    3
    4 turnos 0 maullidos 376 vistas
  • El sol de la tarde bañaba el jardín en tonos dorados mientras hojas y flores se mecían suavemente al ritmo del viento. Un suave crujido en la madera vieja llamó la atención de (....), quien estaba sentada en una banca debajo de la pérgola. Al alzar la vista, se encontró con dos grandes ojos curiosos que la observaban desde lo alto.

    Un pequeño gato blanco asomaba su cabeza entre las hojas, colgando boca abajo, como si intentara descubrir qué hacía la persona ahí. Sus orejas rosas se iluminaban con la luz del sol, y las sombras juguetonas de las plantas bailaban sobre su pelaje esponjoso.

    "¿Tú también te escondes del mundo, pequeño?" murmuró (....), sonriendo. Para su sorpresa, el gato inclinó su cabecita y, con una voz suave y juguetona, respondió: "¿Quieres jugar?"

    (....) parpadeó, atónit@; antes de que pudiera reaccionar, el gato soltó una risita traviesa y desapareció entre el follaje, dejando tras de sí solo el sonido suave de las hojas moviéndose.
    El sol de la tarde bañaba el jardín en tonos dorados mientras hojas y flores se mecían suavemente al ritmo del viento. Un suave crujido en la madera vieja llamó la atención de (....), quien estaba sentada en una banca debajo de la pérgola. Al alzar la vista, se encontró con dos grandes ojos curiosos que la observaban desde lo alto. Un pequeño gato blanco asomaba su cabeza entre las hojas, colgando boca abajo, como si intentara descubrir qué hacía la persona ahí. Sus orejas rosas se iluminaban con la luz del sol, y las sombras juguetonas de las plantas bailaban sobre su pelaje esponjoso. "¿Tú también te escondes del mundo, pequeño?" murmuró (....), sonriendo. Para su sorpresa, el gato inclinó su cabecita y, con una voz suave y juguetona, respondió: "¿Quieres jugar?" (....) parpadeó, atónit@; antes de que pudiera reaccionar, el gato soltó una risita traviesa y desapareció entre el follaje, dejando tras de sí solo el sonido suave de las hojas moviéndose.
    Me gusta
    Me encocora
    4
    0 turnos 0 maullidos 229 vistas
  • -Las flores son realmente bellas- suspira dejandose caer al suelo totalmente agotado -cada vez es mas dificil moverme o este paso no sere nada mas que una estatua viviente, almenos espero perder la movilidad quedandome en un lugar tan bello como este-
    -Las flores son realmente bellas- suspira dejandose caer al suelo totalmente agotado -cada vez es mas dificil moverme o este paso no sere nada mas que una estatua viviente, almenos espero perder la movilidad quedandome en un lugar tan bello como este-
    Me gusta
    1
    5 turnos 0 maullidos 345 vistas
  • ❝ 𝑂𝑢𝑟 𝐿𝑖𝑡𝑡𝑙𝑒 𝑃𝑖𝑒𝑐𝑒 𝑜𝑓 𝐻𝑒𝑎𝑣𝑒𝑛. ❞
    Fandom N/A
    Categoría Romance
    Se dice que los dioses crearon a un ser de cuatro brazos, cuatro piernas, y dos cabezas. Estaban tan completos que los mismos dioses decidieron separarlos de modo que querían ver si estos eran capaces de encontrarse tras superar varias pruebas. Bueno... quizás a ellos no los moldearon esos dioses, quizás ellos decidieron volverse anomalías, pero lo seguro era que ellos decidieron unir sus vidas en un acto de amor puro y ese amor sería el encargado de nutrirlos.

    El día era soleado y ligeramente caluros, digno de un día de verano, donde las nubes a lo lejos parecían anunciar su acercamiento, pero de todos modos eso no importaba más que la simple existencia de aquel momento en el que dos almas estaban a punto de experimetnar.

    Había hecho los preparativos necesarios, nada escandaloso ni complicado, algo sencillo y bastante íntimo. Lo necesario para que ellos pudiesen disfrutar del momento sin tanto embrollo.

    Él se encontraba de pie, en aquel altar creado con un incontable número de flores que bien combinaban con dicho traje de gala blanco. Esperaba por aquella que sería su compañera de vida, eso mientras algunas de las hadas de Avalon se habían acercado para interpretar algo de múisca de fondo.


    Rol con Yae Miko
    Se dice que los dioses crearon a un ser de cuatro brazos, cuatro piernas, y dos cabezas. Estaban tan completos que los mismos dioses decidieron separarlos de modo que querían ver si estos eran capaces de encontrarse tras superar varias pruebas. Bueno... quizás a ellos no los moldearon esos dioses, quizás ellos decidieron volverse anomalías, pero lo seguro era que ellos decidieron unir sus vidas en un acto de amor puro y ese amor sería el encargado de nutrirlos. El día era soleado y ligeramente caluros, digno de un día de verano, donde las nubes a lo lejos parecían anunciar su acercamiento, pero de todos modos eso no importaba más que la simple existencia de aquel momento en el que dos almas estaban a punto de experimetnar. Había hecho los preparativos necesarios, nada escandaloso ni complicado, algo sencillo y bastante íntimo. Lo necesario para que ellos pudiesen disfrutar del momento sin tanto embrollo. Él se encontraba de pie, en aquel altar creado con un incontable número de flores que bien combinaban con dicho traje de gala blanco. Esperaba por aquella que sería su compañera de vida, eso mientras algunas de las hadas de Avalon se habían acercado para interpretar algo de múisca de fondo. Rol con [ripple_lime_bison_158]
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me encocora
    Me gusta
    4
    5 turnos 0 maullidos 455 vistas

  • "Esta rosa del desierto llama a la lluvia. Quién venera su presencia; acude como un condenado a sus melodías. Cada uno de los pasos que lo acercan a mí es una llamada de paraísos primigenios pese a que desconozco si lograré encontrarlo entre mis brazos para siempre. Aún perdura su estampa en este corazón que arrastra todas mis ilusiones. Mis huellas a ópera silente; porque no hay espíritu que lo pueda invocar y traerlo hasta mí".

    Sus palabras susurran delineados a sol de invierno y nieve de verano. La habitación produce que su corazón latiera y lagrimeara, sin derramar una lágrima alguna. Reparte una caricia entre los barrotes; la jaula no está oxidada pero reposa en matiz bronce. Ahí perduran sus memorias. El cofre en que las ha sepultado resuena música. Melodías que silban una La crecida, que delinean un Re escrito con hilares de lana. Las Mi que hechizan los dedos que tocan sus hoscos rostros; esos revestidos con vidrioso orégano y laureles circunspectos. Delimita una forma de prestarle los ojos de sus manos. Vislumbra las alineaciones de los astros que pecan de inocentes.

    El abrigo de sus rezos calma los sollozos del genuino imberbe con aroma a condenado; él matiza la arena con la que le calienta los pies. El orgullo de sus crímenes, signos de bosques y triadas de metal, esos que esgrimen una venía a sus denarios de dientes de leche y huesos de cimitarras; pigmentados con tinta indeleble para siempre en un pozo de ríos de paraísos sin final.

    Él presta a callar sus sentires; él imprime sus huellas dactilares en un esbozo que musita un esgrimido de hazañas y recodos de piedras en el centro de su vesícula. Tiene hambre y viste de espejismos y cayenas. Ofrece café de uvas; pastel de zanahorias y ciruelas pasas que pastan con el rencor de las palabras mudas que se elevan, se elevan, se elevan con el futuro de los céfiros y el humo de adviento que hace el Amor con sus delicadas promesas.

    Él abre la jaula. No persiste el juicio que lo condenó a vagar en la realidad sin siquiera moverse. Sus dedos se mueven, tejen un lagrimeo de lilas y árboles de lima. Las naranjas que crecen en su interior, que pare de vez en vez, de vez en vez, de vez en vez retienen los rostros infantiles de sus vástagos. Edifican pilares, consciencia con aroma a popurrí. Seda de huesos de besos. Desde el secuestro escriben una historia interminable; venenos y antídotos han trinado y sesgado a sus dominios; derrite a la razón de sus suspiros. Retira la sentencia en las nocturnas haladas que pregonan juntos; cada vez que abren las alas. Cada vez que fotografía su anatomía y la borda en el centro de su ombligo.

    Cada tanto que cuenta el tiempo que anda y, con anhelantes rezos, describe a la fantasía justo a su sangre y altares. A él acude cada vez que se equivoca en las lecciones. A él confiesa sus dolencias; la magia punza y retiene lo poco de cordura que les queda. Comparten el lecho de plumas y piojos de ganso. Sobre ellos crecen flores cristalinas; la fiereza de sus voces al llamarse sin palabras hiere a sus engaños. Jamás se abandonarán el uno al otro, el otro al uno, el uno al dos.

    Ambos son prisioneros y verdugos de su Amor, melodía decorosa que viste a la tumba de sus hilos rojos del Destino y muñecas con aroma a Sol. El otoño crece entre sus ramas: un firmamento anhelante de sal de mar. Un sueño que repite su ciclo de principio a fin con vestigios de cisnes y cigüeñas hechas de tejidos de papel. Hiela una brizna y recita la buena nueva de su historia en estos aquí y estos ahora.

    Amor y dolor. Duermen y sueñan con ellos mismos; sueños de dulces cunas. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Un lamento de sus ecos alcanza a rasgar el silencio que escuda sus penas que aguardan ante como monolitos colgantes de pies descalzos; ellos se abrazan, aún en la distancia. Ellos hacen el Amor siempre entre desnudadas pérdidas y reencuentros de crueldades magnánimas, tan sólo son dos soñadores radicales que se anhelan; tan sólo el firmamento y el mar que se llaman entre los bordes del tiempo. Están ahí, y se desmoronan, similares a un leve susurro; a un encanto. Un sagrado sueño que los unifica y en el que se buscan sin siquiera conocer sus nombres verdaderos.


    "Esta rosa del desierto llama a la lluvia. Quién venera su presencia; acude como un condenado a sus melodías. Cada uno de los pasos que lo acercan a mí es una llamada de paraísos primigenios pese a que desconozco si lograré encontrarlo entre mis brazos para siempre. Aún perdura su estampa en este corazón que arrastra todas mis ilusiones. Mis huellas a ópera silente; porque no hay espíritu que lo pueda invocar y traerlo hasta mí". Sus palabras susurran delineados a sol de invierno y nieve de verano. La habitación produce que su corazón latiera y lagrimeara, sin derramar una lágrima alguna. Reparte una caricia entre los barrotes; la jaula no está oxidada pero reposa en matiz bronce. Ahí perduran sus memorias. El cofre en que las ha sepultado resuena música. Melodías que silban una La crecida, que delinean un Re escrito con hilares de lana. Las Mi que hechizan los dedos que tocan sus hoscos rostros; esos revestidos con vidrioso orégano y laureles circunspectos. Delimita una forma de prestarle los ojos de sus manos. Vislumbra las alineaciones de los astros que pecan de inocentes. El abrigo de sus rezos calma los sollozos del genuino imberbe con aroma a condenado; él matiza la arena con la que le calienta los pies. El orgullo de sus crímenes, signos de bosques y triadas de metal, esos que esgrimen una venía a sus denarios de dientes de leche y huesos de cimitarras; pigmentados con tinta indeleble para siempre en un pozo de ríos de paraísos sin final. Él presta a callar sus sentires; él imprime sus huellas dactilares en un esbozo que musita un esgrimido de hazañas y recodos de piedras en el centro de su vesícula. Tiene hambre y viste de espejismos y cayenas. Ofrece café de uvas; pastel de zanahorias y ciruelas pasas que pastan con el rencor de las palabras mudas que se elevan, se elevan, se elevan con el futuro de los céfiros y el humo de adviento que hace el Amor con sus delicadas promesas. Él abre la jaula. No persiste el juicio que lo condenó a vagar en la realidad sin siquiera moverse. Sus dedos se mueven, tejen un lagrimeo de lilas y árboles de lima. Las naranjas que crecen en su interior, que pare de vez en vez, de vez en vez, de vez en vez retienen los rostros infantiles de sus vástagos. Edifican pilares, consciencia con aroma a popurrí. Seda de huesos de besos. Desde el secuestro escriben una historia interminable; venenos y antídotos han trinado y sesgado a sus dominios; derrite a la razón de sus suspiros. Retira la sentencia en las nocturnas haladas que pregonan juntos; cada vez que abren las alas. Cada vez que fotografía su anatomía y la borda en el centro de su ombligo. Cada tanto que cuenta el tiempo que anda y, con anhelantes rezos, describe a la fantasía justo a su sangre y altares. A él acude cada vez que se equivoca en las lecciones. A él confiesa sus dolencias; la magia punza y retiene lo poco de cordura que les queda. Comparten el lecho de plumas y piojos de ganso. Sobre ellos crecen flores cristalinas; la fiereza de sus voces al llamarse sin palabras hiere a sus engaños. Jamás se abandonarán el uno al otro, el otro al uno, el uno al dos. Ambos son prisioneros y verdugos de su Amor, melodía decorosa que viste a la tumba de sus hilos rojos del Destino y muñecas con aroma a Sol. El otoño crece entre sus ramas: un firmamento anhelante de sal de mar. Un sueño que repite su ciclo de principio a fin con vestigios de cisnes y cigüeñas hechas de tejidos de papel. Hiela una brizna y recita la buena nueva de su historia en estos aquí y estos ahora. Amor y dolor. Duermen y sueñan con ellos mismos; sueños de dulces cunas. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Un lamento de sus ecos alcanza a rasgar el silencio que escuda sus penas que aguardan ante como monolitos colgantes de pies descalzos; ellos se abrazan, aún en la distancia. Ellos hacen el Amor siempre entre desnudadas pérdidas y reencuentros de crueldades magnánimas, tan sólo son dos soñadores radicales que se anhelan; tan sólo el firmamento y el mar que se llaman entre los bordes del tiempo. Están ahí, y se desmoronan, similares a un leve susurro; a un encanto. Un sagrado sueño que los unifica y en el que se buscan sin siquiera conocer sus nombres verdaderos.
    Me gusta
    Me encocora
    2
    0 turnos 0 maullidos 308 vistas
  • Aquel pequeño niño se encontraba en frente suyo, llevaba entre sus manos una corona de flores, parpadeo dos veces sin saber o reconocer exactamente quien era ese pequeño, su sonrisa mostraba inocencia, alegría y mucha emoción algo en el, no quito su vista hacia él, visualizando que era el o quizás su hermano mayor quien le estaba colocando la corona en la cabeza una vez que su rodilla toca el suelo escuchando aquella dulce palabras que lo dijo, le sorprendió

    — Algún día tú serás el rey de este mundo hermano, se que lo serás.
    Aquel pequeño niño se encontraba en frente suyo, llevaba entre sus manos una corona de flores, parpadeo dos veces sin saber o reconocer exactamente quien era ese pequeño, su sonrisa mostraba inocencia, alegría y mucha emoción algo en el, no quito su vista hacia él, visualizando que era el o quizás su hermano mayor quien le estaba colocando la corona en la cabeza una vez que su rodilla toca el suelo escuchando aquella dulce palabras que lo dijo, le sorprendió — Algún día tú serás el rey de este mundo hermano, se que lo serás.
    Me gusta
    Me entristece
    Me encocora
    5
    0 turnos 0 maullidos 288 vistas
  • ~me ven toda mala y así pero yo sí espero mis flores amarillas el 21~
    ~me ven toda mala y así pero yo sí espero mis flores amarillas el 21~ :STK-67:
    Me gusta
    Me enjaja
    3
    1 turno 0 maullidos 314 vistas
  • Lan Wangji

    aprovechando que la luna brillaba bastante, decidió vestirse acorde a lo colores de la noche, llevando también al jade a un cerro que se podría apreciar la luna en gran tamaño.

    cuando estaban alejados de oídos ajenos, el elfo comienza a cantar lo suficiente fuerte y claro que se pueda escuchar.-

    Me cansé de echarte de menos
    Durmiendo en la misma cama
    Separados por el hielo
    De hacer la compra en la farmacia
    Sonreírle a la desgracia
    Boxeando con los celos
    Y es que no puedo estar así
    Las manecillas del reloj
    Son el demonio que me tiene hablando solo
    Soy el capitán de este barco roto
    Soy el gilipollas que te sabe a poco
    Soy el corazón bastardo de cupido
    Que alejas del tuyo con cada latido
    Soy como un satélite orbitando un cuerpo
    Que siempre se enfría en el mismo momento
    Soy tan solo el viento
    Que ya no despeina el eco de tu voz
    Me cansé de vender por piezas
    Nuestro amor que fue tan caro
    Como si fuera robado
    Ya me cansé de tanto ruido
    De esconderme en el armario
    Cuando yo soy el marido
    Y es que no puedo estar así
    Las manecillas del reloj
    Son el demonio que me tiene hablando solo
    Soy el capitán de este barco roto
    Soy el gilipollas que te sabe a poco
    Soy el corazón bastardo de cupido
    Que alejas del tuyo con cada latido
    Soy como un satélite orbitando un cuerpo
    Que siempre se enfría en el mismo momento
    Soy tan solo el viento
    Que ya no despeina el eco de tu voz
    Sé que soy
    El tercero en discordia
    El tonto sin memoria
    El que no sabe nada de tu vida
    Sé que soy
    Un barco malherido
    Tocado y hundido
    Soy el capitán de este barco roto
    Soy el gilipollas que te sabe a poco
    Soy el corazón bastardo de cupido
    Que alejas del tuyo con cada latido
    Soy como un satélite orbitando un cuerpo
    Que siempre se enfría en el mismo momento
    Soy tan solo el viento
    Que ya no despeina el eco de tu voz
    Sé que soy
    El tercero en discordia
    El tonto sin memoria
    El que no sabe nada de tu vida
    Sé que soy
    Un barco malherido
    (Tocado, tocado, tocado, tocado)
    Y hundido en el mar profundo
    Y frío de tus recuerdos
    Perdido en las curvas peligrosas de tus labios
    Dolido porque nuestro amor se muere de sueño
    Y no sé qué hacer ni decir para despertarlo
    Tocado y hundido...

    https://www.youtube.com/watch?v=1JwAr4ZxdMk
    [LanWangji] aprovechando que la luna brillaba bastante, decidió vestirse acorde a lo colores de la noche, llevando también al jade a un cerro que se podría apreciar la luna en gran tamaño. cuando estaban alejados de oídos ajenos, el elfo comienza a cantar lo suficiente fuerte y claro que se pueda escuchar.- Me cansé de echarte de menos Durmiendo en la misma cama Separados por el hielo De hacer la compra en la farmacia Sonreírle a la desgracia Boxeando con los celos Y es que no puedo estar así Las manecillas del reloj Son el demonio que me tiene hablando solo Soy el capitán de este barco roto Soy el gilipollas que te sabe a poco Soy el corazón bastardo de cupido Que alejas del tuyo con cada latido Soy como un satélite orbitando un cuerpo Que siempre se enfría en el mismo momento Soy tan solo el viento Que ya no despeina el eco de tu voz Me cansé de vender por piezas Nuestro amor que fue tan caro Como si fuera robado Ya me cansé de tanto ruido De esconderme en el armario Cuando yo soy el marido Y es que no puedo estar así Las manecillas del reloj Son el demonio que me tiene hablando solo Soy el capitán de este barco roto Soy el gilipollas que te sabe a poco Soy el corazón bastardo de cupido Que alejas del tuyo con cada latido Soy como un satélite orbitando un cuerpo Que siempre se enfría en el mismo momento Soy tan solo el viento Que ya no despeina el eco de tu voz Sé que soy El tercero en discordia El tonto sin memoria El que no sabe nada de tu vida Sé que soy Un barco malherido Tocado y hundido Soy el capitán de este barco roto Soy el gilipollas que te sabe a poco Soy el corazón bastardo de cupido Que alejas del tuyo con cada latido Soy como un satélite orbitando un cuerpo Que siempre se enfría en el mismo momento Soy tan solo el viento Que ya no despeina el eco de tu voz Sé que soy El tercero en discordia El tonto sin memoria El que no sabe nada de tu vida Sé que soy Un barco malherido (Tocado, tocado, tocado, tocado) Y hundido en el mar profundo Y frío de tus recuerdos Perdido en las curvas peligrosas de tus labios Dolido porque nuestro amor se muere de sueño Y no sé qué hacer ni decir para despertarlo Tocado y hundido... https://www.youtube.com/watch?v=1JwAr4ZxdMk
    Me gusta
    1
    5 turnos 0 maullidos 610 vistas
Ver más resultados
Patrocinados