• En su forma felina, se encontraba sentado en su balcón mirando la luna llena, el viento se enredaba en su fino pelaje y él disfrutaba de la calma y los sonidos de la noche que le llegaban nítidos y claros. Se sentía en paz en su forma animal, algo que no lograba como humano.
    En su forma felina, se encontraba sentado en su balcón mirando la luna llena, el viento se enredaba en su fino pelaje y él disfrutaba de la calma y los sonidos de la noche que le llegaban nítidos y claros. Se sentía en paz en su forma animal, algo que no lograba como humano.
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  • • 𝙶𝚊𝚝𝚘𝚃𝚎𝚛𝚊𝚙𝚒𝚊 •

    ”𝐃𝐞𝐬𝐩𝐮é𝐬 𝐝𝐞 𝐭𝐨𝐝𝐨, 𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐮𝐧𝐚 𝐛𝐮𝐞𝐧𝐚 𝐜𝐡𝐢𝐜𝐚"






    Daba pequeñas caricias hacia aquella felina, que, ronroneando restregaba su carita en la del hombre ruso.


    Kiev, había hablado con Rubí. Ella le aconsejo algo. La GatoTerapia, aunque se notaba a lenguas que era una clase de engaño, el se quedó escuchándola.

    Y en cerrar de ojos, prácticamente la pelirroja, ahora pelinegra, dejo a su gata Hanna en sus brazos, para luego huir. Fue difícil tratar con la gata, quien solo se dedicaba a morderle la cara o los dedos. Pero en poco tiempo, ambos llegaron acostumbrarse con la presencia del otro. Y ahora, la quería tanto que no dudaba hacer algún gasto en sus comidas, o algún accesorio, entre ellos, muchos juguetes que solo usaba una vez. Ahora entendía porque Ryan amaba a esa pequeña felina.
    • 𝙶𝚊𝚝𝚘𝚃𝚎𝚛𝚊𝚙𝚒𝚊 • ”𝐃𝐞𝐬𝐩𝐮é𝐬 𝐝𝐞 𝐭𝐨𝐝𝐨, 𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐮𝐧𝐚 𝐛𝐮𝐞𝐧𝐚 𝐜𝐡𝐢𝐜𝐚" Daba pequeñas caricias hacia aquella felina, que, ronroneando restregaba su carita en la del hombre ruso. Kiev, había hablado con Rubí. Ella le aconsejo algo. La GatoTerapia, aunque se notaba a lenguas que era una clase de engaño, el se quedó escuchándola. Y en cerrar de ojos, prácticamente la pelirroja, ahora pelinegra, dejo a su gata Hanna en sus brazos, para luego huir. Fue difícil tratar con la gata, quien solo se dedicaba a morderle la cara o los dedos. Pero en poco tiempo, ambos llegaron acostumbrarse con la presencia del otro. Y ahora, la quería tanto que no dudaba hacer algún gasto en sus comidas, o algún accesorio, entre ellos, muchos juguetes que solo usaba una vez. Ahora entendía porque Ryan amaba a esa pequeña felina.
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  • "Esta rosa del desierto llama a la lluvia. Quién venera su presencia; acude como un condenado a sus melodías. Cada uno de los pasos que lo acercan a mí es una llamada de paraísos primigenios pese a que desconozco si lograré encontrarlo entre mis brazos para siempre. Aún perdura su estampa en este corazón que arrastra todas mis ilusiones. Mis huellas a ópera silente; porque no hay espíritu que lo pueda invocar y traerlo hasta mí".

    Sus palabras susurran delineados a sol de invierno y nieve de verano. La habitación produce que su corazón latiera y lagrimeara, sin derramar una lágrima alguna. Reparte una caricia entre los barrotes; la jaula no está oxidada pero reposa en matiz bronce. Ahí perduran sus memorias. El cofre en que las ha sepultado resuena música. Melodías que silban una La crecida, que delinean un Re escrito con hilares de lana. Las Mi que hechizan los dedos que tocan sus hoscos rostros; esos revestidos con vidrioso orégano y laureles circunspectos. Delimita una forma de prestarle los ojos de sus manos. Vislumbra las alineaciones de los astros que pecan de inocentes.

    El abrigo de sus rezos calma los sollozos del genuino imberbe con aroma a condenado; él matiza la arena con la que le calienta los pies. El orgullo de sus crímenes, signos de bosques y triadas de metal, esos que esgrimen una venía a sus denarios de dientes de leche y huesos de cimitarras; pigmentados con tinta indeleble para siempre en un pozo de ríos de paraísos sin final.

    Él presta a callar sus sentires; él imprime sus huellas dactilares en un esbozo que musita un esgrimido de hazañas y recodos de piedras en el centro de su vesícula. Tiene hambre y viste de espejismos y cayenas. Ofrece café de uvas; pastel de zanahorias y ciruelas pasas que pastan con el rencor de las palabras mudas que se elevan, se elevan, se elevan con el futuro de los céfiros y el humo de adviento que hace el Amor con sus delicadas promesas.

    Él abre la jaula. No persiste el juicio que lo condenó a vagar en la realidad sin siquiera moverse. Sus dedos se mueven, tejen un lagrimeo de lilas y árboles de lima. Las naranjas que crecen en su interior, que pare de vez en vez, de vez en vez, de vez en vez retienen los rostros infantiles de sus vástagos. Edifican pilares, consciencia con aroma a popurrí. Seda de huesos de besos. Desde el secuestro escriben una historia interminable; venenos y antídotos han trinado y sesgado a sus dominios; derrite a la razón de sus suspiros. Retira la sentencia en las nocturnas haladas que pregonan juntos; cada vez que abren las alas. Cada vez que fotografía su anatomía y la borda en el centro de su ombligo.

    Cada tanto que cuenta el tiempo que anda y, con anhelantes rezos, describe a la fantasía justo a su sangre y altares. A él acude cada vez que se equivoca en las lecciones. A él confiesa sus dolencias; la magia punza y retiene lo poco de cordura que les queda. Comparten el lecho de plumas y piojos de ganso. Sobre ellos crecen flores cristalinas; la fiereza de sus voces al llamarse sin palabras hiere a sus engaños. Jamás se abandonarán el uno al otro, el otro al uno, el uno al dos.

    Ambos son prisioneros y verdugos de su Amor, melodía decorosa que viste a la tumba de sus hilos rojos del Destino y muñecas con aroma a Sol. El otoño crece entre sus ramas: un firmamento anhelante de sal de mar. Un sueño que repite su ciclo de principio a fin con vestigios de cisnes y cigüeñas hechas de tejidos de papel. Hiela una brizna y recita la buena nueva de su historia en estos aquí y estos ahora.

    Amor y dolor. Duermen y sueñan con ellos mismos; sueños de dulces cunas. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Un lamento de sus ecos alcanza a rasgar el silencio que escuda sus penas que aguardan ante como monolitos colgantes de pies descalzos; ellos se abrazan, aún en la distancia. Ellos hacen el Amor siempre entre desnudadas pérdidas y reencuentros de crueldades magnánimas, tan sólo son dos soñadores radicales que se anhelan; tan sólo el firmamento y el mar que se llaman entre los bordes del tiempo. Están ahí, y se desmoronan, similares a un leve susurro; a un encanto. Un sagrado sueño que los unifica y en el que se buscan sin siquiera conocer sus nombres verdaderos.


    "Esta rosa del desierto llama a la lluvia. Quién venera su presencia; acude como un condenado a sus melodías. Cada uno de los pasos que lo acercan a mí es una llamada de paraísos primigenios pese a que desconozco si lograré encontrarlo entre mis brazos para siempre. Aún perdura su estampa en este corazón que arrastra todas mis ilusiones. Mis huellas a ópera silente; porque no hay espíritu que lo pueda invocar y traerlo hasta mí". Sus palabras susurran delineados a sol de invierno y nieve de verano. La habitación produce que su corazón latiera y lagrimeara, sin derramar una lágrima alguna. Reparte una caricia entre los barrotes; la jaula no está oxidada pero reposa en matiz bronce. Ahí perduran sus memorias. El cofre en que las ha sepultado resuena música. Melodías que silban una La crecida, que delinean un Re escrito con hilares de lana. Las Mi que hechizan los dedos que tocan sus hoscos rostros; esos revestidos con vidrioso orégano y laureles circunspectos. Delimita una forma de prestarle los ojos de sus manos. Vislumbra las alineaciones de los astros que pecan de inocentes. El abrigo de sus rezos calma los sollozos del genuino imberbe con aroma a condenado; él matiza la arena con la que le calienta los pies. El orgullo de sus crímenes, signos de bosques y triadas de metal, esos que esgrimen una venía a sus denarios de dientes de leche y huesos de cimitarras; pigmentados con tinta indeleble para siempre en un pozo de ríos de paraísos sin final. Él presta a callar sus sentires; él imprime sus huellas dactilares en un esbozo que musita un esgrimido de hazañas y recodos de piedras en el centro de su vesícula. Tiene hambre y viste de espejismos y cayenas. Ofrece café de uvas; pastel de zanahorias y ciruelas pasas que pastan con el rencor de las palabras mudas que se elevan, se elevan, se elevan con el futuro de los céfiros y el humo de adviento que hace el Amor con sus delicadas promesas. Él abre la jaula. No persiste el juicio que lo condenó a vagar en la realidad sin siquiera moverse. Sus dedos se mueven, tejen un lagrimeo de lilas y árboles de lima. Las naranjas que crecen en su interior, que pare de vez en vez, de vez en vez, de vez en vez retienen los rostros infantiles de sus vástagos. Edifican pilares, consciencia con aroma a popurrí. Seda de huesos de besos. Desde el secuestro escriben una historia interminable; venenos y antídotos han trinado y sesgado a sus dominios; derrite a la razón de sus suspiros. Retira la sentencia en las nocturnas haladas que pregonan juntos; cada vez que abren las alas. Cada vez que fotografía su anatomía y la borda en el centro de su ombligo. Cada tanto que cuenta el tiempo que anda y, con anhelantes rezos, describe a la fantasía justo a su sangre y altares. A él acude cada vez que se equivoca en las lecciones. A él confiesa sus dolencias; la magia punza y retiene lo poco de cordura que les queda. Comparten el lecho de plumas y piojos de ganso. Sobre ellos crecen flores cristalinas; la fiereza de sus voces al llamarse sin palabras hiere a sus engaños. Jamás se abandonarán el uno al otro, el otro al uno, el uno al dos. Ambos son prisioneros y verdugos de su Amor, melodía decorosa que viste a la tumba de sus hilos rojos del Destino y muñecas con aroma a Sol. El otoño crece entre sus ramas: un firmamento anhelante de sal de mar. Un sueño que repite su ciclo de principio a fin con vestigios de cisnes y cigüeñas hechas de tejidos de papel. Hiela una brizna y recita la buena nueva de su historia en estos aquí y estos ahora. Amor y dolor. Duermen y sueñan con ellos mismos; sueños de dulces cunas. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Un lamento de sus ecos alcanza a rasgar el silencio que escuda sus penas que aguardan ante como monolitos colgantes de pies descalzos; ellos se abrazan, aún en la distancia. Ellos hacen el Amor siempre entre desnudadas pérdidas y reencuentros de crueldades magnánimas, tan sólo son dos soñadores radicales que se anhelan; tan sólo el firmamento y el mar que se llaman entre los bordes del tiempo. Están ahí, y se desmoronan, similares a un leve susurro; a un encanto. Un sagrado sueño que los unifica y en el que se buscan sin siquiera conocer sus nombres verdaderos.
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  • el dragón aparece donde se encontraba Sebastián Michaelis
    cuando siempre era al revés..

    se presentaría con una fría neblina, pero tenue
    flotando en el aire mirando al demonio con una mirada
    fría con la diestra abierta sin ofrecerle que fuese tomada
    comenzando a cantar...

    Levanto mis manos hacia el Sol
    Intento encontrar un corazón
    Que llene el vació de la soledad
    Que llevo dentro
    Limpie mis pecados en el mar
    Deje tu promesa de cambiar
    No quiero olvidar mis sueños
    Y seguir sintiendo miedo
    No quiero volver a perder
    La esperanza de volverte a ver
    Mire al futuro sin dudar!
    Lo que venga me da igual
    El hielo no podrá apagar!
    Lo que yo te pude amar
    No queda nada más
    Solo la historia sin final
    Y mostrarte en esos versos
    Lo que yo te pude amar
    La ira se aferra a mi interior
    Y pienso momentos que se van
    Que dejan historias rotas
    Y el dolor de la impotencia
    El día más oscuro ya está aquí
    Perdido en otra realidad
    Sintiéndome tan solo que me estoy
    Desvaneciendo
    Me duele tanto comprender
    Que nada será como ayer
    No quiero volver a perder
    La esperanza de volverte a ver
    La esperanza de volverte a ver!
    Me duele tanto comprender
    Que nada será como ayer
    No quiero volver a perder
    La esperanza de volverte a ver
    Volverte a ver!
    Mire al futuro sin dudar!
    Lo que venga me da igual
    El hielo no podrá apagar!
    Lo que yo te pude amar
    No queda nada más
    Solo la historia sin final
    Y mostrarte en esos versos
    Lo que yo te pude amar

    https://www.youtube.com/watch?v=Sa_cYEFGn9c



    el dragón aparece donde se encontraba [Michaelis] cuando siempre era al revés.. se presentaría con una fría neblina, pero tenue flotando en el aire mirando al demonio con una mirada fría con la diestra abierta sin ofrecerle que fuese tomada comenzando a cantar... Levanto mis manos hacia el Sol Intento encontrar un corazón Que llene el vació de la soledad Que llevo dentro Limpie mis pecados en el mar Deje tu promesa de cambiar No quiero olvidar mis sueños Y seguir sintiendo miedo No quiero volver a perder La esperanza de volverte a ver Mire al futuro sin dudar! Lo que venga me da igual El hielo no podrá apagar! Lo que yo te pude amar No queda nada más Solo la historia sin final Y mostrarte en esos versos Lo que yo te pude amar La ira se aferra a mi interior Y pienso momentos que se van Que dejan historias rotas Y el dolor de la impotencia El día más oscuro ya está aquí Perdido en otra realidad Sintiéndome tan solo que me estoy Desvaneciendo Me duele tanto comprender Que nada será como ayer No quiero volver a perder La esperanza de volverte a ver La esperanza de volverte a ver! Me duele tanto comprender Que nada será como ayer No quiero volver a perder La esperanza de volverte a ver Volverte a ver! Mire al futuro sin dudar! Lo que venga me da igual El hielo no podrá apagar! Lo que yo te pude amar No queda nada más Solo la historia sin final Y mostrarte en esos versos Lo que yo te pude amar https://www.youtube.com/watch?v=Sa_cYEFGn9c
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  • - ¡Groar!

    Sacude su cabeza y luego da unos cuantos pasos hacia adelante, mientras su cuerpo logra drenar el veneno a través de los orificios de balas que lograron entrar en su espalda, una manera extraña para curarse.

    Se inclina mientras espera que su cuerpo responda, aunque sea lentamente.
    - ¡Groar! Sacude su cabeza y luego da unos cuantos pasos hacia adelante, mientras su cuerpo logra drenar el veneno a través de los orificios de balas que lograron entrar en su espalda, una manera extraña para curarse. Se inclina mientras espera que su cuerpo responda, aunque sea lentamente.
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  • Luz artificial es lo único que disipa la oscuridad de ese pobre, desordenado y apretado apartamento. Un foco es lo único que ha utilizado durante los últimos cuatro años, el mismo que usa en este momento para leer un gris y arrugado periódico de 1982.
    —Tal y como supuse; no hay nada interesante. Bueno, al menos tengo con qué sacarme el dolor de nuca.

    El viejo papel ochentero cayó sobre la mugrosa mesa, una que cuenta con múltiples trocitos de tergopol esparcidos en su largo y ancho. Él, el hombre de las quemaduras, se recargó perezosamente sobre el respaldo de la silla, la cual poco a poco empezó a inclinarse.
    Su inquietante mirada carmesí, respaldada por las oscuras marcas en sus párpados, se alzaron hacia el techo, aquel que estaba tan lleno de manchas como la noche estrellada de Van Gogh. Su vista se pierde temporalmente, como si estuviera buscando algo al alinear aquellos puntos de orden aleatorio. No fue hasta que alguien llamó a la puerta y eso logró hacer que el hombre espabile.

    —¿Quien es? —Gritó Russo, quien se oía desganado y desinteresado. Él quitó la mirada del techo, para prestar su atención a la puerta.
    Luz artificial es lo único que disipa la oscuridad de ese pobre, desordenado y apretado apartamento. Un foco es lo único que ha utilizado durante los últimos cuatro años, el mismo que usa en este momento para leer un gris y arrugado periódico de 1982. —Tal y como supuse; no hay nada interesante. Bueno, al menos tengo con qué sacarme el dolor de nuca. El viejo papel ochentero cayó sobre la mugrosa mesa, una que cuenta con múltiples trocitos de tergopol esparcidos en su largo y ancho. Él, el hombre de las quemaduras, se recargó perezosamente sobre el respaldo de la silla, la cual poco a poco empezó a inclinarse. Su inquietante mirada carmesí, respaldada por las oscuras marcas en sus párpados, se alzaron hacia el techo, aquel que estaba tan lleno de manchas como la noche estrellada de Van Gogh. Su vista se pierde temporalmente, como si estuviera buscando algo al alinear aquellos puntos de orden aleatorio. No fue hasta que alguien llamó a la puerta y eso logró hacer que el hombre espabile. —¿Quien es? —Gritó Russo, quien se oía desganado y desinteresado. Él quitó la mirada del techo, para prestar su atención a la puerta.
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    Me endiabla
    Me entristece
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  • ¿Como se supone que haga ahora? ¿Como se movera si tendrá que mantenerse acostada? Sobre todo para ir a hacer sus necesidades, de alguna forma necesitaba hacerlo, observó las muletas que estaba apoyada a su costado, recostado en la pared. El doctor habría dicho que con eso le ayudará a moverse cuando requiera salir para algún sitio.

    Ya estaba cansada de estar en cama, quería ir a divertirse, aunque dudaba mucho que podría hacer algo teniendo en cuenta de su pierna en recuperación. Tampoco lo pensó, así que decidió tomar las muletas con ambos brazos, ¿Sabe usar muletas? No, no pero puede intentar, solto un suave suspiro, antes de incorporarse con la ayuda de sus muletas. Sonrió pensado que por fin podría levantarse de aquella cama, soltando una carcajada. Pero lo que nunca que pensó es que su cuerpo se inclinaba hacia adelante, sus ojos se abrieron completo por el susto, su corazón latía rápidamente— ¿Eh? ¡Oooh, Oooh, Oooh, aaaah! — Cae el suelo haciendo que también hacen que las muletas caigan a sus costados, ambas muletas causaron un sonido al impactar contra el piso.

    Soltó un suspiro, genial. No sabe cómo usar las muletas. ¿Se quedará en el piso tirada? Sí, no puede fincar su pie vendada, menos hacer un esfuerzo y tratar de volver a ir a la cama por su cuenta.

    ¿Como se supone que haga ahora? ¿Como se movera si tendrá que mantenerse acostada? Sobre todo para ir a hacer sus necesidades, de alguna forma necesitaba hacerlo, observó las muletas que estaba apoyada a su costado, recostado en la pared. El doctor habría dicho que con eso le ayudará a moverse cuando requiera salir para algún sitio. Ya estaba cansada de estar en cama, quería ir a divertirse, aunque dudaba mucho que podría hacer algo teniendo en cuenta de su pierna en recuperación. Tampoco lo pensó, así que decidió tomar las muletas con ambos brazos, ¿Sabe usar muletas? No, no pero puede intentar, solto un suave suspiro, antes de incorporarse con la ayuda de sus muletas. Sonrió pensado que por fin podría levantarse de aquella cama, soltando una carcajada. Pero lo que nunca que pensó es que su cuerpo se inclinaba hacia adelante, sus ojos se abrieron completo por el susto, su corazón latía rápidamente— ¿Eh? ¡Oooh, Oooh, Oooh, aaaah! — Cae el suelo haciendo que también hacen que las muletas caigan a sus costados, ambas muletas causaron un sonido al impactar contra el piso. Soltó un suspiro, genial. No sabe cómo usar las muletas. ¿Se quedará en el piso tirada? Sí, no puede fincar su pie vendada, menos hacer un esfuerzo y tratar de volver a ir a la cama por su cuenta.
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  • El Abrazo de la Serpiente
    Fandom Ninguno
    Categoría Fantasía
    Frente a un joven de ojos dorados y cabellos negros, un Old Fashioned descansaba con elegancia en su palma izquierda. Con un suave movimiento de su mano, el líquido de su interior ondeaba con la suficiente fuerza para ser fácilmente percibido su agitación, más ni una sola gota era derramada a el suelo. El hielo tallado a mano flotaba aremolinandose en el centro del vaso, el basto oceanó de whisky bourbon envejecido tenía acorralado el hielo, además un toque de azúcar y amargo de angostura acompañaban aquella danza meticulosa. La piel de naranja,  aquel mayor testigo de lo sucedido estaba cuidadosamente retorcida, liberaba un leve aroma cítrico que se mezclaba con las notas ahumadas y dulces del licor. Finalmente aquel hombre acercaría sus labios a uno de los bordes del vaso para comenzar a degustar la bebida, lentamente identificaba los sabores con su lengua antes de tragar.


    ⸻(Tiene un buen sabor)


    Dejaría de beber, meditando un poco de lo transcurrido en su día. El bullicio de las personas era moderado causando un sónido ambiental torable, las luces tenues no hostigaban la vista, el sofá era confortable. Ciertamente aquel era un momento de absoluta paz, instantes tan efímeros que no son apreciados hasta que son perturbados. 



    ⸻(Sin duda los asesinatos ocasionados por creaturas mágicas aumentan, después de esto. Debo hacer más archivos)




    Whit: 𝐑𝐎𝐔𝐆𝐄
    Frente a un joven de ojos dorados y cabellos negros, un Old Fashioned descansaba con elegancia en su palma izquierda. Con un suave movimiento de su mano, el líquido de su interior ondeaba con la suficiente fuerza para ser fácilmente percibido su agitación, más ni una sola gota era derramada a el suelo. El hielo tallado a mano flotaba aremolinandose en el centro del vaso, el basto oceanó de whisky bourbon envejecido tenía acorralado el hielo, además un toque de azúcar y amargo de angostura acompañaban aquella danza meticulosa. La piel de naranja,  aquel mayor testigo de lo sucedido estaba cuidadosamente retorcida, liberaba un leve aroma cítrico que se mezclaba con las notas ahumadas y dulces del licor. Finalmente aquel hombre acercaría sus labios a uno de los bordes del vaso para comenzar a degustar la bebida, lentamente identificaba los sabores con su lengua antes de tragar. ⸻(Tiene un buen sabor) Dejaría de beber, meditando un poco de lo transcurrido en su día. El bullicio de las personas era moderado causando un sónido ambiental torable, las luces tenues no hostigaban la vista, el sofá era confortable. Ciertamente aquel era un momento de absoluta paz, instantes tan efímeros que no son apreciados hasta que son perturbados.  ⸻(Sin duda los asesinatos ocasionados por creaturas mágicas aumentan, después de esto. Debo hacer más archivos) Whit: [xr0uge]
    Tipo
    Individual
    Líneas
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  • 🄲🄰🄿. 🄸🅅

    ≫ ──────── ≪•◦ ❈ ◦•≫──────── ≪
    Pasaban los días, semanas, meses : La gloria y poder de "Ulises el Tirano" crecían al igual que la fama de la pelirroja que peleaba y dirigía su ejército en su nombre, uno que estaba compuesto por guerrilleros que eran perros falderos de Ulises igual de detestables que él, y otra gran parte esclavos como ella que peleaban para sobrevivir.

    La autoridad de Elizabeth en el campo de batalla era tal que nadie cuestionaba sus estrategias marciales, su palabra era la final y se ejecutaba al pie de la letra. Pronto ese prestigio trascendió más allá de las guerras combativas, al calabozo donde ella encadenada reponía fuerzas cada noche empezaron a llegar mensajes escondidos entre el pan, debajo del plato de la cena o bien enviados con las criadas que por las mañanas a escondidas de su amo iban a bañarla y darle ropas nuevas.
    Los mensajes aludían a una insurrección, el primero que llegó decía : "𝘓𝘢 𝘭𝘪𝘣𝘦𝘳𝘵𝘢𝘥 𝘯𝘶𝘯𝘤𝘢 𝘦𝘴 𝘥𝘢𝘥𝘢; 𝘴𝘦 𝘨𝘢𝘯𝘢. 𝐸𝑠𝑡𝑎𝑚𝑜𝑠 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑖𝑔𝑜"
    Por primera vez Liz entre sus planes de venganza pudo ver mas factible que se cumplieran, no estaba sola.
    Desde ese evento, pacientemente esperaba que llegaran los recados, algunos con información importante, otros sólo para confirmar que la revolución seguía en pie

    -"𝑆𝑜𝑚𝑜𝑠 𝑠𝑒𝑡𝑒𝑛𝑡𝑎"
    -"𝘚𝘪 𝘯𝘰 𝘩𝘢𝘺 𝘫𝘶𝘴𝘵𝘪𝘤𝘪𝘢 𝘯𝘰 𝘩𝘢𝘺 𝘭𝘪𝘣𝘦𝘳𝘵𝘢𝘥"
    -"𝘔á𝘴 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘮𝘪𝘵𝘢𝘥 𝘥𝘦 𝘤𝘳𝘪𝘢𝘥𝘰𝘴 𝘦𝘴𝘵á𝘯 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘤𝘢𝘶𝘴𝘢, 𝘢𝘣𝘳𝘦 𝘣𝘪𝘦𝘯 𝘭𝘰𝘴 𝘰𝘫𝘰𝘴, 𝘭𝘰𝘴 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰𝘴 𝘵𝘪𝘦𝘯𝘦𝘯 𝘶𝘯 𝘤𝘪𝘯𝘵𝘰 𝘳𝘰𝘫𝘰"
    -"𝘏𝘢𝘴𝘵𝘢 𝘢𝘩𝘰𝘳𝘢 𝘴𝘰𝘮𝘰𝘴 164, 𝘵𝘰𝘥𝘰𝘴 𝘭𝘶𝘤𝘩𝘢𝘳𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘣𝘢𝘫𝘰 𝘭𝘢 𝘓𝘭𝘢𝘮𝘢 𝘥𝘦 𝘚𝘢𝘯𝘨𝘳𝘦"

    -"𝘔𝘢ñ𝘢𝘯𝘢. 𝘈𝘵𝘦𝘯𝘵𝘢, 𝘭𝘢𝘴 𝘤𝘢𝘥𝘦𝘯𝘢𝘴 𝘲𝘶𝘦𝘥𝘢𝘳á𝘯 𝘢𝘣𝘪𝘦𝘳𝘵𝘢𝘴"
    El día había llegado, era ahora o nunca. Luego de una contienda pequeña en el valle de Linaris, un grupo de guerreros aislaron al cazador con la lanza envenenada y lo mataron en una lucha de 5 contra 1, quedando su cuerpo perdido entre los caídos en batalla, Ulises no notaría su ausencia después de unas cuantas horas.
    Tres esclavos escoltaron a Elizabeth a su mazmorra, pudo observar que dos de ellos llevaban el cinto rojo, expectante esperaba la señal para actuar, ingresaron y se disponían a preparar los grilletes para atarla, con una mirada fugaz el par de aliados asintieron y redujeron al tercer siervo, dejando libre así a la pelirroja, uno de ellos se dirige a ella y grita efusivamente

    ▔ Corre! y busca la venganza. Nos levantaremos en armas. Hoy la tiranía muere bajo tu mano

    Liz con la adrenalina apoderándose de su cuerpo tomó su espada y se escabullía entre las tiendas que poco a poco empezaban a sumergirse en un estruendoso ruido de espadas chocando y gente gritando por muerte o victoria. En esta instancia sólo existían esas dos opciones, ella avanzaba rápido quemando todo a su paso, discerniendo entre la multitud recientemente alborotada quien era aliado y enemigo, buscaba el cinto rojo en cada uno de ellos, de inmediato su grupo se acoplaba detrás de ella luchando mano a mano con los que se levantaban en su contra, era un espectáculo digno de ver, como los esclavos en su debilidad luchaban con las fuerzas desgastadas pero con el alma hambrienta de libertad, en este punto el número había ascendido a unos cientos. El objetivo estaba claro: Ulises, quien a estas alturas ya estaba enterado del motín y se había encerrado resguardado por sus más hábiles mercenarios (alias : perros falderos) . Elizabeth no tuvo piedad y junto con los otros esclavos avasallaron el lugar dando muerte a cada uno, en el fondo se podía ver al Tirano sentado en su trono desde donde se autoproclamaba gobernador de todo los terrenos de Oriente que había "ganado". La pelirroja sin dudar lanzaba fuego al que se le interponía en su camino, mientras los demás peleaban también ferozmente con el mismo propósito.
    Al estar frente a frente la pelirroja pudo ver el miedo en los ojos cobardes de Ulises, lo tomó del cuello y atravesó el cuerpo del Tirano

    ── Morirás bajo tu capricho, una llama de Sangre no es para tu beneficio. Tu nombre muere contigo maldito.

    En las afueras, la guerra menguaba, las pérdidas humanas dieron frutos, ahora eran libres. Muchos de los partidarios de Ulises al ver que él había muerto huyeron.

    ▔ ¡Larga vida a la Reina Escarlata!
    ▔ ¡Larga vida!
    ▔ ¡Que viva!

    La gente vitoreaba, Elizabeth completamente emocionada de por fin ser libre después de meses de calvario se sentó en el trono manchado de sangre con el cuerpo de su captor a sus pies, asimilando todo lo que había acontecido. El apodo de "La Reina Escarlata" nació ahí y se esparció por todo el continente, la guerrera esclava que fue parte de la revolución de Oriente.
    🄲🄰🄿. 🄸🅅 ≫ ──────── ≪•◦ ❈ ◦•≫──────── ≪ Pasaban los días, semanas, meses : La gloria y poder de "Ulises el Tirano" crecían al igual que la fama de la pelirroja que peleaba y dirigía su ejército en su nombre, uno que estaba compuesto por guerrilleros que eran perros falderos de Ulises igual de detestables que él, y otra gran parte esclavos como ella que peleaban para sobrevivir. La autoridad de Elizabeth en el campo de batalla era tal que nadie cuestionaba sus estrategias marciales, su palabra era la final y se ejecutaba al pie de la letra. Pronto ese prestigio trascendió más allá de las guerras combativas, al calabozo donde ella encadenada reponía fuerzas cada noche empezaron a llegar mensajes escondidos entre el pan, debajo del plato de la cena o bien enviados con las criadas que por las mañanas a escondidas de su amo iban a bañarla y darle ropas nuevas. Los mensajes aludían a una insurrección, el primero que llegó decía : "𝘓𝘢 𝘭𝘪𝘣𝘦𝘳𝘵𝘢𝘥 𝘯𝘶𝘯𝘤𝘢 𝘦𝘴 𝘥𝘢𝘥𝘢; 𝘴𝘦 𝘨𝘢𝘯𝘢. 𝐸𝑠𝑡𝑎𝑚𝑜𝑠 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑖𝑔𝑜" Por primera vez Liz entre sus planes de venganza pudo ver mas factible que se cumplieran, no estaba sola. Desde ese evento, pacientemente esperaba que llegaran los recados, algunos con información importante, otros sólo para confirmar que la revolución seguía en pie -"𝑆𝑜𝑚𝑜𝑠 𝑠𝑒𝑡𝑒𝑛𝑡𝑎" -"𝘚𝘪 𝘯𝘰 𝘩𝘢𝘺 𝘫𝘶𝘴𝘵𝘪𝘤𝘪𝘢 𝘯𝘰 𝘩𝘢𝘺 𝘭𝘪𝘣𝘦𝘳𝘵𝘢𝘥" -"𝘔á𝘴 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘮𝘪𝘵𝘢𝘥 𝘥𝘦 𝘤𝘳𝘪𝘢𝘥𝘰𝘴 𝘦𝘴𝘵á𝘯 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘤𝘢𝘶𝘴𝘢, 𝘢𝘣𝘳𝘦 𝘣𝘪𝘦𝘯 𝘭𝘰𝘴 𝘰𝘫𝘰𝘴, 𝘭𝘰𝘴 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰𝘴 𝘵𝘪𝘦𝘯𝘦𝘯 𝘶𝘯 𝘤𝘪𝘯𝘵𝘰 𝘳𝘰𝘫𝘰" -"𝘏𝘢𝘴𝘵𝘢 𝘢𝘩𝘰𝘳𝘢 𝘴𝘰𝘮𝘰𝘴 164, 𝘵𝘰𝘥𝘰𝘴 𝘭𝘶𝘤𝘩𝘢𝘳𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘣𝘢𝘫𝘰 𝘭𝘢 𝘓𝘭𝘢𝘮𝘢 𝘥𝘦 𝘚𝘢𝘯𝘨𝘳𝘦" -"𝘔𝘢ñ𝘢𝘯𝘢. 𝘈𝘵𝘦𝘯𝘵𝘢, 𝘭𝘢𝘴 𝘤𝘢𝘥𝘦𝘯𝘢𝘴 𝘲𝘶𝘦𝘥𝘢𝘳á𝘯 𝘢𝘣𝘪𝘦𝘳𝘵𝘢𝘴" El día había llegado, era ahora o nunca. Luego de una contienda pequeña en el valle de Linaris, un grupo de guerreros aislaron al cazador con la lanza envenenada y lo mataron en una lucha de 5 contra 1, quedando su cuerpo perdido entre los caídos en batalla, Ulises no notaría su ausencia después de unas cuantas horas. Tres esclavos escoltaron a Elizabeth a su mazmorra, pudo observar que dos de ellos llevaban el cinto rojo, expectante esperaba la señal para actuar, ingresaron y se disponían a preparar los grilletes para atarla, con una mirada fugaz el par de aliados asintieron y redujeron al tercer siervo, dejando libre así a la pelirroja, uno de ellos se dirige a ella y grita efusivamente ▔ Corre! y busca la venganza. Nos levantaremos en armas. Hoy la tiranía muere bajo tu mano Liz con la adrenalina apoderándose de su cuerpo tomó su espada y se escabullía entre las tiendas que poco a poco empezaban a sumergirse en un estruendoso ruido de espadas chocando y gente gritando por muerte o victoria. En esta instancia sólo existían esas dos opciones, ella avanzaba rápido quemando todo a su paso, discerniendo entre la multitud recientemente alborotada quien era aliado y enemigo, buscaba el cinto rojo en cada uno de ellos, de inmediato su grupo se acoplaba detrás de ella luchando mano a mano con los que se levantaban en su contra, era un espectáculo digno de ver, como los esclavos en su debilidad luchaban con las fuerzas desgastadas pero con el alma hambrienta de libertad, en este punto el número había ascendido a unos cientos. El objetivo estaba claro: Ulises, quien a estas alturas ya estaba enterado del motín y se había encerrado resguardado por sus más hábiles mercenarios (alias : perros falderos) . Elizabeth no tuvo piedad y junto con los otros esclavos avasallaron el lugar dando muerte a cada uno, en el fondo se podía ver al Tirano sentado en su trono desde donde se autoproclamaba gobernador de todo los terrenos de Oriente que había "ganado". La pelirroja sin dudar lanzaba fuego al que se le interponía en su camino, mientras los demás peleaban también ferozmente con el mismo propósito. Al estar frente a frente la pelirroja pudo ver el miedo en los ojos cobardes de Ulises, lo tomó del cuello y atravesó el cuerpo del Tirano 🌹── Morirás bajo tu capricho, una llama de Sangre no es para tu beneficio. Tu nombre muere contigo maldito. En las afueras, la guerra menguaba, las pérdidas humanas dieron frutos, ahora eran libres. Muchos de los partidarios de Ulises al ver que él había muerto huyeron. ▔ ¡Larga vida a la Reina Escarlata! ▔ ¡Larga vida! ▔ ¡Que viva! La gente vitoreaba, Elizabeth completamente emocionada de por fin ser libre después de meses de calvario se sentó en el trono manchado de sangre con el cuerpo de su captor a sus pies, asimilando todo lo que había acontecido. El apodo de "La Reina Escarlata" nació ahí y se esparció por todo el continente, la guerrera esclava que fue parte de la revolución de Oriente.
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    Zeus, de pie sobre una colina en la Tierra, sentía la brisa nocturna comenzando a envolverlo. De repente, el aire se volvió más denso, y la oscuridad pareció profundizarse. Las estrellas parecieron desaparecer por un momento.

    Nix llegó emergiendo de las sombras como si formara parte de ellas. Su silueta, majestuosa y silenciosa, se detuvo frente a él. Zeus, sin inmutarse, esbozó una leve sonrisa.

    —Siempre sabes cómo hacer una entrada—

    Dijo, con la voz grave pero calmada, mirando a la diosa de la noche.
    Zeus, de pie sobre una colina en la Tierra, sentía la brisa nocturna comenzando a envolverlo. De repente, el aire se volvió más denso, y la oscuridad pareció profundizarse. Las estrellas parecieron desaparecer por un momento. Nix llegó emergiendo de las sombras como si formara parte de ellas. Su silueta, majestuosa y silenciosa, se detuvo frente a él. Zeus, sin inmutarse, esbozó una leve sonrisa. —Siempre sabes cómo hacer una entrada— Dijo, con la voz grave pero calmada, mirando a la diosa de la noche.
    𝑆𝑖 𝑒𝑠 𝑟𝑒𝑎𝑙𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑛𝑒𝑐𝑒𝑠𝑎𝑟𝑖𝑜, 𝑙𝑜 ℎ𝑎𝑟𝑒́.

    𝑴𝒆 𝒑𝒓𝒆𝒔𝒆𝒏𝒕𝒐.

    𝑺𝒐𝒚 𝒍𝒂 𝒅𝒊𝒐𝒔𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒏𝒐𝒄𝒉𝒆, 𝒏𝒂𝒄𝒊𝒅𝒂 𝒅𝒆𝒍 𝑪𝒂𝒐𝒔.
    𝑴𝒆 𝒆𝒏𝒄𝒖𝒆𝒏𝒕𝒓𝒐 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝑻𝒂́𝒓𝒕𝒂𝒓𝒐.

    𝑺𝒐𝒚 𝒍𝒂 𝒎𝒂𝒅𝒓𝒆 𝑴𝒐𝒓𝒐, 𝑲𝒆𝒓, 𝑻𝒉𝒂𝒏𝒂𝒕𝒐𝒔, 𝑯𝒊𝒑𝒏𝒐 𝒚....
    𝑪𝒓𝒆𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒚𝒂 𝒆𝒏𝒕𝒊𝒆𝒏𝒅𝒆𝒔. 𝑺𝒐𝒚 𝒖𝒏𝒂 𝒎𝒖𝒋𝒆𝒓 𝒎𝒖𝒚 𝒐𝒄𝒖𝒑𝒂𝒅𝒂 𝒚 𝑬́𝒓𝒆𝒃𝒐 𝒆𝒔 𝒆𝒍 𝒖́𝒏𝒊𝒄𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒉𝒂 𝒄𝒐𝒏𝒔𝒆𝒈𝒖𝒊𝒅𝒐 𝒕𝒆𝒏𝒆𝒓 𝒎𝒊 𝒂𝒕𝒆𝒏𝒄𝒊𝒐́𝒏.

    𝑻𝒆𝒎𝒊𝒅𝒂 𝒑𝒐𝒓 𝒂𝒍𝒈𝒖𝒏𝒐𝒔, 𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂𝒅𝒂 𝒑𝒐𝒓 𝒐𝒕𝒓𝒐𝒔.
    𝑵𝒐 𝒔𝒐𝒚 𝒖𝒏 "𝒎𝒂𝒍", 𝒔𝒐𝒚 𝒏𝒆𝒄𝒆𝒔𝒂𝒓𝒊𝒂 𝒚 𝒆𝒔 𝒕𝒐𝒅𝒐.

    𝑬𝒍 𝒓𝒖𝒎𝒐𝒓 𝒅𝒊𝒄𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒊𝒏𝒄𝒍𝒖𝒔𝒐 𝒁𝒆𝒖𝒔 𝒎𝒆 𝒕𝒆𝒎𝒆 𝒚 𝒄𝒊𝒆𝒓𝒕𝒂𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆, 𝒏𝒐 𝒉𝒂𝒚 𝒏𝒂𝒅𝒂 𝒎𝒂́𝒔 𝒕𝒆𝒓𝒓𝒐𝒓𝒊𝒇𝒊𝒄𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒍 𝒑𝒐𝒅𝒆𝒓 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒎𝒂𝒅𝒓𝒆 𝒑𝒓𝒐𝒕𝒆𝒈𝒊𝒆𝒏𝒅𝒐 𝒂 𝒔𝒖𝒔 𝒉𝒊𝒋𝒐𝒔.
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