• RED TIDE.
    Fandom Game Of Thrones
    Categoría Romance
    STARTER PARA 𝚂𝙰𝙽𝙳𝙾𝚁 𝙲𝙻𝙴𝙶𝙰𝙽𝙴


    La entrada a la Torre de la Mano estaba flanqueada por más guardias. El interior olía a papiro viejo, a cera derretida y a madera encerada. Pero su vista no se posó en los estantes, ni en la mesa central, ni siquiera en la figura menuda que la esperaba allí.
    Aquel lugar le traía demasiados recuerdos. Recuerdos dolorosos. ¿Cuánto tiempo hacía que la había castigado con su ausencia? Ahora, estar allí solo le hacía sentir una cosa: que lo necesitaba más de lo que quería admitir. No solo era el olor de los libros o los muebles, era el suyo, el de él. Ahí dentro olía demasiado al hombre que tanto deseaba, y aquello solo hizo que desestabilizarla.
    Serenna cerró los ojos un segundo, como si el aroma le trajera de vuelta no solo los recuerdos en su mente, sino en su cuerpo. Podía sentirlo: sus manos, sujetándola, incitándola a seguir leyendo. Deteniéndola, manejándola a su antojo.
    Tyrion, que la observaba desde el centro de la estancia, no dijo nada al principio. Se limitó a mirarla. Sus ojos, pequeños y astutos, leyeron cada gesto. Sabía a quién buscaba. Y también por qué.
    —Él no está aquí —dijo finalmente, rompiendo el silencio—. Se ha marchado antes del amanecer. Supongo que también os habéis preguntado dónde está vuestro sabueso. No irán lejos, pero no volverán hasta bien entrada la noche.
    —Él no es mi sabueso —lo corrigió ella, avanzando hacia la mesa—. Pero sí, me lo he preguntado —tomó asiento—. ¿Dónde han ido?
    Tyrion la miró con un deje de ternura, incluso de lástima.
    —Volverán. Sanos y salvos —Tyrion enarcó una ceja, y entonces, se corrigió—: O eso espero.
    Serenna lo miró con advertencia.
    —Es lo habitual —continuó Tyrion—. Ya conocéis a mi padre. Lo ha sido también para vos. Aunque de una forma muy distinta... —dijo, más para sí mismo que para ella—. Estáis acostumbrada a esto.
    La mesa estaba cubierta de mapas, libros abiertos, pergaminos que olían a sal y tinta seca. Tyrion había reunido todo lo necesario para una lección completa sobre las casas del Mar Angosto, y en especial, sobre los Velaryon.
    —¿Dónde concluisteis vuestras lecciones la última vez? —preguntó. Pero la mirada que le dedicó Serenna no fue del todo afable.
    Recordarle a Tywin solo hacía que tensarla más. Como si estuviera riéndose del castigo que él mismo le había impuesto, recordándoselo, restregándoselo.
    —Ya... —dijo entonces, apretando los labios, enarcando una ceja—. Creo que lo mejor será tomar un nuevo rumbo. ¿Qué tal vuestra descendencia?
    Serenna no respondió, su mirada se paseó por la estancia, como si ver algo en distinto lugar pudiera hacerle verle ahí: reubicando, tocando, manipulando.
    Cuánto lo echaba de menos... Cuánto deseaba volver a verle, volver a… sentirle.
    —Vuestra sangre es antigua —comenzó, al ver que ella no parecía querer colaborar—. Noble. Rica. Terriblemente incómoda de llevar, imagino.
    Ahora sí, lo miró. Pero una vez más, no parecía estar en la misma conversación que él, ni querer continuar.
    Tyrion no dijo nada al respecto. En lugar de eso, desenrolló un pergamino con el escudo de su casa: el hipocampo plateado sobre el verde marino.
    —Los Velaryon fueron navegantes antes de que muchas casas aprendieran a flotar. Antes de que los dragones surcaran el cielo, ellos surcaban el agua. Hicieron fortuna, guerra, alianzas, y leyendas.
    Serenna inclinó la cabeza.
    —¿Y por qué debería importarme una historia hecha de sal y hombres muertos?
    —Porque sois el final de esa historia —respondió él sin perder el ritmo—. Porque cuando seáis Reina de Marcaderiva, y os digan que sois una bastarda con suerte, tendréis que recordarles que vuestro linaje hunde raíces más profundas que sus espadas. Y más viejas que sus prejuicios.
    Ella lo miró. Por primera vez desde que había entrado, lo miró de verdad.
    Y entonces, un espasmo. Fuerte, sordo, implacable.
    Serenna se tensó. Sus hombros se recogieron, su vientre se contrajo, y un leve gesto crispó su rostro antes de que pudiera evitarlo. Cerró los ojos un instante. Su mano derecha se apoyó sobre el borde del banco. Respiró por la nariz.
    Tyrion dejó de hablar al instante.
    No hizo preguntas. Solo la observó. Un parpadeo lento, un leve cambio en su postura.
    —¿Mi Lady?… —preguntó, alzando ambas cejas.
    —Estoy bien —respondió con la voz contenida, pero firme.
    Él por supuesto no insistió. Solo se reclinó un poco en el asiento y bajó la mirada hacia los pergaminos, carraspeando la garganta.
    —Como decía, vuestra familia está acostumbrada al mar. No sois la primera Velaryon en detestar la tierra firme. Vuestros antepasados tenían tanto de pez como de hombre. Dormían en cubiertas abiertas, comían lo que pescaban, y según algunos poetas... respiraban sal.
    Serenna volvió a mirar el escudo de su casa.
    —¿Y vos creéis en esas cosas? —preguntó—. ¿En las leyendas?
    Tyrion tomó un sorbo de su copa, luego giró uno de los pergaminos, mostrando una línea de tiempo pintada con esmero.
    —La historia es una suma de mentiras que el tiempo ha vuelto útiles. Pero algunas leyendas... tienen raíces demasiado profundas como para ignorarlas.
    Ella lo miró un segundo más, como evaluando algo. Luego bajó la vista.
    —He oído que los Velaryon se relacionaron con los Targaryen —murmuró—. Que… engendraron hijos, juntos.
    Tyrion arqueó una ceja. El tono había cambiado. Ya no hablaba solo por curiosidad. Había algo en su voz… algo más íntimo, más personal.
    —Lo hicieron —admitió con un tono más grave—. En más de una ocasión, de hecho. No era extraño que las casas valyrias entrelazaran su sangre… sobre todo cuando esa sangre era considerada sagrada.
    Silencio.
    Tyrion la observó sin disimulo, con una perspicacia que rara vez se permitía mostrar tan abiertamente.
    —¿Y vos? —preguntó entonces—. ¿Creéis que en vuestras venas hay algo más que sal y tormentas?
    Serenna no respondió de inmediato. Su mirada se perdió un momento en la superficie de la mesa, donde la tinta trazaba rutas marítimas. Luego alzó los ojos, y los clavó en él.
    —Creo que si en mis venas corriera sangre Targaryen vuestro padre ya hubiera acabado conmigo. ¿Me equivoco?
    Tyrion no parpadeó, pero su expresión cambió, como si aquella frase hubiera hendido una capa más profunda.
    —No os equivocáis —dijo al fin, con calma—. Pero tampoco estáis del todo en lo cierto.
    Se inclinó hacia delante, despacio, con el ceño levemente fruncido.
    —Mi padre no mata a alguien porque sí. No si puede usaros primero. No si puede exprimiros hasta dejaros seca… y convertiros en un estandarte útil.
    —¿Entonces por qué me permite seguir aquí?
    —Porque, de momento, lo que sois… le conviene.
    —¿De verdad creéis que es por la relación que tuvo con mi padre?...
    —Creo que eso ayudó —admitió—. Pero no es la razón —Se echó hacia atrás, con un suspiro que arrastró parte de la tensión, pero no la disipó del todo—. Tywin Lannister no mantiene a alguien a su lado por afecto, Serenna. Guarda todo lo que pueda usar a su favor cuando llegue el momento. Vuestro padre fue útil, sí. Pero vos también lo sois. Ahora.
    —No se me ocurre por qué podría resultarle útil… Él mismo lo dijo: que era una idiota, una necia por lo que había hecho. Por eso llevo todo este tiempo encerrada. Porque no me… considera útil.
    —El error que cometisteis —prosiguió Tyrion—, no fue escapar al mar. Fue recordarle que no puede controlarlo todo. Ni siquiera a vos. Y eso… eso enfurece a mi padre más de lo que podríais imaginar.
    —¿Y qué debo hacer para que me perdone? ¿Para poder… volver al mar?...
    Tyrion suspiró despacio, apoyando los codos sobre la mesa, entrelazó los dedos y la miró.
    —Nada —dijo al fin—. No hay gesto o palabra que os garantice su perdón.
    —¿Entonces?...
    —Saldréis cuando él vea que encerraros le cuesta más que teneros suelta. Cuando vuestra ausencia pese más que vuestra desobediencia —Hizo una pausa—. Y eso solo lo lograréis convirtiendo vuestra jaula en un trono. No llorando tras los barrotes… sino aprendiendo a gobernar desde ellos.
    —No os entiendo...
    —¿Conocéis la diferencia entre un peón y una reina?
    Serenna negó.
    —El peón se lanza hacia delante. La reina espera, se mueve cuando quiere… y cuando lo hace, nadie puede detenerla.
    —Pero yo no soy ninguna reina. Ni pretendo serlo. Y está claro que él nunca me verá como tal.
    Tyrion sostuvo su mirada con una intensidad insólita. Por un instante, sus ojos dejaron de ser los de un Lannister y se tornaron los de un hombre que conocía de cerca lo que era ser menospreciado.
    —Eso es lo que os convierte en una amenaza aún mayor —dijo, con voz baja pero firme—. Las reinas que nacen para reinar son previsibles. Las que no lo hacen… son impredecibles. Y las impredecibles hacen temblar los cimientos.
    Serenna apretó los labios. Sus manos se cerraron sobre el faldón de su vestido, como si contuviera en los puños algo que no sabía cómo liberar.
    —No quiero hacer temblar nada. Solo quiero volver a ser libre.
    —Exacto —Tyrion alzó una ceja, casi con ternura—. Esa es precisamente la diferencia. Él os encerró creyendo que rompería vuestra voluntad. Pero seguís deseando lo único que él no puede daros. La libertad no se otorga, Serenna, se escoge. Se toma.
    Ella bajó la mirada, despacio, frunciendo el ceño, con aquellos pensamientos tomando forma en su mente.
    —Mi Lord… —dijo, y Tyrion sonrió, como si no estuviese acostumbrado a que lo trataran… bien—. Antes hablasteis sobre los Targaryens y los Velaryon. Sé que ellos tenían dragones. Los Velaryon… ¿qué teníamos que pudiera interesar a alguien como… los Targaryen?
    Tyrion dejó la copa a un lado, despacio. La sonrisa se desvaneció con suavidad, no por desagrado, sino porque aquella pregunta le intrigaba.
    —Los Targaryen eran fuego —dijo en un too reverente—. Los Velaryon… eran el mar. —Hizo una pausa—. No teníais dragones —continuó—. Pero navegasteis antes que nadie. Surcasteis las rutas entre islas cuando otros apenas sabían mirar más allá de la costa. Había quien decía que los Targaryen eran los conquistadores… pero sin los Velaryon, su conquista no habría cruzado jamás el mar Angosto.
    —Creo que no me estáis…
    —Y hay más —la interrumpió—. Leyendas apenas susurradas. Antiguas incluso para Valyria. En lo profundo, en lo oscuro, criaturas que no vuelan, pero que se deslizan entre corrientes y ruinas olvidadas. Serpientes, leviatanes. Sombras con ojos.
    Ella no se movió, pero sus labios se entreabrieron apenas, como si algo dentro de sí reconociera aquella idea.
    —¿Habláis de… monstruos… marinos?
    —Algunos los llaman monstruos —dijo Tyrion, inclinándose apenas hacia adelante—. Otros, dioses. Depende de a quién preguntéis… y de cuánto haya visto.
    Serenna contuvo la respiración.
    —Mi madre solía hablar de eso —dijo, con un hilo de voz—. Decía que algunas líneas de sangre podían despertar a esas criaturas. Que no respondían al hierro… sino a la llamada de su linaje.
    Tyrion frunció el ceño apenas.
    —Una vez oí hablar de una criatura en las Islas del Verano —continuó—. Dicen que emergía solo cuando los niños desaparecían. Que tenía alas membranosas y una cabeza tan alargada como la vela mayor de un barco. Se movía sin romper la superficie, deslizándose. Como una sombra bajo el mundo.
    —¿Y creéis que son reales? Esas... criaturas... Mi Lord...
    —No lo sé. Pero cuando un marinero vive más de sesenta años y aún no ha tocado fondo...
    Serenna se quedó en silencio un momento más. Miró el mapa, luego el mar pintado con tinta azul, y el hipocampo de su escudo.
    —Tal vez no todos los dragones vuelen —susurró.
    Tyrion la observó en silencio.
    —Los que caen y sobreviven, Lady Serenna —dijo al fin—, suelen ser los más peligrosos.
    Y por fin, Tyrion pudo ver el atisbo de una sonrisa.
    —Lord Tyrion… De… existir esas criaturas… ¿Creéis que alguna de ellas habría vivido aquí? ¿En Poniente?… En… el mar que nos rodea.
    Tyrion entrecerró los ojos.
    —En Poniente… —repitió, con lentitud—. Hay quienes creen que las profundidades del Mar del Ocaso no tienen fin. Que hay grietas tan hondas que ni la luz ni el tiempo las alcanzan. Que en las aguas al sur de Rocadragón, a veces los barcos desaparecen sin dejar rastro.
    —Mi padre hablaba del estrecho de Marcaderiva —dijo de pronto—. Decía que había zonas donde las redes salían rasgadas. Donde los peces no volvían.
    Tyrion la contempló en silencio, atento.
    —Pero también hablaba de estas aguas… —continuó, casi para sí misma—. Decía que el mar de aquí no se parece a ningún otro. Que parece manso, seguro. Pero que en realidad…
    Tyrion frunció el ceño, ladeando la cabeza, curioso.
    —¿En realidad…?
    —…es el más inseguro —Levantó la mirada—. Contaba historias de reyes y de príncipes que dormían tranquilos en sus fortalezas, convencidos de que el poder les pertenecía solo por ocupar un trono. —Sus dedos rozaron el borde del mapa, distraídos—. Creían que el peligro venía del norte, de los campos de batalla, de la traición de los hombres. Pero bajo sus castillos, Mi Lord… bajo sus torres de piedra, bajo su orgullo… dormían criaturas que no conocen de leyes, ni coronas. Criaturas que podrían reducir un reino entero a ruinas con el solo batir de su cola. Y ellos ni siquiera tendrían tiempo de mirar hacia abajo.
    Tyrion la observó durante unos segundos más. En el rostro de Serenna no quedaba rastro de duda. Lo que antes era tristeza o resignación se había tornado en algo más sutil y mucho más difícil de controlar: determinación.
    Y aquello, lo inquietó.
    Desvió la mirada con un suspiro casi imperceptible. Apoyó las manos en el borde de la mesa, como si de pronto el peso de la conversación lo reclamara de vuelta a tierra firme.
    —Bien —dijo, en voz baja, con una leve sacudida de cabeza—. Creo que hemos hablado suficiente por hoy.
    Intentó sonreír, pero la mueca apenas alcanzó a suavizar el gesto. No era cinismo lo que temblaba en sus labios, sino cautela.
    —Mi intención era distraeros un poco, no… daros alas —añadió con tono más ligero, aunque no del todo convincente—. O branquias, en este caso.
    Ella no respondió. Seguía absorta, los ojos clavados en el mapa como si, de repente, lo viera por primera vez.
    —Mi Lady... —la llamó Tyrion, más serio esta vez—. Escuchad... Solo son... leyendas. No os dejéis arrastrar por lo que podría ser. No ahora. Lo último que necesitáis es otro motivo para desafiarlo.
    Ella alzó la vista con lentitud.
    Tyrion se enderezó con suavidad y recogió un par de papeles del escritorio. Luego, al pasar junto a ella, se detuvo brevemente.
    —Mañana hablaremos de comercio marítimo y alianzas entre casas. Algo… menos poético, y mucho menos propenso a tentaros a nadar hasta la ruina —le dedicó una última mirada, casi a modo de advertencia—. No le deis a mi padre más razones para manteneros encerrada...
    Colocó su mano sobre la de ella, un ligero apretón. Y es que, realmente la apreciaba. Él no era Cersei, él quería a esa chica por quien era, no por lo que su hermana creía que les había arrebatado. Ella no tenía la culpa de que su padre la hubiera elegido.
    Él ya hacía tiempo que se había resignado, y la envidia no formaba parte de sí.
    Tyrion se marchó. La puerta se cerró con suavidad, dejándola sola con el mapa y el escudo.

    La noche caía sobre Desembarco del Rey con lentitud propia. Las torres de la Fortaleza Roja, recortadas contra un cielo encapotado, comenzaban a encender sus antorchas mientras la ciudad se sumía en su habitual murmullo nocturno. La brisa del mar traía consigo el olor del puerto y el rumor constante de los navíos meciéndose en los muelles.
    Una tropa de hombres montados a caballo, atravesaban la Puerta del Río sin ceremonia. Sus capas polvorientas y el barro seco en los flancos de los caballos hablaban de un viaje largo.
    Habían cabalgado hasta Rosby aquella mañana, tras una carta urgente llegada al amanecer. Un asunto de recursos, según Tywin: un cargamento de suministros que se retrasaba, una deuda que debía cobrarse con presencia, y una amenaza velada de deslealtad por parte de un vasallo menor. Rosby no quedaba lejos, apenas una jornada de ida y vuelta si se apresuraban.
    No necesitaba a Sandor para negociar, pero sí para recordar que la disuasión podía ir más allá de las palabras. Su sola presencia bastaba para sembrar el respeto.
    El camino de regreso fue tranquilo, pero no silencioso del todo. Tywin encabezaba al grupo de hombres, siempre reflexivo tras cerrar un trato. Cabalgaba con el entrecejo fruncido, ordenando pensamientos y estrategias. Sandor lo seguía, casi a su misma altura.
    —Tenéis algo en la mente, Clegane —dijo Tywin, sin mirarlo.
    STARTER PARA [THEH0UND] La entrada a la Torre de la Mano estaba flanqueada por más guardias. El interior olía a papiro viejo, a cera derretida y a madera encerada. Pero su vista no se posó en los estantes, ni en la mesa central, ni siquiera en la figura menuda que la esperaba allí. Aquel lugar le traía demasiados recuerdos. Recuerdos dolorosos. ¿Cuánto tiempo hacía que la había castigado con su ausencia? Ahora, estar allí solo le hacía sentir una cosa: que lo necesitaba más de lo que quería admitir. No solo era el olor de los libros o los muebles, era el suyo, el de él. Ahí dentro olía demasiado al hombre que tanto deseaba, y aquello solo hizo que desestabilizarla. Serenna cerró los ojos un segundo, como si el aroma le trajera de vuelta no solo los recuerdos en su mente, sino en su cuerpo. Podía sentirlo: sus manos, sujetándola, incitándola a seguir leyendo. Deteniéndola, manejándola a su antojo. Tyrion, que la observaba desde el centro de la estancia, no dijo nada al principio. Se limitó a mirarla. Sus ojos, pequeños y astutos, leyeron cada gesto. Sabía a quién buscaba. Y también por qué. —Él no está aquí —dijo finalmente, rompiendo el silencio—. Se ha marchado antes del amanecer. Supongo que también os habéis preguntado dónde está vuestro sabueso. No irán lejos, pero no volverán hasta bien entrada la noche. —Él no es mi sabueso —lo corrigió ella, avanzando hacia la mesa—. Pero sí, me lo he preguntado —tomó asiento—. ¿Dónde han ido? Tyrion la miró con un deje de ternura, incluso de lástima. —Volverán. Sanos y salvos —Tyrion enarcó una ceja, y entonces, se corrigió—: O eso espero. Serenna lo miró con advertencia. —Es lo habitual —continuó Tyrion—. Ya conocéis a mi padre. Lo ha sido también para vos. Aunque de una forma muy distinta... —dijo, más para sí mismo que para ella—. Estáis acostumbrada a esto. La mesa estaba cubierta de mapas, libros abiertos, pergaminos que olían a sal y tinta seca. Tyrion había reunido todo lo necesario para una lección completa sobre las casas del Mar Angosto, y en especial, sobre los Velaryon. —¿Dónde concluisteis vuestras lecciones la última vez? —preguntó. Pero la mirada que le dedicó Serenna no fue del todo afable. Recordarle a Tywin solo hacía que tensarla más. Como si estuviera riéndose del castigo que él mismo le había impuesto, recordándoselo, restregándoselo. —Ya... —dijo entonces, apretando los labios, enarcando una ceja—. Creo que lo mejor será tomar un nuevo rumbo. ¿Qué tal vuestra descendencia? Serenna no respondió, su mirada se paseó por la estancia, como si ver algo en distinto lugar pudiera hacerle verle ahí: reubicando, tocando, manipulando. Cuánto lo echaba de menos... Cuánto deseaba volver a verle, volver a… sentirle. —Vuestra sangre es antigua —comenzó, al ver que ella no parecía querer colaborar—. Noble. Rica. Terriblemente incómoda de llevar, imagino. Ahora sí, lo miró. Pero una vez más, no parecía estar en la misma conversación que él, ni querer continuar. Tyrion no dijo nada al respecto. En lugar de eso, desenrolló un pergamino con el escudo de su casa: el hipocampo plateado sobre el verde marino. —Los Velaryon fueron navegantes antes de que muchas casas aprendieran a flotar. Antes de que los dragones surcaran el cielo, ellos surcaban el agua. Hicieron fortuna, guerra, alianzas, y leyendas. Serenna inclinó la cabeza. —¿Y por qué debería importarme una historia hecha de sal y hombres muertos? —Porque sois el final de esa historia —respondió él sin perder el ritmo—. Porque cuando seáis Reina de Marcaderiva, y os digan que sois una bastarda con suerte, tendréis que recordarles que vuestro linaje hunde raíces más profundas que sus espadas. Y más viejas que sus prejuicios. Ella lo miró. Por primera vez desde que había entrado, lo miró de verdad. Y entonces, un espasmo. Fuerte, sordo, implacable. Serenna se tensó. Sus hombros se recogieron, su vientre se contrajo, y un leve gesto crispó su rostro antes de que pudiera evitarlo. Cerró los ojos un instante. Su mano derecha se apoyó sobre el borde del banco. Respiró por la nariz. Tyrion dejó de hablar al instante. No hizo preguntas. Solo la observó. Un parpadeo lento, un leve cambio en su postura. —¿Mi Lady?… —preguntó, alzando ambas cejas. —Estoy bien —respondió con la voz contenida, pero firme. Él por supuesto no insistió. Solo se reclinó un poco en el asiento y bajó la mirada hacia los pergaminos, carraspeando la garganta. —Como decía, vuestra familia está acostumbrada al mar. No sois la primera Velaryon en detestar la tierra firme. Vuestros antepasados tenían tanto de pez como de hombre. Dormían en cubiertas abiertas, comían lo que pescaban, y según algunos poetas... respiraban sal. Serenna volvió a mirar el escudo de su casa. —¿Y vos creéis en esas cosas? —preguntó—. ¿En las leyendas? Tyrion tomó un sorbo de su copa, luego giró uno de los pergaminos, mostrando una línea de tiempo pintada con esmero. —La historia es una suma de mentiras que el tiempo ha vuelto útiles. Pero algunas leyendas... tienen raíces demasiado profundas como para ignorarlas. Ella lo miró un segundo más, como evaluando algo. Luego bajó la vista. —He oído que los Velaryon se relacionaron con los Targaryen —murmuró—. Que… engendraron hijos, juntos. Tyrion arqueó una ceja. El tono había cambiado. Ya no hablaba solo por curiosidad. Había algo en su voz… algo más íntimo, más personal. —Lo hicieron —admitió con un tono más grave—. En más de una ocasión, de hecho. No era extraño que las casas valyrias entrelazaran su sangre… sobre todo cuando esa sangre era considerada sagrada. Silencio. Tyrion la observó sin disimulo, con una perspicacia que rara vez se permitía mostrar tan abiertamente. —¿Y vos? —preguntó entonces—. ¿Creéis que en vuestras venas hay algo más que sal y tormentas? Serenna no respondió de inmediato. Su mirada se perdió un momento en la superficie de la mesa, donde la tinta trazaba rutas marítimas. Luego alzó los ojos, y los clavó en él. —Creo que si en mis venas corriera sangre Targaryen vuestro padre ya hubiera acabado conmigo. ¿Me equivoco? Tyrion no parpadeó, pero su expresión cambió, como si aquella frase hubiera hendido una capa más profunda. —No os equivocáis —dijo al fin, con calma—. Pero tampoco estáis del todo en lo cierto. Se inclinó hacia delante, despacio, con el ceño levemente fruncido. —Mi padre no mata a alguien porque sí. No si puede usaros primero. No si puede exprimiros hasta dejaros seca… y convertiros en un estandarte útil. —¿Entonces por qué me permite seguir aquí? —Porque, de momento, lo que sois… le conviene. —¿De verdad creéis que es por la relación que tuvo con mi padre?... —Creo que eso ayudó —admitió—. Pero no es la razón —Se echó hacia atrás, con un suspiro que arrastró parte de la tensión, pero no la disipó del todo—. Tywin Lannister no mantiene a alguien a su lado por afecto, Serenna. Guarda todo lo que pueda usar a su favor cuando llegue el momento. Vuestro padre fue útil, sí. Pero vos también lo sois. Ahora. —No se me ocurre por qué podría resultarle útil… Él mismo lo dijo: que era una idiota, una necia por lo que había hecho. Por eso llevo todo este tiempo encerrada. Porque no me… considera útil. —El error que cometisteis —prosiguió Tyrion—, no fue escapar al mar. Fue recordarle que no puede controlarlo todo. Ni siquiera a vos. Y eso… eso enfurece a mi padre más de lo que podríais imaginar. —¿Y qué debo hacer para que me perdone? ¿Para poder… volver al mar?... Tyrion suspiró despacio, apoyando los codos sobre la mesa, entrelazó los dedos y la miró. —Nada —dijo al fin—. No hay gesto o palabra que os garantice su perdón. —¿Entonces?... —Saldréis cuando él vea que encerraros le cuesta más que teneros suelta. Cuando vuestra ausencia pese más que vuestra desobediencia —Hizo una pausa—. Y eso solo lo lograréis convirtiendo vuestra jaula en un trono. No llorando tras los barrotes… sino aprendiendo a gobernar desde ellos. —No os entiendo... —¿Conocéis la diferencia entre un peón y una reina? Serenna negó. —El peón se lanza hacia delante. La reina espera, se mueve cuando quiere… y cuando lo hace, nadie puede detenerla. —Pero yo no soy ninguna reina. Ni pretendo serlo. Y está claro que él nunca me verá como tal. Tyrion sostuvo su mirada con una intensidad insólita. Por un instante, sus ojos dejaron de ser los de un Lannister y se tornaron los de un hombre que conocía de cerca lo que era ser menospreciado. —Eso es lo que os convierte en una amenaza aún mayor —dijo, con voz baja pero firme—. Las reinas que nacen para reinar son previsibles. Las que no lo hacen… son impredecibles. Y las impredecibles hacen temblar los cimientos. Serenna apretó los labios. Sus manos se cerraron sobre el faldón de su vestido, como si contuviera en los puños algo que no sabía cómo liberar. —No quiero hacer temblar nada. Solo quiero volver a ser libre. —Exacto —Tyrion alzó una ceja, casi con ternura—. Esa es precisamente la diferencia. Él os encerró creyendo que rompería vuestra voluntad. Pero seguís deseando lo único que él no puede daros. La libertad no se otorga, Serenna, se escoge. Se toma. Ella bajó la mirada, despacio, frunciendo el ceño, con aquellos pensamientos tomando forma en su mente. —Mi Lord… —dijo, y Tyrion sonrió, como si no estuviese acostumbrado a que lo trataran… bien—. Antes hablasteis sobre los Targaryens y los Velaryon. Sé que ellos tenían dragones. Los Velaryon… ¿qué teníamos que pudiera interesar a alguien como… los Targaryen? Tyrion dejó la copa a un lado, despacio. La sonrisa se desvaneció con suavidad, no por desagrado, sino porque aquella pregunta le intrigaba. —Los Targaryen eran fuego —dijo en un too reverente—. Los Velaryon… eran el mar. —Hizo una pausa—. No teníais dragones —continuó—. Pero navegasteis antes que nadie. Surcasteis las rutas entre islas cuando otros apenas sabían mirar más allá de la costa. Había quien decía que los Targaryen eran los conquistadores… pero sin los Velaryon, su conquista no habría cruzado jamás el mar Angosto. —Creo que no me estáis… —Y hay más —la interrumpió—. Leyendas apenas susurradas. Antiguas incluso para Valyria. En lo profundo, en lo oscuro, criaturas que no vuelan, pero que se deslizan entre corrientes y ruinas olvidadas. Serpientes, leviatanes. Sombras con ojos. Ella no se movió, pero sus labios se entreabrieron apenas, como si algo dentro de sí reconociera aquella idea. —¿Habláis de… monstruos… marinos? —Algunos los llaman monstruos —dijo Tyrion, inclinándose apenas hacia adelante—. Otros, dioses. Depende de a quién preguntéis… y de cuánto haya visto. Serenna contuvo la respiración. —Mi madre solía hablar de eso —dijo, con un hilo de voz—. Decía que algunas líneas de sangre podían despertar a esas criaturas. Que no respondían al hierro… sino a la llamada de su linaje. Tyrion frunció el ceño apenas. —Una vez oí hablar de una criatura en las Islas del Verano —continuó—. Dicen que emergía solo cuando los niños desaparecían. Que tenía alas membranosas y una cabeza tan alargada como la vela mayor de un barco. Se movía sin romper la superficie, deslizándose. Como una sombra bajo el mundo. —¿Y creéis que son reales? Esas... criaturas... Mi Lord... —No lo sé. Pero cuando un marinero vive más de sesenta años y aún no ha tocado fondo... Serenna se quedó en silencio un momento más. Miró el mapa, luego el mar pintado con tinta azul, y el hipocampo de su escudo. —Tal vez no todos los dragones vuelen —susurró. Tyrion la observó en silencio. —Los que caen y sobreviven, Lady Serenna —dijo al fin—, suelen ser los más peligrosos. Y por fin, Tyrion pudo ver el atisbo de una sonrisa. —Lord Tyrion… De… existir esas criaturas… ¿Creéis que alguna de ellas habría vivido aquí? ¿En Poniente?… En… el mar que nos rodea. Tyrion entrecerró los ojos. —En Poniente… —repitió, con lentitud—. Hay quienes creen que las profundidades del Mar del Ocaso no tienen fin. Que hay grietas tan hondas que ni la luz ni el tiempo las alcanzan. Que en las aguas al sur de Rocadragón, a veces los barcos desaparecen sin dejar rastro. —Mi padre hablaba del estrecho de Marcaderiva —dijo de pronto—. Decía que había zonas donde las redes salían rasgadas. Donde los peces no volvían. Tyrion la contempló en silencio, atento. —Pero también hablaba de estas aguas… —continuó, casi para sí misma—. Decía que el mar de aquí no se parece a ningún otro. Que parece manso, seguro. Pero que en realidad… Tyrion frunció el ceño, ladeando la cabeza, curioso. —¿En realidad…? —…es el más inseguro —Levantó la mirada—. Contaba historias de reyes y de príncipes que dormían tranquilos en sus fortalezas, convencidos de que el poder les pertenecía solo por ocupar un trono. —Sus dedos rozaron el borde del mapa, distraídos—. Creían que el peligro venía del norte, de los campos de batalla, de la traición de los hombres. Pero bajo sus castillos, Mi Lord… bajo sus torres de piedra, bajo su orgullo… dormían criaturas que no conocen de leyes, ni coronas. Criaturas que podrían reducir un reino entero a ruinas con el solo batir de su cola. Y ellos ni siquiera tendrían tiempo de mirar hacia abajo. Tyrion la observó durante unos segundos más. En el rostro de Serenna no quedaba rastro de duda. Lo que antes era tristeza o resignación se había tornado en algo más sutil y mucho más difícil de controlar: determinación. Y aquello, lo inquietó. Desvió la mirada con un suspiro casi imperceptible. Apoyó las manos en el borde de la mesa, como si de pronto el peso de la conversación lo reclamara de vuelta a tierra firme. —Bien —dijo, en voz baja, con una leve sacudida de cabeza—. Creo que hemos hablado suficiente por hoy. Intentó sonreír, pero la mueca apenas alcanzó a suavizar el gesto. No era cinismo lo que temblaba en sus labios, sino cautela. —Mi intención era distraeros un poco, no… daros alas —añadió con tono más ligero, aunque no del todo convincente—. O branquias, en este caso. Ella no respondió. Seguía absorta, los ojos clavados en el mapa como si, de repente, lo viera por primera vez. —Mi Lady... —la llamó Tyrion, más serio esta vez—. Escuchad... Solo son... leyendas. No os dejéis arrastrar por lo que podría ser. No ahora. Lo último que necesitáis es otro motivo para desafiarlo. Ella alzó la vista con lentitud. Tyrion se enderezó con suavidad y recogió un par de papeles del escritorio. Luego, al pasar junto a ella, se detuvo brevemente. —Mañana hablaremos de comercio marítimo y alianzas entre casas. Algo… menos poético, y mucho menos propenso a tentaros a nadar hasta la ruina —le dedicó una última mirada, casi a modo de advertencia—. No le deis a mi padre más razones para manteneros encerrada... Colocó su mano sobre la de ella, un ligero apretón. Y es que, realmente la apreciaba. Él no era Cersei, él quería a esa chica por quien era, no por lo que su hermana creía que les había arrebatado. Ella no tenía la culpa de que su padre la hubiera elegido. Él ya hacía tiempo que se había resignado, y la envidia no formaba parte de sí. Tyrion se marchó. La puerta se cerró con suavidad, dejándola sola con el mapa y el escudo. La noche caía sobre Desembarco del Rey con lentitud propia. Las torres de la Fortaleza Roja, recortadas contra un cielo encapotado, comenzaban a encender sus antorchas mientras la ciudad se sumía en su habitual murmullo nocturno. La brisa del mar traía consigo el olor del puerto y el rumor constante de los navíos meciéndose en los muelles. Una tropa de hombres montados a caballo, atravesaban la Puerta del Río sin ceremonia. Sus capas polvorientas y el barro seco en los flancos de los caballos hablaban de un viaje largo. Habían cabalgado hasta Rosby aquella mañana, tras una carta urgente llegada al amanecer. Un asunto de recursos, según Tywin: un cargamento de suministros que se retrasaba, una deuda que debía cobrarse con presencia, y una amenaza velada de deslealtad por parte de un vasallo menor. Rosby no quedaba lejos, apenas una jornada de ida y vuelta si se apresuraban. No necesitaba a Sandor para negociar, pero sí para recordar que la disuasión podía ir más allá de las palabras. Su sola presencia bastaba para sembrar el respeto. El camino de regreso fue tranquilo, pero no silencioso del todo. Tywin encabezaba al grupo de hombres, siempre reflexivo tras cerrar un trato. Cabalgaba con el entrecejo fruncido, ordenando pensamientos y estrategias. Sandor lo seguía, casi a su misma altura. —Tenéis algo en la mente, Clegane —dijo Tywin, sin mirarlo.
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  • Un dragón y un león.

    ¿Qué probabilidades habia? Ninguna, desde luego. Pero ahí estaban los dos. La hija del Rey Loco; y el hombre que libró a Los Siete Reinos de tal necedad. Dos personas cuya historia habia sido escrita con un único propósito. Odiarse. Dos historias opuestas con caminos entrelazados entre sí.

    Pudo haberle matado, Daenerys lo sabia. Pudo haberle matado cuando sus soldados lo encontraron husmeando en Rocadragón. Y aun no sabía realmente qué era lo que habia contenido su mano. Hubiera sido un golpe de efecto en contra de Cersei Lannister, sin lugar a dudas. Mas no fue capaz de ejecutar dicha acción.

    Él pudo matarla. Y en lugar de terminar la guerra con un solo movimiento de su espada, uso esta para velar por su protección. De no haber sido por la hábil mano de Jaime Lannister , ella no estaría volando en aquellos momentos hacia Rocadragón. Indemne, sana y salva...


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D


    https://www.youtube.com/watch?v=Zk54JLttcAk
    Un dragón y un león. ¿Qué probabilidades habia? Ninguna, desde luego. Pero ahí estaban los dos. La hija del Rey Loco; y el hombre que libró a Los Siete Reinos de tal necedad. Dos personas cuya historia habia sido escrita con un único propósito. Odiarse. Dos historias opuestas con caminos entrelazados entre sí. Pudo haberle matado, Daenerys lo sabia. Pudo haberle matado cuando sus soldados lo encontraron husmeando en Rocadragón. Y aun no sabía realmente qué era lo que habia contenido su mano. Hubiera sido un golpe de efecto en contra de Cersei Lannister, sin lugar a dudas. Mas no fue capaz de ejecutar dicha acción. Él pudo matarla. Y en lugar de terminar la guerra con un solo movimiento de su espada, uso esta para velar por su protección. De no haber sido por la hábil mano de [The_Lion], ella no estaría volando en aquellos momentos hacia Rocadragón. Indemne, sana y salva... #Personajes3D #3D #Comunidad3D https://www.youtube.com/watch?v=Zk54JLttcAk
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    ¡Buscan a Lord Tywin y a Lord Tyrion de la Casa Lannister!
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    FICHA DE SERENNA VELARYON: https://ficrol.com/blogs/295700/Ficha-de-Serenna-Velaryon
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    🢒 TYRION LANNISTER:

    𝄄 ↳ Tyrion siente un interés genuino y complejo hacia Serenna: es una de las pocas personas en la corte, y fiel a su padre, que lo trata con respeto e incluso con cariño. Lo que le otorga un papel importante en su vida, aunque Cersei siempre interfiera.

    Entre ambos habría complicidad intelectual y tensión (ironías, confesiones, debates). Tyrion sabe que ella está enamorada de su padre, pero actualmente aún no se lo ha dicho a Serenna. Podrían explorarse estos temas inrol.

    🢒 TYWIN LANNISTER

    𝄄 ↳ Serenna está enamorada de Tywin, aunque, fiel a su canon, él no corresponderá ese amor de manera explícita. [Por lo tanto, no sería una OTP, ni un SHIP, sino explorar la relación tormentosa de los dos como pupila-mentor. Aunque Serenna sí tenga sentimientos por él.

    Tywin actúa como su protector, siempre teniendo el control, dejando entrever matices que muestran cómo Serenna llega a importarle más de lo que nunca llegaría a admitir.

    (POSIBILIDAD DE OTP CON VELENNA VELARYON, LA MADRE DE SERENNA. Rol del pasado, flashbacks. Ejemplo: https://ficrol.com/blogs/295874/1-La-mujer)

    La historia de ambos personajes junto a sus relaciones está explicada en la ficha del personaje: https://ficrol.com/blogs/295700/Ficha-de-Serenna-Velaryon

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    Qué busco:

    ⟡ Desarrollar la historia y el canon de mi personaje.

    ⟡ Respeto al canon.

    ⟡ Agilidad en las respuestas (valoro mucho que podamos responder seguido para que la trama avance con fluidez).

    ⟡ Escritura cuidada, con énfasis en subtexto, intriga política y emociones contenidas.

    ⟡ Compromiso para desarrollar tramas largas con evolución real de personajes.
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    Lo que ofrezco:

    ⟡ Escritura detallada, inmersiva y literaria (me inspiro en el estilo de la saga).

    ⟡ Desarrollo profundo de personajes, respetando tanto a los canon como a los originales.

    ⟡ Constancia y comunicación para planear giros y mantener coherencia narrativa.

    ⟡ Flexibilidad y creatividad para adaptar las tramas a las ideas de ambos.
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    𝄄 ↳ Serenna está enamorada de Tywin, aunque, fiel a su canon, él no corresponderá ese amor de manera explícita. [Por lo tanto, no sería una OTP, ni un SHIP, sino explorar la relación tormentosa de los dos como pupila-mentor. Aunque Serenna sí tenga sentimientos por él.

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    ¡Hola! Estoy buscando gente interesada en llevar uno o ambos personajes de esta búsqueda (info + abajo) IMPORTANTE: Con esta cuenta no busco OTP, sino desarrollar la historia principal de mi personaje, junto a los pjs más importantes de su canon. FICHA DE SERENNA VELARYON: https://ficrol.com/blogs/295700/Ficha-de-Serenna-Velaryon ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻ 🔎 Búsqueda de personajes: 🢒 TYRION LANNISTER: 𝄄 ↳ Tyrion siente un interés genuino y complejo hacia Serenna: es una de las pocas personas en la corte, y fiel a su padre, que lo trata con respeto e incluso con cariño. Lo que le otorga un papel importante en su vida, aunque Cersei siempre interfiera. Entre ambos habría complicidad intelectual y tensión (ironías, confesiones, debates). Tyrion sabe que ella está enamorada de su padre, pero actualmente aún no se lo ha dicho a Serenna. Podrían explorarse estos temas inrol. 🢒 TYWIN LANNISTER 𝄄 ↳ Serenna está enamorada de Tywin, aunque, fiel a su canon, él no corresponderá ese amor de manera explícita. [Por lo tanto, no sería una OTP, ni un SHIP, sino explorar la relación tormentosa de los dos como pupila-mentor. Aunque Serenna sí tenga sentimientos por él. Tywin actúa como su protector, siempre teniendo el control, dejando entrever matices que muestran cómo Serenna llega a importarle más de lo que nunca llegaría a admitir. (POSIBILIDAD DE OTP CON VELENNA VELARYON, LA MADRE DE SERENNA. Rol del pasado, flashbacks. Ejemplo: https://ficrol.com/blogs/295874/1-La-mujer) La historia de ambos personajes junto a sus relaciones está explicada en la ficha del personaje: https://ficrol.com/blogs/295700/Ficha-de-Serenna-Velaryon ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻ ✨ Qué busco: ⟡ Desarrollar la historia y el canon de mi personaje. ⟡ Respeto al canon. ⟡ Agilidad en las respuestas (valoro mucho que podamos responder seguido para que la trama avance con fluidez). ⟡ Escritura cuidada, con énfasis en subtexto, intriga política y emociones contenidas. ⟡ Compromiso para desarrollar tramas largas con evolución real de personajes. ⸻⸻⸻⸻⸻⸻ ✨ Lo que ofrezco: ⟡ Escritura detallada, inmersiva y literaria (me inspiro en el estilo de la saga). ⟡ Desarrollo profundo de personajes, respetando tanto a los canon como a los originales. ⟡ Constancia y comunicación para planear giros y mantener coherencia narrativa. ⟡ Flexibilidad y creatividad para adaptar las tramas a las ideas de ambos.
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  • The Hound and the Sea Snake
    Fandom Game Of Thrones
    Categoría Romance
    Starter para: 𝚂𝙰𝙽𝙳𝙾𝚁 𝙲𝙻𝙴𝙶𝙰𝙽𝙴

    La noche había pasado como todas las demás. Ella se quedaba dormida y él se marchaba poco después, cuando se aseguraba de que ella dormía. Su cuerpo aprendió a desconectarse sin permiso, sólo para protegerse de sí misma. De su mente, de sus pensamientos, esos que la atosigaban desde que él había decidido aislarla de todo, de todos.
    Pero aquella mañana… algo había cambiado.

    Sandor le había hablado.

    Se incorporó lentamente en la cama, con el cabello desordenado cayéndole sobre los hombros, preguntándose si aquello había sido real. Si no fue producto de su imaginación, si no lo había soñado.

    Soñar con él. Qué locura, ¿verdad?

    Y si… ¿había imaginado su voz? ¿Y si… no había sido real? ¿Y si… había sido todo fruto de su desesperación?

    Los días anteriores habían sido insoportables. No por el encierro en sí —había soportado cosas peores—, sino por no poder hablar con nadie. Por la forma en que él se mantenía erguido junto a la puerta, sin mirarla, sin reaccionar, sin ceder siquiera al mínimo gesto.

    Tywin le había prohibido hablarle. Pero Serenna sabía que el castigo no estaba solo en las palabras que él había prohibido. Estaba también en la obediencia de Sandor. En su silencio. En su espalda rígida. En el castigo de su presencia, como si tan solo fuera una sombra, producto de su imaginación.

    ¿Lo había hecho por compasión?

    No. Sandor Clegane no era un hombre compasivo. No con ella. No con nadie.

    ¿Entonces por qué?

    Se llevó una mano al pecho, apenas rozando el colgante de oro en forma de león que Tywin Lannister le había regalado años atrás.
    La madera del suelo crujió con un sonido tenue. Las primeras pisadas del día. Serenna no se movió.

    Él llegaba siempre a la misma hora. Abría la puerta, cruzaba el umbral y se colocaba junto al marco. No decía nada, ni siquiera la miraba.

    El pomo giró. Serenna no se giró. Estaba sentada en la alfombra frente a la chimenea apagada. Permaneció quieta, en silencio. Con la espalda recta, la bata abierta sobre su camisón blanco, el cabello cepillado cayendo sobre sus hombros. Sus manos descansando sobre sus muslos, quietas. Sus labios se entreabrieron un instante, como si estuviera a punto de hablar. Pero se detuvo.

    Solo entonces, tras unos segundos de espera, cuando él se detenía junto a la puerta, Serenna murmuró, aún sin girarse:

    —¿Fue verdad… o lo soñé?

    Starter para: [THEH0UND] La noche había pasado como todas las demás. Ella se quedaba dormida y él se marchaba poco después, cuando se aseguraba de que ella dormía. Su cuerpo aprendió a desconectarse sin permiso, sólo para protegerse de sí misma. De su mente, de sus pensamientos, esos que la atosigaban desde que él había decidido aislarla de todo, de todos. Pero aquella mañana… algo había cambiado. Sandor le había hablado. Se incorporó lentamente en la cama, con el cabello desordenado cayéndole sobre los hombros, preguntándose si aquello había sido real. Si no fue producto de su imaginación, si no lo había soñado. Soñar con él. Qué locura, ¿verdad? Y si… ¿había imaginado su voz? ¿Y si… no había sido real? ¿Y si… había sido todo fruto de su desesperación? Los días anteriores habían sido insoportables. No por el encierro en sí —había soportado cosas peores—, sino por no poder hablar con nadie. Por la forma en que él se mantenía erguido junto a la puerta, sin mirarla, sin reaccionar, sin ceder siquiera al mínimo gesto. Tywin le había prohibido hablarle. Pero Serenna sabía que el castigo no estaba solo en las palabras que él había prohibido. Estaba también en la obediencia de Sandor. En su silencio. En su espalda rígida. En el castigo de su presencia, como si tan solo fuera una sombra, producto de su imaginación. ¿Lo había hecho por compasión? No. Sandor Clegane no era un hombre compasivo. No con ella. No con nadie. ¿Entonces por qué? Se llevó una mano al pecho, apenas rozando el colgante de oro en forma de león que Tywin Lannister le había regalado años atrás. La madera del suelo crujió con un sonido tenue. Las primeras pisadas del día. Serenna no se movió. Él llegaba siempre a la misma hora. Abría la puerta, cruzaba el umbral y se colocaba junto al marco. No decía nada, ni siquiera la miraba. El pomo giró. Serenna no se giró. Estaba sentada en la alfombra frente a la chimenea apagada. Permaneció quieta, en silencio. Con la espalda recta, la bata abierta sobre su camisón blanco, el cabello cepillado cayendo sobre sus hombros. Sus manos descansando sobre sus muslos, quietas. Sus labios se entreabrieron un instante, como si estuviera a punto de hablar. Pero se detuvo. Solo entonces, tras unos segundos de espera, cuando él se detenía junto a la puerta, Serenna murmuró, aún sin girarse: —¿Fue verdad… o lo soñé?
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    "Un hombre puede luchar por muchas cosas… su honor, su venganza, su amor. Pero solo unos pocos siguen en pie un año después."

    Hoy celebramos que Jaime Lannister —nuestro Jaime Lannister— cumple un año en FicRol.
    Un año de tramas, espadas afiladas, decisiones difíciles y silencios que dicen más que mil palabras.
    Ha sido un viaje lleno de matices, de luz y sombra, como el propio León de la Roca.

    Gracias por darle vida con tanto carácter, por sumar a este mundo con una presencia que no pasa desapercibida y por seguir apostando por el rol con tanta fuerza.

    ¡Por muchos más años y más historia! Que la leyenda de Sir Jaime Lannister siga creciendo.
    No olvidéis dejarle unas palabras por este pedazo de aniversario.

    🦁✨ "Un hombre puede luchar por muchas cosas… su honor, su venganza, su amor. Pero solo unos pocos siguen en pie un año después." ✨🦁 Hoy celebramos que [The_Lion] —nuestro Jaime Lannister— cumple un año en FicRol. Un año de tramas, espadas afiladas, decisiones difíciles y silencios que dicen más que mil palabras. Ha sido un viaje lleno de matices, de luz y sombra, como el propio León de la Roca. Gracias por darle vida con tanto carácter, por sumar a este mundo con una presencia que no pasa desapercibida y por seguir apostando por el rol con tanta fuerza. 🥂 ¡Por muchos más años y más historia! Que la leyenda de Sir Jaime Lannister siga creciendo. No olvidéis dejarle unas palabras por este pedazo de aniversario.
    ¡FICROLERS 3D!
    ¡DAMOS LA BIENVENIDA A NUEVOS PERSONAJES 3D!

    Dad la bienvenida a:

    ㅤ✧ ㅤㅤ𝑫𝑨𝑬𝑵𝑬𝑹𝒀𝑺 𝑻𝑨𝑹𝑮𝑨𝑹𝒀𝑬𝑵, La que no arde, Madre de Dragones...
    ¡Jaime Lannister , el heredero de Tywin, de Juego de Tronos!

    ¡Bienvenidos! ¡Estamos encantados de teneros en FicRol! ¡Esperamos haceros sentir como en casa y que convirtáis la plataforma en vuestro hogar aportando vuestro granito de arena roleplayer! ¡Estamos deseando conoceros y veros desarrollar vuestros personajes!

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  • 𝑆𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 ℎ𝑎𝑦 𝑙𝑒𝑐𝑐𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑓𝑟𝑎𝑐𝑎𝑠𝑜...
    Fandom GOT
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    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ... 𝑆𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑖𝑛𝑡𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑎𝑝𝑟𝑒𝑛𝑑𝑒𝑟 𝑑𝑒 𝑒𝑙𝑙𝑎𝑠.


    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤㅤ𝕊𝕋𝔸ℝ𝕋𝔼ℝ ℙ𝔸ℝ𝔸 ㅤ✧ ㅤㅤ𝑫𝑨𝑬𝑵𝑬𝑹𝒀𝑺 𝑻𝑨𝑹𝑮𝑨𝑹𝒀𝑬𝑵
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ


    Había llegado a RocaDragon con el firme propósito de acabar con la guerra. De matar a Daenerys, y aunque después de ser capturado no era algo que hubiera admitido, por supuesto, no era estúpido, tampoco lo había negado. Y aún así había terminado, no sabía cómo, no solo sin ser devorado por aquellas increíbles bestias, si no cenando deliciosos manjares en los aposentos de la llamada Reina Dragon, teniendo una conversación podría decirse civilizada.

    Al alba tal y como había prometido la Targaryen en aquella cena tan rocambolesca, estaba caminando por la arena, mientras Bronn le esperaba en una pequeña barca que les llevaría hasta el barco, y este de vuelta a casa.

    Ambos podían dar gracias por estar vivos, aunque el gran León estaba más ocupado buscando sentido a todo aquello, convenciéndose a sí mismo que todo aquello no era más que una estratagema, buscando aquella locura que cegaba a su padre, o al menos algún tipo de indicio de ella, que agradeciendo el gesto.

    >> Su vuelta a Desembarco del Rey es tan silenciosa como su partida, y una vez allí, de nuevo al lado de Cersei le era mucho más sencillo ver las cosas con claridad, le era mucho más sencillo saber que lo único que había querido Daenerys Targaryen con su liberación era evitar la furia de su hermana, evitar un enfrentamiento para el que seguro aún no estaba preparada, a pesar de tener tres dragones, a esos salvajes de los Dothraki, a los segundos hijos y los inmaculados, además de sendas alianzas con grandes casas de Poniente…

    Claramente no era por falta de medios, era ella la que estaba preparada para todo aquello, era una cría al fin y al cabo. Y aquella misión suicida suya le había dado otra nueva perspectiva. Debían debilitarla atacando con aquellos que la apoyaban, la dejarían sola y aislada en aquella roca que ahora llamaba hogar.

    Así el ejército de los Lannister con Bronn y él mismo a la cabeza parte desde Roca Casterly hacia Alto Jardín. La casa Tyrrel a pesar del poder que le daba su extensa fortuna, atravesaba días oscuros. La pérdida de sus dos herederos había cortado las raíces de la casa de la rosa, dejándola sin futuro.
    Toman el castillo sin prácticamente resistencia, y la Reina de las Espinas encuentra una muerte mucho más dulce de la que ella le proporcionó a Joffrey.
    Los soldados, en aquella ocasión saquean todo el oro que encuentra, en lugar de pasar por la espada a los hombres de los Tyrrel.
    Con aquellos lingotes de oro podrían pagar su deuda con el Banco de Hierro, además de sobrar para aumentar la riqueza de los Lannister. La guerra era terriblemente cara.

    La comitiva que salía de Alto Jardín era grande, la caballería Lannister avanzaba despacio, mientras cada pocos metros esta estaba salpicada por un carro, fuertemente vigilado, lleno de oro, de camino a la capital, y otros tantos con viveres, granos y provisiones.
    El caballo de Bronn cargaba con un buen pedazo del pastel económico como premio y pago por sus servicios, y aunque lentos, avanzaban seguros, estaban por completo preparados para todo cuanto pudiera ocurrir…
    Jaime Lannister, cabalgaba con una suave sonrisa de triunfo, al menos hasta que un ruido parece abrir los cielos en dos, mientras que la tierra comienza a temblar.
    Las pequeñas rocas se desprenden y una cacofonía de gritos y alaridos de guerra llega hasta sus oídos mucho antes de ver la horda Dothraki que aparece tras la colina y que la desciende a una velocidad de vértigo, directa hacia ellos.

    Era de ser un necio enfrentarse a aquellos hombres en campo abierto, todos lo sabían, pero no tenían lugar en el que refugiarse, la columna era demasiado grande, y los tenían ya encima, de modo que, espoleando a su caballo, y con su espada casi automáticamente en la mano, Jaime iba y venía de un lado a otro de sus huestes gritando ordenes, preparando a sus hombres para el inevitable choque.


    f𝑜t𝑜 𝑐r𝑒a𝑑a p𝑜r Hope Mikaelson
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ... 𝑆𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑖𝑛𝑡𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑎𝑝𝑟𝑒𝑛𝑑𝑒𝑟 𝑑𝑒 𝑒𝑙𝑙𝑎𝑠. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤ𝕊𝕋𝔸ℝ𝕋𝔼ℝ ℙ𝔸ℝ𝔸 [THEUNBURNT] ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ Había llegado a RocaDragon con el firme propósito de acabar con la guerra. De matar a Daenerys, y aunque después de ser capturado no era algo que hubiera admitido, por supuesto, no era estúpido, tampoco lo había negado. Y aún así había terminado, no sabía cómo, no solo sin ser devorado por aquellas increíbles bestias, si no cenando deliciosos manjares en los aposentos de la llamada Reina Dragon, teniendo una conversación podría decirse civilizada. Al alba tal y como había prometido la Targaryen en aquella cena tan rocambolesca, estaba caminando por la arena, mientras Bronn le esperaba en una pequeña barca que les llevaría hasta el barco, y este de vuelta a casa. Ambos podían dar gracias por estar vivos, aunque el gran León estaba más ocupado buscando sentido a todo aquello, convenciéndose a sí mismo que todo aquello no era más que una estratagema, buscando aquella locura que cegaba a su padre, o al menos algún tipo de indicio de ella, que agradeciendo el gesto. >> Su vuelta a Desembarco del Rey es tan silenciosa como su partida, y una vez allí, de nuevo al lado de Cersei le era mucho más sencillo ver las cosas con claridad, le era mucho más sencillo saber que lo único que había querido Daenerys Targaryen con su liberación era evitar la furia de su hermana, evitar un enfrentamiento para el que seguro aún no estaba preparada, a pesar de tener tres dragones, a esos salvajes de los Dothraki, a los segundos hijos y los inmaculados, además de sendas alianzas con grandes casas de Poniente… Claramente no era por falta de medios, era ella la que estaba preparada para todo aquello, era una cría al fin y al cabo. Y aquella misión suicida suya le había dado otra nueva perspectiva. Debían debilitarla atacando con aquellos que la apoyaban, la dejarían sola y aislada en aquella roca que ahora llamaba hogar. Así el ejército de los Lannister con Bronn y él mismo a la cabeza parte desde Roca Casterly hacia Alto Jardín. La casa Tyrrel a pesar del poder que le daba su extensa fortuna, atravesaba días oscuros. La pérdida de sus dos herederos había cortado las raíces de la casa de la rosa, dejándola sin futuro. Toman el castillo sin prácticamente resistencia, y la Reina de las Espinas encuentra una muerte mucho más dulce de la que ella le proporcionó a Joffrey. Los soldados, en aquella ocasión saquean todo el oro que encuentra, en lugar de pasar por la espada a los hombres de los Tyrrel. Con aquellos lingotes de oro podrían pagar su deuda con el Banco de Hierro, además de sobrar para aumentar la riqueza de los Lannister. La guerra era terriblemente cara. La comitiva que salía de Alto Jardín era grande, la caballería Lannister avanzaba despacio, mientras cada pocos metros esta estaba salpicada por un carro, fuertemente vigilado, lleno de oro, de camino a la capital, y otros tantos con viveres, granos y provisiones. El caballo de Bronn cargaba con un buen pedazo del pastel económico como premio y pago por sus servicios, y aunque lentos, avanzaban seguros, estaban por completo preparados para todo cuanto pudiera ocurrir… Jaime Lannister, cabalgaba con una suave sonrisa de triunfo, al menos hasta que un ruido parece abrir los cielos en dos, mientras que la tierra comienza a temblar. Las pequeñas rocas se desprenden y una cacofonía de gritos y alaridos de guerra llega hasta sus oídos mucho antes de ver la horda Dothraki que aparece tras la colina y que la desciende a una velocidad de vértigo, directa hacia ellos. Era de ser un necio enfrentarse a aquellos hombres en campo abierto, todos lo sabían, pero no tenían lugar en el que refugiarse, la columna era demasiado grande, y los tenían ya encima, de modo que, espoleando a su caballo, y con su espada casi automáticamente en la mano, Jaime iba y venía de un lado a otro de sus huestes gritando ordenes, preparando a sus hombres para el inevitable choque. f𝑜t𝑜 𝑐r𝑒a𝑑a p𝑜r [thetribrid]
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  • -Cuando no era más que una niña, los dragones parecían solo existir en las historias que mi hermano Viserys me contaba…. Eran palabras de un hombre que soñaba con un pasado perdido. Por supuesto, él nunca llegó a ver un dragón vivo, claro… -alzó sus cejas dejando claro de forma algo cómica que Viserys era un pobre idiota- Para Poniente… Los dragones son solo criaturas temibles. Fuego, sangre y destrucción… El temor de tiempos lejanos… pero para mi familia eran mucho más… Los dragones eran la fuerza de nuestra casa… No solo en el campo de batalla. Eran nuestra herencia, lo que nos diferenciaba del resto… Representaban el poder, la unidad… Los tres jinetes que conquistaron un continente…

    Descendió su mirada hacia Sir Jaime.

    -Conozco la destrucción que un dragón puede causar… Conozco las historias, las canciones y leyendas sobre el horror que los dragones generaron en la Danza… Sé lo que quemaron, las vidas que se perdieron… pero también conozco lo que se creó gracias a ellos… Y ahora están aquí de nuevo…

    Contra todo pronóstico, las palabras de Daenerys no sonaban altaneras, ni tampoco pretendía instruir a Jaime en nada que él no conociera. Más bien pretendía darle voz a un pensamiento… A un sentimiento…

    -Vos teneis tres hijos, ¿cierto Sir Jaime? -entonces se dio cuenta de la mala elección de sus palabras. Alargó su diestra hacia la mano de oro del Lannister, en un gesto de cercanía y pesar- Disculpad mi falta de tacto.. He tenido conocimiento acerca de lo que les pasó a vuestros hijos… Y os acompaño en el sentimiento… Ningún padre debería enterrar a sus hijos… Y todo padre debería poder ejercer de padre de sus hijos….- agachó la mirada, apesadumbrada por todo lo que Cersei le había arrebatado a Jaime en ese aspecto.

    ¿Podía defender el incesto? En fin, no era la más indicada para criticarlo. No cuando ella misma y su linaje eran fruto de la endogamia… Asi que, en ese sentido, podía empatizar con Jaime y con su dolor al no haber tenido la oportunidad de ser el padre de sus hijos, al haber tenido que quererlos en las sombras…

    -Así es como quiero yo a mis dragones, Sir Jaime… Para mi no son armas. Son mis hijos. Cuando mis dragones nacieron no sentí que recuperara un poder perdido. Sentí que recuperaba mi hogar… -inspiró profundamente y apartó la mano de la diestra de oro del caballero.

    -No importa cuanto me llamen extranjera…- negó ligeramente con la cabeza- El fuego de los dragones forjó este reino. Mi familia construyó Poniente con su fuerza… Y lo perdieron cuando olvidaron lo que significaba. Mis dragones no son solamente armas, Sir… -repitió- Son mi esperanza… Son mi familia. Son todo lo que tengo…



    ⸻⸻ extracto de mi rol con Jaime Lannister


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    -Cuando no era más que una niña, los dragones parecían solo existir en las historias que mi hermano Viserys me contaba…. Eran palabras de un hombre que soñaba con un pasado perdido. Por supuesto, él nunca llegó a ver un dragón vivo, claro… -alzó sus cejas dejando claro de forma algo cómica que Viserys era un pobre idiota- Para Poniente… Los dragones son solo criaturas temibles. Fuego, sangre y destrucción… El temor de tiempos lejanos… pero para mi familia eran mucho más… Los dragones eran la fuerza de nuestra casa… No solo en el campo de batalla. Eran nuestra herencia, lo que nos diferenciaba del resto… Representaban el poder, la unidad… Los tres jinetes que conquistaron un continente… Descendió su mirada hacia Sir Jaime. -Conozco la destrucción que un dragón puede causar… Conozco las historias, las canciones y leyendas sobre el horror que los dragones generaron en la Danza… Sé lo que quemaron, las vidas que se perdieron… pero también conozco lo que se creó gracias a ellos… Y ahora están aquí de nuevo… Contra todo pronóstico, las palabras de Daenerys no sonaban altaneras, ni tampoco pretendía instruir a Jaime en nada que él no conociera. Más bien pretendía darle voz a un pensamiento… A un sentimiento… -Vos teneis tres hijos, ¿cierto Sir Jaime? -entonces se dio cuenta de la mala elección de sus palabras. Alargó su diestra hacia la mano de oro del Lannister, en un gesto de cercanía y pesar- Disculpad mi falta de tacto.. He tenido conocimiento acerca de lo que les pasó a vuestros hijos… Y os acompaño en el sentimiento… Ningún padre debería enterrar a sus hijos… Y todo padre debería poder ejercer de padre de sus hijos….- agachó la mirada, apesadumbrada por todo lo que Cersei le había arrebatado a Jaime en ese aspecto. ¿Podía defender el incesto? En fin, no era la más indicada para criticarlo. No cuando ella misma y su linaje eran fruto de la endogamia… Asi que, en ese sentido, podía empatizar con Jaime y con su dolor al no haber tenido la oportunidad de ser el padre de sus hijos, al haber tenido que quererlos en las sombras… -Así es como quiero yo a mis dragones, Sir Jaime… Para mi no son armas. Son mis hijos. Cuando mis dragones nacieron no sentí que recuperara un poder perdido. Sentí que recuperaba mi hogar… -inspiró profundamente y apartó la mano de la diestra de oro del caballero. -No importa cuanto me llamen extranjera…- negó ligeramente con la cabeza- El fuego de los dragones forjó este reino. Mi familia construyó Poniente con su fuerza… Y lo perdieron cuando olvidaron lo que significaba. Mis dragones no son solamente armas, Sir… -repitió- Son mi esperanza… Son mi familia. Son todo lo que tengo… ⸻⸻ extracto de mi rol con [The_Lion] #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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    ¿Eres fan del universo de Poniente y te apetece traer a tu personaje favorito a la vida con tramas intensas, bien pensadas y llenas de drama, política, alianzas, guerras o tensión emocional? Entonces te necesitamos.

    Buscamos personajes canon u OC de Juego de Tronos / Canción de Hielo y Fuego
    Con ganas de planear tramas entre sí, que puedan ser cruzadas con los personajes ya activos.
    Que tengan conocimiento del personaje y de la historia, y disfruten explorando sus matices.
    Que sean abiertos de mente, respeten los headcanons de los demás y tengan ganas de crear rol conjunto, no de imponer ideas.

    Queremos ver Stark, Lannister, Martell, Tyrell... ¡o cualquier casa que te apetezca representar! (siempre que no pisotee y solape el canon de los demás)

    Tanto si vienes a pelear por el Trono, como si prefieres una buena intriga palaciega o un viaje más íntimo y emocional, ¡te necesitamos!

    🗡 Si tienes ideas o un personaje que quieras traer, no hace falta ni que te postules, solo crea el personaje. ¡Si puedes trae amigos!

    Estamos deseando crear Westeros juntos.

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    (Canon | Tramas activas | Rol serio y colaborativo) ¿Eres fan del universo de Poniente y te apetece traer a tu personaje favorito a la vida con tramas intensas, bien pensadas y llenas de drama, política, alianzas, guerras o tensión emocional? Entonces te necesitamos. 🔹 Buscamos personajes canon u OC de Juego de Tronos / Canción de Hielo y Fuego 🔹 Con ganas de planear tramas entre sí, que puedan ser cruzadas con los personajes ya activos. 🔹 Que tengan conocimiento del personaje y de la historia, y disfruten explorando sus matices. 🔹 Que sean abiertos de mente, respeten los headcanons de los demás y tengan ganas de crear rol conjunto, no de imponer ideas. 💥 Queremos ver Stark, Lannister, Martell, Tyrell... ¡o cualquier casa que te apetezca representar! (siempre que no pisotee y solape el canon de los demás) Tanto si vienes a pelear por el Trono, como si prefieres una buena intriga palaciega o un viaje más íntimo y emocional, ¡te necesitamos! 🗡 Si tienes ideas o un personaje que quieras traer, no hace falta ni que te postules, solo crea el personaje. ¡Si puedes trae amigos! Estamos deseando crear Westeros juntos. 🐺🦁🐉🌹☀️ (No hace falta crear tramas conjuntas, no buscamos crear una comunidad rol cerrada, ¡solo ver más personajes del fandom!)
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  • "-Veo que la desesperación puede hacer que incluso un hombre como vos tome medidas poco dignas de su reputación. Pero ahora que estais aquí, en mi fortaleza, el legado palpable de mi familia, ¿qué pensáis que podeis ofrecerme para que no acabe con vuestra vida como lo haría con cualquier otro enemigo que ha intentado destruirme?

    Hizo una nueva pausa dejando que sus palabras calasen, pero no lo suficientemente larga como para que Jaime entendiera que estaba esperando una respuesta.

    -Sobre qué haré con vos… Bueno, tengo dragones que no han cenado aún -dijo, intentando aparentar altanería, o sonar amenazante, pero no era idiota, no se lo daría de comer a sus dragones, no después de la defensa que Sir Barristan había elaborado en favor del Lannister-Tengo soldados que claman justicia por lo que vuestra familia ha hecho a la mía, y un mundo entero que necesita saber que traicionar a los Targaryen es un delito que no queda impune. Pero soy también una reina, no una carnicera. Dadme una razón para no hacer de vos un ejemplo, y tal vez considere ser más… misericordiosa que los que intentaron serlo conmigo. Puedo ser razonable… -aseguró al final- Decidme, Sir Jaime… De estar en mi lugar, ¿qué haríais con alguien como vos?"

    Jaime Lannister

    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    "-Veo que la desesperación puede hacer que incluso un hombre como vos tome medidas poco dignas de su reputación. Pero ahora que estais aquí, en mi fortaleza, el legado palpable de mi familia, ¿qué pensáis que podeis ofrecerme para que no acabe con vuestra vida como lo haría con cualquier otro enemigo que ha intentado destruirme? Hizo una nueva pausa dejando que sus palabras calasen, pero no lo suficientemente larga como para que Jaime entendiera que estaba esperando una respuesta. -Sobre qué haré con vos… Bueno, tengo dragones que no han cenado aún -dijo, intentando aparentar altanería, o sonar amenazante, pero no era idiota, no se lo daría de comer a sus dragones, no después de la defensa que Sir Barristan había elaborado en favor del Lannister-Tengo soldados que claman justicia por lo que vuestra familia ha hecho a la mía, y un mundo entero que necesita saber que traicionar a los Targaryen es un delito que no queda impune. Pero soy también una reina, no una carnicera. Dadme una razón para no hacer de vos un ejemplo, y tal vez considere ser más… misericordiosa que los que intentaron serlo conmigo. Puedo ser razonable… -aseguró al final- Decidme, Sir Jaime… De estar en mi lugar, ¿qué haríais con alguien como vos?" [The_Lion] #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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