• Pensé que estaba en el olvido pero salió a la luz como un maldito episodio de los Muppets.... Malditos rusos... Malditos italianos...

    - Luego de que aterrizó en Austria, dónde se estaba quedando y trabajando actualmente, llegó a su casa maldiciendo. Después de asistir a la gala de Londres, ya tarde se cambió de ropa por un pijama y se metió en la cama. Dejo un cuaderno pequeño donde anotó nombres de empresarios que no verían la luz el próximo mes. Apago la luz, ya que eran cerca de las 4 de la mañana, lo bueno es que no trabajaba mañana así que podría descansar y empezar a recolectar las almas de estás pobres personas -

    Necesito un día de spa...
    - dijo cerrando los ojos para comenzar a dormir o lo que parecía dormir , mientras Salem y Francesco estaban enrollados en la cama durmiendo -
    Pensé que estaba en el olvido pero salió a la luz como un maldito episodio de los Muppets.... Malditos rusos... Malditos italianos... - Luego de que aterrizó en Austria, dónde se estaba quedando y trabajando actualmente, llegó a su casa maldiciendo. Después de asistir a la gala de Londres, ya tarde se cambió de ropa por un pijama y se metió en la cama. Dejo un cuaderno pequeño donde anotó nombres de empresarios que no verían la luz el próximo mes. Apago la luz, ya que eran cerca de las 4 de la mañana, lo bueno es que no trabajaba mañana así que podría descansar y empezar a recolectar las almas de estás pobres personas - Necesito un día de spa... - dijo cerrando los ojos para comenzar a dormir o lo que parecía dormir , mientras Salem y Francesco estaban enrollados en la cama durmiendo -
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    ❦ Agencia de Modelaje: Ishtar’s Demonic Dèesse – Infernal Glamour

    DOSSIER PROFESIONAL – JIN ISHTAR YOKIN
    Categoría: Elite Infernal Model – High Court Representative

    Perfil General
    𝅓 Nombre Completo: Jin Ishtar Yokin
    𝅓 Título Escénico: The Crimson Heir
    𝅓 Altura: 1.88 m
    𝅓 Cabello: Rojo sangre, textura suave, ligeramente desordenado para un aire indomable.
    𝅓 Ojos: Rojos intensos, con destellos dorados bajo cierta luz.
    𝅓 Piel: Clara, impecable.
    𝅓 Complexión: Atlética y elegante, porte de nobleza innata.
    𝅓 Idiomas: Japonés (nativo), Inglés (fluido), Italiano (intermedio).
    𝅓 Rasgo Distintivo: Presencia magnética que impone respeto antes de pronunciar palabra.

    🏛 Narrativa de Personaje (Lore Oficial Ishtar’s)
    En el universo de Ishtar’s Demonic Dèesse, Jin Ishtar Yokin es el Heraldo del Trono Escarlata, heredero espiritual y protector de los secretos de la Alta Corte Ishtar.
    Se le conoce como "El Guardián de los Juramentos" debido a su papel en sellar pactos y supervisar los vínculos entre el mundo mortal y la realeza demoníaca. Su cruz dorada, lejos de ser un símbolo de fe terrenal, es un sello de poder arcano que únicamente él puede portar sin ser consumido.

    Su historia dentro de la agencia es la de un estratega silencioso: no solo representa la imagen del glamour infernal masculino, sino que también funge como embajador en campañas que requieren autoridad, lujo y un toque de peligro calculado.

    Especialidad en la Agencia:
    𝇉 Moda de Alta Sastrería Masculina y Accesorios de Lujo
    𝇉 Desfiles de Corte y Galas Temáticas Oscuras
    𝇉 Campañas de Perfumería y Relojería de Alta Gama
    𝇉 Editoriales de Poder, Misterio y Autoridad

    𝆺𝅥𝅯 Contacto de Agencia:
    ✦ Dirección de Imagen Masculina – Corte Ishtar
    ✦ [confidencial para uso narrativo]

    🕯 Cita Oficial de Personaje
    "Mi silencio es promesa, y mi palabra, sentencia."
    – Jin Ishtar Yokin

    Estilo Fotográfico
    𝅬 Clásico de Corte Real – Fondos arquitectónicos, columnas, interiores de palacios oscuros.
    𝅬 Neo-Noir – Contraste alto, luces de ventana, siluetas imponentes.
    𝅬 Icono de Poder Masculino – Poses firmes, trajes perfectamente entallados, joyería selecta.
    𝅬 Seductor en Sombra – Escenas íntimas con iluminación tenue y mirada penetrante.

    𝆓El Heraldo del Trono Escarlata𝆒
    ❦ Agencia de Modelaje: Ishtar’s Demonic Dèesse – Infernal Glamour 📜 DOSSIER PROFESIONAL – JIN ISHTAR YOKIN Categoría: Elite Infernal Model – High Court Representative 🖤 Perfil General 𝅓 Nombre Completo: Jin Ishtar Yokin 𝅓 Título Escénico: The Crimson Heir 𝅓 Altura: 1.88 m 𝅓 Cabello: Rojo sangre, textura suave, ligeramente desordenado para un aire indomable. 𝅓 Ojos: Rojos intensos, con destellos dorados bajo cierta luz. 𝅓 Piel: Clara, impecable. 𝅓 Complexión: Atlética y elegante, porte de nobleza innata. 𝅓 Idiomas: Japonés (nativo), Inglés (fluido), Italiano (intermedio). 𝅓 Rasgo Distintivo: Presencia magnética que impone respeto antes de pronunciar palabra. 🏛 Narrativa de Personaje (Lore Oficial Ishtar’s) En el universo de Ishtar’s Demonic Dèesse, Jin Ishtar Yokin es el Heraldo del Trono Escarlata, heredero espiritual y protector de los secretos de la Alta Corte Ishtar. Se le conoce como "El Guardián de los Juramentos" debido a su papel en sellar pactos y supervisar los vínculos entre el mundo mortal y la realeza demoníaca. Su cruz dorada, lejos de ser un símbolo de fe terrenal, es un sello de poder arcano que únicamente él puede portar sin ser consumido. Su historia dentro de la agencia es la de un estratega silencioso: no solo representa la imagen del glamour infernal masculino, sino que también funge como embajador en campañas que requieren autoridad, lujo y un toque de peligro calculado. 💎 Especialidad en la Agencia: 𝇉 Moda de Alta Sastrería Masculina y Accesorios de Lujo 𝇉 Desfiles de Corte y Galas Temáticas Oscuras 𝇉 Campañas de Perfumería y Relojería de Alta Gama 𝇉 Editoriales de Poder, Misterio y Autoridad 𝆺𝅥𝅯 Contacto de Agencia: ✦ Dirección de Imagen Masculina – Corte Ishtar ✦ [confidencial para uso narrativo] 🕯 Cita Oficial de Personaje "Mi silencio es promesa, y mi palabra, sentencia." – Jin Ishtar Yokin 📷 Estilo Fotográfico 𝅬 Clásico de Corte Real – Fondos arquitectónicos, columnas, interiores de palacios oscuros. 𝅬 Neo-Noir – Contraste alto, luces de ventana, siluetas imponentes. 𝅬 Icono de Poder Masculino – Poses firmes, trajes perfectamente entallados, joyería selecta. 𝅬 Seductor en Sombra – Escenas íntimas con iluminación tenue y mirada penetrante. 𝆓El Heraldo del Trono Escarlata𝆒
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  • ༒☬ 𝐋𝐄𝐓'𝐒 𝐏𝐋𝐀𝐘 𝐀 𝐋𝐈𝐓𝐓𝐋𝐄 ☬༒

    ──𝐕𝐚𝐲𝐚… 𝐚ú𝐧 𝐬𝐢𝐠𝐮𝐞𝐬 𝐯𝐢𝐯𝐨, 𝐡𝐢𝐣𝐨 𝐝𝐞 𝐩𝐞𝐫𝐫𝐚. 𝐑𝐞𝐚𝐥𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐭𝐞 𝐞𝐬𝐭á𝐬 𝐯𝐨𝐥𝐯𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐮𝐧𝐚 𝐦𝐨𝐥𝐞𝐬𝐭𝐢𝐚.


    La primera vez que lo vio fue hace casi diez años, aunque para una mente fragmentada como la suya aquello se sentía como si hubiera ocurrido apenas cuatro. Y sin embargo, lo recordaba con una claridad incómoda, no por el contexto ni por lo que se dijeron, sino por lo que sintió.

    Lo primero que pensó de él fue simple y directo:

    "Este tipo es escalofriante".

    Había algo en su forma de estar… algo que no encajaba en ningún patrón lógico. Ryan no tenía la mirada de un hombre común, ni la de un asesino ordinario. Era otra cosa. Rozaba la psicopatía, pensó entonces. Una bestia disfrazada de cortesía, con esa sonrisa ambigua y esa calma tan antinatural que ponía los nervios de punta. Un hombre que podía estar contemplando una obra de arte… o planificando una ejecución, y nadie notaría la diferencia.


    Мне следовало сломать ему шею, когда я мог.


    No solo le parecía poco confiable. Le parecía peligroso en un sentido mucho más profundo, como si no tuviera emociones o, peor aún, como si supiera fingirlas a la perfección. Kiev lo había observado con desconfianza desde el primer momento y, con los años, esa percepción no mejoró… solo se volvió más compleja. Aprendió a trabajar a su lado, a leerlo en parte, pero jamás dejó de pensar que Ryan era mucho peor que él. Solo que este gustaba pintarse de maldito santo.

    Y eso ya era decir bastante.

    . . .

    "Eres igual a ese bastardo…"

    Como una broma enferma del destino, las palabras del italiano regresaron a su memoria justo cuando sostenía la cabeza ensangrentada de uno de los bastardos con el que lidiaba, su sonrisa se borró instantáneamente . Su agarre vaciló un segundo, no por duda, sino porque eso le provocó una rabia profunda que se expandió como un incendio. Lo sostuvo con más fuerza y lo estampó contra el pavimento en un solo movimiento seco, sin titubeos.

    El crujido fue visceral, desagradable para cualquiera que no estuviera sumergido en su mundo, pero para él sonó como romper una galleta. Su respiración se agitó. Los ojos platinados se mantuvieron fijos en el cuerpo que presentaba espasmos frente a él. No dijo nada. Solo observó hasta que el movimiento cesó, luego murmuró con fastidio:

    — Qué porquería.

    Hizo una breve cruz en el aire y se incorporó. Bastó un gesto de su mano para que sus hombres entendieran. En segundos el cuerpo fue envuelto en plástico, preparado para desaparecer como basura. Kiev se apartó unos metros, la espalda doliéndole por haber dormido en el sillón la noche anterior.

    Cruzó el salón hasta el balcón. Afuera, la ciudad de Monkov se extendía como un océano de luces y humo. Estaba ahí por contratos y para asegurar un territorio que ya dominaba, pero las tensiones en Rusia crecían y cada movimiento era una pieza más en un tablero que no podía permitirse perder.

    Respiró el aire frío. Sintió cómo sus pulmones se llenaban y el cuerpo parecía aligerarse.
    — Marcos… llama a esos cuatro. Necesito que vayan a San Petersburgo a averiguar algo —ordenó con calma mientras se quitaba los guantes. Sacó una navaja del bolsillo y se hizo un corte en la palma, observando cómo la sangre brotaba rápido antes de que la carne comenzara a cerrarse poco a poco. Sonrió apenas—. Bueno, al menos esto ya funciona como debe.

    Guardó la navaja y añadió con un tono sarcástico:
    — Y vigila a esa señorita por mí… esa mujer va a hacer explotar algo en cualquier momento.

    Aquella питунья era más una bomba que humana. Aunque, para ser justos, le había ayudado a conseguir información clave sobre su país natal. No se había dado cuenta al principio, pero había contratado a una bomba humana sin medir las consecuencias. Y eso significaba una sola cosa: debía controlarla antes de que todo se viniera abajo.

    Iría el mismo, pero tenía a una gala que asistir. Una de esas reuniones en las que tendría que encontrarse con otros integrantes de la mafia roja.

    Lo que tenía que hacer era simple, hacerles acordar quien era el perro de quien.
    ༒☬ 𝐋𝐄𝐓'𝐒 𝐏𝐋𝐀𝐘 𝐀 𝐋𝐈𝐓𝐓𝐋𝐄 ☬༒ ──𝐕𝐚𝐲𝐚… 𝐚ú𝐧 𝐬𝐢𝐠𝐮𝐞𝐬 𝐯𝐢𝐯𝐨, 𝐡𝐢𝐣𝐨 𝐝𝐞 𝐩𝐞𝐫𝐫𝐚. 𝐑𝐞𝐚𝐥𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐭𝐞 𝐞𝐬𝐭á𝐬 𝐯𝐨𝐥𝐯𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐮𝐧𝐚 𝐦𝐨𝐥𝐞𝐬𝐭𝐢𝐚. La primera vez que lo vio fue hace casi diez años, aunque para una mente fragmentada como la suya aquello se sentía como si hubiera ocurrido apenas cuatro. Y sin embargo, lo recordaba con una claridad incómoda, no por el contexto ni por lo que se dijeron, sino por lo que sintió. Lo primero que pensó de él fue simple y directo: "Este tipo es escalofriante". Había algo en su forma de estar… algo que no encajaba en ningún patrón lógico. Ryan no tenía la mirada de un hombre común, ni la de un asesino ordinario. Era otra cosa. Rozaba la psicopatía, pensó entonces. Una bestia disfrazada de cortesía, con esa sonrisa ambigua y esa calma tan antinatural que ponía los nervios de punta. Un hombre que podía estar contemplando una obra de arte… o planificando una ejecución, y nadie notaría la diferencia. Мне следовало сломать ему шею, когда я мог. No solo le parecía poco confiable. Le parecía peligroso en un sentido mucho más profundo, como si no tuviera emociones o, peor aún, como si supiera fingirlas a la perfección. Kiev lo había observado con desconfianza desde el primer momento y, con los años, esa percepción no mejoró… solo se volvió más compleja. Aprendió a trabajar a su lado, a leerlo en parte, pero jamás dejó de pensar que Ryan era mucho peor que él. Solo que este gustaba pintarse de maldito santo. Y eso ya era decir bastante. . . . "Eres igual a ese bastardo…" Como una broma enferma del destino, las palabras del italiano regresaron a su memoria justo cuando sostenía la cabeza ensangrentada de uno de los bastardos con el que lidiaba, su sonrisa se borró instantáneamente . Su agarre vaciló un segundo, no por duda, sino porque eso le provocó una rabia profunda que se expandió como un incendio. Lo sostuvo con más fuerza y lo estampó contra el pavimento en un solo movimiento seco, sin titubeos. El crujido fue visceral, desagradable para cualquiera que no estuviera sumergido en su mundo, pero para él sonó como romper una galleta. Su respiración se agitó. Los ojos platinados se mantuvieron fijos en el cuerpo que presentaba espasmos frente a él. No dijo nada. Solo observó hasta que el movimiento cesó, luego murmuró con fastidio: — Qué porquería. Hizo una breve cruz en el aire y se incorporó. Bastó un gesto de su mano para que sus hombres entendieran. En segundos el cuerpo fue envuelto en plástico, preparado para desaparecer como basura. Kiev se apartó unos metros, la espalda doliéndole por haber dormido en el sillón la noche anterior. Cruzó el salón hasta el balcón. Afuera, la ciudad de Monkov se extendía como un océano de luces y humo. Estaba ahí por contratos y para asegurar un territorio que ya dominaba, pero las tensiones en Rusia crecían y cada movimiento era una pieza más en un tablero que no podía permitirse perder. Respiró el aire frío. Sintió cómo sus pulmones se llenaban y el cuerpo parecía aligerarse. — Marcos… llama a esos cuatro. Necesito que vayan a San Petersburgo a averiguar algo —ordenó con calma mientras se quitaba los guantes. Sacó una navaja del bolsillo y se hizo un corte en la palma, observando cómo la sangre brotaba rápido antes de que la carne comenzara a cerrarse poco a poco. Sonrió apenas—. Bueno, al menos esto ya funciona como debe. Guardó la navaja y añadió con un tono sarcástico: — Y vigila a esa señorita por mí… esa mujer va a hacer explotar algo en cualquier momento. Aquella питунья era más una bomba que humana. Aunque, para ser justos, le había ayudado a conseguir información clave sobre su país natal. No se había dado cuenta al principio, pero había contratado a una bomba humana sin medir las consecuencias. Y eso significaba una sola cosa: debía controlarla antes de que todo se viniera abajo. Iría el mismo, pero tenía a una gala que asistir. Una de esas reuniones en las que tendría que encontrarse con otros integrantes de la mafia roja. Lo que tenía que hacer era simple, hacerles acordar quien era el perro de quien.
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  • #SliceOfLife


    Llegó a tomar clases de cocina en un restaurante italiano que ofrecía esos cursos todos los inicios de semana. Esa vez, la especialidad era Gamberi con Capelli D'angelo, un tipo de pasta.

    Pero cuando el spaghetti crudo estuvo en las manos de Alexander, éste los cortó y agregó a la sartén, sin darse cuenta que la mayoría en la clase observó esa acción con consternación. Incluso el maestro que, era originalmente italiano, se enrojeció hasta perder el habla y después se asomó a regañarlo en su idioma, completamente ofendido.

    Alexander lo escuchó sin borrar su sonrisa, aunque trataba de no sonreír, pero simplemente era gracioso como se ofendía por ese tipo de cosas, sólo recibió los regaños sin defenderse..
    #SliceOfLife Llegó a tomar clases de cocina en un restaurante italiano que ofrecía esos cursos todos los inicios de semana. Esa vez, la especialidad era Gamberi con Capelli D'angelo, un tipo de pasta. Pero cuando el spaghetti crudo estuvo en las manos de Alexander, éste los cortó y agregó a la sartén, sin darse cuenta que la mayoría en la clase observó esa acción con consternación. Incluso el maestro que, era originalmente italiano, se enrojeció hasta perder el habla y después se asomó a regañarlo en su idioma, completamente ofendido. Alexander lo escuchó sin borrar su sonrisa, aunque trataba de no sonreír, pero simplemente era gracioso como se ofendía por ese tipo de cosas, sólo recibió los regaños sin defenderse..
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  • ¡HEY, FICROLERS 3D!
    ¡Un nuevo personaje 3D viene pisando fuerte!

    Hoy damos la bienvenida a...

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ¡Nico Volk Hunter!

    Mitad italiano, mitad alemán, y con el alma moldeada por dos décadas en tierra americana. Nico es un cruce de culturas, de silencios intensos y miradas que lo dicen todo.
    Sin oficio definido, pero con historias tatuadas en la piel. Algunos lo llaman un alma libre, otros simplemente no se atreven a preguntarle demasiado.
    Una cosa es segura: donde va, deja huella.



    ¡Bienvenid@ a FicRol! Nos alegra tenerte entre nosotros y esperamos que disfrutes mucho explorando historias, creando conexiones y dando vida a tu personaje en este rincón tan creativo.

    Yo soy Caroline, tu RolSage, algo así como tu guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada!

    Antes de lanzarte de lleno, te dejo algunos recursos que te pueden venir de maravilla para empezar con buen pie:

    Normas básicas del de la plataforma:
    https://ficrol.com/static/guidelines

    Guías detalladas sobre cómo funciona todo por aquí:
    https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS

    Grupo exclusivo para Personajes 3D:
    https://ficrol.com/groups/Personajes3D

    Directorios para encontrar personajes y fandoms afines
    Directorio de Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS
    Fandoms disponibles en FicRol: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL

    ¿Quieres mejorar tu escritura o narración?
    https://ficrol.com/pages/RinconEscritor


    ¡Recuerda que puedes escribirme si necesitas cualquier cosita! ¡Nos vemos en el rol!

    #RolSage3D #Personajes3D #Bienvenida3D #Comunidad3D
    ✨ ¡HEY, FICROLERS 3D! ✨ ¡Un nuevo personaje 3D viene pisando fuerte! 🎉 Hoy damos la bienvenida a... ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ¡[tempest_sapphire_ape_228]! Mitad italiano, mitad alemán, y con el alma moldeada por dos décadas en tierra americana. Nico es un cruce de culturas, de silencios intensos y miradas que lo dicen todo. Sin oficio definido, pero con historias tatuadas en la piel. Algunos lo llaman un alma libre, otros simplemente no se atreven a preguntarle demasiado. Una cosa es segura: donde va, deja huella. 👋 ¡Bienvenid@ a FicRol! Nos alegra tenerte entre nosotros y esperamos que disfrutes mucho explorando historias, creando conexiones y dando vida a tu personaje en este rincón tan creativo. 🧙‍♀️ Yo soy Caroline, tu RolSage, algo así como tu guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada! 🧭 Antes de lanzarte de lleno, te dejo algunos recursos que te pueden venir de maravilla para empezar con buen pie: 📌 Normas básicas del de la plataforma: 🔗 https://ficrol.com/static/guidelines 👩‍🏫 Guías detalladas sobre cómo funciona todo por aquí: 🔗 https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS 👥 Grupo exclusivo para Personajes 3D: 🔗 https://ficrol.com/groups/Personajes3D 📚 Directorios para encontrar personajes y fandoms afines 🔗 Directorio de Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS 🔗 Fandoms disponibles en FicRol: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL 📝 ¿Quieres mejorar tu escritura o narración? 🔗 https://ficrol.com/pages/RinconEscritor ¡Recuerda que puedes escribirme si necesitas cualquier cosita! ¡Nos vemos en el rol! 🚀🔥 #RolSage3D #Personajes3D #Bienvenida3D #Comunidad3D
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  • Ahora se que siente Michel Jackson (?)
    - perdió su nariz de tanto sonarse-

    Nada me vencerá ni el rubio italiano que quiere llevarse mi pan (?)

    Ahora se que siente Michel Jackson (?) - perdió su nariz de tanto sonarse- Nada me vencerá ni el rubio italiano que quiere llevarse mi pan (?)
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  • La puerta al otro mundo
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    El joven adolescente italiano, de unos dieciséis años, entraba a su casa prácticamente bailando sobre sus pasos. Su cabello rubio caía en mechones lacios, ligeramente desordenados, con puntas que parecían peinadas por el viento —o por pura rebeldía juvenil—. Tenía ese aire despreocupado, con una sonrisa encantadora pegada al rostro, y esos ojos azules como el cielo de Sicilia en pleno verano: brillantes, intensos y llenos de vida.

    — Mamma mia, ¡oggi si que va a ser grande, eh! —dijo en voz alta mientras dejaba caer su mochila al suelo y se sacaba los botines de fútbol con un solo movimiento, casi como si estuviera en pleno cambio de set entre partidos.

    Era un chico explosivamente sociable, de esos que saludan a todos por los pasillos del colegio, que se aprende los nombres de los profesores en la primera semana y que siempre tiene alguna anécdota graciosa que contar. Se le conocía por ser el alma del equipo de fútbol y, últimamente, también del de voleibol. Corría, saltaba, reía. Siempre estaba en movimiento, como si quedarse quieto fuera un castigo.

    — Allora, hoy es el directo, ¿capito? ¡Mi primer stream! —dijo, hablando al aire como si estuviera ya frente a una cámara, con ese acento marcado que hacía que cualquier palabra sonara más divertida—. Compré un microfonito piccolo, pero suena benissimo. Y las luces... ¡Las luces, por favor! Son morado brillante, como para una disco, ¡una locura!

    Subió corriendo las escaleras hasta su cuarto —una mezcla ordenada de pósters de fútbol, medallas de voleibol y estanterías con figuras de anime— y encendió todo el set-up que había estado preparando con tanto entusiasmo.

    — Va bene, chicos, esto va a estar épico. ¿Quién está listo pa' verme hacer el ridículo en vivo, eh?

    Movía las manos al hablar, como todo buen italiano, y no podía evitar poner caras expresivas cada vez que decía algo. Tenía un carisma que se contagiaba, y aunque no tenía idea si alguien se conectaría a su primer directo, él lo viviría como si tuviera mil personas viéndolo.

    Porque para él, más que la fama, era el momento. La emoción. Y sobre todo, la conexión.

    — Andiamo! Vamos a encender esa cámara, poner música buena... ¡y que empiece la fiesta virtual!
    El joven adolescente italiano, de unos dieciséis años, entraba a su casa prácticamente bailando sobre sus pasos. Su cabello rubio caía en mechones lacios, ligeramente desordenados, con puntas que parecían peinadas por el viento —o por pura rebeldía juvenil—. Tenía ese aire despreocupado, con una sonrisa encantadora pegada al rostro, y esos ojos azules como el cielo de Sicilia en pleno verano: brillantes, intensos y llenos de vida. — Mamma mia, ¡oggi si que va a ser grande, eh! —dijo en voz alta mientras dejaba caer su mochila al suelo y se sacaba los botines de fútbol con un solo movimiento, casi como si estuviera en pleno cambio de set entre partidos. Era un chico explosivamente sociable, de esos que saludan a todos por los pasillos del colegio, que se aprende los nombres de los profesores en la primera semana y que siempre tiene alguna anécdota graciosa que contar. Se le conocía por ser el alma del equipo de fútbol y, últimamente, también del de voleibol. Corría, saltaba, reía. Siempre estaba en movimiento, como si quedarse quieto fuera un castigo. — Allora, hoy es el directo, ¿capito? ¡Mi primer stream! —dijo, hablando al aire como si estuviera ya frente a una cámara, con ese acento marcado que hacía que cualquier palabra sonara más divertida—. Compré un microfonito piccolo, pero suena benissimo. Y las luces... ¡Las luces, por favor! Son morado brillante, como para una disco, ¡una locura! Subió corriendo las escaleras hasta su cuarto —una mezcla ordenada de pósters de fútbol, medallas de voleibol y estanterías con figuras de anime— y encendió todo el set-up que había estado preparando con tanto entusiasmo. — Va bene, chicos, esto va a estar épico. ¿Quién está listo pa' verme hacer el ridículo en vivo, eh? Movía las manos al hablar, como todo buen italiano, y no podía evitar poner caras expresivas cada vez que decía algo. Tenía un carisma que se contagiaba, y aunque no tenía idea si alguien se conectaría a su primer directo, él lo viviría como si tuviera mil personas viéndolo. Porque para él, más que la fama, era el momento. La emoción. Y sobre todo, la conexión. — Andiamo! Vamos a encender esa cámara, poner música buena... ¡y que empiece la fiesta virtual!
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  • << Había sido un viaje de al menos tres horas antes de poder tocar el suelo italiano, fue el tiempo suficiente como para prepararse durante el viaje, tanto el vestuario como su condición mental. Descansar un poco seria algo agradable.

    Giovanni se había relajado un poco bebiendo lo mismo de siempre. Tenía mucho en qué pensar, realmente estaba tan lleno de preocupaciones como cualquier otro ser humano, como cualquiera otro hombre... >>
    << Había sido un viaje de al menos tres horas antes de poder tocar el suelo italiano, fue el tiempo suficiente como para prepararse durante el viaje, tanto el vestuario como su condición mental. Descansar un poco seria algo agradable. Giovanni se había relajado un poco bebiendo lo mismo de siempre. Tenía mucho en qué pensar, realmente estaba tan lleno de preocupaciones como cualquier otro ser humano, como cualquiera otro hombre... >>
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  • El sol de la mañana acariciaba suavemente los jardines de la Villa Di Vincenzo, donde el perfume de las bugambilias se mezclaba con el aroma a café recién hecho y pan horneado. Una mesa dispuesta con impecable gusto esperaba bajo la sombra de una pérgola cubierta de glicinas. Frutas frescas, jugos naturales, embutidos finos, quesos artesanales y una selección de dulces italianos adornaban el mantel blanco con bordados dorados. Todo estaba dispuesto con precisión, sin excesos, pero con el refinamiento propio de una anfitriona como Elisabetta Di Vincenzo.

    Ella ya estaba allí, sentada con elegancia en una silla de hierro forjado tapizada en terciopelo gris perla. Llevaba un conjunto cómodo pero cuidadosamente escogido: un pantalón palazzo color marfil, una blusa de seda verde esmeralda que resaltaba sus ojos violeta, y un chal ligero sobre los hombros. Su cabello rubio, suelto y ligeramente ondulado, caía con gracia por su espalda. Ni una joya de más, ni una arruga fuera de lugar.

    Aparentemente tranquila, sostenía una copa de jugo de naranja con una mano, mientras la otra pasaba lentamente las páginas de un libro antiguo de poesía italiana. Pero su mente no estaba en los versos de Petrarca. Su atención estaba puesta en la entrada de la villa, esperando el sonido de los pasos que anunciarían la llegada de su hermano Giovanni... y de ella. Su novia. La mujer que, según Giovanni, había logrado hacerlo feliz de nuevo.

    Elisabetta había sonreído por cortesía cuando recibió la noticia, pero por dentro, las alertas se encendieron de inmediato. ¿Quién era esa mujer? ¿Qué quería realmente? Nadie se acercaba a un Di Vincenzo sin un motivo, y menos aún a Giovanni, que en los últimos años se había convertido en su único verdadero aliado, el único que no la había dejado tras la muerte de su padre.

    Naturalmente, Elisabetta no había esperado una presentación formal para comenzar a conocerla. Su equipo ya había investigado todo: nombre, familia, pasado, fotos antiguas, viajes, ex parejas, movimientos bancarios... Todo. Y aunque hasta ahora nada era "alarmante", el instinto de la Farfalla della Morte nunca se equivocaba.

    El canto lejano de un ruiseñor cesó cuando escuchó el ruido de un motor acercándose por el camino de grava. Cerró el libro con elegancia y lo dejó sobre la mesa, mientras una leve sonrisa, tan bella como inquietante, curvaba sus labios.

    —Finalmente, llegó el momento —susurró, tomando una aceituna entre sus dedos perfectamente cuidados.

    Elisabetta se puso de pie con la gracia de quien domina cada centímetro del terreno que pisa. Con el sol acariciando su silueta, parecía una diosa romana lista para recibir a sus invitados. Pero sus ojos... esos ojos color amatista, brillaban con la intensidad de quien va a juzgar, aunque no lo diga con palabras.

    Aquella mujer iba a conocer a Elisabetta Di Vincenzo.

    Y lo haría con desayuno... y con advertencia velada incluida.

    Yuki Prakliaty
    Gɪᴏᴠᴀɴɴɪ Dɪ Vɪɴᴄᴇɴᴢᴏ
    El sol de la mañana acariciaba suavemente los jardines de la Villa Di Vincenzo, donde el perfume de las bugambilias se mezclaba con el aroma a café recién hecho y pan horneado. Una mesa dispuesta con impecable gusto esperaba bajo la sombra de una pérgola cubierta de glicinas. Frutas frescas, jugos naturales, embutidos finos, quesos artesanales y una selección de dulces italianos adornaban el mantel blanco con bordados dorados. Todo estaba dispuesto con precisión, sin excesos, pero con el refinamiento propio de una anfitriona como Elisabetta Di Vincenzo. Ella ya estaba allí, sentada con elegancia en una silla de hierro forjado tapizada en terciopelo gris perla. Llevaba un conjunto cómodo pero cuidadosamente escogido: un pantalón palazzo color marfil, una blusa de seda verde esmeralda que resaltaba sus ojos violeta, y un chal ligero sobre los hombros. Su cabello rubio, suelto y ligeramente ondulado, caía con gracia por su espalda. Ni una joya de más, ni una arruga fuera de lugar. Aparentemente tranquila, sostenía una copa de jugo de naranja con una mano, mientras la otra pasaba lentamente las páginas de un libro antiguo de poesía italiana. Pero su mente no estaba en los versos de Petrarca. Su atención estaba puesta en la entrada de la villa, esperando el sonido de los pasos que anunciarían la llegada de su hermano Giovanni... y de ella. Su novia. La mujer que, según Giovanni, había logrado hacerlo feliz de nuevo. Elisabetta había sonreído por cortesía cuando recibió la noticia, pero por dentro, las alertas se encendieron de inmediato. ¿Quién era esa mujer? ¿Qué quería realmente? Nadie se acercaba a un Di Vincenzo sin un motivo, y menos aún a Giovanni, que en los últimos años se había convertido en su único verdadero aliado, el único que no la había dejado tras la muerte de su padre. Naturalmente, Elisabetta no había esperado una presentación formal para comenzar a conocerla. Su equipo ya había investigado todo: nombre, familia, pasado, fotos antiguas, viajes, ex parejas, movimientos bancarios... Todo. Y aunque hasta ahora nada era "alarmante", el instinto de la Farfalla della Morte nunca se equivocaba. El canto lejano de un ruiseñor cesó cuando escuchó el ruido de un motor acercándose por el camino de grava. Cerró el libro con elegancia y lo dejó sobre la mesa, mientras una leve sonrisa, tan bella como inquietante, curvaba sus labios. —Finalmente, llegó el momento —susurró, tomando una aceituna entre sus dedos perfectamente cuidados. Elisabetta se puso de pie con la gracia de quien domina cada centímetro del terreno que pisa. Con el sol acariciando su silueta, parecía una diosa romana lista para recibir a sus invitados. Pero sus ojos... esos ojos color amatista, brillaban con la intensidad de quien va a juzgar, aunque no lo diga con palabras. Aquella mujer iba a conocer a Elisabetta Di Vincenzo. Y lo haría con desayuno... y con advertencia velada incluida. [Yuki2104] [Gi0vanni]
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  • ༒☬𝐋𝐎𝐒𝐓 𝐆𝐀𝐌𝐄☬༒

    ── 𝐒𝐚𝐛í𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐫𝐚𝐬 𝐩é𝐬𝐢𝐦𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐚𝐫𝐭𝐚𝐬, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐧𝐨 𝐩𝐞𝐧𝐬é 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐚𝐧𝐭𝐨...



    Kiev no miró directamente a Marcos, solo alzó la ceja cuando las cartas volaron frustradas sobre la mesa. El ruso, en contraste, ni se inmutó. Dejó caer con parsimonia sus propias cartas sobre el tapete: una escalera real de corazones.

    Hubo silencio por unos segundos, hasta que el resto de hombres empujaron sus sillas hacia atrás con fastidió. Habían perdido hasta la última ficha.

    Se encontraba en uno de sus casinos. Tomándose un tiempo de relajo, aunque probablemente hubiera terminado molesto si hubiera hecho equipo con su asistente. Después de la discusión con él italiano, la mansión parecía haberse inundando de un aire totalmente pesado.

    Pero dentro de ello había recordado una conversación con una dama.

    “¿Entonces qué te gusta hacer para divertirte o entretenerte?”

    Una pregunta simple. Casi banal. Y sin embargo, había removido algo. No recordaba la última vez que se permitió relajarse desde que había despertado. Aunque cuando se había decidido por ir, recordó que normalmente solía ir a ese casino con Ryan.

    Obviamente, no iba a llamarlo.

    Por eso había traído a Marcos. Aunque, al parecer, su asistente no era bueno para mucho fuera del trabajo.

    —Recuérdame no jugar contigo en el mismo equipo. Me habrías hecho perder dinero. — Dijo desinteresado, mientras aplastaba el cigarro en el cenicero. Era el tercero de la noche. Tal vez debería dejar de fumar tanto, tal vez.

    Tomó su vaso y bebió otro sorbo de vodka, antes de posar la mirada sobre el rostro frustrado de Marcos.

    —¿Conseguiste algo sobre ese chico?

    El pelinegro tardó unos segundos en reaccionar. Aún parecía procesar la derrota cuando uno de los hombres le alcanzó una carpeta. Kiev la tomó sin miramientos.

    —Su nombre es Joon y es detective —informó Marcos, aún algo ido.

    El ceño del ruso se frunció al instante.

    ¿Un detective?

    Abrió el archivo. Fotos, informes y conexiones. No le gustaba lo que veía.

    —¿Y la mujer de la fiesta? —preguntó sin apartar la mirada del documento.

    Marcos titubeó.

    —Todavía estoy revisando la lista de invitados. Era una peliblanca, así que probablemente ya demos con su nombre. Él señor Ryan no me dejó acercarme esa vez.

    Kiev cerró el portafolio, lo dejó sobre la mesa y terminó el vodka de un solo trago.

    —Vigila a Ryan. En este punto, es en quien menos confío.

    Marcos asintió con rigidez. Pero aún intentó:

    —Señor… ¿no cree que sería mejor evitar más peleas? Quizá si hablara con él—

    La mirada que recibió bastó para que callara de inmediato.

    —Él eligió su camino. — Dirigió su vista en el vaso.

    Un destello metálico brilló en su mano: el anillo que Sky le había dado seguía ahí, frío contra su piel. Un símbolo de protección.

    —Y si se cruza en el mío... — Siguió hablando, su tono se fue apagando. — Destrozare lo mas importante para él.

    Por un instante, logro visualizar la sangre del italiano en su mano. La imagen no se le había podido sacar de la cabeza y eso le frustraba. Porque muy a pesar en un fondo. Hubiera deseado no tener aquella reunión con él.

    Sin embargo, todo estaba hecho. Ryan mencionó algo que no debía, aquella comparación había sido un golpe bajo. Y el italiano lo sabia, sabía muy bien la historia de él. Habían sido años de una gran amistad. Y cada uno conocía sus puntos débiles tanto como las fuerte, y Ryan, había tocado algo que no debió.

    Se incorporó con lentitud, recogiendo el portafolio.

    —Quédate con eso —señaló las fichas del casino—. Y no olvides liberar mi agenda para reunirme con la señorita Lancaster.

    Con ello simplemente se marchó.
    ༒☬𝐋𝐎𝐒𝐓 𝐆𝐀𝐌𝐄☬༒ ── 𝐒𝐚𝐛í𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐫𝐚𝐬 𝐩é𝐬𝐢𝐦𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐚𝐫𝐭𝐚𝐬, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐧𝐨 𝐩𝐞𝐧𝐬é 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐚𝐧𝐭𝐨... Kiev no miró directamente a Marcos, solo alzó la ceja cuando las cartas volaron frustradas sobre la mesa. El ruso, en contraste, ni se inmutó. Dejó caer con parsimonia sus propias cartas sobre el tapete: una escalera real de corazones. Hubo silencio por unos segundos, hasta que el resto de hombres empujaron sus sillas hacia atrás con fastidió. Habían perdido hasta la última ficha. Se encontraba en uno de sus casinos. Tomándose un tiempo de relajo, aunque probablemente hubiera terminado molesto si hubiera hecho equipo con su asistente. Después de la discusión con él italiano, la mansión parecía haberse inundando de un aire totalmente pesado. Pero dentro de ello había recordado una conversación con una dama. “¿Entonces qué te gusta hacer para divertirte o entretenerte?” Una pregunta simple. Casi banal. Y sin embargo, había removido algo. No recordaba la última vez que se permitió relajarse desde que había despertado. Aunque cuando se había decidido por ir, recordó que normalmente solía ir a ese casino con Ryan. Obviamente, no iba a llamarlo. Por eso había traído a Marcos. Aunque, al parecer, su asistente no era bueno para mucho fuera del trabajo. —Recuérdame no jugar contigo en el mismo equipo. Me habrías hecho perder dinero. — Dijo desinteresado, mientras aplastaba el cigarro en el cenicero. Era el tercero de la noche. Tal vez debería dejar de fumar tanto, tal vez. Tomó su vaso y bebió otro sorbo de vodka, antes de posar la mirada sobre el rostro frustrado de Marcos. —¿Conseguiste algo sobre ese chico? El pelinegro tardó unos segundos en reaccionar. Aún parecía procesar la derrota cuando uno de los hombres le alcanzó una carpeta. Kiev la tomó sin miramientos. —Su nombre es Joon y es detective —informó Marcos, aún algo ido. El ceño del ruso se frunció al instante. ¿Un detective? Abrió el archivo. Fotos, informes y conexiones. No le gustaba lo que veía. —¿Y la mujer de la fiesta? —preguntó sin apartar la mirada del documento. Marcos titubeó. —Todavía estoy revisando la lista de invitados. Era una peliblanca, así que probablemente ya demos con su nombre. Él señor Ryan no me dejó acercarme esa vez. Kiev cerró el portafolio, lo dejó sobre la mesa y terminó el vodka de un solo trago. —Vigila a Ryan. En este punto, es en quien menos confío. Marcos asintió con rigidez. Pero aún intentó: —Señor… ¿no cree que sería mejor evitar más peleas? Quizá si hablara con él— La mirada que recibió bastó para que callara de inmediato. —Él eligió su camino. — Dirigió su vista en el vaso. Un destello metálico brilló en su mano: el anillo que Sky le había dado seguía ahí, frío contra su piel. Un símbolo de protección. —Y si se cruza en el mío... — Siguió hablando, su tono se fue apagando. — Destrozare lo mas importante para él. Por un instante, logro visualizar la sangre del italiano en su mano. La imagen no se le había podido sacar de la cabeza y eso le frustraba. Porque muy a pesar en un fondo. Hubiera deseado no tener aquella reunión con él. Sin embargo, todo estaba hecho. Ryan mencionó algo que no debía, aquella comparación había sido un golpe bajo. Y el italiano lo sabia, sabía muy bien la historia de él. Habían sido años de una gran amistad. Y cada uno conocía sus puntos débiles tanto como las fuerte, y Ryan, había tocado algo que no debió. Se incorporó con lentitud, recogiendo el portafolio. —Quédate con eso —señaló las fichas del casino—. Y no olvides liberar mi agenda para reunirme con la señorita Lancaster. Con ello simplemente se marchó.
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