• —He perdido la guerra... y también la batalla.

    —No, espera, así no era. ¿Era algo como "He perdido la guerra, pero no la trinchera"?

    —¿Tampoco era eso? Bah, qué más da.

    || Nunca se enfrenten a tres personajes a la vez. La locura no te da fuerza. (?)
    —He perdido la guerra... y también la batalla. —No, espera, así no era. ¿Era algo como "He perdido la guerra, pero no la trinchera"? —¿Tampoco era eso? Bah, qué más da. || Nunca se enfrenten a tres personajes a la vez. La locura no te da fuerza. (?)
    Me gusta
    Me enjaja
    Me encocora
    Me shockea
    8
    2 turnos 0 maullidos
  • -Fue el inicio de la guerra del santo grial, Robin debía invocar a su servant pero no espero que fuera su hermano quien se manifestó. -

    .... ¡!....

    -No se espero ese zape de su hermano, se quedo sentada en el suelo, mientras Sunday, dejaba a la señorita Nota, para tomar sus cosas e irse, parecía molesto -
    -Fue el inicio de la guerra del santo grial, Robin debía invocar a su servant pero no espero que fuera su hermano quien se manifestó. - .... ¡!.... -No se espero ese zape de su hermano, se quedo sentada en el suelo, mientras Sunday, dejaba a la señorita Nota, para tomar sus cosas e irse, parecía molesto -
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • -Despues de lo ocurrido en Colonipenal, cuando Oti, hizo el ritual de Santo Grial.
    Se acercó a su hermano, le contó todo lo que paso cuando fue elegida como máster en esa guerra del santo grial, como cuando ayudó a sus amigos con su canción a salir de un laberinto, para cuando en otra escena, hecha por la esfera de realidad de Grady.

    Ella fue atrapada y desmantelada en varias partes, sus aliados en dicha guerra se pusieron en marcha para recuperar cada parte y como señorita Nota la ayudo cuando todas las piezas están listas, después caster (Señorita Nota) dejo el equipo.

    Derrotaron a Grady y recuperado a srtha nota, para averiguar la verdad y asi poner fin a los planes de Oti. -

    Y eso paso...

    -Sunday, escuchaba impactado todo lo que su hermana paso. Estaba... En shock. -
    -Despues de lo ocurrido en Colonipenal, cuando Oti, hizo el ritual de Santo Grial. Se acercó a su hermano, le contó todo lo que paso cuando fue elegida como máster en esa guerra del santo grial, como cuando ayudó a sus amigos con su canción a salir de un laberinto, para cuando en otra escena, hecha por la esfera de realidad de Grady. Ella fue atrapada y desmantelada en varias partes, sus aliados en dicha guerra se pusieron en marcha para recuperar cada parte y como señorita Nota la ayudo cuando todas las piezas están listas, después caster (Señorita Nota) dejo el equipo. Derrotaron a Grady y recuperado a srtha nota, para averiguar la verdad y asi poner fin a los planes de Oti. - Y eso paso... -Sunday, escuchaba impactado todo lo que su hermana paso. Estaba... En shock. -
    Me encocora
    Me enjaja
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    El regreso de Ozma

    Dicen que antes de que existiera el apellido Queen… hubo uno que no tenía nombre completo, solo Ozma, solo King. El Rey que miraba a los cielos como suyos.

    Caótico, decían. Ni luz, ni sombra. Era ambas. Y ninguna.

    Su hija, Jenifer… la única que lo entendía. La única que lo amó de verdad. Pero hasta el amor tiene límites, ¿no?

    Porque Ozma empezó a querer más. Más de lo que debía. Más de lo que el mundo podía aguantar.

    Y Jenifer… ella lo vio venir. Lo vio en sus ojos. En sus palabras. En el silencio que dejaba después de hablar.

    Así que lo engañó. Con dulzura, sí. Pero lo engañó.

    Lo llevó a un jardín. No uno cualquiera. Uno tan divino como el Edén, dicen. Un lugar que no existe… pero que existe.

    Y ahí lo selló. Con runas. Con lágrimas. Con todo lo que tenía.

    Ozma no gritó. No se resistió. Solo se dejó caer. Como si supiera que no había otra salida.

    Desde entonces, Jenifer tomó su lugar. Pero no podía ser King. Así que fue Queen. Y como no tenía apellido… ese título se volvió su nombre. Jenifer Queen.

    Pero los sellos… no duran para siempre.

    Miles de años. Miles de malditos años. Y el jardín empezó a romperse. Las runas a temblar. Y Ozma… Ozma se liberó.

    Pero no salió como entró. Gastó casi todo su poder. Y cayó a la Tierra como un niño con ojos que no deberían estar en esa cara. Con marcas que brillan cuando nadie mira.

    No busca venganza, dicen. No quiere guerra. Solo quiere verla. A su hija. A la que lo encerró.

    No para pedir perdón. Porque ese viejo bastardo aún tiene orgullo. Pero sí para entender. Para cerrar algo que nunca debió abrirse.

    Y ahora camina. Con pasos cortos. Con el mundo mirándolo sin saber quién es.

    Pero yo lo sé. Yo lo vi. Yo lo recuerdo.

    Ese niño… ese pequeño bastardo… es Ozma. El que fue King. El que casi lo destruye todo. El que aún puede hacerlo… si lo olvidas.
    El regreso de Ozma Dicen que antes de que existiera el apellido Queen… hubo uno que no tenía nombre completo, solo Ozma, solo King. El Rey que miraba a los cielos como suyos. Caótico, decían. Ni luz, ni sombra. Era ambas. Y ninguna. Su hija, Jenifer… la única que lo entendía. La única que lo amó de verdad. Pero hasta el amor tiene límites, ¿no? Porque Ozma empezó a querer más. Más de lo que debía. Más de lo que el mundo podía aguantar. Y Jenifer… ella lo vio venir. Lo vio en sus ojos. En sus palabras. En el silencio que dejaba después de hablar. Así que lo engañó. Con dulzura, sí. Pero lo engañó. Lo llevó a un jardín. No uno cualquiera. Uno tan divino como el Edén, dicen. Un lugar que no existe… pero que existe. Y ahí lo selló. Con runas. Con lágrimas. Con todo lo que tenía. Ozma no gritó. No se resistió. Solo se dejó caer. Como si supiera que no había otra salida. Desde entonces, Jenifer tomó su lugar. Pero no podía ser King. Así que fue Queen. Y como no tenía apellido… ese título se volvió su nombre. Jenifer Queen. Pero los sellos… no duran para siempre. Miles de años. Miles de malditos años. Y el jardín empezó a romperse. Las runas a temblar. Y Ozma… Ozma se liberó. Pero no salió como entró. Gastó casi todo su poder. Y cayó a la Tierra como un niño con ojos que no deberían estar en esa cara. Con marcas que brillan cuando nadie mira. No busca venganza, dicen. No quiere guerra. Solo quiere verla. A su hija. A la que lo encerró. No para pedir perdón. Porque ese viejo bastardo aún tiene orgullo. Pero sí para entender. Para cerrar algo que nunca debió abrirse. Y ahora camina. Con pasos cortos. Con el mundo mirándolo sin saber quién es. Pero yo lo sé. Yo lo vi. Yo lo recuerdo. Ese niño… ese pequeño bastardo… es Ozma. El que fue King. El que casi lo destruye todo. El que aún puede hacerlo… si lo olvidas.
    Me encocora
    Me gusta
    4
    0 comentarios 0 compartidos
  • El caballero y la sacerdotisa
    Fandom OC
    Categoría Fantasía
    --Toda su vida había vivido para el servicio de los dioses. Desde que nació, una ceguera inexplicable le negó el amor de una madre, el cobijo de una familia, pues creían que era una maldición.

    Fue abandonada a los pies de un inmenso árbol, con los ojos vendados y colgando de su manita, una pequeña piedra blanca de río envuelta con una correa de cuero, con Ansuz grabada en ella.

    Creció de un lugar a otro, hasta que finalmente encontró un hogar definitivo en un Hof abandonado que ella misma acondicionó, atrayendo poco a poco a algunos miembros de las aldeas cercanas que buscaban el consejo de los Dioses.

    Finalmente, con el paso de los años, Astrid se volvió popular entre las comunidades cercanas, hasta que un día, fue llevada -Casi a la fuerza- a las costas para abordar uno de los barcos exploradores hasta que llegó a Britania.

    Astrid no se opuso, pues noches antes, segura estaba, de haber escuchado al mismo padre Odín dirigirle algunas palabras, prometiéndole siempre guiarla en su misión.

    Escuchó al cuervo que desde entonces no la abandonaba y que en sus momentos de mayor necesidad, estaba siempre presente, y aunque Astrid fuese incapaz de ver, podía percibir, que todo lo que le estaba sucediendo, tenía un propósito.

    Una vez hubo llegado a Britania, le fue construida una pequeña choza donde Astrid se dedicaba a predicar la palabra de Odín a los niños y mujeres que eran llevadas como botín tras algunos saqueos e “incursiones” a los llamados fuertes de piedra.

    Pero… una tarde todo cambió. Cuando la lluvia de la tarde comenzó a caer, fuerte, agitando los techos de paja y madera hasta que de pronto, el calor y el olor a quemado llenaron el ambiente.

    Las mujeres gritando por ayuda y el grito de guerra de algunos hombres se mezclaron con el fuerte ruido de la tormenta cayendo sobre ellos, perturbaron a Astrid que en un intento por ayudar, salió del Hof para correr alrededor.

    Un fuerte agarre la tomó del brazo y la arrastró fuera del campo de batalla —¡Quédate aquí! —Le gritó un hombre, a quien no pudo identificar. Astrid, incapaz de reconocer el terreno, caminó a tientas entre los arbustos y los árboles, cayendo en cuenta que se había adentrado en el bosque. Los gritos y el sonar de las espadas al estrellarse unas con otras se fue apagando, hasta que finalmente tuvo que aceptar que se había perdido en un país y un lugar totalmente desconocido para ella.-
    --Toda su vida había vivido para el servicio de los dioses. Desde que nació, una ceguera inexplicable le negó el amor de una madre, el cobijo de una familia, pues creían que era una maldición. Fue abandonada a los pies de un inmenso árbol, con los ojos vendados y colgando de su manita, una pequeña piedra blanca de río envuelta con una correa de cuero, con Ansuz grabada en ella. Creció de un lugar a otro, hasta que finalmente encontró un hogar definitivo en un Hof abandonado que ella misma acondicionó, atrayendo poco a poco a algunos miembros de las aldeas cercanas que buscaban el consejo de los Dioses. Finalmente, con el paso de los años, Astrid se volvió popular entre las comunidades cercanas, hasta que un día, fue llevada -Casi a la fuerza- a las costas para abordar uno de los barcos exploradores hasta que llegó a Britania. Astrid no se opuso, pues noches antes, segura estaba, de haber escuchado al mismo padre Odín dirigirle algunas palabras, prometiéndole siempre guiarla en su misión. Escuchó al cuervo que desde entonces no la abandonaba y que en sus momentos de mayor necesidad, estaba siempre presente, y aunque Astrid fuese incapaz de ver, podía percibir, que todo lo que le estaba sucediendo, tenía un propósito. Una vez hubo llegado a Britania, le fue construida una pequeña choza donde Astrid se dedicaba a predicar la palabra de Odín a los niños y mujeres que eran llevadas como botín tras algunos saqueos e “incursiones” a los llamados fuertes de piedra. Pero… una tarde todo cambió. Cuando la lluvia de la tarde comenzó a caer, fuerte, agitando los techos de paja y madera hasta que de pronto, el calor y el olor a quemado llenaron el ambiente. Las mujeres gritando por ayuda y el grito de guerra de algunos hombres se mezclaron con el fuerte ruido de la tormenta cayendo sobre ellos, perturbaron a Astrid que en un intento por ayudar, salió del Hof para correr alrededor. Un fuerte agarre la tomó del brazo y la arrastró fuera del campo de batalla —¡Quédate aquí! —Le gritó un hombre, a quien no pudo identificar. Astrid, incapaz de reconocer el terreno, caminó a tientas entre los arbustos y los árboles, cayendo en cuenta que se había adentrado en el bosque. Los gritos y el sonar de las espadas al estrellarse unas con otras se fue apagando, hasta que finalmente tuvo que aceptar que se había perdido en un país y un lugar totalmente desconocido para ella.-
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me gusta
    Me encocora
    4
    27 turnos 0 maullidos
  • El aire en la azotea era más frío que abajo, casi cortante. Me apoyé contra la barandilla, con el vaso de vino entre las manos, y dejé que el viento enredara mi cabello mientras miraba la ciudad extendiéndose frente a mí.

    Desde allí arriba todo parecía… más pequeño. Las luces de los coches eran hilos que serpenteaban entre calles, los edificios parecían piezas de un tablero. Todo en orden. Como si la guerra nunca hubiera existido.

    Doy un sorbo lento.
    Apoyo ella copa en el borde de la barandilla y cierro los ojos un instante. El silencio es distinto aquí: sin gente, sin motores, solo el sonido lejano de la ciudad respirando bajo mis pies.

    Dejo escapar un suspiro y apoyo los codos en el borde. Si saltara, nadie lo notaría hasta mañana. La idea no me asusta, tampoco me atrae. Solo… está ahí. Como muchas otras que nunca digo en voz alta.

    Un sonido detrás de mí me hace girar apenas la cabeza. Pasos sobre la grava de la azotea. No hago nada. No hablo. Me limito a quedarme quieta, la vista fija en el horizonte iluminado, mientras doy otro sorbo a la copa de vino.
    El aire en la azotea era más frío que abajo, casi cortante. Me apoyé contra la barandilla, con el vaso de vino entre las manos, y dejé que el viento enredara mi cabello mientras miraba la ciudad extendiéndose frente a mí. Desde allí arriba todo parecía… más pequeño. Las luces de los coches eran hilos que serpenteaban entre calles, los edificios parecían piezas de un tablero. Todo en orden. Como si la guerra nunca hubiera existido. Doy un sorbo lento. Apoyo ella copa en el borde de la barandilla y cierro los ojos un instante. El silencio es distinto aquí: sin gente, sin motores, solo el sonido lejano de la ciudad respirando bajo mis pies. Dejo escapar un suspiro y apoyo los codos en el borde. Si saltara, nadie lo notaría hasta mañana. La idea no me asusta, tampoco me atrae. Solo… está ahí. Como muchas otras que nunca digo en voz alta. Un sonido detrás de mí me hace girar apenas la cabeza. Pasos sobre la grava de la azotea. No hago nada. No hablo. Me limito a quedarme quieta, la vista fija en el horizonte iluminado, mientras doy otro sorbo a la copa de vino.
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • 10 a 10 líneas por Año
    Fandom
    MokushiroNoYokishi/NNT
    Búsqueda de
    Partner
    Estado
    Disponible
    Se busca personaje principal de Mokushiro No Yonokishi, uno de los cuatro jinetes Apocalipsis

    Lancelot x Oc
    Caballero de la Guerra

    > Cariño y amor
    > Con trama o si ella
    > Compromiso y amor
    Se busca personaje principal de Mokushiro No Yonokishi, uno de los cuatro jinetes Apocalipsis Lancelot x Oc Caballero de la Guerra > Cariño y amor > Con trama o si ella > Compromiso y amor
    0 comentarios 1 compartido
  • Los seres humanos tenemos la capacidad de adaptarnos para superar las dificultades, y sobrevivir, aún en los terrenos más hostiles...
    Mi maestro me enseñó que vale más la pena construir ciudades a las faldas del Vesubio, bailar al borde del alcantilado o sobre una cuerda encima del vacío... Porque el riesgo siempre implica sentirse realmente vivo. Las heridas siempre son valiosas porque ahí está presente con furor esa fuerza vital que nos impulsa a seguir vivos, la voluntad de poder...
    He escuchado que se necesitan compañeros. Y afortunadamente los tengo, en medio del campo de batalla. No hay vínculo más fuerte entre hombres que aquel forjado en la guerra, ni gloria más grande que vivir, pelear y morir por la gloria de Roma. Es lo que escuché decir a un antiguo general romano. Y tiene razón. En medio del infierno de la guerra las cosas surgen genuinamente. Y tuve la fortuna de ser capitán del escuadrón "Punta de flecha", donde, junto a mis valerosos compañeros, partimos en aquella misión especial de reconocimiento para atravesar el territorio controlado por la Legión.
    Lo mencioné al principio, los humanos podemos sobrevivir... Y aún con todo en contra, con recursos limitados y armas inferiores, atravesamos ese territorio y sobrevivimos esa misión, sólo para descubrir que la humanidad aún sobrevivía...
    Los seres humanos tenemos la capacidad de adaptarnos para superar las dificultades, y sobrevivir, aún en los terrenos más hostiles... Mi maestro me enseñó que vale más la pena construir ciudades a las faldas del Vesubio, bailar al borde del alcantilado o sobre una cuerda encima del vacío... Porque el riesgo siempre implica sentirse realmente vivo. Las heridas siempre son valiosas porque ahí está presente con furor esa fuerza vital que nos impulsa a seguir vivos, la voluntad de poder... He escuchado que se necesitan compañeros. Y afortunadamente los tengo, en medio del campo de batalla. No hay vínculo más fuerte entre hombres que aquel forjado en la guerra, ni gloria más grande que vivir, pelear y morir por la gloria de Roma. Es lo que escuché decir a un antiguo general romano. Y tiene razón. En medio del infierno de la guerra las cosas surgen genuinamente. Y tuve la fortuna de ser capitán del escuadrón "Punta de flecha", donde, junto a mis valerosos compañeros, partimos en aquella misión especial de reconocimiento para atravesar el territorio controlado por la Legión. Lo mencioné al principio, los humanos podemos sobrevivir... Y aún con todo en contra, con recursos limitados y armas inferiores, atravesamos ese territorio y sobrevivimos esa misión, sólo para descubrir que la humanidad aún sobrevivía...
    Me encocora
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • - "Esta noche te declaro la guerra angelito"

    Leo Mornigstar
    - "Esta noche te declaro la guerra angelito" [tempest_cyan_elephant_253]
    16 turnos 0 maullidos
  • Es raro, pero odio dormir sola, despues de pasar por la guerra, odio el silencio que queda en toda la casa, ¿traumas? Probablemente, pero es lo que hay.
    Es raro, pero odio dormir sola, despues de pasar por la guerra, odio el silencio que queda en toda la casa, ¿traumas? Probablemente, pero es lo que hay.
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos
Ver más resultados
Patrocinados