• "Jugada Final"
    Mensaje no entregado.
    Uno. Otro. Y otro más.
    El teléfono temblaba entre sus dedos, no por una notificación… sino por las palabras que jamás llegarían.
    “Come back”, escribió por última vez, aunque sabía que del otro lado no había nadie. O peor aún, que sí había… pero ya no quería responder.

    En el mismo cuarto, un tablero de ajedrez se bañaba en rojo.

    No era pintura. No era vino. Era la memoria coagulada de una traición disfrazada de amor.

    Él había dicho: “Vamos a jugar limpio esta vez.”
    Pero ella sabía que en el amor, como en el ajedrez, la reina es la más poderosa…
    Y también la más sacrificable.

    Una pelea. Un error. Una confesión tardía.
    La partida terminó cuando los sentimientos dejaron de ser fichas y comenzaron a doler como cuchillas. Y cuando las piezas cayeron, lo hicieron con la fuerza de una historia que ya no podía sostenerse.

    Ahora, el silencio respondía los mensajes.
    Y el tablero, sangrante, era un altar.

    ¿Quién fue el que se fue? ¿Quién traicionó a quién?
    ¿Fue una guerra de orgullo? ¿Una muerte literal?
    ¿Una jugada demasiado perfecta… o demasiado cruel?
    "Jugada Final" Mensaje no entregado. Uno. Otro. Y otro más. El teléfono temblaba entre sus dedos, no por una notificación… sino por las palabras que jamás llegarían. “Come back”, escribió por última vez, aunque sabía que del otro lado no había nadie. O peor aún, que sí había… pero ya no quería responder. En el mismo cuarto, un tablero de ajedrez se bañaba en rojo. No era pintura. No era vino. Era la memoria coagulada de una traición disfrazada de amor. Él había dicho: “Vamos a jugar limpio esta vez.” Pero ella sabía que en el amor, como en el ajedrez, la reina es la más poderosa… Y también la más sacrificable. Una pelea. Un error. Una confesión tardía. La partida terminó cuando los sentimientos dejaron de ser fichas y comenzaron a doler como cuchillas. Y cuando las piezas cayeron, lo hicieron con la fuerza de una historia que ya no podía sostenerse. Ahora, el silencio respondía los mensajes. Y el tablero, sangrante, era un altar. ¿Quién fue el que se fue? ¿Quién traicionó a quién? ¿Fue una guerra de orgullo? ¿Una muerte literal? ¿Una jugada demasiado perfecta… o demasiado cruel?
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  • ℛ𝑜𝒷𝒾𝓃 🎵 ante aviso, no hay engaño ni error
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    | Tengo que reescribir mi ficha, viéndola ahora noto ciertos errores en la redacción y también, porque desarrolle más a Jean estos meses

    Igualmente, la edición que pienso hacerle no afectará a ninguna de las tramas que llevo ahora.
    | Tengo que reescribir mi ficha, viéndola ahora noto ciertos errores en la redacción y también, porque desarrolle más a Jean estos meses 🙉 Igualmente, la edición que pienso hacerle no afectará a ninguna de las tramas que llevo ahora.
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  • No recuerdo cuándo fue la primera. Quizá fue aquella vez en el bosque de Breval, cuando aún creía que un escudo bastaba para detenerlo todo. O tal vez antes, cuando aún tenía casa y madre, y el miedo era solo una palabra, no una marca.
    Las cicatrices no duelen, al menos no las viejas, pero algunas arden cuando pienso demasiado.

    Cuando me quito la ropa y las luces de la mañana me tocan la espalda, entonces las siento respirar. Como si no fueran mías del todo, como si pertenecieran a todos los que ya no están.
    Cada una tiene una historia, algunas breves, un corte por error, una caída, un entrenamiento torpe. Pero hay otras que no quiero recordar, las que no me hice con espada en mano, sino con el alma en silencio. Las que no cerraron con medicina, sino con el tiempo o con rabia.

    La mayoría no entiende que este cuerpo está más remendado que construido. Que hay zonas que ya no sienten y hay noches en que despierto tocándome el pecho, buscando si alguna se ha abierto otra vez.
    No recuerdo cuándo fue la primera. Quizá fue aquella vez en el bosque de Breval, cuando aún creía que un escudo bastaba para detenerlo todo. O tal vez antes, cuando aún tenía casa y madre, y el miedo era solo una palabra, no una marca. Las cicatrices no duelen, al menos no las viejas, pero algunas arden cuando pienso demasiado. Cuando me quito la ropa y las luces de la mañana me tocan la espalda, entonces las siento respirar. Como si no fueran mías del todo, como si pertenecieran a todos los que ya no están. Cada una tiene una historia, algunas breves, un corte por error, una caída, un entrenamiento torpe. Pero hay otras que no quiero recordar, las que no me hice con espada en mano, sino con el alma en silencio. Las que no cerraron con medicina, sino con el tiempo o con rabia. La mayoría no entiende que este cuerpo está más remendado que construido. Que hay zonas que ya no sienten y hay noches en que despierto tocándome el pecho, buscando si alguna se ha abierto otra vez.
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  • Ella vio un mundo mejor. Ella vio un mundo en que la magia blanca triunfaba sobre la oscuridad y las sombras. Ella vio la llegada de tres brujas, emblema y estandarte de la magia buena y pura... Tres brujas poderosas que serian capaces de desterrar las sombras y la magia oscura.

    Quiero confiar en su visión. Debo confiar en su visión... Es todo lo que tengo ahora. A pesar del miedo, a pesar del terror de los años que me han tocado vivir, debo creer que el mundo que vio mi madre es real. Aunque trescientos años nos separen de ese futuro, debo creer que ella tenía razón...

    Aunque cuesta creer que la magia blanca sobrevivirá si aun hemos de pasar nuestros días escondidas, proscritas... No a todas se nos da bien escapar de los cazadores de brujas...
    Ella vio un mundo mejor. Ella vio un mundo en que la magia blanca triunfaba sobre la oscuridad y las sombras. Ella vio la llegada de tres brujas, emblema y estandarte de la magia buena y pura... Tres brujas poderosas que serian capaces de desterrar las sombras y la magia oscura. Quiero confiar en su visión. Debo confiar en su visión... Es todo lo que tengo ahora. A pesar del miedo, a pesar del terror de los años que me han tocado vivir, debo creer que el mundo que vio mi madre es real. Aunque trescientos años nos separen de ese futuro, debo creer que ella tenía razón... Aunque cuesta creer que la magia blanca sobrevivirá si aun hemos de pasar nuestros días escondidas, proscritas... No a todas se nos da bien escapar de los cazadores de brujas...
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  • “Tinta y Mentiras”
    Estaba recostada en su cama, el ventilador girando perezoso sobre su cabeza, mientras la luz filtrada de la tarde caía sobre su cuerpo como si lo adorara. Tomó su teléfono, lo apuntó al espejo, y con un click congeló su reflejo: mirada felina, delineado afilado, cabello como una tormenta sin domar, y el tatuaje en su hombro izquierdo aún fresco, con el nombre de alguien que ya no debía recordar.

    —"Bonito error... el número trece" —murmuró para sí misma con una sonrisa torcida.

    Vivía sola en un departamento con paredes rayadas por grafitis y poesía. No creía en las reglas, ni en las promesas. Pero esa noche tenía una cita no escrita, un encuentro que venía gestándose hace días con ese tipo misterioso de chaqueta de cuero que le dejó un diseño en su bandeja de entrada junto a un mensaje críptico: “Solo tú puedes tatuarme esto.”

    Encendió una vela, se puso su cadenita de seguridad con una llave rota en la punta, y sacó su kit de agujas. El corazón le latía más fuerte de lo que admitía.

    —“Si viene, va a llevarse más que tinta bajo la piel…” —dijo mientras observaba su reflejo una vez más, sabiendo que la próxima historia no se escribiría con palabras, sino con marcas, susurros, y miradas peligrosas.
    “Tinta y Mentiras” Estaba recostada en su cama, el ventilador girando perezoso sobre su cabeza, mientras la luz filtrada de la tarde caía sobre su cuerpo como si lo adorara. Tomó su teléfono, lo apuntó al espejo, y con un click congeló su reflejo: mirada felina, delineado afilado, cabello como una tormenta sin domar, y el tatuaje en su hombro izquierdo aún fresco, con el nombre de alguien que ya no debía recordar. —"Bonito error... el número trece" —murmuró para sí misma con una sonrisa torcida. Vivía sola en un departamento con paredes rayadas por grafitis y poesía. No creía en las reglas, ni en las promesas. Pero esa noche tenía una cita no escrita, un encuentro que venía gestándose hace días con ese tipo misterioso de chaqueta de cuero que le dejó un diseño en su bandeja de entrada junto a un mensaje críptico: “Solo tú puedes tatuarme esto.” Encendió una vela, se puso su cadenita de seguridad con una llave rota en la punta, y sacó su kit de agujas. El corazón le latía más fuerte de lo que admitía. —“Si viene, va a llevarse más que tinta bajo la piel…” —dijo mientras observaba su reflejo una vez más, sabiendo que la próxima historia no se escribiría con palabras, sino con marcas, susurros, y miradas peligrosas.
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  • 𝑨𝒍 𝒂𝒎𝒑𝒂𝒓𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒕𝒓𝒆𝒔 𝒎𝒐𝒏𝒕𝒂𝒏̃𝒂𝒔
    Fandom ACOTAR, Fantasyverse
    Categoría Otros
    Subir aquella puta montaña fue lo que convirtió a Nesta, a las Valkyrias en lo que eran, unas guerreras tan poderosas como cualquier Ilyrio sobredimensionado.

    Aquella noche Nesta tomó la cajita de música que Cassian le había regalado, aquella melodía le encantaba, le transportaba a un momento en el que el mundo se desvanecía y solo estaba ella y la música, solo ella y la música del silencio.

    Nesta Archeron había sido tan cabezota de subir y bajar las interminables escaleras que llevaban a la Casa del Viento, había subido la puta montaña, había decapitado a un rey y había dominado uno de los Tesoros del Terror, había evitado que la muerte se llevase a su hermana, su sobrino y su cuñado, sin duda no había nada que Nesta Archeron no pudiera conseguir, y aquella noche se le había metido algo en la cabeza.

    Salió de la Casa del Viento en dirección a un lago, un lago que resultaba que desde la perspectiva de aquellos que lo visitaban, se podían ver los tres picos de las tres montañas a la perfección, un lago de aguas tan hermosas que reflejaban cual espejo el cielo de Velaris.

    Había conseguido ropa de baile, un maillot de mangas largas y translucidas, y una falda que llegaba a las rodillas, aquella falda también era translucida. había elegido el negro para el maillot, y el lavanda para la falda, a conjunto los zapatos de baile, los cuales disponían de un leve tacón, también eran de color negro y tenían un adorno, una flor de color lavanda en el broche de estos. Sin duda, Nesta Archeron, tenía estilo hasta para comprar ropa de entrenamiento.

    Cuando llegó al lago, tras largos minutos caminando, dejó la cajita en el suelo, le dio cuerda y abrió la tapa de aquella cajita musical.

    Cuando las primeras notas musicales se deslizaron por el aire y envolvieron a Nesta, esta hizo un elegante movimiento con la mano que indicaba que la danza comenzaría.

    Así, a la luz del reflejo de las estrellas y al amparo de las tres montañas, Nesta no era más que un elegante cisne negro mostrando su hermoso y brillante plumaje.
    Subir aquella puta montaña fue lo que convirtió a Nesta, a las Valkyrias en lo que eran, unas guerreras tan poderosas como cualquier Ilyrio sobredimensionado. Aquella noche Nesta tomó la cajita de música que Cassian le había regalado, aquella melodía le encantaba, le transportaba a un momento en el que el mundo se desvanecía y solo estaba ella y la música, solo ella y la música del silencio. Nesta Archeron había sido tan cabezota de subir y bajar las interminables escaleras que llevaban a la Casa del Viento, había subido la puta montaña, había decapitado a un rey y había dominado uno de los Tesoros del Terror, había evitado que la muerte se llevase a su hermana, su sobrino y su cuñado, sin duda no había nada que Nesta Archeron no pudiera conseguir, y aquella noche se le había metido algo en la cabeza. Salió de la Casa del Viento en dirección a un lago, un lago que resultaba que desde la perspectiva de aquellos que lo visitaban, se podían ver los tres picos de las tres montañas a la perfección, un lago de aguas tan hermosas que reflejaban cual espejo el cielo de Velaris. Había conseguido ropa de baile, un maillot de mangas largas y translucidas, y una falda que llegaba a las rodillas, aquella falda también era translucida. había elegido el negro para el maillot, y el lavanda para la falda, a conjunto los zapatos de baile, los cuales disponían de un leve tacón, también eran de color negro y tenían un adorno, una flor de color lavanda en el broche de estos. Sin duda, Nesta Archeron, tenía estilo hasta para comprar ropa de entrenamiento. Cuando llegó al lago, tras largos minutos caminando, dejó la cajita en el suelo, le dio cuerda y abrió la tapa de aquella cajita musical. Cuando las primeras notas musicales se deslizaron por el aire y envolvieron a Nesta, esta hizo un elegante movimiento con la mano que indicaba que la danza comenzaría. Así, a la luz del reflejo de las estrellas y al amparo de las tres montañas, Nesta no era más que un elegante cisne negro mostrando su hermoso y brillante plumaje.
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  • ¡Estoy lista para recibirles en la cafetería! ¿Que por que me ausente? Es una larga historia, todo empezo con un pequeño error en el hechizo para hacer levitar a alguien... ahora me busca la policía. (?)
    ¡Estoy lista para recibirles en la cafetería! ¿Que por que me ausente? Es una larga historia, todo empezo con un pequeño error en el hechizo para hacer levitar a alguien... ahora me busca la policía. (?)
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    ISHTAR BATTLE: “El Dios de la Danza vs La Bestia de la Tierra”

    Shiva (Record of Ragnarok) vs Yujiro Hanma (Baki)

    Escenario: El Anillo de los Mil Golpes
    Un coliseo flotante entre dimensiones, donde el suelo es de obsidiana que resuena con cada paso y las paredes están cubiertas con grabados de los más grandes guerreros de la historia. Un espacio creado para que la batalla no tenga límites… ni reglas.

    Inicio del Combate
    Shiva, el dios hindú de la destrucción, camina con cuatro brazos en sincronía perfecta, su cuerpo danzando con energía cósmica, el tercer ojo brillando con poder divino. Cada paso irradia una amenaza apocalíptica.

    Yujiro Hanma, el hombre más fuerte del mundo, aparece con su aura demoníaca, su espalda mostrando la cara del demonio, y una sonrisa confiada. “¿Un dios? No me impresiona. Yo soy el terror de la Tierra.”

    Choque y Habilidades
    Shiva (Record of Ragnarok)
    〷 Velocidad divina: Capaz de moverse y atacar más rápido que los ojos humanos pueden seguir.

    〷 Rudra Tandava: Su danza de destrucción, que lo hace casi imposible de predecir.

    〷 Cuatro brazos: Le permiten atacar, bloquear y contraatacar sin interrupción.

    〷 Resistencia sobrehumana: Puede pelear durante horas en calor extremo sin perder ritmo.

    〷 Fuego cósmico: Su cuerpo genera calor destructivo a medida que se intensifica el combate.

    〷 Ventaja: Técnica, resistencia divina, velocidad y ataques múltiples simultáneos.

    Yujiro Hanma (Baki)
    ❊ Fuerza inhumana: Capaz de detener terremotos con un puñetazo, matar elefantes con una bofetada.

    ❊ Reflejos monstruosos: Puede esquivar balas y relámpagos con pura anticipación y percepción.

    ❊ Control absoluto del cuerpo: Cada músculo funciona a nivel perfecto, lo que lo vuelve impredecible.

    ❊ Dominio marcial: Conoce todos los estilos de combate conocidos por la humanidad.

    ❊ Aura demoníaca: Solo su presencia intimida incluso a bestias y soldados entrenados.

    ❊ Ventaja: Pura fuerza bruta, instinto asesino, experiencia extrema y resistencia animal.

    Clímax del Combate
    Shiva lanza una secuencia de golpes en todas direcciones con su danza Tandava, cada uno incendiando el aire. Yujiro responde con un puñetazo directo que rompe la barrera sónica. El choque sacude el coliseo.

    Shiva aumenta la temperatura a niveles solares. Yujiro sonríe, sudando por primera vez, y contraataca con una técnica de presión arterial que detiene momentáneamente el flujo de sangre del dios.

    Shiva abre su tercer ojo, desatando su verdadero poder. Yujiro responde activando al 100% su forma demoníaca. El resultado es una explosión que fractura la realidad temporal del coliseo.

    Resultado Final:
    ⚔️ ISHTAR BATTLE: “El Dios de la Danza vs La Bestia de la Tierra” Shiva (Record of Ragnarok) vs Yujiro Hanma (Baki) 🏞️ Escenario: El Anillo de los Mil Golpes Un coliseo flotante entre dimensiones, donde el suelo es de obsidiana que resuena con cada paso y las paredes están cubiertas con grabados de los más grandes guerreros de la historia. Un espacio creado para que la batalla no tenga límites… ni reglas. ⚡ Inicio del Combate Shiva, el dios hindú de la destrucción, camina con cuatro brazos en sincronía perfecta, su cuerpo danzando con energía cósmica, el tercer ojo brillando con poder divino. Cada paso irradia una amenaza apocalíptica. Yujiro Hanma, el hombre más fuerte del mundo, aparece con su aura demoníaca, su espalda mostrando la cara del demonio, y una sonrisa confiada. “¿Un dios? No me impresiona. Yo soy el terror de la Tierra.” 💢 Choque y Habilidades 🔱 Shiva (Record of Ragnarok) 〷 Velocidad divina: Capaz de moverse y atacar más rápido que los ojos humanos pueden seguir. 〷 Rudra Tandava: Su danza de destrucción, que lo hace casi imposible de predecir. 〷 Cuatro brazos: Le permiten atacar, bloquear y contraatacar sin interrupción. 〷 Resistencia sobrehumana: Puede pelear durante horas en calor extremo sin perder ritmo. 〷 Fuego cósmico: Su cuerpo genera calor destructivo a medida que se intensifica el combate. 〷 Ventaja: Técnica, resistencia divina, velocidad y ataques múltiples simultáneos. 🦍 Yujiro Hanma (Baki) ❊ Fuerza inhumana: Capaz de detener terremotos con un puñetazo, matar elefantes con una bofetada. ❊ Reflejos monstruosos: Puede esquivar balas y relámpagos con pura anticipación y percepción. ❊ Control absoluto del cuerpo: Cada músculo funciona a nivel perfecto, lo que lo vuelve impredecible. ❊ Dominio marcial: Conoce todos los estilos de combate conocidos por la humanidad. ❊ Aura demoníaca: Solo su presencia intimida incluso a bestias y soldados entrenados. ❊ Ventaja: Pura fuerza bruta, instinto asesino, experiencia extrema y resistencia animal. 🔥 Clímax del Combate Shiva lanza una secuencia de golpes en todas direcciones con su danza Tandava, cada uno incendiando el aire. Yujiro responde con un puñetazo directo que rompe la barrera sónica. El choque sacude el coliseo. Shiva aumenta la temperatura a niveles solares. Yujiro sonríe, sudando por primera vez, y contraataca con una técnica de presión arterial que detiene momentáneamente el flujo de sangre del dios. Shiva abre su tercer ojo, desatando su verdadero poder. Yujiro responde activando al 100% su forma demoníaca. El resultado es una explosión que fractura la realidad temporal del coliseo. 🏆 Resultado Final:
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  • El Eco del Maltrato
    Fandom OC
    Categoría Drama
    Hisoka supervisaba la cocina, dando indicaciones a los sirvientes sobre la comida del día. Todo transcurría con normalidad, hasta que, de pronto, sintió un dolor agudo en los ojos. Se llevó una mano al ojo izquierdo y bajó ligeramente la cabeza, con la mirada perdida.

    —¿Se encuentra bien, Hisoka-san? —preguntó una cocinera, observándolo con preocupación.

    El hombre se recompuso con rapidez, se enderezó y le dirigió una sonrisa tranquila, aunque fingida.

    ❝Sólo estoy cansado. No se preocupe❞

    Luego se dio media vuelta y se alejó de la cocina. Acababa de ver, a través de los ojos del joven heredero, cómo el señor lo golpeaba sin piedad. Probablemente lo castigaba por algún error cometido.

    Recorrió con nerviosismo los pasillos del palacio hasta llegar a la habitación del príncipe o la princesa. Justo entonces, se cruzó con la imponente figura de su señor Daimyo, quien salía del cuarto con expresión severa y los ojos abiertos de par en par, reflejando furia. Lo miró de reojo, haciendo que la piel de Hisoka se erizara. No deseaba meterse en problemas, pero el Daimyo se alejó en silencio, otorgándole así permiso implícito para intervenir.

    Esperó a que su señor se alejara lo suficiente antes de entrar sin causar disturbios. Al hacerlo, vio a lo lejos al joven acorralado en una esquina de la habitación, temblando, cubierto de lágrimas. Tenía los brazos cruzados sobre la cabeza, como preparándose para otro golpe. Sus mejillas y brazos estaban llenos de moretones, claramente provocados por la fuerte mano del Daimyo.

    ❝Joven [Maestro/Señorita]...❞

    Murmuró Hisoka, dando un paso al frente, impactado por el estado en que lo había dejado su propio padre.

    ❝... Venga. Permítame...❞

    Se acercó con cautela, mirándolo a los ojos con preocupación. Luego se arrodilló frente a él o ella, sentándose despacio, y extendió su mano derecha, esperando una respuesta o al menos el permiso para ayudarle a levantarse.
    Hisoka supervisaba la cocina, dando indicaciones a los sirvientes sobre la comida del día. Todo transcurría con normalidad, hasta que, de pronto, sintió un dolor agudo en los ojos. Se llevó una mano al ojo izquierdo y bajó ligeramente la cabeza, con la mirada perdida. —¿Se encuentra bien, Hisoka-san? —preguntó una cocinera, observándolo con preocupación. El hombre se recompuso con rapidez, se enderezó y le dirigió una sonrisa tranquila, aunque fingida. ❝Sólo estoy cansado. No se preocupe❞ Luego se dio media vuelta y se alejó de la cocina. Acababa de ver, a través de los ojos del joven heredero, cómo el señor lo golpeaba sin piedad. Probablemente lo castigaba por algún error cometido. Recorrió con nerviosismo los pasillos del palacio hasta llegar a la habitación del príncipe o la princesa. Justo entonces, se cruzó con la imponente figura de su señor Daimyo, quien salía del cuarto con expresión severa y los ojos abiertos de par en par, reflejando furia. Lo miró de reojo, haciendo que la piel de Hisoka se erizara. No deseaba meterse en problemas, pero el Daimyo se alejó en silencio, otorgándole así permiso implícito para intervenir. Esperó a que su señor se alejara lo suficiente antes de entrar sin causar disturbios. Al hacerlo, vio a lo lejos al joven acorralado en una esquina de la habitación, temblando, cubierto de lágrimas. Tenía los brazos cruzados sobre la cabeza, como preparándose para otro golpe. Sus mejillas y brazos estaban llenos de moretones, claramente provocados por la fuerte mano del Daimyo. ❝Joven [Maestro/Señorita]...❞ Murmuró Hisoka, dando un paso al frente, impactado por el estado en que lo había dejado su propio padre. ❝... Venga. Permítame...❞ Se acercó con cautela, mirándolo a los ojos con preocupación. Luego se arrodilló frente a él o ella, sentándose despacio, y extendió su mano derecha, esperando una respuesta o al menos el permiso para ayudarle a levantarse.
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    Individual
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