• Si su anterior "yo" le viera ahora, seguramente reclamaría por todo lo que hizo y hasta donde terminó cayendo para ser un simple demonio más, debía admitir que la idea era cruel, pero era consciente de sus errores, suspirando y negando.

    —Ya no se puede modificar el pasado...
    Si su anterior "yo" le viera ahora, seguramente reclamaría por todo lo que hizo y hasta donde terminó cayendo para ser un simple demonio más, debía admitir que la idea era cruel, pero era consciente de sus errores, suspirando y negando. —Ya no se puede modificar el pasado...
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  • Bueno... Creo que empezamos un poco con el pie izquierdo este día. Mi hijito cometió un pequeño error en Builders Brothers Pizzeria, así que Elliot me puso a trabajar un poco allí... Supongo que un poco de dinero extra está bien, ¿o no? (tengo sueño).
    Bueno... Creo que empezamos un poco con el pie izquierdo este día. Mi hijito cometió un pequeño error en Builders Brothers Pizzeria, así que Elliot me puso a trabajar un poco allí... Supongo que un poco de dinero extra está bien, ¿o no? (tengo sueño).
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Frase del día, dedicada a Melinoë

    No eres un error, Melinoë. Eres la respuesta que aún no saben que están pidiendo. Que tu compasión no te haga dudar de tu poder… y que tu poder no te haga olvidar tu compasión.

    Frase del día, dedicada a [Mel_Infra] No eres un error, Melinoë. Eres la respuesta que aún no saben que están pidiendo. Que tu compasión no te haga dudar de tu poder… y que tu poder no te haga olvidar tu compasión.
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  • El cabron me hizo ver películas de terror ahora se queda a dormir conmigo para acompañarme Bobby
    El cabron me hizo ver películas de terror ahora se queda a dormir conmigo para acompañarme [zephyr_blue_koala_874]
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  • "Mal necesario".

    Se siente sucio hasta decirlo, al menos, si no has sido podrido todavía por los modos de este mundo.

    ¿En qué clase de mundo podría ser «necesario» algo malo? ¿Qué clase de profesor enseña con el pesar, con la penuria, con el sufrimiento? Como un poema que se escribe con sangre sobre la carne al rojo vivo.

    Preguntas retórica, nada más. Todos saben que no hay aprendizaje sin dolor, y no hay dolor sin motivo. Así es como son las cosas.

    Quiero creer que este pobre diablo logró aprenderlo en sus últimos momentos. Se supone que es mi trabajo, ¿sabes? Sin embargo, ni siquiera yo sé cuando el dolor es necesario. Y cuando lo es, no sé «cuánto» lo es.

    Prueba y error, sencillamente. Se me pasó la mano otra vez. Honestas equivocaciones, ¿no le pasa a cualquiera?
    "Mal necesario". Se siente sucio hasta decirlo, al menos, si no has sido podrido todavía por los modos de este mundo. ¿En qué clase de mundo podría ser «necesario» algo malo? ¿Qué clase de profesor enseña con el pesar, con la penuria, con el sufrimiento? Como un poema que se escribe con sangre sobre la carne al rojo vivo. Preguntas retórica, nada más. Todos saben que no hay aprendizaje sin dolor, y no hay dolor sin motivo. Así es como son las cosas. Quiero creer que este pobre diablo logró aprenderlo en sus últimos momentos. Se supone que es mi trabajo, ¿sabes? Sin embargo, ni siquiera yo sé cuando el dolor es necesario. Y cuando lo es, no sé «cuánto» lo es. Prueba y error, sencillamente. Se me pasó la mano otra vez. Honestas equivocaciones, ¿no le pasa a cualquiera?
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  • Lo bueno es que tendré segura das oportunidades para no cometer errores del mi pasado.
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  • —Uno de los muchos recuerdos de Ozen, nunca pronunciado en voz alta.


    El chico yacía al borde de un claro, envuelto en ramas húmedas, quieto como si pudiera engañar al Abismo fingiendo ser parte de él.

    Lo encontré por el olor.
    No a sangre, sino a desesperación, ese hedor particular de quien aún respira pero ya ha dejado de vivir.

    Me acerqué sin sonido, no necesitaba anunciarme, los que han visto lo suficiente saben cuándo estoy cerca.
    El aire cambia.
    El entorno se aprieta.
    El mundo contiene el aliento.

    Me vio y sus ojos se abrieron como si la muerte tuviera rostro y ese rostro fuese el mío.

    No dije nada al principio, solo lo miré, a veces eso basta.

    Pero él habló, claro que lo hizo.

    —“¿Ozen…? Por favor… me atacó una... no sé qué era… no pude... perdí a los demás…”— Dijo con una voz débil y desesperada.

    Excusas.
    Listados de errores.
    Súplicas envueltas en relato.

    —¿Y quieres vivir después de eso? — Mi voz fue suave, demasiado suave, como una hoja cayendo sobre una herida abierta.

    Él tragó saliva. No entendía la pregunta. Buscaba consuelo. Creía que porque yo lo había encontrado, debía significar algo.

    —“Sí… por favor…” — Su voz parecía temblorosa... O aterrada.

    Me arrodillé a su lado. No por cercanía, por cálculo.

    Le aparté la venda improvisada del brazo. La herida era leve, la infección, peor, pero no terminal.

    — Esto no te matará. — Le devolví la venda, más sucia que antes. — Puedes caminar. El dolor no te va a arrancar las piernas. —

    Me quedé en silencio. Y eso fue lo peor para él.

    Quería palabras, necesitaba un veredicto, un motivo para odiarse o salvarse. Yo no se lo di.

    Porque el Abismo no te enseña con explicaciones. Te vacía, te pela capa por capa, hasta que o eres piedra… o eres nada.

    Me puse de pie. Él no.

    — Si sigues aquí cuando vuelva, te daré lo que estás buscando. — Dije antes de darle la espalda.

    No aclaré si me refería a ayuda…
    …o a un entierro.
    —Uno de los muchos recuerdos de Ozen, nunca pronunciado en voz alta. El chico yacía al borde de un claro, envuelto en ramas húmedas, quieto como si pudiera engañar al Abismo fingiendo ser parte de él. Lo encontré por el olor. No a sangre, sino a desesperación, ese hedor particular de quien aún respira pero ya ha dejado de vivir. Me acerqué sin sonido, no necesitaba anunciarme, los que han visto lo suficiente saben cuándo estoy cerca. El aire cambia. El entorno se aprieta. El mundo contiene el aliento. Me vio y sus ojos se abrieron como si la muerte tuviera rostro y ese rostro fuese el mío. No dije nada al principio, solo lo miré, a veces eso basta. Pero él habló, claro que lo hizo. —“¿Ozen…? Por favor… me atacó una... no sé qué era… no pude... perdí a los demás…”— Dijo con una voz débil y desesperada. Excusas. Listados de errores. Súplicas envueltas en relato. —¿Y quieres vivir después de eso? — Mi voz fue suave, demasiado suave, como una hoja cayendo sobre una herida abierta. Él tragó saliva. No entendía la pregunta. Buscaba consuelo. Creía que porque yo lo había encontrado, debía significar algo. —“Sí… por favor…” — Su voz parecía temblorosa... O aterrada. Me arrodillé a su lado. No por cercanía, por cálculo. Le aparté la venda improvisada del brazo. La herida era leve, la infección, peor, pero no terminal. — Esto no te matará. — Le devolví la venda, más sucia que antes. — Puedes caminar. El dolor no te va a arrancar las piernas. — Me quedé en silencio. Y eso fue lo peor para él. Quería palabras, necesitaba un veredicto, un motivo para odiarse o salvarse. Yo no se lo di. Porque el Abismo no te enseña con explicaciones. Te vacía, te pela capa por capa, hasta que o eres piedra… o eres nada. Me puse de pie. Él no. — Si sigues aquí cuando vuelva, te daré lo que estás buscando. — Dije antes de darle la espalda. No aclaré si me refería a ayuda… …o a un entierro.
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  • —¡Adivinen, adivinen~! ¿Que día es hoy, hmmh? —pausa dramática. Sus tentáculos dejan lo que estaban haciendo y voltean hacia ella— ¡El día que el universo cometió su mejor error! . . . —abraza a Lanky como si fuera un peluche— ¡Ajaaaá! ¡Hoy es el cumpleaños de su sacerdotisa eldritch de confianza~! —se aclara la garganta— O sea, ¡Yo! —señala sus propias mejillas con ambos dedos índices. Sus tentáculos aplauden solos— Jmmmm... Ahora el dilema es, ¿Que debería hacer para celebrar que soy la favorita del abismo, a veeer~?

    Golpea suavemente su barbilla, pensativa. Se inclina hacia adelante, con sus ojos brillando como estrellas en crisis existencial.

    —Debería... ¿Abrir un nuevo portal en el templo, hmm? —Bloop, otro tentáculo, asiente con entusiasmo— ¿O quizáaas... debería reescribir las leyes de la física para que los pasteles nunca se terminen? . . . Jmmm... ¡Ah! ¡Ya se! ¿Y si invoco algunos fantasmitas nuevos? Podrían ser adorables... o no —se encoge de hombros— ¿... O tal vez debería dejar que mi roomie cósmica salga a robar almas? —su propia sombra detrás de ella se estira como si estuviera interesada— Eh... no, mejor no... —niega con la cabeza— . . . ¡YA SE! —salta emocionada— Que tal si... ¡¿Pongo un nuevo stand en la calle para intentar convencer a nuevas almitas de unirse a mi culto?! Hmmm, si, eso parece una mejor idea~
    —¡Adivinen, adivinen~! ¿Que día es hoy, hmmh? —pausa dramática. Sus tentáculos dejan lo que estaban haciendo y voltean hacia ella— ¡El día que el universo cometió su mejor error! . . . —abraza a Lanky como si fuera un peluche— ¡Ajaaaá! ¡Hoy es el cumpleaños de su sacerdotisa eldritch de confianza~! —se aclara la garganta— O sea, ¡Yo! —señala sus propias mejillas con ambos dedos índices. Sus tentáculos aplauden solos— Jmmmm... Ahora el dilema es, ¿Que debería hacer para celebrar que soy la favorita del abismo, a veeer~? Golpea suavemente su barbilla, pensativa. Se inclina hacia adelante, con sus ojos brillando como estrellas en crisis existencial. —Debería... ¿Abrir un nuevo portal en el templo, hmm? —Bloop, otro tentáculo, asiente con entusiasmo— ¿O quizáaas... debería reescribir las leyes de la física para que los pasteles nunca se terminen? . . . Jmmm... ¡Ah! ¡Ya se! ¿Y si invoco algunos fantasmitas nuevos? Podrían ser adorables... o no —se encoge de hombros— ¿... O tal vez debería dejar que mi roomie cósmica salga a robar almas? —su propia sombra detrás de ella se estira como si estuviera interesada— Eh... no, mejor no... —niega con la cabeza— . . . ¡YA SE! —salta emocionada— Que tal si... ¡¿Pongo un nuevo stand en la calle para intentar convencer a nuevas almitas de unirse a mi culto?! Hmmm, si, eso parece una mejor idea~
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  • La gente comete errores y hace cosas terribles. Tenemos que dejar que mejoren, devolverles la luz. Si no, ¿qué sentido tiene intentar salvar a todos?.
    La gente comete errores y hace cosas terribles. Tenemos que dejar que mejoren, devolverles la luz. Si no, ¿qué sentido tiene intentar salvar a todos?.
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  • #misiondiarialunes #desafiodivino.

    𓆩ꨄ𓆪Nacida de un tropiezo, nombrada por un río.

    Dicen que las deidades no cometen errores, que su andar es perfecto, divino. Pero incluso los dioses tropiezan.

    Fue Hebe, la eterna doncella, quien en un gesto tan humano como divino, se deslizó al borde de la Fuente del Olvido. Su pie descalzo tocó primero el agua de Lethe, y luego —por un capricho del destino o del alma— rozó la corriente clara del río Eunoë, el agua del recuerdo puro.

    Aquel instante selló algo imposible: Hebe, diosa de la juventud, dejó atrás su aspecto de doncella al absorber memorias que no le pertenecían. Maduró, cambió. Y de ese enlace entre olvido y recuerdo, entre error y sacrificio, nació una niebla.

    No una hija de carne, sino de esencia. No una voz, sino un susurro. Eunoë.

    No fue reclamada por ningún dios, ni por la tierra ni por el cielo, pero el Reino de los Sueños la aceptó. Porque ella no pesa ni hiere. Ella consuela. Su forma de neblina plateada se enreda en los rincones de las almas que no pueden más, que necesitan una última caricia de esperanza antes de rendirse al abismo del descanso.

    Fue Morfeo quien la vio llegar, flotando entre los velos del sueño profundo. “¿Qué criatura eres tú, que hueles a recuerdo y olvido a la vez?”, preguntó. Eunoë no respondió de inmediato; no con palabras, al menos. Sus ojos brillaban con luz líquida, y sus dedos eran vapor que aliviaba.

    Desde entonces, Morfeo y ella han compartido silencios, fragmentos de duda, y ocasionales discusiones sobre la naturaleza del sueño. Él, sombra cansada y sabia, rara vez duerme. Ella, espíritu naciente, vela por los que sí lo hacen. “Maestro,” suele decirle con ternura burlona, “usted da sueños, pero no se concede ni uno.” Él sonríe. A veces.

    Y así, ella sigue danzando. No busca ser recordada, pero recuerda. No promete eternidad, pero concede alivio. Donde el mundo duele, allí va. Donde una diosa duerme por fin —como Atropos—, allí canta. Donde el Maestro reposa, ella flota cerca, sin perturbar, sin tocar.

    Nacida de un error.
    Criada por el susurro de aguas sagradas.
    Eunoë, la que recuerda.
    Eunoë, la que repara.
    #misiondiarialunes #desafiodivino. 𓆩ꨄ𓆪Nacida de un tropiezo, nombrada por un río. Dicen que las deidades no cometen errores, que su andar es perfecto, divino. Pero incluso los dioses tropiezan. Fue Hebe, la eterna doncella, quien en un gesto tan humano como divino, se deslizó al borde de la Fuente del Olvido. Su pie descalzo tocó primero el agua de Lethe, y luego —por un capricho del destino o del alma— rozó la corriente clara del río Eunoë, el agua del recuerdo puro. Aquel instante selló algo imposible: Hebe, diosa de la juventud, dejó atrás su aspecto de doncella al absorber memorias que no le pertenecían. Maduró, cambió. Y de ese enlace entre olvido y recuerdo, entre error y sacrificio, nació una niebla. No una hija de carne, sino de esencia. No una voz, sino un susurro. Eunoë. No fue reclamada por ningún dios, ni por la tierra ni por el cielo, pero el Reino de los Sueños la aceptó. Porque ella no pesa ni hiere. Ella consuela. Su forma de neblina plateada se enreda en los rincones de las almas que no pueden más, que necesitan una última caricia de esperanza antes de rendirse al abismo del descanso. Fue Morfeo quien la vio llegar, flotando entre los velos del sueño profundo. “¿Qué criatura eres tú, que hueles a recuerdo y olvido a la vez?”, preguntó. Eunoë no respondió de inmediato; no con palabras, al menos. Sus ojos brillaban con luz líquida, y sus dedos eran vapor que aliviaba. Desde entonces, Morfeo y ella han compartido silencios, fragmentos de duda, y ocasionales discusiones sobre la naturaleza del sueño. Él, sombra cansada y sabia, rara vez duerme. Ella, espíritu naciente, vela por los que sí lo hacen. “Maestro,” suele decirle con ternura burlona, “usted da sueños, pero no se concede ni uno.” Él sonríe. A veces. Y así, ella sigue danzando. No busca ser recordada, pero recuerda. No promete eternidad, pero concede alivio. Donde el mundo duele, allí va. Donde una diosa duerme por fin —como Atropos—, allí canta. Donde el Maestro reposa, ella flota cerca, sin perturbar, sin tocar. Nacida de un error. Criada por el susurro de aguas sagradas. Eunoë, la que recuerda. Eunoë, la que repara.
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