No pasó una buena noche. En los años que pasó en el infierno posterior a su muerte (e incluso en vida los últimos años de vida gracias al alcohol), había logrado olvidar por completo los terrores que debió vivir en la segunda guerra mundial.
Sin embargo, con la llegada de Alessio y la discusión con Angel, los recuerdos volvieron a su mente atormentandolo incluso dormido.

Incluso esa mañana antes de despertar, aún consumido en las pesadillas, su cuerpo tembló y se contrajo.
Su mente reproduciendole los recuerdos en los campos de concentración. Los maltratos, la extorsión, las torturas, el hambre, el sueño... El dolor.
Su mente le producía con perfecta claridad y sumo de detalles todo lo que había tenido que sufrir aquellos años encerrado y aislado en aquel lugar. Cuántas veces consideró el suicidio como método de escape pero resignandose a soportar solo por la única persona que amaba.
Aún siendo temprano en la mañana, cuando en sus recuerdos recordó demasiadas manos sobre él, se levantó de un sobresalto.

Sentado en la cama, se encontró con el pelaje húmedo por la transpiración y las lágrimas que, sin percatarse, se habían escapado de sus ojos.
Miró una de sus manos, manos demoníacas recordándole que estaba en el infierno, que temblaba de forma casi descontrolada como todo su cuerpo. Jadeaba, sintiendo la falta de aire en sus pulmones en lo que parecía un ataque de pánico.
En un intento por calmarse, con sus orejas abajo, abrazó sus propias piernas cubriéndose con sus alas también. Incluso su propia cola se enrolló en sus pies
No pasó una buena noche. En los años que pasó en el infierno posterior a su muerte (e incluso en vida los últimos años de vida gracias al alcohol), había logrado olvidar por completo los terrores que debió vivir en la segunda guerra mundial. Sin embargo, con la llegada de Alessio y la discusión con Angel, los recuerdos volvieron a su mente atormentandolo incluso dormido. Incluso esa mañana antes de despertar, aún consumido en las pesadillas, su cuerpo tembló y se contrajo. Su mente reproduciendole los recuerdos en los campos de concentración. Los maltratos, la extorsión, las torturas, el hambre, el sueño... El dolor. Su mente le producía con perfecta claridad y sumo de detalles todo lo que había tenido que sufrir aquellos años encerrado y aislado en aquel lugar. Cuántas veces consideró el suicidio como método de escape pero resignandose a soportar solo por la única persona que amaba. Aún siendo temprano en la mañana, cuando en sus recuerdos recordó demasiadas manos sobre él, se levantó de un sobresalto. Sentado en la cama, se encontró con el pelaje húmedo por la transpiración y las lágrimas que, sin percatarse, se habían escapado de sus ojos. Miró una de sus manos, manos demoníacas recordándole que estaba en el infierno, que temblaba de forma casi descontrolada como todo su cuerpo. Jadeaba, sintiendo la falta de aire en sus pulmones en lo que parecía un ataque de pánico. En un intento por calmarse, con sus orejas abajo, abrazó sus propias piernas cubriéndose con sus alas también. Incluso su propia cola se enrolló en sus pies
Me entristece
3
17 turnos 0 maullidos
Patrocinados
Patrocinados