• Aún quiero creer que habitas en algún rincón del tiempo...Porque sí, aún te amo...con esa forma rota de amar que no espera retorno, pero se aferra al vacío.

    Y sin embargo, lo sé, No vas a volver, No esta vez, No en esta vida.

    Así que me refugiaré en mis conjuros, en la magia que no sana pero distrae. Hechizaré el silencio, para que no grite tu nombre. Encantaré el dolor, para que no me arrastre hacia ti.

    Y si alguna vez el universo se apiada, que sea en un ritual donde no duela recordarte.
    Aún quiero creer que habitas en algún rincón del tiempo...Porque sí, aún te amo...con esa forma rota de amar que no espera retorno, pero se aferra al vacío. Y sin embargo, lo sé, No vas a volver, No esta vez, No en esta vida. Así que me refugiaré en mis conjuros, en la magia que no sana pero distrae. Hechizaré el silencio, para que no grite tu nombre. Encantaré el dolor, para que no me arrastre hacia ti. Y si alguna vez el universo se apiada, que sea en un ritual donde no duela recordarte.
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  • 𝑁𝑜 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜 𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟 𝑎 𝑒𝑠𝑐𝑢𝑐ℎ𝑎𝑟 𝑡𝑢 𝑣𝑜𝑧. 𝑁𝑜 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜 𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟 𝑎 𝑣𝑒𝑟𝑡𝑒
    Fandom Harry Potter
    Categoría Acción
    𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝓙𝑒𝑠𝑠 𝓦𝑖𝑙𝑙𝑜𝑤𝑠

    Hubiera querido llorar. Hubiera querido poder gritar, hacerla entender, rogarle, abrazarla, ponerse de rodillas y suplicarle, hubiera bebido litros y litros de veritaserum, hubiera hecho lo que fuera para no perderla.
    Haber matado a un hombre, haber destrozado el Ministerio de Gran Bretaña, haber sido traicionado por Barnabas, perder su trabajo, ser encarcelado, la suerte que quisiera depararle el Wizengamot… Todo aquello le daba igual, nada era tan importante para él como Jessica, estaba dispuesto a perderlo todo, sabía lo que arriesgaba entrando en el plan de aquel hombre, pero no podia soportar esa mirada que pretendía ser fría, pero que había aprendido a leer tan bien durante aquel tiempo que podia ver todo el dolor, la traición, y el daño que él mismo le había causado a través de su muro helado.

    Jessica no le había convertido en un hombre nuevo. No. Ella había sido la primera y la única que había sabido ver quien era realmente él, le había enseñado un mundo, su mundo, uno feliz junto a ella y como vivirlo. Había reído a carcajadas, había derribado barreras internas, había crecido personal y profesionalmente.
    Y ahora sin ella a su lado había caído en un pozo, en un vacío del que no podia salir.

    Aún podia rememorar con escalofriante detalle las palabras de Jessica aquel terrible día en que ella había descubierto todo, "[...] 𝑁𝑜 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜 𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟 𝑎 𝑒𝑠𝑐𝑢𝑐ℎ𝑎𝑟 𝑡𝑢 𝑣𝑜𝑧. 𝑁𝑜 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜 𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟 𝑎 𝑣𝑒𝑟𝑡𝑒 [...] 𝑌𝑜 𝑦𝑎 𝑛𝑜 𝑠𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑛𝑎𝑑𝑎 𝑝𝑜𝑟 𝑡𝑖."
    Todo lo que había ocurrido después de aquello estaba borroso en su mente, era un barullo de voces, y presencias mientras él era desarmado y maniatado por Jessica.
    Le habían trasladado a las celdas de MACUSA desde donde esperaba el juicio que decidiría su suerte. Desde allí recordaba, rememoraba. Casi siempre se decantaba por los últimos momentos, por aquellos que le habían llevado allí, porque entrarse en aquellos momentos de su relación en los que habían sido felices, dolía mucho más.

    Había preguntado por ella, esperaba poder verla, aún, aunque fuera una necedad, esperaba que pasadas aquellas semanas Jessica hubiera recapacitado, hubiera visto algo de verdad en sus palabras, en su mirada. Pero jamás nadie le dio una respuesta, y ella jamás había bajado a aquellas lúgubres celdas a visitarlo.

    Los días, largos en aquella pequeña celda, se convierten en semanas, y las semanas en meses.
    Casi cuando está a punto de cumplirse su segundo mes allí, la cita con el tribunal mágico es celebrada.
    Sabía que aquella vez sí, volvería a ver a Jessica, y esa expectativa junto con la esperanza de que aquello acabara de una vez por todas, era su mayor motivación en esos momentos.
    El elegante Marcus Byrne hace su aparición en la sala del tribunal con un aspecto mucho más desmejorado, sus rizos despeinados, una suave sombra de barba en su rostro, con una apariencia más delgada, los hombros hundidos por el desánimo, y unos ojos tristes que habían perdido su brillo y que solo buscaban los de la auror que había sido llamada como testigo.

    Las declaraciones de todos los testigos son dilapidarías. Sabía que no tenía mucho que hacer, o más bien dicho nada. No era esperanza en una sentencia favorable lo que vibraba en su pecho, era el miedo que da el saber que tu futuro está en manos de otras personas, que ya no eres dueño de tu vida.

    La sentencia había sido dura y clara, pero su abogado, las vidas salvadas de aquellos niños y su colaboración sobre Barnabas le habían librado de un destino mucho más aciago que el que se le había impuesto.
    Sabía que no iba a recuperar su placa de auror, aquella que le habían arrebatado antes de encerrarlo, sabía que su nombre iría marcado para siempre con aquella terrible mancha. Que no podría dedicarse a lo que había nacido para ser, sabía que aunque no le habían impuesto esa condena, el Marcus Byrne que había sido hasta ese momento había muerto.
    Sabía todo aquello, sabía que ahora debería aprender a vivir como otra persona diferente, que había sido repudiado, expulsado, deshonrado y desterrado. Sabía todo aquello, pero…

    Esa era su última oportunidad, la última vez que podría intentarlo. No la buscaría, no iría tras ella, no la iba a molestar más, no llenaría su vida de dolor, la dejaría ir, desaparecería del mundo, pero tenía que intentarlo, una sola vez más.
    Así por primera vez después de su largo testimonio, cuando ella pasa por su lado, sus labios se despegan, y con voz algo temblorosa, pronuncia su nombre, pero es como un susurro en el viento frente a un paisaje desierto. Se pierde ascendiendo hacia los altos tejados de la sala mientras él sin obtener respuesta ve desaparecer a Jessica por la puerta.

    UN AÑO DESPUES

    Valdora está anclado en las montañas laurentinas de Quebec, aislado del mundo, rodeado de pinos y niebla perpetua.
    Las leyendas cuentan que el pueblo mágico de Valdora, fue fundado en 1674 por magos franco-canadienses que huyendo de la persecución en Europa, siguieron las increíbles luces de la aurora hasta el punto donde estas se encontraban con el suelo, en un bosque de pinos bendecido y protegido por espíritus guardianes de la naturaleza.
    Como rezan los cuentos, aquel pueblo es el lugar donde los terrenal y lo sobrenatural conviven en armonía.

    En aquel emplazamiento idílico y aislado era donde Marcus Byrne había intentado reconstruir su vida.
    Había llegado allí buscando dejar atrás su pasado, tanto física como mentalmente. La primera parte del plan era sencilla, el problema radicaba en la segunda.
    Se había presentado como Connor, dejando atrás su nombre de pila, y nadie conocía su apellido. Tenía una modesta casita y trabajaba en la única taberna del pueblo.

    Ya no era el auror elegante y orgulloso que había sido. Ahora era un camarero, al que nadie había visto sonreír, era un hombre serio y reservado, pero también un vecino tranquilo y amable con todo el mundo, que jamás había provocado o estado involucrado en un solo problema.
    En tan solo un año había conseguido formar parte de la vida y comunidad de aquel pequeño pueblo, sin llegar a exponerse demasiado pero ganándose la confianza de sus parroquianos.

    Marcus… Connor, a pesar de no ser su vocación, era un buen dueño de la barra, conocía a su público, sus horas, gustos y rutinas, aplaudía sus chistes, preguntaba por la familia y el trabajo, y esperaba con interés la respuesta. Él controlaba todo cuanto ocurría entre aquellas paredes, de esa forma cualquier cosa inusual era fácilmente reconocible para él.

    Pero si había algo que jamás hubiera esperado, no allí, no en los confines del mundo, no con él limpiando una jarra de hidromiel de espaldas a la puerta, no fuera de sus sueños, era el volver a escuchar aquella voz, que ella se dirigiera a él de forma directa, que ni si quiera le reconociera, y por supuesto no se esperaba el tener el valor como para girarse y enfrentarla, como para volver a mirarla a los ojos cuando hace un año era todo lo que le había pedido al universo, pero ya no era el mismo hombre que hacía un año.

    — En este pueblo no ocurre nada tan interesante como para llamar la atención de un auror, señorita.


    [𝑓𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟: Hope Mikaelson ]
    𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎 [FIGHTERAUR0R] Hubiera querido llorar. Hubiera querido poder gritar, hacerla entender, rogarle, abrazarla, ponerse de rodillas y suplicarle, hubiera bebido litros y litros de veritaserum, hubiera hecho lo que fuera para no perderla. Haber matado a un hombre, haber destrozado el Ministerio de Gran Bretaña, haber sido traicionado por Barnabas, perder su trabajo, ser encarcelado, la suerte que quisiera depararle el Wizengamot… Todo aquello le daba igual, nada era tan importante para él como Jessica, estaba dispuesto a perderlo todo, sabía lo que arriesgaba entrando en el plan de aquel hombre, pero no podia soportar esa mirada que pretendía ser fría, pero que había aprendido a leer tan bien durante aquel tiempo que podia ver todo el dolor, la traición, y el daño que él mismo le había causado a través de su muro helado. Jessica no le había convertido en un hombre nuevo. No. Ella había sido la primera y la única que había sabido ver quien era realmente él, le había enseñado un mundo, su mundo, uno feliz junto a ella y como vivirlo. Había reído a carcajadas, había derribado barreras internas, había crecido personal y profesionalmente. Y ahora sin ella a su lado había caído en un pozo, en un vacío del que no podia salir. Aún podia rememorar con escalofriante detalle las palabras de Jessica aquel terrible día en que ella había descubierto todo, "[...] 𝑁𝑜 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜 𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟 𝑎 𝑒𝑠𝑐𝑢𝑐ℎ𝑎𝑟 𝑡𝑢 𝑣𝑜𝑧. 𝑁𝑜 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜 𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟 𝑎 𝑣𝑒𝑟𝑡𝑒 [...] 𝑌𝑜 𝑦𝑎 𝑛𝑜 𝑠𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑛𝑎𝑑𝑎 𝑝𝑜𝑟 𝑡𝑖." Todo lo que había ocurrido después de aquello estaba borroso en su mente, era un barullo de voces, y presencias mientras él era desarmado y maniatado por Jessica. Le habían trasladado a las celdas de MACUSA desde donde esperaba el juicio que decidiría su suerte. Desde allí recordaba, rememoraba. Casi siempre se decantaba por los últimos momentos, por aquellos que le habían llevado allí, porque entrarse en aquellos momentos de su relación en los que habían sido felices, dolía mucho más. Había preguntado por ella, esperaba poder verla, aún, aunque fuera una necedad, esperaba que pasadas aquellas semanas Jessica hubiera recapacitado, hubiera visto algo de verdad en sus palabras, en su mirada. Pero jamás nadie le dio una respuesta, y ella jamás había bajado a aquellas lúgubres celdas a visitarlo. Los días, largos en aquella pequeña celda, se convierten en semanas, y las semanas en meses. Casi cuando está a punto de cumplirse su segundo mes allí, la cita con el tribunal mágico es celebrada. Sabía que aquella vez sí, volvería a ver a Jessica, y esa expectativa junto con la esperanza de que aquello acabara de una vez por todas, era su mayor motivación en esos momentos. El elegante Marcus Byrne hace su aparición en la sala del tribunal con un aspecto mucho más desmejorado, sus rizos despeinados, una suave sombra de barba en su rostro, con una apariencia más delgada, los hombros hundidos por el desánimo, y unos ojos tristes que habían perdido su brillo y que solo buscaban los de la auror que había sido llamada como testigo. Las declaraciones de todos los testigos son dilapidarías. Sabía que no tenía mucho que hacer, o más bien dicho nada. No era esperanza en una sentencia favorable lo que vibraba en su pecho, era el miedo que da el saber que tu futuro está en manos de otras personas, que ya no eres dueño de tu vida. La sentencia había sido dura y clara, pero su abogado, las vidas salvadas de aquellos niños y su colaboración sobre Barnabas le habían librado de un destino mucho más aciago que el que se le había impuesto. Sabía que no iba a recuperar su placa de auror, aquella que le habían arrebatado antes de encerrarlo, sabía que su nombre iría marcado para siempre con aquella terrible mancha. Que no podría dedicarse a lo que había nacido para ser, sabía que aunque no le habían impuesto esa condena, el Marcus Byrne que había sido hasta ese momento había muerto. Sabía todo aquello, sabía que ahora debería aprender a vivir como otra persona diferente, que había sido repudiado, expulsado, deshonrado y desterrado. Sabía todo aquello, pero… Esa era su última oportunidad, la última vez que podría intentarlo. No la buscaría, no iría tras ella, no la iba a molestar más, no llenaría su vida de dolor, la dejaría ir, desaparecería del mundo, pero tenía que intentarlo, una sola vez más. Así por primera vez después de su largo testimonio, cuando ella pasa por su lado, sus labios se despegan, y con voz algo temblorosa, pronuncia su nombre, pero es como un susurro en el viento frente a un paisaje desierto. Se pierde ascendiendo hacia los altos tejados de la sala mientras él sin obtener respuesta ve desaparecer a Jessica por la puerta. UN AÑO DESPUES Valdora está anclado en las montañas laurentinas de Quebec, aislado del mundo, rodeado de pinos y niebla perpetua. Las leyendas cuentan que el pueblo mágico de Valdora, fue fundado en 1674 por magos franco-canadienses que huyendo de la persecución en Europa, siguieron las increíbles luces de la aurora hasta el punto donde estas se encontraban con el suelo, en un bosque de pinos bendecido y protegido por espíritus guardianes de la naturaleza. Como rezan los cuentos, aquel pueblo es el lugar donde los terrenal y lo sobrenatural conviven en armonía. En aquel emplazamiento idílico y aislado era donde Marcus Byrne había intentado reconstruir su vida. Había llegado allí buscando dejar atrás su pasado, tanto física como mentalmente. La primera parte del plan era sencilla, el problema radicaba en la segunda. Se había presentado como Connor, dejando atrás su nombre de pila, y nadie conocía su apellido. Tenía una modesta casita y trabajaba en la única taberna del pueblo. Ya no era el auror elegante y orgulloso que había sido. Ahora era un camarero, al que nadie había visto sonreír, era un hombre serio y reservado, pero también un vecino tranquilo y amable con todo el mundo, que jamás había provocado o estado involucrado en un solo problema. En tan solo un año había conseguido formar parte de la vida y comunidad de aquel pequeño pueblo, sin llegar a exponerse demasiado pero ganándose la confianza de sus parroquianos. Marcus… Connor, a pesar de no ser su vocación, era un buen dueño de la barra, conocía a su público, sus horas, gustos y rutinas, aplaudía sus chistes, preguntaba por la familia y el trabajo, y esperaba con interés la respuesta. Él controlaba todo cuanto ocurría entre aquellas paredes, de esa forma cualquier cosa inusual era fácilmente reconocible para él. Pero si había algo que jamás hubiera esperado, no allí, no en los confines del mundo, no con él limpiando una jarra de hidromiel de espaldas a la puerta, no fuera de sus sueños, era el volver a escuchar aquella voz, que ella se dirigiera a él de forma directa, que ni si quiera le reconociera, y por supuesto no se esperaba el tener el valor como para girarse y enfrentarla, como para volver a mirarla a los ojos cuando hace un año era todo lo que le había pedido al universo, pero ya no era el mismo hombre que hacía un año. — En este pueblo no ocurre nada tan interesante como para llamar la atención de un auror, señorita. [𝑓𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟: [thetribrid] ]
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  • Se llamaba Kent Jarvin. Era absoluta carroña.
    Un hombre cuya mera presencia pudría el aire. Rondaba el orfanato como los buitres rondan los cuerpos, convencido de que su poder sobre los más débiles lo hacía intocable. A nadie le importan los huérfanos pensaba. Y tenía razón, la ciudad emanaba tanta podredumbre que esas almas no tenían ningún valor.

    Lili lo había visto.
    Él también a ella.
    Y en su ignorancia, creyó que era una niña más, una nueva huérfana con ropajes roídos que jugaba con los pequeños en el patio. Nunca comprendió que sus ojos no jugaban: observaban, esperaban.

    Aquella noche, el cazador se convirtió en presa.

    Lili se apartó del grupo, fingiendo un juego en soledad. Kent la siguió, creyendo haber encontrado la ocasión perfecta. Su sombra se alargaba tras ella, como la de un depredador que ya saborea la carne.

    Cuando estiró la mano, apareció de las sombras.
    Ororon .

    Sus ojos ardían de rabia y desdicha, sus sombras del pasado lo habían convertido en pura tempestad. Sus manos se tiñeron de electricidad al ver semejante alimaña, y el aire se quebró con chispas de furia. Lili, con una sonrisa helada, solo susurró:

    —Que sea lento.

    Y él obedeció.
    La magia de Ororon se desató, no como justicia, sino como tormenta. Cada rayo era un grito contenido, cada descarga un recuerdo de dolor. Kent se retorcía bajo la furia eléctrica, y con cada espasmo la multitud de sombras que habitaban en Lili se agitaban, expectantes.

    Cuando por fin el cuerpo estuvo al borde del final, los ojos del miserable se elevaron al cielo. Una chispa de arrepentimiento, una súplica de clemencia. Esperaba que los dioses, compasivos, lo arrancaran del tormento.

    Pero entonces, la sombra de Lili se alzó.
    Oscureció la última luz que quedaba en sus pupilas, apagando el brillo que buscaba el perdón. El titán de tinieblas habló con su voz infinita:

    —No hallarás paz en la muerte.
    —Solo sombras.

    Y con esas palabras, el rastro de Kent Jarvin desapareció.
    Ni siquiera los dioses recordaron su nombre.

    https://youtu.be/2cXDgFwE13g?si=WdBMcSUyy2KUxalU
    Se llamaba Kent Jarvin. Era absoluta carroña. Un hombre cuya mera presencia pudría el aire. Rondaba el orfanato como los buitres rondan los cuerpos, convencido de que su poder sobre los más débiles lo hacía intocable. A nadie le importan los huérfanos pensaba. Y tenía razón, la ciudad emanaba tanta podredumbre que esas almas no tenían ningún valor. Lili lo había visto. Él también a ella. Y en su ignorancia, creyó que era una niña más, una nueva huérfana con ropajes roídos que jugaba con los pequeños en el patio. Nunca comprendió que sus ojos no jugaban: observaban, esperaban. Aquella noche, el cazador se convirtió en presa. Lili se apartó del grupo, fingiendo un juego en soledad. Kent la siguió, creyendo haber encontrado la ocasión perfecta. Su sombra se alargaba tras ella, como la de un depredador que ya saborea la carne. Cuando estiró la mano, apareció de las sombras. [specter_olive_hare_981]. Sus ojos ardían de rabia y desdicha, sus sombras del pasado lo habían convertido en pura tempestad. Sus manos se tiñeron de electricidad al ver semejante alimaña, y el aire se quebró con chispas de furia. Lili, con una sonrisa helada, solo susurró: —Que sea lento. Y él obedeció. La magia de Ororon se desató, no como justicia, sino como tormenta. Cada rayo era un grito contenido, cada descarga un recuerdo de dolor. Kent se retorcía bajo la furia eléctrica, y con cada espasmo la multitud de sombras que habitaban en Lili se agitaban, expectantes. Cuando por fin el cuerpo estuvo al borde del final, los ojos del miserable se elevaron al cielo. Una chispa de arrepentimiento, una súplica de clemencia. Esperaba que los dioses, compasivos, lo arrancaran del tormento. Pero entonces, la sombra de Lili se alzó. Oscureció la última luz que quedaba en sus pupilas, apagando el brillo que buscaba el perdón. El titán de tinieblas habló con su voz infinita: —No hallarás paz en la muerte. —Solo sombras. Y con esas palabras, el rastro de Kent Jarvin desapareció. Ni siquiera los dioses recordaron su nombre. https://youtu.be/2cXDgFwE13g?si=WdBMcSUyy2KUxalU
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Choque de Titanes:

    Garou Cósmico vs Vegeta Ultra Ego

    Escenario
    La pelea se desarrolla en un planeta desolado, situado en el límite de una galaxia moribunda. El cielo está rasgado por agujeros negros y supernovas estallando sin cesar, mientras los continentes flotan en pedazos como restos de un banquete cósmico. Cada paso de los combatientes hace temblar los cimientos de la realidad, y la misma dimensión parece incapaz de contenerlos.

    El Choque
    Cuando Garou Cósmico aparece, su cuerpo parece un reflejo vivo del universo: constelaciones recorren su piel, agujeros negros giran en sus ojos, y cada movimiento suyo imita las leyes cósmicas. Su aura es infinita, como si llevara en sí el poder del multiverso entero.

    Al otro extremo, Vegeta Ultra Ego hace su entrada con una sonrisa desafiante. Su ki púrpura arde como un incendio divino, desgarrando el espacio y devorando la energía que lo rodea. Cada herida que recibe aumenta su poder, y su sed de batalla es insaciable.

    Cuando sus miradas se cruzan, el universo guarda silencio. Luego, el choque comienza con un estruendo que hace explotar sistemas estelares cercanos.

    Habilidades

    ♛ Garou Cósmico ♛

    ✡ Imitación Absoluta: copia cualquier técnica que vea, adaptándola instantáneamente a un nivel superior.
    ✡ Fuerza Cósmica: manipula las fuerzas del universo (gravedad, radiación, antimateria) para usarlas como armas.
    ✡ Resistencia Infinita: su cuerpo se adapta a cada golpe, evolucionando en tiempo real.
    ✡ Golpes Estelares: cada ataque suyo tiene el peso de una supernova.

    ♛ Vegeta Ultra Ego ♛

    ♠ Ultra Ego: mientras más daño recibe, más poderoso se vuelve, con un crecimiento exponencial.
    ♠ Instinto del Guerrero: anticipa y responde con precisión mortal a cada ataque.
    ♠ Destrucción Hakai: puede borrar materia y energía de la existencia misma.
    ♠ Explosión Final Púrpura: libera su ki destructivo en una onda expansiva capaz de borrar planetas enteros.

    Clímax

    El combate se intensifica.
    ✺ Garou copia técnicas saiyajin en segundos, lanzando ataques similares a un Big Bang Attack pero con energía cósmica que arranca estrellas de sus órbitas.

    ✺ Vegeta, riendo entre heridas y sangre, se alimenta del dolor y contraataca con golpes devastadores que hacen colapsar la corteza del planeta bajo sus pies.

    El universo mismo empieza a fragmentarse. Agujeros de gusano se abren en el campo de batalla, absorbiendo luz y materia, mientras ambos guerreros llevan la pelea más allá de los límites de la física.
    🌌 Choque de Titanes: ⚔️ Garou Cósmico vs Vegeta Ultra Ego ⚔️ 🌠 Escenario La pelea se desarrolla en un planeta desolado, situado en el límite de una galaxia moribunda. El cielo está rasgado por agujeros negros y supernovas estallando sin cesar, mientras los continentes flotan en pedazos como restos de un banquete cósmico. Cada paso de los combatientes hace temblar los cimientos de la realidad, y la misma dimensión parece incapaz de contenerlos. ⚔️ El Choque Cuando Garou Cósmico aparece, su cuerpo parece un reflejo vivo del universo: constelaciones recorren su piel, agujeros negros giran en sus ojos, y cada movimiento suyo imita las leyes cósmicas. Su aura es infinita, como si llevara en sí el poder del multiverso entero. Al otro extremo, Vegeta Ultra Ego hace su entrada con una sonrisa desafiante. Su ki púrpura arde como un incendio divino, desgarrando el espacio y devorando la energía que lo rodea. Cada herida que recibe aumenta su poder, y su sed de batalla es insaciable. Cuando sus miradas se cruzan, el universo guarda silencio. Luego, el choque comienza con un estruendo que hace explotar sistemas estelares cercanos. 💥 Habilidades ♛ Garou Cósmico ♛ ✡ Imitación Absoluta: copia cualquier técnica que vea, adaptándola instantáneamente a un nivel superior. ✡ Fuerza Cósmica: manipula las fuerzas del universo (gravedad, radiación, antimateria) para usarlas como armas. ✡ Resistencia Infinita: su cuerpo se adapta a cada golpe, evolucionando en tiempo real. ✡ Golpes Estelares: cada ataque suyo tiene el peso de una supernova. ♛ Vegeta Ultra Ego ♛ ♠ Ultra Ego: mientras más daño recibe, más poderoso se vuelve, con un crecimiento exponencial. ♠ Instinto del Guerrero: anticipa y responde con precisión mortal a cada ataque. ♠ Destrucción Hakai: puede borrar materia y energía de la existencia misma. ♠ Explosión Final Púrpura: libera su ki destructivo en una onda expansiva capaz de borrar planetas enteros. ⚡ Clímax El combate se intensifica. ✺ Garou copia técnicas saiyajin en segundos, lanzando ataques similares a un Big Bang Attack pero con energía cósmica que arranca estrellas de sus órbitas. ✺ Vegeta, riendo entre heridas y sangre, se alimenta del dolor y contraataca con golpes devastadores que hacen colapsar la corteza del planeta bajo sus pies. El universo mismo empieza a fragmentarse. Agujeros de gusano se abren en el campo de batalla, absorbiendo luz y materia, mientras ambos guerreros llevan la pelea más allá de los límites de la física.
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  • ── El problema no es sentir.
    El dolor viene de sentir mucho.
    ── El problema no es sentir. El dolor viene de sentir mucho.
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  • *Pensativa, se encuentra sentada ante la ventana, viendo como las gotas de lluvia se deslizan sobre el cristal. Ate suspira. Los recuerdos del Olimpo, tan lejanos, dulces y dolorosos a la vez. Aquel lugar hacia mucho que no era su hogar, parte de su familia la ignora y los pocos que la estiman, como su abuela Nyx, a penas coinciden con ellos. Pero el dolor y la tristeza inunda su corazón al recordar sus momentos con su primo Zagreo. Si su padre, Zeus, no la hubiera expulsado y prohibido al príncipe del inframundo buscarla, ahora serian marido y mujer, con hijos. Pero eso ya no iba a ocurrir, nunca pasaría algo así. Todo lo contrario. Jormun se sienta a su lado, dándole un beso en la frente y agarrándole una mano amorosamente. Ella lo mira a los ojos y sonríe. La serpiente de Midgard, no puede vivir sin ella y Ate sin él, pero ambos sabían que un día el Ragnarok los separarían físicamente, pero nunca sus almas, que entrelazadas, ni el más poderoso de los dioses podrá separar*
    *Pensativa, se encuentra sentada ante la ventana, viendo como las gotas de lluvia se deslizan sobre el cristal. Ate suspira. Los recuerdos del Olimpo, tan lejanos, dulces y dolorosos a la vez. Aquel lugar hacia mucho que no era su hogar, parte de su familia la ignora y los pocos que la estiman, como su abuela Nyx, a penas coinciden con ellos. Pero el dolor y la tristeza inunda su corazón al recordar sus momentos con su primo Zagreo. Si su padre, Zeus, no la hubiera expulsado y prohibido al príncipe del inframundo buscarla, ahora serian marido y mujer, con hijos. Pero eso ya no iba a ocurrir, nunca pasaría algo así. Todo lo contrario. Jormun se sienta a su lado, dándole un beso en la frente y agarrándole una mano amorosamente. Ella lo mira a los ojos y sonríe. La serpiente de Midgard, no puede vivir sin ella y Ate sin él, pero ambos sabían que un día el Ragnarok los separarían físicamente, pero nunca sus almas, que entrelazadas, ni el más poderoso de los dioses podrá separar*
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  • — Esta guerra, madre, es una maldición de los Siete. — Murmuró la más joven de los Verdes — Una maldición porque hemos hecho las cosas mal ¡Tú lo sabes! ¡Todos lo sabemos! Usurpar el Trono de Hierro nos ha traído solo desgracia.

    Alicent la miró en silencio durante unos largos segundos, que para Daemyra, parecían ser una eternidad. La mirada de su madre era penosa, adolorida por el sufrimiento de su hija; no solo había perdido a su prometido, sinó, también a su sobrino favorito.

    ☆ Alicent: — Entonces huyamos, mi amor. Hablaré con Rhaenyra, he de ir a jurarle mi lealtad, pero huyamos. — Cuando la Reina Viuda habló, Daemyra negó con la cabeza. — ¿No?

    — No. Hemos comenzado una guerra, y debemos terminarla, aún si eso incluye nuestra muerte. — La Princesa hizo una breve pausa. — Si quieres huir, si quieres traicionar a tus hijos: hazlo. Pero nunca vuelvas a buscar nuestro cariño, ni nuestro cuidado en caso de ganar ésta desgracia.

    — Esta guerra, madre, es una maldición de los Siete. — Murmuró la más joven de los Verdes — Una maldición porque hemos hecho las cosas mal ¡Tú lo sabes! ¡Todos lo sabemos! Usurpar el Trono de Hierro nos ha traído solo desgracia. Alicent la miró en silencio durante unos largos segundos, que para Daemyra, parecían ser una eternidad. La mirada de su madre era penosa, adolorida por el sufrimiento de su hija; no solo había perdido a su prometido, sinó, también a su sobrino favorito. ☆ Alicent: — Entonces huyamos, mi amor. Hablaré con Rhaenyra, he de ir a jurarle mi lealtad, pero huyamos. — Cuando la Reina Viuda habló, Daemyra negó con la cabeza. — ¿No? — No. Hemos comenzado una guerra, y debemos terminarla, aún si eso incluye nuestra muerte. — La Princesa hizo una breve pausa. — Si quieres huir, si quieres traicionar a tus hijos: hazlo. Pero nunca vuelvas a buscar nuestro cariño, ni nuestro cuidado en caso de ganar ésta desgracia.
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  • Puedo ver tu interior..
    Así como puedo ver tu destino...
    No obstante, no puedo intervenir..
    Te puedo dar advertencias...
    Y está en ti si las tomas o las dejas...
    ...
    Si crees que me atrae las personas moribunda...
    Estás equivocado...
    Solo persigo a los que cambian su vida de una manera desagradable...
    Si se te da una oportunidad, aprovéchala...
    Si buscas un destino sucio y oscuro...
    Al final del camino nos volveremos a encontrar...
    ...
    Pero no de una manera amable...
    Espero soportes el dolor... Lo necesitarás
    No digas que no te lo advertí...

    - termina de mencionar las últimas palabras y sonrie levemente -
    Puedo ver tu interior.. Así como puedo ver tu destino... No obstante, no puedo intervenir.. Te puedo dar advertencias... Y está en ti si las tomas o las dejas... ... Si crees que me atrae las personas moribunda... Estás equivocado... Solo persigo a los que cambian su vida de una manera desagradable... Si se te da una oportunidad, aprovéchala... Si buscas un destino sucio y oscuro... Al final del camino nos volveremos a encontrar... ... Pero no de una manera amable... Espero soportes el dolor... Lo necesitarás No digas que no te lo advertí... - termina de mencionar las últimas palabras y sonrie levemente -
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  • Conociendo la habilidad especial del Doctor Hayes
    Fandom OC
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    El aire de la clínica de la ciudad, Vance Animal Hospital, olía a antiséptico y a dinero. El sol de la mañana se filtraba por los ventanales de suelo a techo, iluminando el impecable suelo de baldosas blancas y las elegantes sillas de cuero en la sala de espera. Jasper, vestido con una camisa de lino de un color neutro y pantalones bien ajustados, era la imagen misma de la eficiencia. Su voz, tranquila y serena, sonaba por el auricular mientras respondía a las preguntas de un cliente sobre un exótico gato de Bengala.

    Fuera de la clínica, los sonidos de la ciudad—bocinazos, motores y la prisa de la gente—eran una banda sonora constante que contrastaba con el silencio y los ruidos de la granja. Aunque Jasper mantenía una sonrisa profesional, en su interior, anhelaba el olor a heno y la calma de su propio mundo.

    En ese momento, una mujer vestida con ropa de diseñador entró nerviosamente con un pequeño perro de raza pomerania. El perro, temblando, parecía atemorizado por todo el ajetreo.

    "Doctor Hayes, ¡por favor, ayude a Doki!" suplicó la mujer. "Desde que lo trajimos del campo, no ha parado de temblar."

    Mientras lo tomaba, Jasper notó que los temblores no eran solo por miedo. Su naturaleza de Alfa y cambiante le permitió sentir el pánico del perro, un miedo que iba más allá del entorno urbano. Era un tipo de pánico que solo un animal que ha conocido la libertad podía sentir al estar atrapado.

    Jasper dejó de lado el teléfono. "Tranquila, lo entiendo. Déjeme revisarlo."

    El perro se acurrucó contra su pecho, calmado por la sola presencia de Jasper. Era un instinto que no podía controlar; su naturaleza de Alfa calmaba al animal, mientras su lado de cambiante sentía el dolor de la criatura.

    En ese momento, la verdadera personalidad de Jasper se asomó. Ya no era el profesional eficiente, era un sanador que entendía el alma del animal.

    "Doki no está enfermo", dijo Jasper, con una voz más suave que la que solía usar en la clínica. "Tiene un miedo profundo. Echa de menos el campo. Es un perro que necesita el espacio y el aire libre para sentirse seguro."

    La mujer, incrédula, miró a su perro, que ahora se encontraba acurrucado y en paz en los brazos del veterinario.

    "Nunca lo había visto tan tranquilo... ¿Cómo lo hizo?"

    Jasper sonrió y acarició la cabeza del perro. "Solo necesitaba un poco de paciencia. El estrés de la ciudad a veces es demasiado para algunos de ellos. Le recomendaría que lo lleve a un lugar con más naturaleza, a un parque alejado del centro o, si tiene la oportunidad, que lo deje pasar un fin de semana fuera de la ciudad."

    La mujer asintió, agradecida, y el asistente de Jasper le entregó una tarjeta con información de un parque natural. Mientras la mujer se alejaba con un Doki mucho más relajado, Jasper se quedó mirando por la ventana. El sol de la tarde bañaba las altas torres de cristal, pero en su mente, solo podía ver los campos verdes y las colinas de su granja. Se sentía satisfecho, pero su alma ya estaba anhelando el camino de vuelta a casa, el único lugar donde no necesitaba fingir para nadie.
    El aire de la clínica de la ciudad, Vance Animal Hospital, olía a antiséptico y a dinero. El sol de la mañana se filtraba por los ventanales de suelo a techo, iluminando el impecable suelo de baldosas blancas y las elegantes sillas de cuero en la sala de espera. Jasper, vestido con una camisa de lino de un color neutro y pantalones bien ajustados, era la imagen misma de la eficiencia. Su voz, tranquila y serena, sonaba por el auricular mientras respondía a las preguntas de un cliente sobre un exótico gato de Bengala. Fuera de la clínica, los sonidos de la ciudad—bocinazos, motores y la prisa de la gente—eran una banda sonora constante que contrastaba con el silencio y los ruidos de la granja. Aunque Jasper mantenía una sonrisa profesional, en su interior, anhelaba el olor a heno y la calma de su propio mundo. En ese momento, una mujer vestida con ropa de diseñador entró nerviosamente con un pequeño perro de raza pomerania. El perro, temblando, parecía atemorizado por todo el ajetreo. "Doctor Hayes, ¡por favor, ayude a Doki!" suplicó la mujer. "Desde que lo trajimos del campo, no ha parado de temblar." Mientras lo tomaba, Jasper notó que los temblores no eran solo por miedo. Su naturaleza de Alfa y cambiante le permitió sentir el pánico del perro, un miedo que iba más allá del entorno urbano. Era un tipo de pánico que solo un animal que ha conocido la libertad podía sentir al estar atrapado. Jasper dejó de lado el teléfono. "Tranquila, lo entiendo. Déjeme revisarlo." El perro se acurrucó contra su pecho, calmado por la sola presencia de Jasper. Era un instinto que no podía controlar; su naturaleza de Alfa calmaba al animal, mientras su lado de cambiante sentía el dolor de la criatura. En ese momento, la verdadera personalidad de Jasper se asomó. Ya no era el profesional eficiente, era un sanador que entendía el alma del animal. "Doki no está enfermo", dijo Jasper, con una voz más suave que la que solía usar en la clínica. "Tiene un miedo profundo. Echa de menos el campo. Es un perro que necesita el espacio y el aire libre para sentirse seguro." La mujer, incrédula, miró a su perro, que ahora se encontraba acurrucado y en paz en los brazos del veterinario. "Nunca lo había visto tan tranquilo... ¿Cómo lo hizo?" Jasper sonrió y acarició la cabeza del perro. "Solo necesitaba un poco de paciencia. El estrés de la ciudad a veces es demasiado para algunos de ellos. Le recomendaría que lo lleve a un lugar con más naturaleza, a un parque alejado del centro o, si tiene la oportunidad, que lo deje pasar un fin de semana fuera de la ciudad." La mujer asintió, agradecida, y el asistente de Jasper le entregó una tarjeta con información de un parque natural. Mientras la mujer se alejaba con un Doki mucho más relajado, Jasper se quedó mirando por la ventana. El sol de la tarde bañaba las altas torres de cristal, pero en su mente, solo podía ver los campos verdes y las colinas de su granja. Se sentía satisfecho, pero su alma ya estaba anhelando el camino de vuelta a casa, el único lugar donde no necesitaba fingir para nadie.
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  • The last rumbling
    Fandom Crossover
    Categoría Otros
    Mono rol
    Lugar: Tierra.

    El fundador ha vuelto a cambiar y de uno de los modos más horribles de todos. Ya a penas se distingue como titán más allá de su inconcebible tamaño, su poder abarca cielo, Tierra, infierno y el mismísimo universo. No, no se ha comido a otro titán, si no a Lucifer, uno de los fragmentos De Dios que unido al suyo propio ha dado como resultado al horror final.

    Esta vez, Eren no va a por la humanidad únicamente, si no que el mal intrínseco de todo ser vivo, va a acabar con absolutamente toda la creación. Tal y como los textos bíblicos predijeron, el cielo se abrió, las trompetas del fin soñaron, el agua empezó a hervir, la tierra se resquebrajó dejando salir a los demonios y difuntos del infierno. Ta solo una cosa no se cumplió. El rapto… Nadie era digno del reino de los cielos, pues con Adán, la bondad humana murió dejando solo a Eren, el mal.

    Y tal y como ya hizo en el retumbar, dentro del titán Eren cerró los ojos. Se negaba a ver todo el dolor y agonía que estaba causando, y es que no disfrutaba de ello. Ni el mismo quería ser artífice una vez más de la catástrofe pero,cuando no queda nada que salvar lo único que se puede hacer es destruir para tratar de construir de nuevo.

    Nunca sabría cuanto tiempo llevaría, comenzando por la Tierra, una vez más Onia los gritos,escuchaba el dolor, la agonía y la desesperación y como a medida que eñ su apocslitpsis avanzaba, cada vez se escuchaban menos voces, pero siempre siendo las más sobrecogedoras de todas las de los niños, incluso aquellos que eran supuestamente inocentes, sin la bondad humana dejaban de ser dignos del paraíso por lo que tambien perecían. Y sus almas esta vez no irían a ninguna parte, pues la misma destrucción está a ocurriendo en cielo e infierno, ángeles caían en llamas que no podían apagar, y los demonios se deshacían en cenizas. No habría cielo, no habría infierno, tampoco limbo, solo la nada más absoluta.

    Aún negándose a mirar, llegó el punto en que, Eren ya no deseaba detenerse, no por sadismo si no por que co teniendo las lágrimas, anhelaba el momento en que todos los alaridos se silenciaran, anhelaba volver a la siniestra paz de ninguna forma de vida.pero esta vez el proceso se repetiría en toda la creación, llevándose consigo aquella línea temporal para siempre.

    Jamás sabría cuanto tiempo pasó, pero finalmente la tan ansiada paz llegó y lo hizo en medio del vacío. Eren abandonó el cuerpo del titán que quedó flotando, descomponiéndose en vapor en medio de la oscuridad y él… él regresó a los caminos, donde ni el tiempo ni el espacio significaban nada.

    Nadie recordaría jamás aquella realidad olvidada, tampoco a sus habitantes. Nuca existió y ya nunca más existiría.
    Mono rol Lugar: Tierra. El fundador ha vuelto a cambiar y de uno de los modos más horribles de todos. Ya a penas se distingue como titán más allá de su inconcebible tamaño, su poder abarca cielo, Tierra, infierno y el mismísimo universo. No, no se ha comido a otro titán, si no a Lucifer, uno de los fragmentos De Dios que unido al suyo propio ha dado como resultado al horror final. Esta vez, Eren no va a por la humanidad únicamente, si no que el mal intrínseco de todo ser vivo, va a acabar con absolutamente toda la creación. Tal y como los textos bíblicos predijeron, el cielo se abrió, las trompetas del fin soñaron, el agua empezó a hervir, la tierra se resquebrajó dejando salir a los demonios y difuntos del infierno. Ta solo una cosa no se cumplió. El rapto… Nadie era digno del reino de los cielos, pues con Adán, la bondad humana murió dejando solo a Eren, el mal. Y tal y como ya hizo en el retumbar, dentro del titán Eren cerró los ojos. Se negaba a ver todo el dolor y agonía que estaba causando, y es que no disfrutaba de ello. Ni el mismo quería ser artífice una vez más de la catástrofe pero,cuando no queda nada que salvar lo único que se puede hacer es destruir para tratar de construir de nuevo. Nunca sabría cuanto tiempo llevaría, comenzando por la Tierra, una vez más Onia los gritos,escuchaba el dolor, la agonía y la desesperación y como a medida que eñ su apocslitpsis avanzaba, cada vez se escuchaban menos voces, pero siempre siendo las más sobrecogedoras de todas las de los niños, incluso aquellos que eran supuestamente inocentes, sin la bondad humana dejaban de ser dignos del paraíso por lo que tambien perecían. Y sus almas esta vez no irían a ninguna parte, pues la misma destrucción está a ocurriendo en cielo e infierno, ángeles caían en llamas que no podían apagar, y los demonios se deshacían en cenizas. No habría cielo, no habría infierno, tampoco limbo, solo la nada más absoluta. Aún negándose a mirar, llegó el punto en que, Eren ya no deseaba detenerse, no por sadismo si no por que co teniendo las lágrimas, anhelaba el momento en que todos los alaridos se silenciaran, anhelaba volver a la siniestra paz de ninguna forma de vida.pero esta vez el proceso se repetiría en toda la creación, llevándose consigo aquella línea temporal para siempre. Jamás sabría cuanto tiempo pasó, pero finalmente la tan ansiada paz llegó y lo hizo en medio del vacío. Eren abandonó el cuerpo del titán que quedó flotando, descomponiéndose en vapor en medio de la oscuridad y él… él regresó a los caminos, donde ni el tiempo ni el espacio significaban nada. Nadie recordaría jamás aquella realidad olvidada, tampoco a sus habitantes. Nuca existió y ya nunca más existiría.
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