• —Estamos a punto de recibir la llegada de otro año nuevo, el tercero o segundo en el que puedo compartirlo con alguien muy especial.

    Y ¿Cómo podría describir a mi Daozhang?

    Dulce e inocente, fuerte y persistente.. Jmjm.. Mi Daozhang es el mejor y tiene muchas cualidades, estoy contento de recibir otro año contigo, incluso después de varios cambios de plataforma pero siempre juntos~..

    Tu amable compañía me da fuerzas.. Y siempre serás mi mochuelito. Daozhang Xiao Xingchen..~ Por otro año nuevo contigo gwwr

    Daozhang Xiao Xingchen
    —Estamos a punto de recibir la llegada de otro año nuevo, el tercero o segundo en el que puedo compartirlo con alguien muy especial. Y ¿Cómo podría describir a mi Daozhang? Dulce e inocente, fuerte y persistente.. Jmjm.. Mi Daozhang es el mejor y tiene muchas cualidades, estoy contento de recibir otro año contigo, incluso después de varios cambios de plataforma pero siempre juntos~.. Tu amable compañía me da fuerzas.. Y siempre serás mi mochuelito. Daozhang Xiao Xingchen..~ Por otro año nuevo contigo gwwr💕 [Daozhang_XiaoXingchen]
    Me gusta
    Me encocora
    2
    13 turnos 0 maullidos 247 vistas
  • Another Sick
    Fandom Cualquiera.
    Categoría Otros
    Noche de pecados, noche de excesos, noche de vicios. La ciudad presenta un cielo nocturno carente del brillo de las estrellas, parcialmente nublado y sin luna. El viento recorre sus calles, infiltrándose en sus deplorables callejones y propagando su peste a cada rincón que aún pueda considerarse puro. En su largo y ancho, hay fiestas, pero nos centraremos en una en particular, preocupantemente alejada de la mano de Dios, oculta de la cuestionable libertad de la sociedad, donde hay paredes con oídos que lo escuchan todo y bocas que impiden el escape de cualquier ruido. Allí, en el subterráneo abandonado, gente de todas las clases sociales, desde la baja hasta la alta, se reúne en busca de sentirse genuinamente libres, huyendo de la monotonía que los rodea.

    Quien te invita es el destino mismo, la casualidad de haber seguido a alguien más o de tener una amistad dudosa que asiste a ese tipo de fiestas. Ahí adentro ocurre de todo, desde lo sorprendente hasta lo preocupante. Es un espectáculo de luces, destellos por todos lados y de todos los colores, música a todo volumen que mueve los huesos, junto con olores variados que solo hacen que el evento pueda describirse con una palabra: psicodélico.

    Máquinas de humo, parlantes gigantes, barra de bebidas e incluso un extraño carrito donde la gente consigue bolsitas rebosantes de yerba y polvo blanquecino. Desentona con el lugar, pero nadie parece quejarse.

    Que no te sorprenda sentir una que otra mano traviesa, pues allí se pierde el sentido de lo común. Que no te parezca raro encontrar parejas de todo tipo, totalmente cariñosos, pues allí aprenden a olvidar el concepto de la vergüenza.

    En pleno apogeo, rodeados de personas eufóricas, dos hombres intercambian golpes a diestra y siniestra, con notable torpeza, en un intento de vencer al otro. Uno de ellos destaca por sus tatuajes, por esas cruces negras que rodean sus brazos, y su mirada de brillantes faros dorados. El público los alienta, gritan como simios amantes de la violencia, los encierran en un círculo de muerte.

    Fue un mano a mano, hasta que alguien del público consideró que era buena idea armar a uno de los peleadores con una botella de vidrio vacía. El de los ojos de oro no alcanzó a reaccionar, no tuvo tiempo para esquivar el botellazo que le dieron en toda la cabeza. Pero, en contra de todo pronóstico, se mantuvo de pie, con casi que una docena de fragmentos de vidrio incrustados en su rostro que fue lentamente adornado con el rojo carmesí de su propia sangre.
    Noche de pecados, noche de excesos, noche de vicios. La ciudad presenta un cielo nocturno carente del brillo de las estrellas, parcialmente nublado y sin luna. El viento recorre sus calles, infiltrándose en sus deplorables callejones y propagando su peste a cada rincón que aún pueda considerarse puro. En su largo y ancho, hay fiestas, pero nos centraremos en una en particular, preocupantemente alejada de la mano de Dios, oculta de la cuestionable libertad de la sociedad, donde hay paredes con oídos que lo escuchan todo y bocas que impiden el escape de cualquier ruido. Allí, en el subterráneo abandonado, gente de todas las clases sociales, desde la baja hasta la alta, se reúne en busca de sentirse genuinamente libres, huyendo de la monotonía que los rodea. Quien te invita es el destino mismo, la casualidad de haber seguido a alguien más o de tener una amistad dudosa que asiste a ese tipo de fiestas. Ahí adentro ocurre de todo, desde lo sorprendente hasta lo preocupante. Es un espectáculo de luces, destellos por todos lados y de todos los colores, música a todo volumen que mueve los huesos, junto con olores variados que solo hacen que el evento pueda describirse con una palabra: psicodélico. Máquinas de humo, parlantes gigantes, barra de bebidas e incluso un extraño carrito donde la gente consigue bolsitas rebosantes de yerba y polvo blanquecino. Desentona con el lugar, pero nadie parece quejarse. Que no te sorprenda sentir una que otra mano traviesa, pues allí se pierde el sentido de lo común. Que no te parezca raro encontrar parejas de todo tipo, totalmente cariñosos, pues allí aprenden a olvidar el concepto de la vergüenza. En pleno apogeo, rodeados de personas eufóricas, dos hombres intercambian golpes a diestra y siniestra, con notable torpeza, en un intento de vencer al otro. Uno de ellos destaca por sus tatuajes, por esas cruces negras que rodean sus brazos, y su mirada de brillantes faros dorados. El público los alienta, gritan como simios amantes de la violencia, los encierran en un círculo de muerte. Fue un mano a mano, hasta que alguien del público consideró que era buena idea armar a uno de los peleadores con una botella de vidrio vacía. El de los ojos de oro no alcanzó a reaccionar, no tuvo tiempo para esquivar el botellazo que le dieron en toda la cabeza. Pero, en contra de todo pronóstico, se mantuvo de pie, con casi que una docena de fragmentos de vidrio incrustados en su rostro que fue lentamente adornado con el rojo carmesí de su propia sangre.
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    7
    Estado
    Disponible
    Me gusta
    Me endiabla
    Me shockea
    Me encocora
    10
    4 turnos 0 maullidos 1198 vistas
  • «POV: Kafka»

    Dolor, eso es lo que siento y lo peor es que no puedo recordar desde cuándo. Intenté ignorarlo y no pude, era demasiado. Intenté reducirlo, arrancando la piel de mi propio cuerpo, pero fue inútil. Intenté aceptarlo, cosa que solo lo intensificó.

    ...

    Rojo, donde quiera que voltee, el color rojo es lo único que hay, tan extenso como el océano y tan ardiente como el aberno. Mi única compañía es una luz blanca, pura e intensa, que a duras penas atraviesa los espesos galones del inmenso cuerpo rojizo que me apresa en un inflexible abrazo. Posicionada en lo alto, cuál sol de medio día, yace estoica, esperando a que deje de hundirme para que pueda ascender y tomarla entre mis manos.

    ...

    Aquí abajo no me acompaña nadie, ni siquiera el resplandor que me dió consuelo durante mi dolorosa estancia en la parte más rojiza de este infierno sin llamas. Estoy solo, en un indefinido descenso a un irreconocible destino. Bajé tanto que ya no hay diferencia entre tener los ojos abiertos o cerrados, de todas formas todo está a oscuras.

    ...

    Desperté, aquí donde no había nada; Ni un resplandor, ni un mar rojo, ni una palpable penumbra. Abrí los ojos, justo en un lugar donde mi vista solo podía percibir incontables hectáreas de tierra blanca y agrietada.

    Un páramo blanco. Solo así podría describir este lugar tan... Liminal, si es que se le puede llamar así.

    "Remember who you are".

    —... ¿"Remember"?

    "Remember my name".

    Una voz, la voz de mi cabeza. No, solo suena idéntica... Pero como si estuviera en mi cabeza.

    Recordar... Algo debo recordar.

    "Remember, Remember".

    Todo empieza a dar vueltas, hasta el punto de que no puedo ni reconocer la distancia entre mis ojos y el suelo. Para colmo, como si no tuviera suficiente, esa voz, mi voz o lo que sea, no para de repetir lo mismo, una y otra vez.

    "I gonna live forever".

    —¡Cállate, Kaf...!

    Sudor frío recorre mi frente, se desliza por mi cien hasta dejar su huella húmeda por mis mejillas. Iba a decir un nombre, pero escapó de mi ser en un inquietante y fugaz segundo.

    —Ka... Kafff... ¡Carajo, Kaf...!

    Mis párpados están pesados, sin importar cuánta fuerza ponga para mantener los ojos abiertos. El páramo blanco que me rodea empieza a desvanecerse en una niebla blanquecina, seguida de la oscuridad de mis párpados cerrados.

    ¿De quién era ese nombre? Y ¿Cuál era el mío?
    ...

    ”Remember my name
    Fame!
    I'm gonna live forever
    I'm gonna learn how to fly
    High!..."

    La música llegó a mis oídos y enseguida me hizo conciente de un dolor punzante en mi cabeza. Estuve dormido, soñando cosas de las que apenas tengo memoria. La luz atraviesa el estrecho espacio entre mis entrecerrados párpados, dando paso a otro dolor; ardor en los ojos, como si hubiese estado despierto toda la noche.

    Me cago, tantas cosas y apenas estoy despertando. Lo único que puedo hacer es llevar mis manos hasta mi rostro, para sobar mis adoloridos ojos.

    —Ugh... Apaguen esa música de mierda...

    La jaqueca me mata, empeorando cada segundo que "Fame" hace retumbar mis oídos con su eufórico estribillo. Mi voz somnolienta era opacada, estaba tan desganado que me sorprende no haberlo susurrado. Sin embargo mi pedido fue, parcialmente, concedido; poco a poco bajaron el volumen hasta hacerla casi imposible de escuchar.

    —Veo que despertaste, bella durmiente. Arriba solecito, tenemos trabajo que hacer.

    Una voz ronca fue lo que hizo que por fin me dignara a abrir los ojos, así fue como pude ver al que estaba haciendo tanto bullicio con esa canción; un hombre musculoso, semidesnudo y sin vergüenza de mostrar sus pronunciados pectorales o su lavadero al que seguramente llama abdomen; piel palida, no tanto a decir verdad; una maltrecha cabellera azabache con mechones que parecen púas; una mirada penetrante, de ojos dorados que ahora me miran con algo de burla.

    "Ivan..."

    Un nombre brotó en mi mente, resonó como un susurro desganado que salió de la nada misma. ¿De dónde lo conozco?

    "Orfanato..."

    Sí, ya estoy recordando, estuvimos en el mismo orfanato... ¿Pero qué hago aquí? ¿Donde se supone que estoy?

    "Casa..."

    Cierto; no tenía a donde ir.

    —Dios... ¿Qué carajo pasó anoche? Me da vueltas el cerebro...

    Tanta mierda pasando, espero no haber tomado alguna basura. Solo me quejé, mientras me tiento a mi mismo con dejarme consumir por la acogedora superficie del aparente sillón en el estoy echado.

    —A eso se le llama jaqueca, tontito. Eso pasa cuando tomas mucho, en especial si es vodka puro. —Me regaña, pero notó perfectamente que en realidad se está burlando. —Levántate y deja de chillar. Iremos por unas pastillas de pasada. —Otra vez me ordenó que me levantara, pero no esperó a que respondiera; sentí su mano, callosa y firme, sujetando mi tobillo para jalar... Me caí de culo al piso.

    —¡Ay! —Grité, como todo macho y con voz muy grave. —¿¡Qué te pasa!? ¡Ya me iba a levantar!

    Tanta mierda, y eso que apenas estoy despertando.
    «POV: Kafka» Dolor, eso es lo que siento y lo peor es que no puedo recordar desde cuándo. Intenté ignorarlo y no pude, era demasiado. Intenté reducirlo, arrancando la piel de mi propio cuerpo, pero fue inútil. Intenté aceptarlo, cosa que solo lo intensificó. ... Rojo, donde quiera que voltee, el color rojo es lo único que hay, tan extenso como el océano y tan ardiente como el aberno. Mi única compañía es una luz blanca, pura e intensa, que a duras penas atraviesa los espesos galones del inmenso cuerpo rojizo que me apresa en un inflexible abrazo. Posicionada en lo alto, cuál sol de medio día, yace estoica, esperando a que deje de hundirme para que pueda ascender y tomarla entre mis manos. ... Aquí abajo no me acompaña nadie, ni siquiera el resplandor que me dió consuelo durante mi dolorosa estancia en la parte más rojiza de este infierno sin llamas. Estoy solo, en un indefinido descenso a un irreconocible destino. Bajé tanto que ya no hay diferencia entre tener los ojos abiertos o cerrados, de todas formas todo está a oscuras. ... Desperté, aquí donde no había nada; Ni un resplandor, ni un mar rojo, ni una palpable penumbra. Abrí los ojos, justo en un lugar donde mi vista solo podía percibir incontables hectáreas de tierra blanca y agrietada. Un páramo blanco. Solo así podría describir este lugar tan... Liminal, si es que se le puede llamar así. "Remember who you are". —... ¿"Remember"? "Remember my name". Una voz, la voz de mi cabeza. No, solo suena idéntica... Pero como si estuviera en mi cabeza. Recordar... Algo debo recordar. "Remember, Remember". Todo empieza a dar vueltas, hasta el punto de que no puedo ni reconocer la distancia entre mis ojos y el suelo. Para colmo, como si no tuviera suficiente, esa voz, mi voz o lo que sea, no para de repetir lo mismo, una y otra vez. "I gonna live forever". —¡Cállate, Kaf...! Sudor frío recorre mi frente, se desliza por mi cien hasta dejar su huella húmeda por mis mejillas. Iba a decir un nombre, pero escapó de mi ser en un inquietante y fugaz segundo. —Ka... Kafff... ¡Carajo, Kaf...! Mis párpados están pesados, sin importar cuánta fuerza ponga para mantener los ojos abiertos. El páramo blanco que me rodea empieza a desvanecerse en una niebla blanquecina, seguida de la oscuridad de mis párpados cerrados. ¿De quién era ese nombre? Y ¿Cuál era el mío? ... ”Remember my name Fame! I'm gonna live forever I'm gonna learn how to fly High!..." La música llegó a mis oídos y enseguida me hizo conciente de un dolor punzante en mi cabeza. Estuve dormido, soñando cosas de las que apenas tengo memoria. La luz atraviesa el estrecho espacio entre mis entrecerrados párpados, dando paso a otro dolor; ardor en los ojos, como si hubiese estado despierto toda la noche. Me cago, tantas cosas y apenas estoy despertando. Lo único que puedo hacer es llevar mis manos hasta mi rostro, para sobar mis adoloridos ojos. —Ugh... Apaguen esa música de mierda... La jaqueca me mata, empeorando cada segundo que "Fame" hace retumbar mis oídos con su eufórico estribillo. Mi voz somnolienta era opacada, estaba tan desganado que me sorprende no haberlo susurrado. Sin embargo mi pedido fue, parcialmente, concedido; poco a poco bajaron el volumen hasta hacerla casi imposible de escuchar. —Veo que despertaste, bella durmiente. Arriba solecito, tenemos trabajo que hacer. Una voz ronca fue lo que hizo que por fin me dignara a abrir los ojos, así fue como pude ver al que estaba haciendo tanto bullicio con esa canción; un hombre musculoso, semidesnudo y sin vergüenza de mostrar sus pronunciados pectorales o su lavadero al que seguramente llama abdomen; piel palida, no tanto a decir verdad; una maltrecha cabellera azabache con mechones que parecen púas; una mirada penetrante, de ojos dorados que ahora me miran con algo de burla. "Ivan..." Un nombre brotó en mi mente, resonó como un susurro desganado que salió de la nada misma. ¿De dónde lo conozco? "Orfanato..." Sí, ya estoy recordando, estuvimos en el mismo orfanato... ¿Pero qué hago aquí? ¿Donde se supone que estoy? "Casa..." Cierto; no tenía a donde ir. —Dios... ¿Qué carajo pasó anoche? Me da vueltas el cerebro... Tanta mierda pasando, espero no haber tomado alguna basura. Solo me quejé, mientras me tiento a mi mismo con dejarme consumir por la acogedora superficie del aparente sillón en el estoy echado. —A eso se le llama jaqueca, tontito. Eso pasa cuando tomas mucho, en especial si es vodka puro. —Me regaña, pero notó perfectamente que en realidad se está burlando. —Levántate y deja de chillar. Iremos por unas pastillas de pasada. —Otra vez me ordenó que me levantara, pero no esperó a que respondiera; sentí su mano, callosa y firme, sujetando mi tobillo para jalar... Me caí de culo al piso. —¡Ay! —Grité, como todo macho y con voz muy grave. —¿¡Qué te pasa!? ¡Ya me iba a levantar! Tanta mierda, y eso que apenas estoy despertando.
    Me gusta
    Me encocora
    8
    0 turnos 1 maullido 762 vistas
  • ㅤ⸻ Tan...ni siquiera encuentro palabras para describirlo.
    ㅤ⸻ Tan...ni siquiera encuentro palabras para describirlo.
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos 256 vistas
  • A veces había momentos donde él desde altos sitios observaba la ciudad, un pueblo, cualquier clase de localidad, miraba a las personas caminando en las calles, haciendo sus respectivas vidas y continuando con sus existencias. Pero no había un fin en ello, ni nada especial, era como observar un terrario por horas y ver como los insectos hacen su vida en esa prisión, o ver una pecera y a los peces en lo suyo. El observar animales en un zoológico también podría servir como una comparación buena a esa clase de observación.

    No sabría si describirlo como una afición, o simplemente una costumbre, para muchos sería perder el tiempo inútilmente, no tener nada mejor que hacer. Pero cuando la vida de alguien es extensa, por no decir, longeva o incluso tratarse de inmortalidad, el concepto de perder el tiempo y derrocharlo deja de tener sentido.

    Esa aparente tranquilidad finalizaría con el sonido de su teléfono móvil, al cual presto atención al mirar la pantalla de este. — Supongo que se acabó la tranquilidad.
    A veces había momentos donde él desde altos sitios observaba la ciudad, un pueblo, cualquier clase de localidad, miraba a las personas caminando en las calles, haciendo sus respectivas vidas y continuando con sus existencias. Pero no había un fin en ello, ni nada especial, era como observar un terrario por horas y ver como los insectos hacen su vida en esa prisión, o ver una pecera y a los peces en lo suyo. El observar animales en un zoológico también podría servir como una comparación buena a esa clase de observación. No sabría si describirlo como una afición, o simplemente una costumbre, para muchos sería perder el tiempo inútilmente, no tener nada mejor que hacer. Pero cuando la vida de alguien es extensa, por no decir, longeva o incluso tratarse de inmortalidad, el concepto de perder el tiempo y derrocharlo deja de tener sentido. Esa aparente tranquilidad finalizaría con el sonido de su teléfono móvil, al cual presto atención al mirar la pantalla de este. — Supongo que se acabó la tranquilidad.
    Me gusta
    Me encocora
    5
    3 turnos 0 maullidos 442 vistas
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    ||Lo maravillado y feliz que está Lulu, no lo puedo describir...
    Así que pondré una imagen que lo exprese mejor como el "Antes" y el "Después"
    ||Lo maravillado y feliz que está Lulu, no lo puedo describir... Así que pondré una imagen que lo exprese mejor como el "Antes" y el "Después" :STK-9:
    Me encocora
    1
    19 comentarios 0 compartidos 514 vistas
  • Humanos estúpidos.....

    -no recuerda cuando fue la última vez que se sintió tan mal ¿Triste, deprimido? Bueno no sabe cómo describir como se siente solo sabía que no va a salir de su nido el único lugar en dónde se siente seguro en el mundo al fin de cuentas estaba solo en ese mundo su padre tenía su propia familia a la cual cuidar y el.... Tenía vida, por desgracia -
    Humanos estúpidos..... -no recuerda cuando fue la última vez que se sintió tan mal ¿Triste, deprimido? Bueno no sabe cómo describir como se siente solo sabía que no va a salir de su nido el único lugar en dónde se siente seguro en el mundo al fin de cuentas estaba solo en ese mundo su padre tenía su propia familia a la cual cuidar y el.... Tenía vida, por desgracia -
    Me gusta
    1
    4 turnos 0 maullidos 403 vistas
  • -𝑻𝒓𝒂𝒎𝒂 𝑴𝒂́𝒈𝒊𝒄𝒂-


    La habitación de Junior no se limitaba a un dormitorio con una cama, una cómoda y un escritorio. Estaba compuesta, en realidad, por un complejo de habitaciones que harían en total unos tres cuartos unidos entre sí: un salón pequeño, con sillones, una mesa y lo que compone un salón en general; el dormitorio propiamente dicho, con un baño y un cambiador —lo que podría agregar dos habitaciones más a su complejo—, y su parte favorita: un estudio, que no podía compararse al de su padre, pero que estaba bien provisto con un escritorio, unas estanterías con libros que le habían sido obsequiados, y una sección donde hacía sus experimentos, dotado de un microscopio y diversas herramientas más propias de un científico que de un niño.

    Pero el chico en cuestión no estaba realizando ninguna actividad como esa. En realidad, hacia la actividad opuesta, algo que hace tan solo unos días habría pensado como mera fantasía.

    Sentado en la silla de su escritorio, de espaldas a la puerta, mirando hacia el ventanal; tenía los ojos cerrados y parecía sumido en sueños, pero estaba bien despierto, practicando manejar los hilos de la magia presentes en el ambiente.

    Aquella bruja llamada Bloom le había enseñado cómo interactuar con la magia, y Junior estaba en proceso de aprendizaje, tanteando esos hilos tímidamente.
    Pero, de repente, sintió algo que lo hizo saltar de su asiento, abrir los ojos y mirar hacia atrás.

    Era extraño, pero si pudiera describirlo con palabras, había experimentado una sensación oscura y siniestra. Y estaba detrás de esa puerta.

    De hecho, unos segundos después, escuchó unos golpes, suaves y acompasados.

    Junior lo reconoció como el mayordomo, por lo que se calmó.
    —Adelante —contestó, aún afectado por esa sensación extraña.

    La puerta fue abierta, y quien ingresó fue Sebastián, portando su característica sonrisa gentil.

    —Joven amo —dijo, trayendo en un carrito té y bocadillos.
    —Le he traído algo para comer. Es tarde y usted ha pasado mucho tiempo aquí sin comer nada.

    Sus palabras transmitían preocupación y, una vez más, Sebastián demostraba ser un mayordomo atento. Sin embargo, Junior todavía seguía sintiéndose extraño.
    Algo parecía decirle que estaba frente a un ser peligroso, maligno y retorcido.

    Junior veía el rostro sonriente de Sebastián con recelo, y se había quedado en su asiento quieto como una estatua, como si moverse implicara que la bestia frente a él se lanzara para devorarlo.

    Pero rápidamente se dio cuenta de lo absurdo que eran sus pensamientos.
    “Qué sinsentido. Sebastián es Sebastián”, pensó, asintiéndole con la cabeza al mayordomo, moviéndose y acomodándose para poder comer.

    El mayordomo se acercó y dispuso todo en la mesa, pero Junior seguía sintiendo ese aura proveniente de él, y estando tan cerca, la sensación se había intensificado. Fue agobiante: como si él mismo estuviera siendo corrompido por esa oscuridad que parecía rodear al sirviente.

    Corrió la cara hacia un lado, como si así pudiera evitar al hombre.

    Sebastián pareció notar su inquietud.
    —¿Se encuentra bien? —preguntó, con una ceja alzada en señal de preocupación.

    Junior asintió, restando importancia con un gesto de la mano.
    —Estoy bien. Puedes retirarte —indicó, deseando que se fuera lo antes posible.

    El mayordomo obedeció, lo reverenció y se retiró sin decir mucho más junto el carrito vacío.

    Cuando se hubo ido, y alejado lo suficiente, Junior soltó un suspiro de alivio. Se llevó una mano al corazón, que todavía latía de manera frenética.

    —¿Qué acaba de suceder? —se preguntó, perplejo.

    ¿Había sido la magia? ¿Había hecho algo malo tratando de invocarla?

    —Tal vez —pensó en voz alta. —Estaba queriendo decirme algo importante.
    -𝑻𝒓𝒂𝒎𝒂 𝑴𝒂́𝒈𝒊𝒄𝒂- La habitación de Junior no se limitaba a un dormitorio con una cama, una cómoda y un escritorio. Estaba compuesta, en realidad, por un complejo de habitaciones que harían en total unos tres cuartos unidos entre sí: un salón pequeño, con sillones, una mesa y lo que compone un salón en general; el dormitorio propiamente dicho, con un baño y un cambiador —lo que podría agregar dos habitaciones más a su complejo—, y su parte favorita: un estudio, que no podía compararse al de su padre, pero que estaba bien provisto con un escritorio, unas estanterías con libros que le habían sido obsequiados, y una sección donde hacía sus experimentos, dotado de un microscopio y diversas herramientas más propias de un científico que de un niño. Pero el chico en cuestión no estaba realizando ninguna actividad como esa. En realidad, hacia la actividad opuesta, algo que hace tan solo unos días habría pensado como mera fantasía. Sentado en la silla de su escritorio, de espaldas a la puerta, mirando hacia el ventanal; tenía los ojos cerrados y parecía sumido en sueños, pero estaba bien despierto, practicando manejar los hilos de la magia presentes en el ambiente. Aquella bruja llamada Bloom le había enseñado cómo interactuar con la magia, y Junior estaba en proceso de aprendizaje, tanteando esos hilos tímidamente. Pero, de repente, sintió algo que lo hizo saltar de su asiento, abrir los ojos y mirar hacia atrás. Era extraño, pero si pudiera describirlo con palabras, había experimentado una sensación oscura y siniestra. Y estaba detrás de esa puerta. De hecho, unos segundos después, escuchó unos golpes, suaves y acompasados. Junior lo reconoció como el mayordomo, por lo que se calmó. —Adelante —contestó, aún afectado por esa sensación extraña. La puerta fue abierta, y quien ingresó fue Sebastián, portando su característica sonrisa gentil. —Joven amo —dijo, trayendo en un carrito té y bocadillos. —Le he traído algo para comer. Es tarde y usted ha pasado mucho tiempo aquí sin comer nada. Sus palabras transmitían preocupación y, una vez más, Sebastián demostraba ser un mayordomo atento. Sin embargo, Junior todavía seguía sintiéndose extraño. Algo parecía decirle que estaba frente a un ser peligroso, maligno y retorcido. Junior veía el rostro sonriente de Sebastián con recelo, y se había quedado en su asiento quieto como una estatua, como si moverse implicara que la bestia frente a él se lanzara para devorarlo. Pero rápidamente se dio cuenta de lo absurdo que eran sus pensamientos. “Qué sinsentido. Sebastián es Sebastián”, pensó, asintiéndole con la cabeza al mayordomo, moviéndose y acomodándose para poder comer. El mayordomo se acercó y dispuso todo en la mesa, pero Junior seguía sintiendo ese aura proveniente de él, y estando tan cerca, la sensación se había intensificado. Fue agobiante: como si él mismo estuviera siendo corrompido por esa oscuridad que parecía rodear al sirviente. Corrió la cara hacia un lado, como si así pudiera evitar al hombre. Sebastián pareció notar su inquietud. —¿Se encuentra bien? —preguntó, con una ceja alzada en señal de preocupación. Junior asintió, restando importancia con un gesto de la mano. —Estoy bien. Puedes retirarte —indicó, deseando que se fuera lo antes posible. El mayordomo obedeció, lo reverenció y se retiró sin decir mucho más junto el carrito vacío. Cuando se hubo ido, y alejado lo suficiente, Junior soltó un suspiro de alivio. Se llevó una mano al corazón, que todavía latía de manera frenética. —¿Qué acaba de suceder? —se preguntó, perplejo. ¿Había sido la magia? ¿Había hecho algo malo tratando de invocarla? —Tal vez —pensó en voz alta. —Estaba queriendo decirme algo importante.
    Me encocora
    Me gusta
    5
    0 turnos 0 maullidos 1164 vistas
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    || Lucicuriosidad no...¿en qué Lucicuriosidad vamos?, npi...como sea...

    Esto no sé si ya lo dije pero si no, aquí va y si sí, pues nada, es un refuerzo xD

    Lucifer no puede saborear la comida humana en principio porque no la necesita, no le hace falta para subsistir, pero también porque como un ser divino (porque sí, su esencia es divina aunque corrupta) nunca ha experimentado cosas como los sabores o las sensaciones, es por ello por lo que difícilmente puede describir a qué sabe algo. El café y el licor le gustan porque son amargos y eso es lo único que reconoce.

    No le gusta comer pero lo hace para no parecer más raro de lo normal, sin embargo, todo lo vomita horas después de ingerirlo.
    || Lucicuriosidad no...¿en qué Lucicuriosidad vamos?, npi...como sea... Esto no sé si ya lo dije pero si no, aquí va y si sí, pues nada, es un refuerzo xD Lucifer no puede saborear la comida humana en principio porque no la necesita, no le hace falta para subsistir, pero también porque como un ser divino (porque sí, su esencia es divina aunque corrupta) nunca ha experimentado cosas como los sabores o las sensaciones, es por ello por lo que difícilmente puede describir a qué sabe algo. El café y el licor le gustan porque son amargos y eso es lo único que reconoce. No le gusta comer pero lo hace para no parecer más raro de lo normal, sin embargo, todo lo vomita horas después de ingerirlo.
    1 comentario 0 compartidos 410 vistas
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Puntualizaciones sobre Lucifer.

    1. Lucifer no entiende mucho de emociones humanas, ni siquiera es capaz de describir las propias, para él cosas como la ternura, la alegría, o cosas por el estilo, si bien las experimenta, no las sabe reconocer por lo cual a veces resulta en una tremenda falta de empatía.

    2. No es tonto ni pretende serlo, simplemente, no comprende cuando hace algo "mal" porque en su esquema de "valores", hay muchas cosas que no están mal, por ejemplo: Lucifer bien podría andar desnudo por la vida porque para él, la desnudez no es algo que debiera causarle pudor o vergüenza (de hecho no lo hace), pero se viste porque le gusta cómo se ve y el tinte divertido que eso le da al momento del sexo.

    3. Lucifer actúa básicamente por deseo, si quiere algo, lo obtendrá y punto. No se va a poner a meditar si hace bien o mal, porque para él, esos son parámetros que no existen.

    4. Es capaz de sentir amor, sí, sí puede, porque lo experimentó una vez de forma profunda e intensa. Sin embargo, actualmente su forma de amar ha cambiado, no es especialmente celoso ni nada por el estilo, tiende a "obedecer" lo que su pareja le pida, es decir, si su pareja le dice que desea una relación monógama, Lucifer lo hará, si le dice que quiere una orgía, lo hará, esto no porque no sea capaz de pensar por sí mismo, sino porque piensa que de esa forma podrá satisfacer mejor a su compañero o compañera pues estará haciendo justo lo que le piden.

    5. Su sexualidad. NO ES NI GAY NI HETERO NI NADA QUE SE LE PAREZCA. Es un ángel, caído y lo que sea pero a fin de cuentas ángel, en ese sentido, tampoco tiene un género definido aunque al tomar forma terrenal prefiera verse como hombre. Para él, el sexo es algo tan natural que no tendría porqué haber limitaciones en cuanto a con cuántos y cada cuándo hacerlo, esto complica mucho sus relaciones porque todas las personas, en su mayoría, esperan de él una relación monógama y casi célibe (teniendo en cuenta la frecuencia con la que suele tener relaciones).

    6. Lucifer NECESITA sentir dolor como parte del placer, esto también lo hace casi incompatible con muchos seres porque no están habituados a ello, sin embargo, para Lucifer es casi que indispensable. Cuando hablamos de dolor nos referimos a que lo muerdan (como si le quisieran arrancar un trozo de piel), o cualquier tipo de lesión que lo haga sangrar. Para él, una noche de sexo satisfactorio termina con sus sábanas llenas de sangre y su habitación plagada del olor a sangre y sexo, de lo contrario podrá decir que lo pasó bien, pero no que lo disfrutó.

    7. ¿Tiene límites?, sí. Jamás lastimaría a un niño o a un anciano, no abusa físicamente de nadie ni obliga a nadie a hacer nada que no desee, por sobre todas las cosas, Lucifer valora demasiado la libertad tanto propia como ajena.

    Espero que esto ayude a que entiendan por qué Lucifer se mueve cómo lo hace y no tachen a mi pequeño engendro de idiota manipulador. Léanlo y tomen notas.
    Puntualizaciones sobre Lucifer. 1. Lucifer no entiende mucho de emociones humanas, ni siquiera es capaz de describir las propias, para él cosas como la ternura, la alegría, o cosas por el estilo, si bien las experimenta, no las sabe reconocer por lo cual a veces resulta en una tremenda falta de empatía. 2. No es tonto ni pretende serlo, simplemente, no comprende cuando hace algo "mal" porque en su esquema de "valores", hay muchas cosas que no están mal, por ejemplo: Lucifer bien podría andar desnudo por la vida porque para él, la desnudez no es algo que debiera causarle pudor o vergüenza (de hecho no lo hace), pero se viste porque le gusta cómo se ve y el tinte divertido que eso le da al momento del sexo. 3. Lucifer actúa básicamente por deseo, si quiere algo, lo obtendrá y punto. No se va a poner a meditar si hace bien o mal, porque para él, esos son parámetros que no existen. 4. Es capaz de sentir amor, sí, sí puede, porque lo experimentó una vez de forma profunda e intensa. Sin embargo, actualmente su forma de amar ha cambiado, no es especialmente celoso ni nada por el estilo, tiende a "obedecer" lo que su pareja le pida, es decir, si su pareja le dice que desea una relación monógama, Lucifer lo hará, si le dice que quiere una orgía, lo hará, esto no porque no sea capaz de pensar por sí mismo, sino porque piensa que de esa forma podrá satisfacer mejor a su compañero o compañera pues estará haciendo justo lo que le piden. 5. Su sexualidad. NO ES NI GAY NI HETERO NI NADA QUE SE LE PAREZCA. Es un ángel, caído y lo que sea pero a fin de cuentas ángel, en ese sentido, tampoco tiene un género definido aunque al tomar forma terrenal prefiera verse como hombre. Para él, el sexo es algo tan natural que no tendría porqué haber limitaciones en cuanto a con cuántos y cada cuándo hacerlo, esto complica mucho sus relaciones porque todas las personas, en su mayoría, esperan de él una relación monógama y casi célibe (teniendo en cuenta la frecuencia con la que suele tener relaciones). 6. Lucifer NECESITA sentir dolor como parte del placer, esto también lo hace casi incompatible con muchos seres porque no están habituados a ello, sin embargo, para Lucifer es casi que indispensable. Cuando hablamos de dolor nos referimos a que lo muerdan (como si le quisieran arrancar un trozo de piel), o cualquier tipo de lesión que lo haga sangrar. Para él, una noche de sexo satisfactorio termina con sus sábanas llenas de sangre y su habitación plagada del olor a sangre y sexo, de lo contrario podrá decir que lo pasó bien, pero no que lo disfrutó. 7. ¿Tiene límites?, sí. Jamás lastimaría a un niño o a un anciano, no abusa físicamente de nadie ni obliga a nadie a hacer nada que no desee, por sobre todas las cosas, Lucifer valora demasiado la libertad tanto propia como ajena. Espero que esto ayude a que entiendan por qué Lucifer se mueve cómo lo hace y no tachen a mi pequeño engendro de idiota manipulador. Léanlo y tomen notas.
    Me gusta
    Me endiabla
    3
    1 comentario 0 compartidos 644 vistas
Ver más resultados
Patrocinados