• —Esta isla se ve genial...lugares de buena altura en caso de una inundacion,buena fauna marina para sobrevivir en caso de emergencia,una playa unos pocos minutos,clima hermoso y una buena vista...este sera nuestro Jardin Del Eden..

    —Mark empezo a buscar un lugar aislado y distante de la sociedad para iniciar una nueva vida junto a su esposa Mermid Daminet y su futuro hijo/a—
    —Esta isla se ve genial...lugares de buena altura en caso de una inundacion,buena fauna marina para sobrevivir en caso de emergencia,una playa unos pocos minutos,clima hermoso y una buena vista...este sera nuestro Jardin Del Eden.. —Mark empezo a buscar un lugar aislado y distante de la sociedad para iniciar una nueva vida junto a su esposa [flash_navy_bat_117] y su futuro hijo/a—
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  • ──Con un clima así, hasta yo prefiero una siesta antes que una batalla.
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  • - aquellos tiempos aún la tierra era joven un reino fríos y olvidado por muchos, en ese lugar viva la joven diosa detrás de aquellas montañas uno de los nueve mundos , el clima nunca cambiaba era totalmente fríos y helados solitarios .-

    Párese que será otro día más , este joven mundo ..... Tan solitario
    - aquellos tiempos aún la tierra era joven un reino fríos y olvidado por muchos, en ese lugar viva la joven diosa detrás de aquellas montañas uno de los nueve mundos , el clima nunca cambiaba era totalmente fríos y helados solitarios .- Párese que será otro día más , este joven mundo ..... Tan solitario
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  • Todo a mejorado
    Fandom crepúsculo
    Categoría Original
    Era el clima ideal para un partido de Bese Ball , había truenos y algo de lluvia , así que la familia Cullen decidió que era buena idea que bella jugase como vampira , ella aceptó de inmediato así que Jacob se quedo quedo con Renessmee.

    Todos se alistaron para ir en lo que llegaba Carlisle del trabajo , el tenia media hora en coche hasta la casa .

    Alice estaba super feliz de ver a Bella con el uniforme de la familia. acomodo el cabello hermoso de Bella y le dijo.

    -Esta vez nada malo pasara .....

    Ellas rieron y comenzaron a caminar hasta el garaje donde estaban los lujosos autos, juntaron los palos y se fueron.
    Era el clima ideal para un partido de Bese Ball , había truenos y algo de lluvia , así que la familia Cullen decidió que era buena idea que bella jugase como vampira , ella aceptó de inmediato así que Jacob se quedo quedo con Renessmee. Todos se alistaron para ir en lo que llegaba Carlisle del trabajo , el tenia media hora en coche hasta la casa . Alice estaba super feliz de ver a Bella con el uniforme de la familia. acomodo el cabello hermoso de Bella y le dijo. -Esta vez nada malo pasara ..... Ellas rieron y comenzaron a caminar hasta el garaje donde estaban los lujosos autos, juntaron los palos y se fueron.
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    15
    Estado
    Disponible
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  • Bueno... ¿Vienes conmigo?
    El clima está en su punto y las olas claman aue navegemos en altamar.

    Ven, es momento de tomar un descanzo.
    ¡Acompáñame!
    Bueno... ¿Vienes conmigo? El clima está en su punto y las olas claman aue navegemos en altamar. Ven, es momento de tomar un descanzo. ¡Acompáñame!
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  • - Ahg... Te lo dije una y mil veces... El reporte del clima advirtió que iba a llover, pero tú querías salir a lo que diera lugar... Solo espero que no te enfermes...

    *Dice con una voz firme y algo enojada, aunque se nota en su mirada la preocupación por tu salud*
    - Ahg... Te lo dije una y mil veces... El reporte del clima advirtió que iba a llover, pero tú querías salir a lo que diera lugar... Solo espero que no te enfermes... *Dice con una voz firme y algo enojada, aunque se nota en su mirada la preocupación por tu salud*
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  • El Encargo del Pueblo
    Fandom OC
    Categoría Original
    El murmullo del restaurante era cálido, lleno de voces humanas que hablaban de cosas sencillas: la cosecha, el clima, las familias. Me gustaba escuchar esas conversaciones. Me recordaban lo que nunca tuve, pero que de alguna manera, ahora protegía. La madera crujía bajo el peso de los pasos y el aire olía a pan recién horneado; detalles pequeños que, para mí, valían más que cualquier templo lleno de oro.

    Me habían pedido algo más serio esta vez. No era la primera vez que los ancianos del pueblo venían a mí con un encargo, pero la tensión en sus ojos me decía que esta petición era distinta. “Protege al pueblo de lo que viene”, habían dicho. No había detalles, no había explicación… pero yo no necesitaba más. Sentía en mi piel las vibraciones extrañas, una corrupción que se acercaba como neblina.

    Mientras esperaba mi comida, Astryl descansaba hecho un ovillo a mis pies, invisible a ojos humanos. Solo yo podía escuchar el leve tintinear de su ronroneo estelar.

    El camarero se acercó con un plato, y cuando nuestras miradas se cruzaron, por un instante mis ojos cambiaron de color: el dorado angelical brilló sobre el rojo demoníaco. El joven parpadeó, como si hubiese visto algo que no debía, y se marchó en silencio.

    Suspiré. Siempre la misma lucha: esconderme de aquellos a quienes juré proteger.

    Un ruido seco resonó fuera del restaurante. Un caballo relinchó de forma violenta y luego el silencio se rompió con un grito. Me puse de pie de inmediato, dejando unas monedas sobre la mesa. Astryl apareció, saltando ágil a mi hombro, su pelaje brillando como constelaciones vivientes.

    Al salir, lo vi: una figura envuelta en sombras líquidas, algo entre bestia y espectro, avanzando hacia las casas. La gente corría, aterrada.

    Extendí mi mano derecha, y el tatuaje ancestral en mi piel se iluminó con un resplandor pálido. Sentí la mezcla de ambas fuerzas: la sombra infernal se enroscó en mis dedos, mientras la luz celestial surgía desde mi palma. El choque de ambas energías dolía, como siempre… pero era un dolor que aprendí a dominar.

    —Retrocede —murmuré, y mi voz resonó con un eco que no pertenecía a este mundo.

    El espectro se detuvo, confuso. Aproveché el instante y tracé un símbolo en el aire. Las sombras me obedecieron, envolviendo a la criatura como cadenas negras, mientras un destello dorado descendió sobre ella desde el cielo nocturno.

    La fusión de ambos hechizos rasgó su forma, dispersándola en un aullido que se perdió en la nada.

    Cuando el silencio regresó, los aldeanos comenzaron a asomarse poco a poco. Algunos hicieron la señal de la cruz. Otros me miraron con miedo, otros con gratitud. Yo simplemente me giré, regresando al restaurante como si nada hubiese ocurrido.

    Astryl ronroneó en mi hombro, su voz vibrando en mi mente: “No todos sabrán jamás quién eres realmente… pero eso no importa. El pueblo sigue a salvo.”

    Sonreí levemente. —Y eso es suficiente.

    Volví a sentarme, tomé la copa de vino y la llevé a mis labios. Afuera, el viento olía a calma otra vez.
    El murmullo del restaurante era cálido, lleno de voces humanas que hablaban de cosas sencillas: la cosecha, el clima, las familias. Me gustaba escuchar esas conversaciones. Me recordaban lo que nunca tuve, pero que de alguna manera, ahora protegía. La madera crujía bajo el peso de los pasos y el aire olía a pan recién horneado; detalles pequeños que, para mí, valían más que cualquier templo lleno de oro. Me habían pedido algo más serio esta vez. No era la primera vez que los ancianos del pueblo venían a mí con un encargo, pero la tensión en sus ojos me decía que esta petición era distinta. “Protege al pueblo de lo que viene”, habían dicho. No había detalles, no había explicación… pero yo no necesitaba más. Sentía en mi piel las vibraciones extrañas, una corrupción que se acercaba como neblina. Mientras esperaba mi comida, Astryl descansaba hecho un ovillo a mis pies, invisible a ojos humanos. Solo yo podía escuchar el leve tintinear de su ronroneo estelar. El camarero se acercó con un plato, y cuando nuestras miradas se cruzaron, por un instante mis ojos cambiaron de color: el dorado angelical brilló sobre el rojo demoníaco. El joven parpadeó, como si hubiese visto algo que no debía, y se marchó en silencio. Suspiré. Siempre la misma lucha: esconderme de aquellos a quienes juré proteger. Un ruido seco resonó fuera del restaurante. Un caballo relinchó de forma violenta y luego el silencio se rompió con un grito. Me puse de pie de inmediato, dejando unas monedas sobre la mesa. Astryl apareció, saltando ágil a mi hombro, su pelaje brillando como constelaciones vivientes. Al salir, lo vi: una figura envuelta en sombras líquidas, algo entre bestia y espectro, avanzando hacia las casas. La gente corría, aterrada. Extendí mi mano derecha, y el tatuaje ancestral en mi piel se iluminó con un resplandor pálido. Sentí la mezcla de ambas fuerzas: la sombra infernal se enroscó en mis dedos, mientras la luz celestial surgía desde mi palma. El choque de ambas energías dolía, como siempre… pero era un dolor que aprendí a dominar. —Retrocede —murmuré, y mi voz resonó con un eco que no pertenecía a este mundo. El espectro se detuvo, confuso. Aproveché el instante y tracé un símbolo en el aire. Las sombras me obedecieron, envolviendo a la criatura como cadenas negras, mientras un destello dorado descendió sobre ella desde el cielo nocturno. La fusión de ambos hechizos rasgó su forma, dispersándola en un aullido que se perdió en la nada. Cuando el silencio regresó, los aldeanos comenzaron a asomarse poco a poco. Algunos hicieron la señal de la cruz. Otros me miraron con miedo, otros con gratitud. Yo simplemente me giré, regresando al restaurante como si nada hubiese ocurrido. Astryl ronroneó en mi hombro, su voz vibrando en mi mente: “No todos sabrán jamás quién eres realmente… pero eso no importa. El pueblo sigue a salvo.” Sonreí levemente. —Y eso es suficiente. Volví a sentarme, tomé la copa de vino y la llevé a mis labios. Afuera, el viento olía a calma otra vez.
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  • Era uno de esos raros fines de semana en que el clima de Hogwarts parecía haber hecho las paces con los estudiantes. El sol se filtraba tímido entre las nubes, dorando los muros del castillo y bañando el patio interior con una luz cálida.

    Susan Bones estaba sentada en el borde de una de las bancas de piedra, hojeando un libro sin demasiado interés. Ese día no vestía el uniforme completo, solo una túnica ligera abierta sobre ropa cómoda. Su cabello recogido en una media coleta dejaba al descubierto un rostro más fresco de lo habitual, resaltado por un maquillaje sutil: un poco de rubor, apenas brillo en los labios y una sombra clara que hacía resaltar sus ojos. No era algo que solía usar a diario, pero ese sábado… se permitió el capricho.

    El sonido de pasos arrastrados sobre la grava del patio anunció la llegada de alguien más. No necesitó alzar la vista para saber quién era; la voz se encargó de confirmarlo.

    —Someone’s looking extracute today.

    Susan cerró el libro con un golpe seco, y alzó la mirada directo a él, arqueando una ceja con naturalidad desarmante.

    —Are you high? —preguntó, sin rodeos, como si la frase hubiera sido ensayada de antemano.

    Un par de estudiantes en la otra punta del patio contuvieron la risa, murmurando entre ellos, atentos a lo que pudiera suceder. Susan, en cambio, no pareció darle demasiada importancia. Volvió a abrir su libro, como si la conversación hubiera terminado allí mismo.

    Pero en el aire quedó suspendida esa chispa de tensión juguetona, como si el destino hubiera preparado el escenario para que Nott decidiera quedarse, replicar o marcharse con una sonrisa torcida.
    Era uno de esos raros fines de semana en que el clima de Hogwarts parecía haber hecho las paces con los estudiantes. El sol se filtraba tímido entre las nubes, dorando los muros del castillo y bañando el patio interior con una luz cálida. Susan Bones estaba sentada en el borde de una de las bancas de piedra, hojeando un libro sin demasiado interés. Ese día no vestía el uniforme completo, solo una túnica ligera abierta sobre ropa cómoda. Su cabello recogido en una media coleta dejaba al descubierto un rostro más fresco de lo habitual, resaltado por un maquillaje sutil: un poco de rubor, apenas brillo en los labios y una sombra clara que hacía resaltar sus ojos. No era algo que solía usar a diario, pero ese sábado… se permitió el capricho. El sonido de pasos arrastrados sobre la grava del patio anunció la llegada de alguien más. No necesitó alzar la vista para saber quién era; la voz se encargó de confirmarlo. —Someone’s looking extracute today. Susan cerró el libro con un golpe seco, y alzó la mirada directo a él, arqueando una ceja con naturalidad desarmante. —Are you high? —preguntó, sin rodeos, como si la frase hubiera sido ensayada de antemano. Un par de estudiantes en la otra punta del patio contuvieron la risa, murmurando entre ellos, atentos a lo que pudiera suceder. Susan, en cambio, no pareció darle demasiada importancia. Volvió a abrir su libro, como si la conversación hubiera terminado allí mismo. Pero en el aire quedó suspendida esa chispa de tensión juguetona, como si el destino hubiera preparado el escenario para que Nott decidiera quedarse, replicar o marcharse con una sonrisa torcida.
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  • La joven elfo se encontraba en el jardín del palacio, reuniendo flores para cada jarrón que se atravesara en su camino, tenia ya varias canastas listas.

    ── Estas flores azules son preciosas, no pensé que florecerían en este clima...

    Continuo tejiendo el arreglo florar que estaba preparando como sorpresa para alguien que estaba segura le encantarían esas flores y que le quedarían muy bien.
    La joven elfo se encontraba en el jardín del palacio, reuniendo flores para cada jarrón que se atravesara en su camino, tenia ya varias canastas listas. ── Estas flores azules son preciosas, no pensé que florecerían en este clima... Continuo tejiendo el arreglo florar que estaba preparando como sorpresa para alguien que estaba segura le encantarían esas flores y que le quedarían muy bien.
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  • Mientras llueve el sonido de las gotas y los truenos lejanos más el frío son buenos estimulantes para dormir. Aunque también a veces los recuerdos despiertan con este tipo de clima...
    Mientras llueve el sonido de las gotas y los truenos lejanos más el frío son buenos estimulantes para dormir. Aunque también a veces los recuerdos despiertan con este tipo de clima...
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