• El bar, al igual que el hall del hotel, quedaron en absoluto silencio tras la partida de Lucifer. Sólo el tintinear de los hielos contra el vidrio del vaso era audible cuando él jugaba con el mismo entre sus manos.
    Aún sentado en el taburete de aquel bar tan desolado como el hotel, había su brazo libre en la barra y recargado su rostro en su mano mientras, distraídamente, observaba el licor a medio beber en el vaso. El líquido ondeaba en círculos paralelos a los movimientos que él hacía con el recipiente en su mano. Suspiró sin darse cuenta. Su mente divagando más allá del presente. Hacia el pasado, pero no uno muy lejano. Tan solo hacía unos minutos atrás ¿Quién sabía si menos?
    Sin embargo, pronto su mente terminó recordando la melodía de un violín. El canto angelical que acompañaba una suave melodía tocada a dueto por dos armoniosos instrumentos. Un brillo dorado que había acabado por iluminar el ambiente incluso más que cualquier luz que pudo alguna vez haber visto.

    — Mmm mmm... — Pronto se encontró a sí mismo tarareando, aunque tal vez no fue del todo consciente que lo hacía. Su sombra bajo sus pies, escurriéndose en la pared a su lado, observándolo con expresión confundida y ladeando la cabeza. Intentando verle a los ojos pero él no parecía notario. Su mirada en el licor que todavía hacía girar en su vaso mientras observaba sin mirar. Su mente divagando más allá.
    La sombra insistió, pasando a estar frente a él, incluso una mano agitó en sus narices pero, otra vez él no lo notó. O tal vez sí esta segunda vez pero no le importó. Apoyó el vaso en la barra y, sin levantarse, le dio la espalda para apoyarse sutilmente en la misma. Su mirada ahora perdida en el piano y sus oídos parecieron reproducir la suave melodía. Por un momento incluso sus ojos lo engañaron con la ilusión de la magia sucedida alrededor del instrumento.

    Apoyando un brazo en la barra y recargando su rostro en el piano, volvió a pensar en silencio.
    Volvió a recordar y, poco después, dejó escapar una suave risa silenciosa.

    — My radiant beam in the night
    I don't need no light to see you
    Shine
    It's your golden hour (oh)
    You slow down tiilime
    In your golden hour (oh) —

    Comenzó a tararear en voz baja de forma distraída con suave sonrisa.
    El bar, al igual que el hall del hotel, quedaron en absoluto silencio tras la partida de Lucifer. Sólo el tintinear de los hielos contra el vidrio del vaso era audible cuando él jugaba con el mismo entre sus manos. Aún sentado en el taburete de aquel bar tan desolado como el hotel, había su brazo libre en la barra y recargado su rostro en su mano mientras, distraídamente, observaba el licor a medio beber en el vaso. El líquido ondeaba en círculos paralelos a los movimientos que él hacía con el recipiente en su mano. Suspiró sin darse cuenta. Su mente divagando más allá del presente. Hacia el pasado, pero no uno muy lejano. Tan solo hacía unos minutos atrás ¿Quién sabía si menos? Sin embargo, pronto su mente terminó recordando la melodía de un violín. El canto angelical que acompañaba una suave melodía tocada a dueto por dos armoniosos instrumentos. Un brillo dorado que había acabado por iluminar el ambiente incluso más que cualquier luz que pudo alguna vez haber visto. — Mmm mmm... — Pronto se encontró a sí mismo tarareando, aunque tal vez no fue del todo consciente que lo hacía. Su sombra bajo sus pies, escurriéndose en la pared a su lado, observándolo con expresión confundida y ladeando la cabeza. Intentando verle a los ojos pero él no parecía notario. Su mirada en el licor que todavía hacía girar en su vaso mientras observaba sin mirar. Su mente divagando más allá. La sombra insistió, pasando a estar frente a él, incluso una mano agitó en sus narices pero, otra vez él no lo notó. O tal vez sí esta segunda vez pero no le importó. Apoyó el vaso en la barra y, sin levantarse, le dio la espalda para apoyarse sutilmente en la misma. Su mirada ahora perdida en el piano y sus oídos parecieron reproducir la suave melodía. Por un momento incluso sus ojos lo engañaron con la ilusión de la magia sucedida alrededor del instrumento. Apoyando un brazo en la barra y recargando su rostro en el piano, volvió a pensar en silencio. Volvió a recordar y, poco después, dejó escapar una suave risa silenciosa. — My radiant beam in the night I don't need no light to see you Shine It's your golden hour (oh) You slow down tiilime In your golden hour (oh) — Comenzó a tararear en voz baja de forma distraída con suave sonrisa.
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  • ¡Nutty se ha tragado un fórmula que aún no terminaba y el muy idiota creyó que era bebida azucarada!.
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  • Apareció aunque de forma distraída esta vez, casi pensativo pero no de forma habitual.
    Aún con el bar vacío (y esta vez poco le importaba que Husk no estuviese) fue su sombra quien del otro lado de la barra le sirvió un vaso con whisky de centeno con hielos. Agarró el vaso con una mano y lo balanceó mirando los hielos girar en su interior, alejándose con tranquilo andar hasta reparar en el piano. Su piano en realidad.

    Una idea cruzó su mente y esta vez se resignó a ella. Acercándose al instrumento, bebió un trago del licor antes de dejar el vaso a un lado, tomando asiento y acomodando sus dedos de forma grácil sobre el teclado.
    Inhaló y exhaló a la vez que sus dedos presionaban las teclas. La música comenzando a emerger de forma suave, armoniosa. Tanto como quién había escuchado cantar esa melodía.
    Pero ¿Quien sabía realmente por qué había elegido tocar esa canción? Y de todas formas él tampoco lo diría en voz alta.

    https://youtu.be/elzYMJAwtF8?si=DJS55LDkveo9aLfl
    Apareció aunque de forma distraída esta vez, casi pensativo pero no de forma habitual. Aún con el bar vacío (y esta vez poco le importaba que Husk no estuviese) fue su sombra quien del otro lado de la barra le sirvió un vaso con whisky de centeno con hielos. Agarró el vaso con una mano y lo balanceó mirando los hielos girar en su interior, alejándose con tranquilo andar hasta reparar en el piano. Su piano en realidad. Una idea cruzó su mente y esta vez se resignó a ella. Acercándose al instrumento, bebió un trago del licor antes de dejar el vaso a un lado, tomando asiento y acomodando sus dedos de forma grácil sobre el teclado. Inhaló y exhaló a la vez que sus dedos presionaban las teclas. La música comenzando a emerger de forma suave, armoniosa. Tanto como quién había escuchado cantar esa melodía. Pero ¿Quien sabía realmente por qué había elegido tocar esa canción? Y de todas formas él tampoco lo diría en voz alta. https://youtu.be/elzYMJAwtF8?si=DJS55LDkveo9aLfl
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  • Ya que no pudo quedarse en su habitación bebiendo en santa paz, terminó por salir para ir directamente al bar del hotel.
    No quería a ver a nadie, pero no tenía muchas opciones si quería un trago para relajarse, suspirando y terminando por tomar asiento.

    Ni siquiera se molestó a buscar a Husk pues le constaba su estado, incluso se preguntaba si ya habría recibido sus alas por parte de su serpiente pero prefirió mantener la distancia debido a su reciente, rojo y jodido problema.

    Tomando asiento, atrajo una botella con su magia, sirviéndose una copa y comenzando a beber con relativa calma, vigilando su alrededor para asegurarse de estar solo.
    Ya que no pudo quedarse en su habitación bebiendo en santa paz, terminó por salir para ir directamente al bar del hotel. No quería a ver a nadie, pero no tenía muchas opciones si quería un trago para relajarse, suspirando y terminando por tomar asiento. Ni siquiera se molestó a buscar a [barcat75] pues le constaba su estado, incluso se preguntaba si ya habría recibido sus alas por parte de su serpiente pero prefirió mantener la distancia debido a su reciente, rojo y jodido problema. Tomando asiento, atrajo una botella con su magia, sirviéndose una copa y comenzando a beber con relativa calma, vigilando su alrededor para asegurarse de estar solo.
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  • ㅤㅤㅤ
    ⸻⸻ El cristal frío del enorme ventanal de su apartamento en Nueva York devolvía su reflejo algo deformado por las luces de la ciudad. Stephen Strange sostenía un vaso de whisky en la zurda sin beber durante unos segundos, como si el peso no estuviera en su mano realmente, sino en su conciencia. Afuera, Nueva York no descansaba. Nunca lo hacía en realidad. Adentro, en aquel apartamento, el silencio instalado era espeso, cargado de pensamientos que no encontraban una salida.

    Al final, dio un sorbo lento. El ardor del licor le bajó por la garganta pero no logró disipar la inquietud que le recorría el pecho. Había algo que no encajaba, una sensación persistente de que el equilibrio era frágil y de que el siguiente movimiento /el suyo/ inclinaría la balanza de forma irreversible. No era miedo. Tampoco duda. Era la certeza incómoda de que toda elección conllevaba un precio.

    Apoyó el vaso en la mesa sin apartar la mirada del horizonte iluminado. Había tomado decisiones imposibles antes. Había sacrificado, había perdido, había cargado con consecuencias que otros ni siquiera alcanzaban a ver. Y, aun así, esta vez el peso era distinto. Quizá por eso temía que no hubiera marcha atrás.

    Respiró hondo. El Doctor Strange no podía permitirse la inacción, por supuesto. El tiempo, como siempre, avanzaba sin pedir permiso. Y él lo sabía mejor que nadie: no decidir también es una forma de decidir.


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    ㅤㅤㅤ ⸻⸻ El cristal frío del enorme ventanal de su apartamento en Nueva York devolvía su reflejo algo deformado por las luces de la ciudad. Stephen Strange sostenía un vaso de whisky en la zurda sin beber durante unos segundos, como si el peso no estuviera en su mano realmente, sino en su conciencia. Afuera, Nueva York no descansaba. Nunca lo hacía en realidad. Adentro, en aquel apartamento, el silencio instalado era espeso, cargado de pensamientos que no encontraban una salida. Al final, dio un sorbo lento. El ardor del licor le bajó por la garganta pero no logró disipar la inquietud que le recorría el pecho. Había algo que no encajaba, una sensación persistente de que el equilibrio era frágil y de que el siguiente movimiento /el suyo/ inclinaría la balanza de forma irreversible. No era miedo. Tampoco duda. Era la certeza incómoda de que toda elección conllevaba un precio. Apoyó el vaso en la mesa sin apartar la mirada del horizonte iluminado. Había tomado decisiones imposibles antes. Había sacrificado, había perdido, había cargado con consecuencias que otros ni siquiera alcanzaban a ver. Y, aun así, esta vez el peso era distinto. Quizá por eso temía que no hubiera marcha atrás. Respiró hondo. El Doctor Strange no podía permitirse la inacción, por supuesto. El tiempo, como siempre, avanzaba sin pedir permiso. Y él lo sabía mejor que nadie: no decidir también es una forma de decidir. #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • Cielos *HIC* otra vez bebí mucho...detesto ser tan frágil con el alcohol, solo espero que nadie se aproveche de mi, soy demasiado fácil de engañar en este estado...~
    Cielos *HIC* otra vez bebí mucho...detesto ser tan frágil con el alcohol, solo espero que nadie se aproveche de mi, soy demasiado fácil de engañar en este estado...~
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  • Llevaba ya cerca de dos semanas en el hotel. Dos semanas en las que había recuperado su relación de hermanos con Ángel y parte del tiempo perdido. Y en la que sus sobrinos a escondidas, aprovechaban siempre que podían oara escabullirse a interrumpirle a lo que fuera que estuviera haciendo. Pues por alguna razón se empeñaban eñ cree que si le dejaban bien claro lo mucho que lo querían de forma constante, se quedaría en el hotel, cuando ya lo tenía decidido o no habria pasado ese tiempo alli.

    Así que, aunque eñ ese momento no estaba Husk aprovechó para servirse un brandy, uno tras otro. Que tampoco eran tantos, si no Tess, lo Justo para seguir lo bastante sobrio para atender a lo que le decían y responder con coherencia, pero si bastante como para que le importase una hectárea de pepino.

    Y en eso los niños iban reclamando:

    —¿Por que no nos dejas jugar con el Tio Alessio?—preguntó Rummy mosqueado.

    -Si, sabemos que es el hermano de papi, lo hemos sabido solitos ¡Por que es igual a papi pero eñ pequeñito!—continuó Lottie, haciendo el gesto de pequeñito con los dedos casi tocándose.

    Al escuchar eso, Arackniss se atragantó, escupió la bebida y saltó a esconderse detrás de un sillón, para luego quedar medio asomado to cual gatito que sabe que ha hecho algo malo.
    Llevaba ya cerca de dos semanas en el hotel. Dos semanas en las que había recuperado su relación de hermanos con Ángel y parte del tiempo perdido. Y en la que sus sobrinos a escondidas, aprovechaban siempre que podían oara escabullirse a interrumpirle a lo que fuera que estuviera haciendo. Pues por alguna razón se empeñaban eñ cree que si le dejaban bien claro lo mucho que lo querían de forma constante, se quedaría en el hotel, cuando ya lo tenía decidido o no habria pasado ese tiempo alli. Así que, aunque eñ ese momento no estaba [barcat75] aprovechó para servirse un brandy, uno tras otro. Que tampoco eran tantos, si no Tess, lo Justo para seguir lo bastante sobrio para atender a lo que le decían y responder con coherencia, pero si bastante como para que le importase una hectárea de pepino. Y en eso los niños iban reclamando: —¿Por que no nos dejas jugar con el Tio Alessio?—preguntó Rummy mosqueado. -Si, sabemos que es el hermano de papi, lo hemos sabido solitos ¡Por que es igual a papi pero eñ pequeñito!—continuó Lottie, haciendo el gesto de pequeñito con los dedos casi tocándose. Al escuchar eso, Arackniss se atragantó, escupió la bebida y saltó a esconderse detrás de un sillón, para luego quedar medio asomado to cual gatito que sabe que ha hecho algo malo.
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  • |Suspiro, sosteniendo la taza entre mis dedos|

    -La vida sabe amarga a estas horas… pero incluso el veneno se vuelve dulce si lo bebes con calma.
    No corro esta noche; dejo que el tiempo me mire a los ojos y recuerde quién manda cuando todo termina.
    |Suspiro, sosteniendo la taza entre mis dedos| -La vida sabe amarga a estas horas… pero incluso el veneno se vuelve dulce si lo bebes con calma. No corro esta noche; dejo que el tiempo me mire a los ojos y recuerde quién manda cuando todo termina.
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  • Emergió en su habitación directo desde las sombras. Sus piernas le fallaron por un momento pero llegó a sostenerse a tiempo de su tocador. ¿Qué demonios había sido todo eso?

    Enseguida se apresuró a servirse un vaso de whisky y rebuscó entre sus cosas hasta dar con sus cigarrillos. Tomó uno llevándoselo a los labios y lo prendió dando una profunda calada antes de exhalar el humo, de espaldas al tocador y apoyándose en él.
    Levantó la cabeza al exhalar, observando el humo del cigarro en el aire.

    Intentaba no pensar en la forma en la que Lucifer se había atrevido a tocar sus orejas, de tan solo hacerlo sentía su orgullo un poco más roto. Incluso se aferró con un poco más de fuerza al cigarrillo entre sus dedosz volviendo a llevarlo a sus labios para dar otra profunda calada.
    Volteó, exhalando y con la misma mano agarró el vaso que previamente había servido con el fuerte licor, bebiendo todo su contenido de una vez. Suspirando al acabar antes de dejar el vaso vacío a un lado.
    Miró su reflejo en el espejo, sus orejas abajo. Verlas le hizo gruñir. Odiaba las nuevas debilidades obtenidas en aquella forma demoníaca.

    Sin embargo, también alzó una ceja. Llevándose con más calma el cigarrillo a los labios al recordar la expresión de Lucifer. Eso había sido nuevo. Repugnante pero casi interesante.
    Comenzaba a sospechar que su pequeña debilidad era mucho más de lo que aparentaba y, aunque no era un área que le gustara explorar, tal vez le mantuviera un ojo encima con mayor interés
    Emergió en su habitación directo desde las sombras. Sus piernas le fallaron por un momento pero llegó a sostenerse a tiempo de su tocador. ¿Qué demonios había sido todo eso? Enseguida se apresuró a servirse un vaso de whisky y rebuscó entre sus cosas hasta dar con sus cigarrillos. Tomó uno llevándoselo a los labios y lo prendió dando una profunda calada antes de exhalar el humo, de espaldas al tocador y apoyándose en él. Levantó la cabeza al exhalar, observando el humo del cigarro en el aire. Intentaba no pensar en la forma en la que Lucifer se había atrevido a tocar sus orejas, de tan solo hacerlo sentía su orgullo un poco más roto. Incluso se aferró con un poco más de fuerza al cigarrillo entre sus dedosz volviendo a llevarlo a sus labios para dar otra profunda calada. Volteó, exhalando y con la misma mano agarró el vaso que previamente había servido con el fuerte licor, bebiendo todo su contenido de una vez. Suspirando al acabar antes de dejar el vaso vacío a un lado. Miró su reflejo en el espejo, sus orejas abajo. Verlas le hizo gruñir. Odiaba las nuevas debilidades obtenidas en aquella forma demoníaca. Sin embargo, también alzó una ceja. Llevándose con más calma el cigarrillo a los labios al recordar la expresión de Lucifer. Eso había sido nuevo. Repugnante pero casi interesante. Comenzaba a sospechar que su pequeña debilidad era mucho más de lo que aparentaba y, aunque no era un área que le gustara explorar, tal vez le mantuviera un ojo encima con mayor interés
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  • ~Escena con Daozhang Xiao Xingchen ~

    "¿Alguien tiene un DeLorean?"

    Abrió los ojos lentamente solo para percatarse de que no reconocía dónde estaba. ¿Qué era todo eso? ¿Qué había pasado? Lo último que recordaba era meterse en su cama a dormir y entonces... ¿Qué hacía en mitad de un bosque? Y... ¿Por qué llevaba aquellas ropas? ¿Un yukata? No estaba entendiendo nada.
    Se incorporó, pues estaba tumbado sobre un lecho de flores. Se puso en pie y miró a su alrededor. No reconocí aquel lugar. ¿Cuándo llegó allí y por qué llevaba aquellas ropas que no eran suyas?

    Demasiados sinsentidos.

    Necesitaba regresar a casa, pero... ¿Por dónde debía ir?
    Caminaría sin más, dejándose llevar por su habitual buena orientación, pensó que así lograría regresar. Pero lo cierto era que no. Sus pasos le llevaron hasta lo que parecía una ¿aldea? ¿A caso se había colado en el set de rodaje de una película ambientada en la época Edo? Pero todo parecía tan realista, incluso había gente que juraría vivían allí. Pero eso no era posible, ¿no?

    Para su sorpresa y desgracia sí, era posible. La gente hablaba un dialecto japonés que le costaba un poco entender en ocasiones, a demás de que le observaban con una mezcla de admiración y temor. ¿Era debido a su apariencia? Desde luego llamaba la atención. Pasó varios días y noches tratando de descubrir qué había pasado, solo para tener que admitir la cruda realidad... Había viajado en el tiempo. ¿Cómo? No tenía ni idea, pero así era. ¿Qué iba a ser de él? ¿Cómo iba a sobrevivir allí? Es más, la caza de lobos parecía a la orden del día, se sentía como un mal chiste.

    El tiempo siguió pasando, sobreviviendo de cazar algún animal en el bosque, de esconderse en cuevas, conseguir dinero que robaba a borrachos para así poder comprar algunas cosas o costearse unas copas en lugares de mala muerte. Alguna vez trataron de capturarlo para venderlo en el barrio rojo, otras le intentaban caza acusándolo de ser un yokai, etc. La vida no era para nada sencilla.
    De alguna u otra forma, necesitó huir de allí desesperadamente pues, por lo visto, algunos aldeanos se enteraron de su verdadera naturaleza y los problemas no hicieron más que aumentar. Sin comerlo ni beberlo acabó en un barco que zarpaba a vete a saber dónde. ¿Es que no podía vivir tranquilo?

    Se mantuvo escondido en las bodegas como pudo, un polizón, cosa que no fue tarea fácil.

    Finalmente llegaron a tierra, el destino de la mercancía entre otros asuntos turbios que parecían tener entre manos los tripulantes.
    ¿Dónde estaba ene se momento? Ya no tenía ni idea y llegados ese punto, tampoco creyó que importase demasiado. Logró salir del navío sin ser descubierto y cuando al fin pudo vagar por las calles no tardó mucho en reconocer un poco del dialecto, así como arquitectura.
    China.

    Genial, ¿qué se supone que iba a hacer él por su cuenta en China? Y más aún en aquella época. Listo, estaba jodido. Muy jodido. Solo le quedaba asumirlo.
    Buscó lugares que tuvieran frondosos bosques cercanos, lugares donde pudiera usar su apariencia de lobo con tranquilidad, así como, de vez en cuando y si era necesario, cazar algún pequeño animal para alimentarse. Nunca mataba más de la cuenta, no le traía placer alguno la caza en sí, pero no tenía más opciones para conseguir alimento sustancioso dada la situación.
    En ocasiones bajaba a los pueblos, intentando memorizar cada lugar, moverse ágil por las calles, quizá conseguir un poco de dinero y con este, alcohol para embriagarse. Con el paso del tiempo también lograba aprender un poco más del idioma, aunque lo hablaba peor que un niño pequeño pero se hacía entender.

    A pesar de seguir atrapado en lo que creía una broma de mal gusto o una maldición sin sentido, las cosas no iban del todo mal. Estaba preocupado por su madre, sí, así como muchos otros asuntos sin resolver... Pero sobrevivía bastante bien.

    Al menos hasta que un suceso extraño azotó los pueblos y los bosques. Algo que, sin duda y dada su mala suerte habitual, le salpicaría...
    ~Escena con [Daozhang_XiaoXingchen] ~ "¿Alguien tiene un DeLorean?" Abrió los ojos lentamente solo para percatarse de que no reconocía dónde estaba. ¿Qué era todo eso? ¿Qué había pasado? Lo último que recordaba era meterse en su cama a dormir y entonces... ¿Qué hacía en mitad de un bosque? Y... ¿Por qué llevaba aquellas ropas? ¿Un yukata? No estaba entendiendo nada. Se incorporó, pues estaba tumbado sobre un lecho de flores. Se puso en pie y miró a su alrededor. No reconocí aquel lugar. ¿Cuándo llegó allí y por qué llevaba aquellas ropas que no eran suyas? Demasiados sinsentidos. Necesitaba regresar a casa, pero... ¿Por dónde debía ir? Caminaría sin más, dejándose llevar por su habitual buena orientación, pensó que así lograría regresar. Pero lo cierto era que no. Sus pasos le llevaron hasta lo que parecía una ¿aldea? ¿A caso se había colado en el set de rodaje de una película ambientada en la época Edo? Pero todo parecía tan realista, incluso había gente que juraría vivían allí. Pero eso no era posible, ¿no? Para su sorpresa y desgracia sí, era posible. La gente hablaba un dialecto japonés que le costaba un poco entender en ocasiones, a demás de que le observaban con una mezcla de admiración y temor. ¿Era debido a su apariencia? Desde luego llamaba la atención. Pasó varios días y noches tratando de descubrir qué había pasado, solo para tener que admitir la cruda realidad... Había viajado en el tiempo. ¿Cómo? No tenía ni idea, pero así era. ¿Qué iba a ser de él? ¿Cómo iba a sobrevivir allí? Es más, la caza de lobos parecía a la orden del día, se sentía como un mal chiste. El tiempo siguió pasando, sobreviviendo de cazar algún animal en el bosque, de esconderse en cuevas, conseguir dinero que robaba a borrachos para así poder comprar algunas cosas o costearse unas copas en lugares de mala muerte. Alguna vez trataron de capturarlo para venderlo en el barrio rojo, otras le intentaban caza acusándolo de ser un yokai, etc. La vida no era para nada sencilla. De alguna u otra forma, necesitó huir de allí desesperadamente pues, por lo visto, algunos aldeanos se enteraron de su verdadera naturaleza y los problemas no hicieron más que aumentar. Sin comerlo ni beberlo acabó en un barco que zarpaba a vete a saber dónde. ¿Es que no podía vivir tranquilo? Se mantuvo escondido en las bodegas como pudo, un polizón, cosa que no fue tarea fácil. Finalmente llegaron a tierra, el destino de la mercancía entre otros asuntos turbios que parecían tener entre manos los tripulantes. ¿Dónde estaba ene se momento? Ya no tenía ni idea y llegados ese punto, tampoco creyó que importase demasiado. Logró salir del navío sin ser descubierto y cuando al fin pudo vagar por las calles no tardó mucho en reconocer un poco del dialecto, así como arquitectura. China. Genial, ¿qué se supone que iba a hacer él por su cuenta en China? Y más aún en aquella época. Listo, estaba jodido. Muy jodido. Solo le quedaba asumirlo. Buscó lugares que tuvieran frondosos bosques cercanos, lugares donde pudiera usar su apariencia de lobo con tranquilidad, así como, de vez en cuando y si era necesario, cazar algún pequeño animal para alimentarse. Nunca mataba más de la cuenta, no le traía placer alguno la caza en sí, pero no tenía más opciones para conseguir alimento sustancioso dada la situación. En ocasiones bajaba a los pueblos, intentando memorizar cada lugar, moverse ágil por las calles, quizá conseguir un poco de dinero y con este, alcohol para embriagarse. Con el paso del tiempo también lograba aprender un poco más del idioma, aunque lo hablaba peor que un niño pequeño pero se hacía entender. A pesar de seguir atrapado en lo que creía una broma de mal gusto o una maldición sin sentido, las cosas no iban del todo mal. Estaba preocupado por su madre, sí, así como muchos otros asuntos sin resolver... Pero sobrevivía bastante bien. Al menos hasta que un suceso extraño azotó los pueblos y los bosques. Algo que, sin duda y dada su mala suerte habitual, le salpicaría...
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