• Frío, eso era lo que Russo sentía por las noches. Pero no se trataba de la baja temperatura del aire acondicionado o una condición climática. Él dormía tapado hasta el cuello con colchas y sábanas calientes, pero igualmente era atacado por el frío.

    Russo tiembla, su cuerpo se sacude descontroladamente en busca de generar calor. Sus dientes casi cortan su lengua por el incontrolable temblor.

    Russo sufre al respirar, cada vez que inhala siente como sus pulmones son llenados por un aire anormalmente helado. Era tal que sentía su garganta arder, juraba que tenía los pulmones congelados.

    Russo sintió la caricia de una mano fría, tan fría que el sudor helado de sus mejillas se había convertido en escarcha. Él no podía ver, pero era más que obvio que algo lo acompañaba en aquellas invernales noches en el hospital.






















    //Pero no le dí importancia //
    Frío, eso era lo que Russo sentía por las noches. Pero no se trataba de la baja temperatura del aire acondicionado o una condición climática. Él dormía tapado hasta el cuello con colchas y sábanas calientes, pero igualmente era atacado por el frío. Russo tiembla, su cuerpo se sacude descontroladamente en busca de generar calor. Sus dientes casi cortan su lengua por el incontrolable temblor. Russo sufre al respirar, cada vez que inhala siente como sus pulmones son llenados por un aire anormalmente helado. Era tal que sentía su garganta arder, juraba que tenía los pulmones congelados. Russo sintió la caricia de una mano fría, tan fría que el sudor helado de sus mejillas se había convertido en escarcha. Él no podía ver, pero era más que obvio que algo lo acompañaba en aquellas invernales noches en el hospital. //Pero no le dí importancia 🤙//
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  • Mientras caminabas por el bosque escuchaste un Crack, de algo rompiéndose, al poner atención te encontraste con Bloom quitándose la cabeza y de forma inmediata millones de mariposas saliendo de su cuello cercenado -mmh? A perdón no pensé que hubiera alguien más aquí, las mariposas? Bueno conoces el efecto mariposa? Pues eso son estás pequeñas, sus alas hacen la realidad visible, y por qué salen d emi cuerpo? Gracias a mi maldición que me hace hueco como muñeca de porcelana, se formó un hábitat perfecto para que estás mariposas crecieran y se reproducieran y ahora cada tanto debo liberarlas- los ojos de la cabeza de Bloom estaban cerrados, aún estado cortada su boca se seguía moviendo al hablar, solo podías hacer escuchar su voz al mismo tiempo que ver su cuerpo sentado sobre sus piernas y su cabeza reposando a un lado mientras aquella parada de mariposas salían en la oscuridad del bosque
    Mientras caminabas por el bosque escuchaste un Crack, de algo rompiéndose, al poner atención te encontraste con Bloom quitándose la cabeza y de forma inmediata millones de mariposas saliendo de su cuello cercenado -mmh? A perdón no pensé que hubiera alguien más aquí, las mariposas? Bueno conoces el efecto mariposa? Pues eso son estás pequeñas, sus alas hacen la realidad visible, y por qué salen d emi cuerpo? Gracias a mi maldición que me hace hueco como muñeca de porcelana, se formó un hábitat perfecto para que estás mariposas crecieran y se reproducieran y ahora cada tanto debo liberarlas- los ojos de la cabeza de Bloom estaban cerrados, aún estado cortada su boca se seguía moviendo al hablar, solo podías hacer escuchar su voz al mismo tiempo que ver su cuerpo sentado sobre sus piernas y su cabeza reposando a un lado mientras aquella parada de mariposas salían en la oscuridad del bosque
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  • "Esta rosa del desierto llama a la lluvia. Quién venera su presencia; acude como un condenado a sus melodías. Cada uno de los pasos que lo acercan a mí es una llamada de paraísos primigenios pese a que desconozco si lograré encontrarlo entre mis brazos para siempre. Aún perdura su estampa en este corazón que arrastra todas mis ilusiones. Mis huellas a ópera silente; porque no hay espíritu que lo pueda invocar y traerlo hasta mí".

    Sus palabras susurran delineados a sol de invierno y nieve de verano. La habitación produce que su corazón latiera y lagrimeara, sin derramar una lágrima alguna. Reparte una caricia entre los barrotes; la jaula no está oxidada pero reposa en matiz bronce. Ahí perduran sus memorias. El cofre en que las ha sepultado resuena música. Melodías que silban una La crecida, que delinean un Re escrito con hilares de lana. Las Mi que hechizan los dedos que tocan sus hoscos rostros; esos revestidos con vidrioso orégano y laureles circunspectos. Delimita una forma de prestarle los ojos de sus manos. Vislumbra las alineaciones de los astros que pecan de inocentes.

    El abrigo de sus rezos calma los sollozos del genuino imberbe con aroma a condenado; él matiza la arena con la que le calienta los pies. El orgullo de sus crímenes, signos de bosques y triadas de metal, esos que esgrimen una venía a sus denarios de dientes de leche y huesos de cimitarras; pigmentados con tinta indeleble para siempre en un pozo de ríos de paraísos sin final.

    Él presta a callar sus sentires; él imprime sus huellas dactilares en un esbozo que musita un esgrimido de hazañas y recodos de piedras en el centro de su vesícula. Tiene hambre y viste de espejismos y cayenas. Ofrece café de uvas; pastel de zanahorias y ciruelas pasas que pastan con el rencor de las palabras mudas que se elevan, se elevan, se elevan con el futuro de los céfiros y el humo de adviento que hace el Amor con sus delicadas promesas.

    Él abre la jaula. No persiste el juicio que lo condenó a vagar en la realidad sin siquiera moverse. Sus dedos se mueven, tejen un lagrimeo de lilas y árboles de lima. Las naranjas que crecen en su interior, que pare de vez en vez, de vez en vez, de vez en vez retienen los rostros infantiles de sus vástagos. Edifican pilares, consciencia con aroma a popurrí. Seda de huesos de besos. Desde el secuestro escriben una historia interminable; venenos y antídotos han trinado y sesgado a sus dominios; derrite a la razón de sus suspiros. Retira la sentencia en las nocturnas haladas que pregonan juntos; cada vez que abren las alas. Cada vez que fotografía su anatomía y la borda en el centro de su ombligo.

    Cada tanto que cuenta el tiempo que anda y, con anhelantes rezos, describe a la fantasía justo a su sangre y altares. A él acude cada vez que se equivoca en las lecciones. A él confiesa sus dolencias; la magia punza y retiene lo poco de cordura que les queda. Comparten el lecho de plumas y piojos de ganso. Sobre ellos crecen flores cristalinas; la fiereza de sus voces al llamarse sin palabras hiere a sus engaños. Jamás se abandonarán el uno al otro, el otro al uno, el uno al dos.

    Ambos son prisioneros y verdugos de su Amor, melodía decorosa que viste a la tumba de sus hilos rojos del Destino y muñecas con aroma a Sol. El otoño crece entre sus ramas: un firmamento anhelante de sal de mar. Un sueño que repite su ciclo de principio a fin con vestigios de cisnes y cigüeñas hechas de tejidos de papel. Hiela una brizna y recita la buena nueva de su historia en estos aquí y estos ahora.

    Amor y dolor. Duermen y sueñan con ellos mismos; sueños de dulces cunas. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Un lamento de sus ecos alcanza a rasgar el silencio que escuda sus penas que aguardan ante como monolitos colgantes de pies descalzos; ellos se abrazan, aún en la distancia. Ellos hacen el Amor siempre entre desnudadas pérdidas y reencuentros de crueldades magnánimas, tan sólo son dos soñadores radicales que se anhelan; tan sólo el firmamento y el mar que se llaman entre los bordes del tiempo. Están ahí, y se desmoronan, similares a un leve susurro; a un encanto. Un sagrado sueño que los unifica y en el que se buscan sin siquiera conocer sus nombres verdaderos.


    "Esta rosa del desierto llama a la lluvia. Quién venera su presencia; acude como un condenado a sus melodías. Cada uno de los pasos que lo acercan a mí es una llamada de paraísos primigenios pese a que desconozco si lograré encontrarlo entre mis brazos para siempre. Aún perdura su estampa en este corazón que arrastra todas mis ilusiones. Mis huellas a ópera silente; porque no hay espíritu que lo pueda invocar y traerlo hasta mí". Sus palabras susurran delineados a sol de invierno y nieve de verano. La habitación produce que su corazón latiera y lagrimeara, sin derramar una lágrima alguna. Reparte una caricia entre los barrotes; la jaula no está oxidada pero reposa en matiz bronce. Ahí perduran sus memorias. El cofre en que las ha sepultado resuena música. Melodías que silban una La crecida, que delinean un Re escrito con hilares de lana. Las Mi que hechizan los dedos que tocan sus hoscos rostros; esos revestidos con vidrioso orégano y laureles circunspectos. Delimita una forma de prestarle los ojos de sus manos. Vislumbra las alineaciones de los astros que pecan de inocentes. El abrigo de sus rezos calma los sollozos del genuino imberbe con aroma a condenado; él matiza la arena con la que le calienta los pies. El orgullo de sus crímenes, signos de bosques y triadas de metal, esos que esgrimen una venía a sus denarios de dientes de leche y huesos de cimitarras; pigmentados con tinta indeleble para siempre en un pozo de ríos de paraísos sin final. Él presta a callar sus sentires; él imprime sus huellas dactilares en un esbozo que musita un esgrimido de hazañas y recodos de piedras en el centro de su vesícula. Tiene hambre y viste de espejismos y cayenas. Ofrece café de uvas; pastel de zanahorias y ciruelas pasas que pastan con el rencor de las palabras mudas que se elevan, se elevan, se elevan con el futuro de los céfiros y el humo de adviento que hace el Amor con sus delicadas promesas. Él abre la jaula. No persiste el juicio que lo condenó a vagar en la realidad sin siquiera moverse. Sus dedos se mueven, tejen un lagrimeo de lilas y árboles de lima. Las naranjas que crecen en su interior, que pare de vez en vez, de vez en vez, de vez en vez retienen los rostros infantiles de sus vástagos. Edifican pilares, consciencia con aroma a popurrí. Seda de huesos de besos. Desde el secuestro escriben una historia interminable; venenos y antídotos han trinado y sesgado a sus dominios; derrite a la razón de sus suspiros. Retira la sentencia en las nocturnas haladas que pregonan juntos; cada vez que abren las alas. Cada vez que fotografía su anatomía y la borda en el centro de su ombligo. Cada tanto que cuenta el tiempo que anda y, con anhelantes rezos, describe a la fantasía justo a su sangre y altares. A él acude cada vez que se equivoca en las lecciones. A él confiesa sus dolencias; la magia punza y retiene lo poco de cordura que les queda. Comparten el lecho de plumas y piojos de ganso. Sobre ellos crecen flores cristalinas; la fiereza de sus voces al llamarse sin palabras hiere a sus engaños. Jamás se abandonarán el uno al otro, el otro al uno, el uno al dos. Ambos son prisioneros y verdugos de su Amor, melodía decorosa que viste a la tumba de sus hilos rojos del Destino y muñecas con aroma a Sol. El otoño crece entre sus ramas: un firmamento anhelante de sal de mar. Un sueño que repite su ciclo de principio a fin con vestigios de cisnes y cigüeñas hechas de tejidos de papel. Hiela una brizna y recita la buena nueva de su historia en estos aquí y estos ahora. Amor y dolor. Duermen y sueñan con ellos mismos; sueños de dulces cunas. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Se anhelan, se quieren, con etéreo valor. Un lamento de sus ecos alcanza a rasgar el silencio que escuda sus penas que aguardan ante como monolitos colgantes de pies descalzos; ellos se abrazan, aún en la distancia. Ellos hacen el Amor siempre entre desnudadas pérdidas y reencuentros de crueldades magnánimas, tan sólo son dos soñadores radicales que se anhelan; tan sólo el firmamento y el mar que se llaman entre los bordes del tiempo. Están ahí, y se desmoronan, similares a un leve susurro; a un encanto. Un sagrado sueño que los unifica y en el que se buscan sin siquiera conocer sus nombres verdaderos.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Una noche, iba a muy alta velocidad en el camino.
    Pasando bajo un puente, mi motocicleta comenzó a ladearse por la parte de atrás. En lugar de frenar, tuve que mantener el equilibrio ladeando el manubrio.
    1........
    2.........
    3..............
    Tuve suerte de que no pasaran tantos carros a alta velocidad saliendo del puente, recupere el equilibrio y me fui a la orilla por la zona donde pasaban los autobuses.
    Fue una noche larga.
    Recuerdo la paciencia para mantener el control, recuerdo la tranquilidad atacando al miedo de que un auto viniera hacia mi.
    Recuerdo la debilidad de mis manos esa noche después de sujetar fuertemente los cuernos.
    Recuerdo mi felicidad por esa sensación... Feliz por aferrarme a la vida sin miedo al dolor.
    Una noche, iba a muy alta velocidad en el camino. Pasando bajo un puente, mi motocicleta comenzó a ladearse por la parte de atrás. En lugar de frenar, tuve que mantener el equilibrio ladeando el manubrio. 1........ 2......... 3.............. Tuve suerte de que no pasaran tantos carros a alta velocidad saliendo del puente, recupere el equilibrio y me fui a la orilla por la zona donde pasaban los autobuses. Fue una noche larga. Recuerdo la paciencia para mantener el control, recuerdo la tranquilidad atacando al miedo de que un auto viniera hacia mi. Recuerdo la debilidad de mis manos esa noche después de sujetar fuertemente los cuernos. Recuerdo mi felicidad por esa sensación... Feliz por aferrarme a la vida sin miedo al dolor.
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  • Aquella joven se apoyó en el mostrador de la tienda de conveniencia, mirando distraídamente hacia la puerta principal. El día avanzaba lento, y la pequeña campana que colgaba del marco no había sonado en horas. El aburrimiento comenzaba a apoderarse de ella, algo poco común en una ciudad donde siempre había personas entrando y saliendo.

    Dio un largo suspiro, sintiendo el peso del silencio que solo se interrumpía por el zumbido del refrigerador y el suave murmullo del aire acondicionado. La tienda, normalmente bulliciosa y llena de movimiento, hoy parecía un desierto. Los estantes, repletos de artículos cotidianos como snacks, bebidas y revistas, le resultaban extrañamente monótonos. Incluso los productos que solían captar su atención, como las coloridas bolsas de dulces y las revistas con portadas llamativas, se veían hoy carentes de vida.

    —¿Dónde están todos cuando se necesita un poco de acción? —murmuró para sí misma, dejando caer la cabeza sobre sus brazos cruzados en el mostrador.

    Para no sucumbir por completo al aburrimiento, decidió dar una vuelta por los pasillos de la tienda. Repasó el inventario con la mirada: galletas, cereales, latas de sopa alineadas con precisión, y una fila de botellas de refresco perfectamente organizadas. Hizo un esfuerzo por encontrar algo que necesitara ser ordenado o limpiado, pero todo parecía estar en su lugar. Incluso los precios en las etiquetas estaban correctamente actualizados.

    Finalmente, se acercó a la caja registradora y sacó un cuaderno de bocetos que tenía guardado debajo del mostrador. Si el día iba a seguir tan aburrido, al menos podría entretenerse un poco dibujando. Abrió el cuaderno en una página en blanco y se quedó mirando el papel por un momento, esperando que la inspiración llegara. Al poco tiempo, su mano comenzó a moverse, trazando líneas y sombras al azar. Dibujaba sin un objetivo claro, permitiendo que sus pensamientos fluyeran con cada trazo.

    Mientras las líneas tomaban forma, su expresión se suavizó. Dibujar siempre había sido una forma de escapar, de evadir la rutina cuando todo a su alrededor parecía detenerse. Pronto, un paisaje urbano empezó a surgir en la página, con calles estrechas y edificios altos que parecían perderse en las nubes. Era un lugar imaginario, lleno de detalles y recovecos, un espacio donde podía perderse cuando la realidad se volvía demasiado predecible.

    Después de un rato, la campana de la puerta finalmente sonó, sacándola de su ensueño. Carmina levantó la vista, sorprendida por el sonido que había roto la calma que envolvía la tienda. Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras cerraba el cuaderno de bocetos y lo dejaba a un lado.

    —¡Bienvenido! —dijo con una energía renovada, sintiendo cómo el lugar volvía a llenarse de vida con la llegada de un cliente. Quizá este día aburrido no sería tan aburrido después de todo.
    Aquella joven se apoyó en el mostrador de la tienda de conveniencia, mirando distraídamente hacia la puerta principal. El día avanzaba lento, y la pequeña campana que colgaba del marco no había sonado en horas. El aburrimiento comenzaba a apoderarse de ella, algo poco común en una ciudad donde siempre había personas entrando y saliendo. Dio un largo suspiro, sintiendo el peso del silencio que solo se interrumpía por el zumbido del refrigerador y el suave murmullo del aire acondicionado. La tienda, normalmente bulliciosa y llena de movimiento, hoy parecía un desierto. Los estantes, repletos de artículos cotidianos como snacks, bebidas y revistas, le resultaban extrañamente monótonos. Incluso los productos que solían captar su atención, como las coloridas bolsas de dulces y las revistas con portadas llamativas, se veían hoy carentes de vida. —¿Dónde están todos cuando se necesita un poco de acción? —murmuró para sí misma, dejando caer la cabeza sobre sus brazos cruzados en el mostrador. Para no sucumbir por completo al aburrimiento, decidió dar una vuelta por los pasillos de la tienda. Repasó el inventario con la mirada: galletas, cereales, latas de sopa alineadas con precisión, y una fila de botellas de refresco perfectamente organizadas. Hizo un esfuerzo por encontrar algo que necesitara ser ordenado o limpiado, pero todo parecía estar en su lugar. Incluso los precios en las etiquetas estaban correctamente actualizados. Finalmente, se acercó a la caja registradora y sacó un cuaderno de bocetos que tenía guardado debajo del mostrador. Si el día iba a seguir tan aburrido, al menos podría entretenerse un poco dibujando. Abrió el cuaderno en una página en blanco y se quedó mirando el papel por un momento, esperando que la inspiración llegara. Al poco tiempo, su mano comenzó a moverse, trazando líneas y sombras al azar. Dibujaba sin un objetivo claro, permitiendo que sus pensamientos fluyeran con cada trazo. Mientras las líneas tomaban forma, su expresión se suavizó. Dibujar siempre había sido una forma de escapar, de evadir la rutina cuando todo a su alrededor parecía detenerse. Pronto, un paisaje urbano empezó a surgir en la página, con calles estrechas y edificios altos que parecían perderse en las nubes. Era un lugar imaginario, lleno de detalles y recovecos, un espacio donde podía perderse cuando la realidad se volvía demasiado predecible. Después de un rato, la campana de la puerta finalmente sonó, sacándola de su ensueño. Carmina levantó la vista, sorprendida por el sonido que había roto la calma que envolvía la tienda. Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras cerraba el cuaderno de bocetos y lo dejaba a un lado. —¡Bienvenido! —dijo con una energía renovada, sintiendo cómo el lugar volvía a llenarse de vida con la llegada de un cliente. Quizá este día aburrido no sería tan aburrido después de todo.
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  • Las noches guardan muchos misterios, asi como secretos, solo los valientes se aventuran a resolver todo, aunque es una ruleta rusa, ya que no se sabe si obtendrás respuesta o una muerte.

    ✶ Fandom: #VanitasNoCarte
    ✶ Comunidad: #Comunidad2D #Personaje2D
    Las noches guardan muchos misterios, asi como secretos, solo los valientes se aventuran a resolver todo, aunque es una ruleta rusa, ya que no se sabe si obtendrás respuesta o una muerte. ✶ Fandom: #VanitasNoCarte ✶ Comunidad: #Comunidad2D #Personaje2D
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  • ¿Quieres un poco de té?
    Ten cuidado, porque está muy caliente y yo ya me quemé la lengua.
    ¿Quieres un poco de té? Ten cuidado, porque está muy caliente y yo ya me quemé la lengua.
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  • Hiro: Gracias Prizrak :D... pero no quiero hacer el truco de la mano otra vez :"V

    (Alienreferencia)

    Hiro: Gracias [prizrak2005] :D... pero no quiero hacer el truco de la mano otra vez :"V (Alienreferencia)
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  • A pesar de la oscuridad que rodeaba la vida de Sofía, su espíritu de lucha no se apagó. Con cada día que pasaba, observaba a Daniel, estudiando sus rutinas, sus puntos débiles, y esperando una oportunidad. Sabía que debía actuar con inteligencia, pues cualquier error podía costarle caro.

    Un día, mientras Daniel salía a abastecerse de provisiones, Sofía descubrió una pequeña ventana en la parte trasera de la cabaña que había estado bloqueada por años de polvo y madera. Con esfuerzo, logró aflojar las viejas tablas que la cubrían y, usando una pieza de metal oxidada que había encontrado en el sótano, las terminó de quitar poco a poco, sin hacer ruido.

    Cuando Daniel regresó, todo parecía normal. Pero Sofía ya tenía un plan: fingiría estar más débil y sumisa, ganándose su confianza para que bajara la guardia. Con el paso de los días, su actuación surtió efecto. Daniel comenzó a relajarse, creyendo que Sofía finalmente había aceptado su destino. Una noche, cuando él bebió más de la cuenta, cayó profundamente dormido.

    Aprovechando ese momento, Sofía tomó las llaves que él siempre mantenía consigo. Corrió hacia la puerta principal, pero en el último segundo, cambió de rumbo y fue hacia la ventana trasera que había preparado. Escapó por allí, deslizándose con sigilo hacia el bosque. Corrió durante horas, sin mirar atrás, guiándose por la luna y el sonido de un río cercano que había escuchado en varias ocasiones.

    Finalmente, después de lo que le pareció una eternidad, encontró un pequeño pueblo. Exhausta, cubierta de barro y casi sin aliento, entró en una comisaría local. Al ver su estado, los oficiales la creyeron al instante. Sofía estaba libre. Daniel fue arrestado poco después, incapaz de escapar de las consecuencias de sus acciones.

    Aunque el trauma la marcó profundamente, Sofía renació con su libertad, lista para empezar una nueva vida con su bebe, lejos de la sombra de su captor.

    A pesar de la oscuridad que rodeaba la vida de Sofía, su espíritu de lucha no se apagó. Con cada día que pasaba, observaba a Daniel, estudiando sus rutinas, sus puntos débiles, y esperando una oportunidad. Sabía que debía actuar con inteligencia, pues cualquier error podía costarle caro. Un día, mientras Daniel salía a abastecerse de provisiones, Sofía descubrió una pequeña ventana en la parte trasera de la cabaña que había estado bloqueada por años de polvo y madera. Con esfuerzo, logró aflojar las viejas tablas que la cubrían y, usando una pieza de metal oxidada que había encontrado en el sótano, las terminó de quitar poco a poco, sin hacer ruido. Cuando Daniel regresó, todo parecía normal. Pero Sofía ya tenía un plan: fingiría estar más débil y sumisa, ganándose su confianza para que bajara la guardia. Con el paso de los días, su actuación surtió efecto. Daniel comenzó a relajarse, creyendo que Sofía finalmente había aceptado su destino. Una noche, cuando él bebió más de la cuenta, cayó profundamente dormido. Aprovechando ese momento, Sofía tomó las llaves que él siempre mantenía consigo. Corrió hacia la puerta principal, pero en el último segundo, cambió de rumbo y fue hacia la ventana trasera que había preparado. Escapó por allí, deslizándose con sigilo hacia el bosque. Corrió durante horas, sin mirar atrás, guiándose por la luna y el sonido de un río cercano que había escuchado en varias ocasiones. Finalmente, después de lo que le pareció una eternidad, encontró un pequeño pueblo. Exhausta, cubierta de barro y casi sin aliento, entró en una comisaría local. Al ver su estado, los oficiales la creyeron al instante. Sofía estaba libre. Daniel fue arrestado poco después, incapaz de escapar de las consecuencias de sus acciones. Aunque el trauma la marcó profundamente, Sofía renació con su libertad, lista para empezar una nueva vida con su bebe, lejos de la sombra de su captor.
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  • -ve de reojo a Valentino considerando seriamente llevarlo a la cama y no a dormir. Termino caliente de nuevo mirando a dos pendejos demonios cogiendo en público y sabe que su pareja es demasiado reservada como para llegarle a pedirle sexo .... Desvío la mirada al otro lado mirando a lute.... Difícil decisión ¿Con cuál de los dos se debería de acostar? Uno es un puto pero la otra fácilmente podría ser pareja de ambos de paso no deja sola a sus tetas chiquitas -
    -ve de reojo a Valentino considerando seriamente llevarlo a la cama y no a dormir. Termino caliente de nuevo mirando a dos pendejos demonios cogiendo en público y sabe que su pareja es demasiado reservada como para llegarle a pedirle sexo .... Desvío la mirada al otro lado mirando a lute.... Difícil decisión ¿Con cuál de los dos se debería de acostar? Uno es un puto pero la otra fácilmente podría ser pareja de ambos de paso no deja sola a sus tetas chiquitas -
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