Creció en un orfanato de Toronto sin saber nada de su familia. Nunca terminó la escuela, y desde adolescente se dejó llevar por excesos que marcaron su vida adulta: drogas, sexo y rock and roll. Sin embargo, posee un don más útil que la imprudencia: una 𝙛𝙪𝙚𝙧𝙯𝙖 𝙗𝙧𝙪𝙩𝙖𝙡, una capacidad de 𝙧𝙚𝙘𝙪𝙥𝙚𝙧𝙖𝙘𝙞ó𝙣 𝙞𝙣𝙝𝙪𝙢𝙖𝙣𝙖, una 𝙧𝙚𝙨𝙞𝙨𝙩𝙚𝙣𝙘𝙞𝙖 𝙛í𝙨𝙞𝙘𝙖, 𝙢𝙚𝙣𝙩𝙖𝙡 𝙮 𝙢á𝙜𝙞𝙘𝙖 𝙢𝙖𝙜𝙣𝙖, el 𝙤í𝙙𝙤 𝙮 𝙚𝙡 𝙤𝙡𝙛𝙖𝙩𝙤 𝙙𝙚 𝙪𝙣 𝙨𝙖𝙗𝙪𝙚𝙨𝙤. Él lo atribuye a la “selección natural” y a su genética, aunque la verdad apunta a algo mucho más... inexplicable.

Sobrevive trabajando en lo que sea: detrás de la barra, en peleas callejeras o como scort. Lo único constante en su vida es que nunca permanece demasiado tiempo en un mismo lugar.

Este pancito picante mide casi 1.90 metros de altura y pesa alrededor de 80 kilogramos. Posee una musculatura trabajada, la mitad del cuerpo cubierto de tatuajes, piercings hasta donde no le da el sol y, si puede elegir, vestirá de forma sencilla y cómoda, aunque se pondrá una botarga de Bob Esponja con una sonrisa en la cara por la suma correcta.