• La Cámara del Tercer Guardián: Nymira, la Soberana de las Mareas Emocionales

    La cámara es una cúpula de cristal azul oscuro. El agua flota en el aire como si estuviera viva, formando espirales, esferas y corrientes suspendidas. El suelo refleja no solo sus cuerpos, sino sus emociones más intensas.

    Sin mover un dedo, Nymira convoca esferas líquidas que rodean a Yukine y Lidica. Al tocarlas, cada esfera se convierte en una escena emocional hiperrealista:

    - Yukine ve a Lidica entregándolo al enemigo. La escena es tan vívida que su corazón se acelera, su respiración se corta, y por un instante, duda de ella.

    - Lidica ve a Yukine huyendo del Laberinto, dejándola atrás. Siente traición, abandono, y su cuerpo se tensa como si fuera a atacar.

    Ambos están al borde de enfrentarse entre sí. Nymira no ataca directamente: los obliga a destruirse desde dentro. La cámara amplifica cada emoción, y el agua vibra con sus pensamientos. Cuanto más intensa la emoción, más agresivo se vuelve el entorno.

    Yukine, con esfuerzo, lanza un hechizo de “Separación de Esencia”, que corta temporalmente los vínculos emocionales falsos. Lidica, aferrándose a un recuerdo real —la promesa que Yukine le hizo en la Sala de las Ilusiones— logra romper la ilusión. Pero ambos quedan emocionalmente drenados.

    La cámara comienza a inundarse. El agua sube hasta las rodillas, luego al pecho. Corrientes invisibles arrastran objetos, y el suelo se vuelve resbaladizo. Nymira se funde con el agua, atacando desde múltiples direcciones.

    - Invocando Espectros de Agua: figuras hechas de líquido que adoptan la forma de personas amadas por Yukine y Lidica.

    - Yukine ve a su madre, que lo abraza mientras lo ahoga lentamente.

    - Lidica ve a su hermana, que le pide ayuda mientras la arrastra al fondo.

    - Yukine intenta lanzar hechizos, pero el agua distorsiona las palabras mágicas. Cada intento le cuesta energía vital.

    - Lidica lucha por moverse. Sus dagas son lentas bajo el agua, y cada golpe se siente como si cortara recuerdos.

    Yukine logra lanzar un hechizo de “Claridad Emocional”, que crea una burbuja de aire y lucidez. El costo es alto: su pecho se contrae, su visión se nubla.

    Lidica, con un grito de dolor, destruye los espectros con una onda de energía emocional, pero queda con quemaduras internas provocadas por la presión mágica.

    Para este punto la cámara se había transformado en un océano suspendido. Nymira, ahora convertida en una Serpiente Marina de Emoción Pura, giraba alrededor de Yukine y Lidica, lanzando chorros de agua cargados con recuerdos distorsionados.

    Cada impacto no solo dolía, sino que desestabilizaba la mente.
    Yukine y Lidica estaban al borde del colapso. Sus cuerpos temblaban, sus emociones eran un caos. Nymira se alimentaba de su vínculo, amplificando cada duda, cada herida emocional.

    —“¿Creen que su conexión los salvará? Yo la romperé… y los ahogaré en ella.” —susurró Nymira, con voz líquida.

    Yukine, con voz quebrada, miró a Lidica.

    —“¡Tú me fallaste! ¡Siempre lo supe! ¡Tu lealtad es falsa”

    Lidica, con los ojos llenos de rabia, respondió:

    —“¡Y tú no eres más que un mago débil que se esconde tras una transformación! ¡Nunca confiaste en mí!”

    Yukine lanzó un hechizo de impacto, que golpeó a Lidica y la arrojó contra una columna de agua.

    Lidica se levantó, sangrando, y arrojó una de sus dagas, que rozó el rostro de Yukine.

    Nymira se detuvo. Observaba con deleite. Las emociones eran reales. El vínculo se rompía. Su poder crecía.

    —“Sí… así es como termina. El amor, la confianza… todo se disuelve.”

    Pero entonces, Yukine susurró una palabra mágica que solo Lidica conocía: “Aequor.”

    Lidica sonrió apenas. Era la señal.

    Yukine lanzó un hechizo de protección mental, magia defensiva para liberar la mente del control enemigo, costándole una gran cantidad poder magico, tanto que lo hizo toser sangre, pero esto seria lo necesario para que LIdica, con la mente clara lanzara sus dagas que atravesaron las corrientes emocionales que protegían el núcleo de Nymira.

    Nymira gritó. No entendía. El vínculo no se había roto. Había sido usado como arma.

    —“¡Imposible! ¡No pueden… sentir tanto y aún luchar juntos!”
    Yukine, con voz firme, respondió:

    —“Sentir no es debilidad. Es estrategia.”

    Lidica, con una última pirueta, atravesó el núcleo líquido de Nymira. El agua se congeló por un instante, luego explotó en una lluvia de luz azul.

    La cámara se secó. Yukine y Lidica cayeron al suelo, exhaustos, heridos, pero victoriosos. La puerta final apareció, tallada en cristal y viento.

    —“Nunca pensé que tendría que herirte para salvarnos.” —dijo Yukine, tocando el brazo de Lidica.

    —“Y yo nunca pensé que confiaría en ti… incluso cuando me atacaras.” —respondió ella, con una sonrisa rota.
    La Cámara del Tercer Guardián: Nymira, la Soberana de las Mareas Emocionales La cámara es una cúpula de cristal azul oscuro. El agua flota en el aire como si estuviera viva, formando espirales, esferas y corrientes suspendidas. El suelo refleja no solo sus cuerpos, sino sus emociones más intensas. Sin mover un dedo, Nymira convoca esferas líquidas que rodean a Yukine y Lidica. Al tocarlas, cada esfera se convierte en una escena emocional hiperrealista: - Yukine ve a Lidica entregándolo al enemigo. La escena es tan vívida que su corazón se acelera, su respiración se corta, y por un instante, duda de ella. - Lidica ve a Yukine huyendo del Laberinto, dejándola atrás. Siente traición, abandono, y su cuerpo se tensa como si fuera a atacar. Ambos están al borde de enfrentarse entre sí. Nymira no ataca directamente: los obliga a destruirse desde dentro. La cámara amplifica cada emoción, y el agua vibra con sus pensamientos. Cuanto más intensa la emoción, más agresivo se vuelve el entorno. Yukine, con esfuerzo, lanza un hechizo de “Separación de Esencia”, que corta temporalmente los vínculos emocionales falsos. Lidica, aferrándose a un recuerdo real —la promesa que Yukine le hizo en la Sala de las Ilusiones— logra romper la ilusión. Pero ambos quedan emocionalmente drenados. La cámara comienza a inundarse. El agua sube hasta las rodillas, luego al pecho. Corrientes invisibles arrastran objetos, y el suelo se vuelve resbaladizo. Nymira se funde con el agua, atacando desde múltiples direcciones. - Invocando Espectros de Agua: figuras hechas de líquido que adoptan la forma de personas amadas por Yukine y Lidica. - Yukine ve a su madre, que lo abraza mientras lo ahoga lentamente. - Lidica ve a su hermana, que le pide ayuda mientras la arrastra al fondo. - Yukine intenta lanzar hechizos, pero el agua distorsiona las palabras mágicas. Cada intento le cuesta energía vital. - Lidica lucha por moverse. Sus dagas son lentas bajo el agua, y cada golpe se siente como si cortara recuerdos. Yukine logra lanzar un hechizo de “Claridad Emocional”, que crea una burbuja de aire y lucidez. El costo es alto: su pecho se contrae, su visión se nubla. Lidica, con un grito de dolor, destruye los espectros con una onda de energía emocional, pero queda con quemaduras internas provocadas por la presión mágica. Para este punto la cámara se había transformado en un océano suspendido. Nymira, ahora convertida en una Serpiente Marina de Emoción Pura, giraba alrededor de Yukine y Lidica, lanzando chorros de agua cargados con recuerdos distorsionados. Cada impacto no solo dolía, sino que desestabilizaba la mente. Yukine y Lidica estaban al borde del colapso. Sus cuerpos temblaban, sus emociones eran un caos. Nymira se alimentaba de su vínculo, amplificando cada duda, cada herida emocional. —“¿Creen que su conexión los salvará? Yo la romperé… y los ahogaré en ella.” —susurró Nymira, con voz líquida. Yukine, con voz quebrada, miró a Lidica. —“¡Tú me fallaste! ¡Siempre lo supe! ¡Tu lealtad es falsa” Lidica, con los ojos llenos de rabia, respondió: —“¡Y tú no eres más que un mago débil que se esconde tras una transformación! ¡Nunca confiaste en mí!” Yukine lanzó un hechizo de impacto, que golpeó a Lidica y la arrojó contra una columna de agua. Lidica se levantó, sangrando, y arrojó una de sus dagas, que rozó el rostro de Yukine. Nymira se detuvo. Observaba con deleite. Las emociones eran reales. El vínculo se rompía. Su poder crecía. —“Sí… así es como termina. El amor, la confianza… todo se disuelve.” Pero entonces, Yukine susurró una palabra mágica que solo Lidica conocía: “Aequor.” Lidica sonrió apenas. Era la señal. Yukine lanzó un hechizo de protección mental, magia defensiva para liberar la mente del control enemigo, costándole una gran cantidad poder magico, tanto que lo hizo toser sangre, pero esto seria lo necesario para que LIdica, con la mente clara lanzara sus dagas que atravesaron las corrientes emocionales que protegían el núcleo de Nymira. Nymira gritó. No entendía. El vínculo no se había roto. Había sido usado como arma. —“¡Imposible! ¡No pueden… sentir tanto y aún luchar juntos!” Yukine, con voz firme, respondió: —“Sentir no es debilidad. Es estrategia.” Lidica, con una última pirueta, atravesó el núcleo líquido de Nymira. El agua se congeló por un instante, luego explotó en una lluvia de luz azul. La cámara se secó. Yukine y Lidica cayeron al suelo, exhaustos, heridos, pero victoriosos. La puerta final apareció, tallada en cristal y viento. —“Nunca pensé que tendría que herirte para salvarnos.” —dijo Yukine, tocando el brazo de Lidica. —“Y yo nunca pensé que confiaría en ti… incluso cuando me atacaras.” —respondió ella, con una sonrisa rota.
    0 turnos 0 maullidos
  • "A veces, aún puedo sentir mis heridas celestiales sangrando. Duelen como un fantasmal susurro que me causa escalofrío hasta los huesos.
    Aún así, entre los murmullos, puedo encontrar la verdad...
    Sigo vivo y, si soy capaz de soportar esto, puedo sobrellevar cualquier cosa."
    "A veces, aún puedo sentir mis heridas celestiales sangrando. Duelen como un fantasmal susurro que me causa escalofrío hasta los huesos. Aún así, entre los murmullos, puedo encontrar la verdad... Sigo vivo y, si soy capaz de soportar esto, puedo sobrellevar cualquier cosa."
    18 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Tuve un sueño donde llegaba Eve y Adam de nier autómata.
    Comenzamos a hablar y ellos maullan mi imagen de perfil mientras citan.
    "Nos esta empezando a gustar esta pelusa"
    Yo asi: ahhh ahora soy pelusa xD p####
    Luego hicimos un rol entre los tres y como no respondían les cite en comentarios, yo dije que sigamos la trama, no recuerdo que dijeron y yo dije: ustedes me quieren tocar la jalea, ya responda la trama.
    Lo que ellos me dicen es: después de la trama, te tocaremos la jalea.

    Yo asi de: babosos xD ¬¬
    Me reír como tarada.
    Tuve un sueño donde llegaba Eve y Adam de nier autómata. Comenzamos a hablar y ellos maullan mi imagen de perfil mientras citan. "Nos esta empezando a gustar esta pelusa" Yo asi: ahhh ahora soy pelusa xD p#### Luego hicimos un rol entre los tres y como no respondían les cite en comentarios, yo dije que sigamos la trama, no recuerdo que dijeron y yo dije: ustedes me quieren tocar la jalea, ya responda la trama. Lo que ellos me dicen es: después de la trama, te tocaremos la jalea. Yo asi de: babosos xD ¬¬ Me reír como tarada.
    0 comentarios 0 compartidos
  • The Lady of Harrentown.
    Fandom Game Of Thrones
    Categoría Romance
    Starter para Ser Jorah Mormont

    Las historias que se contaban de Harrentown habían cambiado desde la llegada de Lady Valenna Velaryon. Antes se la conocía como una villa común, asentada bajo la sombra ennegrecida de Harrenhal, donde las piedras aún olían a humo siglos después de que Aegon la incendiara. Ahora, en las Tierras de los Ríos, el nombre de Harrentown se pronunciaba con la misma cautela con que se pronuncia el de un fantasma.

    En pocos meses, Valenna había convertido la villa en su feudo. Gobernaba con puño de hierro, y su belleza era tan temida como sus órdenes. Quienes la servían lo hacían con devoción, pero no con amor, sino con ese fervor que nace del miedo. Sabían que bastaba una palabra mal dicha, una mirada mal dirigida, para acabar colgados en las murallas o arrojados vivos al lago. Algunos de esos castigos los ejecutaba ella misma, sin inmutarse, con la misma serenidad con la que otros nobles parten un trozo de pan en el desayuno.

    Nadie se atrevía a decirlo en voz alta, pero todos lo pensaban: la señora de Harrentown era tan hermosa como mortal.

    Aquella mañana había partido sola a caballo. Le gustaba cabalgar hasta Harrenhal, perderse entre sus ruinas y escuchar el eco hueco de un castillo maldito.

    Donde otros veían piedras quebradas, ella veía advertencias y oportunidades.
    Los muros derruidos le hablaban más que los maestres: le recordaban que incluso el poder más grande podía caer devorado por las llamas, y que solo quienes aprendían a sobrevivir entre cenizas merecían reinar sobre ellas.

    El aire olía a humedad y hierro oxidado. Las torres rotas parecían dedos ennegrecidos señalando al cielo. Valenna desmontó y dejó que su corcel bebiera en un charco estancado, mientras ella recorría la explanada con paso seguro, la capa ondeando tras de sí. Era extraño cómo incluso la quietud de Harrenhal parecía doblegarse a su presencia, como si las piedras mismas reconocieran en ella un espíritu afín.

    Y entonces lo vio, en la espesura del bosque.

    Un hombre. El caballo que lo acompañaba apenas se mantenía en pie, las costillas marcadas bajo la piel sucia. El propio hombre parecía más muerto que vivo: sucio, maltrecho, con la ropa hecha jirones. Un caballero despojado de todo salvo de la sombra de lo que había sido.

    Valenna no se movió de inmediato. Lo observó en silencio, con esa mirada calculadora que lo diseccionaba todo. No era compasión lo que encendía su curiosidad, sino la certeza de estar ante una pieza caída en el tablero. Un hombre a punto de perecer no era nada… a menos que alguien decidiera darle un propósito.

    Se acercó despacio, las botas aplastando la grava húmeda, hasta que la silueta del desconocido estuvo lo bastante cerca como para distinguir el peso de su armadura, el emblema apenas reconocible bajo la suciedad. El caballo relinchó con debilidad, y Valenna posó una mano sobre el cuello del animal, calmándolo. Después, sus ojos se alzaron hacia él.

    —Estáis muy lejos de vuestra casa... Vuestro caballo apenas se tiene en pie. Al igual que vos... —se paseó a su alrededor, rodeándolo, observándolo—. ¿Quién es el afortunado hombre al que voy a salvarle la vida?
    Starter para [cosmic_blue_lobster_850] Las historias que se contaban de Harrentown habían cambiado desde la llegada de Lady Valenna Velaryon. Antes se la conocía como una villa común, asentada bajo la sombra ennegrecida de Harrenhal, donde las piedras aún olían a humo siglos después de que Aegon la incendiara. Ahora, en las Tierras de los Ríos, el nombre de Harrentown se pronunciaba con la misma cautela con que se pronuncia el de un fantasma. En pocos meses, Valenna había convertido la villa en su feudo. Gobernaba con puño de hierro, y su belleza era tan temida como sus órdenes. Quienes la servían lo hacían con devoción, pero no con amor, sino con ese fervor que nace del miedo. Sabían que bastaba una palabra mal dicha, una mirada mal dirigida, para acabar colgados en las murallas o arrojados vivos al lago. Algunos de esos castigos los ejecutaba ella misma, sin inmutarse, con la misma serenidad con la que otros nobles parten un trozo de pan en el desayuno. Nadie se atrevía a decirlo en voz alta, pero todos lo pensaban: la señora de Harrentown era tan hermosa como mortal. Aquella mañana había partido sola a caballo. Le gustaba cabalgar hasta Harrenhal, perderse entre sus ruinas y escuchar el eco hueco de un castillo maldito. Donde otros veían piedras quebradas, ella veía advertencias y oportunidades. Los muros derruidos le hablaban más que los maestres: le recordaban que incluso el poder más grande podía caer devorado por las llamas, y que solo quienes aprendían a sobrevivir entre cenizas merecían reinar sobre ellas. El aire olía a humedad y hierro oxidado. Las torres rotas parecían dedos ennegrecidos señalando al cielo. Valenna desmontó y dejó que su corcel bebiera en un charco estancado, mientras ella recorría la explanada con paso seguro, la capa ondeando tras de sí. Era extraño cómo incluso la quietud de Harrenhal parecía doblegarse a su presencia, como si las piedras mismas reconocieran en ella un espíritu afín. Y entonces lo vio, en la espesura del bosque. Un hombre. El caballo que lo acompañaba apenas se mantenía en pie, las costillas marcadas bajo la piel sucia. El propio hombre parecía más muerto que vivo: sucio, maltrecho, con la ropa hecha jirones. Un caballero despojado de todo salvo de la sombra de lo que había sido. Valenna no se movió de inmediato. Lo observó en silencio, con esa mirada calculadora que lo diseccionaba todo. No era compasión lo que encendía su curiosidad, sino la certeza de estar ante una pieza caída en el tablero. Un hombre a punto de perecer no era nada… a menos que alguien decidiera darle un propósito. Se acercó despacio, las botas aplastando la grava húmeda, hasta que la silueta del desconocido estuvo lo bastante cerca como para distinguir el peso de su armadura, el emblema apenas reconocible bajo la suciedad. El caballo relinchó con debilidad, y Valenna posó una mano sobre el cuello del animal, calmándolo. Después, sus ojos se alzaron hacia él. —Estáis muy lejos de vuestra casa... Vuestro caballo apenas se tiene en pie. Al igual que vos... —se paseó a su alrededor, rodeándolo, observándolo—. ¿Quién es el afortunado hombre al que voy a salvarle la vida?
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    0 turnos 0 maullidos
  • ‧₊˚ ୨ ୧ ˚₊♡__+゚.jpg

    ── No me voy a disculpar, me divertí haciéndolo.
    Fue asqueroso, fue terrible, fue precioso.
    Jamás había visto un cadaver retorcerse así.
    Los músculos se movían aun con espasmos.
    Fue adictivo, fue bellísimo.
    Necesito más.
    El sostener la carne en mis manos cortada finamente.
    La forma en la que la piel se abre como una flor.
    El color inusual de los huesos.
    El aroma tan peculiar del cuerpo humano.

    El solo recordarlo me hace salivar otra vez.
    Ya no hay vuelta atrás.
    Necesito más de esa ambrosía.
    ‧₊˚ ୨ ୧ ˚₊♡__+゚.jpg ── No me voy a disculpar, me divertí haciéndolo. Fue asqueroso, fue terrible, fue precioso. Jamás había visto un cadaver retorcerse así. Los músculos se movían aun con espasmos. Fue adictivo, fue bellísimo. Necesito más. El sostener la carne en mis manos cortada finamente. La forma en la que la piel se abre como una flor. El color inusual de los huesos. El aroma tan peculiar del cuerpo humano. El solo recordarlo me hace salivar otra vez. Ya no hay vuelta atrás. Necesito más de esa ambrosía.
    Me gusta
    Me encocora
    Me shockea
    Me emputece
    7
    0 turnos 0 maullidos
  • - Yo soy un monstruo, ella lo sabe, hijo de la oscuridad, vivo en la oscuridad y a dónde quiera que vaya y lo que sea que pueda tocar todo lo convierto en oscuridad, ella lo sabe, pero no me tiene miedo, por el contrario así me ama y aún sabiendo que puede perderse.. quiere bailar en el infierno que habita en mi alma, esa valentía me cautiva, al final terminaré aceptando que somos iguales, depredadores, ni media naranja ni media mitad, ni parte de mi, otro monstruo con el cual yo quisiera compartir .
    - Yo soy un monstruo, ella lo sabe, hijo de la oscuridad, vivo en la oscuridad y a dónde quiera que vaya y lo que sea que pueda tocar todo lo convierto en oscuridad, ella lo sabe, pero no me tiene miedo, por el contrario así me ama y aún sabiendo que puede perderse.. quiere bailar en el infierno que habita en mi alma, esa valentía me cautiva, al final terminaré aceptando que somos iguales, depredadores, ni media naranja ni media mitad, ni parte de mi, otro monstruo con el cual yo quisiera compartir .
    Me encocora
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • "Quiero pensar en el hoy que tengo"
    La voz de Minami dijo con total honestidad.
    En ese momento, él se quedó con eso, meditandolo por varios dias.

    La vida era tan delicada para ambos lados, él no sabia exactamente si era inmortal o si solo tenía una vida más larga que el humano normal.

    Sus heridas en tierra sanaban con la misma lentitud que un humano normal, pero en el agua se curaba con un ritmo más acelerado.

    Pero todo era un misterio, además la única persona que podia darle un poco de información era su padre, el cual ni de broma buscará.

    Jillian supo exactamente qué hacer, le mintió diciendo que irían a un lugar donde ella necesitaría ropa ligera y de verano.

    Pero no en qué contexto.
    La llevó a la playa, le dijo que olvidó algo y cuando no lo vio, se quitó la ropa y entró al mar, sorprendiéndola con su forma original, tomándola en sus brazos y manteniéndola ahi con él.

    Aquella larga cola de tritón, aquellos cabellos púrpuras ahora largos y todos los tatuajes y detalles en su torso.

    La sento en su regazo y la acurrucó buscando siempre esa cercanía.
    ── ♛ 𝓜𝓲𝓷𝓪𝓶𝓲 𝓜𝓸𝓶𝓸𝓴𝓪𝓼𝓱𝓲 ♡ Dijiste que...solo deseabas pensar en tu presente, en el ahora... me di cuenta que ... tienes toda la razón y yo...── la tomó del mentón, centró su mirada en aquellos ojos azules esbozando una sonrisa entre nostálgica con felicidad.

    ── Dioses, es que no me puedo concentrar contigo frente a mi. ──
    Con una serie de besitos salados en su rostro, encontró un poco de seriedad, solo para decir las cosas sin pena.
    ── Contigo, he bajado todas mis defensas, soy yo, auténtico, sin miedo a ser llamado ridículo, cursi, empalagoso y hasta... gay hahaha. La verdad, nada me interesa, si no se trata de ti. Te amo... ──

    Despues de decir aquello, la achuchó llenándola de besos y moviendo su larga cola.
    "Quiero pensar en el hoy que tengo" La voz de Minami dijo con total honestidad. En ese momento, él se quedó con eso, meditandolo por varios dias. La vida era tan delicada para ambos lados, él no sabia exactamente si era inmortal o si solo tenía una vida más larga que el humano normal. Sus heridas en tierra sanaban con la misma lentitud que un humano normal, pero en el agua se curaba con un ritmo más acelerado. Pero todo era un misterio, además la única persona que podia darle un poco de información era su padre, el cual ni de broma buscará. Jillian supo exactamente qué hacer, le mintió diciendo que irían a un lugar donde ella necesitaría ropa ligera y de verano. Pero no en qué contexto. La llevó a la playa, le dijo que olvidó algo y cuando no lo vio, se quitó la ropa y entró al mar, sorprendiéndola con su forma original, tomándola en sus brazos y manteniéndola ahi con él. Aquella larga cola de tritón, aquellos cabellos púrpuras ahora largos y todos los tatuajes y detalles en su torso. La sento en su regazo y la acurrucó buscando siempre esa cercanía. ── [Minami.Momokashi01] Dijiste que...solo deseabas pensar en tu presente, en el ahora... me di cuenta que ... tienes toda la razón y yo...── la tomó del mentón, centró su mirada en aquellos ojos azules esbozando una sonrisa entre nostálgica con felicidad. ── Dioses, es que no me puedo concentrar contigo frente a mi. ── Con una serie de besitos salados en su rostro, encontró un poco de seriedad, solo para decir las cosas sin pena. ── Contigo, he bajado todas mis defensas, soy yo, auténtico, sin miedo a ser llamado ridículo, cursi, empalagoso y hasta... gay hahaha. La verdad, nada me interesa, si no se trata de ti. Te amo... ── Despues de decir aquello, la achuchó llenándola de besos y moviendo su larga cola.
    0 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Mil perdones, la vida me pasó por el cuello un par de veces, no abandoné nada. le debo una salida a alguien aun <3
    Mil perdones, la vida me pasó por el cuello un par de veces, no abandoné nada. le debo una salida a alguien aun <3
    Me gusta
    Me encocora
    Me enjaja
    4
    0 comentarios 0 compartidos
  • Una vez cada tres meses cuando las estaciones colapsan e intercambian las fases lunares, él canta.

    ¿Qué canta?.
    Íssar lo llamaba un recuerdo primario.
    ¿Por qué lo hace?.
    Era inexplicable.

    Aunque su mente esta despojada del alma misma, aunque ya no es "él" su cuerpo por simple recuerdo, canta.

    Caliope lo llamo llanto, el llanto de un hombre que reclama desesperadamente su final, alguien que quiere descansar.
    Una vez cada tres meses cuando las estaciones colapsan e intercambian las fases lunares, él canta. ¿Qué canta?. Íssar lo llamaba un recuerdo primario. ¿Por qué lo hace?. Era inexplicable. Aunque su mente esta despojada del alma misma, aunque ya no es "él" su cuerpo por simple recuerdo, canta. Caliope lo llamo llanto, el llanto de un hombre que reclama desesperadamente su final, alguien que quiere descansar.
    Me gusta
    Me encocora
    4
    0 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Tentada a cambiar a Larganoche, mi obstáculo, aun no tiene muchos arts :'v
    Tentada a cambiar a Larganoche, mi obstáculo, aun no tiene muchos arts :'v
    0 comentarios 0 compartidos
Ver más resultados
Patrocinados