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    Le pregunte a "Chat QPT" por otras formas de entrenamiento y me dijo que la natación da buenos resultados.
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  • 𖹭.ᐟ

    El entrenamiento se había alargado más del tiempo habitual, y ella ya necesitaba un respiro cuando tomo asiento en el piso. Tenía las piernas tensas, las mejillas coloradas y aún así logro esbozar una sonrisa suave.

    —Hey...creo que ya nos pasamos.—dijo apenas, con una risa ligera.— Si seguimos así, mañana no podremos ni caminar.

    Tomo dos latas de la caja a su lado, e hizo un gesto con la cabeza invitandote a sentarte a su lado.

    —Ven, siéntate un segundo. Tomemos un descanso.

    Se acomodó, estirando las piernas con una mirada cansada ofreciéndote la otra lata en su mano.

    —Ya sabes, cinco minutos...o diez, y luego volvemos a la acción.
    𖹭.ᐟ🍮 El entrenamiento se había alargado más del tiempo habitual, y ella ya necesitaba un respiro cuando tomo asiento en el piso. Tenía las piernas tensas, las mejillas coloradas y aún así logro esbozar una sonrisa suave. —Hey...creo que ya nos pasamos.—dijo apenas, con una risa ligera.— Si seguimos así, mañana no podremos ni caminar. Tomo dos latas de la caja a su lado, e hizo un gesto con la cabeza invitandote a sentarte a su lado. —Ven, siéntate un segundo. Tomemos un descanso. Se acomodó, estirando las piernas con una mirada cansada ofreciéndote la otra lata en su mano. —Ya sabes, cinco minutos...o diez, y luego volvemos a la acción.
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  • —Otro día de entrenamiento ininterrumpido. Está obsesionada con bajar de 12'30''. Pero, eso no quita que con la caída de la tarde, no pueda reunirse con sus amigos en la estación de radio. Hay incursiones que planear y... se muere de ganas por ver a Mike Wheeler
    —Otro día de entrenamiento ininterrumpido. Está obsesionada con bajar de 12'30''. Pero, eso no quita que con la caída de la tarde, no pueda reunirse con sus amigos en la estación de radio. Hay incursiones que planear y... se muere de ganas por ver a [PALAD1N] —
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  • Vamos! Aún nos queda bastante camino, ya te cansaste?... Si terminamos bien el entrenamiento te prometo cocinarte algo rico
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    La mañana después de la Luna Roja

    A pesar de todo lo ocurrido, el castillo Queen despierta en silencio.
    No hay señales de Yokai.
    No hay sombras errantes.
    No hay grietas de luna.

    Yuna duerme tranquila.
    Akane vigila desde la distancia.
    El mundo, por un respiro, parece en orden.

    Yo, sin embargo, no.

    Me pongo un kimono de entrenamiento, blanco con ribetes oscuros, y me ajusto el cinturón con un nudo firme.
    Hoy entrenaré con Shein, así lo prometió.
    Debo aprender a controlar a Veythra… antes de que Veythra me controle a mí.

    Camino entre los pasillos silenciosos hasta llegar al Jardín Ishtar, aún húmedo por el rocío.

    Espero.
    Y espero.
    Dos horas.

    Shein no aparece.

    Respiro hondo.
    Aprieto la vaina de Veythra contra mi costado.

    —Entrenaré sola entonces…


    ---

    La primera herida del orgullo

    Veythra tiembla dentro de la funda, como si se irritara por mi impaciencia.
    Como si quisiera salir.
    Como si respirara.

    La desenvaino.

    Silencio absoluto.
    No hay pájaros, no hay viento, no hay nada.
    Cuando la sostengo, el mundo se queda sin sonido.

    —Eso es… —susurro, sintiéndome poderosa—. Te tengo dominada.

    Me coloco frente a un tronco grueso.
    Tomo postura.
    Ajusto los pies.
    Levanto la espada.
    Cargo el peso.

    Y…

    ¡CLACK!

    La hoja rebota como si hubiese golpeado piedra celestial.

    El tronco ni se mueve.

    Yo sí.
    Pierdo el equilibrio.
    Casi me estampo contra el suelo…
    y termino directamente sentada en el barro como una niña que no sabe ni coger un palo.

    En ese instante, un sonido se cuela desde arriba.

    Una risa.

    Su risa.

    Levanto la vista.

    Ryu está sentada en la rama de un árbol, con una pierna colgando, viéndome como si fuera el mejor espectáculo de la mañana.
    Su pelo oscuro cae por un lado, la sombra del árbol resalta sus ojos dorados y sus colmillitos aparecen con esa sonrisa maliciosa que me derrite y me irrita por igual.

    Yo aprieto los labios, hago pucheritos y me cruzo de brazos mientras enfundo de golpe a Veythra.

    —¿De qué te ríes tú?! —protesto, roja como una fresa.

    Ryu tarda en contestar.
    Demasiado.

    Con esa calma que me desespera, se inclina un poco hacia adelante, apoyando la mejilla en su mano.

    —Ya casi lo tienes, cachorrita.

    Y vuelve a reír.

    Otra vez.

    Mis mejillas arden.
    Mi orgullo llora.
    Mi corazón se acelera.

    Recojo mis cosas sin mirarla, indignada, frustrada, deseando desaparecer del jardín.

    Ryu sigue riéndose mientras salto la valla y me voy.

    Aunque lo que más duele…
    es que lo hace con cariño.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 La mañana después de la Luna Roja A pesar de todo lo ocurrido, el castillo Queen despierta en silencio. No hay señales de Yokai. No hay sombras errantes. No hay grietas de luna. Yuna duerme tranquila. Akane vigila desde la distancia. El mundo, por un respiro, parece en orden. Yo, sin embargo, no. Me pongo un kimono de entrenamiento, blanco con ribetes oscuros, y me ajusto el cinturón con un nudo firme. Hoy entrenaré con Shein, así lo prometió. Debo aprender a controlar a Veythra… antes de que Veythra me controle a mí. Camino entre los pasillos silenciosos hasta llegar al Jardín Ishtar, aún húmedo por el rocío. Espero. Y espero. Dos horas. Shein no aparece. Respiro hondo. Aprieto la vaina de Veythra contra mi costado. —Entrenaré sola entonces… --- La primera herida del orgullo Veythra tiembla dentro de la funda, como si se irritara por mi impaciencia. Como si quisiera salir. Como si respirara. La desenvaino. Silencio absoluto. No hay pájaros, no hay viento, no hay nada. Cuando la sostengo, el mundo se queda sin sonido. —Eso es… —susurro, sintiéndome poderosa—. Te tengo dominada. Me coloco frente a un tronco grueso. Tomo postura. Ajusto los pies. Levanto la espada. Cargo el peso. Y… ¡CLACK! La hoja rebota como si hubiese golpeado piedra celestial. El tronco ni se mueve. Yo sí. Pierdo el equilibrio. Casi me estampo contra el suelo… y termino directamente sentada en el barro como una niña que no sabe ni coger un palo. En ese instante, un sonido se cuela desde arriba. Una risa. Su risa. Levanto la vista. Ryu está sentada en la rama de un árbol, con una pierna colgando, viéndome como si fuera el mejor espectáculo de la mañana. Su pelo oscuro cae por un lado, la sombra del árbol resalta sus ojos dorados y sus colmillitos aparecen con esa sonrisa maliciosa que me derrite y me irrita por igual. Yo aprieto los labios, hago pucheritos y me cruzo de brazos mientras enfundo de golpe a Veythra. —¿De qué te ríes tú?! —protesto, roja como una fresa. Ryu tarda en contestar. Demasiado. Con esa calma que me desespera, se inclina un poco hacia adelante, apoyando la mejilla en su mano. —Ya casi lo tienes, cachorrita. Y vuelve a reír. Otra vez. Mis mejillas arden. Mi orgullo llora. Mi corazón se acelera. Recojo mis cosas sin mirarla, indignada, frustrada, deseando desaparecer del jardín. Ryu sigue riéndose mientras salto la valla y me voy. Aunque lo que más duele… es que lo hace con cariño.
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    La mañana después de la Luna Roja

    A pesar de todo lo ocurrido, el castillo Queen despierta en silencio.
    No hay señales de Yokai.
    No hay sombras errantes.
    No hay grietas de luna.

    Yuna duerme tranquila.
    Akane vigila desde la distancia.
    El mundo, por un respiro, parece en orden.

    Yo, sin embargo, no.

    Me pongo un kimono de entrenamiento, blanco con ribetes oscuros, y me ajusto el cinturón con un nudo firme.
    Hoy entrenaré con Shein, así lo prometió.
    Debo aprender a controlar a Veythra… antes de que Veythra me controle a mí.

    Camino entre los pasillos silenciosos hasta llegar al Jardín Ishtar, aún húmedo por el rocío.

    Espero.
    Y espero.
    Dos horas.

    Shein no aparece.

    Respiro hondo.
    Aprieto la vaina de Veythra contra mi costado.

    —Entrenaré sola entonces…


    ---

    La primera herida del orgullo

    Veythra tiembla dentro de la funda, como si se irritara por mi impaciencia.
    Como si quisiera salir.
    Como si respirara.

    La desenvaino.

    Silencio absoluto.
    No hay pájaros, no hay viento, no hay nada.
    Cuando la sostengo, el mundo se queda sin sonido.

    —Eso es… —susurro, sintiéndome poderosa—. Te tengo dominada.

    Me coloco frente a un tronco grueso.
    Tomo postura.
    Ajusto los pies.
    Levanto la espada.
    Cargo el peso.

    Y…

    ¡CLACK!

    La hoja rebota como si hubiese golpeado piedra celestial.

    El tronco ni se mueve.

    Yo sí.
    Pierdo el equilibrio.
    Casi me estampo contra el suelo…
    y termino directamente sentada en el barro como una niña que no sabe ni coger un palo.

    En ese instante, un sonido se cuela desde arriba.

    Una risa.

    Su risa.

    Levanto la vista.

    Ryu está sentada en la rama de un árbol, con una pierna colgando, viéndome como si fuera el mejor espectáculo de la mañana.
    Su pelo oscuro cae por un lado, la sombra del árbol resalta sus ojos dorados y sus colmillitos aparecen con esa sonrisa maliciosa que me derrite y me irrita por igual.

    Yo aprieto los labios, hago pucheritos y me cruzo de brazos mientras enfundo de golpe a Veythra.

    —¿De qué te ríes tú?! —protesto, roja como una fresa.

    Ryu tarda en contestar.
    Demasiado.

    Con esa calma que me desespera, se inclina un poco hacia adelante, apoyando la mejilla en su mano.

    —Ya casi lo tienes, cachorrita.

    Y vuelve a reír.

    Otra vez.

    Mis mejillas arden.
    Mi orgullo llora.
    Mi corazón se acelera.

    Recojo mis cosas sin mirarla, indignada, frustrada, deseando desaparecer del jardín.

    Ryu sigue riéndose mientras salto la valla y me voy.

    Aunque lo que más duele…
    es que lo hace con cariño.
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    A pesar de todo lo ocurrido, el castillo Queen despierta en silencio.
    No hay señales de Yokai.
    No hay sombras errantes.
    No hay grietas de luna.

    Yuna duerme tranquila.
    Akane vigila desde la distancia.
    El mundo, por un respiro, parece en orden.

    Yo, sin embargo, no.

    Me pongo un kimono de entrenamiento, blanco con ribetes oscuros, y me ajusto el cinturón con un nudo firme.
    Hoy entrenaré con Shein, así lo prometió.
    Debo aprender a controlar a Veythra… antes de que Veythra me controle a mí.

    Camino entre los pasillos silenciosos hasta llegar al Jardín Ishtar, aún húmedo por el rocío.

    Espero.
    Y espero.
    Dos horas.

    Shein no aparece.

    Respiro hondo.
    Aprieto la vaina de Veythra contra mi costado.

    —Entrenaré sola entonces…


    ---

    La primera herida del orgullo

    Veythra tiembla dentro de la funda, como si se irritara por mi impaciencia.
    Como si quisiera salir.
    Como si respirara.

    La desenvaino.

    Silencio absoluto.
    No hay pájaros, no hay viento, no hay nada.
    Cuando la sostengo, el mundo se queda sin sonido.

    —Eso es… —susurro, sintiéndome poderosa—. Te tengo dominada.

    Me coloco frente a un tronco grueso.
    Tomo postura.
    Ajusto los pies.
    Levanto la espada.
    Cargo el peso.

    Y…

    ¡CLACK!

    La hoja rebota como si hubiese golpeado piedra celestial.

    El tronco ni se mueve.

    Yo sí.
    Pierdo el equilibrio.
    Casi me estampo contra el suelo…
    y termino directamente sentada en el barro como una niña que no sabe ni coger un palo.

    En ese instante, un sonido se cuela desde arriba.

    Una risa.

    Su risa.

    Levanto la vista.

    Ryu está sentada en la rama de un árbol, con una pierna colgando, viéndome como si fuera el mejor espectáculo de la mañana.
    Su pelo oscuro cae por un lado, la sombra del árbol resalta sus ojos dorados y sus colmillitos aparecen con esa sonrisa maliciosa que me derrite y me irrita por igual.

    Yo aprieto los labios, hago pucheritos y me cruzo de brazos mientras enfundo de golpe a Veythra.

    —¿De qué te ríes tú?! —protesto, roja como una fresa.

    Ryu tarda en contestar.
    Demasiado.

    Con esa calma que me desespera, se inclina un poco hacia adelante, apoyando la mejilla en su mano.

    —Ya casi lo tienes, cachorrita.

    Y vuelve a reír.

    Otra vez.

    Mis mejillas arden.
    Mi orgullo llora.
    Mi corazón se acelera.

    Recojo mis cosas sin mirarla, indignada, frustrada, deseando desaparecer del jardín.

    Ryu sigue riéndose mientras salto la valla y me voy.

    Aunque lo que más duele…
    es que lo hace con cariño.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 La mañana después de la Luna Roja A pesar de todo lo ocurrido, el castillo Queen despierta en silencio. No hay señales de Yokai. No hay sombras errantes. No hay grietas de luna. Yuna duerme tranquila. Akane vigila desde la distancia. El mundo, por un respiro, parece en orden. Yo, sin embargo, no. Me pongo un kimono de entrenamiento, blanco con ribetes oscuros, y me ajusto el cinturón con un nudo firme. Hoy entrenaré con Shein, así lo prometió. Debo aprender a controlar a Veythra… antes de que Veythra me controle a mí. Camino entre los pasillos silenciosos hasta llegar al Jardín Ishtar, aún húmedo por el rocío. Espero. Y espero. Dos horas. Shein no aparece. Respiro hondo. Aprieto la vaina de Veythra contra mi costado. —Entrenaré sola entonces… --- La primera herida del orgullo Veythra tiembla dentro de la funda, como si se irritara por mi impaciencia. Como si quisiera salir. Como si respirara. La desenvaino. Silencio absoluto. No hay pájaros, no hay viento, no hay nada. Cuando la sostengo, el mundo se queda sin sonido. —Eso es… —susurro, sintiéndome poderosa—. Te tengo dominada. Me coloco frente a un tronco grueso. Tomo postura. Ajusto los pies. Levanto la espada. Cargo el peso. Y… ¡CLACK! La hoja rebota como si hubiese golpeado piedra celestial. El tronco ni se mueve. Yo sí. Pierdo el equilibrio. Casi me estampo contra el suelo… y termino directamente sentada en el barro como una niña que no sabe ni coger un palo. En ese instante, un sonido se cuela desde arriba. Una risa. Su risa. Levanto la vista. Ryu está sentada en la rama de un árbol, con una pierna colgando, viéndome como si fuera el mejor espectáculo de la mañana. Su pelo oscuro cae por un lado, la sombra del árbol resalta sus ojos dorados y sus colmillitos aparecen con esa sonrisa maliciosa que me derrite y me irrita por igual. Yo aprieto los labios, hago pucheritos y me cruzo de brazos mientras enfundo de golpe a Veythra. —¿De qué te ríes tú?! —protesto, roja como una fresa. Ryu tarda en contestar. Demasiado. Con esa calma que me desespera, se inclina un poco hacia adelante, apoyando la mejilla en su mano. —Ya casi lo tienes, cachorrita. Y vuelve a reír. Otra vez. Mis mejillas arden. Mi orgullo llora. Mi corazón se acelera. Recojo mis cosas sin mirarla, indignada, frustrada, deseando desaparecer del jardín. Ryu sigue riéndose mientras salto la valla y me voy. Aunque lo que más duele… es que lo hace con cariño.
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  • Que manía con dejar el patio destrozado con cada entrenamiento...
    Que manía con dejar el patio destrozado con cada entrenamiento...
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  • +Michael se encontraba en su castillo de betrayal, en el infierno helado que habría conquistado para este, entrenando con su espada en su campo de entrenamiento, el mismo estaba completamente concentrado, mientras sus imps le lanzaban flechas y el mismo las rompía en todos los ángulos con la espada+
    +Michael se encontraba en su castillo de betrayal, en el infierno helado que habría conquistado para este, entrenando con su espada en su campo de entrenamiento, el mismo estaba completamente concentrado, mientras sus imps le lanzaban flechas y el mismo las rompía en todos los ángulos con la espada+
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  • - 2 años de ingresado -

    [• Ya habría pasado dos años desde que habría ingresado a la academia militar, ahora bien alimentado, con agua en sangre y con una salud destacada..

    Se habría echo un corte de pelo que se lo habría mantenido, aunque también era el único que si permitían en aquella base a parte del rapado a cero.

    En esos dos años el joven hombre al aprovechar los recursos de la academia, haría un entrenamiento extremo, rompiéndose incluso huesos, desgarrando piel y músculos para ser el más destacado. también quemando su cerebro a puro estudio que le ofrecis la academia.
    Aunque lamentablemente era destacado más por su altura, midiendo dos metros entre personas de 1.80 menos de 1.60.

    El hombre era conocido como "умирающий человек" el moribundo para los más antiguos y que me encontraron, para aquellos que recién me vieron en mi mejor estado, me llamaron "небоскреб", sip, literalmente rascacielo. Pero como no hizo nada patético o vergonzoso, no lo pudieron dar un nombre desente y con sus palabras "ojalá que se mantenga así". •]

    *Imagen del joven hombre, mostrando unas heridas en su brazo, al tratar de romper un árbol de un golpe con el antebrazo.
    (Se ganó el apodo de "karaketa")*
    - 2 años de ingresado - [• Ya habría pasado dos años desde que habría ingresado a la academia militar, ahora bien alimentado, con agua en sangre y con una salud destacada.. Se habría echo un corte de pelo que se lo habría mantenido, aunque también era el único que si permitían en aquella base a parte del rapado a cero. En esos dos años el joven hombre al aprovechar los recursos de la academia, haría un entrenamiento extremo, rompiéndose incluso huesos, desgarrando piel y músculos para ser el más destacado. también quemando su cerebro a puro estudio que le ofrecis la academia. Aunque lamentablemente era destacado más por su altura, midiendo dos metros entre personas de 1.80 menos de 1.60. El hombre era conocido como "умирающий человек" el moribundo para los más antiguos y que me encontraron, para aquellos que recién me vieron en mi mejor estado, me llamaron "небоскреб", sip, literalmente rascacielo. Pero como no hizo nada patético o vergonzoso, no lo pudieron dar un nombre desente y con sus palabras "ojalá que se mantenga así". •] *Imagen del joven hombre, mostrando unas heridas en su brazo, al tratar de romper un árbol de un golpe con el antebrazo. (Se ganó el apodo de "karaketa")*
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  • 𝑰𝑵𝑺𝑻𝑨𝑮𝑹𝑨𝑴 ↷ 𝐮𝐩𝐝𝐚𝐭𝐞.
    𓂅 @jaejun.sanren ⠀。⠀。
    ˹ posted on
    .⇾ 30/11
    ˹ located in
    .⇾ Sanren Hanok, Seoul
    ❝ Después del entrenamiento matutino, nada mejor que una ducha relajante y reparadora.

    Hay días en los que el silencio del hanok se siente cómodo…y otros en los que la casa parece necesitar una presencia extra.
    Un par de pasos más en el pasillo.
    Una voz distinta a la mía.
    Un “¿qué estás haciendo?” desde la puerta.
    Supongo que hoy es uno de esos días.

    A veces un buen domingo empieza con agua caliente,
    pero mejora con buena compañía.
    La invitación está abierta. ❞

    #SeductiveSunday #MorningTraining #HotShower #SanrenHanok #LazySunday #OpenInvitation #JaejunVibes
    𝑰𝑵𝑺𝑻𝑨𝑮𝑹𝑨𝑴 ↷ 𝐮𝐩𝐝𝐚𝐭𝐞. 𓂅 @jaejun.sanren ⠀。⠀。 ˹ posted on .⇾ 30/11 ˹ located in .⇾ Sanren Hanok, Seoul ❝ Después del entrenamiento matutino, nada mejor que una ducha relajante y reparadora. Hay días en los que el silencio del hanok se siente cómodo…y otros en los que la casa parece necesitar una presencia extra. Un par de pasos más en el pasillo. Una voz distinta a la mía. Un “¿qué estás haciendo?” desde la puerta. Supongo que hoy es uno de esos días. A veces un buen domingo empieza con agua caliente, pero mejora con buena compañía. La invitación está abierta. ❞ #SeductiveSunday #MorningTraining #HotShower #SanrenHanok #LazySunday #OpenInvitation #JaejunVibes
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