• Vestigia
    En los Días oscuros ..

    - Te diré, esos días llegarán, dónde todo lo que pudo salir mal salió mal, entonces me verás, me escucharás, yo te abrazaré, con cariño, te cargaré en mis brazos y te llevaré a nuestro cuarto, te quitaré los zapatos y abriré las cortinas y dejaré cerradas las ventanas, luego me iré, te prepararé algo que te guste para comer, te daré tiempo, mientras tanto yo te observare y estaré al pendiente, luego de un baño yo te haré reír de alguna forma, te sorprenderé con un detalle, y mis ojos verán como cambia tu semblante, entonces yo seré feliz, aún si el día no brilla, lo haré brillar para ti, ese será mi día oscuro .
    Vestigia En los Días oscuros .. - Te diré, esos días llegarán, dónde todo lo que pudo salir mal salió mal, entonces me verás, me escucharás, yo te abrazaré, con cariño, te cargaré en mis brazos y te llevaré a nuestro cuarto, te quitaré los zapatos y abriré las cortinas y dejaré cerradas las ventanas, luego me iré, te prepararé algo que te guste para comer, te daré tiempo, mientras tanto yo te observare y estaré al pendiente, luego de un baño yo te haré reír de alguna forma, te sorprenderé con un detalle, y mis ojos verán como cambia tu semblante, entonces yo seré feliz, aún si el día no brilla, lo haré brillar para ti, ese será mi día oscuro .
    Me gusta
    Me encocora
    3
    0 turnos 0 maullidos 147 vistas
  • Algo horrendo se acerca,
    y mientras me preparo a enfrentar la oscuridad, la incertidumbre me consume como un veneno.

    ¿Debería abrazarlo, dejar que su maldad me devore, o huir, solo para arrastrar a otros a su abismo?

    ¿Qué es lo que realmente me impulsa?

    ¿Es el odio puro que se alimenta de mi alma?

    ¿O la fascinación por el caos disfrazado de amor?

    ¿Qué es más perturbador: que yo desee la grandeza,
    ¿o que mi madre deseara haber engendrado un hombre o un monstruo?

    Y aunque no sea el elegido,
    quizás mi propósito sea otro: ser el arquitecto de su ascenso,
    preparar el terreno para su reinado de terror.
    Hasta el día en que él llegue,
    mi nombre será recordado en las sombras,
    como el que, con una sonrisa retorcida, restauró el mal en el pueblo,
    y devolvió la corrupción a Roma, haciendo de ella su juguete.
    Algo horrendo se acerca, y mientras me preparo a enfrentar la oscuridad, la incertidumbre me consume como un veneno. ¿Debería abrazarlo, dejar que su maldad me devore, o huir, solo para arrastrar a otros a su abismo? ¿Qué es lo que realmente me impulsa? ¿Es el odio puro que se alimenta de mi alma? ¿O la fascinación por el caos disfrazado de amor? ¿Qué es más perturbador: que yo desee la grandeza, ¿o que mi madre deseara haber engendrado un hombre o un monstruo? Y aunque no sea el elegido, quizás mi propósito sea otro: ser el arquitecto de su ascenso, preparar el terreno para su reinado de terror. Hasta el día en que él llegue, mi nombre será recordado en las sombras, como el que, con una sonrisa retorcida, restauró el mal en el pueblo, y devolvió la corrupción a Roma, haciendo de ella su juguete.
    Me encocora
    Me gusta
    Me shockea
    4
    2 turnos 0 maullidos 193 vistas
  • A tu lado, los días brillan con más ardor y el viento murmura dulcemente tu nombre. No importa cuán oscura sea la jornada, porque tu sonrisa disipa las sombras y cura las heridas de mi alma, haciéndome olvidar el peso de mi carga.

    Desearía ser tus ropajes de seda, para envolver tu cuerpo y rozar tu piel en cada caricia.
    Desearía ser el viento, para robarte un beso de los labios con cada aliento que tomes.
    Desearía ser tu cabello, para impregnarse de tu aroma, ese perfume que evoca las alturas de una montaña.

    Que me llamen loco si quieren, porque si la locura lleva tu nombre, abrazaré el delirio con los brazos abiertos. Te amo como la luna añora al sol, de una forma eterna, sin dudas en el corazón.

    He cometido errores que ni el tiempo ni el arrepentimiento pueden borrar. He hecho cosas que no me hacen digno de ti, y a veces temo que esto sea solo un sueño frágil y pasajero. Pero si es un sueño, ruego al universo nunca despertar, porque te amo más de lo que las palabras pueden abarcar. Amame sin preguntar, y yo te amaré sin respuestas por toda mi eternidad.

    𝑬𝒍𝒊𝒛𝒂𝒃𝒆𝒕𝒉 ✴ 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅𝒇𝒍𝒂𝒎𝒆

    A tu lado, los días brillan con más ardor y el viento murmura dulcemente tu nombre. No importa cuán oscura sea la jornada, porque tu sonrisa disipa las sombras y cura las heridas de mi alma, haciéndome olvidar el peso de mi carga. Desearía ser tus ropajes de seda, para envolver tu cuerpo y rozar tu piel en cada caricia. Desearía ser el viento, para robarte un beso de los labios con cada aliento que tomes. Desearía ser tu cabello, para impregnarse de tu aroma, ese perfume que evoca las alturas de una montaña. Que me llamen loco si quieren, porque si la locura lleva tu nombre, abrazaré el delirio con los brazos abiertos. Te amo como la luna añora al sol, de una forma eterna, sin dudas en el corazón. He cometido errores que ni el tiempo ni el arrepentimiento pueden borrar. He hecho cosas que no me hacen digno de ti, y a veces temo que esto sea solo un sueño frágil y pasajero. Pero si es un sueño, ruego al universo nunca despertar, porque te amo más de lo que las palabras pueden abarcar. Amame sin preguntar, y yo te amaré sin respuestas por toda mi eternidad. [Liz_bloodFlame]
    Me encocora
    Me gusta
    3
    0 turnos 1 maullido 560 vistas
  • A la entrada del poblado, la líder de la aldea aguardaría con el peso de la preocupación sobre sus hombros. Había enviado un mensaje cargado de urgencia a quien solo conocía por rumores: una viajera, una sombra errante que

    comprendía lo inexplicable.

    Desde el sendero cubierto de escarcha emergía la figura esperada. Una mujer de andar sereno, el cabello negro le caía sobre los hombros, ondeando suavemente con la brisa. Sus ojos recorrerían el entorno con una calma extraña.

    La anciana, en su sabiduría, se acercaría con cautela.
    —Gracias por venir —susurraría, temiendo romper el aire quieto—. No sabemos qué ocurre. La aldea ha sido devorada por el silencio. Adultos y niños ya no hablan, los animales y la montaña han enmudecido… No sabemos qué hacer.

    La forastera permanecería en silencio unos segundos, como si escuchara algo más allá de lo que los demás podían percibir. Asintió sin pronunciar palabra, y comenzaría a recorrer la aldea y a examinar a los afectados. De su caja de madera extrajo una especie de otoscopio tallado, y uno a uno revisó los oídos de los aldeanos. En cada uno de ellos hallaría la misma huella: una sustancia verde amarillenta, viscosa, que brillaba débilmente en la penumbra.

    Frunció el ceño.
    —Se trata de una criatura que se alimenta del... sonido.

    Sin perder tiempo, pidió agua tibia mientras ella sacaba unos triángulos de papel que envolvían un polvo blanco. Mezclaría ambos en una taza y lo vertería en el oído del hombre.

    Lentamente, como si una venda invisible se deshiciera, el opresivo silencio comenzaría a desvanecerse. Las personas afectadas y los familiares estaban sorprendidos.

    —Es sal... Estas criaturas no la soportan.

    Así fue como ordenó que los afectados mojaran sus oídos, y rociaran las casas para evitar futuras afecciones.

    Cuando la calma regresó de forma frágil, la anciana se acercaría a la recién llegada, con la mirada baja y la voz casi quebrada.
    —Gracias… pero hay algo más. No podía decirlo antes. Mi nieta… está enferma. La he mantenido oculta. Sus padres murieron… por lo mismo.

    La mujer de cabello negro la observaría con gravedad y asintió. La anciana la guiaría a una cabaña apartada, donde la niña, frágil y temblorosa, permanecía acurrucada en un rincón oscuro.
    La visitante se arrodillaría frente a ella, y vería sus cuernos pequeños, lo cual la llevaría a examinar más, sobre todo porque los oídos contenían la misma sustancia viscosa, resplandeciente y pegajosa.

    Suspiró muy lentamente. Sabía lo que aquello significaba. La nueva criatura se alimentaba del silencio absoluto que provocó la otra, y no había cura conocida, solo la muerte.

    La anciana habló. —Antes de que mi hija muriera, sus cuernos desaparecieron días antes de irse de este mundo.

    —Una grieta en lo inevitable. Las personas mueren al siguiente invierno tras empezar los síntomas. —Dijo pensativa.

    La mujer mayor se asustó, aún ya sabiéndolo. Pero rápidamente caería en la aceptación. La curandera, en cambio, tenía muchas dudas y pocas respuestas.

    Sin más demora, la errante pediría permiso y se internaría sola en el oscuro bosque. Caminó lejos de la aldea, hasta que el aire se volvió más liviano. Al alzar la mirada, los vio: diminutos destellos de luz adheridos en las copas de los árboles. Eran hermosos.

    La pelinegra se detuvo. Cerró los ojos y permitió que aquellos seres etéreos se deslizaran suavemente en sus oídos.

    Pero no estaba sola. La niña la había seguido a escondidas, arrastrada por la curiosidad y el miedo. Al percatarse, la mujer hablaría con voz serena.

    —Acércate. Tápame los oídos.

    La pequeña titubeó, pero obedeció. Cubriría sus oídos con manos temblorosas. Entonces, un sonido sordo retumbaría, y la sustancia viscosa fue expulsada violentamente de los oídos de la extranjera, como si algo hubiese sido arrancado.

    La mujer abrió los ojos, comprendiendo.

    Sin perder tiempo, regresaron a la aldea. Frente a la anciana, la forastera elevaría sus manos y las colocaría suavemente sobre los oídos de la niña. La reacción fue inmediata. La sustancia verde amarillenta salió despedida, deslizándose como un eco roto. Y los cuernos cayeron sobre los muslos de la infante.

    La líder del poblado observó, atónita. —¿Está… curada?
    La mujer asintió. —No soportan el ruido interior que provoca otra persona, solo el del huésped.

    La anciana abrazaría a su nieta. —¿Cómo puedo pagarte?
    La curandera señalaría los cuernos. —Únicamente esto.

    La niña, con iniciativa, se los entregaría personalmente agradecida, y la viajera los guardaría en una cajita de madera.

    Era un precio muy pequeño. Pero por primera vez en días, el aire vibraba débilmente con el sonido de un suspiro.
    A la entrada del poblado, la líder de la aldea aguardaría con el peso de la preocupación sobre sus hombros. Había enviado un mensaje cargado de urgencia a quien solo conocía por rumores: una viajera, una sombra errante que comprendía lo inexplicable. Desde el sendero cubierto de escarcha emergía la figura esperada. Una mujer de andar sereno, el cabello negro le caía sobre los hombros, ondeando suavemente con la brisa. Sus ojos recorrerían el entorno con una calma extraña. La anciana, en su sabiduría, se acercaría con cautela. —Gracias por venir —susurraría, temiendo romper el aire quieto—. No sabemos qué ocurre. La aldea ha sido devorada por el silencio. Adultos y niños ya no hablan, los animales y la montaña han enmudecido… No sabemos qué hacer. La forastera permanecería en silencio unos segundos, como si escuchara algo más allá de lo que los demás podían percibir. Asintió sin pronunciar palabra, y comenzaría a recorrer la aldea y a examinar a los afectados. De su caja de madera extrajo una especie de otoscopio tallado, y uno a uno revisó los oídos de los aldeanos. En cada uno de ellos hallaría la misma huella: una sustancia verde amarillenta, viscosa, que brillaba débilmente en la penumbra. Frunció el ceño. —Se trata de una criatura que se alimenta del... sonido. Sin perder tiempo, pidió agua tibia mientras ella sacaba unos triángulos de papel que envolvían un polvo blanco. Mezclaría ambos en una taza y lo vertería en el oído del hombre. Lentamente, como si una venda invisible se deshiciera, el opresivo silencio comenzaría a desvanecerse. Las personas afectadas y los familiares estaban sorprendidos. —Es sal... Estas criaturas no la soportan. Así fue como ordenó que los afectados mojaran sus oídos, y rociaran las casas para evitar futuras afecciones. Cuando la calma regresó de forma frágil, la anciana se acercaría a la recién llegada, con la mirada baja y la voz casi quebrada. —Gracias… pero hay algo más. No podía decirlo antes. Mi nieta… está enferma. La he mantenido oculta. Sus padres murieron… por lo mismo. La mujer de cabello negro la observaría con gravedad y asintió. La anciana la guiaría a una cabaña apartada, donde la niña, frágil y temblorosa, permanecía acurrucada en un rincón oscuro. La visitante se arrodillaría frente a ella, y vería sus cuernos pequeños, lo cual la llevaría a examinar más, sobre todo porque los oídos contenían la misma sustancia viscosa, resplandeciente y pegajosa. Suspiró muy lentamente. Sabía lo que aquello significaba. La nueva criatura se alimentaba del silencio absoluto que provocó la otra, y no había cura conocida, solo la muerte. La anciana habló. —Antes de que mi hija muriera, sus cuernos desaparecieron días antes de irse de este mundo. —Una grieta en lo inevitable. Las personas mueren al siguiente invierno tras empezar los síntomas. —Dijo pensativa. La mujer mayor se asustó, aún ya sabiéndolo. Pero rápidamente caería en la aceptación. La curandera, en cambio, tenía muchas dudas y pocas respuestas. Sin más demora, la errante pediría permiso y se internaría sola en el oscuro bosque. Caminó lejos de la aldea, hasta que el aire se volvió más liviano. Al alzar la mirada, los vio: diminutos destellos de luz adheridos en las copas de los árboles. Eran hermosos. La pelinegra se detuvo. Cerró los ojos y permitió que aquellos seres etéreos se deslizaran suavemente en sus oídos. Pero no estaba sola. La niña la había seguido a escondidas, arrastrada por la curiosidad y el miedo. Al percatarse, la mujer hablaría con voz serena. —Acércate. Tápame los oídos. La pequeña titubeó, pero obedeció. Cubriría sus oídos con manos temblorosas. Entonces, un sonido sordo retumbaría, y la sustancia viscosa fue expulsada violentamente de los oídos de la extranjera, como si algo hubiese sido arrancado. La mujer abrió los ojos, comprendiendo. Sin perder tiempo, regresaron a la aldea. Frente a la anciana, la forastera elevaría sus manos y las colocaría suavemente sobre los oídos de la niña. La reacción fue inmediata. La sustancia verde amarillenta salió despedida, deslizándose como un eco roto. Y los cuernos cayeron sobre los muslos de la infante. La líder del poblado observó, atónita. —¿Está… curada? La mujer asintió. —No soportan el ruido interior que provoca otra persona, solo el del huésped. La anciana abrazaría a su nieta. —¿Cómo puedo pagarte? La curandera señalaría los cuernos. —Únicamente esto. La niña, con iniciativa, se los entregaría personalmente agradecida, y la viajera los guardaría en una cajita de madera. Era un precio muy pequeño. Pero por primera vez en días, el aire vibraba débilmente con el sonido de un suspiro.
    Me gusta
    4
    0 turnos 0 maullidos 583 vistas
  • Daniel estaba durmiendo tranquilamente hasta que algo paso

    pudo ver un futuro, una vision dada por la diosa lunar debido a todo el trabajo que habia visto en Daniel

    En aquella vision de apenas unos segundos pudo ver como se casaria con adriana, el que diria ese dia y se vio a si mismo junto a adriana

    justo entonces con una imagen en la cabeza desperto, diciendo mientras ve al cielo

    — Gracias, Diosa mia—

    sonrio demasiado quizas digo, ¿que mejor noticia que Apesar de todo, si se casará con adriana y podrá verla en su hermoso vestido de novia ?

    Asi que decidio levantarse e ir corriendo con su amada a besarla y abrazarla feliz de lo que les esperaba en el futuro

    Daniel estaba durmiendo tranquilamente hasta que algo paso pudo ver un futuro, una vision dada por la diosa lunar debido a todo el trabajo que habia visto en Daniel En aquella vision de apenas unos segundos pudo ver como se casaria con adriana, el que diria ese dia y se vio a si mismo junto a adriana justo entonces con una imagen en la cabeza desperto, diciendo mientras ve al cielo — Gracias, Diosa mia— sonrio demasiado quizas digo, ¿que mejor noticia que Apesar de todo, si se casará con adriana y podrá verla en su hermoso vestido de novia ? Asi que decidio levantarse e ir corriendo con su amada a besarla y abrazarla feliz de lo que les esperaba en el futuro
    Me encocora
    Me gusta
    3
    2 turnos 0 maullidos 375 vistas
  • «Tener la juventud eterna junto la capacidad de trasmitir la vitalidad con solo estar feliz, o empecinada en salvar a quién me proponga. Me ha hecho darme cuenta, de que aunque para Zeus y Hera(Papá y Mamá) siempre seré su niña eterna, la niña eterna para otros dioses de acuerdo a mis actos. Y por sobre todo, "la princesa del Olimpo" para las lenguas venenosas de una Diosa.

    Nunca sabrán ni se tomarán el tiempo para darse cuenta, que siempre he sido la flor eterna que ha estado enjaulada en el Olimpo bajo responsabilidades... Ahora tan solo quiero disfrutar mi vida como todos lo hacen de forma egoístas y sin pensar en los demás, ¿Porqué no puedo hacer lo que el resto de Dioses hace, si también soy una Diosa?»

    *Miré al cielo, imaginando abrazar la jaula en que crecí hasta hace poco, con cariño y respeto. Reflexionando mis pensamientos para mí misma.*
    «Tener la juventud eterna junto la capacidad de trasmitir la vitalidad con solo estar feliz, o empecinada en salvar a quién me proponga. Me ha hecho darme cuenta, de que aunque para Zeus y Hera(Papá y Mamá) siempre seré su niña eterna, la niña eterna para otros dioses de acuerdo a mis actos. Y por sobre todo, "la princesa del Olimpo" para las lenguas venenosas de una Diosa. Nunca sabrán ni se tomarán el tiempo para darse cuenta, que siempre he sido la flor eterna que ha estado enjaulada en el Olimpo bajo responsabilidades... Ahora tan solo quiero disfrutar mi vida como todos lo hacen de forma egoístas y sin pensar en los demás, ¿Porqué no puedo hacer lo que el resto de Dioses hace, si también soy una Diosa?» *Miré al cielo, imaginando abrazar la jaula en que crecí hasta hace poco, con cariño y respeto. Reflexionando mis pensamientos para mí misma.*
    Me encocora
    1
    0 turnos 0 maullidos 201 vistas
  • Maya Lockwood despertó con suavidad, como si la luz del amanecer la estuviera llamando desde un sueño profundo. El aire fresco del bosque la envolvía, cargado con el aroma a tierra húmeda y pino, mientras los rayos dorados se filtraban entre las ramas de los árboles. Abrió los ojos lentamente, encontrándose con el techo natural de hojas y ramas que parecía abrazarla desde lo alto.

    Se incorporó con calma, notando cómo su cuerpo respondía con una extraña energía, a pesar de la noche anterior. Miró a su alrededor, buscando las señales de su manada. Aunque despertó sola, la certeza de su presencia cercana la tranquilizó. Las huellas ligeras en el suelo y el olor familiar que impregnaba el aire eran testigos silenciosos de su compañía.

    Recordó la noche anterior con un destello de claridad: la luna llena dominando el cielo, su resplandor plateado iluminando el bosque y la energía compartida entre ella y su manada. Habían corrido juntos bajo la luz lunar, sincronizados como si fueran uno solo, sus corazones latiendo al unísono con la tierra bajo sus pies. Era una sensación de libertad pura, una conexión que trascendía las palabras.

    Se llevó una mano al cuello, encontrando el collar de plata con el colgante en forma de media luna que siempre llevaba consigo. El metal estaba frío al tacto, pero su presencia la anclaba, un recordatorio constante de quién era y de su lugar en el mundo. Una suave brisa agitó su cabello, y el canto de los pájaros cercanos comenzó a llenar el aire con melodías tranquilizadoras.

    A unos pasos de distancia, el sonido de un arroyo la llamó. Se levantó, sus pies descalzos apenas sintiendo las irregularidades del terreno. Al llegar a la orilla, se arrodilló y miró su reflejo en el agua cristalina. Sus ojos, normalmente castaños, tenían un brillo dorado, un eco de la noche que había pasado. Sonrió ligeramente, aceptando ese cambio como una parte de ella.

    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    Maya Lockwood despertó con suavidad, como si la luz del amanecer la estuviera llamando desde un sueño profundo. El aire fresco del bosque la envolvía, cargado con el aroma a tierra húmeda y pino, mientras los rayos dorados se filtraban entre las ramas de los árboles. Abrió los ojos lentamente, encontrándose con el techo natural de hojas y ramas que parecía abrazarla desde lo alto. Se incorporó con calma, notando cómo su cuerpo respondía con una extraña energía, a pesar de la noche anterior. Miró a su alrededor, buscando las señales de su manada. Aunque despertó sola, la certeza de su presencia cercana la tranquilizó. Las huellas ligeras en el suelo y el olor familiar que impregnaba el aire eran testigos silenciosos de su compañía. Recordó la noche anterior con un destello de claridad: la luna llena dominando el cielo, su resplandor plateado iluminando el bosque y la energía compartida entre ella y su manada. Habían corrido juntos bajo la luz lunar, sincronizados como si fueran uno solo, sus corazones latiendo al unísono con la tierra bajo sus pies. Era una sensación de libertad pura, una conexión que trascendía las palabras. Se llevó una mano al cuello, encontrando el collar de plata con el colgante en forma de media luna que siempre llevaba consigo. El metal estaba frío al tacto, pero su presencia la anclaba, un recordatorio constante de quién era y de su lugar en el mundo. Una suave brisa agitó su cabello, y el canto de los pájaros cercanos comenzó a llenar el aire con melodías tranquilizadoras. A unos pasos de distancia, el sonido de un arroyo la llamó. Se levantó, sus pies descalzos apenas sintiendo las irregularidades del terreno. Al llegar a la orilla, se arrodilló y miró su reflejo en el agua cristalina. Sus ojos, normalmente castaños, tenían un brillo dorado, un eco de la noche que había pasado. Sonrió ligeramente, aceptando ese cambio como una parte de ella. #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    Me encocora
    Me gusta
    3
    0 turnos 0 maullidos 448 vistas
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    #A

    El monorol que voy a publicar a continuación me ha costado bastante y en algunas partes solo quería abrazar a la pobre Eli.
    No voy a mentir cuando lo estuve escribiendo en sucio, se me escaparon algunas lagrimas
    #A El monorol que voy a publicar a continuación me ha costado bastante y en algunas partes solo quería abrazar a la pobre Eli. No voy a mentir cuando lo estuve escribiendo en sucio, se me escaparon algunas lagrimas
    0 comentarios 0 compartidos 212 vistas
  • -El fin de año había llegado, y el elegante tren nocturno se deslizaba suavemente por el paisaje oscurecido, como un susurro que anhelaba las promesas del futuro. En el vagón principal, los tripulantes celebraban entre risas, brindis y melodías que resonaban en el aire, marcando el paso de un ciclo que pronto se cerraría. Sin embargo, entre la vorágine de alegría, Kafka se mantenía al margen, inmersa en un mundo que pocos podían comprender.

    Ella miraba a través de la gran ventana del tren, su reflejo danzando con las estrellas que se asomaban en la vasta oscuridad. La copa de vino tinto en sus manos, una mezcla de rubíes líquidos y sueños desvanecidos, emitía un leve tintineo cada vez que jugueteaba con ella. Su mirada perdida recorría el firmamento, atrapada entre la añoranza y la nostalgia. ¿Qué era lo que realmente deseaba en aquella noche? La respuesta parecía esquiva.

    -Y después... ¿qué pasará?-, musitó, su voz casi ahogada por el murmullo festivo que provenía de la otra parte del vagón. Una risita sin entusiasmo escapó de sus labios mientras sacudía la cabeza, como si se negase a dejarse arrastrar por la corriente de optimismo que brotaba a su alrededor. -No... no lo hay, todo show debe de acabar-, se repetía, convencida de que los sueños eran simplemente aquellos destellos fugaces que se perdían en el aire frío de una noche estrellada.

    Mientras la noche avanzaba, Kafka se dejó llevar, entregándose a sus pensamientos. Recordó momentos pasados, risas compartidas y espacios vacíos que habían dejado huellas profundas en su corazón. En cada estrella que brillaba, veía fragmentos de su vida, deseos que nunca se habían concretado, caminos que nunca se habían tomado. Era como si las constelaciones le contaran historias de otros, historias de éxito y de amor, mientras que la suya permanecía encerrada en la penumbra.

    -Quizás debería haber tomado decisiones diferentes-, se dijo, tomando un sorbo de su copa, sintiendo el líquido cálido abrazar su ser. Se acomodó en su asiento, recordando la fragilidad de las promesas hechas y las oportunidades perdidas.

    Fue en ese instante, cuando un súbito movimiento hizo que su corazón latiera con fuerza. Un pequeño conejo (Pom- Pom), que había escapado del bullicio, se plantó frente a ella. Sus ojos brillaban con la curiosidad, tal como las estrellas brillaban en el cielo. -Señora, ¿por qué está tan triste si esta es una noche especial?-, preguntó con una voz dulce.

    Kafka se sorprendió por la simplicidad de la pregunta. -No estoy triste, (Pom-Pom.) Solo... reflexiono-, respondió con amabilidad, aunque en su interior una tormenta de emociones la asaltaba.

    El conejo sonrió, ajeno al peso que cargaba. -Las estrellas siempre brillan, incluso en la oscuridad. A veces hay que mirar más allá de lo que vemos-, dijo, antes de correr a reunirse con los tripulantes.

    Sus palabras resonaron en Kafka. Quizás tenía razón. Tal vez el futuro no estaba escrito y cada amanecer traía consigo la posibilidad de comenzar de nuevo. La soledad que tanto anhelaba podría transformarse en un espacio fértil para crecer.(??).
    -El fin de año había llegado, y el elegante tren nocturno se deslizaba suavemente por el paisaje oscurecido, como un susurro que anhelaba las promesas del futuro. En el vagón principal, los tripulantes celebraban entre risas, brindis y melodías que resonaban en el aire, marcando el paso de un ciclo que pronto se cerraría. Sin embargo, entre la vorágine de alegría, Kafka se mantenía al margen, inmersa en un mundo que pocos podían comprender. Ella miraba a través de la gran ventana del tren, su reflejo danzando con las estrellas que se asomaban en la vasta oscuridad. La copa de vino tinto en sus manos, una mezcla de rubíes líquidos y sueños desvanecidos, emitía un leve tintineo cada vez que jugueteaba con ella. Su mirada perdida recorría el firmamento, atrapada entre la añoranza y la nostalgia. ¿Qué era lo que realmente deseaba en aquella noche? La respuesta parecía esquiva. -Y después... ¿qué pasará?-, musitó, su voz casi ahogada por el murmullo festivo que provenía de la otra parte del vagón. Una risita sin entusiasmo escapó de sus labios mientras sacudía la cabeza, como si se negase a dejarse arrastrar por la corriente de optimismo que brotaba a su alrededor. -No... no lo hay, todo show debe de acabar-, se repetía, convencida de que los sueños eran simplemente aquellos destellos fugaces que se perdían en el aire frío de una noche estrellada. Mientras la noche avanzaba, Kafka se dejó llevar, entregándose a sus pensamientos. Recordó momentos pasados, risas compartidas y espacios vacíos que habían dejado huellas profundas en su corazón. En cada estrella que brillaba, veía fragmentos de su vida, deseos que nunca se habían concretado, caminos que nunca se habían tomado. Era como si las constelaciones le contaran historias de otros, historias de éxito y de amor, mientras que la suya permanecía encerrada en la penumbra. -Quizás debería haber tomado decisiones diferentes-, se dijo, tomando un sorbo de su copa, sintiendo el líquido cálido abrazar su ser. Se acomodó en su asiento, recordando la fragilidad de las promesas hechas y las oportunidades perdidas. Fue en ese instante, cuando un súbito movimiento hizo que su corazón latiera con fuerza. Un pequeño conejo (Pom- Pom), que había escapado del bullicio, se plantó frente a ella. Sus ojos brillaban con la curiosidad, tal como las estrellas brillaban en el cielo. -Señora, ¿por qué está tan triste si esta es una noche especial?-, preguntó con una voz dulce. Kafka se sorprendió por la simplicidad de la pregunta. -No estoy triste, (Pom-Pom.) Solo... reflexiono-, respondió con amabilidad, aunque en su interior una tormenta de emociones la asaltaba. El conejo sonrió, ajeno al peso que cargaba. -Las estrellas siempre brillan, incluso en la oscuridad. A veces hay que mirar más allá de lo que vemos-, dijo, antes de correr a reunirse con los tripulantes. Sus palabras resonaron en Kafka. Quizás tenía razón. Tal vez el futuro no estaba escrito y cada amanecer traía consigo la posibilidad de comenzar de nuevo. La soledad que tanto anhelaba podría transformarse en un espacio fértil para crecer.(??).
    Me encocora
    Me gusta
    7
    0 turnos 0 maullidos 599 vistas
  • #Monorol

    𝙋𝘼𝙍𝘼𝙉𝙊𝙓 𝙇𝙊𝙎𝙏 𝙁𝙄𝙇𝙀𝙎
    ...
    𝐿𝑎 𝑉𝑜𝑟𝑎𝑔𝑖𝑛𝑒
    𝐶ℎ𝑎𝑝𝑡𝑒𝑟 𝐼𝐼

    ❝Todos los pequeños que dejaste sin futuro❞

    Un ruido inesperado lo puso en suma guardia y con mucha rapidez dirigió el cañón de su plateada arma hacia el origen del sonido. Sin perder tiempo sus ojos verdosos cuál esmeralda brillante, analizaron cada sombra de aquella habitación sumida en penumbras. Una estancia que él recordaba muy bien.

    Aún con su arma en mano, caminó lentamente hacia la alcoba asegurandose de estar precavido ante cualquier amenaza. La mansión era un nido de trampas y secretos. Poco a poco fue entrando, y lentamente sus ojos se estaban adaptando a la penumbra, hasta que de golpe, las luces se encendieron. De pronto, Dorian pudo ver algo que había intentado olvidar durante años:

    Un antiguo laboratorio dentro de la mansión o orfanato dejado a su suerte. En su corazón, un gran tanque en forma de cápsula se erguía como una señal de algo siniestro que se hacía a espaldas de la sociedad, sus cristales destrozados se hallaban dispersos por todo el suelo de mármol blanco, reflejando la luz en fragmentos brillantes como si lo que estaba allí hubiese salido mal. Mesas de estudio, ahora cubiertas de polvo, sostenían instrumentos científicos corroídos por el tiempo, mientras que un olor a descomposición y químicos viejos llenaba el aire. Era todo una odisea de objetos sacados de alguna película de ficción. Sin embargo era una realidad que Dorian habia querido olvidar.

    Soltó un suspiro de decepción e inclinó el rostro de dolor mientras bajaba su pesada arma. Un instante más y las memorias de su pasado lo abrazaron para hacerle recordar quien era.

    ❝Me prometiste que iba a mejorar, que todo lo que hacías era por mi bien. Todos esos pequeños... Todas las torturas.... Todo era para que yo fuese perfecto.... ❞

    De repente, la ira de un rencor profundo lo invadió y levantó la cabeza con los ojos encendidos en ese furor que solo se manifiesta con aquellos que sufren injustamente.

    ❝¡¡¡PERO TODO ERA MENTIRA!!! MALDITO EGOISTA❞

    Grito frenéticamente...

    #Monorol 𝙋𝘼𝙍𝘼𝙉𝙊𝙓 𝙇𝙊𝙎𝙏 𝙁𝙄𝙇𝙀𝙎 ... 𝐿𝑎 𝑉𝑜𝑟𝑎𝑔𝑖𝑛𝑒 𝐶ℎ𝑎𝑝𝑡𝑒𝑟 𝐼𝐼 ❝Todos los pequeños que dejaste sin futuro❞ Un ruido inesperado lo puso en suma guardia y con mucha rapidez dirigió el cañón de su plateada arma hacia el origen del sonido. Sin perder tiempo sus ojos verdosos cuál esmeralda brillante, analizaron cada sombra de aquella habitación sumida en penumbras. Una estancia que él recordaba muy bien. Aún con su arma en mano, caminó lentamente hacia la alcoba asegurandose de estar precavido ante cualquier amenaza. La mansión era un nido de trampas y secretos. Poco a poco fue entrando, y lentamente sus ojos se estaban adaptando a la penumbra, hasta que de golpe, las luces se encendieron. De pronto, Dorian pudo ver algo que había intentado olvidar durante años: Un antiguo laboratorio dentro de la mansión o orfanato dejado a su suerte. En su corazón, un gran tanque en forma de cápsula se erguía como una señal de algo siniestro que se hacía a espaldas de la sociedad, sus cristales destrozados se hallaban dispersos por todo el suelo de mármol blanco, reflejando la luz en fragmentos brillantes como si lo que estaba allí hubiese salido mal. Mesas de estudio, ahora cubiertas de polvo, sostenían instrumentos científicos corroídos por el tiempo, mientras que un olor a descomposición y químicos viejos llenaba el aire. Era todo una odisea de objetos sacados de alguna película de ficción. Sin embargo era una realidad que Dorian habia querido olvidar. Soltó un suspiro de decepción e inclinó el rostro de dolor mientras bajaba su pesada arma. Un instante más y las memorias de su pasado lo abrazaron para hacerle recordar quien era. ❝Me prometiste que iba a mejorar, que todo lo que hacías era por mi bien. Todos esos pequeños... Todas las torturas.... Todo era para que yo fuese perfecto.... ❞ De repente, la ira de un rencor profundo lo invadió y levantó la cabeza con los ojos encendidos en ese furor que solo se manifiesta con aquellos que sufren injustamente. ❝¡¡¡PERO TODO ERA MENTIRA!!! MALDITO EGOISTA❞ Grito frenéticamente...
    Me gusta
    Me encocora
    Me shockea
    3
    0 turnos 0 maullidos 1197 vistas
Ver más resultados
Patrocinados