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    Cuarta parte del relato: Retratos sin sombra
    Cuarta parte del relato: Retratos sin sombra
    Archivo Nº 01 Parte IV - Retratos sin sombra

    Hay encuentros que no iluminan el camino, pero sí revelan la sombra que uno arrastra. Akane comprenderá que a veces no se trata de avanzar, sino de detenerse y mirar de frente lo que siempre ha estado al acecho.

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  • https://discord.gg/xReEKRDD

    Con su apariencia serena, se mantuvo un paso detrás de Gekkou, una sombra discreta pero atenta. Vestía un kimono de seda fina en un tono gris azulado, sobre el cual llevaba un haori del mismo color, ambos adornados sutilmente con el mon del Clan Gekkou. Su cabello turquesa claro, bien peinado, estaba recogido en una coleta baja con un lazo rojo apagado, y algunos mechones caían con gracia sobre su frente. Sus ojos brillantes de color lila claro, con pupilas blancas, observaban el entorno con calma.

    Su postura era impecable, una prueba de su dominio de la etiqueta y su dedicación al servicio del palacio. La mano de Hisoka se posó casi imperceptiblemente sobre el pequeño cuchillo tanto oculto en su obi, un gesto habitual que nadie notaría.

    《La comitiva Matsu se acerca》

    Pensó, su voz interna tan calmada como su exterior. Podía sentir la presión familiar en sus ojos, el sutil recordatorio de su Visión de Sombra y el pacto que lo ataba. A través de los sentidos de los guardias en la puerta, ya podía "ver" los primeros estandartes del clan Matsu apareciendo en el camino. Su mente, aguda y organizada, repasaba los preparativos finales: los aposentos, el banquete, la seguridad. Todo debía ser perfecto.

    Una parte de él sentía la tensión de los jóvenes herederos, los celos de Kelen, los nervios de Barerekku y la estoica presencia de Rui. Eran como sus propios hijos, y en su corazón, esperaba que esta visita transcurriera sin incidentes que pudieran afectarlos. Aunque servía a Gekkou con una lealtad impuesta por la maldición, su verdadera lealtad residía en el bienestar de esos jóvenes a quienes había cuidado con tanto cariño.
    https://discord.gg/xReEKRDD Con su apariencia serena, se mantuvo un paso detrás de Gekkou, una sombra discreta pero atenta. Vestía un kimono de seda fina en un tono gris azulado, sobre el cual llevaba un haori del mismo color, ambos adornados sutilmente con el mon del Clan Gekkou. Su cabello turquesa claro, bien peinado, estaba recogido en una coleta baja con un lazo rojo apagado, y algunos mechones caían con gracia sobre su frente. Sus ojos brillantes de color lila claro, con pupilas blancas, observaban el entorno con calma. Su postura era impecable, una prueba de su dominio de la etiqueta y su dedicación al servicio del palacio. La mano de Hisoka se posó casi imperceptiblemente sobre el pequeño cuchillo tanto oculto en su obi, un gesto habitual que nadie notaría. 《La comitiva Matsu se acerca》 Pensó, su voz interna tan calmada como su exterior. Podía sentir la presión familiar en sus ojos, el sutil recordatorio de su Visión de Sombra y el pacto que lo ataba. A través de los sentidos de los guardias en la puerta, ya podía "ver" los primeros estandartes del clan Matsu apareciendo en el camino. Su mente, aguda y organizada, repasaba los preparativos finales: los aposentos, el banquete, la seguridad. Todo debía ser perfecto. Una parte de él sentía la tensión de los jóvenes herederos, los celos de Kelen, los nervios de Barerekku y la estoica presencia de Rui. Eran como sus propios hijos, y en su corazón, esperaba que esta visita transcurriera sin incidentes que pudieran afectarlos. Aunque servía a Gekkou con una lealtad impuesta por la maldición, su verdadera lealtad residía en el bienestar de esos jóvenes a quienes había cuidado con tanto cariño.
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    Archivo Nº 01 Parte IV - Retratos sin sombra

    Hay encuentros que no iluminan el camino, pero sí revelan la sombra que uno arrastra. Akane comprenderá que a veces no se trata de avanzar, sino de detenerse y mirar de frente lo que siempre ha estado al acecho.

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    Archivo Nº 01 Parte IV - Retratos sin sombra Hay encuentros que no iluminan el camino, pero sí revelan la sombra que uno arrastra. Akane comprenderá que a veces no se trata de avanzar, sino de detenerse y mirar de frente lo que siempre ha estado al acecho. Clic en la imagen para leer esta parte de la historia.
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  • 𝑈𝑛 𝑠𝑢𝑒𝑛̃𝑜 𝑟𝑒𝑐𝑢𝑟𝑟𝑒𝑛𝑡𝑒
    Fandom ACOTAR
    Categoría Otros
    — 𝐒𝐭𝐚𝐫𝐭𝐞𝐫 𝐚𝐛𝐢𝐞𝐫𝐭𝐨

    La verdad es que arder intensamente entre llamas plateadas no era algo nuevo para Nesta Archeron, pero arder dentro de un sueño, tal vez sí lo era.

    Nesta había caído en lo profundo de un lago, la armadura le había imposibilitado subir a la superficie así que su espalda tocó el fondo de aquel oscuro lugar.

    Abrió los ojos bajo el agua y pudo ver leves rayos de luz atravesando la superficie, era hermoso, verdaderamente hermoso, era como captar una aurora boreal dentro del agua.

    La alta fae sintió como sus pulmones comenzaban a quedarse sin aire y supo en aquel momento que iba a morir, que allí acababa todo, allí perecía la valkyria.

    Los primeros pensamientos fueron sobre Cassian, luego Azriel y las Valkyrias, seguidamente vino la imagen del rostro de Elain junto a Nyx en el jardín, y por último Rhysand, Amren y Feyra.

    La última bocanada de aire se escapó de su boca y todo se volvió negro y espeso, todo se apagó a su alrededor. La Alta fae abrazó aquel momento, lo hizo suyo, pues como dama de la muerte no le tenía miedo, sabía que no merecía que nadie llorase aquella pérdida, tampoco se perdía tanto ¿Verdad?

    A sus espaldas retumbó una voz: "𝑇𝑜𝑚𝑎 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑠 𝑡𝑢𝑦𝑜.", Nesta reconoció aquella voz que había estado en su mente desde la primera vez que se encontró cara a cara con él, Lanthys, era la maldita voz de Lanthys. "𝑇𝑜𝑚𝑎 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑠 𝑡𝑢𝑦𝑜 𝑦 𝑐𝑎𝑏𝑎𝑙𝑔𝑎 𝑗𝑢𝑛𝑡𝑜 𝑎 𝑙𝑎 𝑐𝑎𝑐𝑒𝑟𝜄́𝑎 𝑠𝑎𝑙𝑣𝑎𝑗𝑒, 𝑏𝑟𝑢𝑗𝑎 𝑑𝑒 𝑂𝑜𝑟𝑖𝑑." Ordenaba aquella voz, y entonces sintió una mano en su cintura, otra en su hombro, como la mano de la cintura se deslizaba entre las cintas de su armadura de Valkyria, y como buscaba lo que había bajo aquellas telas, su piel.
    Nesta se revolvió cerrando los ojos con fuerza y todo su cuerpo estalló en llamas plateadas alejando aquellas manos que la tocaban, alejando al agua, alejando a todo aquello que la molestaba. La mujer buscó desesperadamente en su cintura el mango de su fiel compañera, Ataraxia, su espada y alzándola hacia aquellos rayos de luz que se entreveían en la superficie del lago se impulsó hasta salir.

    Fue en ese momento donde Nesta Archeron se despertó empapada en sudor con un libro en la mano, jadeando, verdaderamente despeinada, a la sombra de uno de los árboles de Velaris ¿Era acaso parte del futuro? Ella no era vidente como su hermana, pero si podía encontrar cosas relacionadas con el Tesoro del Terror, y teniendo en cuenta que todavía quedaba uno por encontrar... ¿Sería en aquel lago donde lo encontraría?

    Se pasó la mano por la frente, preocupada, arrastrando el sudor que le corría por el rostro, aquel estúpido sueño no era la primera vez que venía a ella.
    — 𝐒𝐭𝐚𝐫𝐭𝐞𝐫 𝐚𝐛𝐢𝐞𝐫𝐭𝐨 La verdad es que arder intensamente entre llamas plateadas no era algo nuevo para Nesta Archeron, pero arder dentro de un sueño, tal vez sí lo era. Nesta había caído en lo profundo de un lago, la armadura le había imposibilitado subir a la superficie así que su espalda tocó el fondo de aquel oscuro lugar. Abrió los ojos bajo el agua y pudo ver leves rayos de luz atravesando la superficie, era hermoso, verdaderamente hermoso, era como captar una aurora boreal dentro del agua. La alta fae sintió como sus pulmones comenzaban a quedarse sin aire y supo en aquel momento que iba a morir, que allí acababa todo, allí perecía la valkyria. Los primeros pensamientos fueron sobre Cassian, luego Azriel y las Valkyrias, seguidamente vino la imagen del rostro de Elain junto a Nyx en el jardín, y por último Rhysand, Amren y Feyra. La última bocanada de aire se escapó de su boca y todo se volvió negro y espeso, todo se apagó a su alrededor. La Alta fae abrazó aquel momento, lo hizo suyo, pues como dama de la muerte no le tenía miedo, sabía que no merecía que nadie llorase aquella pérdida, tampoco se perdía tanto ¿Verdad? A sus espaldas retumbó una voz: "𝑇𝑜𝑚𝑎 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑠 𝑡𝑢𝑦𝑜.", Nesta reconoció aquella voz que había estado en su mente desde la primera vez que se encontró cara a cara con él, Lanthys, era la maldita voz de Lanthys. "𝑇𝑜𝑚𝑎 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑠 𝑡𝑢𝑦𝑜 𝑦 𝑐𝑎𝑏𝑎𝑙𝑔𝑎 𝑗𝑢𝑛𝑡𝑜 𝑎 𝑙𝑎 𝑐𝑎𝑐𝑒𝑟𝜄́𝑎 𝑠𝑎𝑙𝑣𝑎𝑗𝑒, 𝑏𝑟𝑢𝑗𝑎 𝑑𝑒 𝑂𝑜𝑟𝑖𝑑." Ordenaba aquella voz, y entonces sintió una mano en su cintura, otra en su hombro, como la mano de la cintura se deslizaba entre las cintas de su armadura de Valkyria, y como buscaba lo que había bajo aquellas telas, su piel. Nesta se revolvió cerrando los ojos con fuerza y todo su cuerpo estalló en llamas plateadas alejando aquellas manos que la tocaban, alejando al agua, alejando a todo aquello que la molestaba. La mujer buscó desesperadamente en su cintura el mango de su fiel compañera, Ataraxia, su espada y alzándola hacia aquellos rayos de luz que se entreveían en la superficie del lago se impulsó hasta salir. Fue en ese momento donde Nesta Archeron se despertó empapada en sudor con un libro en la mano, jadeando, verdaderamente despeinada, a la sombra de uno de los árboles de Velaris ¿Era acaso parte del futuro? Ella no era vidente como su hermana, pero si podía encontrar cosas relacionadas con el Tesoro del Terror, y teniendo en cuenta que todavía quedaba uno por encontrar... ¿Sería en aquel lago donde lo encontraría? Se pasó la mano por la frente, preocupada, arrastrando el sudor que le corría por el rostro, aquel estúpido sueño no era la primera vez que venía a ella.
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  • El estudio huele a lino recién planchado y café frío. Hay un silencio suave, interrumpido solo por el clic delicado de la cámara y algún susurro del estilista moviendo una hebra de mi pelo.

    No llevo joyas. Apenas una tela ligera que roza mis hombros y se desliza hacia abajo. Me piden que no mire a la cámara, que piense en algo que me haga sonreír… pero no demasiado. Solo un gesto sutil, como si escondiera un secreto.

    Así que lo hago. Inclino la cabeza apenas, dejo que una sonrisa pequeña me dibuje la boca, como si recordara una noche… o a alguien. El fotógrafo no dice nada, pero sé que lo ha captado. Siento cómo se detiene un segundo. Me gusta provocar eso.

    La luz natural entra por la ventana lateral, acariciándome la mejilla izquierda. Siento el calorcito, la vibración tenue de la atención sobre mí. Me muevo apenas, muy lento. Juego con la mirada sin mirar de frente, dejo que el pelo me caiga como cortina sobre el hombro y respiro hondo.

    Me siento bonita, pero no por la ropa, ni por el maquillaje. Me siento bonita porque ahora mismo nadie puede decirme cómo ser. Estoy en pausa. Dueña de cada gesto, cada respiración, cada sombra que dibuja mi cuerpo en esa imagen.
    El estudio huele a lino recién planchado y café frío. Hay un silencio suave, interrumpido solo por el clic delicado de la cámara y algún susurro del estilista moviendo una hebra de mi pelo. No llevo joyas. Apenas una tela ligera que roza mis hombros y se desliza hacia abajo. Me piden que no mire a la cámara, que piense en algo que me haga sonreír… pero no demasiado. Solo un gesto sutil, como si escondiera un secreto. Así que lo hago. Inclino la cabeza apenas, dejo que una sonrisa pequeña me dibuje la boca, como si recordara una noche… o a alguien. El fotógrafo no dice nada, pero sé que lo ha captado. Siento cómo se detiene un segundo. Me gusta provocar eso. La luz natural entra por la ventana lateral, acariciándome la mejilla izquierda. Siento el calorcito, la vibración tenue de la atención sobre mí. Me muevo apenas, muy lento. Juego con la mirada sin mirar de frente, dejo que el pelo me caiga como cortina sobre el hombro y respiro hondo. Me siento bonita, pero no por la ropa, ni por el maquillaje. Me siento bonita porque ahora mismo nadie puede decirme cómo ser. Estoy en pausa. Dueña de cada gesto, cada respiración, cada sombra que dibuja mi cuerpo en esa imagen.
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    Archivo Nº 01 Partes I, II y III - Retratos sin sombra

    Algunos rostros desaparecen sin dejar rastro. O peor aún: dejan atrás una fotografía que ya no los recuerda. En este primer archivo, Akane se enfrenta a un pueblo donde lo amable esconde lo incompleto, y el olvido no siempre es un accidente.

    Cuando una conversación inocente desencadena una duda imposible, Akane desentierra una verdad que el propio tiempo parece haber negado. Con su espada rota al hombro y la intuición agitada, se adentra en calles donde los niños no existen y los vecinos callan demasiado.

    NOTA: La historia se va contando en cada imagen.
    Archivo Nº 01 Partes I, II y III - Retratos sin sombra Algunos rostros desaparecen sin dejar rastro. O peor aún: dejan atrás una fotografía que ya no los recuerda. En este primer archivo, Akane se enfrenta a un pueblo donde lo amable esconde lo incompleto, y el olvido no siempre es un accidente. Cuando una conversación inocente desencadena una duda imposible, Akane desentierra una verdad que el propio tiempo parece haber negado. Con su espada rota al hombro y la intuición agitada, se adentra en calles donde los niños no existen y los vecinos callan demasiado. NOTA: La historia se va contando en cada imagen.
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  • Me basta con un suspiro para desatar el caos… y aún así, prefiero contemplar en silencio cómo el mundo se arrodilla ante mi sombra.

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  • **La Niebla Que Cae Sin Lluvia**

    El valle de piedra estaba silencioso, salvo por el silbido de las hojas movidas por un viento seco. Cuatro Hunters de rango medio, contratados para eliminar a “un miembro menor de la Brigada Fantasma”, se movían entre las formaciones rocosas. Cada uno con ojos fríos y manos curtidas por combates reales. Estaban preparados para asesinos... pero no para lo que estaban por enfrentar.

    El chico con pecas los esperaba solo.

    **Kyu**, de pie sobre una roca plana, ajustaba su chaqueta marrón forrada de lana. El cielo estaba despejado, sin señales de niebla.

    Uno de los Hunters dio un paso al frente.

    —Sabemos quién eres. Nos encargaremos de esto rápido. No hay honor en matar niños… pero si eres uno de ellos, no nos das opción.

    Kyu no respondió.
    Sólo bajó la mirada... y **juntó lentamente las palmas de sus manos frente a su rostro**.

    Sus dedos formaron un cuenco, como si rezara.

    Y entonces, exhaló.

    Un vapor suave escapó de su boca. Primero blanco, luego gris, luego denso como humo aceitoso. El aire empezó a girar.

    —¡Nieblas! ¡Cúbranle el aura! —gritó una de las Hunters, lanzando una ráfaga de En.

    Demasiado tarde.

    **La niebla envolvió el campo de batalla.**

    Y de la espesura... una silueta con máscara agrietada y sonrisa deformada emergió caminando:
    **Mr. Mist**.

    —¿Eso es… un doble? —susurró otro, retrocediendo.

    Mr. Mist no respondió.

    Solo **se desmaterializó en la niebla y reapareció al lado de uno de los Hunters, con una velocidad antinatural.**
    La garra rasgó su pierna.
    El grito se ahogó por el sonido de la bruma.

    Kyu se movía dentro como si respirara el aire. Con una pirueta baja, golpeó con una patada a otro Hunter desde un ángulo ciego. Mientras tanto, Mr. Mist atacaba por la espalda a un segundo con movimientos enloquecidamente precisos.

    —¡Se mueve junto con su maldita criatura! ¡No son dos… son uno! —bramó el tercero, usando su Nen para explotar el suelo.

    Kyu dio un salto hacia atrás.
    Y mientras caía, **juntó sus manos una vez más**, ahora más lento, como un artista concentrado.
    Volvió a exhalar.

    —...灰の深淵 (Hai no Shin’en).
    **Abismo Gris.**

    La niebla se cerró como una prisión alrededor del último oponente que quedaba en pie.
    Las otras tres siluetas yacían ya inconscientes o desangrándose.

    Dentro de la cúpula brumosa, la visibilidad era cero. El sonido no existía. El Hunter restante giraba como loco, con los puños en guardia, intentando detectar a su enemigo.

    Entonces vio dos luces.

    No ojos.

    **La máscara rota de Mr. Mist.**

    Un golpe.
    Luego otro.
    Luego Kyu apareció del suelo como si se hubiera fundido con la niebla, con una rodilla cargada de aura directa al mentón del oponente.

    El cuerpo cayó.
    Kyu respiraba normal.
    La bruma se disipó.

    ---

    Minutos después, entre las piedras, **Chrollo Lucilfer observaba desde la sombra de una roca**, los brazos cruzados.

    —No solo creas belleza en la batalla, Kyu.
    También creas miedo.
    Un arte útil.

    Kyu miró sus manos.

    —a diferencia de ustedes no lo hago por placer. Lo hago por deber.

    La niebla se alzó una última vez mientras se alejaba con Mr. Mist siguiéndolo como un espectro.
    🕷️ **La Niebla Que Cae Sin Lluvia** El valle de piedra estaba silencioso, salvo por el silbido de las hojas movidas por un viento seco. Cuatro Hunters de rango medio, contratados para eliminar a “un miembro menor de la Brigada Fantasma”, se movían entre las formaciones rocosas. Cada uno con ojos fríos y manos curtidas por combates reales. Estaban preparados para asesinos... pero no para lo que estaban por enfrentar. El chico con pecas los esperaba solo. **Kyu**, de pie sobre una roca plana, ajustaba su chaqueta marrón forrada de lana. El cielo estaba despejado, sin señales de niebla. Uno de los Hunters dio un paso al frente. —Sabemos quién eres. Nos encargaremos de esto rápido. No hay honor en matar niños… pero si eres uno de ellos, no nos das opción. Kyu no respondió. Sólo bajó la mirada... y **juntó lentamente las palmas de sus manos frente a su rostro**. Sus dedos formaron un cuenco, como si rezara. Y entonces, exhaló. Un vapor suave escapó de su boca. Primero blanco, luego gris, luego denso como humo aceitoso. El aire empezó a girar. —¡Nieblas! ¡Cúbranle el aura! —gritó una de las Hunters, lanzando una ráfaga de En. Demasiado tarde. **La niebla envolvió el campo de batalla.** Y de la espesura... una silueta con máscara agrietada y sonrisa deformada emergió caminando: **Mr. Mist**. —¿Eso es… un doble? —susurró otro, retrocediendo. Mr. Mist no respondió. Solo **se desmaterializó en la niebla y reapareció al lado de uno de los Hunters, con una velocidad antinatural.** La garra rasgó su pierna. El grito se ahogó por el sonido de la bruma. Kyu se movía dentro como si respirara el aire. Con una pirueta baja, golpeó con una patada a otro Hunter desde un ángulo ciego. Mientras tanto, Mr. Mist atacaba por la espalda a un segundo con movimientos enloquecidamente precisos. —¡Se mueve junto con su maldita criatura! ¡No son dos… son uno! —bramó el tercero, usando su Nen para explotar el suelo. Kyu dio un salto hacia atrás. Y mientras caía, **juntó sus manos una vez más**, ahora más lento, como un artista concentrado. Volvió a exhalar. —...灰の深淵 (Hai no Shin’en). **Abismo Gris.** La niebla se cerró como una prisión alrededor del último oponente que quedaba en pie. Las otras tres siluetas yacían ya inconscientes o desangrándose. Dentro de la cúpula brumosa, la visibilidad era cero. El sonido no existía. El Hunter restante giraba como loco, con los puños en guardia, intentando detectar a su enemigo. Entonces vio dos luces. No ojos. **La máscara rota de Mr. Mist.** Un golpe. Luego otro. Luego Kyu apareció del suelo como si se hubiera fundido con la niebla, con una rodilla cargada de aura directa al mentón del oponente. El cuerpo cayó. Kyu respiraba normal. La bruma se disipó. --- Minutos después, entre las piedras, **Chrollo Lucilfer observaba desde la sombra de una roca**, los brazos cruzados. —No solo creas belleza en la batalla, Kyu. También creas miedo. Un arte útil. Kyu miró sus manos. —a diferencia de ustedes no lo hago por placer. Lo hago por deber. La niebla se alzó una última vez mientras se alejaba con Mr. Mist siguiéndolo como un espectro.
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  • Sé que comienza una nueva vida. Sé que, por ahora, estoy segura... pero no sé qué tan ciertas sean esas palabras, he decidido unirme a la Hermandad Oscura, he decidido servirles... Pero... ¿a qué costo?

    Mi vida se divide entre entrenamientos y maternidad.
    Mia crece hermosa, inocente.

    Yo...
    Ya ni siquiera reconozco quién soy.

    A veces soy esa Kari que servía tragos y comida, que sonreía feliz, que era alguien. Otras, soy una sombra. Una que las doctrinas de la Hermandad moldean a su antojo, y, en ocasiones, solo soy una madre. Una que olvida todo al mirar a su hija: esa sonrisa, esas manitas torpes y juguetonas que me devuelven la vida...

    Tal vez soy todas...
    O tal vez... ninguna.

    Mi ritual de iniciación, mi primer contrato. Dioses... a veces quisiera olvidarlo, a veces no porque me recuerda por qué estoy aquí.

    Era un mercader corrupto, con enemigos por todas partes.

    El ritual fue realizado.
    La Madre Impía aceptó.

    Era medianoche, estaba lista, mis manos temblaban; jamás había hecho algo así.

    Quería huir, buscar otra salida, pero recordé aquellos meses de sufrimiento antes de que la Hermandad me acogiera.
    Recordé cómo Mia crecía bajo techo, con comida…

    No dudé...
    Fue rápido... Silencioso.

    Cuando volví a Cheydinhal, algo dentro de mí se había roto.

    Kari, la sonriente, había muerto…
    ...y nació Kari, la Dama del Silencio.
    Sé que comienza una nueva vida. Sé que, por ahora, estoy segura... pero no sé qué tan ciertas sean esas palabras, he decidido unirme a la Hermandad Oscura, he decidido servirles... Pero... ¿a qué costo? Mi vida se divide entre entrenamientos y maternidad. Mia crece hermosa, inocente. Yo... Ya ni siquiera reconozco quién soy. A veces soy esa Kari que servía tragos y comida, que sonreía feliz, que era alguien. Otras, soy una sombra. Una que las doctrinas de la Hermandad moldean a su antojo, y, en ocasiones, solo soy una madre. Una que olvida todo al mirar a su hija: esa sonrisa, esas manitas torpes y juguetonas que me devuelven la vida... Tal vez soy todas... O tal vez... ninguna. Mi ritual de iniciación, mi primer contrato. Dioses... a veces quisiera olvidarlo, a veces no porque me recuerda por qué estoy aquí. Era un mercader corrupto, con enemigos por todas partes. El ritual fue realizado. La Madre Impía aceptó. Era medianoche, estaba lista, mis manos temblaban; jamás había hecho algo así. Quería huir, buscar otra salida, pero recordé aquellos meses de sufrimiento antes de que la Hermandad me acogiera. Recordé cómo Mia crecía bajo techo, con comida… No dudé... Fue rápido... Silencioso. Cuando volví a Cheydinhal, algo dentro de mí se había roto. Kari, la sonriente, había muerto… ...y nació Kari, la Dama del Silencio.
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    EPIC BATTLE: Aoba Wakura vs Aine Chidorigafuchi
    Título: Entre Sombras y Circuitos

    Escenario: La Necrópolis de Ishtar
    Una ciudad antigua enterrada bajo tierra, iluminada por llamas violeta y neblina espectral. Torres arruinadas y calaveras de gigantes vigilan el campo de batalla. Las almas del pasado susurran, sedientas de una nueva reina.

    Aoba Wakura – La Dama de las Llamas Negras
    ♚ Origen: Guerrero demoníaca de élite.

    ☯Poderes☯:

    ♚ Fuego Infernal Controlado: Manipula llamas oscuras que consumen no materia, sino energía vital.

    ♚ Armadura Carmesí: Refuerza su cuerpo con placas demoníacas que absorben daño mágico.

    ♚ Rugido de Astaroth: Un ataque sónico que rompe barreras mentales y físicas.

    ♚ Encantamiento de Seducción: Puede influenciar brevemente la voluntad del enemigo con contacto visual.

    Aine Chidorigafuchi – El Alma de la Fusión Táctica
    ♕ Origen: Guerrero cibernética de combate evolutivo.

    ☠Poderes☠:

    ♕ Modo Zeros: Aumenta su capacidad física y velocidad hasta límites transdimensionales.

    ♕ Core Extractor: Puede disparar rayos concentrados que desintegran escudos energéticos.

    ♕ Sincronización Mental: Se adapta a los ataques del rival en segundos mediante IA de combate.

    ♕ Campo de Recalibración: Puede ralentizar el entorno para ejecutar múltiples movimientos a la vez.

    Combate:
    La batalla inicia con Aoba invocando pilares de fuego negro, rodeando a Aine como una cazadora. Pero Aine ya ha calculado los puntos débiles del terreno. Da un salto impulsado por su núcleo antigravitacional y lanza un rayo que desintegra la columna central.

    Aoba sonríe. Se lanza a toda velocidad, girando sobre sí misma envuelta en llamas. Aine intercepta con una barrera cinética… que se derrite en segundos. Ambas chocan con puños, espadas, fuego y energía. Cada impacto lanza ondas de destrucción por la necrópolis.

    Aine activa su Modo Zeros. El tiempo se fracciona. Se mueve como una sombra, pero Aoba, herida, libera su Forma de Furia Carmesí: alas ígneas, ojos incandescentes, y un látigo de fuego viviente que lanza contra su oponente.

    Ambas caen en un cráter creado por su propio poder.

    Resultado: VÍNCULO DECLARADO
    No hay ganadora. Ambas se reconocen como iguales, y el destino sugiere que volverán a cruzarse. Pero la próxima vez… quizás no haya tregua.
    🕸️ EPIC BATTLE: Aoba Wakura vs Aine Chidorigafuchi Título: Entre Sombras y Circuitos 🏟️ Escenario: La Necrópolis de Ishtar Una ciudad antigua enterrada bajo tierra, iluminada por llamas violeta y neblina espectral. Torres arruinadas y calaveras de gigantes vigilan el campo de batalla. Las almas del pasado susurran, sedientas de una nueva reina. ⚫ Aoba Wakura – La Dama de las Llamas Negras ♚ Origen: Guerrero demoníaca de élite. ☯Poderes☯: ♚ Fuego Infernal Controlado: Manipula llamas oscuras que consumen no materia, sino energía vital. ♚ Armadura Carmesí: Refuerza su cuerpo con placas demoníacas que absorben daño mágico. ♚ Rugido de Astaroth: Un ataque sónico que rompe barreras mentales y físicas. ♚ Encantamiento de Seducción: Puede influenciar brevemente la voluntad del enemigo con contacto visual. 🔷 Aine Chidorigafuchi – El Alma de la Fusión Táctica ♕ Origen: Guerrero cibernética de combate evolutivo. ☠Poderes☠: ♕ Modo Zeros: Aumenta su capacidad física y velocidad hasta límites transdimensionales. ♕ Core Extractor: Puede disparar rayos concentrados que desintegran escudos energéticos. ♕ Sincronización Mental: Se adapta a los ataques del rival en segundos mediante IA de combate. ♕ Campo de Recalibración: Puede ralentizar el entorno para ejecutar múltiples movimientos a la vez. ⚔️ Combate: La batalla inicia con Aoba invocando pilares de fuego negro, rodeando a Aine como una cazadora. Pero Aine ya ha calculado los puntos débiles del terreno. Da un salto impulsado por su núcleo antigravitacional y lanza un rayo que desintegra la columna central. Aoba sonríe. Se lanza a toda velocidad, girando sobre sí misma envuelta en llamas. Aine intercepta con una barrera cinética… que se derrite en segundos. Ambas chocan con puños, espadas, fuego y energía. Cada impacto lanza ondas de destrucción por la necrópolis. Aine activa su Modo Zeros. El tiempo se fracciona. Se mueve como una sombra, pero Aoba, herida, libera su Forma de Furia Carmesí: alas ígneas, ojos incandescentes, y un látigo de fuego viviente que lanza contra su oponente. Ambas caen en un cráter creado por su propio poder. 🏁 Resultado: VÍNCULO DECLARADO No hay ganadora. Ambas se reconocen como iguales, y el destino sugiere que volverán a cruzarse. Pero la próxima vez… quizás no haya tregua.
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