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    EPIC BATTLE: Aoba Wakura vs Aine Chidorigafuchi
    Título: Entre Sombras y Circuitos

    Escenario: La Necrópolis de Ishtar
    Una ciudad antigua enterrada bajo tierra, iluminada por llamas violeta y neblina espectral. Torres arruinadas y calaveras de gigantes vigilan el campo de batalla. Las almas del pasado susurran, sedientas de una nueva reina.

    Aoba Wakura – La Dama de las Llamas Negras
    ♚ Origen: Guerrero demoníaca de élite.

    ☯Poderes☯:

    ♚ Fuego Infernal Controlado: Manipula llamas oscuras que consumen no materia, sino energía vital.

    ♚ Armadura Carmesí: Refuerza su cuerpo con placas demoníacas que absorben daño mágico.

    ♚ Rugido de Astaroth: Un ataque sónico que rompe barreras mentales y físicas.

    ♚ Encantamiento de Seducción: Puede influenciar brevemente la voluntad del enemigo con contacto visual.

    Aine Chidorigafuchi – El Alma de la Fusión Táctica
    ♕ Origen: Guerrero cibernética de combate evolutivo.

    ☠Poderes☠:

    ♕ Modo Zeros: Aumenta su capacidad física y velocidad hasta límites transdimensionales.

    ♕ Core Extractor: Puede disparar rayos concentrados que desintegran escudos energéticos.

    ♕ Sincronización Mental: Se adapta a los ataques del rival en segundos mediante IA de combate.

    ♕ Campo de Recalibración: Puede ralentizar el entorno para ejecutar múltiples movimientos a la vez.

    Combate:
    La batalla inicia con Aoba invocando pilares de fuego negro, rodeando a Aine como una cazadora. Pero Aine ya ha calculado los puntos débiles del terreno. Da un salto impulsado por su núcleo antigravitacional y lanza un rayo que desintegra la columna central.

    Aoba sonríe. Se lanza a toda velocidad, girando sobre sí misma envuelta en llamas. Aine intercepta con una barrera cinética… que se derrite en segundos. Ambas chocan con puños, espadas, fuego y energía. Cada impacto lanza ondas de destrucción por la necrópolis.

    Aine activa su Modo Zeros. El tiempo se fracciona. Se mueve como una sombra, pero Aoba, herida, libera su Forma de Furia Carmesí: alas ígneas, ojos incandescentes, y un látigo de fuego viviente que lanza contra su oponente.

    Ambas caen en un cráter creado por su propio poder.

    Resultado: VÍNCULO DECLARADO
    No hay ganadora. Ambas se reconocen como iguales, y el destino sugiere que volverán a cruzarse. Pero la próxima vez… quizás no haya tregua.
    🕸️ EPIC BATTLE: Aoba Wakura vs Aine Chidorigafuchi Título: Entre Sombras y Circuitos 🏟️ Escenario: La Necrópolis de Ishtar Una ciudad antigua enterrada bajo tierra, iluminada por llamas violeta y neblina espectral. Torres arruinadas y calaveras de gigantes vigilan el campo de batalla. Las almas del pasado susurran, sedientas de una nueva reina. ⚫ Aoba Wakura – La Dama de las Llamas Negras ♚ Origen: Guerrero demoníaca de élite. ☯Poderes☯: ♚ Fuego Infernal Controlado: Manipula llamas oscuras que consumen no materia, sino energía vital. ♚ Armadura Carmesí: Refuerza su cuerpo con placas demoníacas que absorben daño mágico. ♚ Rugido de Astaroth: Un ataque sónico que rompe barreras mentales y físicas. ♚ Encantamiento de Seducción: Puede influenciar brevemente la voluntad del enemigo con contacto visual. 🔷 Aine Chidorigafuchi – El Alma de la Fusión Táctica ♕ Origen: Guerrero cibernética de combate evolutivo. ☠Poderes☠: ♕ Modo Zeros: Aumenta su capacidad física y velocidad hasta límites transdimensionales. ♕ Core Extractor: Puede disparar rayos concentrados que desintegran escudos energéticos. ♕ Sincronización Mental: Se adapta a los ataques del rival en segundos mediante IA de combate. ♕ Campo de Recalibración: Puede ralentizar el entorno para ejecutar múltiples movimientos a la vez. ⚔️ Combate: La batalla inicia con Aoba invocando pilares de fuego negro, rodeando a Aine como una cazadora. Pero Aine ya ha calculado los puntos débiles del terreno. Da un salto impulsado por su núcleo antigravitacional y lanza un rayo que desintegra la columna central. Aoba sonríe. Se lanza a toda velocidad, girando sobre sí misma envuelta en llamas. Aine intercepta con una barrera cinética… que se derrite en segundos. Ambas chocan con puños, espadas, fuego y energía. Cada impacto lanza ondas de destrucción por la necrópolis. Aine activa su Modo Zeros. El tiempo se fracciona. Se mueve como una sombra, pero Aoba, herida, libera su Forma de Furia Carmesí: alas ígneas, ojos incandescentes, y un látigo de fuego viviente que lanza contra su oponente. Ambas caen en un cráter creado por su propio poder. 🏁 Resultado: VÍNCULO DECLARADO No hay ganadora. Ambas se reconocen como iguales, y el destino sugiere que volverán a cruzarse. Pero la próxima vez… quizás no haya tregua.
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    #SeductiveSunday

    Solo yo sé exactamente los puntos exactos de tu cuerpo para hacerte estremecer de placer

    𝐄𝐋𝐄𝐊𝐓𝐑𝐀 𝐀𝐑𝐆𝐄𝐍𝐓
    #SeductiveSunday Solo yo sé exactamente los puntos exactos de tu cuerpo para hacerte estremecer de placer [Thxgirlargent91]
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    ¡Hola, buenas!

    Este muchacho está recién creado y tengo algunas ideas para una ship.

    1. Durante la época de posgrado en la que se preparaban el examen jurídico, la chica estuvo en la misma clase que Baek, y formaba parte de su mismo grupo de estudio, Baek usualmente la ayudaba. Ahora, tras graduarse, ambos se encuentran porque el bufete prestigioso de Baek tiene un caso contra un cliente del bufete, más modesto, de la chica. Claramente, el bufete de Baek oculta cosas y hace grandes trampas, y tocará sacar la verdad a la luz.

    2. Baek y esta chica fueron rivales por el sobresaliente tanto en la universidad como en el posgrado, al mismo tiempo, ambos también decidieron colaborar para conseguir los premios en competiciones, como en el equipo de debate y otros eventos que sumaban puntos al expediente. Ahora, como abogados, los dos trabajan en el mismo bufete, de alto standing, y compiten para conseguir el mayor reconocimiento por parte de sus superiores. Un rivals to lovers.

    Sobre preferencia: Soy una persona que prefiere el uso de la tercera persona a la hora de rolear. Puedo adaptarme, pero tiendo al rol medio-extenso.

    La idea de fc me gustaría que fuera coreana, de una edad más o menos semejante.
    ¡Hola, buenas! Este muchacho está recién creado y tengo algunas ideas para una ship. 1. Durante la época de posgrado en la que se preparaban el examen jurídico, la chica estuvo en la misma clase que Baek, y formaba parte de su mismo grupo de estudio, Baek usualmente la ayudaba. Ahora, tras graduarse, ambos se encuentran porque el bufete prestigioso de Baek tiene un caso contra un cliente del bufete, más modesto, de la chica. Claramente, el bufete de Baek oculta cosas y hace grandes trampas, y tocará sacar la verdad a la luz. 2. Baek y esta chica fueron rivales por el sobresaliente tanto en la universidad como en el posgrado, al mismo tiempo, ambos también decidieron colaborar para conseguir los premios en competiciones, como en el equipo de debate y otros eventos que sumaban puntos al expediente. Ahora, como abogados, los dos trabajan en el mismo bufete, de alto standing, y compiten para conseguir el mayor reconocimiento por parte de sus superiores. Un rivals to lovers. Sobre preferencia: Soy una persona que prefiere el uso de la tercera persona a la hora de rolear. Puedo adaptarme, pero tiendo al rol medio-extenso. La idea de fc me gustaría que fuera coreana, de una edad más o menos semejante.
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  • En cierta realidad, en la que no se aguantan la consciencia de las cosas, un pescador esbozó un trabalenguas con sus desglosados rezos, esos con forma de cordeles y carnadas, que ante mí exhibía, como si no fuera asunto de sus alevines. Retenía unos cuatro gusanos en su caja más preciada, con la que se anunció el reguero de sus besos sobre el lagomar de sus prudencias. El pescador me contemplaba convencido que era mi turno. Aventurarme en la pesca de espíritus corrosivos no endiosaba a ninguno. Demás que corrompían sus propios anhelos y se tornaban sombreados sus párpados, a medida que los más cautos, preparaban las redes.

    Mi barca, humilde y de estrechas lunas de dunas, fierros macizos de mansos génesis, se entreveía entre el ramaje de las aguas, en las que, para mi suerte, sometía el decorado de las sonrisas que en todos pastaban. ¿Era el alba o se decantaba el cantar de las estrellas entre nosotros? Conté una cantidad escasa de lunares sobre mi propio gen de eternidades. Tracé un dulce de albaricoque sobre la piedra más cercana y me hice el loco: no había más que decir.

    El pescador me estudió convencido; sorteó mis propios atavíos y coronó mi testa con una cuchilla de guadañas, que, ante la hechura de sus poderes de lirios de linajes, se atrevió a verme con otros ojos. Con más respeto que en el instante en el que forjé mis botas de lianas y bambúes. Me ajustó el gorrito. Ahí debía almacenar las presas. Junto a mis orejas, que tantas injurias han escuchado. Él me llama por mi nombre; “Qipaimnarr”, me dice. En nuestra lengua significa cachorro de luz que monta al higo de las montañas, en su brazal de seda.

    No lo hace por maldad. Él me hurtó de mi cuna; llegué a sus orillas y lo engañé con mi cola de pez de coloridas escamas.

    A sus noventa años aún es jovencito. Ríe pese a la escasez de sus dientes; es sabio y pasta ante mis turbios augurios; un umbral de cometas y tersas mañanas con aroma a eucalipto.

    “Qipaimnarr”, me llama. “Hoy habrá buena cosecha. En el amanecer de las cosechas se denota en la detonada de la esperanza de embelesos de tesura”.

    “Busca los ojos de los huracanes en el mar de hierba. El lagomar es a veces, ingrato y tozudo. Quieres ver la paz en él pero, en los siempre de los Para Siempre, siembra una lección a los más más cautos”.

    “¿Los más cautos saben de las lecciones que quiere impartir?”.

    “A veces aprehender a leerlo es como una desiderata. Siempre tiene algo que decir”.

    “¿Y quién llama a su puerta en cada momento? ¿No es la desiderata misma?”, pregunto con las uñas a flor de piel. Degusto una alhaja de lagomar.

    Él calla con la sabiduría pincelada en sus arrugas. Tensa el fuego de la fogata acuosa con la que nos protegemos. Un amuleto para la desiderata. Dos para los que somos nosotros los enclenques que la repasamos al despertar. Decir las erratas de la vida que nos gobierna es empíreo que nos gobierna, entre arroyos y arrullos, entre logística de números que contamos cada vez, y cada vez más, conforme desnudamos nuestras almas ante el terrario, comandan los barcos de escasez.

    Nuestra tersura de rostros alegra el tiempo de los tres tiempos.

    Un espíritu, muy parecido al mío, se alza a la deriva. Toca mis dedos y retrocedo; no temo.

    Mahenh, el pescador al que le debo más que las lecciones que me imparte, me anuncia que guarde silencio. Es abogado de la gracia de entre los seres que provienen de ese pasto acuoso que repta entre nosotros. Y como si se tratara de un objeto de inquisición, él escuda entre los arropes de lo solemne que se puede edificar. Tensa el sostén de sus mejillas contra la garra que le acaricia las entrañas. Se perfila sereno. No hay daño, tan sólo una aguarda la caricia que entre retienen el albor de sus estelas.

    Intriga la emoción. Lo corrosivo atrae; el cambio que eso conmueve. Aprieto los parpados hasta ver las luces que desprende cada uno, que se acerca, sin recato, desnudos con sus propias luminarias.

    Su inocencia me conmueve.

    Entreabro mis pupilas y, allí y sólo allí, deslizan en mis siluetas su fantasmal música. Doy brincos, me perfilo en este solemne sueño que me hechiza. Mi compañero de aventuras retiene el centro de mis núcleos. La inconsciencia reluce entre sus rasgos pero no ha sido derrotado: el pescador sostiene mis manazas, como león de añiles trigales; y no me deja marchar.

    Compone para mí un arrullo de cordialidad. La fineza de su vozarrón delineado como un arrullo entre los puentes de lo que es rito en esa realidad fantástica, no me concierne porque no es para mí el decoro de lo enunciado. Lo corroe un rastro de brea de eso que nos embruja y, pese a su gentil sonrisa en esos momentos de tensión, logro pescar lo que pronuncia con forma corpórea. Deslizo mi carcaj entre los hilos de la tierra y las carcajadas me atraen. Los espíritus revelan sus rostros. Macilento, quizá rebelde. Atraen mi atención y los seis que cuento con el alma en vilo, ante mis carencias, me penetran y rescatan.

    Y sobrevivo ante las afrentas de los más justos.

    El pescador, sometido al perpetuo en júbilo, me zarandea de entre los aparecidos.

    Observo un gris arbóreo en sus pupilas, en las que se asoma una sonrisa que decomisa mi miedo a perderme entre las brumas de los cuatro puntos cardinales. Él me abraza y gobierna mi silencio con una felicidad que viene a mí en forma de relicario. Lo cuelga entre uno de mis dedos; entreveo que es uno de los huesos que él mismo se ha retirado para darme protección. Está bañado con ocre. Adornado por perlas de luz. Ahí entreveo el pastizal del obsequio, que me demuestra con mi orgullo envalentonado, que he golpeado a mi propio proceder en el fértil terreno.

    El mar de hierba decora el rastro de la espera; habrá que esperar a las siguientes lecciones, y, en el instante en que me restriega una carantoña en la cabeza; me anuncia que pasé la prueba en la que todos recuperan la inocencia y el ser criaturas de bien, es el dominio que debo demostrar ahora, de todas mis tonadas musicales.

    Me doy cuenta, que estoy completo.
    En cierta realidad, en la que no se aguantan la consciencia de las cosas, un pescador esbozó un trabalenguas con sus desglosados rezos, esos con forma de cordeles y carnadas, que ante mí exhibía, como si no fuera asunto de sus alevines. Retenía unos cuatro gusanos en su caja más preciada, con la que se anunció el reguero de sus besos sobre el lagomar de sus prudencias. El pescador me contemplaba convencido que era mi turno. Aventurarme en la pesca de espíritus corrosivos no endiosaba a ninguno. Demás que corrompían sus propios anhelos y se tornaban sombreados sus párpados, a medida que los más cautos, preparaban las redes. Mi barca, humilde y de estrechas lunas de dunas, fierros macizos de mansos génesis, se entreveía entre el ramaje de las aguas, en las que, para mi suerte, sometía el decorado de las sonrisas que en todos pastaban. ¿Era el alba o se decantaba el cantar de las estrellas entre nosotros? Conté una cantidad escasa de lunares sobre mi propio gen de eternidades. Tracé un dulce de albaricoque sobre la piedra más cercana y me hice el loco: no había más que decir. El pescador me estudió convencido; sorteó mis propios atavíos y coronó mi testa con una cuchilla de guadañas, que, ante la hechura de sus poderes de lirios de linajes, se atrevió a verme con otros ojos. Con más respeto que en el instante en el que forjé mis botas de lianas y bambúes. Me ajustó el gorrito. Ahí debía almacenar las presas. Junto a mis orejas, que tantas injurias han escuchado. Él me llama por mi nombre; “Qipaimnarr”, me dice. En nuestra lengua significa cachorro de luz que monta al higo de las montañas, en su brazal de seda. No lo hace por maldad. Él me hurtó de mi cuna; llegué a sus orillas y lo engañé con mi cola de pez de coloridas escamas. A sus noventa años aún es jovencito. Ríe pese a la escasez de sus dientes; es sabio y pasta ante mis turbios augurios; un umbral de cometas y tersas mañanas con aroma a eucalipto. “Qipaimnarr”, me llama. “Hoy habrá buena cosecha. En el amanecer de las cosechas se denota en la detonada de la esperanza de embelesos de tesura”. “Busca los ojos de los huracanes en el mar de hierba. El lagomar es a veces, ingrato y tozudo. Quieres ver la paz en él pero, en los siempre de los Para Siempre, siembra una lección a los más más cautos”. “¿Los más cautos saben de las lecciones que quiere impartir?”. “A veces aprehender a leerlo es como una desiderata. Siempre tiene algo que decir”. “¿Y quién llama a su puerta en cada momento? ¿No es la desiderata misma?”, pregunto con las uñas a flor de piel. Degusto una alhaja de lagomar. Él calla con la sabiduría pincelada en sus arrugas. Tensa el fuego de la fogata acuosa con la que nos protegemos. Un amuleto para la desiderata. Dos para los que somos nosotros los enclenques que la repasamos al despertar. Decir las erratas de la vida que nos gobierna es empíreo que nos gobierna, entre arroyos y arrullos, entre logística de números que contamos cada vez, y cada vez más, conforme desnudamos nuestras almas ante el terrario, comandan los barcos de escasez. Nuestra tersura de rostros alegra el tiempo de los tres tiempos. Un espíritu, muy parecido al mío, se alza a la deriva. Toca mis dedos y retrocedo; no temo. Mahenh, el pescador al que le debo más que las lecciones que me imparte, me anuncia que guarde silencio. Es abogado de la gracia de entre los seres que provienen de ese pasto acuoso que repta entre nosotros. Y como si se tratara de un objeto de inquisición, él escuda entre los arropes de lo solemne que se puede edificar. Tensa el sostén de sus mejillas contra la garra que le acaricia las entrañas. Se perfila sereno. No hay daño, tan sólo una aguarda la caricia que entre retienen el albor de sus estelas. Intriga la emoción. Lo corrosivo atrae; el cambio que eso conmueve. Aprieto los parpados hasta ver las luces que desprende cada uno, que se acerca, sin recato, desnudos con sus propias luminarias. Su inocencia me conmueve. Entreabro mis pupilas y, allí y sólo allí, deslizan en mis siluetas su fantasmal música. Doy brincos, me perfilo en este solemne sueño que me hechiza. Mi compañero de aventuras retiene el centro de mis núcleos. La inconsciencia reluce entre sus rasgos pero no ha sido derrotado: el pescador sostiene mis manazas, como león de añiles trigales; y no me deja marchar. Compone para mí un arrullo de cordialidad. La fineza de su vozarrón delineado como un arrullo entre los puentes de lo que es rito en esa realidad fantástica, no me concierne porque no es para mí el decoro de lo enunciado. Lo corroe un rastro de brea de eso que nos embruja y, pese a su gentil sonrisa en esos momentos de tensión, logro pescar lo que pronuncia con forma corpórea. Deslizo mi carcaj entre los hilos de la tierra y las carcajadas me atraen. Los espíritus revelan sus rostros. Macilento, quizá rebelde. Atraen mi atención y los seis que cuento con el alma en vilo, ante mis carencias, me penetran y rescatan. Y sobrevivo ante las afrentas de los más justos. El pescador, sometido al perpetuo en júbilo, me zarandea de entre los aparecidos. Observo un gris arbóreo en sus pupilas, en las que se asoma una sonrisa que decomisa mi miedo a perderme entre las brumas de los cuatro puntos cardinales. Él me abraza y gobierna mi silencio con una felicidad que viene a mí en forma de relicario. Lo cuelga entre uno de mis dedos; entreveo que es uno de los huesos que él mismo se ha retirado para darme protección. Está bañado con ocre. Adornado por perlas de luz. Ahí entreveo el pastizal del obsequio, que me demuestra con mi orgullo envalentonado, que he golpeado a mi propio proceder en el fértil terreno. El mar de hierba decora el rastro de la espera; habrá que esperar a las siguientes lecciones, y, en el instante en que me restriega una carantoña en la cabeza; me anuncia que pasé la prueba en la que todos recuperan la inocencia y el ser criaturas de bien, es el dominio que debo demostrar ahora, de todas mis tonadas musicales. Me doy cuenta, que estoy completo.
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    Un nuevo trabajo – El encargo de Nikki

    Nikki no era una asesina cualquiera. Su nombre no figuraba en ningún registro, su rostro no aparecía en ninguna cámara. Era un fantasma entre las sombras, un susurro letal que solo se escuchaba cuando ya era demasiado tarde. Y esa noche, en el corazón vibrante de São Paulo, había recibido un nuevo encargo. Uno que cambiaría el equilibrio político de Brasil para siempre.

    El objetivo era claro: eliminar al senador Jorge Arantes, un hombre que en la superficie era carismático y patriótico, pero que en realidad tejía una red de corrupción que había atrapado a empresas, jueces y hasta miembros de la policía federal. Sus crímenes no eran un secreto para todos, pero sus alianzas lo hacían intocable… hasta ahora.

    Nikki aceptó el trabajo sin preguntas. Ella no juzgaba. No indagaba en motivos personales ni se interesaba por las consecuencias. Solo requería información precisa: rutinas, escoltas, puntos ciegos, acceso. Todo fue entregado en un sobre negro que le dejó un contacto en la recepción de un hotel lujoso. Lo leyó con calma, sentada en el balcón de su habitación, con las luces de la ciudad brillando como constelaciones artificiales a sus pies.

    El senador Arantes asistiría a una gala en un teatro histórico. Seguridad reforzada, francotiradores en los techos, detectores de metales, un equipo entero de guardaespaldas. Nikki sonrió con suavidad. Era un desafío, y ella los adoraba.

    Pasó los siguientes días moviéndose como una turista más. Con lentes oscuros y acento extranjero, paseaba por los mismos lugares por donde lo haría su presa. Observaba. Analizaba. Estudiaba la rutina de sus guardaespaldas como si fueran coreografías de ballet. Detectó los huecos, los tiempos muertos, la arrogancia del equipo de seguridad que ya se creía invencible. Era todo lo que necesitaba.

    La noche del evento, Nikki no usó armas tradicionales. Entró como parte del equipo de catering, con una acreditación falsificada y un moño impecable. Llevaba un pequeño frasco de veneno en la costura de su delantal, una neurotoxina silenciosa que no dejaría rastros en las primeras horas. Durante la cena, esperó su momento. El senador, arrogante como siempre, no dudó en aceptar la copa de vino que ella le ofreció con una sonrisa neutra.

    "Obrigado", dijo sin saber que acababa de sellar su destino.

    Salió del edificio antes de que comenzaran los discursos. En el baño del personal, se quitó el uniforme, se quitó la peluca y se puso lentes de contacto marrones. En menos de cinco minutos era otra persona. Caminó entre la multitud con calma, su respiración serena, mientras las sirenas comenzaban a sonar a lo lejos.

    Horas después, mientras abordaba un vuelo privado hacia Europa, encendió su celular solo para leer un único mensaje: “Trabajo limpio. Depósito recibido.”

    Nikki apagó el dispositivo. Se acomodó en el asiento y cerró los ojos, como si solo estuviera dormitando entre cielos tranquilos. Otro nombre menos en la lista. Otra pieza corrupta fuera del tablero. No era justicia. No era venganza. Solo era trabajo. Y Nikki era, sin duda, la mejor.

    Un nuevo trabajo – El encargo de Nikki Nikki no era una asesina cualquiera. Su nombre no figuraba en ningún registro, su rostro no aparecía en ninguna cámara. Era un fantasma entre las sombras, un susurro letal que solo se escuchaba cuando ya era demasiado tarde. Y esa noche, en el corazón vibrante de São Paulo, había recibido un nuevo encargo. Uno que cambiaría el equilibrio político de Brasil para siempre. El objetivo era claro: eliminar al senador Jorge Arantes, un hombre que en la superficie era carismático y patriótico, pero que en realidad tejía una red de corrupción que había atrapado a empresas, jueces y hasta miembros de la policía federal. Sus crímenes no eran un secreto para todos, pero sus alianzas lo hacían intocable… hasta ahora. Nikki aceptó el trabajo sin preguntas. Ella no juzgaba. No indagaba en motivos personales ni se interesaba por las consecuencias. Solo requería información precisa: rutinas, escoltas, puntos ciegos, acceso. Todo fue entregado en un sobre negro que le dejó un contacto en la recepción de un hotel lujoso. Lo leyó con calma, sentada en el balcón de su habitación, con las luces de la ciudad brillando como constelaciones artificiales a sus pies. El senador Arantes asistiría a una gala en un teatro histórico. Seguridad reforzada, francotiradores en los techos, detectores de metales, un equipo entero de guardaespaldas. Nikki sonrió con suavidad. Era un desafío, y ella los adoraba. Pasó los siguientes días moviéndose como una turista más. Con lentes oscuros y acento extranjero, paseaba por los mismos lugares por donde lo haría su presa. Observaba. Analizaba. Estudiaba la rutina de sus guardaespaldas como si fueran coreografías de ballet. Detectó los huecos, los tiempos muertos, la arrogancia del equipo de seguridad que ya se creía invencible. Era todo lo que necesitaba. La noche del evento, Nikki no usó armas tradicionales. Entró como parte del equipo de catering, con una acreditación falsificada y un moño impecable. Llevaba un pequeño frasco de veneno en la costura de su delantal, una neurotoxina silenciosa que no dejaría rastros en las primeras horas. Durante la cena, esperó su momento. El senador, arrogante como siempre, no dudó en aceptar la copa de vino que ella le ofreció con una sonrisa neutra. "Obrigado", dijo sin saber que acababa de sellar su destino. Salió del edificio antes de que comenzaran los discursos. En el baño del personal, se quitó el uniforme, se quitó la peluca y se puso lentes de contacto marrones. En menos de cinco minutos era otra persona. Caminó entre la multitud con calma, su respiración serena, mientras las sirenas comenzaban a sonar a lo lejos. Horas después, mientras abordaba un vuelo privado hacia Europa, encendió su celular solo para leer un único mensaje: “Trabajo limpio. Depósito recibido.” Nikki apagó el dispositivo. Se acomodó en el asiento y cerró los ojos, como si solo estuviera dormitando entre cielos tranquilos. Otro nombre menos en la lista. Otra pieza corrupta fuera del tablero. No era justicia. No era venganza. Solo era trabajo. Y Nikki era, sin duda, la mejor.
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  • Una noche de exceso, carne y delirio.

    El monstruo se rinde al instinto, al pulso primitivo que late dentro, fuera y alrededor. Ya no hay control, ni juego, ni burla. Solo hambre. Una hambre viscosa, caliente, que lo arrastra a la más íntima crueldad.

    Y tu aroma lo detona.

    Un callejón al borde del amanecer.
    Las sombras se arremolinan sobre ti como cuervos hambrientos ante un cadáver descompuesto.
    Se abalanzan. Te aplasta. Y, cuando te alcanza, la helada oscuridad toma forma.

    Piel.
    Carne.
    Hueso.

    Tacto y presencia.

    Manos, humanas solo en forma, emergen en la negrura y se cierran en torno a tu cuello.

    Firmeza.
    Presión.

    Aprietan tu tráquea y te roban la respiración.

    Y los ojos del monstruo te observan. Dos puntos rojos, fijos en ti.

    Ardientes.
    Penetrantes.

    Sadismo y hambre.

    Te desnudan con una voracidad obscena mientras te ahogas, pataleas, suplicas con cada célula por un soplo de aire.
    El miedo sabe dulce en la lengua seca del monstruo.
    Tu desesperación lo alimenta.

    Pero justo cuando todo comienza a disolverse, cuando tus sentidos amenazan con apagarse, las manos se apartan; ahora aprietan tu busto, atraviesan la carne tibia y mullida con filosas garras.

    Alcanzas el aire que tus pulmones reclaman.

    Arde.
    Duele.
    Vives.

    Porque el monstruo no siente piedad.
    Y no concede el descanso que trae la muerte.

    #SeductiveSunday
    Una noche de exceso, carne y delirio. El monstruo se rinde al instinto, al pulso primitivo que late dentro, fuera y alrededor. Ya no hay control, ni juego, ni burla. Solo hambre. Una hambre viscosa, caliente, que lo arrastra a la más íntima crueldad. Y tu aroma lo detona. Un callejón al borde del amanecer. Las sombras se arremolinan sobre ti como cuervos hambrientos ante un cadáver descompuesto. Se abalanzan. Te aplasta. Y, cuando te alcanza, la helada oscuridad toma forma. Piel. Carne. Hueso. Tacto y presencia. Manos, humanas solo en forma, emergen en la negrura y se cierran en torno a tu cuello. Firmeza. Presión. Aprietan tu tráquea y te roban la respiración. Y los ojos del monstruo te observan. Dos puntos rojos, fijos en ti. Ardientes. Penetrantes. Sadismo y hambre. Te desnudan con una voracidad obscena mientras te ahogas, pataleas, suplicas con cada célula por un soplo de aire. El miedo sabe dulce en la lengua seca del monstruo. Tu desesperación lo alimenta. Pero justo cuando todo comienza a disolverse, cuando tus sentidos amenazan con apagarse, las manos se apartan; ahora aprietan tu busto, atraviesan la carne tibia y mullida con filosas garras. Alcanzas el aire que tus pulmones reclaman. Arde. Duele. Vives. Porque el monstruo no siente piedad. Y no concede el descanso que trae la muerte. #SeductiveSunday
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  • ༒☬𝐋𝐎𝐒𝐓 𝐆𝐀𝐌𝐄☬༒

    ── 𝐒𝐚𝐛í𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐫𝐚𝐬 𝐩é𝐬𝐢𝐦𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐚𝐫𝐭𝐚𝐬, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐧𝐨 𝐩𝐞𝐧𝐬é 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐚𝐧𝐭𝐨...



    Kiev no miró directamente a Marcos, solo alzó la ceja cuando las cartas volaron frustradas sobre la mesa. El ruso, en contraste, ni se inmutó. Dejó caer con parsimonia sus propias cartas sobre el tapete: una escalera real de corazones.

    Hubo silencio por unos segundos, hasta que el resto de hombres empujaron sus sillas hacia atrás con fastidió. Habían perdido hasta la última ficha.

    Se encontraba en uno de sus casinos. Tomándose un tiempo de relajo, aunque probablemente hubiera terminado molesto si hubiera hecho equipo con su asistente. Después de la discusión con él italiano, la mansión parecía haberse inundando de un aire totalmente pesado.

    Pero dentro de ello había recordado una conversación con una dama.

    “¿Entonces qué te gusta hacer para divertirte o entretenerte?”

    Una pregunta simple. Casi banal. Y sin embargo, había removido algo. No recordaba la última vez que se permitió relajarse desde que había despertado. Aunque cuando se había decidido por ir, recordó que normalmente solía ir a ese casino con Ryan.

    Obviamente, no iba a llamarlo.

    Por eso había traído a Marcos. Aunque, al parecer, su asistente no era bueno para mucho fuera del trabajo.

    —Recuérdame no jugar contigo en el mismo equipo. Me habrías hecho perder dinero. — Dijo desinteresado, mientras aplastaba el cigarro en el cenicero. Era el tercero de la noche. Tal vez debería dejar de fumar tanto, tal vez.

    Tomó su vaso y bebió otro sorbo de vodka, antes de posar la mirada sobre el rostro frustrado de Marcos.

    —¿Conseguiste algo sobre ese chico?

    El pelinegro tardó unos segundos en reaccionar. Aún parecía procesar la derrota cuando uno de los hombres le alcanzó una carpeta. Kiev la tomó sin miramientos.

    —Su nombre es Joon y es detective —informó Marcos, aún algo ido.

    El ceño del ruso se frunció al instante.

    ¿Un detective?

    Abrió el archivo. Fotos, informes y conexiones. No le gustaba lo que veía.

    —¿Y la mujer de la fiesta? —preguntó sin apartar la mirada del documento.

    Marcos titubeó.

    —Todavía estoy revisando la lista de invitados. Era una peliblanca, así que probablemente ya demos con su nombre. Él señor Ryan no me dejó acercarme esa vez.

    Kiev cerró el portafolio, lo dejó sobre la mesa y terminó el vodka de un solo trago.

    —Vigila a Ryan. En este punto, es en quien menos confío.

    Marcos asintió con rigidez. Pero aún intentó:

    —Señor… ¿no cree que sería mejor evitar más peleas? Quizá si hablara con él—

    La mirada que recibió bastó para que callara de inmediato.

    —Él eligió su camino. — Dirigió su vista en el vaso.

    Un destello metálico brilló en su mano: el anillo que Sky le había dado seguía ahí, frío contra su piel. Un símbolo de protección.

    —Y si se cruza en el mío... — Siguió hablando, su tono se fue apagando. — Destrozare lo mas importante para él.

    Por un instante, logro visualizar la sangre del italiano en su mano. La imagen no se le había podido sacar de la cabeza y eso le frustraba. Porque muy a pesar en un fondo. Hubiera deseado no tener aquella reunión con él.

    Sin embargo, todo estaba hecho. Ryan mencionó algo que no debía, aquella comparación había sido un golpe bajo. Y el italiano lo sabia, sabía muy bien la historia de él. Habían sido años de una gran amistad. Y cada uno conocía sus puntos débiles tanto como las fuerte, y Ryan, había tocado algo que no debió.

    Se incorporó con lentitud, recogiendo el portafolio.

    —Quédate con eso —señaló las fichas del casino—. Y no olvides liberar mi agenda para reunirme con la señorita Lancaster.

    Con ello simplemente se marchó.
    ༒☬𝐋𝐎𝐒𝐓 𝐆𝐀𝐌𝐄☬༒ ── 𝐒𝐚𝐛í𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐫𝐚𝐬 𝐩é𝐬𝐢𝐦𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐚𝐫𝐭𝐚𝐬, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐧𝐨 𝐩𝐞𝐧𝐬é 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐚𝐧𝐭𝐨... Kiev no miró directamente a Marcos, solo alzó la ceja cuando las cartas volaron frustradas sobre la mesa. El ruso, en contraste, ni se inmutó. Dejó caer con parsimonia sus propias cartas sobre el tapete: una escalera real de corazones. Hubo silencio por unos segundos, hasta que el resto de hombres empujaron sus sillas hacia atrás con fastidió. Habían perdido hasta la última ficha. Se encontraba en uno de sus casinos. Tomándose un tiempo de relajo, aunque probablemente hubiera terminado molesto si hubiera hecho equipo con su asistente. Después de la discusión con él italiano, la mansión parecía haberse inundando de un aire totalmente pesado. Pero dentro de ello había recordado una conversación con una dama. “¿Entonces qué te gusta hacer para divertirte o entretenerte?” Una pregunta simple. Casi banal. Y sin embargo, había removido algo. No recordaba la última vez que se permitió relajarse desde que había despertado. Aunque cuando se había decidido por ir, recordó que normalmente solía ir a ese casino con Ryan. Obviamente, no iba a llamarlo. Por eso había traído a Marcos. Aunque, al parecer, su asistente no era bueno para mucho fuera del trabajo. —Recuérdame no jugar contigo en el mismo equipo. Me habrías hecho perder dinero. — Dijo desinteresado, mientras aplastaba el cigarro en el cenicero. Era el tercero de la noche. Tal vez debería dejar de fumar tanto, tal vez. Tomó su vaso y bebió otro sorbo de vodka, antes de posar la mirada sobre el rostro frustrado de Marcos. —¿Conseguiste algo sobre ese chico? El pelinegro tardó unos segundos en reaccionar. Aún parecía procesar la derrota cuando uno de los hombres le alcanzó una carpeta. Kiev la tomó sin miramientos. —Su nombre es Joon y es detective —informó Marcos, aún algo ido. El ceño del ruso se frunció al instante. ¿Un detective? Abrió el archivo. Fotos, informes y conexiones. No le gustaba lo que veía. —¿Y la mujer de la fiesta? —preguntó sin apartar la mirada del documento. Marcos titubeó. —Todavía estoy revisando la lista de invitados. Era una peliblanca, así que probablemente ya demos con su nombre. Él señor Ryan no me dejó acercarme esa vez. Kiev cerró el portafolio, lo dejó sobre la mesa y terminó el vodka de un solo trago. —Vigila a Ryan. En este punto, es en quien menos confío. Marcos asintió con rigidez. Pero aún intentó: —Señor… ¿no cree que sería mejor evitar más peleas? Quizá si hablara con él— La mirada que recibió bastó para que callara de inmediato. —Él eligió su camino. — Dirigió su vista en el vaso. Un destello metálico brilló en su mano: el anillo que Sky le había dado seguía ahí, frío contra su piel. Un símbolo de protección. —Y si se cruza en el mío... — Siguió hablando, su tono se fue apagando. — Destrozare lo mas importante para él. Por un instante, logro visualizar la sangre del italiano en su mano. La imagen no se le había podido sacar de la cabeza y eso le frustraba. Porque muy a pesar en un fondo. Hubiera deseado no tener aquella reunión con él. Sin embargo, todo estaba hecho. Ryan mencionó algo que no debía, aquella comparación había sido un golpe bajo. Y el italiano lo sabia, sabía muy bien la historia de él. Habían sido años de una gran amistad. Y cada uno conocía sus puntos débiles tanto como las fuerte, y Ryan, había tocado algo que no debió. Se incorporó con lentitud, recogiendo el portafolio. —Quédate con eso —señaló las fichas del casino—. Y no olvides liberar mi agenda para reunirme con la señorita Lancaster. Con ello simplemente se marchó.
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    | Antes de empezar a usar la cuenta, hay que dejar en claro algunos puntos importantes. ♡
    ¡Hola! Mi nombre es - Interferencia - [?] y seré su usuaria a cargo.

    1: ¡Si si! Ya todos conocen a el personaje y a lo que se dedica ( cof cof ) [?] Pero lee muy bien esto, no hay lemon sin una buena trama, no lo digo yo, lo dice diosito. [???] Así que si tu plan es ponerla sobre la mesa asi como así, next please.

    2: No se dan datos personales, aqui no se viene a ligar, solo a escribir. ♡

    3: Si fulanito se peleo con otro a mi me vale un cheto, no me vengan con chismes o me quieran pelear algo a mi.

    4: Me reservo el derecho de aceptar o no tu solicitud, no es nada personal pero si veo que tu personaje y el mio no son nada compables para una trama, no lo aceptaré.

    5: Esta regla si leanla las veces que sea necesaria, si tú mandas la solicitud, tú debes de mandar el starter, si yo la mando yo lo haré, últimamente me a tocado mandarlo a mi y no hay problema, puedo hacerlo, pero considero que el más interesado en el personaje del otro debe hacerlo, ley de la vida. [?]

    6: ¡Todo es ficción! Si mi personaje se enamora perdidamente del tuyo, solo es dentro del rol, yo como usuaria no busco nada sentimental. ¡Doble golpe de la tabla si te confundes!

    Creo que por el momento es todo, estaré modificando las reglas si es necesario.
    ¡FAVOR DE LEERLAS! O habrá tabla. [?]
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  • Obteniendo buenas obras. Obteniendo buenas obras. Obteniendo buenas obras. Otra oportunidad para hacer buenas obras. ¿Conseguiré todos los puntos hoy?. Ahahahaha!
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    /Mis propias reglas de rol y aclaraciones de partners para mis personajes\

    Buenas noches, creí necesario hacer esto para aclarar algunos puntos. Así como son mis personajes, yo puedo hacer lo que sea conveniente para ellos, tanto para el bienestar y cuidado de mi personaje porque por mas que sea un rol yo si les tengo cariño a mis personajes

    Regla general del rol:

    Interés: Yo me doy cuenta cuando no lo hay y no me gusta, mis personajes siempre tendrán interés hasta que vean cosas cuestionables

    Lineas: No pido muchas pero tampoco un solo renglón, me satisface leer mucho, tampoco es que lo pido necesariamente ya que yo me adapto

    Partners para mis personajes:Esto es lo mas importante porque es para el bien de ellos

    Exclusividad: Ellos se sienten seguros si les dan exclusividad porque ellos nunca mirarían a alguien mas (Llevo mucho tiempo en el rol y siempre he pedido eso)

    NO dramas innecesarios, NO infidelidades, NO hacer sentir inseguros a mis personajes, porque yo los sacaré de ahí :)

    Eso es todo, buenas noches.
    /Mis propias reglas de rol y aclaraciones de partners para mis personajes\ Buenas noches, creí necesario hacer esto para aclarar algunos puntos. Así como son mis personajes, yo puedo hacer lo que sea conveniente para ellos, tanto para el bienestar y cuidado de mi personaje porque por mas que sea un rol yo si les tengo cariño a mis personajes Regla general del rol: Interés: Yo me doy cuenta cuando no lo hay y no me gusta, mis personajes siempre tendrán interés hasta que vean cosas cuestionables Lineas: No pido muchas pero tampoco un solo renglón, me satisface leer mucho, tampoco es que lo pido necesariamente ya que yo me adapto Partners para mis personajes:Esto es lo mas importante porque es para el bien de ellos Exclusividad: Ellos se sienten seguros si les dan exclusividad porque ellos nunca mirarían a alguien mas (Llevo mucho tiempo en el rol y siempre he pedido eso) NO dramas innecesarios, NO infidelidades, NO hacer sentir inseguros a mis personajes, porque yo los sacaré de ahí :) Eso es todo, buenas noches.
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