• *Había preparado un hermoso festejo muy colorido en tonos pasteles y rosas, además de que había decorado todo muy bien y perfecto para la ocasión y día especial del 21 de Octubre del 2025, para su querida y grandiosa hermana gatita Sora Niki, no quería que ningún detalle se perdiera, la fiesta que había preparado para su preciada familiar había sido planeada con debido cuidado, desde la comida, hasta la música y los adornos del lugar, además que había hecho un gran mural con todos los recuerdos y fotos de su querida hermana, hasta había dibujado y pintando algo en el fondo con diseño exclusivo de flores de sakura, era así como había planeado la ambientación de la fiesta*.

    —¡Mi más querida, dulce y amada hermanita, en este día de vuestro Cumpleaños, espero la paséis de lo mejor, que vuestras amistades, hermandades y familia os deseamos mucha felicidad, que siempre podáis sonreír y ser feliz, espero os sea de agrado estos presentes, que hicimos con mucho cariño para ti, de parte mía y de toda vuestra familia de amistad y hermandad a nivel mundial: Familia FicRol, y vuestra familia Souvenir Ma Famille Le Jardin Des Meilleurs Amis!.

    *Esbozó una ligera, y tierna sonrisa en su rostro, mientras terminó los últimos detalles del mural, con las siguientes palabras bien grandes en el mismo*

    —¡Feliz Cumpleaños para mi hermosa hermana Sora Niki!.


    *Había preparado un hermoso festejo muy colorido en tonos pasteles y rosas, además de que había decorado todo muy bien y perfecto para la ocasión y día especial del 21 de Octubre del 2025, para su querida y grandiosa hermana gatita [solar_malachite_lizard_684], no quería que ningún detalle se perdiera, la fiesta que había preparado para su preciada familiar había sido planeada con debido cuidado, desde la comida, hasta la música y los adornos del lugar, además que había hecho un gran mural con todos los recuerdos y fotos de su querida hermana, hasta había dibujado y pintando algo en el fondo con diseño exclusivo de flores de sakura, era así como había planeado la ambientación de la fiesta*. —¡Mi más querida, dulce y amada hermanita, en este día de vuestro Cumpleaños, espero la paséis de lo mejor, que vuestras amistades, hermandades y familia os deseamos mucha felicidad, que siempre podáis sonreír y ser feliz, espero os sea de agrado estos presentes, que hicimos con mucho cariño para ti, de parte mía y de toda vuestra familia de amistad y hermandad a nivel mundial: Familia FicRol, y vuestra familia Souvenir Ma Famille Le Jardin Des Meilleurs Amis!. *Esbozó una ligera, y tierna sonrisa en su rostro, mientras terminó los últimos detalles del mural, con las siguientes palabras bien grandes en el mismo* —¡Feliz Cumpleaños para mi hermosa hermana Sora Niki!. 😇 🤗 🥳 🥳 🥳 💖 🧡 🤎 💜 💯 💯 💯 👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏 🙏 🙏 🙏 🙏 🙏 🐻 🐼 🦄 🐾 🐾 🐾 🕊️ 🏵️ 🌹 🌹 🌹 🌺 🌺 🌺 🌻 🌻 🌻 🌼 🌼 🌼 🌷 🌷 🌷 🍀 ☘️ 🍀 🌻 🌻 🌻 🌹 🌹 🌹 🌼 🌼 🌼 💐 🌸 🌸 🌸 🌸 🌸 🌸 💮 💮 💮 💮 🌸 🌸 🌸 🌸 🦋 🐯 🐱 🐯 🐾 🐾 🐾 🐾 🐾 🐾 🐾 🌏 🌌 🌠 ☀️ ☀️ ☀️ ☀️ ☀️ ☀️ ☀️ ☀️ ☀️ ☀️ 🎂 🍭 🍬 🍨 🍧 🍩 🍦 🥗 🥞 🧇 🍜 🍚 🏞️ 🏜️ 🏝️ ⛲ 🏙️ 🌃 🌄 🌆 🌅 🌉 🎠 🎡 🎢 🌈 🎇 🎆 🎉 🎊 🎈 ✨ ✨ ✨ 🎉 🎈 🎊 🎊 🎈 🎉 🎊 🎊 🎊 🎈 🎈 🎈 🎈 🎈 🎈 🎈 🎈 🎈 🎈 🎃 🎈 🎉 🎊 🎈 🎈 🎈 🎈 🎈 🎈 🎈 🎈 🎈 🎈 🎁 🥇 🏆 🧸 🎨 🧶 👑 🎺 🎻 🎸 🎷 🪕 🥁 🪘 🎶 🎤 🎶 🎵 🎶 🎵 🎶 🎵 🎶 🎵 🎶 🎵 🎶 🎵 📝 🔆 🔅 🔆 🔅 🔆 🔅 🔆 🔅 🔆 🔅 🔆 🔅 🔆 🔅 🔆 ✉️
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    || Yo me había prometido hacer partes del lore de Deia de forma diaria, y adivinen qué: desaparecí otra vez.
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  • ⎯ 𝕮allan las flores en mi boca, temen pronunciar el nombre de aquello que las marchita.
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    Owen, tras ciertos acontecimientos, se la pasó viajando por el tiempo con el DeLorean de "Regreso al Futuro", conducido por Marty McFly, ya que él no tiene ni idea.

    Mientras decidían a qué época viajar, a Owen se le ocurrió enseñar a Marty un dibujo que había hecho de Rei Arakawa , su compañero.

    M: "¿Tenía cuernos?"

    O: "No, pero es medio Oni así que se me ocurrió ponerle unos..."

    M: "¿Medio qué?"

    O: "Como un demonio, tendrías que ver cuando se transforma, seguro que te asombras más que con cualquier invento del señor Brown."

    M: "Lo dudo, Doc es un científico loco en toda regla... ¿Y la espada esa?"

    O: "Es una Katana, la maneja que no veas, normal ha estado vivo como tropecientos años, desde la era... ¿Heian? Soy malo para la historia."

    M: "Yo creo que me estás tomando el pelo."

    O: "Piensa lo que quieras, un día te lo presento si quieres."

    M: "Vale pero que no se suba al DeLorean, como se transforme en el Ono ese o lo que sea y me lo destroce te enteras."

    O: "Oni."

    M: "Lo que sea."
    Owen, tras ciertos acontecimientos, se la pasó viajando por el tiempo con el DeLorean de "Regreso al Futuro", conducido por Marty McFly, ya que él no tiene ni idea. Mientras decidían a qué época viajar, a Owen se le ocurrió enseñar a Marty un dibujo que había hecho de [Oni_Deker_Red_22] , su compañero. M: "¿Tenía cuernos?" O: "No, pero es medio Oni así que se me ocurrió ponerle unos..." M: "¿Medio qué?" O: "Como un demonio, tendrías que ver cuando se transforma, seguro que te asombras más que con cualquier invento del señor Brown." M: "Lo dudo, Doc es un científico loco en toda regla... ¿Y la espada esa?" O: "Es una Katana, la maneja que no veas, normal ha estado vivo como tropecientos años, desde la era... ¿Heian? Soy malo para la historia." M: "Yo creo que me estás tomando el pelo." O: "Piensa lo que quieras, un día te lo presento si quieres." M: "Vale pero que no se suba al DeLorean, como se transforme en el Ono ese o lo que sea y me lo destroce te enteras." O: "Oni." M: "Lo que sea."
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  • el joven cantante se encontraba sentado sobre el tejado de un monasterio observando las tumabs y sus visitantes con atencion -me pregunto cuanto faltara para que yo tambien necesite una lapida- ladeo la cabeza imaginando su propia sepultura -la verdad no quisiera que me enterraran en un cementerio, me gustaria que mi cuerpo fuera enterrado en un valle lleno de flores o en un bosque asi alimentar a la vegetacion con mis restos... cunauq epodria donar mi cuerpo a alguna secta canibal tambien al final ya no lo voy a necesitar estando muerto no?-
    el joven cantante se encontraba sentado sobre el tejado de un monasterio observando las tumabs y sus visitantes con atencion -me pregunto cuanto faltara para que yo tambien necesite una lapida- ladeo la cabeza imaginando su propia sepultura -la verdad no quisiera que me enterraran en un cementerio, me gustaria que mi cuerpo fuera enterrado en un valle lleno de flores o en un bosque asi alimentar a la vegetacion con mis restos... cunauq epodria donar mi cuerpo a alguna secta canibal tambien al final ya no lo voy a necesitar estando muerto no?-
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  • - Estaba por escribir un nuevo pergamino, lleno de vida, de colores radiantes, emocionante y un tanto desesperante, luego recordé que soy padre, o Zelina me recordó que soy padre, mis pinceles volaron, mi lienzo se mancho de pintura roja, ahora tengo sus huellas de manos y pies por todo mi salón, vaya lío, que si no fuera mi princesa la regalaría, luego veo su sonrisa, sus ojitos, veo la pureza, el amor más tierno que jamás conocí, entonces me doy cuenta, soy su padre y daría la vida por protegerla, me encantaría que se quedará así, chikita, aunque aveces ponga la casa de cabeza, no puedo juzgar, es hija mía, tiene mi sangre y lo que más me preocupa de todo es que también heredo mis ojos, pero es fuerte y será mejor mucho mejor de lo que pudo llegar a ser su padre alguna vez .
    - Estaba por escribir un nuevo pergamino, lleno de vida, de colores radiantes, emocionante y un tanto desesperante, luego recordé que soy padre, o Zelina me recordó que soy padre, mis pinceles volaron, mi lienzo se mancho de pintura roja, ahora tengo sus huellas de manos y pies por todo mi salón, vaya lío, que si no fuera mi princesa la regalaría, luego veo su sonrisa, sus ojitos, veo la pureza, el amor más tierno que jamás conocí, entonces me doy cuenta, soy su padre y daría la vida por protegerla, me encantaría que se quedará así, chikita, aunque aveces ponga la casa de cabeza, no puedo juzgar, es hija mía, tiene mi sangre y lo que más me preocupa de todo es que también heredo mis ojos, pero es fuerte y será mejor mucho mejor de lo que pudo llegar a ser su padre alguna vez .
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    Sesión de Modelaje – Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour

    ▴Modelo: Lisesharte Freya Ishtar
    ▴Título de la Sesión: “Chrome Seduction: La Reina del Asfalto”
    ▴Estilo: High-Fashion Dark Motor Glam / Fetish Luxurious
    ▴Locación: Jardines urbanos de la Academia Imperial de Vahlkir, bajo la producción de Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour

    Descripción Artística:
    Lisesharte Freya Ishtar irrumpe con su presencia imponente, fusionando el magnetismo gélido de una diosa nórdica con la rebeldía de una reina del asfalto. Vestida con un traje de cuero negro ajustado, la modelo encarna la estética “Infernal Glamour” en su máxima expresión: elegancia, peligro y deseo.

    El contraste entre su figura esculpida y la moto de acero cromado representa el equilibrio entre el poder femenino y la maquinaria moderna — un símbolo recurrente en la línea visual de la agencia. Su cabello dorado fluye como fuego celestial, mientras su mirada, oculta tras gafas oscuras, proyecta control absoluto sobre la escena.


    Concepto Visual:
    ● Temática central: Dominio, libertad y lujo infernal.
    ● Iluminación: Reflejos cálidos sobre el cuero brillante, con haces de sol que subrayan el contraste entre luz divina y tentación terrenal.
    ● Paleta de colores: Negros metálicos, dorados luminosos y tonos ámbar crepusculares.
    ● Actitud: Firme, provocadora, pero con una sutileza de realeza silenciosa.

    Nota de Producción:
    Esta sesión celebra el lado “Déesse du Contrôle” de Lisesharte, destacando su papel como musa de la línea Infernal Mechanica — una colección exclusiva de la agencia Ishtar’s para campañas de lujo, motocicletas y moda vanguardista.

    Cada toma captura la esencia de una mujer Ishtar: belleza divina, mente estratégica y un aura capaz de doblar la realidad a su encanto.

    📸 Sesión de Modelaje – Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour ▴Modelo: Lisesharte Freya Ishtar ▴Título de la Sesión: “Chrome Seduction: La Reina del Asfalto” ▴Estilo: High-Fashion Dark Motor Glam / Fetish Luxurious ▴Locación: Jardines urbanos de la Academia Imperial de Vahlkir, bajo la producción de Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour 🖤 Descripción Artística: Lisesharte Freya Ishtar irrumpe con su presencia imponente, fusionando el magnetismo gélido de una diosa nórdica con la rebeldía de una reina del asfalto. Vestida con un traje de cuero negro ajustado, la modelo encarna la estética “Infernal Glamour” en su máxima expresión: elegancia, peligro y deseo. El contraste entre su figura esculpida y la moto de acero cromado representa el equilibrio entre el poder femenino y la maquinaria moderna — un símbolo recurrente en la línea visual de la agencia. Su cabello dorado fluye como fuego celestial, mientras su mirada, oculta tras gafas oscuras, proyecta control absoluto sobre la escena. ⚙️ Concepto Visual: ● Temática central: Dominio, libertad y lujo infernal. ● Iluminación: Reflejos cálidos sobre el cuero brillante, con haces de sol que subrayan el contraste entre luz divina y tentación terrenal. ● Paleta de colores: Negros metálicos, dorados luminosos y tonos ámbar crepusculares. ● Actitud: Firme, provocadora, pero con una sutileza de realeza silenciosa. 💋 Nota de Producción: Esta sesión celebra el lado “Déesse du Contrôle” de Lisesharte, destacando su papel como musa de la línea Infernal Mechanica — una colección exclusiva de la agencia Ishtar’s para campañas de lujo, motocicletas y moda vanguardista. Cada toma captura la esencia de una mujer Ishtar: belleza divina, mente estratégica y un aura capaz de doblar la realidad a su encanto.
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  • Cambió el gimnasio por primero ir a la peluquería no me gustaba tener tan largo el cabello y ahora mismo estoy en el centro comercial en la segunda tienda
    dedicada para bebés, aunque aún es muy pronto para comprar ropa de colores, me decante por ciertas prendas y zapatos de color blanco, beige, tonos marrones y
    también el negro.
    En la tercera tienda a la que fui compré el carrito y dos sillas para cada uno, por supuesto al tener cuentas separadas mi mujer no va a enterarse por el momento de
    que ya he comprado cosas para nuestro bebe.

    Cambió el gimnasio por primero ir a la peluquería no me gustaba tener tan largo el cabello y ahora mismo estoy en el centro comercial en la segunda tienda dedicada para bebés, aunque aún es muy pronto para comprar ropa de colores, me decante por ciertas prendas y zapatos de color blanco, beige, tonos marrones y también el negro. En la tercera tienda a la que fui compré el carrito y dos sillas para cada uno, por supuesto al tener cuentas separadas mi mujer no va a enterarse por el momento de que ya he comprado cosas para nuestro bebe.
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  • ATENCION: Contenido sensible. No apto paro todos los lectores.

    "Dónde cesa el dolor"

    Bajo la tenue luz de una lámpara de bombilla desnuda, la sombra de Elisa se proyectaba, temblorosa, contra la pared desconchada de su habitación. Tenía once años, y el miedo era la única compañía que reconocía desde que tenía uso de razón. Fuera, tras la delgada puerta de madera, resonaban los pasos pesados de su padre. Cada talonazo contra el suelo de cemento era el redoble de un tambor que anunciaba una nueva sesión de tormento.

    Esa noche, la furia del hombre había sido peor que de costumbre. La culpa fue un plato de sopa derramado, un accidente infantil que para él fue una afrenta imperdonable. Los golpes, primero puños cerrados, luego las patas de una silla, llovieron sobre su frágil cuerpo con una metódica crueldad. Elisa ya no lloraba. Había aprendido que las lágrimas avivaban la ira, no la apagaban. Se encogió, como un animalito herido, intentando que su mente se fugara lejos de allí, a un campo de flores que una vez vio en un libro de la escuela.

    Pero el cuerpo tiene un límite. Un último e injusto golpe en la cabeza, seco y sordo, apagó la luz de sus ojos. Ya no sintió el dolor. Solo una frialdad repentina que trepó por sus extremidades. Y entonces, dejó de respirar.

    Su pequeña forma yacía inmóvil en el suelo, un cuadro de una tragedia doméstica y silenciosa. Pero Elisa no estaba allí. O sí, pero ya no en ese cuerpo roto. Flotaba, ingrávida, observando la escena con una tranquilidad que nunca antes había conocido. No había miedo. No había tristeza. Solo una paz vasta y profunda, como un océano en calma después de una tormenta eterna.

    Fue entonces cuando Cillian llegó.

    No entró por la puerta. Simplemente estaba allí. No era un espectro con capa y guadaña, ni una figura esquelética y terrorífica. Se manifestó como una silueta serena, envuelta en una penumbra que no era oscuridad, sino la ausencia total de luz y ruido. No tenía rostro definido, pero Elisa sintió una atención inmensa y antigua posarse sobre ella.

    "¿Eres... el final?" preguntó la voz de Elisa, que ya no salía de sus labios, sino de la esencia misma de lo que ahora era.

    La figura se inclinó ligeramente. Su voz no era un sonido, sino un concepto que se implantó directamente en la conciencia de la niña. Era suave como la seda y firme como el granito.

    Soy el fin del dolor, Elisa. Soy el silencio después del grito.

    Una oleada de alivio, tan intensa que casi era tangible, inundó a la niña. Por primera vez en su vida, alguien —o algo— hablaba con una verdad que no hería.

    "¿Vas a llevarme lejos?"

    Sí. A un lugar donde los golpes no existen. Donde las voces no gritan. Donde el miedo se disuelve como el azúcar en la leche.

    Elisa miró hacia su cuerpo, pequeño y quebrado en el suelo. No sentía apego por él. Era la cárcel de la que por fin escapaba. Sintió lástima por la criatura que había estado atrapada allí dentro, pero no era ella ya.

    "Estoy lista", susurró su esencia. "Por favor, llévame. No quiero volver. Nunca más."

    Cillian extendió lo que podría ser una mano, una elongación de la penumbra. Elisa, sin vacilar, se acercó. No había frío en ese contacto, sino una neutralidad perfecta, el equilibrio absoluto.

    Tu vida fue corta y llena de sombras, prosiguió la voz en su mente. Lo siento. No es justo. Pero el viaje ha terminado. Descansarás.

    "¿Habrá luz?" preguntó Elisa, con un atisbo de la curiosidad infantil que la violencia nunca logró arrebatarle del todo. "En los libros... siempre hablan de una luz."

    La figura pareció contemplarla. Para ti, sí. Porque es lo que anhelas. Para otros, es la quietud de un bosque, el abrazo de un ser querido, o simplemente... el sueño eterno. Tú mereces la luz, pequeña guerrera.

    Elisa sintió cómo su esencia comenzaba a desprenderse por completo de la habitación, del olor a alcohol y enfado, del sonido de los ronquidos que ahora emanaban del salón. La figura de la Muerte la envolvía, no como un verdugo, sino como la nodriza más gentil, la madre que nunca tuvo.

    Miró hacia atrás por última vez. Vio su cuerpo, ya solo un cascarón vacío, y supo que la justicia en ese mundo era un concepto falaz. Pero la justicia de lo que venía después era perfecta. Era la cesación de todo sufrimiento.

    "Gracias", dijo Elisa, y fueron las palabras más sinceras que jamás había pronunciado. "Gracias por venir."

    Cillian no respondió con palabras. Solo transmitió una emoción: una aceptación infinita, un "de nada" que abarcaba eones.

    Y entonces, se fueron.

    La habitación quedó en silencio, solo roto por el tic-tac de un reloj viejo. El cuerpo de Elisa estaba en paz, pero la paz verdadera, la que ella anhelaba, no estaba en esa casa. Se la llevaba consigo, de la mano de la única entidad que, en toda su corta y difícil vida, le había ofrecido consuelo y una promesa de quietud. Por fin, por fin, se iba a un lugar donde nadie podría volver a hacerle daño. Y esa partida no era una tragedia, sino la bienvenida a un merecido y eterno descanso.
    ATENCION: Contenido sensible. No apto paro todos los lectores. "Dónde cesa el dolor" Bajo la tenue luz de una lámpara de bombilla desnuda, la sombra de Elisa se proyectaba, temblorosa, contra la pared desconchada de su habitación. Tenía once años, y el miedo era la única compañía que reconocía desde que tenía uso de razón. Fuera, tras la delgada puerta de madera, resonaban los pasos pesados de su padre. Cada talonazo contra el suelo de cemento era el redoble de un tambor que anunciaba una nueva sesión de tormento. Esa noche, la furia del hombre había sido peor que de costumbre. La culpa fue un plato de sopa derramado, un accidente infantil que para él fue una afrenta imperdonable. Los golpes, primero puños cerrados, luego las patas de una silla, llovieron sobre su frágil cuerpo con una metódica crueldad. Elisa ya no lloraba. Había aprendido que las lágrimas avivaban la ira, no la apagaban. Se encogió, como un animalito herido, intentando que su mente se fugara lejos de allí, a un campo de flores que una vez vio en un libro de la escuela. Pero el cuerpo tiene un límite. Un último e injusto golpe en la cabeza, seco y sordo, apagó la luz de sus ojos. Ya no sintió el dolor. Solo una frialdad repentina que trepó por sus extremidades. Y entonces, dejó de respirar. Su pequeña forma yacía inmóvil en el suelo, un cuadro de una tragedia doméstica y silenciosa. Pero Elisa no estaba allí. O sí, pero ya no en ese cuerpo roto. Flotaba, ingrávida, observando la escena con una tranquilidad que nunca antes había conocido. No había miedo. No había tristeza. Solo una paz vasta y profunda, como un océano en calma después de una tormenta eterna. Fue entonces cuando Cillian llegó. No entró por la puerta. Simplemente estaba allí. No era un espectro con capa y guadaña, ni una figura esquelética y terrorífica. Se manifestó como una silueta serena, envuelta en una penumbra que no era oscuridad, sino la ausencia total de luz y ruido. No tenía rostro definido, pero Elisa sintió una atención inmensa y antigua posarse sobre ella. "¿Eres... el final?" preguntó la voz de Elisa, que ya no salía de sus labios, sino de la esencia misma de lo que ahora era. La figura se inclinó ligeramente. Su voz no era un sonido, sino un concepto que se implantó directamente en la conciencia de la niña. Era suave como la seda y firme como el granito. Soy el fin del dolor, Elisa. Soy el silencio después del grito. Una oleada de alivio, tan intensa que casi era tangible, inundó a la niña. Por primera vez en su vida, alguien —o algo— hablaba con una verdad que no hería. "¿Vas a llevarme lejos?" Sí. A un lugar donde los golpes no existen. Donde las voces no gritan. Donde el miedo se disuelve como el azúcar en la leche. Elisa miró hacia su cuerpo, pequeño y quebrado en el suelo. No sentía apego por él. Era la cárcel de la que por fin escapaba. Sintió lástima por la criatura que había estado atrapada allí dentro, pero no era ella ya. "Estoy lista", susurró su esencia. "Por favor, llévame. No quiero volver. Nunca más." Cillian extendió lo que podría ser una mano, una elongación de la penumbra. Elisa, sin vacilar, se acercó. No había frío en ese contacto, sino una neutralidad perfecta, el equilibrio absoluto. Tu vida fue corta y llena de sombras, prosiguió la voz en su mente. Lo siento. No es justo. Pero el viaje ha terminado. Descansarás. "¿Habrá luz?" preguntó Elisa, con un atisbo de la curiosidad infantil que la violencia nunca logró arrebatarle del todo. "En los libros... siempre hablan de una luz." La figura pareció contemplarla. Para ti, sí. Porque es lo que anhelas. Para otros, es la quietud de un bosque, el abrazo de un ser querido, o simplemente... el sueño eterno. Tú mereces la luz, pequeña guerrera. Elisa sintió cómo su esencia comenzaba a desprenderse por completo de la habitación, del olor a alcohol y enfado, del sonido de los ronquidos que ahora emanaban del salón. La figura de la Muerte la envolvía, no como un verdugo, sino como la nodriza más gentil, la madre que nunca tuvo. Miró hacia atrás por última vez. Vio su cuerpo, ya solo un cascarón vacío, y supo que la justicia en ese mundo era un concepto falaz. Pero la justicia de lo que venía después era perfecta. Era la cesación de todo sufrimiento. "Gracias", dijo Elisa, y fueron las palabras más sinceras que jamás había pronunciado. "Gracias por venir." Cillian no respondió con palabras. Solo transmitió una emoción: una aceptación infinita, un "de nada" que abarcaba eones. Y entonces, se fueron. La habitación quedó en silencio, solo roto por el tic-tac de un reloj viejo. El cuerpo de Elisa estaba en paz, pero la paz verdadera, la que ella anhelaba, no estaba en esa casa. Se la llevaba consigo, de la mano de la única entidad que, en toda su corta y difícil vida, le había ofrecido consuelo y una promesa de quietud. Por fin, por fin, se iba a un lugar donde nadie podría volver a hacerle daño. Y esa partida no era una tragedia, sino la bienvenida a un merecido y eterno descanso.
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  • La zorra dio a luz a sus cachorros, fuertes y sanos. Sus pelajes, de un naranja con vetas rojas de fuego, reflejaban los colores mismos de la tierra.

    Pero aún faltaba uno más… Este se resistía a salir, y parecía que aquello tendría un triste final.

    Inari, testigo de la escena, descendió de los cielos bajando por una escalera dorada que aparecía y se desvanecía con cada paso. Sin importar la suciedad del suelo —incluidos los desechos del nacimiento—, la diosa se arrodilló a su lado.

    Acarició a la exhausta zorra, desde la cabeza hasta el vientre aún abultado. El animal la miró con súplica en los ojos, como si comprendiera por instinto quién era aquella presencia divina.

    —Te concederé la gracia de la vida. Bendeciré a tu hijo, con la condición de que también será mío. Será reclamado, su futuro sellado, su cometido sagrado —dijo la diosa con una voz que sonaba como un eco lejano.

    Su mano se iluminó, posándose sobre el vientre de la madre. Entonces, las fuerzas que le faltaban a la zorra regresaron, como el agua que el desierto reclama.

    El último de sus hijos nació. Era más pequeño, más frágil. Y su pelaje… el blanco plateado de este rivalizaba con el brillo de la luna llena de aquella noche. Su madre lamió su rostro, y él abrió los ojos: azules, como el zafiro; intensos, profundos. Aquella mirada evocaba que se trataba de algo sagrado.

    El kami Inari se desvaneció en un suspiro, como si el aire mismo se hubiera contenido en su presencia. El sonido nocturno regresó junto con la oscuridad, pero aquellos ojos azules tenían brillo propio: dos diminutos faros que guiaban en la noche.
    La zorra dio a luz a sus cachorros, fuertes y sanos. Sus pelajes, de un naranja con vetas rojas de fuego, reflejaban los colores mismos de la tierra. Pero aún faltaba uno más… Este se resistía a salir, y parecía que aquello tendría un triste final. Inari, testigo de la escena, descendió de los cielos bajando por una escalera dorada que aparecía y se desvanecía con cada paso. Sin importar la suciedad del suelo —incluidos los desechos del nacimiento—, la diosa se arrodilló a su lado. Acarició a la exhausta zorra, desde la cabeza hasta el vientre aún abultado. El animal la miró con súplica en los ojos, como si comprendiera por instinto quién era aquella presencia divina. —Te concederé la gracia de la vida. Bendeciré a tu hijo, con la condición de que también será mío. Será reclamado, su futuro sellado, su cometido sagrado —dijo la diosa con una voz que sonaba como un eco lejano. Su mano se iluminó, posándose sobre el vientre de la madre. Entonces, las fuerzas que le faltaban a la zorra regresaron, como el agua que el desierto reclama. El último de sus hijos nació. Era más pequeño, más frágil. Y su pelaje… el blanco plateado de este rivalizaba con el brillo de la luna llena de aquella noche. Su madre lamió su rostro, y él abrió los ojos: azules, como el zafiro; intensos, profundos. Aquella mirada evocaba que se trataba de algo sagrado. El kami Inari se desvaneció en un suspiro, como si el aire mismo se hubiera contenido en su presencia. El sonido nocturno regresó junto con la oscuridad, pero aquellos ojos azules tenían brillo propio: dos diminutos faros que guiaban en la noche.
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