• ¿Ves a este hombre increíble?... Ese es mi papá.
    Es muy amable. Se preocupa...

    Es mi héroe. Hércules

    No sé si lo conoces, ¡pero vale la pena!
    ¿Ves a este hombre increíble?... Ese es mi papá. Es muy amable. Se preocupa... Es mi héroe. [fusion_lime_mouse_497] No sé si lo conoces, ¡pero vale la pena!
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  • FLYER – “7th Heaven Bar & Games”
    https://ficrol.com/groups/SeptimoCielo
    ¡¡¡¡Únete al grupo!!!!
    ---

    ¡ABRIMOS EL BAR!
    Nuevos cócteles, nuevas camareras… ¡y muchas historias por contar!

    Ven al 7th Heaven, el rincón donde los aventureros descansan, beben y se confiesan bajo la luna.
    Servido por las Princesas Ishtar

    ¡Atrévete a entrar, pedir tu trago y dejar que la noche decida el resto!


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    Las Princesas Ishtar te invitan al nuevo “7th Heaven Bar & Games”

    El bar de Seieki abre sus puertas… y tras la barra, las Ishtar te serviremos tragos, palabras y risas.
    ¿Te atreves a entrar?

    Aquí los aventureros comparten historias, los mercenarios buscan contratos, los solitarios encuentran compañía… y los cócteles brillan con magia lunar.

    ¿Qué encontrarás en el 7th Heaven?

    Nuevos cócteles con nombres legendarios.

    Camareras Ishtar encantadas de escuchar tus aventuras.

    Eventos temáticos: noches de cosplay, fiestas de máscaras y cenas clandestinas entre asesinos a sueldo.

    Conversaciones entre héroes, villanos y soñadores.


    Dinámica:
    Cuando una camarera publique que el local abre, el bar estará oficialmente activo.
    Entra, pide tu trago y charla. Todo vale: rol, bromas, confesiones o planes para tu próxima aventura.
    Recuerda… las Ishtar no somos monjas

    Únete al grupo del 7th Heaven y déjate llevar por la noche.
    Entre copas y risas, quizás encuentres lo que no sabías que buscabas.
    FLYER – “7th Heaven Bar & Games” https://ficrol.com/groups/SeptimoCielo ¡¡¡¡Únete al grupo!!!! --- 🎉 ¡ABRIMOS EL BAR! 🍸 Nuevos cócteles, nuevas camareras… ¡y muchas historias por contar! Ven al 7th Heaven, el rincón donde los aventureros descansan, beben y se confiesan bajo la luna. 👑 Servido por las Princesas Ishtar 👑 ✨ ¡Atrévete a entrar, pedir tu trago y dejar que la noche decida el resto! ✨ --- 🌙✨ Las Princesas Ishtar te invitan al nuevo “7th Heaven Bar & Games” ✨🌙 El bar de Seieki abre sus puertas… y tras la barra, las Ishtar te serviremos tragos, palabras y risas. ¿Te atreves a entrar? Aquí los aventureros comparten historias, los mercenarios buscan contratos, los solitarios encuentran compañía… y los cócteles brillan con magia lunar. 🍹🌌 👑 ¿Qué encontrarás en el 7th Heaven? Nuevos cócteles con nombres legendarios. Camareras Ishtar encantadas de escuchar tus aventuras. Eventos temáticos: noches de cosplay, fiestas de máscaras y cenas clandestinas entre asesinos a sueldo. Conversaciones entre héroes, villanos y soñadores. 🔥 Dinámica: Cuando una camarera publique que el local abre, el bar estará oficialmente activo. Entra, pide tu trago y charla. Todo vale: rol, bromas, confesiones o planes para tu próxima aventura. Recuerda… las Ishtar no somos monjas 😈 🍸 Únete al grupo del 7th Heaven y déjate llevar por la noche. Entre copas y risas, quizás encuentres lo que no sabías que buscabas.
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  • El sonido del encendedor rompió el silencio. Una chispa, un respiro, y el humo ascendió lento, dibujando figuras en la oscuridad del despacho. Gabriel Reyes observó su reflejo en la ventana, un rostro curtido por las sombras, el mismo que alguna vez lideró héroes y los traicionó por convicción.

    Afuera, la ciudad seguía igual de podrida que siempre. Solo que esta vez, él no estaba para salvarla.

    —El infierno nunca cierra, solo cambia de dueño...

    Murmuró, dejando caer la ceniza. Su teléfono vibró una vez. Un nombre en pantalla. Un viejo contacto. Una vieja deuda. Gabriel sonrió de lado.

    —De vuelta a los negocios.
    El sonido del encendedor rompió el silencio. Una chispa, un respiro, y el humo ascendió lento, dibujando figuras en la oscuridad del despacho. Gabriel Reyes observó su reflejo en la ventana, un rostro curtido por las sombras, el mismo que alguna vez lideró héroes y los traicionó por convicción. Afuera, la ciudad seguía igual de podrida que siempre. Solo que esta vez, él no estaba para salvarla. —El infierno nunca cierra, solo cambia de dueño... Murmuró, dejando caer la ceniza. Su teléfono vibró una vez. Un nombre en pantalla. Un viejo contacto. Una vieja deuda. Gabriel sonrió de lado. —De vuelta a los negocios.
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  • Creo que dejaré de jugar al héroe, hay un límite de balas que puedo esquivar antes de querer electrocutar a medio mundo, mañana me tomo el día libre y haré algo menos peligroso como subir a una torre de alta tensión
    Creo que dejaré de jugar al héroe, hay un límite de balas que puedo esquivar antes de querer electrocutar a medio mundo, mañana me tomo el día libre y haré algo menos peligroso como subir a una torre de alta tensión
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  • Crónicas del Olvido – Capítulo VI: El Corazón del Vacío

    El Corazón del Vacío no es un lugar. Es una herida en la realidad. El Cuarteto de la Aurora avanza, sabiendo que no todos saldrán. El Amuleto del Destino vibra, incompleto pero consciente. Y el Señor de las Sombras ha enviado a sus tres Generales: fragmentos de humanidad corrompidos por el olvido.

    Sira vs. Velmora, la Dama del Viento Roto

    Velmora aparece como Lidica. No una ilusión. Una réplica perfecta, con sus recuerdos, su voz, su mirada.
    Velmora: “¿Por qué sigues luchando, Sira? Yo ya caí. Tú también puedes descansar.”

    Sira: “No lucho por mí. Lucho por lo que tú creíste. Por lo que aún vive en mí.”

    Velmora lanza ráfagas que susurran verdades distorsionadas. Cada golpe es una duda. Cada corriente, una traición.
    Velmora: “¿Y si tu memoria es falsa? ¿Y si Lidica nunca creyó en ti?”

    Sira (cerrando los ojos): “Entonces lucharé por la versión que sí lo hizo. Porque esa es la que me salvó.”

    Sira canaliza el viento real. No el que corta, sino el que canta. Con una ráfaga pura, atraviesa a Velmora. Pero su cuerpo queda atrapado en la corriente.
    Sira (último suspiro): “Kael… no olvides que el viento siempre regresa.”

    Deja su daga en el camino. El viento la lleva. El recuerdo permanece.


    Tharos vs. Karn, el Portador de la Ira

    Karn, el mentor de Tharos, ahora es magma y odio. Cada ataque grita. Cada explosión es un recuerdo ardiente.


    Karn lanza visiones: su familia ardiendo, sus compañeros muriendo, su alma corrompida.


    Lucha sin magia. Solo con voluntad. Karn se debilita. El fuego sin odio no lo sostiene. Tharos se lanza en una llamarada que purifica. Ambos desaparecen.

    En el suelo queda una piedra incandescente. El núcleo de Tharos. El legado de su redención.

    Elen vs. Neriah, la Madre de las Raíces Muertas

    Neriah absorbe recuerdos. Elen comienza a olvidar: su nombre, su misión, sus amigos.
    Neriah: “La memoria es una carga. Déjala ir. Sé raíz. Sé olvido.”

    Elen (temblando): “Si olvido quién soy… que esta semilla lo recuerde por mí.”

    Canaliza su magia en una semilla que ella misma plantó. La raíz pura crece, envolviendo a Neriah. Elen queda atrapada. Su cuerpo se convierte en árbol. Su alma… en guía.
    Elen (último susurro): “Kael… si el mundo florece, que sea porque tú lo regaste.”

    Kael encuentra la flor que brota del árbol. La última ofrenda. El último suspiro.

    Kael y el Señor de las Sombras

    Kael está solo. Con la daga de Sira, la piedra de Tharos y la flor de Elen, completa el Amuleto. No como arma. Como legado.
    El Señor de las Sombras no tiene forma. Es entorno. Es vacío.
    Señor de las Sombras: “¿Crees que el sacrificio basta? El olvido es más fuerte que la memoria.”

    Kael: “La memoria no necesita fuerza. Solo fe.”

    El combate no es físico. Es conceptual. Cada hechizo de Kael está reforzado por los sacrificios. Cada paso que da… es sostenido por lo que perdió.
    Kael: “No soy el héroe. Soy el testigo.”

    Señor de las Sombras: “Entonces muere con tu testimonio.”

    Kael recuerda:
    Yukine (eco): “No todos los sellos se rompen con fuerza. Algunos… con fe.”

    Con un último hechizo, Kael canaliza el sacrificio de Sira, Tharos y Elen en una onda de purificación que atraviesa el núcleo del vacío.
    El Señor de las Sombras grita. No por dolor. Por incredulidad.
    Y desaparece.



    Crónicas del Olvido – Capítulo VI: El Corazón del Vacío El Corazón del Vacío no es un lugar. Es una herida en la realidad. El Cuarteto de la Aurora avanza, sabiendo que no todos saldrán. El Amuleto del Destino vibra, incompleto pero consciente. Y el Señor de las Sombras ha enviado a sus tres Generales: fragmentos de humanidad corrompidos por el olvido. Sira vs. Velmora, la Dama del Viento Roto Velmora aparece como Lidica. No una ilusión. Una réplica perfecta, con sus recuerdos, su voz, su mirada. Velmora: “¿Por qué sigues luchando, Sira? Yo ya caí. Tú también puedes descansar.” Sira: “No lucho por mí. Lucho por lo que tú creíste. Por lo que aún vive en mí.” Velmora lanza ráfagas que susurran verdades distorsionadas. Cada golpe es una duda. Cada corriente, una traición. Velmora: “¿Y si tu memoria es falsa? ¿Y si Lidica nunca creyó en ti?” Sira (cerrando los ojos): “Entonces lucharé por la versión que sí lo hizo. Porque esa es la que me salvó.” Sira canaliza el viento real. No el que corta, sino el que canta. Con una ráfaga pura, atraviesa a Velmora. Pero su cuerpo queda atrapado en la corriente. Sira (último suspiro): “Kael… no olvides que el viento siempre regresa.” Deja su daga en el camino. El viento la lleva. El recuerdo permanece. Tharos vs. Karn, el Portador de la Ira Karn, el mentor de Tharos, ahora es magma y odio. Cada ataque grita. Cada explosión es un recuerdo ardiente. Karn lanza visiones: su familia ardiendo, sus compañeros muriendo, su alma corrompida. Lucha sin magia. Solo con voluntad. Karn se debilita. El fuego sin odio no lo sostiene. Tharos se lanza en una llamarada que purifica. Ambos desaparecen. En el suelo queda una piedra incandescente. El núcleo de Tharos. El legado de su redención. Elen vs. Neriah, la Madre de las Raíces Muertas Neriah absorbe recuerdos. Elen comienza a olvidar: su nombre, su misión, sus amigos. Neriah: “La memoria es una carga. Déjala ir. Sé raíz. Sé olvido.” Elen (temblando): “Si olvido quién soy… que esta semilla lo recuerde por mí.” Canaliza su magia en una semilla que ella misma plantó. La raíz pura crece, envolviendo a Neriah. Elen queda atrapada. Su cuerpo se convierte en árbol. Su alma… en guía. Elen (último susurro): “Kael… si el mundo florece, que sea porque tú lo regaste.” Kael encuentra la flor que brota del árbol. La última ofrenda. El último suspiro. Kael y el Señor de las Sombras Kael está solo. Con la daga de Sira, la piedra de Tharos y la flor de Elen, completa el Amuleto. No como arma. Como legado. El Señor de las Sombras no tiene forma. Es entorno. Es vacío. Señor de las Sombras: “¿Crees que el sacrificio basta? El olvido es más fuerte que la memoria.” Kael: “La memoria no necesita fuerza. Solo fe.” El combate no es físico. Es conceptual. Cada hechizo de Kael está reforzado por los sacrificios. Cada paso que da… es sostenido por lo que perdió. Kael: “No soy el héroe. Soy el testigo.” Señor de las Sombras: “Entonces muere con tu testimonio.” Kael recuerda: Yukine (eco): “No todos los sellos se rompen con fuerza. Algunos… con fe.” Con un último hechizo, Kael canaliza el sacrificio de Sira, Tharos y Elen en una onda de purificación que atraviesa el núcleo del vacío. El Señor de las Sombras grita. No por dolor. Por incredulidad. Y desaparece.
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  • Crónicas del Olvido — Capítulo V: El Camino del Sacrificio

    Tras la restauración del Templo del Bosque, el grupo regresa al Templo de la Luz Silente, donde el Amuleto del Destino comienza a reconstruirse. Kael, ahora más conectado con la magia de origen, guía el proceso. Pero cada fragmento restaurado libera una onda que despierta enemigos ocultos: los Heraldos del Vacío, antiguos guardianes corrompidos por el Señor de las Sombras.

    El mundo comienza a cambiar. Las zonas purificadas se expanden lentamente. Aldeas olvidadas ven la luz por primera vez en años. Criaturas mágicas regresan. Pero con cada paso, el Cuarteto se enfrenta a enemigos más fuertes, más inteligentes, más crueles.

    Los Heraldos no son simples monstruos. Son estrategas. Algunos manipulan el tiempo, otros distorsionan la gravedad, y otros atacan directamente los vínculos emocionales del grupo.

    El grupo es dividido en planos temporales divergentes. No solo están separados físicamente, sino emocionalmente: cada uno vive una versión alternativa de su historia.

    Kael, atrapado en un bucle donde Yukine muere una y otra vez, comienza a perder noción del presente. En cada intento de salvarlo, el resultado es el mismo: fracaso.

    Kael (susurrando): “¿Cuántas veces debo fallar para entender que no todo puede salvarse?”

    Kael comienza a escribir runas en el aire, cada una representando una emoción: culpa, esperanza, fe. Solo la runa de “memoria” permanece. Con ella, Kael ancla su conciencia y rompe el bucle.
    Sira enfrenta versiones de sí misma: una que se rindió, otra que se volvió cruel, otra que nunca conoció a Lidica.

    Sira (gritando): “¡No soy lo que el dolor hizo de mí! Soy lo que elegí ser… por ella.”

    Al aceptar su vulnerabilidad, el plano se colapsa y Sira regresa.

    Tharos ve un mundo donde nunca se liberó. Su fuego es negro, su alma hueca. Pero al recordar el rostro de Elen, una chispa pura emerge.

    Tharos: “Si el fuego puede destruir… también puede iluminar.”

    Elen, atrapada en un tiempo donde el bosque nunca floreció, canaliza una semilla que crece a través de las eras. La raíz rompe el plano y la devuelve.

    El Heraldo de la Fractura se disuelve, no por fuerza, sino por sincronía emocional. El grupo se reúne, pero Kael comienza a escuchar ecos de futuros que aún no existen.

    Heraldo del Eco – Aeloria: El Reflejo que Miente

    El Heraldo del Eco no solo copia habilidades. Copia heridas. Cada réplica es una versión corrompida del alma.
    Kael ve una versión de sí mismo que usó el Amuleto como arma y destruyó el mundo.

    Kael (al reflejo): “No eres mi sombra. Eres mi advertencia. Y yo… ya elegí.”

    Kael conjura un sello de contención que no destruye al reflejo, lo encierra en una runa de propósito.

    Sira enfrenta una copia que manipula el viento con precisión quirúrgica. Cada ráfaga es perfecta. Pero sin alma.
    Sira: “El viento no se domina. Se escucha.”

    Sira deja de atacar. Se queda quieta. El viento real la envuelve, y la réplica se desvanece.

    Tharos ve una versión que abraza la ira como virtud. Lucha sin magia. Solo con voluntad.

    Tharos: “La furia me dio fuerza. Pero el perdón… me dio control.”

    Elen enfrenta una réplica que cura sin alma. Al canalizar su vínculo con las raíces vivas, purifica la réplica desde dentro.
    El Heraldo del Eco se disuelve, dejando una advertencia:
    “Toda luz genera sombra. Y ustedes… ya tienen demasiadas.”

    Heraldo de la Marea – Nymar: El Agua que Recuerda

    El agua se convierte en veneno emocional. Cada gota muestra un recuerdo feliz… corrompido.

    Kael ve a Yukine sonriendo, pero la sonrisa se convierte en grito.

    Kael: “No quiero cambiar el pasado. Solo honrarlo.”

    Kael conjura una barrera de aceptación. No repele el agua. La transforma.

    Sira ve a Lidica bailando en el viento, pero el viento se vuelve cuchilla.

    Sira: “Si el viento la llevó… que me lleve a mí también.”

    Sira canaliza su vínculo real y purifica la corriente.

    Tharos ve a su familia viva, luego ardiendo. Se sumerge en el lago, dejando que el fuego se apague. Emerge con una nueva llama: la llama del perdón.

    Elen ve a su madre cantando, pero la canción se distorsiona. Canta de nuevo, con voz temblorosa. El lago responde con luz.

    El Heraldo de la Marea se disuelve, pero deja una última frase:
    “La culpa no se vence. Se aprende a convivir con ella.”

    Después del Asedio

    El grupo no celebra. No hay victoria. Solo marcas.

    • Tharos pierde parte de su sensibilidad mágica.
    • Elen envejece físicamente por el uso excesivo de magia de raíz.
    • Sira comienza a perder la capacidad de distinguir sus propios recuerdos de los de Lidica.
    • Kael guarda silencio. Porque sabe que el Amuleto está casi completo… y que cuando lo esté, él será el canal.

    Kael (en voz baja): “No somos los héroes que el mundo esperaba. Somos los que eligieron no rendirse.”

    El grupo no habla de lo que pierde. Pero lo siente.

    • Tharos se aleja por momentos, temiendo que su fuego vuelva a corromperlo.
    • Elen comienza a escribir sus memorias, por si su mente se fragmenta.
    • Sira entrena sola, intentando recuperar el control de su percepción.
    • Kael solo observa a lo lejos.

    A pesar de todo, el mundo comienza a respirar.

    • En Khar-Dun, los monumentos a los caídos se iluminan por primera vez.
    • En Nymar, los niños juegan en lagos purificados.
    • En Tharion, los sabios regresan a enseñar.
    • En Aeloria, los campos florecen con flores que solo nacen tras la purificación.

    El Cuarteto no es celebrado. No busca gloria. Pero en cada pueblo, en cada rincón, se murmura:

    “El legado de los Heroes aun vive.”

    Con el Amuleto casi completo, el grupo se dirige al Corazón del Vacío, una región donde la oscuridad es tan densa que la luz no entra. Allí, el Señor de las Sombras ha comenzado a manifestarse físicamente. No como una figura… sino como un entorno. El mundo mismo se pliega a su voluntad.

    Antes de partir, el grupo se reúne en silencio.

    • Kael entrega sus notas a Elen, por si no regresa.
    • Sira deja sus dagas en el Templo, llevando solo una.
    • Tharos apaga su fuego voluntariamente, para no perder el control.
    • Elen planta una semilla en cada templo, como promesa de regreso.

    No saben si sobrevivirán. Pero saben que deben hacerlo.




    Crónicas del Olvido — Capítulo V: El Camino del Sacrificio Tras la restauración del Templo del Bosque, el grupo regresa al Templo de la Luz Silente, donde el Amuleto del Destino comienza a reconstruirse. Kael, ahora más conectado con la magia de origen, guía el proceso. Pero cada fragmento restaurado libera una onda que despierta enemigos ocultos: los Heraldos del Vacío, antiguos guardianes corrompidos por el Señor de las Sombras. El mundo comienza a cambiar. Las zonas purificadas se expanden lentamente. Aldeas olvidadas ven la luz por primera vez en años. Criaturas mágicas regresan. Pero con cada paso, el Cuarteto se enfrenta a enemigos más fuertes, más inteligentes, más crueles. Los Heraldos no son simples monstruos. Son estrategas. Algunos manipulan el tiempo, otros distorsionan la gravedad, y otros atacan directamente los vínculos emocionales del grupo. El grupo es dividido en planos temporales divergentes. No solo están separados físicamente, sino emocionalmente: cada uno vive una versión alternativa de su historia. Kael, atrapado en un bucle donde Yukine muere una y otra vez, comienza a perder noción del presente. En cada intento de salvarlo, el resultado es el mismo: fracaso. Kael (susurrando): “¿Cuántas veces debo fallar para entender que no todo puede salvarse?” Kael comienza a escribir runas en el aire, cada una representando una emoción: culpa, esperanza, fe. Solo la runa de “memoria” permanece. Con ella, Kael ancla su conciencia y rompe el bucle. Sira enfrenta versiones de sí misma: una que se rindió, otra que se volvió cruel, otra que nunca conoció a Lidica. Sira (gritando): “¡No soy lo que el dolor hizo de mí! Soy lo que elegí ser… por ella.” Al aceptar su vulnerabilidad, el plano se colapsa y Sira regresa. Tharos ve un mundo donde nunca se liberó. Su fuego es negro, su alma hueca. Pero al recordar el rostro de Elen, una chispa pura emerge. Tharos: “Si el fuego puede destruir… también puede iluminar.” Elen, atrapada en un tiempo donde el bosque nunca floreció, canaliza una semilla que crece a través de las eras. La raíz rompe el plano y la devuelve. El Heraldo de la Fractura se disuelve, no por fuerza, sino por sincronía emocional. El grupo se reúne, pero Kael comienza a escuchar ecos de futuros que aún no existen. Heraldo del Eco – Aeloria: El Reflejo que Miente El Heraldo del Eco no solo copia habilidades. Copia heridas. Cada réplica es una versión corrompida del alma. Kael ve una versión de sí mismo que usó el Amuleto como arma y destruyó el mundo. Kael (al reflejo): “No eres mi sombra. Eres mi advertencia. Y yo… ya elegí.” Kael conjura un sello de contención que no destruye al reflejo, lo encierra en una runa de propósito. Sira enfrenta una copia que manipula el viento con precisión quirúrgica. Cada ráfaga es perfecta. Pero sin alma. Sira: “El viento no se domina. Se escucha.” Sira deja de atacar. Se queda quieta. El viento real la envuelve, y la réplica se desvanece. Tharos ve una versión que abraza la ira como virtud. Lucha sin magia. Solo con voluntad. Tharos: “La furia me dio fuerza. Pero el perdón… me dio control.” Elen enfrenta una réplica que cura sin alma. Al canalizar su vínculo con las raíces vivas, purifica la réplica desde dentro. El Heraldo del Eco se disuelve, dejando una advertencia: “Toda luz genera sombra. Y ustedes… ya tienen demasiadas.” Heraldo de la Marea – Nymar: El Agua que Recuerda El agua se convierte en veneno emocional. Cada gota muestra un recuerdo feliz… corrompido. Kael ve a Yukine sonriendo, pero la sonrisa se convierte en grito. Kael: “No quiero cambiar el pasado. Solo honrarlo.” Kael conjura una barrera de aceptación. No repele el agua. La transforma. Sira ve a Lidica bailando en el viento, pero el viento se vuelve cuchilla. Sira: “Si el viento la llevó… que me lleve a mí también.” Sira canaliza su vínculo real y purifica la corriente. Tharos ve a su familia viva, luego ardiendo. Se sumerge en el lago, dejando que el fuego se apague. Emerge con una nueva llama: la llama del perdón. Elen ve a su madre cantando, pero la canción se distorsiona. Canta de nuevo, con voz temblorosa. El lago responde con luz. El Heraldo de la Marea se disuelve, pero deja una última frase: “La culpa no se vence. Se aprende a convivir con ella.” Después del Asedio El grupo no celebra. No hay victoria. Solo marcas. • Tharos pierde parte de su sensibilidad mágica. • Elen envejece físicamente por el uso excesivo de magia de raíz. • Sira comienza a perder la capacidad de distinguir sus propios recuerdos de los de Lidica. • Kael guarda silencio. Porque sabe que el Amuleto está casi completo… y que cuando lo esté, él será el canal. Kael (en voz baja): “No somos los héroes que el mundo esperaba. Somos los que eligieron no rendirse.” El grupo no habla de lo que pierde. Pero lo siente. • Tharos se aleja por momentos, temiendo que su fuego vuelva a corromperlo. • Elen comienza a escribir sus memorias, por si su mente se fragmenta. • Sira entrena sola, intentando recuperar el control de su percepción. • Kael solo observa a lo lejos. A pesar de todo, el mundo comienza a respirar. • En Khar-Dun, los monumentos a los caídos se iluminan por primera vez. • En Nymar, los niños juegan en lagos purificados. • En Tharion, los sabios regresan a enseñar. • En Aeloria, los campos florecen con flores que solo nacen tras la purificación. El Cuarteto no es celebrado. No busca gloria. Pero en cada pueblo, en cada rincón, se murmura: “El legado de los Heroes aun vive.” Con el Amuleto casi completo, el grupo se dirige al Corazón del Vacío, una región donde la oscuridad es tan densa que la luz no entra. Allí, el Señor de las Sombras ha comenzado a manifestarse físicamente. No como una figura… sino como un entorno. El mundo mismo se pliega a su voluntad. Antes de partir, el grupo se reúne en silencio. • Kael entrega sus notas a Elen, por si no regresa. • Sira deja sus dagas en el Templo, llevando solo una. • Tharos apaga su fuego voluntariamente, para no perder el control. • Elen planta una semilla en cada templo, como promesa de regreso. No saben si sobrevivirán. Pero saben que deben hacerlo.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Había una vez...

    ¿Había una vez? Cada historia empieza de esta forma, y está no será la excepción. Que aburrido pensarás, pero estás son las historias que marcaron y guiaron la niñez de muchos, recuerdos olvidados que se desbloquean ya sea por personajes, nombres, oh las dulces melodías que acompañaban las aventuras de estos mismos, Incluso objetos como una brillante zapatilla de cristal, oh una manzana envenenada....

    La historia que les contaré es sobre dos seres de mundos diferentes, uno vivía en el abismo un mundo colmado por seres que codiciaban el dinero y solo se movían por la codicia de obtener MÁS de lo que sus bolsillos podían contener.

    Y del otro lado, en un mundo de ensueño, lleno de riquezas y paz. Ellos, los eternos eran seres de luz guiados por una madre benevolente ella compartía su propia esencia para bendecir a las nuevas generaciones, todos tenían una parte de su poder... Si no más bien, una parte de ella misma.

    Ciclos "eternos", solo hasta que ella agotó su propia esperanza de vida al dar a luz a su primera y única hija, la que tomaría su lugar a partir de ahora.

    Nadie contaba que la poderosa reina muriera solo segundos después de tomar a su hija en brazos, las grietas que protegía el poder de la difunta reina se abrieron tan rápido como un suspiro y la neblina del otro mundo manchaba el cielo de los eternos, en cosa de minutos aquellos seres llenos de la codicia viva habían tomado parte del reino saqueando hogares y llevando a eternos hacia el otro lado, los altos mandos usaron de su poder para luchar, proteger y lograr que la princesa no fuera dañada, aquel poder que se les otorgó ahora lo devolvieron y lograron hacer retroceder a los oscuros.

    Aquel día fue marcado en la historia y el reino de los eternos aún con su mentalidad de paz y armonía tuvieron que rebobinar algunas cosas si bien ellos no eran seres de guerra aquel peligro inminente de los oscuros los hizo temer y el miedo era el peor aliado... Y ellos lo sabían.

    Los eternos que dieron su vida y la energía de la reina habían caído en batalla tras cerrar las grietas, fueron los primeros héroes... Y sus hijos ahora tenían sus antiguos cargos, ellos se convirtieron en guerreros y aprendieron a manipular el poder que ahora la aún joven princesa les otorgo igual que su madre ella estaba dando de su propio ser la luz bendita a quienes necesitaban.

    Era una dulce chica de 19 años y pronto a sus 20 sería coronada ella miraba el mundo con otros ojos, ella deseaba conocer más que solo su pueblo y su armonioso reino, deseaba poder hacer las paces con ese mundo oscuro tras el cielo, pero esa mentalidad la llevo a cometer el pero error de su vida...

    Matar a quien amas, oh ser asesinada por quien amas... Eran solo dos opciones, pero ella tomo una tercera por él... Ella decidió que ambos mundos debían arder, ambos debían desaparecer ¿Cómo llego un alma tan pura en convertirse en algo peor que los mismos oscuros?

    Había una vez... ¿Había una vez? Cada historia empieza de esta forma, y está no será la excepción. Que aburrido pensarás, pero estás son las historias que marcaron y guiaron la niñez de muchos, recuerdos olvidados que se desbloquean ya sea por personajes, nombres, oh las dulces melodías que acompañaban las aventuras de estos mismos, Incluso objetos como una brillante zapatilla de cristal, oh una manzana envenenada.... La historia que les contaré es sobre dos seres de mundos diferentes, uno vivía en el abismo un mundo colmado por seres que codiciaban el dinero y solo se movían por la codicia de obtener MÁS de lo que sus bolsillos podían contener. Y del otro lado, en un mundo de ensueño, lleno de riquezas y paz. Ellos, los eternos eran seres de luz guiados por una madre benevolente ella compartía su propia esencia para bendecir a las nuevas generaciones, todos tenían una parte de su poder... Si no más bien, una parte de ella misma. Ciclos "eternos", solo hasta que ella agotó su propia esperanza de vida al dar a luz a su primera y única hija, la que tomaría su lugar a partir de ahora. Nadie contaba que la poderosa reina muriera solo segundos después de tomar a su hija en brazos, las grietas que protegía el poder de la difunta reina se abrieron tan rápido como un suspiro y la neblina del otro mundo manchaba el cielo de los eternos, en cosa de minutos aquellos seres llenos de la codicia viva habían tomado parte del reino saqueando hogares y llevando a eternos hacia el otro lado, los altos mandos usaron de su poder para luchar, proteger y lograr que la princesa no fuera dañada, aquel poder que se les otorgó ahora lo devolvieron y lograron hacer retroceder a los oscuros. Aquel día fue marcado en la historia y el reino de los eternos aún con su mentalidad de paz y armonía tuvieron que rebobinar algunas cosas si bien ellos no eran seres de guerra aquel peligro inminente de los oscuros los hizo temer y el miedo era el peor aliado... Y ellos lo sabían. Los eternos que dieron su vida y la energía de la reina habían caído en batalla tras cerrar las grietas, fueron los primeros héroes... Y sus hijos ahora tenían sus antiguos cargos, ellos se convirtieron en guerreros y aprendieron a manipular el poder que ahora la aún joven princesa les otorgo igual que su madre ella estaba dando de su propio ser la luz bendita a quienes necesitaban. Era una dulce chica de 19 años y pronto a sus 20 sería coronada ella miraba el mundo con otros ojos, ella deseaba conocer más que solo su pueblo y su armonioso reino, deseaba poder hacer las paces con ese mundo oscuro tras el cielo, pero esa mentalidad la llevo a cometer el pero error de su vida... Matar a quien amas, oh ser asesinada por quien amas... Eran solo dos opciones, pero ella tomo una tercera por él... Ella decidió que ambos mundos debían arder, ambos debían desaparecer ¿Cómo llego un alma tan pura en convertirse en algo peor que los mismos oscuros?
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    || Orden cronológico de escritorios hasta ahora (?) :

    I) 𝐂𝐈𝐔𝐃𝐀𝐃 𝐃𝐄 𝐂𝐄𝐍𝐈𝐙𝐀𝐒 – 𝐏𝐀𝐑𝐓𝐄 𝐈
    II) 𝐃𝐄𝐒𝐏𝐄𝐃𝐈𝐃𝐀𝐒 𝐘 𝐏𝐑𝐎𝐌𝐄𝐒𝐀𝐒
    III) 𝐉𝐀𝐍𝐄 𝐅𝐑𝐀𝐘
    IV) 𝐄𝐋 𝐉𝐔𝐑𝐀𝐌𝐄𝐍𝐓𝐎 𝐃𝐄 𝐀𝐅𝐑𝐎
    V) 𝐃𝐎𝐍𝐃𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐃𝐈𝐎𝐒𝐄𝐒 𝐍𝐎 𝐏𝐔𝐄𝐃𝐄𝐍 𝐕𝐄𝐑

    Esta serie de historias se desarrollan durante los eventos de la guerra de Troya, siguiendo a Afro hasta la antigua ciudad de Dardania. Ciudad hermana de Troya y uno de sus grandes aliados durante la guerra, y con quién Afro guardaría cierta relación y relevancia al ser ella madre de su más grande héroe: Eneas.

    Estos escritos no deben considerarse una replica exacta de los sucesos que se describen en la Iliada, ya que estoy metiendo parte de mi cuchara. Aquí, Afro poco a poco irá descubriendo su propia humanidad y aprenderá algunas lecciones que la llevarán a ser la diosa que conocemos hoy en día uwu
    || Orden cronológico de escritorios hasta ahora (?) : I) 𝐂𝐈𝐔𝐃𝐀𝐃 𝐃𝐄 𝐂𝐄𝐍𝐈𝐙𝐀𝐒 🔥 – 𝐏𝐀𝐑𝐓𝐄 𝐈 II) 𝐃𝐄𝐒𝐏𝐄𝐃𝐈𝐃𝐀𝐒 𝐘 𝐏𝐑𝐎𝐌𝐄𝐒𝐀𝐒 🌸 III) 𝐉𝐀𝐍𝐄 𝐅𝐑𝐀𝐘 🍃 IV) 𝐄𝐋 𝐉𝐔𝐑𝐀𝐌𝐄𝐍𝐓𝐎 𝐃𝐄 𝐀𝐅𝐑𝐎 🌿 V) 𝐃𝐎𝐍𝐃𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐃𝐈𝐎𝐒𝐄𝐒 𝐍𝐎 𝐏𝐔𝐄𝐃𝐄𝐍 𝐕𝐄𝐑🌺 Esta serie de historias se desarrollan durante los eventos de la guerra de Troya, siguiendo a Afro hasta la antigua ciudad de Dardania. Ciudad hermana de Troya y uno de sus grandes aliados durante la guerra, y con quién Afro guardaría cierta relación y relevancia al ser ella madre de su más grande héroe: Eneas. Estos escritos no deben considerarse una replica exacta de los sucesos que se describen en la Iliada, ya que estoy metiendo parte de mi cuchara. Aquí, Afro poco a poco irá descubriendo su propia humanidad y aprenderá algunas lecciones que la llevarán a ser la diosa que conocemos hoy en día uwu :STK-5:
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  • Crónicas del Olvido — El Legado que No Murió

    Han pasado mas de 100 años desde la caída de Yukine y Lidica. El Señor de las Sombras no gobierna con ejércitos ni decretos. Su dominio es más sutil: el sol ya no sale con fuerza, los colores del mundo se han apagado, y las estaciones se han vuelto erráticas. La magia elemental está corrompida. Los sabios han desaparecido. Los templos han sido sellados.

    La gente sobrevive. Pero no vive.

    En las ciudades, se prohíbe hablar de los héroes caídos. En los pueblos, sus nombres son susurros. En los bosques, sus símbolos han sido borrados. Pero en los rincones más olvidados del mundo… algo se mueve.

    En el Valle de las Voces Silentes, donde el viento aún canta, un joven aprendiz llamado Kael encuentra un fragmento de piedra con una runa que brilla débilmente. No sabe qué significa. Pero al tocarla, escucha una voz:

    “La luz no muere. Solo espera.”

    Kael comienza a buscar respuestas. En su viaje, encuentra a Sira, una guerrera errante que ha tenido sueños recurrentes con una mujer de cabello plateado y ojos decididos. Juntos, comienzan a reunir fragmentos: antiguos textos, objetos olvidados, ecos de magia que aún resisten la corrupción.
    No buscan venganza. Buscan memoria.

    En el corazón del Bosque de los Ancestros, Kael y Sira descubren una cámara oculta. Dentro, dos estatuas sin rostro, rodeadas por runas que aún vibran con energía. Al tocarlas, ambos son envueltos por visiones:

    • Kael ve a Yukine, en su forma final, liberando el sello ancestral, enfrentando al Señor de las Sombras con una magia que no comprendía.

    • Sira ve a Lidica, lanzándose sin miedo, canalizando su voluntad en un golpe que casi cambió el destino.
    Ambos despiertan con lágrimas en los ojos.

    Kael y Sira no son héroes aún. Pero comienzan a actuar. Liberan aldeas pequeñas de la influencia mágica corrupta. Enseñan a los niños a leer las estrellas. Recuperan fragmentos del Amuleto del Destino, que se rompió en la batalla final y cuyos pedazos fueron esparcidos por el mundo.

    Cada acción es pequeña. Pero el Señor de las Sombras comienza a notar.

    Y en lo más profundo de su trono, donde la oscuridad es más densa, el Amuleto corrompido vibra. No por poder. Por amenaza.

    Los sabios ocultos comienzan a salir de sus refugios. Los Guardianes elementales, debilitados pero vivos, sienten el cambio. Las criaturas mágicas regresan lentamente. Y en los sueños de Kael y Sira, las voces de Yukine y Lidica se hacen más claras.

    “No somos el final. Somos el comienzo.”

    Kael y Sira encuentran a Tharos en las ruinas de un templo incendiado, donde vive aislado, temiendo volver a perder el control. Elen aparece cuando el grupo intenta purificar un lago corrompido, salvándolos de una emboscada de sombras líquidas.
    Al principio, no confían entre sí. Tharos teme herirlos. Elen duda de que la lucha sea posible. Pero Kael, con su convicción silenciosa, y Sira, con su determinación feroz, los unen.
    Juntos, forman una célula de resistencia que no busca destruir al Señor de las Sombras… aún. Su misión es recuperar los fragmentos del Amuleto, restaurar los templos elementales, y despertar el legado dormido de Yukine y Lidica.

    Primer Enfrentamiento: El Guardián del Eco

    En las ruinas del Templo del Viento, el grupo enfrenta a un Guardián Corrompido, una criatura que alguna vez fue protectora del equilibrio, ahora convertida en una amalgama de sombra y aire cortante.

    • Kael detecta un fragmento del Amuleto en su núcleo.

    • Sira lucha en un duelo aéreo, esquivando ráfagas invisibles.

    • Tharos pierde el control por momentos, incendiando parte del templo.

    • Elen estabiliza el entorno, permitiendo que Kael canalice el fragmento.

    La batalla es caótica, pero al final, el grupo logra purificar al Guardián. El fragmento brilla. El templo respira. Y el mundo… tiembla.



    Crónicas del Olvido — El Legado que No Murió Han pasado mas de 100 años desde la caída de Yukine y Lidica. El Señor de las Sombras no gobierna con ejércitos ni decretos. Su dominio es más sutil: el sol ya no sale con fuerza, los colores del mundo se han apagado, y las estaciones se han vuelto erráticas. La magia elemental está corrompida. Los sabios han desaparecido. Los templos han sido sellados. La gente sobrevive. Pero no vive. En las ciudades, se prohíbe hablar de los héroes caídos. En los pueblos, sus nombres son susurros. En los bosques, sus símbolos han sido borrados. Pero en los rincones más olvidados del mundo… algo se mueve. En el Valle de las Voces Silentes, donde el viento aún canta, un joven aprendiz llamado Kael encuentra un fragmento de piedra con una runa que brilla débilmente. No sabe qué significa. Pero al tocarla, escucha una voz: “La luz no muere. Solo espera.” Kael comienza a buscar respuestas. En su viaje, encuentra a Sira, una guerrera errante que ha tenido sueños recurrentes con una mujer de cabello plateado y ojos decididos. Juntos, comienzan a reunir fragmentos: antiguos textos, objetos olvidados, ecos de magia que aún resisten la corrupción. No buscan venganza. Buscan memoria. En el corazón del Bosque de los Ancestros, Kael y Sira descubren una cámara oculta. Dentro, dos estatuas sin rostro, rodeadas por runas que aún vibran con energía. Al tocarlas, ambos son envueltos por visiones: • Kael ve a Yukine, en su forma final, liberando el sello ancestral, enfrentando al Señor de las Sombras con una magia que no comprendía. • Sira ve a Lidica, lanzándose sin miedo, canalizando su voluntad en un golpe que casi cambió el destino. Ambos despiertan con lágrimas en los ojos. Kael y Sira no son héroes aún. Pero comienzan a actuar. Liberan aldeas pequeñas de la influencia mágica corrupta. Enseñan a los niños a leer las estrellas. Recuperan fragmentos del Amuleto del Destino, que se rompió en la batalla final y cuyos pedazos fueron esparcidos por el mundo. Cada acción es pequeña. Pero el Señor de las Sombras comienza a notar. Y en lo más profundo de su trono, donde la oscuridad es más densa, el Amuleto corrompido vibra. No por poder. Por amenaza. Los sabios ocultos comienzan a salir de sus refugios. Los Guardianes elementales, debilitados pero vivos, sienten el cambio. Las criaturas mágicas regresan lentamente. Y en los sueños de Kael y Sira, las voces de Yukine y Lidica se hacen más claras. “No somos el final. Somos el comienzo.” Kael y Sira encuentran a Tharos en las ruinas de un templo incendiado, donde vive aislado, temiendo volver a perder el control. Elen aparece cuando el grupo intenta purificar un lago corrompido, salvándolos de una emboscada de sombras líquidas. Al principio, no confían entre sí. Tharos teme herirlos. Elen duda de que la lucha sea posible. Pero Kael, con su convicción silenciosa, y Sira, con su determinación feroz, los unen. Juntos, forman una célula de resistencia que no busca destruir al Señor de las Sombras… aún. Su misión es recuperar los fragmentos del Amuleto, restaurar los templos elementales, y despertar el legado dormido de Yukine y Lidica. Primer Enfrentamiento: El Guardián del Eco En las ruinas del Templo del Viento, el grupo enfrenta a un Guardián Corrompido, una criatura que alguna vez fue protectora del equilibrio, ahora convertida en una amalgama de sombra y aire cortante. • Kael detecta un fragmento del Amuleto en su núcleo. • Sira lucha en un duelo aéreo, esquivando ráfagas invisibles. • Tharos pierde el control por momentos, incendiando parte del templo. • Elen estabiliza el entorno, permitiendo que Kael canalice el fragmento. La batalla es caótica, pero al final, el grupo logra purificar al Guardián. El fragmento brilla. El templo respira. Y el mundo… tiembla.
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  • ㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤ⸢ ᴛʜᴇ ʟᴀsᴛ ᴀʟᴄʜᴇᴍɪsᴛ ⸥
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ◞ ❪❛ 1 ❫
    ㅤㅤㅤㅤa new little life for a grand hero . . . !

    ㅤㅤㅤEl Último Alquimista, El Relámpago Negro, El Mortuorio Renegado, títulos que algún día significaron algo, pero que, cuando los cielos se oscurecieron, presenciando el fin, se desvanecieron en un nuevo amanecer... El mundo dejó de pensar, dejó de reflexionar; solo enfrenta y deja pasar, y eso pasó con él. ¿Qué sucedía cuando un héroe salvaba el mundo?, ¿Qué pasaba después del ''vivió feliz para siempre''?, en su caso, ni lo uno, ni lo otro.

    ㅤㅤㅤTras saborear el amargo gusto del abandono por los que alguna vez consideró camaradas, todo lo que encontró Jeffrey en su ''destino'' fue una casa abandonada, vieja y destrozada, obtenida por ayudar a algún extraño que tenía problemas más graves de los que las autoridades podían solucionar, y allí se quedó, recostado con nada más que una mochila, algunas prendas y algunos caprichos que alguna vez tuvo, enfrentando al mundo por su propia cuenta a la avanzada edad de dieciséis años y medio. Durante aquella primera noche en la que sus pensamientos lo atormentaban con el recuerdo de su abuelo, palideciendo ante la muerte y desvaneciéndose en un último aliento, la mirada seria de Jeffrey buscaba algún consuelo entre aquellas viejas placas de madera que sostenían el techo, en donde veía pasar algunas cucarachas...
    ㅤㅤㅤ— Al menos tengo compañía.
    ㅤㅤㅤIntentó verlo de esa manera, para no sentirse tan solo.
    ㅤㅤㅤ— [...] Será mejor que intente dormir un poco, mañana debo...
    ㅤㅤㅤContempló un bostezo cuando se estiró lo suficiente en el frío suelo, tapándose con una vieja colcha polvorienta que estaba cerca del placar, uno de los pocos muebles, viejos y rotos pero que aún permanecían dentro de la casa abandonada.
    ㅤㅤㅤ— ...Inscribirme... a la escuela...
    ㅤㅤㅤSusurró una última vez, abrazándose a si mismo para conservar el calor ante un pequeño azote de viento que entró por la ventana...

    ㅤㅤㅤㅤㅤEn el pueblo de Duskwood, en el condado de Fisher's Lagoon, se habla acerca de un muchacho particular... Nunca se le ve salir de esa vieja casa abandonada; que cuentan las leyendas locales, le perteneció a una familia indígena que fue brutalmente asesinada en el siglo 19, y que sus espíritus, aún moran atormentando a quiénes se atreven a asomarse.
    Pero él no le teme a los espíritus; ya no le teme a los muertos, porque alguna vez fue uno...

    Y cuando el sol se asomó por la ventana.

    La llama azul del Último Alquimista volvió a brillar.
    ㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤ⸢ ᴛʜᴇ ʟᴀsᴛ ᴀʟᴄʜᴇᴍɪsᴛ ⸥ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ◞ ❪❛ 1 ❫ ㅤㅤㅤㅤa new little life for a grand hero . . . ! ㅤㅤㅤEl Último Alquimista, El Relámpago Negro, El Mortuorio Renegado, títulos que algún día significaron algo, pero que, cuando los cielos se oscurecieron, presenciando el fin, se desvanecieron en un nuevo amanecer... El mundo dejó de pensar, dejó de reflexionar; solo enfrenta y deja pasar, y eso pasó con él. ¿Qué sucedía cuando un héroe salvaba el mundo?, ¿Qué pasaba después del ''vivió feliz para siempre''?, en su caso, ni lo uno, ni lo otro. ㅤㅤㅤTras saborear el amargo gusto del abandono por los que alguna vez consideró camaradas, todo lo que encontró Jeffrey en su ''destino'' fue una casa abandonada, vieja y destrozada, obtenida por ayudar a algún extraño que tenía problemas más graves de los que las autoridades podían solucionar, y allí se quedó, recostado con nada más que una mochila, algunas prendas y algunos caprichos que alguna vez tuvo, enfrentando al mundo por su propia cuenta a la avanzada edad de dieciséis años y medio. Durante aquella primera noche en la que sus pensamientos lo atormentaban con el recuerdo de su abuelo, palideciendo ante la muerte y desvaneciéndose en un último aliento, la mirada seria de Jeffrey buscaba algún consuelo entre aquellas viejas placas de madera que sostenían el techo, en donde veía pasar algunas cucarachas... ㅤㅤㅤ— Al menos tengo compañía. ㅤㅤㅤIntentó verlo de esa manera, para no sentirse tan solo. ㅤㅤㅤ— [...] Será mejor que intente dormir un poco, mañana debo... ㅤㅤㅤContempló un bostezo cuando se estiró lo suficiente en el frío suelo, tapándose con una vieja colcha polvorienta que estaba cerca del placar, uno de los pocos muebles, viejos y rotos pero que aún permanecían dentro de la casa abandonada. ㅤㅤㅤ— ...Inscribirme... a la escuela... ㅤㅤㅤSusurró una última vez, abrazándose a si mismo para conservar el calor ante un pequeño azote de viento que entró por la ventana... ㅤㅤㅤㅤㅤEn el pueblo de Duskwood, en el condado de Fisher's Lagoon, se habla acerca de un muchacho particular... Nunca se le ve salir de esa vieja casa abandonada; que cuentan las leyendas locales, le perteneció a una familia indígena que fue brutalmente asesinada en el siglo 19, y que sus espíritus, aún moran atormentando a quiénes se atreven a asomarse. Pero él no le teme a los espíritus; ya no le teme a los muertos, porque alguna vez fue uno... Y cuando el sol se asomó por la ventana. La llama azul del Último Alquimista volvió a brillar.
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