• Es impresionante lo que la gente tira a la basura, de seguro habia una rama policial dedicada expresamente a investigar ese tipo de cosas, porque se pueden saber muchas cosas sobre alguien, solo revisando sus desperdicios.
    Jipy lo sabe muy bien, porque esta en una misión.
    Le robó un chaleco refractario a uno de los oficiales de transito mientras bebian café y se fue directo a la zona de containers de basura, correspondiente a un edificio de departamentos pequeño. Queria saber si los inquilinos eran gentes robables y para eso, con guantes que tambien le robó al oficial, se dedicó a hurgar con sumo cuidado los desperdicios.
    Nada fuera de lo normal: envoltorios de galletas baratas, basura orgánica fresca, mas plastico, latas, un feto, frituras resecas y cajas de pizza. Nope, ese no era un buen área para meterse, parecia que ahí habia poco dinero, a juzgar por la cantidad de envoltorios de comida chatarra y las pocas sobras de comida rancia, no se comía bien ahi y no se desperdiciaba porque no alcanzaba. Ademas no encontró basura de electrodomesticos rotos o partes plasticas de vehiculos, asi que no hay dinero para enseres domésticos. Sí encontró muchos móviles rotos o discontinuados, demasiados para un container y un edificio, señal de que tal vez ahi habia droga.
    Estaba por retirarse cuando encontró un acompañante, un michi.
    Jean lo observa y sonríe, tiene un collsr con placa y un lindo pelaje, está gordito y parece muy confiado.
    —¿Y tu a que vienes? ¿También vienes a abortar? -
    Le mira entre las patas, ve dos coquitos.
    —Ah bueno, descuida, si eres padre puedes abortar en cualquier momento a tus michijos, no importa si son grandes.-
    El gato se habia acercado, buscando compañía humana.

    Estaba por irse, pero ver al michi ahí le dió inseguridad. Se notaba que no era de por ahí ¿Sería de algún lugar aledaño?
    Tenia placa, pero no queria arriesgarse a llamar a un desonocido en ese callejón, asi que se llevó al gato a su depto ocupado clandestinamente, y en la tranquilidad de su hogar, decidió marcar al número. No habia nombre ni direccion, solo un teléfono.

    //Libreee para quien quiera responder~
    Es impresionante lo que la gente tira a la basura, de seguro habia una rama policial dedicada expresamente a investigar ese tipo de cosas, porque se pueden saber muchas cosas sobre alguien, solo revisando sus desperdicios. Jipy lo sabe muy bien, porque esta en una misión. Le robó un chaleco refractario a uno de los oficiales de transito mientras bebian café y se fue directo a la zona de containers de basura, correspondiente a un edificio de departamentos pequeño. Queria saber si los inquilinos eran gentes robables y para eso, con guantes que tambien le robó al oficial, se dedicó a hurgar con sumo cuidado los desperdicios. Nada fuera de lo normal: envoltorios de galletas baratas, basura orgánica fresca, mas plastico, latas, un feto, frituras resecas y cajas de pizza. Nope, ese no era un buen área para meterse, parecia que ahí habia poco dinero, a juzgar por la cantidad de envoltorios de comida chatarra y las pocas sobras de comida rancia, no se comía bien ahi y no se desperdiciaba porque no alcanzaba. Ademas no encontró basura de electrodomesticos rotos o partes plasticas de vehiculos, asi que no hay dinero para enseres domésticos. Sí encontró muchos móviles rotos o discontinuados, demasiados para un container y un edificio, señal de que tal vez ahi habia droga. Estaba por retirarse cuando encontró un acompañante, un michi. Jean lo observa y sonríe, tiene un collsr con placa y un lindo pelaje, está gordito y parece muy confiado. —¿Y tu a que vienes? ¿También vienes a abortar? - Le mira entre las patas, ve dos coquitos. —Ah bueno, descuida, si eres padre puedes abortar en cualquier momento a tus michijos, no importa si son grandes.- El gato se habia acercado, buscando compañía humana. Estaba por irse, pero ver al michi ahí le dió inseguridad. Se notaba que no era de por ahí ¿Sería de algún lugar aledaño? Tenia placa, pero no queria arriesgarse a llamar a un desonocido en ese callejón, asi que se llevó al gato a su depto ocupado clandestinamente, y en la tranquilidad de su hogar, decidió marcar al número. No habia nombre ni direccion, solo un teléfono. //Libreee para quien quiera responder~
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  • —Puede que no se lleve mucho con los demás pero si puede decir que los gatos son la mejor compañía para una persona solitaria como ella.—
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  • Primero no se podía dormir y ahora no se quería levantar, estirándose como gato pero volviendo a acurrucarse en la cama, suspirando.

    —Hace frío...

    Se quedó relajado, aunque pensándolo mejor, no era normal sentir frío estando en el infierno, abriendo un ojo y levantándose.

    —¿Frío?
    Primero no se podía dormir y ahora no se quería levantar, estirándose como gato pero volviendo a acurrucarse en la cama, suspirando. —Hace frío... Se quedó relajado, aunque pensándolo mejor, no era normal sentir frío estando en el infierno, abriendo un ojo y levantándose. —¿Frío?
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  • *Leyendo*

    Me encontré en la biblioteca una colección muy interesante... "Clásicos de la literatura", con todas aquellas historias que todo el mundo conoce: Nosferatu, El Prometeo Moderno, y El gato negro, como ese de ahí...

    *Mira al gato que interrumpe su lectura.*

    Aunque no me gustan mucho los vampiros, pero... Es interesante igual.
    *Leyendo* Me encontré en la biblioteca una colección muy interesante... "Clásicos de la literatura", con todas aquellas historias que todo el mundo conoce: Nosferatu, El Prometeo Moderno, y El gato negro, como ese de ahí... *Mira al gato que interrumpe su lectura.* Aunque no me gustan mucho los vampiros, pero... Es interesante igual.
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  • —Recién levantado, por que por muy gruñón que esté y por mucho que Husk a veces se olvide de que existe, no puede evitar consentir a ese gato bocazas—
    —Recién levantado, por que por muy gruñón que esté y por mucho que [barcat75] a veces se olvide de que existe, no puede evitar consentir a ese gato bocazas—
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  • Era una tarde tranquila en la tienda de conveniencia de la familia Valenti. Carmina estaba acomodando unas botellas en el refrigerador cuando su teléfono sonó. Era Chiara, su amiga más insistente y entusiasta.

    —¡Carmina, lo tengo todo planeado! —dijo Chiara sin siquiera saludar.

    —¿De qué estás hablando ahora? —preguntó Carmina, rodando los ojos mientras se limpiaba las manos en el delantal.

    —De Paolo, obvio. ¡Es perfecto para ti! —Carmina suspiró, pero Chiara continuó—: Trabaja en ventas, es guapo y siempre viste bien. Ya hablé con él y está emocionado. Tienen una cita mañana en Da Marco, a las siete.

    —¿Chiara, en serio? Ni siquiera me preguntaste si quería una cita.

    —Por eso me tienes a mi, para que te animes un poco. ¡Confía en mí!

    Carmina aceptó a regañadientes. No tenía fuerzas para discutir más y pensó que, con suerte, la noche no sería un desastre total.

    A la hora acordada, Carmina llegó al restaurante. Había optado por un vestido azul claro sencillo, sus rizos pelirrojos sueltos, y un maquillaje discreto. El lugar estaba lleno, con luces tenues y música tranquila.

    Paolo apareció quince minutos tarde, llevando una chaqueta deportiva que no combinaba para nada con el ambiente elegante. Se sentó apresuradamente frente a ella sin disculparse.
    —¿Eres Carmina, no? Chiara me habló mucho de ti.

    —Sí, mucho gusto, —respondió Carmina, intentando sonreír.

    Apenas habían abierto los menús cuando Paolo empezó a hablar de sí mismo. Se lanzó a una larga historia sobre cómo "cerrar ventas era un arte" y sobre los "excelentes negocios" que hacía.
    —Trabajo mucho, ¿sabes? No todos tienen mi disciplina. ¿Y tú? ¿Qué haces?

    —Trabajo en la tienda de conveniencia de mi familia.

    —¡Oh! Qué interesante. Aunque, bueno, no es como vender bienes raíces, ¿verdad? —dijo con una sonrisa petulante.

    Carmina se mordió el interior de la mejilla, recordándose mantener la calma.

    El camarero se acercó a tomar el pedido, y Paolo ordenó primero: eligió el plato más caro del menú sin siquiera mirar a Carmina.
    —Y para ella, lo que quiera, claro, —añadió, como si fuera un favor.

    Carmina pidió algo modesto y agradeció al camarero. Durante la cena, Paolo siguió monopolizando la conversación, pasando de sus hazañas en el gimnasio a lo mucho que le gustaban los autos de lujo. En algún momento, se inclinó hacia ella y dijo:
    —¿Sabes? Estás bien, pero si te hicieras un cambio de look, tal vez un corte de cabello más moderno, podrías verte increíble.

    Carmina respiró hondo, aferrándose a su paciencia.

    Cuando llegó la cuenta, Paolo se recargó en la silla y, con una sonrisa, dijo:
    —Bueno, como Chiara organizó esto, pensé que lo lógico sería que tú pagaras.

    Carmina lo miró fijamente, incapaz de creer lo que acababa de escuchar. Sin perder la compostura, sacó suficiente dinero para cubrir su plato, lo dejó sobre la mesa y se levantó.
    —Por supuesto, Paolo. Pero un consejo: la próxima vez, intenta ser tan generoso como pretendes parecer.

    Paolo quedó boquiabierto mientras ella salía del restaurante con la cabeza en alto.

    Esa noche, Carmina se acomodó en su sofá con una taza de té caliente. Abrió su teléfono y le envió un mensaje a Chiara:
    "Chiara, jamás vuelvas a organizarme una cita. Ese tipo era insoportable. Gracias, pero no gracias."

    Mientras su gato ronroneaba en su regazo, Carmina sonrió. Al menos la noche había terminado, y sabía que, para la próxima, se aseguraría de que su vida amorosa quedara fuera del alcance de Chiara.
    Era una tarde tranquila en la tienda de conveniencia de la familia Valenti. Carmina estaba acomodando unas botellas en el refrigerador cuando su teléfono sonó. Era Chiara, su amiga más insistente y entusiasta. —¡Carmina, lo tengo todo planeado! —dijo Chiara sin siquiera saludar. —¿De qué estás hablando ahora? —preguntó Carmina, rodando los ojos mientras se limpiaba las manos en el delantal. —De Paolo, obvio. ¡Es perfecto para ti! —Carmina suspiró, pero Chiara continuó—: Trabaja en ventas, es guapo y siempre viste bien. Ya hablé con él y está emocionado. Tienen una cita mañana en Da Marco, a las siete. —¿Chiara, en serio? Ni siquiera me preguntaste si quería una cita. —Por eso me tienes a mi, para que te animes un poco. ¡Confía en mí! Carmina aceptó a regañadientes. No tenía fuerzas para discutir más y pensó que, con suerte, la noche no sería un desastre total. A la hora acordada, Carmina llegó al restaurante. Había optado por un vestido azul claro sencillo, sus rizos pelirrojos sueltos, y un maquillaje discreto. El lugar estaba lleno, con luces tenues y música tranquila. Paolo apareció quince minutos tarde, llevando una chaqueta deportiva que no combinaba para nada con el ambiente elegante. Se sentó apresuradamente frente a ella sin disculparse. —¿Eres Carmina, no? Chiara me habló mucho de ti. —Sí, mucho gusto, —respondió Carmina, intentando sonreír. Apenas habían abierto los menús cuando Paolo empezó a hablar de sí mismo. Se lanzó a una larga historia sobre cómo "cerrar ventas era un arte" y sobre los "excelentes negocios" que hacía. —Trabajo mucho, ¿sabes? No todos tienen mi disciplina. ¿Y tú? ¿Qué haces? —Trabajo en la tienda de conveniencia de mi familia. —¡Oh! Qué interesante. Aunque, bueno, no es como vender bienes raíces, ¿verdad? —dijo con una sonrisa petulante. Carmina se mordió el interior de la mejilla, recordándose mantener la calma. El camarero se acercó a tomar el pedido, y Paolo ordenó primero: eligió el plato más caro del menú sin siquiera mirar a Carmina. —Y para ella, lo que quiera, claro, —añadió, como si fuera un favor. Carmina pidió algo modesto y agradeció al camarero. Durante la cena, Paolo siguió monopolizando la conversación, pasando de sus hazañas en el gimnasio a lo mucho que le gustaban los autos de lujo. En algún momento, se inclinó hacia ella y dijo: —¿Sabes? Estás bien, pero si te hicieras un cambio de look, tal vez un corte de cabello más moderno, podrías verte increíble. Carmina respiró hondo, aferrándose a su paciencia. Cuando llegó la cuenta, Paolo se recargó en la silla y, con una sonrisa, dijo: —Bueno, como Chiara organizó esto, pensé que lo lógico sería que tú pagaras. Carmina lo miró fijamente, incapaz de creer lo que acababa de escuchar. Sin perder la compostura, sacó suficiente dinero para cubrir su plato, lo dejó sobre la mesa y se levantó. —Por supuesto, Paolo. Pero un consejo: la próxima vez, intenta ser tan generoso como pretendes parecer. Paolo quedó boquiabierto mientras ella salía del restaurante con la cabeza en alto. Esa noche, Carmina se acomodó en su sofá con una taza de té caliente. Abrió su teléfono y le envió un mensaje a Chiara: "Chiara, jamás vuelvas a organizarme una cita. Ese tipo era insoportable. Gracias, pero no gracias." Mientras su gato ronroneaba en su regazo, Carmina sonrió. Al menos la noche había terminado, y sabía que, para la próxima, se aseguraría de que su vida amorosa quedara fuera del alcance de Chiara.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Tenlo en cuenta al responder.
    tu personaje no tiene que ser obligatoriamente de fnafhs para participar en este grupo, basta con que te guste la serie o sus canciones o simplemente quieras ver, no ponemos ese tipo de barreras (digo no ponemos como si hubiera mas de un admin jajajaja)
    tu personaje no tiene que ser obligatoriamente de fnafhs para participar en este grupo, basta con que te guste la serie o sus canciones o simplemente quieras ver, no ponemos ese tipo de barreras (digo no ponemos como si hubiera mas de un admin jajajaja) :STK-21:
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  • Al beberme una poción, fui convertida en una hermosa gatita. Correteando por las calles, sintiendome libre. Pero al ser perseguida por algunos gatos. Empecé a correr desesperadamente chocándome contra una pierna. Ryo Kenji, cayendo de culo y levantando la vista al verlo. Empezando a maullar.
    Al beberme una poción, fui convertida en una hermosa gatita. Correteando por las calles, sintiendome libre. Pero al ser perseguida por algunos gatos. Empecé a correr desesperadamente chocándome contra una pierna. [Ryu_Kenji], cayendo de culo y levantando la vista al verlo. Empezando a maullar.
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  • -el fmailiar de mi hermana es algo especial, su familiar es el cuerpo, las "cabezas" en realidad son invocaciones del propio familiar- sonrio acariciandoe l lomo de aquel gato
    -el fmailiar de mi hermana es algo especial, su familiar es el cuerpo, las "cabezas" en realidad son invocaciones del propio familiar- sonrio acariciandoe l lomo de aquel gato
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  • Si bien disfrutaba mucho de su trabajo y se esforzaba mucho en sus entrenamientos, Seth también disfrutaba de aprovechar su tiempo libre caminando y supervisando tranquilamente las calles de la ciudad. A menudo terminaba rodeado por un grupo de gatos que se le acercaban por mera curiosidad.

    — Ehh... Y ustedes que cuentan chicos?
    Si bien disfrutaba mucho de su trabajo y se esforzaba mucho en sus entrenamientos, Seth también disfrutaba de aprovechar su tiempo libre caminando y supervisando tranquilamente las calles de la ciudad. A menudo terminaba rodeado por un grupo de gatos que se le acercaban por mera curiosidad. — Ehh... Y ustedes que cuentan chicos?
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