• "𝚆𝙴'𝙻𝙻 𝙴𝙽𝙳 𝚃𝙷𝙸𝚂..."
    Fandom 𝗧𝗵𝗲 𝗪𝗮𝗹𝗸𝗶𝗻𝗴 𝗗𝗲𝗮𝗱: 𝗗𝗲𝗮𝗱 𝗖𝗶𝘁𝘆
    Categoría Drama

    ㅤㅤㅤㅤ ...𝚃𝙾𝙶𝙴𝚃𝙷𝙴𝚁
    ㅤㅤㅤㅤ ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑
    ㅤㅤㅤㅤ˹ Negan Smith



    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ¿Cuántos años llevaba deseando aquello? ¿Cuántos días había pasado en vela imaginando cómo mataría a aquel hombre? ¿De cuántas maneras se había imaginado su final? Demasiadas. En sus sueños regresaba a aquella tarde en el valle del molino, allí donde Rick pedía a Siddiq que curase a Negan de aquella fea herida en la garganta. Solo que en aquellas imágenes salidas de su anhelo y su dolor, Negan se desangraba sobre el césped sin nadie que se apiadara. En otras versiones más terribles y oscuras era ella quien sujetaba el bate y veía su cráneo partirse. Y sonreía. O sujetaba el cuchillo. O la pistola… Daba igual el arma, Negan siempre agonizaba en un charco de su propia sangre. Era la imagen que la había mantenido con vida los últimos quince años.

    Se había convencido de que una vez matara a Negan todo iría bien, pero… aquel segundo viaje a Manhattan, aquella conversación con Hershel le hizo saber que no era así, que no sería así… Había abierto una herida muy grande entre si misma y su hijo. Y no se cerraría fácilmente, tal vez nunca.

    Hershel le había pedido que matara a Negan, a pesar de todo. Lo olvidarían todo, volverían a casa. Se acabó.

    Así que eso es lo que hizo, porque Glenn necesitaba paz, porque Hershel necesitaba paz. Porque ella misma necesitaba paz. Negan les había quitado demasiado con aquel bate. Y ahora… era ella quien sujetaba el cuchillo, ese que usó para hundirlo en las costillas del mayor cuando este siquiera se dio cuenta.

    El gemido de dolor de Negan se clavó en cada una de sus terminaciones nerviosas. Y se apegó a ella cuando fue Maggie quien sujetó aquella nueva versión de Lucille. Lo siguió de forma implacable mientras se arrastraba por el suelo con la férrea intención de terminar con su vida, hasta…

    Hasta que vio el dolor en el rostro de Negan al contemplar el caminante en que Ginny se había transformado. No supo exactamente porqué, pero aquello… removió demasiadas cosas dentro de ella. Y entonces se dio cuenta de que realmente no sería capaz de matarle. Porque matar a Negan no le devolvería a Glenn. Porque matar a Negan no le ayudaría a dormir. Porque esa persona ya no era el Negan que había matado a su marido. Y le seguía odiando por seguir con vida. Pero no lo suficiente para arrebatársela.

    Porque ahora Negan era su única oportunidad de salir con vida de aquella puñetera isla. No sabía cómo lo harían ni cuanto les costaría, pero habían llegado allí juntos la primera vez. Y se irían juntos. Costara lo que costara.

    -No tenemos antibióticos -dijo Armstrong aquella tarde. Maggie y él se habían apartado a unos metros mientras Negan descansaba en el sofá- Le subirá la fiebre, Maggie…

    Maggie echó una mirada al hombre en el sofá. Un sofá exageradamente pequeño para alguien tan alto. La sangre todavía manchaba su camisa negra a pesar de que habían conseguido mantener la hemorragia, pero si no encontraban antibióticos la infección lo mataría.

    -Tienes que decidir -continuó su segundo compañero de aventuras en toda aquella locura- O le dejas aquí para que muera y buscamos la forma de escapar sin él o… buscamos lo que necesita y salvamos su vida.

    En ese sofá reposaba, entre décimas de fiebre que subían por minutos, el hombre que había matado a Glenn, a Abraham, que había esclavizado a sus amigos, el hombre que había ayudado a Alpha a arrasar Hilltop… Pero, al mismo tiempo, era el hombre que había protegido a Hershel, el mismo hombre que había salvado la vida de Aaron y Gabriel, el mismo hombre que había detenido a Alpha… Puta escala de grises. Sería demasiado fácil dejarlo allí. Pero… no podía.

    Observó su ceño fruncido y el modo en que el convaleciente superviviente se llevaba la mano al costado, allí donde ella le había apuñalado. Había sido el monstruo que había poblado sus pesadillas y, sin embargo… era humano. Tan humano como cualquiera.

    -No -sentenció Maggie. Luego desvió su mirada de nuevo hacia Armstrong- No morirá aquí -inspiró de forma profunda- Vamos a buscarle antibióticos y vamos a salvarle la vida…

    Armstrong asintió y Maggie se apartó de él para acercarse a Negan. Llegó hasta él y se acuclilló delante del sofá mientras se recolocaba un mechón de cabello tras la oreja.

    -Negan…- lo llamó suavemente y después colocó una mano en su frente. Estaba empezando a subirle la fiebre- Negan…- repitió y cuando él abrió los ojos ella curvó una fugaz sonrisa- Tenemos que irnos, ¿de acuerdo? Vamos a buscarte antibióticos y puede que una camisa nueva -bromeó- Te ayudaré a levantarte…



    #Personajes3D #3D #Comunidad3D #NuevoStarter
    ㅤ ㅤㅤㅤㅤ ...𝚃𝙾𝙶𝙴𝚃𝙷𝙴𝚁 ㅤㅤㅤㅤ ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 ㅤㅤㅤㅤ˹ [Here.Is.Negan] ㅤ ㅤ ㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ¿Cuántos años llevaba deseando aquello? ¿Cuántos días había pasado en vela imaginando cómo mataría a aquel hombre? ¿De cuántas maneras se había imaginado su final? Demasiadas. En sus sueños regresaba a aquella tarde en el valle del molino, allí donde Rick pedía a Siddiq que curase a Negan de aquella fea herida en la garganta. Solo que en aquellas imágenes salidas de su anhelo y su dolor, Negan se desangraba sobre el césped sin nadie que se apiadara. En otras versiones más terribles y oscuras era ella quien sujetaba el bate y veía su cráneo partirse. Y sonreía. O sujetaba el cuchillo. O la pistola… Daba igual el arma, Negan siempre agonizaba en un charco de su propia sangre. Era la imagen que la había mantenido con vida los últimos quince años. Se había convencido de que una vez matara a Negan todo iría bien, pero… aquel segundo viaje a Manhattan, aquella conversación con Hershel le hizo saber que no era así, que no sería así… Había abierto una herida muy grande entre si misma y su hijo. Y no se cerraría fácilmente, tal vez nunca. Hershel le había pedido que matara a Negan, a pesar de todo. Lo olvidarían todo, volverían a casa. Se acabó. Así que eso es lo que hizo, porque Glenn necesitaba paz, porque Hershel necesitaba paz. Porque ella misma necesitaba paz. Negan les había quitado demasiado con aquel bate. Y ahora… era ella quien sujetaba el cuchillo, ese que usó para hundirlo en las costillas del mayor cuando este siquiera se dio cuenta. El gemido de dolor de Negan se clavó en cada una de sus terminaciones nerviosas. Y se apegó a ella cuando fue Maggie quien sujetó aquella nueva versión de Lucille. Lo siguió de forma implacable mientras se arrastraba por el suelo con la férrea intención de terminar con su vida, hasta… Hasta que vio el dolor en el rostro de Negan al contemplar el caminante en que Ginny se había transformado. No supo exactamente porqué, pero aquello… removió demasiadas cosas dentro de ella. Y entonces se dio cuenta de que realmente no sería capaz de matarle. Porque matar a Negan no le devolvería a Glenn. Porque matar a Negan no le ayudaría a dormir. Porque esa persona ya no era el Negan que había matado a su marido. Y le seguía odiando por seguir con vida. Pero no lo suficiente para arrebatársela. Porque ahora Negan era su única oportunidad de salir con vida de aquella puñetera isla. No sabía cómo lo harían ni cuanto les costaría, pero habían llegado allí juntos la primera vez. Y se irían juntos. Costara lo que costara. -No tenemos antibióticos -dijo Armstrong aquella tarde. Maggie y él se habían apartado a unos metros mientras Negan descansaba en el sofá- Le subirá la fiebre, Maggie… Maggie echó una mirada al hombre en el sofá. Un sofá exageradamente pequeño para alguien tan alto. La sangre todavía manchaba su camisa negra a pesar de que habían conseguido mantener la hemorragia, pero si no encontraban antibióticos la infección lo mataría. -Tienes que decidir -continuó su segundo compañero de aventuras en toda aquella locura- O le dejas aquí para que muera y buscamos la forma de escapar sin él o… buscamos lo que necesita y salvamos su vida. En ese sofá reposaba, entre décimas de fiebre que subían por minutos, el hombre que había matado a Glenn, a Abraham, que había esclavizado a sus amigos, el hombre que había ayudado a Alpha a arrasar Hilltop… Pero, al mismo tiempo, era el hombre que había protegido a Hershel, el mismo hombre que había salvado la vida de Aaron y Gabriel, el mismo hombre que había detenido a Alpha… Puta escala de grises. Sería demasiado fácil dejarlo allí. Pero… no podía. Observó su ceño fruncido y el modo en que el convaleciente superviviente se llevaba la mano al costado, allí donde ella le había apuñalado. Había sido el monstruo que había poblado sus pesadillas y, sin embargo… era humano. Tan humano como cualquiera. -No -sentenció Maggie. Luego desvió su mirada de nuevo hacia Armstrong- No morirá aquí -inspiró de forma profunda- Vamos a buscarle antibióticos y vamos a salvarle la vida… Armstrong asintió y Maggie se apartó de él para acercarse a Negan. Llegó hasta él y se acuclilló delante del sofá mientras se recolocaba un mechón de cabello tras la oreja. -Negan…- lo llamó suavemente y después colocó una mano en su frente. Estaba empezando a subirle la fiebre- Negan…- repitió y cuando él abrió los ojos ella curvó una fugaz sonrisa- Tenemos que irnos, ¿de acuerdo? Vamos a buscarte antibióticos y puede que una camisa nueva -bromeó- Te ayudaré a levantarte… #Personajes3D #3D #Comunidad3D #NuevoStarter
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  • Seguiré peleando y ayudando a la humanidad, no importa si muero en el intento .... Lo daré todo hasta mi último aliento.
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  • Gracias , papá por eso creo que me allá ayudado .
    Gracias , papá por eso creo que me allá ayudado .
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  • Un nuevo comienzo
    Fandom Oc propio
    Categoría Slice of Life

    𝑆𝑐𝑎𝑟𝑙𝑒𝑡𝑡 𝐸𝑙𝑒𝑎𝑛𝑜𝑟 𝑀𝑜𝑟𝑒𝑡𝑡𝑖

    Desde que era pequeña he ahorrado, las mesadas , sobornos (dulces), cada centavo ,cada propina , trato de ni gastar más de lo necesario y ahorrar todo lo que pueda , todo por un sueño que he tenido desde niña.

    Mi propia casa.

    Pase año en casas hogar luego tuve que rentar y sinceramente no creo dejar de adoptar así que mi departamento se está quedando corto, mantuve un buen crédito, no me endeude , o eso trataba, si debí un poco más.

    Busque inmobiliarias, muchas , casi todas las de la ciudad, estuve años en silencio sin decirle a nadie ese gran sueño que perseguía.

    Hasta hoy.

    Hoy al llegar de mi casa después del susto de mi vida con Titán, recibí una llamada de Rosa la mujer de la inmobiliaria para darme la hermosa noticia, que iluminó mis ojos y mi vida
    "Autorizaron el crédito y con tus ahorros , la casa es tuya Lilian" grite, llore de emoción, tanto trabajo, tanto esfuerzo dio sus frutos y esa casa en los suburbios, amplia y espaciosa, solo para mí y mis bebés, esa casa que me enamoró a primera vista e hice todo para fuera mia ahora estaba en mis manos.

    Las primeras a quienes avise fue a mis amigas, sobretodo a Scarlett que fue quien me dio el contacto y creyó que me había rendido, yo jamás me rindo, caigo pero me levanto, y esa noche no hubo más que celebración, alegrías , champagne, fritos, comida hubo de todo.

    La pequeña Lilian cumplía su sueño

    Después de aquella noticia me enfoque solamente en la mudanza, en empacar mis cosas, tampoco había mucho en un deparatamento, Scarlett me ayudó a comprar un pe de muebles, como la estufa hyel refrigerador que ya estában en casa, mi casa era un desastre, estaba llena de cajas, armarios a medio vaciar, libreros llenos de libros que de solo verlos ya me dolía la espalda de pensar lo pesado de las cajas.

    Si pude contratar a una empresa que se encargara de la mudanza pero, era más simbólico hacerlo yo misma.

    —Scarlett gracias por ayudarme , y perdón por hacer que pierdas tu día libre aquí conmigo— lo bueno es que ya solo falta poner todo en cajas para que se lleven los libreros.
    💖 [vision_fuchsia_rabbit_825] Desde que era pequeña he ahorrado, las mesadas , sobornos (dulces), cada centavo ,cada propina , trato de ni gastar más de lo necesario y ahorrar todo lo que pueda , todo por un sueño que he tenido desde niña. Mi propia casa. Pase año en casas hogar luego tuve que rentar y sinceramente no creo dejar de adoptar así que mi departamento se está quedando corto, mantuve un buen crédito, no me endeude , o eso trataba, si debí un poco más. Busque inmobiliarias, muchas , casi todas las de la ciudad, estuve años en silencio sin decirle a nadie ese gran sueño que perseguía. Hasta hoy. Hoy al llegar de mi casa después del susto de mi vida con Titán, recibí una llamada de Rosa la mujer de la inmobiliaria para darme la hermosa noticia, que iluminó mis ojos y mi vida "Autorizaron el crédito y con tus ahorros , la casa es tuya Lilian" grite, llore de emoción, tanto trabajo, tanto esfuerzo dio sus frutos y esa casa en los suburbios, amplia y espaciosa, solo para mí y mis bebés, esa casa que me enamoró a primera vista e hice todo para fuera mia ahora estaba en mis manos. Las primeras a quienes avise fue a mis amigas, sobretodo a Scarlett que fue quien me dio el contacto y creyó que me había rendido, yo jamás me rindo, caigo pero me levanto, y esa noche no hubo más que celebración, alegrías , champagne, fritos, comida hubo de todo. La pequeña Lilian cumplía su sueño Después de aquella noticia me enfoque solamente en la mudanza, en empacar mis cosas, tampoco había mucho en un deparatamento, Scarlett me ayudó a comprar un pe de muebles, como la estufa hyel refrigerador que ya estában en casa, mi casa era un desastre, estaba llena de cajas, armarios a medio vaciar, libreros llenos de libros que de solo verlos ya me dolía la espalda de pensar lo pesado de las cajas. Si pude contratar a una empresa que se encargara de la mudanza pero, era más simbólico hacerlo yo misma. —Scarlett gracias por ayudarme , y perdón por hacer que pierdas tu día libre aquí conmigo— lo bueno es que ya solo falta poner todo en cajas para que se lleven los libreros.
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  • Bienvenido viajero, a la tienda de posiciones y soluciones de Marie, ¿En qué puedo ayudarte?
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  • Supongo que estas ropas no estan nada mal, ayudan a la movilidad.
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  • Este lugar necesita 3 de nosotros para darle vida, un Valentino es muy poco para toda la lujuria y pasión que puedo dar .....y de paso a ver si me ayudan a contar el dinero.... Está difícil está mierda

    -movio los tres billetes en su mano, ya pasó media día y aún no logra terminar de contar -

    Aún no me lamento de no haber entrado a la escuela....
    Este lugar necesita 3 de nosotros para darle vida, un Valentino es muy poco para toda la lujuria y pasión que puedo dar .....y de paso a ver si me ayudan a contar el dinero.... Está difícil está mierda -movio los tres billetes en su mano, ya pasó media día y aún no logra terminar de contar - Aún no me lamento de no haber entrado a la escuela....
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  • 𝐋a herida en su vientre se había convertido en una marca sobre su piel, que le recordaba que el peligro aumentaba sus fuerzas en cada batalla y que ella aún era una joven inexperta. Ya estaba recuperada, no podía seguir posponiendo lo inevitable; debía enfrentar los numerosos miedos que despertaban con la simple idea de pensar que debía usar su poder.

    𝐄sa tarde, después de ayudar a Kazuo con sus tareas, ambos caminaron juntos hacia el bosque. Los rayos del sol se filtraban entre las copas frondosas; ya secas por el otoño, luchando contra la brisa fresca que erizaba la piel. Las flores que se resistían a morir dejaban caer sus pétalos en una danza repetitiva y suave: algunos reposaban sobre el suelo, otros caían sobre sus hombros o entre sus cabellos rojizos como pequeñas bendiciones del bosque. Había algo mágico en ese lugar, algo que ella, con su instinto sagaz, aprovecharía.

    —𝐄s tan bonito y relajante que dan ganas de tomar una siesta bajo este árbol… ¿no lo crees? —Comentó con una sonrisa traviesa, dando pequeños saltitos para mantener el ritmo junto a su mentor, cuya altura le permitía avanzar con pasos largos mientras ella hacía un esfuerzo adorable por alcanzarlo.

    𝐋uego dio un pequeño giro sobre sí misma, y sin pensarlo demasiado, se dejó caer boca arriba sobre el suelo. Extendió los brazos a ambos lados, como quien se rinde ante la belleza del momento y simplemente respira. Sus cabellos rojizos, vivos como el fuego que dormía en su interior, se esparcieron por el césped como raíces encendidas.

    𝐀lzó la mirada y encontró los ojos de su mentor; los suyos, dorados y cálidos, lo observaban con esa mezcla de inocencia y determinación tan propia de ella. Y en sus labios floreció una sonrisa amplia, espontánea, casi infantil que intentaba ocultar sus verdaderas intenciones.

    Kazuo
    𝐋a herida en su vientre se había convertido en una marca sobre su piel, que le recordaba que el peligro aumentaba sus fuerzas en cada batalla y que ella aún era una joven inexperta. Ya estaba recuperada, no podía seguir posponiendo lo inevitable; debía enfrentar los numerosos miedos que despertaban con la simple idea de pensar que debía usar su poder. 𝐄sa tarde, después de ayudar a Kazuo con sus tareas, ambos caminaron juntos hacia el bosque. Los rayos del sol se filtraban entre las copas frondosas; ya secas por el otoño, luchando contra la brisa fresca que erizaba la piel. Las flores que se resistían a morir dejaban caer sus pétalos en una danza repetitiva y suave: algunos reposaban sobre el suelo, otros caían sobre sus hombros o entre sus cabellos rojizos como pequeñas bendiciones del bosque. Había algo mágico en ese lugar, algo que ella, con su instinto sagaz, aprovecharía. —𝐄s tan bonito y relajante que dan ganas de tomar una siesta bajo este árbol… ¿no lo crees? —Comentó con una sonrisa traviesa, dando pequeños saltitos para mantener el ritmo junto a su mentor, cuya altura le permitía avanzar con pasos largos mientras ella hacía un esfuerzo adorable por alcanzarlo. 𝐋uego dio un pequeño giro sobre sí misma, y sin pensarlo demasiado, se dejó caer boca arriba sobre el suelo. Extendió los brazos a ambos lados, como quien se rinde ante la belleza del momento y simplemente respira. Sus cabellos rojizos, vivos como el fuego que dormía en su interior, se esparcieron por el césped como raíces encendidas. 𝐀lzó la mirada y encontró los ojos de su mentor; los suyos, dorados y cálidos, lo observaban con esa mezcla de inocencia y determinación tan propia de ella. Y en sus labios floreció una sonrisa amplia, espontánea, casi infantil que intentaba ocultar sus verdaderas intenciones. [8KazuoAihara8]
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  • ─ Ante el llamado de auxilio, he venido a ayudar.

    Aunque..el caballero que pidió por apoyo ya no se encuentre con vida, me aseguraré de cumplir sus deseos.
    ─ Ante el llamado de auxilio, he venido a ayudar. Aunque..el caballero que pidió por apoyo ya no se encuentre con vida, me aseguraré de cumplir sus deseos.
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  • El sol entraba con una luz más suave de lo habitual cuando Isla despertó, algo desorientada. Parpadeó un par de veces antes de mirar el reloj, y su sorpresa fue inmediata.
    —¿Media tarde…? —susurró, incorporándose con lentitud.

    El lado de la cama donde dormía su marido estaba vacío, y desde la cocina llegaba el sonido de algo moviéndose. Supuso que Darküs estaría allí, como siempre, inquieto cuando ella dormía demasiado. Se estiró, pero al hacerlo notó una sensación extraña, húmeda, cálida… y el corazón le dio un vuelco.

    El olor en la habitación también era distinto. No era sudor, ni el aroma de otras noches, sino algo completamente nuevo.

    Darküs apareció justo entonces, con una sonrisa distraída.
    —¿No tienes boca para llamarme? —bromeó, acercándose a ella.

    Isla se llevó una mano al pecho, sobresaltada.
    —¡Me vas a matar del susto! —exhaló, entre risas nerviosas—. Dormí casi todo el día, ya no podía seguir acostada…

    Él frunció el ceño y olfateó el aire.
    —¿A qué huele…? —preguntó, curioso.

    Isla giró la cabeza hacia la cama, y en cuanto vio el gran círculo húmedo sobre las sábanas, todo encajó. Sus ojos se abrieron de golpe.
    —Mierda… —murmuró, y lo miró con la respiración entrecortada—. Cielo, no te pongas nervioso, pero creo que Brianna ya viene.

    —¡Has roto aguas! —exclamó él, golpeándose la frente antes de sonreír con nerviosismo. No perdió ni un segundo: la tomó de la mano y en un abrir y cerrar de ojos desapareció, regresando con el médico a su lado.

    El doctor llegó aún en bañador, sorprendido pero eficiente, y enseguida se puso manos a la obra. Carmen llegó poco después, lista para ayudar. Isla, sentada en la cama, apenas podía controlar sus respiraciones. Darküs se arrodilló a su lado y le tomó la mano.

    —Todo va a salir bien, mi amor —susurró, acariciándole la mejilla—. Respira conmigo, ¿sí?

    Ella asintió, apretando sus dedos con fuerza. El primer empujón la hizo gritar, y las lágrimas se mezclaron con el sudor que perlaba su frente.
    —¡Dios, duele tanto…!

    —Ya casi, ya casi, Isla. Eres la mujer más fuerte que conozco. —Darküs no se apartaba, sus ojos brillaban entre el miedo y la ternura.

    Carmen refrescó la frente de Isla con una toalla húmeda mientras el médico daba las últimas indicaciones.
    —Muy bien, empuja una vez más. Ya se ve la cabecita…

    Darküs se asomó, conteniendo el aliento.
    —La veo… —dijo con la voz quebrada—. Amor, la veo. Es nuestra niña…

    Con el último esfuerzo, un pequeño llanto llenó la habitación. Isla soltó el aire entre sollozos, exhausta. El médico colocó a la bebé sobre su pecho, y en cuanto la sintió, la niña se calmó, buscando instintivamente el calor de su madre.

    Isla la miró, temblorosa, con lágrimas cayendo sin control.
    —Es tan pequeñita… —susurró, acariciando su cabecita—. Hola, mi amor…

    Darküs apenas podía hablar. Con los ojos húmedos, besó la frente de Isla y cortó el cordón umbilical con manos temblorosas.
    —Es perfecta… igual que tú —murmuró, dejando caer una lágrima sobre su mejilla.

    Cuando el médico y Carmen terminaron de limpiar y ordenar todo, los dejaron a solas. La habitación se llenó de silencio, solo roto por los suaves ruiditos de Brianna mamando el pecho de su madre. Isla, aún conmovida, levantó la vista hacia su esposo y rozó sus labios con un beso suave.
    —Te amo —dijo apenas en un suspiro.

    Darküs la miró, completamente rendido.
    —Y yo a ti. Gracias por esto… por las dos.

    Se quedaron así, juntos, mientras el atardecer cubría la habitación con tonos dorados. Brianna dormía sobre el pecho de su madre, y Darküs, con la mano sobre ambas, sonrió sabiendo que aquel era el principio de todo.

    Darküs Volkøv
    El sol entraba con una luz más suave de lo habitual cuando Isla despertó, algo desorientada. Parpadeó un par de veces antes de mirar el reloj, y su sorpresa fue inmediata. —¿Media tarde…? —susurró, incorporándose con lentitud. El lado de la cama donde dormía su marido estaba vacío, y desde la cocina llegaba el sonido de algo moviéndose. Supuso que Darküs estaría allí, como siempre, inquieto cuando ella dormía demasiado. Se estiró, pero al hacerlo notó una sensación extraña, húmeda, cálida… y el corazón le dio un vuelco. El olor en la habitación también era distinto. No era sudor, ni el aroma de otras noches, sino algo completamente nuevo. Darküs apareció justo entonces, con una sonrisa distraída. —¿No tienes boca para llamarme? —bromeó, acercándose a ella. Isla se llevó una mano al pecho, sobresaltada. —¡Me vas a matar del susto! —exhaló, entre risas nerviosas—. Dormí casi todo el día, ya no podía seguir acostada… Él frunció el ceño y olfateó el aire. —¿A qué huele…? —preguntó, curioso. Isla giró la cabeza hacia la cama, y en cuanto vio el gran círculo húmedo sobre las sábanas, todo encajó. Sus ojos se abrieron de golpe. —Mierda… —murmuró, y lo miró con la respiración entrecortada—. Cielo, no te pongas nervioso, pero creo que Brianna ya viene. —¡Has roto aguas! —exclamó él, golpeándose la frente antes de sonreír con nerviosismo. No perdió ni un segundo: la tomó de la mano y en un abrir y cerrar de ojos desapareció, regresando con el médico a su lado. El doctor llegó aún en bañador, sorprendido pero eficiente, y enseguida se puso manos a la obra. Carmen llegó poco después, lista para ayudar. Isla, sentada en la cama, apenas podía controlar sus respiraciones. Darküs se arrodilló a su lado y le tomó la mano. —Todo va a salir bien, mi amor —susurró, acariciándole la mejilla—. Respira conmigo, ¿sí? Ella asintió, apretando sus dedos con fuerza. El primer empujón la hizo gritar, y las lágrimas se mezclaron con el sudor que perlaba su frente. —¡Dios, duele tanto…! —Ya casi, ya casi, Isla. Eres la mujer más fuerte que conozco. —Darküs no se apartaba, sus ojos brillaban entre el miedo y la ternura. Carmen refrescó la frente de Isla con una toalla húmeda mientras el médico daba las últimas indicaciones. —Muy bien, empuja una vez más. Ya se ve la cabecita… Darküs se asomó, conteniendo el aliento. —La veo… —dijo con la voz quebrada—. Amor, la veo. Es nuestra niña… Con el último esfuerzo, un pequeño llanto llenó la habitación. Isla soltó el aire entre sollozos, exhausta. El médico colocó a la bebé sobre su pecho, y en cuanto la sintió, la niña se calmó, buscando instintivamente el calor de su madre. Isla la miró, temblorosa, con lágrimas cayendo sin control. —Es tan pequeñita… —susurró, acariciando su cabecita—. Hola, mi amor… Darküs apenas podía hablar. Con los ojos húmedos, besó la frente de Isla y cortó el cordón umbilical con manos temblorosas. —Es perfecta… igual que tú —murmuró, dejando caer una lágrima sobre su mejilla. Cuando el médico y Carmen terminaron de limpiar y ordenar todo, los dejaron a solas. La habitación se llenó de silencio, solo roto por los suaves ruiditos de Brianna mamando el pecho de su madre. Isla, aún conmovida, levantó la vista hacia su esposo y rozó sus labios con un beso suave. —Te amo —dijo apenas en un suspiro. Darküs la miró, completamente rendido. —Y yo a ti. Gracias por esto… por las dos. Se quedaron así, juntos, mientras el atardecer cubría la habitación con tonos dorados. Brianna dormía sobre el pecho de su madre, y Darküs, con la mano sobre ambas, sonrió sabiendo que aquel era el principio de todo. [Darkus]
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