‿︵‿︵ʚɞ『 Tolek Zientek
‿︵‿︵‿︵‿︵ʚɞ『 🔥 Khan 🔥

Apenas pisar aquella tierra gélida, sintió el reconfortante abrazo del viento helado. Podría haberse sentido como en casa entre aquellas montañas y aquel clima, pero algo le advirtió, un instinto ancestral grabado en sus genes gritó el peligro al que se exponía e inmediatamente cambió de forma, tomando el porte de un poderoso dragón joven, blanco y dorado, cuyas escamas desprendían un tenue pero inequívoco fulgor luminiscente.

No sabía qué sucedía y no había a quién preguntar, pero su propósito era uno solo; encontrar a su amado.

Alzó su enorme cabeza para oler el aire. Su fino olfato no tardó en encontrar el rastro y así se lanzó a la carrera, avanzando entre escombros requemados, ahora congelados, sintiendo la preocupación pujar en su corazón a causa del inconfundible olor de la sangre. Mantuvo las alas replegadas contra el cuerpo, procurando camuflarse en el paisaje helado. Se fue encogiendo, volviendo sigilosos sus pasos a medida que el olor se intensificaba. Prácticamente tenía el hocico pegado al suelo cuando encontró a su amado. Le empujó suavemente, vertiendo con delicadeza su cálido aliento sobre él, esperando con todas sus fuerzas que su poder sanador surtiera efecto en el maltrecho hechicero.
‿︵‿︵ʚɞ『 [Tolek] 』 ‿︵‿︵‿︵‿︵ʚɞ『 [TheBalrog] 』 Apenas pisar aquella tierra gélida, sintió el reconfortante abrazo del viento helado. Podría haberse sentido como en casa entre aquellas montañas y aquel clima, pero algo le advirtió, un instinto ancestral grabado en sus genes gritó el peligro al que se exponía e inmediatamente cambió de forma, tomando el porte de un poderoso dragón joven, blanco y dorado, cuyas escamas desprendían un tenue pero inequívoco fulgor luminiscente. No sabía qué sucedía y no había a quién preguntar, pero su propósito era uno solo; encontrar a su amado. Alzó su enorme cabeza para oler el aire. Su fino olfato no tardó en encontrar el rastro y así se lanzó a la carrera, avanzando entre escombros requemados, ahora congelados, sintiendo la preocupación pujar en su corazón a causa del inconfundible olor de la sangre. Mantuvo las alas replegadas contra el cuerpo, procurando camuflarse en el paisaje helado. Se fue encogiendo, volviendo sigilosos sus pasos a medida que el olor se intensificaba. Prácticamente tenía el hocico pegado al suelo cuando encontró a su amado. Le empujó suavemente, vertiendo con delicadeza su cálido aliento sobre él, esperando con todas sus fuerzas que su poder sanador surtiera efecto en el maltrecho hechicero.
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