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Concentrado en la destrucción, las llamas, la oscuridad y su insaciable voracidad, no presta oídos a las palabras del brujo. Insiste con mayor intensidad, enfocando su poder en un punto concreto para abrir una brecha en la tormenta, sabiendo que tendrá mayor oportunidad de disiparla si logra quebrarla, pero el brujo le ataca desde otro ángulo, obligándole a voltear redirigiendo hacia él su aliento ígneo.
Las llamas de su ala izquierda fueron sofocadas por el torbellino, se muestra negra y agrietada, y débil, brotando de ella un espeso humo gris. El Balrog la deja ser para concentrar sus esfuerzos en el brujo. El fuego se arremolina tan espeso que parece tener cuerpo y sustancia, fundiendo la tierra a su paso, empujando tanto como quemando todo lo que alcanza.
Concentrado en la destrucción, las llamas, la oscuridad y su insaciable voracidad, no presta oídos a las palabras del brujo. Insiste con mayor intensidad, enfocando su poder en un punto concreto para abrir una brecha en la tormenta, sabiendo que tendrá mayor oportunidad de disiparla si logra quebrarla, pero el brujo le ataca desde otro ángulo, obligándole a voltear redirigiendo hacia él su aliento ígneo.
Las llamas de su ala izquierda fueron sofocadas por el torbellino, se muestra negra y agrietada, y débil, brotando de ella un espeso humo gris. El Balrog la deja ser para concentrar sus esfuerzos en el brujo. El fuego se arremolina tan espeso que parece tener cuerpo y sustancia, fundiendo la tierra a su paso, empujando tanto como quemando todo lo que alcanza.
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Concentrado en la destrucción, las llamas, la oscuridad y su insaciable voracidad, no presta oídos a las palabras del brujo. Insiste con mayor intensidad, enfocando su poder en un punto concreto para abrir una brecha en la tormenta, sabiendo que tendrá mayor oportunidad de disiparla si logra quebrarla, pero el brujo le ataca desde otro ángulo, obligándole a voltear redirigiendo hacia él su aliento ígneo.
Las llamas de su ala izquierda fueron sofocadas por el torbellino, se muestra negra y agrietada, y débil, brotando de ella un espeso humo gris. El Balrog la deja ser para concentrar sus esfuerzos en el brujo. El fuego se arremolina tan espeso que parece tener cuerpo y sustancia, fundiendo la tierra a su paso, empujando tanto como quemando todo lo que alcanza.
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