──── Acto 4: La Mansión Hawthorne
El amanecer comienza a romper el manto de la noche, pero el bosque de los Apalaches aún permanece en penumbra. Las primeras luces del día apenas logran atravesar las densas copas de los árboles, creando un paisaje espectral donde las sombras se alargan y se retuercen con cada movimiento.
A lo lejos, entre la neblina matutina, se vislumbra la imponente silueta de la Mansión Hawthorne. La estructura victoriana se alza como un monumento al olvido, sus muros de ladrillo ennegrecidos por el tiempo y ventanas rotas que miran con vacuidad al mundo exterior. Una verja de hierro forjado, oxidada y medio derruida, se abre con un chirrido espeluznante, como si la misma casa estuviera ansiosa por recibir visitantes.
El jardín que una vez pudo haber sido hermoso está ahora cubierto de maleza y plantas invasoras. Estatuas de ángeles y gárgolas, erosionadas y enmohecidas, se erigen entre las sombras, observando con ojos vacíos.
Una gran puerta de roble, decorada con intrincadas tallas y un pesado picaporte de bronce en forma de cabeza de león, se encuentra ligeramente entreabierta, emitiendo un leve chirrido al moverse con la brisa. Está marcada con cinta policial amarilla, ondeando ligeramente con la brisa matutina, señalando la reciente intervención de las autoridades.
Al cruzar el umbral, el aire dentro es frío y húmedo. El vestíbulo es amplio, con un suelo de mármol agrietado y una escalera principal que se eleva hacia el piso superior. Un candelabro de cristal, lleno de telarañas, cuelga del techo, reflejando destellos fantasmales en las paredes.
Las paredes están adornadas con cuadros antiguos de la familia Hawthorne, todos ellos con miradas perturbadoramente intensas. Muebles cubiertos con sábanas polvorientas y un gran reloj de pie, detenido a medianoche, completan la escena.
El viento ulula a través de las rendijas, creando un lamento inquietante que resuena por toda la mansión. Cada paso levanta pequeñas nubes de polvo, y el crujido de las tablas del suelo parece amplificado en el silencio sepulcral. Una sensación de vigilancia constante se cierne sobre el lugar, como si la misma casa observara, evaluando las intenciones de quienes se atrevan a entrar.
En el vestíbulo, se pueden ver manchas oscuras de sangre seca en el suelo y paredes, un macabro recordatorio del reciente crimen. Las huellas de sangre llevan hacia diferentes partes de la mansión, sugiriendo un desesperado intento de huida por parte de las víctimas. Las marcas de tiza alrededor de los lugares donde se encontraron los cuerpos aún son visibles, proporcionando una visión inquietante de la tragedia que ocurrió aquí. Además, varios muebles están volcados o desplazados, y los espejos rotos y cuadros caídos indican signos de una lucha violenta.
Entre tanto desorden, pueden verse huellas frescas en el polvo que se dirigen hacia un pasillo a la derecha.
Participantes:
──── Nayla Vannicelli
──── James Benjamin Blackwood
──── Tolek Zientek
#wendigo #ElBrujoCojo
El amanecer comienza a romper el manto de la noche, pero el bosque de los Apalaches aún permanece en penumbra. Las primeras luces del día apenas logran atravesar las densas copas de los árboles, creando un paisaje espectral donde las sombras se alargan y se retuercen con cada movimiento.
A lo lejos, entre la neblina matutina, se vislumbra la imponente silueta de la Mansión Hawthorne. La estructura victoriana se alza como un monumento al olvido, sus muros de ladrillo ennegrecidos por el tiempo y ventanas rotas que miran con vacuidad al mundo exterior. Una verja de hierro forjado, oxidada y medio derruida, se abre con un chirrido espeluznante, como si la misma casa estuviera ansiosa por recibir visitantes.
El jardín que una vez pudo haber sido hermoso está ahora cubierto de maleza y plantas invasoras. Estatuas de ángeles y gárgolas, erosionadas y enmohecidas, se erigen entre las sombras, observando con ojos vacíos.
Una gran puerta de roble, decorada con intrincadas tallas y un pesado picaporte de bronce en forma de cabeza de león, se encuentra ligeramente entreabierta, emitiendo un leve chirrido al moverse con la brisa. Está marcada con cinta policial amarilla, ondeando ligeramente con la brisa matutina, señalando la reciente intervención de las autoridades.
Al cruzar el umbral, el aire dentro es frío y húmedo. El vestíbulo es amplio, con un suelo de mármol agrietado y una escalera principal que se eleva hacia el piso superior. Un candelabro de cristal, lleno de telarañas, cuelga del techo, reflejando destellos fantasmales en las paredes.
Las paredes están adornadas con cuadros antiguos de la familia Hawthorne, todos ellos con miradas perturbadoramente intensas. Muebles cubiertos con sábanas polvorientas y un gran reloj de pie, detenido a medianoche, completan la escena.
El viento ulula a través de las rendijas, creando un lamento inquietante que resuena por toda la mansión. Cada paso levanta pequeñas nubes de polvo, y el crujido de las tablas del suelo parece amplificado en el silencio sepulcral. Una sensación de vigilancia constante se cierne sobre el lugar, como si la misma casa observara, evaluando las intenciones de quienes se atrevan a entrar.
En el vestíbulo, se pueden ver manchas oscuras de sangre seca en el suelo y paredes, un macabro recordatorio del reciente crimen. Las huellas de sangre llevan hacia diferentes partes de la mansión, sugiriendo un desesperado intento de huida por parte de las víctimas. Las marcas de tiza alrededor de los lugares donde se encontraron los cuerpos aún son visibles, proporcionando una visión inquietante de la tragedia que ocurrió aquí. Además, varios muebles están volcados o desplazados, y los espejos rotos y cuadros caídos indican signos de una lucha violenta.
Entre tanto desorden, pueden verse huellas frescas en el polvo que se dirigen hacia un pasillo a la derecha.
Participantes:
──── Nayla Vannicelli
──── James Benjamin Blackwood
──── Tolek Zientek
#wendigo #ElBrujoCojo
──── Acto 4: La Mansión Hawthorne
El amanecer comienza a romper el manto de la noche, pero el bosque de los Apalaches aún permanece en penumbra. Las primeras luces del día apenas logran atravesar las densas copas de los árboles, creando un paisaje espectral donde las sombras se alargan y se retuercen con cada movimiento.
A lo lejos, entre la neblina matutina, se vislumbra la imponente silueta de la Mansión Hawthorne. La estructura victoriana se alza como un monumento al olvido, sus muros de ladrillo ennegrecidos por el tiempo y ventanas rotas que miran con vacuidad al mundo exterior. Una verja de hierro forjado, oxidada y medio derruida, se abre con un chirrido espeluznante, como si la misma casa estuviera ansiosa por recibir visitantes.
El jardín que una vez pudo haber sido hermoso está ahora cubierto de maleza y plantas invasoras. Estatuas de ángeles y gárgolas, erosionadas y enmohecidas, se erigen entre las sombras, observando con ojos vacíos.
Una gran puerta de roble, decorada con intrincadas tallas y un pesado picaporte de bronce en forma de cabeza de león, se encuentra ligeramente entreabierta, emitiendo un leve chirrido al moverse con la brisa. Está marcada con cinta policial amarilla, ondeando ligeramente con la brisa matutina, señalando la reciente intervención de las autoridades.
Al cruzar el umbral, el aire dentro es frío y húmedo. El vestíbulo es amplio, con un suelo de mármol agrietado y una escalera principal que se eleva hacia el piso superior. Un candelabro de cristal, lleno de telarañas, cuelga del techo, reflejando destellos fantasmales en las paredes.
Las paredes están adornadas con cuadros antiguos de la familia Hawthorne, todos ellos con miradas perturbadoramente intensas. Muebles cubiertos con sábanas polvorientas y un gran reloj de pie, detenido a medianoche, completan la escena.
El viento ulula a través de las rendijas, creando un lamento inquietante que resuena por toda la mansión. Cada paso levanta pequeñas nubes de polvo, y el crujido de las tablas del suelo parece amplificado en el silencio sepulcral. Una sensación de vigilancia constante se cierne sobre el lugar, como si la misma casa observara, evaluando las intenciones de quienes se atrevan a entrar.
En el vestíbulo, se pueden ver manchas oscuras de sangre seca en el suelo y paredes, un macabro recordatorio del reciente crimen. Las huellas de sangre llevan hacia diferentes partes de la mansión, sugiriendo un desesperado intento de huida por parte de las víctimas. Las marcas de tiza alrededor de los lugares donde se encontraron los cuerpos aún son visibles, proporcionando una visión inquietante de la tragedia que ocurrió aquí. Además, varios muebles están volcados o desplazados, y los espejos rotos y cuadros caídos indican signos de una lucha violenta.
Entre tanto desorden, pueden verse huellas frescas en el polvo que se dirigen hacia un pasillo a la derecha.
Participantes:
──── [Nayla0]
──── [Wendigo]
──── [Tolek]
#wendigo #ElBrujoCojo