• —"El Universo conspira siempre a tu favor..." Hasta que quieres salir a pasear, entonces se nubla y te arruina todo.
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    || Usuario de Malakai por aquí, aún me confunde un poco la plataforma, pero usaré este álbum para fotitos del niño, en vista que la página se empeña en colocarlo como Off-rol si o si jaja ||
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  • —Al final se me ha ido todo el día buscando a la señorita. Un día va a conseguir que me empiecen las canas...

    Suspiró, cansado, en lo que intentaba rehacerse la habitual trenza que se había vuelto un montón de nudos. Su gato negro lo miraba, curioso.

    —A esta hora, casi no queda nada abierto para visitar, y yo que quería disfrutar el día libre...

    El gato maulló, empatizando con su dueño, aunque volvió a dormirse en la rama del árbol donde estaba.
    —Al final se me ha ido todo el día buscando a la señorita. Un día va a conseguir que me empiecen las canas... Suspiró, cansado, en lo que intentaba rehacerse la habitual trenza que se había vuelto un montón de nudos. Su gato negro lo miraba, curioso. —A esta hora, casi no queda nada abierto para visitar, y yo que quería disfrutar el día libre... El gato maulló, empatizando con su dueño, aunque volvió a dormirse en la rama del árbol donde estaba.
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  • -la esposa del jefe se enojo durante las practicas.... adornos nuevos supongo... en estos casos nunca nos quejamos por que nos puede ir peor aun, Maria aun tiene las quemaduras de cigarro en su antebrazo- suspiro algo cansado mientras continuaba vendandose y tratando sus heridas
    -la esposa del jefe se enojo durante las practicas.... adornos nuevos supongo... en estos casos nunca nos quejamos por que nos puede ir peor aun, Maria aun tiene las quemaduras de cigarro en su antebrazo- suspiro algo cansado mientras continuaba vendandose y tratando sus heridas
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    「 ♱ 」ooc; Pido una disculpa por no haber casi avanzado pero hoy fue uno de esos días... complicados. Espero mañana tener la ficha lista.

    »»————- ⚜ ————-««
    #Personajes3D #Comunidad3D #3D #OOC
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  • ˖⁺ ☁⋆ ❝ ¿Será que por fin encontré al indicado? ❞

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  • La joven pelirroja se paró frente al espejo de cuerpo entero, observándose con detenimiento. Había desempolvado uno de los antiguos vestidos de su abuela, guardado con esmero en una vieja caja de madera que solía reposar en el ático. El vestido era una obra de arte, un delicado diseño de otra época que hablaba de elegancia y sofisticación. La tela, aunque un poco desgastada por el tiempo, seguía siendo suave al tacto, y los intrincados bordados a mano aún brillaban con un tenue resplandor dorado bajo la luz tenue de la habitación.

    Se giró ligeramente, admirando cómo la falda se movía con ella, dibujando suaves pliegues que caían hasta el suelo. Era un estilo clásico, con una cintura ajustada y una falda amplia, adornada con encajes y pequeños detalles florales que le daban un aire romántico y nostálgico. Mientras se miraba, Carmina no podía evitar imaginar cómo habría sido llevar un vestido así en la época en la que su abuela, Lucia, lo usaba, cuando las cosas parecían más simples y las mujeres se vestían con un cuidado y una elegancia que hoy se veían tan raramente.

    Con un gesto casi reverencial, alisó la falda con las manos, recorriendo con los dedos los delicados bordados. En el espejo, su reflejo le devolvía una imagen que le resultaba extrañamente familiar y, al mismo tiempo, distante. Era como si pudiera ver un pedazo del pasado superpuesto con el presente, una mezcla de ella misma y de su abuela, cuyos recuerdos estaban cosidos en cada hilo de ese vestido.

    Su mirada se detuvo en el escote cuadrado y los sutiles encajes que adornaban los hombros. La prenda, aunque antigua, le quedaba sorprendentemente bien, como si hubiera sido hecho a su medida. Carmina no era de las que solían vestirse de manera tan elegante; su estilo cotidiano era mucho más práctico y moderno. Pero hoy, al usar este vestido, sentía una conexión con el pasado, con la mujer que había sido su abuela y todo lo que ella representaba.

    Carmina levantó la cabeza y se observó directamente a los ojos, buscando algún rastro de la mujer que había usado ese vestido antes que ella. En la mirada de su reflejo, creyó ver un atisbo de la misma fortaleza y gracia que siempre había asociado con Lucia, una mujer que ha vivido intensamente y ha amado con todo su corazón. Había algo reconfortante en esa sensación, como si, al usar ese vestido, pudiera llevar consigo un poco de la esencia de su abuela, de su historia y sus vivencias.

    Suspiró, dejando que sus manos cayeran a los costados, y dio un último vistazo al espejo. El vestido le quedaba un poco largo, y los zapatos que llevaba no eran precisamente los adecuados, pero nada de eso importaba. Lo que realmente importaba era cómo se sentía al llevarlo: como si, por un breve momento, pudiera caminar en los zapatos de su abuela y experimentar la vida a través de sus ojos.

    Carmina esbozó una suave sonrisa, casi como un tributo silencioso a la mujer que había sido su inspiración. Mientras se alejaba del espejo, no pudo evitar sentir una calidez en el pecho, un lazo invisible que la conectaba con su pasado, con las historias y recuerdos que la habían moldeado. Y aunque no podía quedarse todo el día en ese vestido, sabía que, de alguna manera, siempre llevaría consigo una parte de esa elegancia y fortaleza que su abuela le ha legado.
    La joven pelirroja se paró frente al espejo de cuerpo entero, observándose con detenimiento. Había desempolvado uno de los antiguos vestidos de su abuela, guardado con esmero en una vieja caja de madera que solía reposar en el ático. El vestido era una obra de arte, un delicado diseño de otra época que hablaba de elegancia y sofisticación. La tela, aunque un poco desgastada por el tiempo, seguía siendo suave al tacto, y los intrincados bordados a mano aún brillaban con un tenue resplandor dorado bajo la luz tenue de la habitación. Se giró ligeramente, admirando cómo la falda se movía con ella, dibujando suaves pliegues que caían hasta el suelo. Era un estilo clásico, con una cintura ajustada y una falda amplia, adornada con encajes y pequeños detalles florales que le daban un aire romántico y nostálgico. Mientras se miraba, Carmina no podía evitar imaginar cómo habría sido llevar un vestido así en la época en la que su abuela, Lucia, lo usaba, cuando las cosas parecían más simples y las mujeres se vestían con un cuidado y una elegancia que hoy se veían tan raramente. Con un gesto casi reverencial, alisó la falda con las manos, recorriendo con los dedos los delicados bordados. En el espejo, su reflejo le devolvía una imagen que le resultaba extrañamente familiar y, al mismo tiempo, distante. Era como si pudiera ver un pedazo del pasado superpuesto con el presente, una mezcla de ella misma y de su abuela, cuyos recuerdos estaban cosidos en cada hilo de ese vestido. Su mirada se detuvo en el escote cuadrado y los sutiles encajes que adornaban los hombros. La prenda, aunque antigua, le quedaba sorprendentemente bien, como si hubiera sido hecho a su medida. Carmina no era de las que solían vestirse de manera tan elegante; su estilo cotidiano era mucho más práctico y moderno. Pero hoy, al usar este vestido, sentía una conexión con el pasado, con la mujer que había sido su abuela y todo lo que ella representaba. Carmina levantó la cabeza y se observó directamente a los ojos, buscando algún rastro de la mujer que había usado ese vestido antes que ella. En la mirada de su reflejo, creyó ver un atisbo de la misma fortaleza y gracia que siempre había asociado con Lucia, una mujer que ha vivido intensamente y ha amado con todo su corazón. Había algo reconfortante en esa sensación, como si, al usar ese vestido, pudiera llevar consigo un poco de la esencia de su abuela, de su historia y sus vivencias. Suspiró, dejando que sus manos cayeran a los costados, y dio un último vistazo al espejo. El vestido le quedaba un poco largo, y los zapatos que llevaba no eran precisamente los adecuados, pero nada de eso importaba. Lo que realmente importaba era cómo se sentía al llevarlo: como si, por un breve momento, pudiera caminar en los zapatos de su abuela y experimentar la vida a través de sus ojos. Carmina esbozó una suave sonrisa, casi como un tributo silencioso a la mujer que había sido su inspiración. Mientras se alejaba del espejo, no pudo evitar sentir una calidez en el pecho, un lazo invisible que la conectaba con su pasado, con las historias y recuerdos que la habían moldeado. Y aunque no podía quedarse todo el día en ese vestido, sabía que, de alguna manera, siempre llevaría consigo una parte de esa elegancia y fortaleza que su abuela le ha legado.
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  • -Se soba ambas sienes, tratando de aliviar el dolor de cabeza que cada vez empeora un poco más. Mira a la salida, pensando que quizás debería ir a la cocina por un poco de hielo, pero aún no termina, tiene muchas cosas que resolver y que estuvo ignorando durante su ausencia. Si no lo termina hoy, lo más seguro es que termine posponiéndolo por otros dos meses y las cosas terminarán aún peor. -
    -Se soba ambas sienes, tratando de aliviar el dolor de cabeza que cada vez empeora un poco más. Mira a la salida, pensando que quizás debería ir a la cocina por un poco de hielo, pero aún no termina, tiene muchas cosas que resolver y que estuvo ignorando durante su ausencia. Si no lo termina hoy, lo más seguro es que termine posponiéndolo por otros dos meses y las cosas terminarán aún peor. -
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