—Se calló bruscamente al escuchar a Zelgadiss y abrió mucho los ojos mirándole.
Le dolieron aquellas palabras a medida que iban saliendo una a una de la boca del hombre, sin embargo, se negó a mostrar un solo ápice de aquel daño. No quería sentirse débil.—
No me quejaría si no hubieras dado ideas estúpidas, Zelgadiss.
—respondió mordazmente y se fue de allí dejando a Zelgadiss solo.—
—Se calló bruscamente al escuchar a Zelgadiss y abrió mucho los ojos mirándole.
Le dolieron aquellas palabras a medida que iban saliendo una a una de la boca del hombre, sin embargo, se negó a mostrar un solo ápice de aquel daño. No quería sentirse débil.—
No me quejaría si no hubieras dado ideas estúpidas, Zelgadiss.
—respondió mordazmente y se fue de allí dejando a Zelgadiss solo.—