La idea de solo un amor a través de todas las vidas,
el anhelo de un alma que clama por la otra.
¿Por qué ver por separada esta vida de la pasada,
si una proviene de la anterior?
El tiempo siempre es escaso para quienes lo necesitan,
pero para los que aman, dura para siempre;
y así, mis eternidades han estado llenas de pequeñas cosas,
pequeños detalles, que al final, solo han sido para ti.
En un cuarto tan vacío, con mi mente tan habitada por ti,
— ¿dónde estás? — preguntó mi suspiro.
Cómo culpar tus ojos, si yo mismo les he dado el poder de matarme
y revivirme en cada mirada que me dan,
y es que tu llegada ha creado una locura tan grande en mí,
que mis noches se han vuelto día pensando en tí cuando no estás conmigo
y mis días se han vuelto noche soñando que estás junto a mí.
Y es que tú, mi cielo,
hasta en tus días de tormentas me sigues pareciendo lo más hermoso que pueda ver;
y tus ojos, apocalipsis de mis demonios, destructores de mis dudas;
solo ellos, simplemente quiero que sean el eclipse que me hechice todos los días.
La promesa de dos almas que juran esperarse cada eternidad,
el dulce deseo que produce el amor sincero por solo probar los labios de una persona nada más, únicos, eternos, infinitos.
Dulce capricho, dulce masoquismo, dulce amor que juran cuidar por siempre.
Anhelantes ruegos después de la muerte de cada día
para que al despertar nuevamente sigan allí,
perplejos ante sí mismos,
adorando la belleza que produce verse reflejados cada uno en los ojos del otro.
Estrellas son, galaxias, universos,
ojos tan penetrante que dejan ver la felicidad de todas las vidas vividas ya juntos
y dando pistas para una vida siguiente,
como dos estrellas chocando que su efecto dura por generaciones.
Lo cierto es, que en la aurora de cada amanecer,
después del ruego del ocaso anterior por ver sus ojos nuevamente al despertar;
el amor florece una vez más entre pasiones, caricias, besos, suspiros, deseos, gemidos,
esparciendo sus almas en todo sus alrededores como flor que abre sus pétalos para darse vida un día más.
Y así, quien ha de pensar que su amor ha vivido una vida tras otra,
desafiando las paredes de la mente humana,
desafiando los ciclos de la vida, en un amor puro, en una promesa, en un anhelo, en un clamor…
en los fragmentos de dos corazones enamorados a través de las épocas de sus eternidades.
Te amo sin límites,
más allá del cosmos,
más allá del infinito…
allá donde no llegan las luces de las estrellas…
te amo para siempre...
La idea de solo un amor a través de todas las vidas,
el anhelo de un alma que clama por la otra.
¿Por qué ver por separada esta vida de la pasada,
si una proviene de la anterior?
El tiempo siempre es escaso para quienes lo necesitan,
pero para los que aman, dura para siempre;
y así, mis eternidades han estado llenas de pequeñas cosas,
pequeños detalles, que al final, solo han sido para ti.
En un cuarto tan vacío, con mi mente tan habitada por ti,
— ¿dónde estás? — preguntó mi suspiro.
Cómo culpar tus ojos, si yo mismo les he dado el poder de matarme
y revivirme en cada mirada que me dan,
y es que tu llegada ha creado una locura tan grande en mí,
que mis noches se han vuelto día pensando en tí cuando no estás conmigo
y mis días se han vuelto noche soñando que estás junto a mí.
Y es que tú, mi cielo,
hasta en tus días de tormentas me sigues pareciendo lo más hermoso que pueda ver;
y tus ojos, apocalipsis de mis demonios, destructores de mis dudas;
solo ellos, simplemente quiero que sean el eclipse que me hechice todos los días.
La promesa de dos almas que juran esperarse cada eternidad,
el dulce deseo que produce el amor sincero por solo probar los labios de una persona nada más, únicos, eternos, infinitos.
Dulce capricho, dulce masoquismo, dulce amor que juran cuidar por siempre.
Anhelantes ruegos después de la muerte de cada día
para que al despertar nuevamente sigan allí,
perplejos ante sí mismos,
adorando la belleza que produce verse reflejados cada uno en los ojos del otro.
Estrellas son, galaxias, universos,
ojos tan penetrante que dejan ver la felicidad de todas las vidas vividas ya juntos
y dando pistas para una vida siguiente,
como dos estrellas chocando que su efecto dura por generaciones.
Lo cierto es, que en la aurora de cada amanecer,
después del ruego del ocaso anterior por ver sus ojos nuevamente al despertar;
el amor florece una vez más entre pasiones, caricias, besos, suspiros, deseos, gemidos,
esparciendo sus almas en todo sus alrededores como flor que abre sus pétalos para darse vida un día más.
Y así, quien ha de pensar que su amor ha vivido una vida tras otra,
desafiando las paredes de la mente humana,
desafiando los ciclos de la vida, en un amor puro, en una promesa, en un anhelo, en un clamor…
en los fragmentos de dos corazones enamorados a través de las épocas de sus eternidades.
Te amo sin límites,
más allá del cosmos,
más allá del infinito…
allá donde no llegan las luces de las estrellas…
te amo para siempre...