-¿Por qué esa cara? ¿Tan mal se ve?
Dijo la Gran Maestra con una tenue sonrisa. Momentos antes.
-¡¡¡Diluc!!!
Hizo eco un grito desesperado. El pelirrojo estaba brindando una extraordinaria batalla con dos heraldos del abismo, sin embargo, ante la posible derrota de ellos, otros dos se estaban acercando a gran velocidad por la espalda del caballero, "¡No voy a llegar!" cruzó por la mente de la rubia cuando sujetó su espada con fuerza dando una firme estocada al aire a medio vuelo creando con su afinidad anemo una esfera de viento, con una increíble presión que a pesar de la distancia había frenado en seco el embiste de aquellos traicioneros heraldos a pocos centímetros de que los brazos en formas de cuchillas dieran en la espalda del pelirrojo, el vórtice generó tal fuerza que aparte de haberlos frenado los atrajo hacia ella a pesar de la distancia entre ellos atravesándolos con su espada, sin embargo ella también había sido alcanzada por una de las hojas metálicas dejando el camino libre para que Diluc pudiera terminar su enfrentamiento.
-¡Puedes hacerlo!..
Había exclamado desde sus espaldas con la mejor voz que podía hacer en ese momento, cualquier distracción podría ser mortal en ese momento. Sabía que algo no andaba bien, su pequeño cuerpo soportaba el peso muerto de aquellos dos heraldos pero sentía calor a un costado de su estómago, bajó la mirada y se dio cuenta de lo que temía viendo perderse aquella hoja dentro de ella, si bien era peligroso retirar un arma de una herida por el desangrado, era peor dejarla si se trataba de un arma de ellos, a como pudo empujo aquellos cuerpos dejando en ellos su espada y cayó al suelo.
-¿Por qué esa cara? ¿Tan mal se ve?
Dijo la Gran Maestra con una tenue sonrisa. Momentos antes.
-¡¡¡Diluc!!!
Hizo eco un grito desesperado. El pelirrojo estaba brindando una extraordinaria batalla con dos heraldos del abismo, sin embargo, ante la posible derrota de ellos, otros dos se estaban acercando a gran velocidad por la espalda del caballero, "¡No voy a llegar!" cruzó por la mente de la rubia cuando sujetó su espada con fuerza dando una firme estocada al aire a medio vuelo creando con su afinidad anemo una esfera de viento, con una increíble presión que a pesar de la distancia había frenado en seco el embiste de aquellos traicioneros heraldos a pocos centímetros de que los brazos en formas de cuchillas dieran en la espalda del pelirrojo, el vórtice generó tal fuerza que aparte de haberlos frenado los atrajo hacia ella a pesar de la distancia entre ellos atravesándolos con su espada, sin embargo ella también había sido alcanzada por una de las hojas metálicas dejando el camino libre para que Diluc pudiera terminar su enfrentamiento.
-¡Puedes hacerlo!..
Había exclamado desde sus espaldas con la mejor voz que podía hacer en ese momento, cualquier distracción podría ser mortal en ese momento. Sabía que algo no andaba bien, su pequeño cuerpo soportaba el peso muerto de aquellos dos heraldos pero sentía calor a un costado de su estómago, bajó la mirada y se dio cuenta de lo que temía viendo perderse aquella hoja dentro de ella, si bien era peligroso retirar un arma de una herida por el desangrado, era peor dejarla si se trataba de un arma de ellos, a como pudo empujo aquellos cuerpos dejando en ellos su espada y cayó al suelo.