La Mayor se encontraba recargada en los barandales de la terraza de los últimos pisos de Mondstadt, una ligera y suave brisa acariciaba su rostro y sus cabellos mientras la rubia miraba desde ahí toda la ciudad, a cada uno de los habitantes hasta donde sus ojos pueden ver.
Una sonrisa se dibuja en sus labios mirando a la gente en paz, comprando, vendiendo, niños jugando, incluso llegó a ver a Diona, como siempre tratando de dar bebidas "asquerosas" que siempre terminan siendo éxito para el bar.
-Al final del día, cada una de esas sonrisas es una recompensa~.
La Mayor se encontraba recargada en los barandales de la terraza de los últimos pisos de Mondstadt, una ligera y suave brisa acariciaba su rostro y sus cabellos mientras la rubia miraba desde ahí toda la ciudad, a cada uno de los habitantes hasta donde sus ojos pueden ver.
Una sonrisa se dibuja en sus labios mirando a la gente en paz, comprando, vendiendo, niños jugando, incluso llegó a ver a Diona, como siempre tratando de dar bebidas "asquerosas" que siempre terminan siendo éxito para el bar.
-Al final del día, cada una de esas sonrisas es una recompensa~.