• Bien, mi ira ha superado mi límite. Ahora estoy extremadamente enojado.
    Bien, mi ira ha superado mi límite. Ahora estoy extremadamente enojado.
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  • 耳が長くても、あなたには敵わないみたいね ♡

    桑蒂 𝐒𝐚𝐧𝐭𝐢𝐚𝐠𝐨 ᴬᵒᶦ 葵
    耳が長くても、あなたには敵わないみたいね ♡ [Santi12]
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  • En definitiva las sesiones fotográficas así resultan bastantes entretenidas.
    En definitiva las sesiones fotográficas así resultan bastantes entretenidas.
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  • ────𝑾𝒉𝒆𝒏 𝒎𝒂𝒓𝒊𝒎𝒃𝒂 𝒓𝒉𝒚𝒕𝒉𝒎𝒔 𝒔𝒕𝒂𝒓𝒕 𝒕𝒐 𝒑𝒍𝒂𝒚
    𝑫𝒂𝒏𝒄𝒆 𝒘𝒊𝒕𝒉 𝒎𝒆, 𝒎𝒂𝒌𝒆 𝒎𝒆 𝒔𝒘𝒂𝒚

    https://youtu.be/a1imn_ebuao?si=LzA3Zu100FBxrbkf

    #SeductiveSunday ⁠♡ ────⁠
    ────𝑾𝒉𝒆𝒏 𝒎𝒂𝒓𝒊𝒎𝒃𝒂 𝒓𝒉𝒚𝒕𝒉𝒎𝒔 𝒔𝒕𝒂𝒓𝒕 𝒕𝒐 𝒑𝒍𝒂𝒚 𝑫𝒂𝒏𝒄𝒆 𝒘𝒊𝒕𝒉 𝒎𝒆, 𝒎𝒂𝒌𝒆 𝒎𝒆 𝒔𝒘𝒂𝒚 https://youtu.be/a1imn_ebuao?si=LzA3Zu100FBxrbkf #SeductiveSunday ⁠♡ ────⁠
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  • Al parecer los harneses estan de moda...mas te vale que asi sea colmillitos
    Al parecer los harneses estan de moda...mas te vale que asi sea colmillitos
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  • Tras pasar el fin de semana fuera de casa en una "pequeña aventura" en la ciudad junto a sus amigos de la universidad, la joven de cabello teñido arribó a su residencia universitaria aquel domingo al medio día. Sin pensárselo demasiado, arrojó sus cosas a alguna parte de su recamara, se despojó de cada una de sus prendas, dejándolas en un pequeño montón desordenado junto a la cama, se enfundó en ropa cómoda y se dejó caer en el colchón.

    —...

    Pasaron varias horas, el ocaso filtrándose por la ventana a medio abrir la arrastró poco a poco fuera del reino de los sueños. El día llegaba a su fin y a penas se había movido desde su llegada.
    Tras pasar el fin de semana fuera de casa en una "pequeña aventura" en la ciudad junto a sus amigos de la universidad, la joven de cabello teñido arribó a su residencia universitaria aquel domingo al medio día. Sin pensárselo demasiado, arrojó sus cosas a alguna parte de su recamara, se despojó de cada una de sus prendas, dejándolas en un pequeño montón desordenado junto a la cama, se enfundó en ropa cómoda y se dejó caer en el colchón. —... Pasaron varias horas, el ocaso filtrándose por la ventana a medio abrir la arrastró poco a poco fuera del reino de los sueños. El día llegaba a su fin y a penas se había movido desde su llegada.
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  • - ¡Groaaaar!

    Hace todo el esfuerzo posible para extraer la punta de alabarda magnética que se ha incrustado en su hombro derecho, sin embargo, el efecto del movimiento y el deslizamiento de la hoja de metal con su carne provoca nuevamente apagones en el cuerpo de Chroma y desconexión entre Hayden y él por lo que solo queda como una estatua sin vida.

    "Esta doliendo"

    Piensa Hayden, quien tiene la misma herida en su propio cuerpo como parte de su transferencia y control sobre Chroma, inclusive siente dormido el brazo izquierdo mientras la sangre brota de la herida.

    "Debo apurarme."
    - ¡Groaaaar! Hace todo el esfuerzo posible para extraer la punta de alabarda magnética que se ha incrustado en su hombro derecho, sin embargo, el efecto del movimiento y el deslizamiento de la hoja de metal con su carne provoca nuevamente apagones en el cuerpo de Chroma y desconexión entre Hayden y él por lo que solo queda como una estatua sin vida. "Esta doliendo" Piensa Hayden, quien tiene la misma herida en su propio cuerpo como parte de su transferencia y control sobre Chroma, inclusive siente dormido el brazo izquierdo mientras la sangre brota de la herida. "Debo apurarme."
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  • Rindete ya pasamos por esto y lo mismo pasa siempre, yo gano y tú no. -Le advierte a un vándalo que siempre anda robando con intimidación en los minimarkets.-
    Rindete ya pasamos por esto y lo mismo pasa siempre, yo gano y tú no. -Le advierte a un vándalo que siempre anda robando con intimidación en los minimarkets.-
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  • ¡Bonito domingo para todos!
    ¿Que tal la están pasando?
    ¡Bonito domingo para todos! ¿Que tal la están pasando?
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  • La lluvia golpeaba suavemente contra los ventanales del lujoso hotel, pintando siluetas borrosas en los cristales. Afuera, la ciudad parecía susurrar secretos entre gotas, mientras las luces de los autos creaban reflejos temblorosos en el pavimento mojado.

    Dentro del vestíbulo principal, el pequeño vagabundo se encontraba de pie, inmóvil como una estatua, con un esmoquin negro perfectamente ajustado a su figura infantil. El moño de su cuello se le había torcido por la carrera anterior, así que, con una expresión tranquila y dedos ágiles, se lo acomodó frente a un espejo cercano. Sus ojos, más brillantes que nunca, reflejaban una mezcla de emoción y concentración.

    —Je… Mi primer trabajo como cazador profesional. Qué divertido —murmuró para sí, dejando escapar una sonrisa, mientras pensaba en lo emocionado que se había mostrado su maestro al sugerirle este encargo: ser guardaespaldas de un político extranjero en medio de una situación peligrosa.

    **La misión comenzó desde la puerta del hotel.**
    Cuando el cliente bajó, rodeado de asistentes y escoltas tradicionales, el pequeño caminaba a su lado con paso seguro. De pronto, entre la multitud y la lluvia, una figura sospechosa se lanzó hacia el cliente empuñando un arma.

    —¡Hey! ¡Usted! —gritó un guardaespaldas, pero fue el niño quien reaccionó primero.

    Con un giro ágil, el pequeño dio un salto, y con un giro de sus piernas, conectó una patada directa al rostro del agresor. El sujeto cayó al suelo, inconsciente, antes de que pudiera apretar el gatillo.

    —Uno menos —murmuró, sacudiéndose el pantalón con aire despreocupado.

    **Horas después, en un restaurante de lujo,** donde el cliente cenaba con su familia, un grupo de matones armados intentó ingresar por la puerta trasera. El pequeño, que ya los había detectado desde la calle por sus pasos y actitudes nerviosas, los interceptó antes de que cruzaran la cocina.

    —No es buen momento para entrar sin reservar —dijo el pequeño mientras giraba sobre sí mismo, usando un barrido rápido para derribar a uno y desarmar a los otros dos con movimientos secos, casi juguetones. Lo más sorprendente fue que ni una gota de salsa se derramó del plato que sostenía en la otra mano.

    **Más tarde, durante una subasta privada,** el pequeño se mantuvo de pie en una esquina, con los brazos cruzados y la mirada fija como la de un halcón. Su aura, perfectamente controlada, cubría el perímetro. No decía ni una palabra, pero los cazadores de tesoros, mercenarios y ladrones que pensaban robar algo... al sentir esa presión, simplemente se retiraban con un sudor frío recorriéndoles la espalda.

    **Y por último,** cuando un asesino profesional trató de atacar desde las sombras, siguiendo a la comitiva hasta un edificio abandonado, fue él pequeño quien lo esperaba en la oscuridad. El pequeño ya había rastreado su nen y deducido su intención.

    —No es muy educado emboscar a la gente mientras duermen —dijo el niño desde las sombras. El asesino apenas tuvo tiempo de ver el brillo del aura envolviendo el puño del niño antes de recibir un golpe directo al pecho que lo lanzó contra la pared.

    El cliente nunca se enteró de ese último incidente. Sólo recordó al “niño de los ojos brillantes” que siempre parecía estar un paso adelante de todos, protegiéndolo sin fallar.

    Al regresar al hotel esa noche, aún empapado por la lluvia, El pequeño miró su reflejo en un charco.
    —Ser un cazador es… ¡súper divertido! —dijo con entusiasmo, ajustándose de nuevo el moño, orgulloso y sonriente, listo para el siguiente trabajo.
    La lluvia golpeaba suavemente contra los ventanales del lujoso hotel, pintando siluetas borrosas en los cristales. Afuera, la ciudad parecía susurrar secretos entre gotas, mientras las luces de los autos creaban reflejos temblorosos en el pavimento mojado. Dentro del vestíbulo principal, el pequeño vagabundo se encontraba de pie, inmóvil como una estatua, con un esmoquin negro perfectamente ajustado a su figura infantil. El moño de su cuello se le había torcido por la carrera anterior, así que, con una expresión tranquila y dedos ágiles, se lo acomodó frente a un espejo cercano. Sus ojos, más brillantes que nunca, reflejaban una mezcla de emoción y concentración. —Je… Mi primer trabajo como cazador profesional. Qué divertido —murmuró para sí, dejando escapar una sonrisa, mientras pensaba en lo emocionado que se había mostrado su maestro al sugerirle este encargo: ser guardaespaldas de un político extranjero en medio de una situación peligrosa. **La misión comenzó desde la puerta del hotel.** Cuando el cliente bajó, rodeado de asistentes y escoltas tradicionales, el pequeño caminaba a su lado con paso seguro. De pronto, entre la multitud y la lluvia, una figura sospechosa se lanzó hacia el cliente empuñando un arma. —¡Hey! ¡Usted! —gritó un guardaespaldas, pero fue el niño quien reaccionó primero. Con un giro ágil, el pequeño dio un salto, y con un giro de sus piernas, conectó una patada directa al rostro del agresor. El sujeto cayó al suelo, inconsciente, antes de que pudiera apretar el gatillo. —Uno menos —murmuró, sacudiéndose el pantalón con aire despreocupado. **Horas después, en un restaurante de lujo,** donde el cliente cenaba con su familia, un grupo de matones armados intentó ingresar por la puerta trasera. El pequeño, que ya los había detectado desde la calle por sus pasos y actitudes nerviosas, los interceptó antes de que cruzaran la cocina. —No es buen momento para entrar sin reservar —dijo el pequeño mientras giraba sobre sí mismo, usando un barrido rápido para derribar a uno y desarmar a los otros dos con movimientos secos, casi juguetones. Lo más sorprendente fue que ni una gota de salsa se derramó del plato que sostenía en la otra mano. **Más tarde, durante una subasta privada,** el pequeño se mantuvo de pie en una esquina, con los brazos cruzados y la mirada fija como la de un halcón. Su aura, perfectamente controlada, cubría el perímetro. No decía ni una palabra, pero los cazadores de tesoros, mercenarios y ladrones que pensaban robar algo... al sentir esa presión, simplemente se retiraban con un sudor frío recorriéndoles la espalda. **Y por último,** cuando un asesino profesional trató de atacar desde las sombras, siguiendo a la comitiva hasta un edificio abandonado, fue él pequeño quien lo esperaba en la oscuridad. El pequeño ya había rastreado su nen y deducido su intención. —No es muy educado emboscar a la gente mientras duermen —dijo el niño desde las sombras. El asesino apenas tuvo tiempo de ver el brillo del aura envolviendo el puño del niño antes de recibir un golpe directo al pecho que lo lanzó contra la pared. El cliente nunca se enteró de ese último incidente. Sólo recordó al “niño de los ojos brillantes” que siempre parecía estar un paso adelante de todos, protegiéndolo sin fallar. Al regresar al hotel esa noche, aún empapado por la lluvia, El pequeño miró su reflejo en un charco. —Ser un cazador es… ¡súper divertido! —dijo con entusiasmo, ajustándose de nuevo el moño, orgulloso y sonriente, listo para el siguiente trabajo.
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