✖ Rose despertó esa tarde con el estridente sonido de la alarma de su celular, un ruido que parecía gritarle que se levantara. Con pereza y aún sintiendo cómo la somnolencia la envolvía, se resignó a dejar atrás el calor de sus sábanas. Sabía que otra noche movida la esperaba en el bar nocturno donde trabajaba, un lugar vibrante, lleno de luces brillantes y música que, a pesar de todo, le encantaba.
Se levantó y se dirigió al baño, donde se aseó rápidamente. Tras una ducha caliente, eligió su atuendo más cautivador: un vestido negro que realzaba sus curvas y la hacía sentir segura de sí misma. Sin embargo, antes de salir, se cubrió con una enorme sudadera, un gesto que le brindaba un poco de confianza mientras enfrentaba el frío de la ciudad.
Al salir de su casa, se detuvo en la vereda, esperando el auto de alguien que había prometido llevarla, aunque ese alguien ya iba tarde. La noche caía lentamente, y el aire fresco acariciaba su piel; una sonrisa coqueta se dibujó en su rostro al divisar el coche girar en la esquina. En el instante en que se detuvo, se acercó al vehículo y, con un tono firme pero juguetón, le reprochó:
──¡Llegas tarde! Ahora será tu culpa si me regañan~ ── Bufó, y sin esperar más, subió al auto.
《 𝓡𝓸𝓵 𝓪𝓫𝓲𝓮𝓻𝓽𝓸♡.》
✖ Rose despertó esa tarde con el estridente sonido de la alarma de su celular, un ruido que parecía gritarle que se levantara. Con pereza y aún sintiendo cómo la somnolencia la envolvía, se resignó a dejar atrás el calor de sus sábanas. Sabía que otra noche movida la esperaba en el bar nocturno donde trabajaba, un lugar vibrante, lleno de luces brillantes y música que, a pesar de todo, le encantaba.
Se levantó y se dirigió al baño, donde se aseó rápidamente. Tras una ducha caliente, eligió su atuendo más cautivador: un vestido negro que realzaba sus curvas y la hacía sentir segura de sí misma. Sin embargo, antes de salir, se cubrió con una enorme sudadera, un gesto que le brindaba un poco de confianza mientras enfrentaba el frío de la ciudad.
Al salir de su casa, se detuvo en la vereda, esperando el auto de alguien que había prometido llevarla, aunque ese alguien ya iba tarde. La noche caía lentamente, y el aire fresco acariciaba su piel; una sonrisa coqueta se dibujó en su rostro al divisar el coche girar en la esquina. En el instante en que se detuvo, se acercó al vehículo y, con un tono firme pero juguetón, le reprochó:
──¡Llegas tarde! Ahora será tu culpa si me regañan~ ── Bufó, y sin esperar más, subió al auto.
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