AU Isekai / Fantasyverse (Runaterra)
A modo de integrar este personaje a mundos de fantasía o directamente en Runaterra (conservando su origen moderno), les presento un trasfondo diferente y de alguna manera, más detallado:
Nacida y criada en Nueva Orleans, Kailey Sanders era una joven detective recién ascendida a sus 26 años, y muy predispuesta en su trabajo. A pesar de vivir en un importante sitio turístico e histórico, ella se enfocaba en desmantelar los negocios orientados al narcotráfico.
Encontrándose en los famosos pantanos, ella se trasladaba con un equipo policial en aerodeslizadores, listos para asaltar un posible depósito narco. El operativo se vio interrumpido abruptamente cuando uno de los vehículos que tomó la delantera, había desaparecido de la vista.
Perdiendo comunicación con parte del escuadrón, los policías se mantuvieron atentos a lo que se asomara sobre el agua y entre los árboles. El hecho de que no hubieran disparos ni señales hasta entonces, causaba mayor incertidumbre en la mujer y sus compañeros.
— Se suponía que sería un allanamiento de rutina...
Antes de recibir un comentario, Kailey sintió que las aguas se agitaban a su alrededor, y un "animal" tres veces más grande que un caimán, se abalanzó al borde del vehículo, arrancando parte del mismo y llevándose a uno de los uniformados.
Por miedo y reflejo, los demás levantaron sus armas y dispararon hacia el agua, antes de percatarse que se estaban hundiendo en mitad del agua turbia. Era momento de nadar a toda prisa, pero al llegar a una orilla, la detective Sanders recuperó su aliento y notó que no quedaba nadie más allí.
Lo que parecía una pesadilla inexplicable, aún no terminaba allí. Ya no solo el agua, sino el mismo suelo donde se encontraba, volvía a vibrar, abriéndose una grieta que arrastró a la joven hasta lo profundo.Adolorida por la caída, Kailey no le quedaba más que su ropa mojada y su arma reglamentaria enfundada. Al ponerse de pie, comenzó a caminar en la penumbra. Podía notar el tenue brillo púrpura que adornaba ese frío lugar, y los ruidos de otros seres deambulando por ahí.
Estando alerta, desenfundó su pistola, esperando a lo que se acercaba del otro lado. Algo rugía, había sido detectada.
Pensaba que ya todo terminaría allí, que tan solo era una larga pesadilla y pronto despertaría en la cama de su departamento.
Sea como fuese, el dolor era real, y debía hacer lo único que le quedaba por entonces: sobrevivir por unos segundos más.
El brillo de la criatura era su objetivo, y ella vació su cargador antes de ser alcanzada y derribada contra el suelo.
El impacto la dejó inconsciente, quién sabe cuánto tiempo. Pero al despertar, sintió el peso de aquél ser ya sin vida. Bañada con la sangre fluorescente del monstruo que intentó devorarla, sintió que su cuerpo era diferente. Ella era diferente.
«Me veo al espejo y me doy cuenta de lo diferentes que son las cosas ahora... de lo diferente que soy ahora.»
Al parecer, la criatura se resistió a morir, adueñándose de la piel de la detective. Ella ya no sentía el cansancio ni el dolor, y sus sentidos eran más agudos. Podía ver con claridad el ambiente, pero así también, los restos de sus colegas del departamento de policía.
Se le hizo un nudo en la garganta, resignarse que aquello era real, y que estaba sola en aquél lugar desconocido.
Pero volvió en sí cuando la soledad se vio amenazada por más rugidos en camino. Su mente pensaba en huir de allí, pero sus instintos indicaban hacer lo contrario.
Motivada por su voluntad de sobrevivir y vengarse de sus compañeros caídos, ella se abalanzó contra ellos con una agilidad nunca antes vista. Golpeándolos y quebrando sus extremidades usando hasta la última gota de fuerza. Usando sus partes como armas para clavarlas sobre los demás enemigos.
Una vez que había acabado con el grupo, observó sus brazos envueltos en aquella especie de traje. Quiera o no, era lo que la estaba manteniendo con vida, y debía aprovecharlo para salir de allí. Para regresar a su hogar, y evitar que esos seres alcanzaran la superficie.
Pasaron largos días antes de que ella misma pudiera encontrar una salida. Entre tanto, notaba que no era la primera, ni sería la última en llegar a esa serie de cuevas laberínticas. Edificios, restos de personas, animales y vegetación, completaban el lugar.
Kailey llegaba a pensar que se encontraba en el mismo infierno, o alguna versión retorcida de ello. Algo que parecía tener vida y consumía todo a su alcance. Si supiera el cómo, intentaría detenerlo por su cuenta, pero primero debía alcanzar la salida, y reportar los hallazgos.
Encontrar la luz del sol la llenó de esperanza. Sus nuevas alas, provistas por el traje, la impulsaron a alcanzar la superficie.
Podía sentir la brisa flameando sus mechones de cabello púrpura. Pero la vegetación era diferente, y no había ningún pantano a su alrededor.
La sobreviviente del Vacío estaba lejos de casa.