"Caminando con los Muertos" (Parte II).
Para caminar entre los muertos hay que saber mantener la vista en el frente.
El brujo era tuerto, pero ya no lo es.
Lester, su ave familiar, pertenece a una especie que siempre ha sido bien relacionada con el mundo del más allá. En particular, este cuerpo vino con un set de habilidades extra al respecto que el brujo sabe aprovechar para mantener la guía.
El camino era oscuro, el aire era más denso que los descritos por la IA y el suelo cedía un poco con cada paso que el brujo daba, como compuesto de lodo apelmazado y no del todo firme, recordándole a esos vídeos de Tik Tok de gente jugando con sustancias no newtonianas.
No hubiera podido dar un solo paso si hubiera venido siendo cojo.
La oscuridad impedía ver más allá del alcance de un brazo extendido si se tenía la suerte de poseer alguna clase de luz capaz de resistir a la muerte de todo. Pero para el brujo, cuyo ojo izquierdo fue infectado por el alma del Liche, el paisaje era perfectamente claro.
Tan claro como desolador.
Había cadáveres, por supuesto. Cadáveres que no eran sino el recuerdo fantasmal que aún recubría a aquellas almas más perdidas, que se resistían a creer que, efectivamente, habían muerto.
Era tierra yerma, o lodo no newtoniano yermo más bien, y no había norte ni sur, sólo un amplio paisaje de siluetas desdibujadas en el brillante color de la penumbra, rodeadas de una bruma maloliente o el frío vaho de lo estéril.
— Podría ser peor.
El brujo sabía que el mundo de los muertos podía tomar muchas formas y que esta, precisamente, bien podría clasificarse como una de las más acogedoras que había oído.
— El Espíritu del Inframundo pagano nos guarda, amo. Esperemos que no pierda la llave... —comentó Lester.
#ElBrujoCojo "Caminando con los Muertos" (Parte II).
Para caminar entre los muertos hay que saber mantener la vista en el frente.
El brujo era tuerto, pero ya no lo es.
Lester, su ave familiar, pertenece a una especie que siempre ha sido bien relacionada con el mundo del más allá. En particular, este cuerpo vino con un set de habilidades extra al respecto que el brujo sabe aprovechar para mantener la guía.
El camino era oscuro, el aire era más denso que los descritos por la IA y el suelo cedía un poco con cada paso que el brujo daba, como compuesto de lodo apelmazado y no del todo firme, recordándole a esos vídeos de Tik Tok de gente jugando con sustancias no newtonianas.
No hubiera podido dar un solo paso si hubiera venido siendo cojo.
La oscuridad impedía ver más allá del alcance de un brazo extendido si se tenía la suerte de poseer alguna clase de luz capaz de resistir a la muerte de todo. Pero para el brujo, cuyo ojo izquierdo fue infectado por el alma del Liche, el paisaje era perfectamente claro.
Tan claro como desolador.
Había cadáveres, por supuesto. Cadáveres que no eran sino el recuerdo fantasmal que aún recubría a aquellas almas más perdidas, que se resistían a creer que, efectivamente, habían muerto.
Era tierra yerma, o lodo no newtoniano yermo más bien, y no había norte ni sur, sólo un amplio paisaje de siluetas desdibujadas en el brillante color de la penumbra, rodeadas de una bruma maloliente o el frío vaho de lo estéril.
— Podría ser peor.
El brujo sabía que el mundo de los muertos podía tomar muchas formas y que esta, precisamente, bien podría clasificarse como una de las más acogedoras que había oído.
— El Espíritu del Inframundo pagano nos guarda, amo. Esperemos que no pierda la llave... —comentó Lester.
#ElBrujoCojo