Para cuando Ameria y Xellos abandonaron la biblioteca pública de Valle Sereno, la noche ya estaba cayendo en aquella parte del mundo.
Silenciosos el uno al lado del otro y, aunque juntos, realmente distantes, caminaban por las estrechas calles empedradas de Valle Sereno.
Sus pasos se entremezclaban con el murmullo de los aldeanos quienes se encontraban ocupados en sus últimas rutinas diarias.
Mientras avanzaban, Ameria frunció el ceño en un gesto de profundo pensamiento.
—No puedo evitar preguntarme por qué Lord Valerian decidió ocultar que es solo el alcalde en funciones —musitó Ameria, su voz cargada de curiosidad—. ¿Tendrá algo que ver con la desaparición del alcalde real?