"¿No soy yo, Padre, quien está de nuevo frente a ti?
¿No es esta la voz con la que aún sueñas, por la que aún imploras?
¿Y no son estas, acaso, las manos cuya obra buscabas reproducir,
Cuyas sinfonías desesperadamente necesitabas?
Necesitabas, sí, como el naúfrago necesita del agua,
Como necesita la divinidad de las alabanzas.
Pues tu memoria no alcanzó, pues la nostalgia mucho tergiversó.
Y de tu memoria se había borrado el quien realmente soy yo".
La kantoj de malanimo
