''Derecha, izquierda... Conecta. No fue tan difícil, ¿verdad?''

Lo fue, pero estaba tan apresurada que asentí para darte la razón y tratar de recuperar el aire que perdí por mi poca condición. Aún conservaba cierta inocencia aunque ahora, al mirar atrás, solo quedan restos de ella esparcidos como cenizas en mi memoria.
Respiré hondo, aunque aún era prácticamente una puberta entendía la complejidad en la que tú y yo vivíamos. Fuimos arrastrados por los problemas de nuestras respectivas familias, pese a no ser del mismo vientre nuestro vínculo era fuerte. Para ti, yo era luz, una que asegurabas haber visto en mí alguna vez. Nunca admitías que había errores en mí. No veías sombra alguna.
Me dolían los nudillos. Sacudí las manos, más para disipar la ansiedad que el dolor muscular.

''No quiero ir al extranjero.''
Protesté en seco, pude ver la frustración en tus ojos y el temblor en uno de tus labios, ese tic tuyo que siempre aparecía cuando algo se escapaba de tu control. Tu expresión confirmó mis sospechas, pero no me diste espacio para hablar, apenas para respirar.

'' Tampoco es opcional, además es una buena oportunidad. Te graduarás y tendrás una buena vida. Quizá hasta puedas mantenerme en un futuro.''

Me hiciste creer en un futuro que nunca llegó. Y aunque culparte sería fácil, sé que tampoco sería justo. Aprendí a mentir con elegancia gracias a ti.
Caí de golpe en una de las sillas de plástico del salón, mi errática respiración apenas me dejaba pensar con claridad.

'' Pareciera que te quieres deshacer de mí, Felix. ''
No lo pensé, salió desde el fondo de mis entrañas. Una hemorragia desatada desde mi garganta al quitar una estaca que por mucho tiempo había estado en mi interior.
Te tomó por sorpresa, estoy segura que sabías de dónde venía esa rabieta. En lugar de molestarte, sólo dejaste caer los hombros y te acercaste a tocar mi cabeza con gentileza.

'' Será un tiempo, ¿dudas aún de la palabra de tu hermano? ... ¡Es más!, cada llamada que no pueda responder será el número de boletos que compraré para ir a visitarte. ¿Qué te parece?''

El bufón en ti logró devolverme una sonrisa tenue. Sabía que era mentira, pero agradecí el esfuerzo.

Y ahora, con la distancia de los años, me alegra no haber tomado en serio tus palabras. De haberlo hecho, mi miseria sería aún más profunda, y el eco de tu voz me dolería más de lo que ya me acostumbré a soportar.