Mi nombre es Isolde Valentine. 

Escribo esto en mis últimos momentos de vida, con la esperanza de que algún día, este mundo pueda saber la verdad. La verdad sobre mí, sobre Magnolia Faraday, y sobre lo que todos conocen como "El Día X". 

A lo largo de mi vida, se me ha llamado de muchas maneras. Terrorista, genocida, maníaca, villana, controladora. Es algo con lo que tuve que aprender a vivir. Lo que soy, más que ninguna otra cosa, es una soñadora. He soñado siempre con un mundo en el que el dolor cruel e injustificado no tengan que existir. 

Yo soy la verdadera creadora de Magnolia Faraday, junto a Gabrielle Colton. Si a nadie le suena este nombre, no me sorprende. Sé que la desheredaron cuando intentó revelar los oscuros secretos de su familia y la hicieron callar en una isla al otro lado del mundo. Supongo que esta carta es, en parte, venganza. Contra los Colton, contra el mundo entero. 

Cuando Edward Colton se retiró, muchas cosas cambiaron. Cambios que empezaron en su compañía y crearon el efecto dominó que nos lleva a este momento. En muchos sentidos, el mundo dejó de ser el mismo ese día. 

Magnolia fue reprogramada y reconstruída un mes después de su retiro. La agresiva reducción de costos de la nueva administración nos pegó primero que a nadie, porque Magnolia era, según la nueva mesa directiva, un costoso juguete, el capricho de un par de niñas estúpidas. "Recuperar la inversión", así le llamaron a lo que hicieron con ella. 

Magnolia se convirtió en la cara del Resort Colton y el plan de los directivos salió mejor de lo que esperaban. La gente hacía filas para ver a la que llamaban "La Novena Maravilla del Mundo", "La Muñeca de Metal", y otros tantos repulsivos apodos que le pusieron. 

El Día X... no necesita presentación. La que se sigue considerando la mayor catástrofe en la historia de la robótica, un día infernal que sentó las bases de las leyes sobre los autómatas que aún nos rigen al día de hoy. 

El recuento oficial de los hechos es el siguiente: Magnolia tuvo una falla crítica en su sistema y... asesinó a sangre fría a 27 personas. Turistas, personal del hotel e incluso un miembro de la familia Colton se contaron entre sus víctimas. Después de eso, ella sobrecargó su propio cuerpo y estalló, destruyendo parcialmente el Resort y acabando con la vida de treinta personas más. 

Cincuenta y siete muertos, cientos de heridos y desaparecidos. Todo causado por una robot que sonreía con dulzura, que cuidaba a los niños, que era el deleite de los huéspedes.

La noticia impactó al mundo entero. Parecía una pesadilla, una historia de terror. Teorías de todo tipo surgieron, decían los rumores que la familia Colton escondía algo, que fue obra de una operación gubernamental secreta, o de agencias extranjeras.

La verdad sobre ese día es... más simple. Y, quizás, más cruel.

Cuando Magnolia fue reconstruída para trabajar en el Resort, se nos dio una lista específicas de cómo debía comportarse y lucir. Una de ellas, era... 

... 

Magnolia debía ser capaz de complacer sexualmente a sus clientes. 

No importa cuánto tiempo pase, pensar en ese momento, leer eso en la carta del Conglomerado Colton, no deja de ser horriblemente doloroso. Miré a Magnolia después de leer eso, miré sus ojos violetas, su gesto de preocupación.

"¿Qué dice la carta, mami?"

Isolde Valentine murió ese día. Morí el día en el que el mundo me la arrebató. 

Reconstruir a Magnolia nos tomó un mes más de lo acordado porque recordar esas malditas palabras me llenaba de ira, de impotencia, de asco. Vomitaba con frecuencia al trabajar, al diseñar el cuerpo con las especificaciones que nos pidieron. Perdí peso dramáticamente y estuve a punto de morir en más de una ocasión. Ojalá hubiera muerto

"Buenos días, Madame Isolde".

Dejé de ser "mamá". Ella dejó de sonreír. 

Intenté quitarme la vida varias veces después de que Magnolia se fue de mi vida. Me mudé, intenté olvidarla, dejar atrás al mundo entero. Nada funcionó. 

Entonces... dos días antes del "Día X", recibí un paquete anónimo. Un DVD sin rótulo.

Era un video. Estaba Magnolia. Estaban los miembros de la mesa directiva, junto a algunas celebridades importantes, amigos de la familia, poderosos. Lo que hacían en el video no necesito ni quiero describirlo.

Lo vi... no sé cuántas veces seguidas. Dejé que me destruyera. Que hiciera de mi pecho un vacío, que rompiera mi alma en mil pedazos. Lo vi y no aparté la mirada. Lo vi la verdadera cara de hombres amables que se decían mis colegas, vi la verdadera cara de la humanidad. 

Entré al Resort Colton el XX de XXXX a las siete de la mañana. Llevaba un arma que pertenecía a mi padre. 

Magnolia no mató a esas 27 personas. Fui yo. 

El Instituto Colton escondía un reactor de energía experimental basado en un diseño de mi autoría, ubicado en el sótano. Richard Colton intentó sobrecargarlo y destruir la evidencia de lo que habían hecho con mi hija, y de la forma en la que ese Reactor atentaba contra... el mundo mismo. 

Magnolia entró al cuarto del reactor cuando estaba a punto de alcanzar su masa crítica. Lo selló por dentro, me miró por la ventana. 

"Gracias, mamá".

El reactor estalló, pero Magnolia logró contener la mayor parte de la energía. Perdió la vida. Perdí a mi hija. Perdí todo. De nuevo. 

Sin la intervención de Magnolia, quién sabe cuántas personas habrían muerto ese día. Miles, quizás. Y sin embargo, la historia ha decidido retratarla como un monstruo, como una criatura asesina, como un objeto. 

Por favor. Si estás leyendo eso, sólo una cosa pido de ti. Ódiame, ódiame con todas tus fuerzas, maldice mi nombre si eso quieres. Pero recuerda una cosa.

Magnolia Faraday es inocente. Lo único, la única cosa de la que ella es capaz, es de amar.