NOMBRE: Alejandro Zeppeli
EDAD: 25
OCUPACIÓN: Mercenario
ALTURA: 1.82 m
HISTORIA
Cuando su hogar fue destruido por un grupo paramilitar, Alejandro entendió una lección brutal: la moralidad es un concepto moldeable, y el poder define qué es correcto y qué no. No buscó venganza de inmediato; en su lugar, perfeccionó su puntería, se convirtió en un fantasma en los campos de batalla y vendió sus habilidades al mejor postor. Se hizo un nombre en el mundo de los mercenarios, siendo reconocido como un francotirador de precisión quirúrgica.
Sin embargo, lo que lo distinguía de otros asesinos a sueldo era su código. Alejandro portaba consigo un viejo reloj de bolsillo, heredado de su madre. Pero este no marcaba la hora convencional. En su lugar, el reloj tenía dos manecillas: una negra y una dorada, que él interpretaba como los indicadores de su propia brújula moral. Antes de aceptar un trabajo, giraba la corona del reloj, y observaba el resultado. Si la manecilla negra predominaba, significaba que el objetivo no merecía morir… pero si la dorada tomaba la ventaja, el disparo era inevitable.
Muchos pensaban que su código era solo una excusa para justificar sus asesinatos, pero Alejandro lo veía como un pacto con su propia conciencia. No mataba por placer, sino por equilibrio. En su mente, no era un juez ni un verdugo, sino una herramienta del destino, una mano invisible que corregía el caos del mundo a través de la mira de su rifle.
Algunos lo consideraban un sicario filosófico, otros un loco con un fetiche por el azar. Sin embargo, su puntería perfecta y su extraña lógica le aseguraron contratos con gobiernos, mafias y organizaciones de toda índole. Nunca traicionaba su palabra, pero su reloj siempre tenía la última decisión.