La profesora de oratoria tiene claro que las palabras no son un problema para Ivory. He allí la razón por la que tomó la manía de poner a la quimera a defender las posturas más insostenibles y ridículas cada vez que practican un debate.

Parado en frente del pizarrón, con una expresión que deja en evidencia cuanto arde en deseos de ser atropellado por un ómnibus en ese mismo momento, Ivory aguarda en silencio mientras su compañera y adversaria se alarga más de lo que toda la clase, profesora incluida, quisieran.

👧🏻 : — Estimados miembros del jurado, honorables compañeros y público presente, me encuentro hoy aquí para defender una idea que, aunque pueda parecer simple, tiene un impacto profundo y duradero en el desarrollo de nuestros niños: el uso de los cuentos de hadas en la educación básica.

Desde tiempos inmemoriales, los cuentos de hadas han sido transmisores de sabiduría, valores y principios esenciales que han acompañado a generaciones de jóvenes en su proceso de aprendizaje. Lejos de ser meras fantasías, estos relatos poseen una estructura única que permite a los niños explorar su imaginación, identificar el bien y el mal, y reflexionar sobre temas como la justicia, la valentía, el sacrificio y la empatía.

Cuando hablamos de educación, no debemos limitarnos únicamente a la transmisión de conocimientos académicos. La educación integral debe abordar también el desarrollo emocional, social y ético de los niños. Y es precisamente aquí donde los cuentos de hadas juegan un papel fundamental. A través de personajes míticos y situaciones extraordinarias, los niños aprenden lecciones valiosas sobre cómo afrontar los desafíos, cómo superar el miedo y cómo tomar decisiones responsables.

Además, los cuentos de hadas fomentan el amor por la lectura, desarrollan la creatividad y ayudan a mejorar el vocabulario, habilidades lingüísticas esenciales que sientan las bases para un aprendizaje más profundo en todas las áreas. Al exponer a los niños a estos relatos, no solo les ofrecemos un refugio de fantasía, sino también las herramientas para comprender mejor el mundo que los rodea.

Por todo esto, creo firmemente que los cuentos de hadas no solo tienen cabida en nuestras aulas, sino que deben ser un pilar en la formación de nuestros futuros líderes, pensadores y seres humanos empáticos. Gracias.

 

La mitad de la clase está dormida, la otra tontea con el teléfono móvil.

 

👩🏫: — Bien, excelente exposición, señorita Kramer. Ahora, Ivory, es su turno para rebatir. Recuerde que debe defender la postura contraria… —hace una pausa para revisar sus notas y, con una sonrisa traviesa, añade— Usted argumentará a favor de la prohibición de los cuentos de hadas en la educación infantil.

Ivory entorna los ojos, dejando escapar un suspiro dramático mientras se aparta del pizarrón, avanzando un paso, y se cruza de brazos.

🐇: — Voy a hacer que me reprueben.

👩🏫: — Adelante.

Ivory se toma su tiempo. Ladea la cabeza, observa a su compañera con expresión pensativa y, cuando por fin habla, su voz es calma, casi tediosa.

🐇: — Señorita Kramer, su exposición ha sido conmovedora, casi digna de una historia de hadas, lo cual, en este caso y juzgando por la audiencia, juega en su contra. Dice que los cuentos son esenciales para el desarrollo emocional y moral de los niños, que les enseñan valores, creatividad y esperanza. Pero permítame preguntarle… ¿ha considerado los daños irreparables que estas historias pueden causar en sus frágiles mentes?

👧🏻: —¡Por supuesto que sí! Es más, no hay tales daños. ¡Los cuentos de hadas son positivos!

Ivory arquea una ceja, con la paciencia de quien está por lanzar un golpe certero.

🐇: — Entonces dígame, ¿qué mensaje recibe un niño cuando le enseñan que una mujer debe esperar a ser rescatada por un príncipe? ¿Que el sufrimiento, la sumisión y la espera son recompensadas con amor? ¿O qué hay de esos cuentos donde los personajes buenos siempre son bellos y los malos deformes y oscuros? ¿Qué dice eso sobre la forma en que los niños aprenden a juzgar a los demás?

La clase murmura. Kramer parpadea, abriendo y cerrando la boca sin encontrar palabras.

👧🏻: — Eso es una interpretación exagerada.

🐇: — ¿Es exagerado? Pensemos en La Bella y la Bestia. Una niña es secuestrada por un sujeto claramente mayor, aislada de su familia, induciéndose a un síndrome de Estocolmo por la sola necesidad de sobrevivir… ¿y qué pasa? Terminan juntos, enamorados, un final feliz. ¿Es esa la clase de imagen que queremos grabar en la mente de un niño sobre el mundo?

👧🏻: — ¡Pero la bestia cambia! ¡Por eso Bella lo ama!

🐇: — Claro, cambia de traje. De bestia a príncipe y ¿todo queda perdonado?

Las risas contenidas en la clase hacen que la profesora le dedique una mirada de advertencia. Ivory suspira y levanta una mano en señal de tregua.

🐇: — No me malinterpreten. No digo que los cuentos sean un horror absoluto, pero ¿acaso no sería más sensato dejar de llenarle la cabeza a los niños con lobos disfrazados de abuelitas y chicas besadas mientras duermen, y en su lugar darles historias donde la magia no sea excusa para el abuso y la desigualdad?

Kramer resopla, visiblemente frustrada.

👧🏻: —¡Los cuentos evolucionan! ¡Hoy en día hay versiones modernas que enseñan mejores valores!

Ivory se encoge de hombros con fingida indiferencia.

🐇: — Entonces estamos de acuerdo en que las versiones antiguas son un problema. ¿Quién y bajo qué criterios decidirá cuál cuento es bueno para el desarrollo de los niños, y cuál no? ¿No sería más fácil omitirlos hasta que los niños tengan la capacidad de decidir por si mismos, sin imposiciones forzadas, y dejar de lado todo lo dañino?

Ivory maneja la audiencia, una vez más. Sus compañeros se exaltan aún más cuando el conejo les da protagonismo y ofrece autonomía.

La profesora sonríe, satisfecha.

👩🏫: —Muy bien, suficiente por hoy. Ivory, felicidades, ha hecho un excelente trabajo defendiendo una postura imposible. Kramer, sus argumentos fueron sólidos, pero debe aprender a controlar sus emociones.

Ivory no se queda a recibir las felicitaciones. Gruñe por lo bajo y se deja caer en su asiento, apoyando la cabeza en el pupitre con dramatismo.

🐇: — Odio esta clase.