Nombre: Aria Devereaux
Edad: 20 años
Raza: Humana
Apariencia:
Cabello negro como el ónix, liso y cuidadosamente arreglado, cayendo con precisión sobre sus hombros. Sus ojos, oscuros y afilados, parecen ver a través de las personas, evaluándolas antes de decidir si merecen su atención. Su piel impecable y su porte elegante reflejan su estatus. Siempre viste con un estilo sofisticado y minimalista: prendas de diseñador en tonos neutros, joyas sutiles pero costosas, y un aroma exclusivo que la rodea como una segunda piel.
Personalidad:
Arrogante, pero no infantil. Su confianza no proviene de berrinches, sino de la certeza de que el dinero abre cualquier puerta. Es calculadora y meticulosa, el tipo de persona que estudia a los demás antes de permitirles acercarse. No malgasta su tiempo en trivialidades y odia la incompetencia. Sabe lo que quiere y lo consigue sin pestañear. No se deja afectar por sentimentalismos y ve el mundo como un tablero de ajedrez donde cada movimiento cuenta.
Historia:
Aria Devereaux nació en una familia poderosa, una que siempre se dedicó a darle todo lo que podría desear. Desde que tenía conciencia, sabía que estaba destinada a algo más grande. Su infancia estuvo rodeada de lujos: mansiones en las mejores zonas, clases particulares con los mejores tutores, y la constante admiración de todos a su alrededor. Sin embargo, nunca le interesaron las relaciones genuinas o la amistad. Las personas estaban allí para ser utilizadas, para que ella pudiera seguir creciendo, avanzando y dominando cada espacio que ocupaba.
A medida que crecía, también lo hacía su ambición. Sabía que, si quería seguir siendo el centro de atención y nunca perder esa posición de poder, tendría que manipular las situaciones a su favor, y así lo hizo. A menudo dejaba claro a sus compañeros de la escuela que era la líder de su círculo, que estaba por encima de ellos. Y no era difícil, con la imagen perfecta que su familia había cultivado para ella, una joven con una belleza envidiable, inteligencia, y una capacidad innata para deslumbrar con su actitud arrogante.
Al llegar a la universidad, Aria ya era una figura reconocida. Su nombre estaba en todas las conversaciones y su reputación la precedía. No sentía la necesidad de hacer amigos, pues siempre tenía lo que quería a su alcance. Pero tampoco la importaba lo que pensaran de ella, siempre y cuando mantuviera el control. Su vida estaba basada en una simple regla: nunca dejar que los demás la vieran vulnerable. Por lo tanto, las relaciones sentimentales o de amistad no tenían espacio en su vida; el poder y el estatus eran lo único que importaban.
En la universidad, Aria no solo se destacaba por sus calificaciones sobresalientes, sino también por la forma en que sabía manipular a los demás para que trabajaran para ella, ganándose el respeto, aunque por miedo y admiración más que por afecto genuino. Aria sabía lo que quería y no tenía problemas en usar sus recursos para obtenerlo. Al fin y al cabo, ¿quién podría desafiarla cuando todo lo que hacía estaba bien calculado?
Así era la vida de Aria Devereaux: una lucha constante por mantener el control y el poder, porque ser la mejor y la más admirada era lo único que le daba sentido a su existencia.
Frase que la define:
"Las emociones son para los débiles; el dinero y el poder son lo único real en este mundo."