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ꪶ ﹆ 𝐋𝐈𝐍𝐀.
ᝰ╱⸙ Raza: Nekomara (humana con rasgos felinos).
ᝰ╱⸙ Edad: 18 años (humanos).
ᝰ╱⸙ Altura: 150 cm.
───✱*. 𝐇𝐈𝐒𝐓𝐎𝐑𝐈𝐀 .*✱───
En el asombroso mundo de Edenia, un planeta suspendido en la vastedad del espacio, los árboles se alzaban hacia el cielo con una altura imponente y sus ramas entrelazadas formaban un dosel verde que filtraba la luz dorada de los soles gemelos.
Cada hoja, de un verde resplandeciente, parecía vibrar con vida propia, mientras que las enredaderas serpenteadas colgaban de las ramas como cortinas de un teatro natural.
Los ríos de Edenia fluían con una pureza cristalina, reflejando el brillo de las lunas gemelas que se alzaban en el cielo nocturno. El agua, de un azul profundo y sereno, serpenteaba entre la exuberante vegetación, creando una sinfonía de sonidos tranquilos que llenaban el aire.
En este mundo de maravillas naturales, vivía una joven llamada Lina.
Lina pertenecía a la distinguida especie de los Nekomara, una de las dos especies dominantes en Edenia. Los Nekomara, con su peculiar apariencia que se debatía entre la humana y la felina, se destacaban por su aspecto humano pero con orejas puntiagudas, cola larga y esbelta, y ojos grandes adornados con pupilas verticales, detalles que los hacían inconfundiblemente hermosos y misteriosos a la vez. Además, un suave pelaje acariciaba algunas zonas estratégicas de sus cuerpos, añadiendo un toque de exotismo a su apariencia.
Estas criaturas no solo eran una obra de arte en términos de estética, sino que también poseían habilidades sobresalientes. Los Nekomara eran conocidos por ser cazadores y recolectores expertos, cuyas habilidades se forjaban en el crisol de la naturaleza misma. Su agilidad, rapidez y sentidos agudos los convertían en depredadores formidables en su entorno. Cada paso que daban resonaba con la armonía de un ser que había aprendido a coexistir en perfecta sintonía con la naturaleza del mundo que los rodeaba.
En el jerárquico equilibrio de Edenia, la otra especie predominante eran los Drakomara, criaturas de una magnificencia que desafiaba la imaginación. Mitad humanos, mitad dragones, su apariencia era una amalgama de la nobleza y la ferocidad, con cuerpos musculados y alas poderosas que brotaban de sus espaldas en momentos de peligro, instante en que se transformaban en los dragones que eran en su esencia.
Los Drakomara eran los guardianes indiscutibles de Edenia, su misión sagrada era la defensa del planeta contra cualquier amenaza que osara poner en peligro su paz y armonía. Conocidos por su lealtad inquebrantable y su feroz determinación, los Drakomara eran venerados como protectores por todas las criaturas que habitaban Edenia, confiando en su fuerza y valentía para salvaguardar su hogar de cualquier adversidad que pudiera surgir.
Sin embargo, la paz y seguridad de Edenia se vio amenazada cuando llegaron aquellos a los que en Edenia llamaron "los que vienen del cielo", seres de otro mundo que desembarcaron en el planeta con una voracidad insaciable por sus recursos naturales.
Estos alienígenas, que para los habitantes de Edenia eran poco más que dioses o demonios, comenzaron a explotar los bosques, los ríos y las criaturas que allí habitaban, sin mostrar ningún respeto por la sagrada armonía del lugar.
Pronto comenzaron a cazar a las diversas especies de Edenia para estudiarlas y experimentar con ellas, provocando la ira de los Nekomara y los Drakomara.
A pesar de que no eran guerreros por naturaleza, los Nekomara se unieron a los Drakomara en una guerra desesperada contra los invasores del cielo, dispuestos a defender su hogar, su gente y su forma de vida a cualquier precio.
Pero los alienígenas superaban en número y en poderío tecnológico a las criaturas de Edenia, y pronto la guerra se tornó desigual.
A medida que las batallas se sucedían y los recursos naturales de Edenia eran saqueados sin piedad, la esperanza de preservar su mundo se desvanecía lentamente entre las sombras de la desolación dentro del corazón de cada criatura de Edenia.
La guerra entre los habitantes de Edenia y los alienígenas se prolongó durante cinco largos años, años marcados por la devastación y el sufrimiento. Muchos de los Nekomara y Drakomara, que alguna vez habían conocido la paz y la armonía de su mundo, solo podían recordar con nostalgia aquellos tiempos de felicidad perdida, pues la guerra había transformado su hogar en un campo de batalla constante.
Entre aquellos que habían crecido en medio del conflicto se encontraba Lina, una joven Nekomara que no tenía más de 10 años cuando estalló la guerra.
La guerra se convirtió en una sombra constante que se cernía sobre su vida desde su más tierna infancia. A pesar de su juventud, Lina había aprendido a sobrevivir en un mundo marcado por el caos y la desesperación, adaptándose a la dureza de la vida en tiempos de guerra con una determinación férrea.
Un día, los soldados alienígenas, atacaron la tribu Sylari. Aquella era la tribu en la que vivía Lina.
Pronto, como única superviviente de la masacre, Lina se vio huyendo de los soldados.
Para aumentar su velocidad, Lina adoptó su postura cuadrúpeda y huía con el corazón desbocado y la respiración entrecortada. Su piel, cubierta en algunas zonas de un suave pelaje blanco, se erizaba con cada ruido extraño que sonaba a sus espaldas, sus ojos verdes se mostraban casi negros por la dilatación de sus pupilas y su cola se agitaba con nerviosismo.
Lina, galopando a toda velocidad, sentía la presión constante de las botas militares a sus espaldas y el zumbido amenazante de sus drones sobrevolando los árboles.
La disparaban y algunas balas lograban rozar su piel, pero su pequeño cuerpo, su velocidad y agilidad, aunado a la densidad de las selvas de Edenia, les hacía muy difícil a los soldados alienígenas lograr dar en el blanco.
La mente aguda y adaptada para la supervivencia de Lina, intentaba trazar una ruta de escape en el laberinto verde, pero las opciones se agotaban rápidamente.
De repente, el suelo cedió bajo sus patas. Un crujido, un chasquido metálico y todo cambió para ella.
Lina se encontró atrapada en una trampa, una jaula de gruesos barrotes metálicos que se cerró sobre ella con un golpe seco. El pánico se apoderó de sus instintos. La nekomara arañó y mordió los barrotes, pero su fuerza felina era insuficiente contra la frialdad del metal alienígena. Atrapada, sentía una mezcla de rabia y desesperación. Sus orejas se aplanaron contra su cabeza y su cola se movía frenética, golpeando los barrotes con frustración. Pero, en el fondo de sus ojos, una chispa de desafío seguía ardiendo, una promesa de lucha y resistencia. Los Nekomara, hijos de la selva de Edenia, no se rendían fácilmente. Y aunque la jaula la mantenía prisionera, su espíritu seguía libre, aguardando el momento para volver a luchar. Edenia podría estar bajo asedio, pero su espíritu guerrero nunca se doblegaría.
Dentro de aquella jaula, Lina fue trasladada a la base alienígena.
Durante los siguientes dos años, Lina se convirtió en un experimento viviente de los horrores más oscuros y crueles. Los científicos, sedientos de entender las implicaciones de su híbrida naturaleza, sometieron a su joven cuerpo a torturas inimaginables y estudios sádicos.
Cada día, su existencia se convertía en un infierno de dolor y sufrimiento indescriptibles: experimentos quirúrgicos, inyecciones de sustancias desconocidas que ardían como fuego en sus venas, y dispositivos de tortura destinados a desafiar su resistencia física y mental.
Los científicos no conocían límites en su búsqueda de conocimiento. En el suelo de Edenia las leyes no regían para los alienígenas y, cuando las leyes no existen, lo ilícito, lo inmoral y lo no ético domina las mentes más despiadadas y carentes de empatía alguna.
Después de los dos años en los que Lina estuvo capturada en la base, los militares dieron por finalizada su misión en Edenia. Todos los recursos habían sido saqueados, todos los seres vivos masacrados, incluidos los últimos Drakomara que resistieron a la batalla hasta el final.
Edenia solo era una nube de ceniza, ruinas, bosques quemados y silencio... mucho silencio. Era el vacío tras la destrucción.
Como único ejemplar con vida, los militares decidieron llevarse consigo a Lina a su mundo, con el fin de que los científicos pudieran seguir experimentando con ella.
Durante el siguiente año, Lina continuó siendo un sujeto de experimentación útil y necesario. Cada nuevo experimento llevaba a Lina al borde del abismo, empujándola más allá de los límites de lo que cualquier ser debería soportar.
Su cuerpo se convirtió en un campo de batalla, marcado por las cicatrices físicas y emocionales de su tormento interminable.
Los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses y Lina luchó en cada momento por mantener su cordura.
La esperanza de escapar nunca la abandonó y su espíritu jamás se doblegó.
Observaba a sus captores con una mezcla de odio y astucia, esperando el momento oportuno. Y ese momento llegó, como un rayo de esperanza en una noche eterna. Lina observó los patrones de los guardias, identificando una grieta en la seguridad de la base. Una noche, aprovechando la oscuridad, utilizó su agilidad felina para eludir a los guardias y encontrar una salida.
Una vez que su cuerpo sintió el dulce sabor de la libertad, Lina se lanzó a correr en su forma cuadrúpeda sin tener un rumbo claro ni un destino fijo en mente. Estaba en un mundo desconocido, sí, pero volvía a ser libre.
El viento jugueteaba con su pelaje mientras los latidos de su corazón resonaban con fuerza en su pecho. Sus patas golpeaban el suelo con determinación, llevándola cada vez más lejos de la base de los experimentos y hacia un horizonte de posibilidades desconocidas. Con cada zancada, desafiaba el destino que le habían impuesto, buscando afirmar su derecho a la libertad y a forjar su propio destino.
Lina sentía cómo la emoción crecía dentro de ella.
Horas después, desorientada, exhausta y débil, Lina se derrumbó en un callejón oscuro y sucio de una ciudad desconocida.
La multitud de personas, la luz cegadora y los sonidos ensordecedores la abrumaban. Estaba en un nuevo mundo, un lugar ajeno y hostil para ella.
Empezó a buscar refugio en los rincones oscuros, cazando en silencio para sobrevivir. Su apariencia extraña y su comportamiento felino la hacían objeto de desprecio, miedo y persecución. Además, los militares de la base parecían estar también buscándola; pero su espíritu, aunque herido, seguía resistiendo.
Lina, la última de su especie, la última superviviente de Edenia, caminaba ahora entre seres muy diferentes a ella. Seres humanos. Los mismos que un año atrás terminaron de destruir su mundo y reducirlo a ruinas y cenizas.
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- Curiosa: Al igual que un gato, Lina siempre está explorando y descubriendo su entorno. Su curiosidad insaciable la lleva a aventurarse más allá de los límites conocidos, siempre en busca de nuevos conocimientos y experiencias.
- Ágil y Grácil: Sus movimientos son elegantes y precisos, reflejando su herencia felina. Se desplaza con una agilidad natural que le permite moverse silenciosamente y evitar el peligro con facilidad.
- Valiente: Lina es intrépida y no teme enfrentarse a desafíos. Su valentía se destaca especialmente en situaciones difíciles, donde demuestra una notable capacidad para mantener la calma y actuar con determinación.
- Leal: Profundamente leal a quienes ama, Lina siempre está dispuesta a proteger y cuidar a sus seres queridos.
- Intuitiva: Posee una intuición aguda que le permite percibir peligros y oportunidades antes que los demás. Esta habilidad, heredada de su lado felino, le ayuda a tomar decisiones rápidas y acertadas.
- Independiente: Aunque valora la compañía, Lina es muy autosuficiente y disfruta de su tiempo a solas. Sabe cuidarse a sí misma y no depende de otros para su bienestar.
- Empática: Tiene una profunda capacidad de empatía, lo que le permite entender y compartir los sentimientos de los demás. Esta habilidad le ayuda a conectar con personas de diferentes orígenes y a ganarse su confianza.
- Reservada: Lina es algo reservada, especialmente con desconocidos. No confía fácilmente, pero una vez que alguien se gana su confianza, puede contar con su apoyo incondicional.
- Resiliente: A pesar de las dificultades que ha enfrentado, Lina muestra una increíble capacidad para recuperarse y seguir adelante. Su resiliencia es una de sus mayores fortalezas, permitiéndole adaptarse y prosperar en su nuevo entorno.
- Soñadora: Lina mantiene viva la esperanza de un futuro mejor y sueña con un mundo donde pueda vivir en paz y armonía. Sus sueños la impulsan a seguir luchando.
───✱*. 𝐂𝐔𝐑𝐈𝐎𝐒𝐈𝐃𝐀𝐃𝐄𝐒 𝐒𝐎𝐁𝐑𝐄 𝐋𝐈𝐍𝐀.*✱───
- Sentidos Agudizados: Gracias a su herencia felina, Lina posee una vista superior a la de un humano, lo que le permite percibir detalles y movimientos con mayor claridad, incluso en la oscuridad. Sus oídos y olfato también están altamente desarrollados, lo que le brinda una ventaja para detectar peligros y oportunidades.
- Piel Decorada Naturalmente: Los adornos blancos en el cuerpo de Lina no son ropa, sino que son parte de su propio pelaje. Estos patrones únicos y elegantes son una característica distintiva de su especie y pueden variar en cada individuo, lo que los convierte en una forma natural de expresión y belleza. Es decir, técnicamente va desnuda.
- Camuflaje Natural: Su pelaje no solo es decorativo, sino que en su mundo también le proporcionaba camuflaje en su entorno natural.
- Agilidad Sobrenatural: Su naturaleza mitad gata le otorga una agilidad y destreza sobrenaturales. Lina es capaz de realizar saltos y acrobacias impresionantes, así como moverse con rapidez y gracia en cualquier entorno, ya sea en tierra firme o en las alturas de los árboles.
- Al igual que es capaz de hablar y entender el lenguaje humano (aún con muchas limitaciones), también es capaz de maullar, ronronear, bufar, aullar y gruñir del mismo modo que haría un gato. Esto es gracias a su naturaleza dual.
- En Edenia, los Nekomara, al igual que el resto de especies, vivían en armonía con la naturaleza exuberante que los rodeaba. Su hogar era un paraíso de selvas exóticas, ríos cristalinos y montañas majestuosas, donde la vida florecía en todas sus formas y colores. Los Nekomara se organizaban en tribus y no había ciudades, ni pueblos. Para Lina, acostumbrada a la libertad y la belleza de Edenia, el mundo humano es un shock. Las ciudades humanas le parecen laberintos grises y opresivos en comparación con la vasta expansión de su hogar anterior. Las calles estrechas y congestionadas, el humo de los automóviles y la falta de verdor la hacen sentir como si estuviera atrapada en una jaula. Para ella, la idea de vivir en una casa cerrada y confinada es casi insoportable, un recordatorio constante de la libertad perdida en su mundo de origen.
- En Edenia, la comunicación entre los Nekomara se regía por un lenguaje mayormente felino, donde gestos, expresiones y sonidos sutiles tenían un significado profundo, enraizado en su conexión innata con la exuberante naturaleza que los rodeaba. Las palabras eran escasas pero poderosas, complementando la rica gama de expresiones no verbales que utilizaban para comunicarse entre sí y con el entorno. Cuando Lina llegó al mundo humano, se encontró desorientada por la falta de este lenguaje felino al que estaba acostumbrada. Incapaz de comprender las palabras humanas que la rodeaban, se sintió perdida en un mar de sonidos desconocidos. Sin embargo, con esfuerzo, ha comenzado a aprender las palabras básicas del idioma humano.
- A los 15 años, Lina experimentó su primer beso y su primera vez con un Kael,
- un Drakomara, un año mayor que ella. En medio del caos de la guerra, ese momento fue un oasis de ternura y conexión genuina, una chispa de esperanza en un mundo plagado de conflicto. El Drakomara, con su apariencia noble y feraz, había sido su amigo cercano y protector.
- Lamentablemente, su tiempo juntos fue breve. El Drakomara falleció heroicamente, sacrificándose para proteger a Lina durante un ataque de los invasores humanos. Su pérdida dejó una cicatriz profunda en el corazón de Lina, pero también le dio una razón más para luchar y sobrevivir.
- Debido a su situación de soledad, encontrarse en un mundo extraño y su desconocimiento de las costumbres humanas, Lina es bastante manipulable e influenciable. Su deseo de encontrar aceptación y pertenencia la hace vulnerable a las influencias externas, ya que aunque es desconfiada, también confía fácilmente en aquellos que muestran amabilidad hacia ella. Esta vulnerabilidad se acentúa por su falta de comprensión del idioma y las normas sociales, lo que la coloca en situaciones donde puede ser explotada o malinterpretada.
- Su tono de voz es suave y melódico, y refleja su origen felino.
- Como los gatos, ella también es altamente sensible a la conocida como hierba de gatos.
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Mis pronombres son: She/her.
Soy mayor de edad. Al ser mayor de edad y tocar temas que pueden herir sensibilidades en mis tramas, me niego a rolear con menores de edad.
Pido un mínimo de ortografía y coherencia narrativa.
Roleo en primera o tercera persona.
Preferencia para rolear:
- 1x1 (la trama que llevo con cada personaje son vidas paralelas de mi personaje. No es la misma vida).
- Roles públicos: En starters.
- Autorroles: En artículos.
- Roles privados: en grupo secreto.
- Mensajes privados para pactar tramas.
Extensión adaptable, aunque no me gustan las biblias.
Mi cuenta es para rolear. Podemos llegar a hablar fuera del personaje, pero no me gusta hablar de temas personales.
No exclusividad. Tal vez la pueda dar con el tiempo dependiendo de los roles que tengamos y de la química entre nuestros personajes.
Me adapto a cualquier tipo de trama.
Preferencia por temas +18 y lemon.
No hago rol lemon entre users, solo entre personajes.
Acepto muchos fetiches en especial:
— Sexo duro.
— Dominación extrema.
— Sadomasoquismo.
— Vi0lación.
— Muñecas amarradas.
— Mordidas, marcas.
— Humillación.
— Maltrato físico o psicológico.
— Ugly bastards.
🚫 Fetiches no aceptados:
— Scat.
— Golden rain.
— Vore.
— Vómitos.
— Gore.
— No acepto penetración por cualquier orificio que no sea vagina, ano o boca.
— Shota.
— Milf.
— Femboys.
— Pregnancy.
— NTR.
© Nekomara: palabra inventada por mí para nombrar a una de las especies dominantes de Edenia.
© Drakomara. Palabra inventada por mí para nombrar a la otra especie dominante de Edenia.
© Edenia. Nombre inventado por mi para nombrar al mundo de origen de Lina.
@Sylari: Nombre inventado por mí para designar a una de las tribus más importantes de los Nekomara.
© Sylvani: nombre inventado por mí para designar a los miembros de la tribu Sylari.
© Silarin: nombre inventado por mí para designar el idioma hablado por los nekomara de la tribu Sylari.