PRIMER CICLO
Del 31 de diciembre al 31 de enero Formación divina
- Duración: 1 mes.
Desarrollo del bebé:
La esencia divina del bebé comienza a formarse. El feto no tiene un cuerpo completamente físico, sino que está envuelto en un aura resplandeciente [Destellos plateados] que combina la energía vital de Hebe (diosa de la juventud) y la oscura pero poderosa esencia de Zagreo (príncipe del inframundo).
En este ciclo se forjan los aspectos únicos del bebé: su inmortalidad, su conexión con el Inframundo, y su vínculo con la juventud y renovación.
Cambios en Hebe
Su vientre permanece plano, aunque hay un leve brillo dorado en su piel como señal de su embarazo. Su energía rejuvenecedora parece más intensa, lo que simboliza el inicio de una nueva vida.
SEGUNDO CICLO
(Del 1 de febrero al 1 de marzo) Crecimiento físico y espiritual
- Duración: 1 mes.
Desarrollo del bebé:
El cuerpo físico del bebé comienza a formarse, mezclando los rasgos luminosos y rejuvenecedores de Hebe con los oscuros y enigmáticos de Zagreo. El alma del bebé, uniendo las fuerzas del Olimpo y el Inframundo, se fortalece.
Durante este ciclo el bebé emite un pulso de energía que puede percibirse tanto en el Olimpo como en el Inframundo.
Cambios en Hebe:
El vientre de Hebe comienza a redondearse, mostrando los primeros signos visibles de embarazo. Su aura juvenil se mezcla con un ligero matiz sombrío, representando la influencia de Zagreo y su herencia del Inframundo.
TERCER CICLO:
(Del 2 de marzo al 23 de marzo) Preparación para el renacimiento divino.
- Duración: 21 días.
Desarrollo del bebé:
El bebé alcanza su plenitud divina. Su cuerpo físico está completamente formado, y su alma brilla intensamente, mostrando la perfecta unión de las dos naturalezas opuestas: la vitalidad del Olimpo y el misterio del Inframundo.
Cambios en Hebe
Su vientre está plenamente redondeado y radiante. El aura que la rodea mezcla luz dorada (juventud y vitalidad) con un resplandor plateado rojizo (herencia del Inframundo).
Hebe siente el vínculo profundo con su hijo, percibiendo sus poderes incluso antes del nacimiento.
Nacimiento
(23 de marzo, equinoccio de otoño)
El bebé nacería en un momento de equilibrio perfecto entre luz y oscuridad, simbolizando su naturaleza única como hijo de dos mundos opuestos. El equinoccio de otoño marca su destino como un ser destinado a traer armonía entre lo luminoso y lo sombrío, entre el Olimpo y el Inframundo.